Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
El gigante, ante la arremetida de los dos Senju se dejó hundir en el lago en el que se encontraban, desapareciendo de la vista de todos los que allí estaban, pero las cadenas lo delataban, sabía donde estaba gracias a eso, por lo que el peliblanco siguió los movimientos de las cadenas para saber como reaccionar.
Lo que el uzunés no esperaba era que, de repente, Kyoraku saliera del agua por detrás suya, con toda la intención de propinarle un golpe muy potente, pero, debido a su tamaño, Riko fue capaz de escucharle salir del agua por lo que rápidamente formó el sello del carnero, y en cuanto el encadenado soltó su golpe, desapareció a ojos de un humano cualquiera, apareciendo a sus espaldas.
— ¡Suiton: Mizurappa!
Y tras estas palabras, un potente chorro de agua salió disparado hacia el cogote del grandullón, buscando hundirle en el lago y, con suerte, noquearle del todo.
PV:
130/130
–
CK:
76/160
–
- 14
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- 24
–
¤ Sunshin no Jutsu ¤ Técnica del Parpadeo Corporal - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Ninjutsu 40 - Gastos:
14 CK/20 metros
52 CK para huir de un combate
- Daños: - - Efectos adicionales: Cada uso restará 10 puntos de aguante durante los próximos 5 turnos - Sellos: Carnero/una mano - Velocidad: Instantánea
El Sunshin no Jutsu es una técnica basada en un movimiento ultrarrápido, permitiendo a un ninja moverse de cortas a largas distancias a unas velocidades casi imperceptibles. Para un observador cualquiera, resulta como si el usuario se hubiera teletransportado. En ocasiones, se utiliza una pequeña señal para camuflar los movimientos iniciales del usuario. Esta técnica se basa en el uso del chakra para vitalizar temporalmente el cuerpo y moverlo a velocidades extremas. La cantidad de chakra requerida depende en la distancia total y la elevación entre el usuario y el destino. La técnica puede usarse, además, para escapar del campo de batalla. Las diferentes villas tienen variaciones de esta técnica, e incluyen un elemento extra para distraer al oponente. En Konoha, se utiliza un rastro de hojas.
¤ Suiton: Mizurappa ¤ Elemento Agua: Ola de Agua Salvaje - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Suiton 10 - Gastos:
12 CK
(Suiton 20) (multiplicable x2)
(Suiton 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales:(Suiton 80) El chorro de agua puede ser lanzado de forma parabólica, aunque no alcanza el ancho de la técnica hasta que no está a 3 metros del objetivo - Sellos: Dragón → Tigre → Liebre - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
La técnica avanza 3 metros, y goza de 1'5 metros de anchura (multiplicado x1)
La técnica avanza 8 metros, y goza de 2'5 metros de anchura (multiplicado x2)
La técnica avanza 10 metros, y goza de 4 metros de anchura (multiplicado x3)
Tras la realización de los sellos, el usuario expele agua desde su boca, como se tratase de una cascada con forma de trompeta, que arrasa con el adversario y lo derriba. El ejecutor de la técnica puede controlar su poder libremente administrando la cantidad de chakra que libera al utilizarla. Es una técnica básica de elemento agua.
Esa era la diferencia. Riko era un shinobi formado, y Kyoraku era sólo un ladrón de chakra. Sin entrenamiento, sin previsiones. Con el uso de la fuerza bruta y del crecimiento corporal gracias a la energía como escudo, y nada más. Tampoco era muy inteligente, ni muy sensato, aunque sí que era un tipo trastornado. Sediento de sangre.
Riko apareció detrás de él, y ejecutó un mizurappa. Le dio de lleno, de eso no hubo duda; pero el hombre macizo no se movió de su posición, sino que mientras el agua le impactaba, él también arrojaría su enorme brazo hacia Riko nuevamente, cargado de chakra.
