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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Rōga tuvo un pequeño sobresalto cuando la kunoichi pateó al condenado y desvalido clon. Luego, le escuchó hablar, pero el Yotsuki no pareció procesar en ese instante las palabras de Ranko. Parecía absorto, hasta que luego sacudió la cabeza.

—¡Eso es!— Se acercó a la kunoichi y la tomó de las hombros. —¡Lo recuerdo! La patada, recuerdo la patada cómo si me la hubieses dado a mí— Empezó a zarandearla con vehemencia mientras él sonreía de oreja a oreja hasta que finalmente la soltó. —Es, es extraño... Lo siento, creo que me emocioné— Rió nervioso.

Era una técnica increíble. Por simple que pudiese ser, le fascinaba en demasía los efectos de la misma. ¿Por qué se maravillaba con un jutsu si siempre había sido testigo de cosas aún más increíbles? Quizás era su curiosidad natural, ya que a su edad aún estaba en una época donde el deseo de conocimiento le parecía atractivo. No se limitaba a aprender la técnica y ya, sentía la necesidad de descubrir el funcionamiento de las mismas.

—Oeh, mencionaste que alguien de tu aldea también usaba nintaijutsu de raiton. ¿Era también del clan Yotsuki?— Giró su cabeza. —Has de saber que el nuestro no es sólo nintaijutsu, sino El Nintaijutsu. Nuestro clan sentó las bases del mismo desde la época de los Raikage y por ende fueron los pioneros, todo lo que viene después es copia— Rodó los ojos y resopló.

"Siempre habrá un Yotsuki que lo haga mejor." Se envalentonó.

—También dijiste que tú y tu hermana con mellizas. Imagino que también es kunoichi. ¿También entrena el mismo estilo de Taijutsu que tú?— relajó el rostro.
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#17
Al parecer, aquella ejecución monstruosa de la técnica había sido un éxito mediano, pues Rōga descubrió que había logrado establecer una conexión con el clon.

"¿Ah? ¿Uno siente lo que sienten los clones de sombra? ¡Impresionante! ¡No puedo esperar a aprenderla yo también!" pensó Ranko mientras Rōga sacudía sus hombros. El chico entonces retomó el tema sobre el otro usuario de Nintaijutsu.

Ahm… N-no sé… Bueno, su apellido es… ahm… era... Sa…. ¡Sasagani! Sí, Sasagani Yota, sí. ¡Qué interesante es eso! Debe ser u-un… ahm… arte ancestral. Creo.

El Amejin se veía muy orgulloso de su herencia, casi tanto como el padre de Ranko cuando hablaba de todas las generaciones de Sagisō que habían vivido en Kusagakure. La familia era un lazo extraño. Podría ser algo un tanto ajeno, casi indiferente, pero que no desaparecía del todo, como con Hanamura Kazuma; o algo sumamente fuerte que salía a relucir en el actuar de uno, como con Ranko.

¿Kuu-chan? No, ella.. —Ranko volteó al lugar donde estaba su familia y vio que su hermana alzaba la cabeza para verla a la distancia. Habían tenido un roce extraño en Yugakure, lo que hizo que Kuumi se apartara un poco de Ranko, pero no dejaban de quererse. La pelirroja bajó la cabeza, entonces, para seguirse bronceando, sin preocuparse tanto de la de mayor altura —. Ella no es tan física. Es más… Más rápida y… y sus jutsus son m-más poderosos. Nunca he… nunca he podido… vencerla.

"A nadie" pensó Ranko, cruzándose de brazos.


¿Quién es ese chico peliazul? Se ve algo… brusco. —Komachi, la madre de Ranko, se acomodó sobre la manta.

No sé, madre. No conozco a todos los amigos de Ran-chan.

Mmm… Se ven cercanos. No puede ser la primera vez que se ven.

Tal vez es su novio secreto.

¿QUÉ?

¿Qué?

Tanto Komachi como Kizaemon contestaron esta vez, resaltados. En especial la madre.

