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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Los días en el Valle de los Dojos que tenían como permiso para estar los ninjas de las diversas aldeas, comenzaban a escasear tanto como las horas de la noche, por lo que era el momento para un último encuentro antes de que ambas volvieran por su cuenta a sus correspondientes aldeas, sin saber cuando volverían a encontrarse.

A medio día, la joven Ren se presentó en Nantonoya, el calor pronto comenzaría hacer acto de presencia poco a poco también. En Amegakure, los días de más calor se hacían realmente asfixiantes, debido a la humedad local; pero salvo en esas ocasiones, la incesante lluvia refrescaba continuamente la temperatura de la ciudad.

No avanzó mucho por el interior; la otra vez que estuvo estaba completamente a oscuras y por ello no recordaba la ubicación de la habitación de Hana. Decidió entonces esperar en una de las zonas comunes, mientras bebía un dulce batido de color púrpura.
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#2
Ren se sentaría y nadie le diría nada, ni siquiera vería a nadie. Por suerte, llevando apenas unos minutos de espera recordaría que Hana le había comentado que ella misma había tenido problemas ubicándose los primeros días. También recordaría la solución que le dio.

En la puerta de su habitación había grabado una H, justo en el asa que se usa para abrirla. Tal vez podía asomarse y sorprenderla o simplemente esperar en un sitio menos público.


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#3
Recordó entonces donde podría estar su habitación; una de las noches, le comentó que en la asa de la puerta, había inscrito una H para recordar donde estaba su habitación. Cuando termino su batido, tiró el envase a un contenedor cercano y subió unas escaleras cercanas a la entrada; yendo hacia las habitaciones de las chicas.

Caminaba lentamente por el pasillo, revisando las asas de las puertas lentamente; entre sus brazos, pegados contra su pecho, se podía ver una pequeña caja de color oscuro con un lazo azul. Tras un breve rato, dió con la puerta.

¿Hana-chan? ¿Estas ahí? Soy Ren — tocó la puerta varias veces, con el dorso de la mano; no pensaba intentar entrar a menos que alguien le abriera la puerta.
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#4
¿Hana-chan? ¿Estas ahí? Soy Ren

Ren no recibiría respuesta alguna, por lo menos de una persona. La puerta, que ya estaba un pelin abierta, se abrió de par en par por obra de un fuerte viento que entró por la ventana.

No había ni rastro de Hana, pero había algo que llamaría la atención de la amejin. La habitación estaba patas arriba. A excepción del peluche de panda que seguía sentado encima de la calma tranquilamente, el resto estaba totalmente desordenado. Había ropa por todas partes, la mesa donde días antes se habían sentado a tomar el té estaba dada la vuelta, los cojines estaban por ahí tirados, en fin, el tipico escenario de un robo.

En el mismo momento en que Ren pusiese un pie dentro de la habitación, notaría que no estaba pisando suelo, por lo menos directamente. Había un papel, justo después del marco de la puerta. En el papel había una nota que decía así:

"Sabemos que fuiste tú, devuelvenoslo o habrá consecuencias. Ven al Bosque Sesgado sola, no te preocupes, nosotros te encontraremos."


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#5
La puerta de la habitación se abrió sola y lo que vio tras ella, fue de lo más preocupante. Ni siquiera su propio cuarto estaba tan mal por varias semanas que se pasara sin ordenar. Hana era ordenada y detallista, jamas tendría el cuarto así; nada más dar un paso, algo crujió bajo sus pies, se trataba de una nota escrita. Se agazapó un momento para cogerla, y leerla con gran preocupación detenidamente. No pasó ni un segundo desde que leyó el final del manuscrito; dejó caer por error tanto aquel paquete como la nota para salir corriendo por todo el edificio.

¿¡Que le devuelva el qué!? ¡¿QUE COÑO SIGNIFICA ESO?! — no cesó su movimiento ni un instante, manteniendo una mano sobre las vainas de las espadas durante todo el camino. Tropezó en una ocasión, rodando suavemente, para seguir con su imparable marcha.

Su ceño estaba más que fruncido, y jadeaba con cada paso por el gran esfuerzo que estaba haciendo; hasta que por fin las inmediaciones del Bosque Sagrado estuvieran cerca, y ni con esas aminoraría su marcha aunque la salud le fuera en ello.
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#6
Mientras Ren se dejaba la piel en llegar al bosque, Hana hacía lo contrario. Corría por el bosque en cualquier dirección que no fuese hacia el interior del mismo. Ren estaba que se le salía un pulmón del mismo esfuerzo, ¿había siquiera aminorado el ritmo en todo el camino? No lo parecía. Pero aunque le ardiesen las piernas y le faltase la respiración no parecía dispuesta a parar.

Hana por el contrario, estaba bastante fresca. Lo suficiente para poder ver que algo se dirigía hacia ella sin prestar atención a nada que no fuesen los troncos que las rodeaban. Intentó apartarse, y consiguió que no se diesen de frente, pero chocaron hombro con hombro y la rubia salió volando contra un tronco cercano mientras Ren caía de culo al suelo.

Sin embargo, no le daría tiempo a levantarse porque Hana, una vez recuperada del golpe y el asombro, la reconocería.

¿Ren? ¡Ren! — la llamó al mismo tiempo que se lanzaba a abrazar a su hermana, soltando lo que tenía en las manos.

Si la amejin se fijaba en el objeto, era un bastón de madera negra. El pulido era excepcionalmente bueno pero poco más había que destacar. Medía poco menos de un metro y era más grueso de lo que recordaba para un bastón.


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