Kyojinta, no obstante, le había dejado todo el asunto a Riko, quien parecía lo bastante habilidoso como para ocuparse del Ladrón de chakra. Él, en cambio, se encontraba ya ubicado cerca de uno de los cuatro sellos, imbuyendo su propia energía en ellos para poder repararlos de alguna forma. Y mientras eso sucedía, la cadena que yacía unida a ese sello en particular comenzó a retraerse.
Y el brazo derecho de Kyoraku, con el que habría golpeado a Riko, se retrajo también. Él volteó, molesto, a sabiendas de que uno de los sellos había sido recompuesto.
—¡Noooooooo!
La bestia salió corriendo hacia su hermano. Tenía que detenerlo, a toda costa.
. . .
Kaido abrió los ojos, y un buen puñado de burbujas salió despedida del aire que botó desde su boca. Todo se fue haciendo más claro, mientras que su cuerpo se iba recomponiendo allí en el fondo de aquel lago. Sus piernas se formaron nuevamente, y así también el resto de sus extremidades, y fue en ese instante en las que sus agallas comenzaron a funcionar por sí solas. El escualo movió la cabeza de lado a lado, ligeramente atolondrado, y miró hacia la superficie, donde podía ver como el agua por sobre sí se ondeaba por los movimientos de los que aún se encontrarían combatiendo.
El movimiento del Senju fue todo un éxito, acertó de pleno en el espalda de Kyoraku con su mizurappa, por lo que se confió ligeramente, al menos hasta que se percató de que el gigantón ni si quiera se movió de su sitio, de hecho, en vez de caer o cualquier cosa similar, se retorció, buscando darle un golpe fuerte al peliblanco.
«Mierda.»
La trayectoria del brazo iba directa a por él, y le hubiera impactado de lleno de no ser porque su clon consiguió empujarle antes de que ésto pasara, recibiendo el golpe por él y deshaciéndose en una explosión de agua. Mientras esto sucedía, Kyojinta estaba recomponiendo uno de los sellos que mantenía al enemigo atado y como reacción, éste salió corriendo a por su hermano, enfurecido.
«Carnero → Tigre»
Tras la realización de los sellos una masa de agua viscosa salió disparada hacia Kyoraku, buscando dejarle atrapado y que no pudiera avanzar más.
PV:
130/130
–
CK:
58/160
–
- 18
–
¤ Suiton: Mizuame Nabara ¤ Elemento Agua: Campo de Captura del Sirope Escarchado - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos: Suiton 20 - Gastos: 18 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Atrapa los pies del enemigo durante 2 turnos - Sellos: Carnero → Tigre - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: El chorro se expande sobre el suelo con una extensión de 3'5 metros de ancho y 6 de largo
El usuario escupe una masa de agua muy densa y viscosa, imbuida con chakra Suiton, y la esparce en un amplio área sobre el suelo. Se trata de una corriente de agua pegajosa que puede utilizarse para formar una trampa adhesiva que inhibe el movimiento de una o varias personas. Si el enemigo conoce de antemano los efectos de la técnica, o la ha sufrido con anterioridad, resulta fácil de evadir simplemente canalizando el chakra a través de los pies para andar sobre el campo de agua sin tocarla realmente, aunque esto sólo es posible si consigue hacerlo a tiempo.
La masa de agua gelatinosa que salió vívida desde las fauces de Riko le atrapó, impidiéndole acercarse hasta los linderos de Kyojinta. Habiendo terminado con el primer sello, se dirigió rápidamente al segundo, mientras Kyoraku luchaba intensamente contra aquella viscosidad que le sostenía desde los pies.
Pero tanto Riko como Kyojinta podían comprobar que la bestia, de a poco, se iba quedando sin fuerzas. Su tamaño fue decreciendo a paso lento, y sus músculos ya no estaban tan formados como antes. Sí, el gasto de chakra en ataques que quizás no habían sido del todo efectivos había disminuido su reserva robada, y para volver a hacer uso de las únicas dos formas de utilizar su chakra, tendría que volver a robar.