Es broma. ¡Es broma!

Mmm… Nunca se sabe. —La expresión de Komachi se tornó sombría.

Madre, no se te ocurra hacer nada.
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#18
—Sasagani, ¿eh? No me suena en realidad, pero lo recordaré— Con él, ya sería el tercero de Kusagakure que escuchaba que tenía algún tipo especial de Taijutsu. Daigo con los puños, Ranko con las patadas y ahora el tal Yota que también empleaba el Raiton. "Hanamura y Geki son las excepciones que conozco. ¿Será que en Kusa se enfocan en el Taijutsu?" Meditó para sí. "Puedo aprender muchas cosas de los shinobi de otras aldeas." Siempre buscaba sacar algo de provecho a sus interacciones con los demás.

Luego, notó como Ranko desviaba la mirada a la lejanía, y fue ahí donde notó la presencia de otra chica que tenía un vibrante color rojizo. "Oh, debe ser ella. ¿Su familia estaba tan cerca de aquí?" No se le pasó por la cabeza pese a que la propia Ranko le dijo que venía acompañada por las vacaciones. "Nunca..." Cuando la kunoichi se cruzó de brazos, el Yotsuki se repitió esa palabra por la cabeza, haciendo una extraña relación. "Parece que ella también tiene sus propios muros para tirar abajo." En ese momento, más que en cualquier otro, sintió que tenía algo en común con la muchacha. Ambos enfrentaban distintos obstáculos, pero ambos estaban ahí, negándose a rendirse. "Lo de ella podría parecer mucho más frustrante, pues es su hermana y tiene que estar junto a ella todo el tiempo, aunque no parece que le guarde algún tipo de rencor." El genin de la lluvia sonrió.

—Rápida y fuerte, hmmm— Se llevó la mano al mentón, pensativo. —Imagino que entonces vos estás buscando la manera de enfrentarla y vencerla pero a tu manera, sin imitar su forma de luchar— Asintió con la cabeza. Pues ahí podía darse cuenta de que Ranko no era la sombra de su hermana, sino que su orgullo le hizo trazar un camino distinto para mantener su propio honor y así superarla algún día. Aquello le parecía algo muy honorable. —¿Sabes algo? Hay una frase de mí mamá que creo que puede aplicarse a tú caso. Ella me enseñó que aunque pierda no significa que yo sea más débil. Durante mucho tiempo no entendí esas palabras hasta que...— se detuvo un instante. —Mierda, ¿cómo demonios lo explico sin que parezca que soy un loco?— Agachó la cabeza y empezó a dar toques con su pie derecho en el suelo, salpicando algo de agua. —¿Tú creerías que es posible que un humano pueda derrotar a un dios?— Alzó la vista, serio, muy muy serio.

»Aunque te parezca que sólo soy un mentiroso o me lo inventé. Pero juro en el nombre de todos mis ancestros que me enfrenté a uno. No era un tipo con complejo de dios, ni alguien cuyo poder pudiese parecer imposible de alcanzar. Lo digo en el sentido más literal de la palabra ¡Era un shinigami real! Era algo más allá de todo lo que conocía de este mundo.

Si a él mismo le hubiesen dicho algo cómo eso un año atrás, sin duda pensaría que era la sandez más inverosímil de su vida. Sin embargo, podía dar fe de que no fue un sueño. Sólo esperaba que Ranko no lo mandase al diablo ahí mismo.
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#19
Pueees… —La chica se rascó la mejilla —. He-hemos entrenado desde pequeñas. E-entrenado juntas. Algún día le ganaré. Yo… —Miró su brazo derecho y recordó la mano de Kuumi descendiendo sobre él, rompiendo sus huesos como en un trance de un segundo —. Tuve un… incidente en un combate. De entrenamiento. Hace mucho. Y… Y no podía usar mi brazo. Por ello madre me… Me enseñó, entre otras cosas, el Hakuto no Mai, que se enfoca en patadas.