—¡Bien, muchacho, bien! ¡aguántalo un poco más!
El segundo sello fue recompuesto, y la segunda cadena, unida al otro brazo, se retrajo en súbito. La cueva se inundó del intenso sonido de las cadenas anclándose, las cuales arrastraron al cuerpo de Kyoraku hacia el Torii nuevamente, despojándolo de sus energías restantes. Sus piernas, que aún seguían libres, correspondían a los otros dos sellos restantes. Tendrían que terminar de sustentarlos de chakra cuanto antes, pero a Kyojinta ya no le quedaba chakra.
—Mierda, no... no puedo más.
Kaido emergió por detrás de Riko, sobándose la cabeza.
—Si puedo yo que me he llevado un buen cocotazo de el hijo de puta de tu "hermano", claro que puedes. O tienes, mejor dicho, que sino lo mejor será rajarle la garganta antes de que vuelva a liberarse.
Su técnica había conseguido atrapar a Kyoraku que ahora estaba quieto, tratando de mover sus pies pra acercarse a su hermano, que rápidamente había ido hacia el segundo sello, reforzándolo también y haciendo que éste se retrajera, al igual que el anterior.
«Vamos, no queda nada.»
A pesar de que el Senju estaba bastante cansado, trataría de retener al gigantón, que ya no era tan grande ya que había ido perdiendo parte de la energía que le había robado y había perdido tanto tamaño como músculos, por lo que cada vez parecía todo más fácil.
—Mierda, no... no puedo más.
El uzunés entonces abrió los ojos, no podía creer que después de todo aquello Kyojinta no fuera a ser capaz de terminar con aquello, ahora que lo tenían tan cerca.
— ¿Pero cómo que no pue...?
—Si puedo yo que me he llevado un buen cocotazo de el hijo de puta de tu "hermano", claro que puedes. O tienes, mejor dicho, que sino lo mejor será rajarle la garganta antes de que vuelva a liberarse.
Aquella voz, detrás suya, le pilló completamente por sorpresa, se dio la vuelta instantáneamente, viendo con emoción aquella tez azulada, después de todo, aquel chico no podía haber muerto tan fácilmente.
— Pensé que habías muerto, Kaido. ¡Joder que puta alegría que no sea así! — Exclamó Riko con una amplia sonrisa. — Kyojinta, ¡tienes que hacerlo, no podemos dejar esto así, te ganaremos el tiempo que sea, pero hazlo!
— Pensé que habías muerto, Kaido. ¡Joder que puta alegría que no sea así!
—¿Morir yo? ¡Ja! —dijo, mientras sonreía con orgullo. En su cabeza, sin embargo, pensaba: «Bueno, pude haberme ahogado si no pudiera respirar bajo el agua... joder, me he salvado por los pelos» —. El gran Kaido de Amegakure no morirá tan pronto, compañero. Voy a seguir dando por culo durante mucho tiempo.
— Kyojinta, ¡tienes que hacerlo, no podemos dejar esto así, te ganaremos el tiempo que sea, pero hazlo!
Kaido comenzó a caminar, dispuesto a ayudarle. Sin embargo, a un Kyokaru que parecía ya vencido, hizo uso de sus últimas energías y volvió a acrecentar los músculos de sus brazos, que con la libertad de sus piernas pudo impulsarse hasta los linderos de su hermano, y tomarle en una presa mientras ésta jadeaba tras el constante uso de su chakra en los sellos. Como si de un deja vu se tratase, porque así había empezado todo; Kyoraku aunque no podía moverse, sabía que no iba a morir sólo. No señor, se iba a llevar al único miembro de la familia al que no pudo eliminar durante aquella fatídica noche.
—¡Vas a perecer conmigo, hermano! ¡te reunirás con padre, madre y tus hijos muy pronto!
Kyojinta se meció como pez fuera del agua, y tuvo la fortaleza de realizar el sello del carnero. Miró a los dos genin, y dijo:
—Largaos de aquí, ahora.
Tras sus palabras, una serie de explosiones continuadas en cadena emergieron desde las bases de aquella cueva, cubriendo un amplio terreno de las zonas en las que Kyojinta había preparado un plan B. Múltiples sellos explotaron al unísono y la caverna comenzó a temblar de manera abrupta, como si la cordillera fuera a caer encima de ellos en cualquier momento.
El agua fue víctima de las primeras rocas. Que pronto empezarían a descender muy cerca de los jovenes shinobi.
Kaido y Riko, lamentablemente, tendrían que decidir. Kyojinta, probablemente, iba a morir tras su sacrificio. No había forma de que Kyoraku le fuese a soltar. Y el reloj corría.
—¿Morir yo? ¡Ja! El gran Kaido de Amegakure no morirá tan pronto, compañero. Voy a seguir dando por culo durante mucho tiempo.
Sí, estaba claro que se trataba de Kaido, a pesar de haber estado a punto de morir, el chico se mostraba completamente tranquilo y orgulloso, como si no hubiera pasado nada al fin y al cabo. El escualo comenzó a avanzar hacia Kyojinta, dispuesto a ayudarle a terminar de aprisionar al hombre que se habían encontrado allí encadenado pero, contra todo pronóstico, Kyoraku fue capaz de atrapar a su hermano.
—¡Vas a perecer conmigo, hermano! ¡te reunirás con padre, madre y tus hijos muy pronto!
Riko dio un par de pasos hacia delante, dispuesto a lanzarse en contra del malvado, pero, antes de que pudiera hacer nada, Kyojinta realizó el selló del carnero y les ordenó que salieran de allí, e inmadiatamente comenzaron a escuchar varias explosiones, como si todo aquello hubiera estado planeado por si acaso.
— ¡Joder! ¡Kyojinta, tienes que venir con nosotros! — El peliblanco vio como empezaban a caer las primeras rocas del techo, anunciando lo que pasaría si tardaban más de lo que debían. — ¡Vamos Kaido, tenemos que salir de aquí o acabamos enterrados!
El gyojin trató de mantener el equilibrio por sobre el agua, ocupando su mente en que el flujo de chakra que envolvía sus pies no cediese en el momento más inesperado. Observando además como todo escalaba a un nivel preocupante, y de manera súbita; sin darle tiempo a los involucrados de que pensasen en una manera de que todos salieran sanos y salvos de aquella caverna que pronto se convertiría en un pilar de rocas en ruinas.
—¡Joder! ¡Kyojinta, tienes que venir con nosotros!
—¡No hay tiempo, iros ya; a mi espalda hay un túnel que os llevará al otro extremo de la cordillera, rápido!
Kyoraku le sostenía con todas sus fuerzas, y el poco chakra remanente en su cuerpo, cedió.
Kaido apretó los dientes, y apabullado por Riko y su urgencia, éste salió corriendo hacia donde Kyoraku le había señalado. Así que corrió, corrió y tuvo que esquivar, además, un buen puñado de piedras que amenazaban con partirle la cabeza, así como una vez lo pudo haber hecho el puño de Kyoraku. La caverna tembló y tembló como si una marea de bisontes estuviese pasando por encima de ella, y de a poco, todo comenzó a ceder.
Las escaleras que llevaban a la habitación contigua por donde los genin habían entrado se destruyeron, y las formaciones rocosas desde esa zona fueron tapujando todo a su alrededor. Roca tras roca, el área detrás de ellos fue llenándose de polvo hasta que finalmente, si daban un último vistazo hacia su retaguardia, verían como las enormes piedras caían encima de un sonriente y aliviado Kyojinta. Ambos fueron sepultados por el derrumbe.
—Mierda, mierda, métete ahí, Riko, ¡Ahí!