"Aunque pierda no significa que sea más débil…" La frase reverberó en la mente de Ranko por un largo tiempo. Era algo contradictorio, pero en el fondo sintió que aquella frase estaba dirigida a ella. Inclinó la cabeza un poco, con expresión comprensiva. Entonces, Rōga dijo algo que detuvo el tren del pensamiento de Ranko.

Un… derrotar a… ¿Un dios? No entiendo —Colocó sus manos en las caderas, pensando en si el peliazul hablaba figurativa o literalmente —. ¿¡Q-qué!? ¿Un… shinigami? ¿Cómo?

Ranko retrajo las manos contra el pecho, incrédula y curiosa a la vez. Aunque no alcanzaba a creerlo del todo, quería que Rōga le contase todo lo posible.

Y… ¿Y qué pasó, Rōga-san?


Bueno, si me disculpan, me bañaré un poco.

Madre, no lo hagas.

¿Kuu-chan? ¿Acaso le estás prohibiendo a tu madre que disfrute del mar?

No, no es eso… Madre… Sólo no molestes a Ranko.

Qué hermoso sentimiento el que las hijas de una se quieran proteger tanto. ¡Pero una madre las protege más!

¡Madre!

Si Ranko y Rōga volvían a dirigir la mirada hacia la familia Sagisō, verían a una mujer pelirroja quitarse el kimono de encima y correr hacia el mar para echarse un clavado.

Ella sabe lo que hace, hija. Tranquila. —Pero el comentario de su padre no tranquilizó a Kuumi.
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#20
"¿Accidente? Imagino que se lesionó... Y convirtió ese desdén en la fortaleza que hoy más le caracteriza. Vaya." No manifestaba su pensar externamente, pues su semblante se mantenía sereno, aunque estaba muy pendiente de cada palabra que mencionaba la kunoichi y las escudriñaba para desenmarañar el significado de estas. "¿Tan fuerte se supone que es su hermana?" Se quedó con la duda de que pasaría si se enfrentaba a ella.

—Ay, no sé por dónde empezar...— se cruzó de brazos. —Supongo que desde el principio, pero, es demasiado largo— suspiró. —Trataré de resumirlo lo más posible— Asintió con la cabeza.

»Fue durante una misión, el daimyō ordenó investigar el Cementerio del Gobi, ya que se decía que extraños susurros ocurrían a la medianoche, así que un chūnin de mi aldea y yo fuimos a indagar. Ahí, conocimos a una chica que era una especie de caza fantasmas y nos contó que buscaba a un tal Shiro Shinigami, el cuál era un loco que en vida hacía sacrificios y que Amaterasu luego lo convirtió en un dios de la muerta tal cual. Tenía muchos aparatos raros, ¡incluso uno que percibía el chakra! Bueno, el asunto está en que en algún momento de la noche... Cómo lo digo. Podría decir que parte del alma de los difuntos empezó a salir de las tumbas. Según el aparato de la chica, aquello no era chakra ni nada por el estilo. Hubo un ruido extraño que nos dejó más sordos que una bomba de sonido y toda esa energía fantasmal empezó a arremolinarse en una enorme tumba. Fuimos a investigar y descubrimos a unos extraños tipos que parecían unos sectarios. Al someterlos e interrogar a uno, el hijo de puta confesó que estaban planeando invocar al dios de la muerte usando la energía restante en las tumbas de las víctimas del bijū. Nosotros no sabíamos que hacer, hasta que la chica cometió la imprudencia de meterse sóla al mauseleo y tuvimos que ir a rescatarla.

Hizo una pausa, pues estaba por contar la parte fuerte.

—Cuando entramos, lo vimos. Era un ser enorme, además que era, ¿translúcido? Tenía la piel morada, marcas que parecían símbolos de fūinjutsu, cuernos rojos, colmillos y garras, además de unos ojos totalmente ennegrecidos con iris dorado. Aparentemente mató a los sujetos que le invocaron, y dijo que iba a purgar a los indignos. Pero también dijo que necesitaba a alguien digno, y quiso poseer a la muchacha. Mi compañero no lo permitió y terminó siendo el poseído por el monstruo, fue cómo si se fusionaran— el Yotsuki abrió los ojos cómo platos al sólo recordarlo. —Te mentiría si te dijera que no dudé al inicio, pero...— por un instante, la mirada de Rōga cambió. Era decidida, orgullosa. Sus ojos ya no miraban a Ranko, sino que viajaron al pasado, dedicando el mismo semblante que le mostró a aquel ser. —No parecía sentir nada de dolor, además que no importaba que golpe usara, no le dejaba absolutamente ninguna herida. Tiraba une extraño haz de luz con su tantō, además que podía aparentemente levitar de forma misteriosa. Pero nada de aquello parecía ser técnicas normales... Sin embargo, parecía que no podía poseerlo por completo y someter su voluntad. No sé como lo intuí, pero aparentemente logré que perdiera parte del poder robado de las almas al golpearlo... En esos momentos, yo me prometí que no iba a sentir miedo. Y agoté todo mi chakra con tal de poder salvarlo a él y a la chica. Aún así...

Se cortó en su relato en cuando algo externo captó su atención. Se trataba de una mujer de cabellos de fuego, la cuál de una forma totalmente dramática había decidido deshacerse de sus ropas para zambullirse a las aguas del mar. No dijo nada al inicio, sino que simplemente extendió el brazo derecho para señalar con el dedo a la mujer.

Who's she? enarcó una ceja al preguntar, aunque probablemente la castaña no iba a entender sus palabras.
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#21
Ranko escuchó con suma atención la historia de Rōga. En corto, fue con una chica a una misión al Cementerio del Gobi, donde combatieron sucesos espirituales y sectarios. Contó cómo se enfrentaron al shinigami mismo, quien intentó poseer a la chica, pero su compañero se sacrificó. Al final, el Amejin le sacó al dios a golpes, al parecer.

T-todo suena tan… —Ranko estaba pasmada, y parpadeó un par de veces. No sabía si creer en la historia del chico o no. De cierta manera, ya le había mentido, con eso de su “séquito de fans”; por otro lado, no había sido una mentira del todo, desde su perspectiva. Además, la mirada de Rōga se notaba tan decidida y emocionada, tan convincente de haber vivido una aventura así de fantástica —. ¡Tan increíble! ¿C-cómo te lanzaste contra… contra un dios? Y… ¿dónde es el Cementerio del Gobi? ¿Te hizo daño? ¡Y la chica! ¿Qué fue de ella? ¿Y-y de tu compañero? Y… ¿y qué pasó después?

Pero la curiosidad y emoción de la castaña se vieron interrumpidos cuando el peliazul señaló algo a la distancia mientras decía algo en una lengua desconocida. Ranko se volteó justo a tiempo para ver a su madre echarse un chapuzón entre las olas.

D- ¿disculpa? No entiendo. ¿Q-qué dijiste? ¿Ella? —Komachi ya había desaparecido en el agua. Apareció un instante después varios metros más adentro, sacudió su cabellera carmesí y se volvió a zambullir —. E-es mi madre. —Le apenó un poco que su progenitora decidiera divertirse en el agua justo cuando estaba charlando con Rōga, aunque se dijo varias veces que no era nada malo.

Para eso era la playa, después de todo.
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#22
—Ahhhh. No te pareces mucho a ella, al menos no físicamente— sonrió. —¿A quién te pareces más de tu familia?— preguntó girando la cabeza.

Por el color de cabellos, notó que su melliza era mucho más similar a ella que a la propia Ranko. "Quizás ella es más a su padre." También estaba por ver si tenían un temperamento similar, aunque de todas formas cada persona termina siendo única independientemente de la crianza que halla tenido.