El escualo le empujó, y él se metió también. Y la luz detrás de ellos se apagó, el fuego del Torii despareció en el acto.
Ahí adentro del túnel, parecían estar a salvo. Ya nada temblaba, sólo que sería difícil para ellos respirar. Aún tenían un buen tramo que avanzar.
—¡No hay tiempo, iros ya; a mi espalda hay un túnel que os llevará al otro extremo de la cordillera, rápido!
El hombre, en sus últimos momentos quiso salvar a los dos genin que habían iniciado todo aquello, todo había sido su culpa, que se habían metido donde no les habían llamado y ahora iba a morir alguien por ello. El Senju apretó los dientes con impotencia y decidió que lo mejor era hacer lo que Kyojinta les decía, por lo que rápidamente echaron a correr hacia donde éste les había indicado.
Ambos chicos tuvieron que correr esquivando piedras que les caían del techo. Cuando ambos llegaron al inicio del túnel se detuvieron, mirando hacia atrás donde verían a los dos hombres, aceptando que había llegado su final.
—Mierda, mierda, métete ahí, Riko, ¡Ahí!
Los gritos de Kaido le sacaron del shock en el que se encontraba, y un empujón le llevó a un lugar seguro antes de que las piedras terminaran de caer.
— Lo-Lo siento... Todo esto... Todo esto es culpa mía... No debería haber intentado ayudar a ese hombre, habríamos evitado todo esto y ahora Kyojinta... — El peliblanco temblaba, no de miedo, de rabia, sentía rabia hacia sí mismo, no había pensado en todas las posibilidades y aquello les había llevado a arriesgar sus vidas y a que otra persona sacrificara la tuya.
— Lo-Lo siento... Todo esto... Todo esto es culpa mía... No debería haber intentado ayudar a ese hombre, habríamos evitado todo esto y ahora Kyojinta...
—Tranquilo, coño, salgamos de aquí primero, vamos.
Así pues, Kaido empezó a andar.
. . .
Tras unos minutos, el túnel fue haciéndose cada vez más claro. La luz del exterior lo iluminaba todo, hasta que Kaido tuvo que cubrirse los ojos por el sol incipiente delante de ellos. Tuvo que golpear por delante una pequeña muralla, y finalmente, salió al exterior.
Adelante, parecía verse a la lejanía el inmenso estadio del Torneo.
Kaido se tumbó al suelo.
—Joder, joder. ¿crees... crees que debamos volver? quizás sigue vivo
—Tranquilo, coño, salgamos de aquí primero, vamos.
Kaido parecía tener claro que, por el momento tenían que centrarse en salir de allí, una vez lo hubieran conseguido ya se podrían preocupar sobre qué habían hecho mal, quien tenía la culpa y todo ese tipo de cuestiones, por lo que el Senju se levanto, pasándose la mano izquierda por debajo de la nariz y rápidamente emprendieron el camino de salida.
...
No tardaron demasiado en empezar a ver algo de luz al final del túnel, exactamente como decían que pasaba al morir, pero en este caso era la luz de acabar de evitar la muerte, una luz que les abrazaba de nuevo, como si les hubiera echado de menos, y ambos genin se lanzaron a ella.
—Joder, joder. ¿crees... crees que debamos volver? quizás sigue vivo
Riko se sentó, al lado del amenio, con cara de notable preocupación.
— Dudo mucho que haya sobrevivido a eso, lo tenía pensado para que quien quedara atrapado, no saliera de allí jamás... — Dijo el muchacho, con tono de culpabilidad. — Hemos tenido mucha suerte de que apareciera Kyojinta, si no... a saber qué nos habría pasado...
— Dudo mucho que haya sobrevivido a eso, lo tenía pensado para que quien quedara atrapado, no saliera de allí jamás... — Dijo el muchacho, con tono de culpabilidad. — Hemos tenido mucha suerte de que apareciera Kyojinta, si no... a saber qué nos habría pasado...