—Perdón, continuaré con lo que te estaba contando— Tosió y se cruzó nuevamente de brazos. —Yo, realmente creo que actué con mi corazón y no con la cabeza. Ni yo mismo sé cómo fue que peleé contra él exactamente.... El cementerio está cerca de la frontera entre el país de la tierra y el de la Tormenta. Es un sitio enorme donde están todas las tumbas de las víctimas que murieron tras el ataque del Gobi, al sur de lo que hoy es la Ciudad Fantasma— Explicó, aunque la castaña seguramente desconocía también de la ubicación de las ruinas, pero no tenía una manera mejor de explicarlo. —No me hizo daño, no dejé que me tocara. Aunque en algún momento saltó encima mía y casi me atraviesa el corazón con su espada. Te juro que sentí que todo pasó en cámara lenta. Bloqueé su caída con un kunai, pero el giró el arma para seguir con su trayectoria y casi me apuñala el pecho. Por suerte usé una de mis técnicas para mandarlo a volar lejos— Sacudió la cabeza. —Al final, mi compañero recuperó el control de su cuerpo y la chica volvió a salvo a su hogar. Pero...— La cara del Yotsuki se volvió sombría. —El Shinigami escapó.

»Poseyó el cuerpo del tipo que dejamos esposado tras interrogarlo. Por ello te digo que no era de este mundo, porque quemó las esposas supresoras de chakra cómo si nada.

El muchacho agachó la cabeza y cerró los ojos.

—Se supone que con nuestra información quizás enviarían a alguien que fuese capaz de detenerlo, pero en parte yo me quedé con la espina de que es algo que esta fuera de mis manos. Aunque cumplí mimisión de descubrir el misterio, sentí que se quedó inconcluso— Se acercó a Ranko y la vio con sus filosos ojos dorados. —Esa demonio está ahí, libre en algún lugar de Ōnindo.
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#23
La pregunta de Rōga tomó por sorpresa a Ranko, quien lo pensó por varios segundos con una mano en el mentón.

C-creo que a Kuumi. Bueno… e-en el rostro. No se… ahm… No se nota mucho por su cabello rojo, p-pero tenemos las mismas facciones. Tengo la… la altura de madre y… ahm… creo que el cabello de padre. S-su color, quiero decir. De cabello.

No sabía si devolverle una pregunta similar, pero Rōga regresó al tema de conversación sobre el shinigami. Al parecer, nadie resultó herido, pero aquel ser espiritual escapó y seguía, hasta el momento, sin ser atrapado.

Ranko tragó, presa de la mirada áurea del Amejin. Dio un paso hacia atrás, como si el shinigami mismo pudiese salir de sus orbes. ¿Sería verdad? ¿Se habría enfrentado en realidad aquel ninja de Amegakure a un dios de la muerte? Ranko se perdió un momento en sus pensamientos, y el constante oleaje, que ahora casi llegaba a sus caderas, pues había retrocedido casi sin querer, desapareció de su cabeza.

Qué... Qué extraño es t-todo eso...

De repente, de detrás de la chica surgió algo de un salto. Tenía forma humanoide, piel rojo oscuro con manchas color crema, protuberancias en los codos y una melena que asemejaba algas marinas. Una enorme sonrisa de puntiagudos colmillos adornaba su rostro. Parecía tener una cola en lugar de piernas. Ranko no tuvo mucho tiempo de reaccionar antes de que aquel monstruo cayera sobre ella y la derribara.
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#24
Aquello no podía ser casualidad, aunque aún así, con todas posibilidades encima, seguía sorprendiéndose de las cosas que llegaba a avistar en esta vida. Aún cuando estas fueran en su mayoría bestias sobrenaturales poco más que irreales.

WHAT THE HECK!? Exclamó estupefacto ante la extraña criatura marina que acababa de emerger para volver presa a Ranko.

Rōga ya estaba más que acostumbrado a cosas raras. Primero, el jodido hombre tiburón de piel azul llamado Kaido, luego, Shiro Shinigami el dios imperfecto. Añadir un tercero ya era un mal chiste. Mucha mala suerte debía tener él para toparse con todos los adefecios raros del mundo, pero por ello sabía mantenerse calmado ante las situaciones. "Ah shit, here we go again..." Le daba igual que clase de cosa fuese aquel monstruo, su prioridad acaba de pasar a salvar a la kunoichi de la hierba de las manos de aquel espeluznante ser.

—¡Suéltala!— Ordenó, mucho después de que su cuerpo ya estuviese en movimiento.

No podía emplear algo eléctrico estando la castaña tan cerca, en cuyo caso optó por adelantarse rápidamente de un corto salto y emplear la posición de garra con la diestra y tomar las extrañas plantas que tenía por pelo. Si lo lograba, intentaría darle luego un sonoro cabezazo. "¿Por qué siempre a mí?" Quizás estaba pagando los crímenes de otra vida.
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#25
"¿Qué?"

El sentido del combate de Ranko tardó un instante en activarse. Cuando pudo reaccionar, se encontraba bajo el agua, boca abajo, derribada por aquel monstruo. Si bien el nivel le llegaba a la cadera, sabía que cualquier cantidad de agua es peligrosa si tu cara está debajo de ella.

Rōga se lanzó para intentar liberar a su amiga, pero dudó en si usar su elemento, pues arriesgaría el bienestar de la chica al estar rodeados de agua. Logró tomar a la criatura por su cabellera y tirar de ella. El ser le devolvió un fuerte rugido, a la vez que soltaba a Ranko y usaba su mano izquierda para atrapar el brazo con el que el chico le atacaba.

No obstante, la criatura no esquivó el cabezazo de Rōga, tal vez por no verlo venir, y retrocedió un poco, sin soltar su brazo. Ranko, por su parte, no perdió oportunidad de apoyarse en el fondo arenoso y lanzar una patada ascendente a la cara de la criatura marina. El golpe rompió la superficie del agua como si fuese una ola contra las rocas, e hizo que el ser soltara el brazo de Rōga.

El monstruo dio un giro hacia atrás mientras Ranko se ponía de pie entre las olas, quitándose el cabello mojado de la cara. Hubo una nubecilla de humo al romperse el Henge no jutsu y, en lugar de un monstruo de las profundidades, cayó el cuerpo de una mujer de piel morena, cabellos rojos y sin el brazo derecho. Vestía un traje de baño de una pieza, con varios espacios que mostraban secciones de sus costados, además de mostrar una generosa porción de su pecho. Sagisō Komachi cayó entonces sobre un lado, sobre la superficie del agua. Su frente se notaba enrojecida por el cabezazo y su nariz parecía sangrar levemente por la patada de Ranko.

Jo jo, sí que están preparados, chicos. —Un segundo después, una fuerte ola la cubrió, obligándola a ponerse de pie sin mucho glamour.

¡M-madre! ¡Q-qué haces!

Sólo vine a saludarte, Ran-chan —La mujer se apartó la cabellera del rostro, mostrando facciones afiladas, confiadas, hasta agresivas —. ¡Y a que me presentes a tu amigo! Sagisō Komachi. Un gusto.

La mujer le ofreció una breve reverencia al Amejin mientras Ranko enrojecía.
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#26
"Maldita bestia." Aún con el cabezazo, la criatura le mantuvo agarrado y hasta logró tirar de él. Sin embargo. gracias a la tardía pero efectiva reacción de Ranko, bastó un solo patadón para que finalmente soltase la presa. "¿Pero qué?" Él rápidamente había retrocedido, adoptando su postura de combate para continuar con la pelea. Sin embargo, la continuación no llegó a darse ya que el monstruo resultó ser una persona normal.

—¿Ah?— Relajó la postura en cuanto vio que se trataba de la madre de Ranko, quién probablemente quiso jugarles una pesada broma. "Está igual de loca que mi mamá." Y eso que Iroha no era la más cuerda de las mujeres precisamente. Sus ojos se posaron sobre el busto de la mujer, el cual estaba un poco más expuesto de lo que debería. "Lobo, has cómo que no viste eso." De inmediato pasó su mirar al brazo faltante de la mujer. "Esperen, ¿cómo hizo los sellos si le falta un brazo?" Enarcó la ceja mientras la mujer se incorporaba con algo de dificultad, estando incluso sangrando de la nariz.