—Bueno, por un momento pudo haberme matado. Si lo piensas bien, hemos tenido suerte —comentó, tras un suspiro cansino—. estoy pensando un poco en el asunto, y... parece que Kyojinta es el único que sabía acerca de la sentencia penitente que Kyoraku estaba pagando. Imagino que no habrá querido matarle, sino hacerle pagar por sus pecados por toda una eternidad, ahí bajo el mismo dojo donde asesinó a su familia. Entonces... ¿deberíamos mantenerlo así?
Cerró los ojos, y se sobó el entrecejo.
—No creo que haya querido que le contásemos ésto a nadie, ¿o si?
—Bueno, por un momento pudo haberme matado. Si lo piensas bien, hemos tenido suerte, estoy pensando un poco en el asunto, y... parece que Kyojinta es el único que sabía acerca de la sentencia penitente que Kyoraku estaba pagando. Imagino que no habrá querido matarle, sino hacerle pagar por sus pecados por toda una eternidad, ahí bajo el mismo dojo donde asesinó a su familia. Entonces... ¿deberíamos mantenerlo así?
Riko escuchó atentamente las palabras de su compañero, que parecía haber reflexionado bien sobre lo que decía y, definitivamente, no podía estar más de acuerdo, aquella historia parecía que no la sabía nadie más que el propio Kyojinta y, ahora, ellos dos por lo que no había motivo para contárselo a nadie.
— No, no creo que debiéramos contárselo a nadie, la verdad, parecía un tema familiar, ¿no? — Preguntó el peliblanco. — Por cierto, gracias por salvarme, si no llegas a parar ese golpe de Kyoruka... a saber cómo estaría ahora... — Dijo el chico con tono pensativo.
— No, no creo que debiéramos contárselo a nadie, la verdad, parecía un tema familiar, ¿no? — Preguntó el peliblanco. — Por cierto, gracias por salvarme, si no llegas a parar ese golpe de Kyoruka... a saber cómo estaría ahora... — Dijo el chico con tono pensativo.
—De nada, de nada. Pero me debes una, compañero. Ya si nos llega a tocar enfrentarnos en la siguiente ronda del torneo veré que pedirte a cambio de salvarte el culo.
Se levantó del suelo, y miró hacia atrás.
—Más que familiar, ha de haber sido una carga silenciosa. Y ha elegido morir enterrado con ella. No somos quienes para no respetar su decisión. Entonces, no le diremos de ésto a nadie, y trataremos de olvidarlo como mejor podamos, ¿vale?
—De nada, de nada. Pero me debes una, compañero. Ya si nos llega a tocar enfrentarnos en la siguiente ronda del torneo veré que pedirte a cambio de salvarte el culo.
Riko miró al escualo, que consiguió sacarle una sonrisa, teniendo en cuenta lo que había pasado en su anterior encuentro.
— Si no me equivoco, me debías una tú a mi de la última vez que nos vimos, ¿te acuerdas? Así que estamos en paz. — Rió el joven.
—Más que familiar, ha de haber sido una carga silenciosa. Y ha elegido morir enterrado con ella. No somos quienes para no respetar su decisión. Entonces, no le diremos de ésto a nadie, y trataremos de olvidarlo como mejor podamos, ¿vale?
El uzunés asintió, no eran quién para contar aquello, por lo que lo mejor era guardarlo, no contárselo a nadie y seguir adelante, tratando de olvidar todo lo que había pasado aquel día, aunque sería difícil. El Senju se levantó, poniéndose a la altura de Kaido.
— Bueno, pues creo que será mejor descansar, así que deberíamos irnos ya, que me tengo que recuperar antes del torneo. — Admitió el peliblanco. — Espero cruzarme contigo en el torneo, Kaido. — Era la mejor manera de despedirse, le tendió la mano con una sonrisa en el rostro.