—Huh, un gusto, señora. Creo...— Giró su cabeza con curiosidad.

Notó que Ranko estaba algo incómoda, además que la mujer transmitía una presencia dominante. Sin embargo, el cachorro raramente se dejaba amedrentar por ello, por lo que no dudó ni un segundo en pasar a su parte de la presentación.

—Yo soy...— Estiró la pierna izquierda a lo largo, dejando un rastro por donde su pie se deslizó. Flexionó entonces la diestra, bajando su centro de gravedad. Estiró la mano derecha de forma lateral, con la palma al cielo, mientras la zurda la alzó de forma vertical para que quedase al nivel de su rostro, colocando los dedos medio y anular al centro de la palma de su mano junto al pulgar, formando la seña del rock. —...King Rōga~ Sostuvo su afilada y desafiante mirada, mientras parecía que algo de la brisa del océano complementaba su presentación desordenando sus cabellos, a la vez que el sonido de una ola al romper sonó cuando pronunció su nombre.

Luego de la escena de película, el muchacho pegó un salto y recuperó su postura erguida, cruzándose de brazos.

—Oiga señora eso fue peligroso. Si hubiésemos usado técnicas más fuertes podría haber resultado muy lastimada, ¡mire cómo le dejó la nariz su hija!— Señaló con la mano izquierda a Komachi y con la diestra a Ranko. No tenía pelos en la lengua para dar su opinión.

"Menos mal no usé el Superman Punch, pudo resultar en tragedia." Suspiró mientras volvía a su postura normal.
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#27
¿Kin… gu? —Komachi entrecerró los ojos cuando Rōga se presentó con una pose tan exagerada. Se preguntó qué clase de magia le permitía pararse así entre las olas —. Es un apellido curioso. Nada tradicional, ¿Me equivoco? No suena mal. ¿De dónde eres?

M-madre, n-no era necesario que…

Pero la risa de la mujer la interrumpió. Komachi soltó una carcajada algo engreída mientras se cubría la boca con la punta de los dedos.

¡Oh jo jo! ¿Peligroso? Tienes agallas para imaginar que lograrías hacerme daño verdadero, Rōga-kun —Se limpió la sangre de la nariz —. No sería una buena madre si no quisiera que mi hija patease así de fuerte. Dime —Fue a con su hija y pasó su brazo sobre los hombros de Ranko —. ¿Dónde se conocieron?

"¡Maaaadreee!" gritó Ranko mentalmente, pero no pudo hacer más que bajar unos ojos apenados y esperar que Komachi no dijera o hiciera algo comprometedor. Deseaba que un verdadero monstruo marino llegara y se la tragara entera.
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#28
—¡ES KING!— Resaltó enojado cuando pronunciaron mal se apellido. Odiaba en demasía ello. —Mi apellido es un legado de un lenguaje empleado frecuentemente por mis ancestros de Kumogakure— Explicó a la pelirroja. —Y soy de Amegakure— remató cruzándose de brazos.

A Rōga se le resbaló el menosprecio de Komachi. Era ya casi costumbre que le tratasen cómo a un enclenque novato todo el tiempo al verle. Sin embargo, cuando juntas a dos personas con un gran ego, es en muchos casos inevitable que se den roces por ver quién tiene la razón. "Aunque es la mamá de Sagisō, no quiero armar una discusión delante de ella." Ahí, es dónde el pícaro ingenio salía a relucir.

—¿Siempre subestima así a todo ninja desconocido?— Comentó sereno y sonriente. No necesitaba atacar a su poderío, sino al orgullo de lo que debería ser un ninja de carrera larga. Rōga mismo era pedante, y por ello sabía que exponer mentalmente a alguien era muy efectivo.

En condiciones normales, sería amable y hubiese contestado las preguntas sin rechistar. Era muy normal que quisiese saber más de los conocidos de su hija, pero Rōga estaba percibiendo segundas intenciones por parte de la fémina en su hablar.

—¿Esto es una entrevista de trabajo o qué?— Tenía una mejor frase, pero no quería sonar pesado.
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#29
Oh, ya veo, un linaje de estas tierras. ¡Qué interesante!

En ese momento, mientras Komachi se llevaba la mano al mentón, Ranko soltaba también un "Ooh" al comprender que aquél idioma era el que Rōga había usado un minuto atrás. El comentario del Amejin sonaba educado a la vez que insolente, lo que hizo que la jōnin arqueara un ceja. Llevó su mano a la cintura.

No lo decía por ti, Rōga-kun, sino por mí. Además, ¿No me subestimaste tú a mí primero?

Komachi rió de nuevo ante el comentario del peliazul, acerca de la entrevista, mientras que Ranko dio un paso hacia él.

¡R-Rōga-san! —Logró pronunciar, pero no pudo decir más. No le había agradado del todo que le contestase así a su madre. A pesar de ello, se dirigió luego a su progenitora —. ¡M-madre! ¿Qué estás haciendo?

Ya te dije, vine a saludar. Quiero conocer a los amigos de mi Usagihime. ¿Qué tiene eso de malo?

Ranko apretó los puños con fuerza y bajó la mirada a las olas que bañaban sus piernas. Su rostro enrojecido contrastaba con el azul del mar.

N-nos… Nos conocimos e-en Unraikyo. E-el Valle de Unraikyo —dijo la chica con aire derrotado —. E-e-entrenamos. Juntos.

¡Oh! ¿De veras? —Komachi comenzó a alejarse, rumbo al mar, lentamente —. ¿Y qué opinas de mi Ran-chan, Rōga-kun
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#30
—Mi experiencia me ha enseñado a nunca subestimar a nadie— Respondió girando su cabeza. Algunos podrían pensar que era una palabra muy grande para un niño que apenas estaba en sus once. Aún así, las vivencias que tenía en su historial eran más que dignas de las historias de guerreros legendarios. Era más que consciente, de que existían ninjas mucho más poderosos que él, pero mantenía firme su postura de que nadie era invencible a pesar de ello. De una u otra forma, su experiencia en el País del Viento le enseñó que el más fuerte puede caer, y el más débil perseverar. —Además. La pregunta era si podía llegar a lastimarla, nunca hablé de vencerla o tal, que eso fue lo que usted pareció entender— se encogió de hombros y sonrió cínico para desentenderse del asunto.

Ranko se adelantó para recriminarle el tono que estaba empleando con Komachi. No se lo dijo literalmente, pero su actitud así lo demostraba. "Y eso que me moderé." Dijo para sí, que de haber querido podría comportarse cómo un verdadero patán.

Prestó atención a la mujer, pasando a Ranko. "Se ve incómoda..." No sabía a ciencia cierta si estaba enojada o avergonzada. "Quizás ambas." Con tal de no empeorar la situación, mejor iba a dedicarse a seguirle la corriente a Komachi sin tomárselo tan personal, con tal de que no pasase a mayores. "Será necia esta mujer." Bufó para sus adentros mientras por fuera se mantenía sonriente y calmado.

Por suerte, la siguiente pregunta fue una que podía responder fácilmente sin cortarse, pues dio por sentado que se refería a las habilidades de su hija.

—Pienso que es una kunoichi habilidosa. No sólo por su estilo único de pelea, sino porque me demostró que sabe disponer de los recursos de su entorno y sacar provecho a sus técnicas más allá de los fines para los que fueron pensadas. Y esas piernas dan miedo— remató con tono juguetón.

Debía admitir que la castaña era más ingeniosa que él para utilizar estrategias con el ninjutsu, además que en fuerza bruta claramente estaba muy por encima de él.
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
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