Ahora era el turno de Hana de ponerse nerviosa, pues su rostro enrojeció rápidamente. De todas maneras le alegró a Ranko que la chica se hubiera envalentonado con el paso del tiempo. Pensó que le encantaría probarla en combate.

Sin embargo, Ren intentó detener cualquier avance taijutsero que la Kusajin pudiera hacer, pues hizo un comentario sobre entrenar demasiado.

—¿Ah? No, y-yo no estoy para nada exhausta —Sonriente, levantó ambos brazos, como mostrando sus músculos —. ¡Puedo aguantar mucho más!

Se volteó en dirección al tronco más cercano, pues por algo era un "bosque" y lanzó una fuerte patada alta.

Sin embargo, al conectar, por un instante, sintió una mano tomándola del pantalón al mismo tiempo que una electrizante cuchilla la empalaba.

Pero no había nada, más que una marca astillada en el tronco. Casi perdió el equilibrio al bajar la pierna, y, de nuevo, el dolor le hizo llevar la mano al vientre. No entendía, o no quería entender, por qué aquella derrota le había afectado tanto.

—L-lo siento… Y-yo...

—¿Ah? No, y-yo no estoy para nada exhausta . ¡Puedo aguantar mucho más!

Para demostrarlo, Ranko procedió a pegar una buena patada a otro tronco cercano, haciendo que vibrase como temiendo compartir el destino de su hermano tronquil. Esta vez no reventó nada. Sin embargo, tras la patada, Ranko se estremeció y se llevó una mano a la herida.

Inmediatamente, Hana se acercó a agarrarla de un brazo, esperando que eso la disuadiera de golpear más troncos. Le dedicó una sonrisa nerviosa. Necesitaba sacar a Ranko de aquel bosque, llevarla lejos de cualquier cosa golpeable, darle una bebida caliente y meterla en una cama para que descansase.

Desde luego, no se veía ni cercanamente capaz a obligarla por la fuerza a hacer eso, necesitaría el sutil arte de la palabra para conseguir tal hazaña.

— Ranko-chan, creo... creo que deberías descansar. ¿Por qué no te vienes con Ren y conmigo? Podemos ir a comer algo, a dar una vuelta, podemos comernos un helado en un parque mientras hablamos de cosas o podemos ir a comprar cosas ninjas, yo quería mirar unos pergaminos que no tengo ninguno y seguro que Ren quiere ir a ver armaduras y cosas de samurai. ¿A qué sí, Ren-neechan? — se giró a su hermana con una mirada de suplica esperando que entendiese lo que Hana quería decirle. — ¿No querrás dejarnos solas? Miranos, somos demasiado inocentes e influenciables, seguro que nos engañan y nos roban, varias veces.

Necesitaba cualquier argumento que hiciese a Ranko abandonar el entrenamiento y eso era precisamente lo que iba a darle.

Pese a la preocupación de Ren por la respuesta de Ranko, esta fue directa a seguir en golpeando a la Madre Naturaleza en forma de represalia. Arrugó el rostro entristecida al ver como se volvía a quejar de la misma herida.

— Ranko-chan, creo... creo que deberías descansar. ¿Por qué no te vienes con Ren y conmigo? Podemos ir a comer algo, a dar una vuelta, podemos comernos un helado en un parque mientras hablamos de cosas o podemos ir a comprar cosas ninjas, yo quería mirar unos pergaminos que no tengo ninguno y seguro que Ren quiere ir a ver armaduras y cosas de samurai. ¿A qué sí, Ren-neechan? — la morena asintió, con la esperanza de que eso terminara de disuadir el forzado entrenamiento. — ¿No querrás dejarnos solas? Miranos, somos demasiado inocentes e influenciables, seguro que nos engañan y nos roban, varias veces.

— ¿Q-Que a nosotras qué? — suspiró sin fuerzas, dejando caer sus hombros también en gesto de derrota ante aquellas palabras. Pero bueno, a lo mejor servía para hacer más hincapié en las intenciones de ambas.

El dolor menguó en cuanto Hana le tomó del brazo. Mucho después, Ranko se daría cuenta de que era algo psicológico, claro. Ningún dolor físico desaparece con un toque.

La Kusajin la escuchó, casi sin querer, mientras alternaba su vista entre el tronco que acababa de golpear y el suplicante rostro de la Uzujin. Al final, sus ojos quedaron fijos en los de Hana. Una parte de Ranko estaba de acuerdo con la rubia. Tenía que descansar, si bien no su cuerpo, sí sus ánimos.

—N-no sé… Q-qué… ¿Qué tal que lo que… lo que necesito es más entrenamiento? ¡P-para reforzar mi cuerpo!

Aunque claro que un helado se antojaba, y Ranko era de por sí comelona, no se le podía sonsacar de una pelea con alimentos. Sin embargo, fue el último comentario lo que le hizo ceder. Algo brillaba en Hana que le cambió la actitud.

”Acaba de decir que ya no es una miedica… Además, creo que la seguridad de este lugar es suficientemente alta, pero… No podría dejarlas ir después de que ha dicho eso. ¿Dónde estaría mi espíritu de heroína si dejaba marchar a dos “inocentes e influenciables” chicas?”

Ranko suspiró mientras esbozaba una débil sonrisa.

—Es… Está bien. N-no quisiera que le pasara nada a Hana-san y a Ren-san. N-no sé si hay fantasmas por aquí...

Ranko relajó los hombros y le dedicó una última mirada al tronco que acababa de patear. Luego fue a por el resto de sus cosas y se las ajustó a la cadera de manera pausada. Pensó que en realidad sí se le antojaba algo de comer. ¿Había desayunado esa mañana? No recordaba. Tal vez algo frito le sentase bien.

—¿Es… Es Ren-san hábil con la espada? —curioseó Ranko mientras colocaba su wakizashi en su cinto.

— ¿Q-Que a nosotras qué?

Muchas veces le resultaba dificil saber si Ren se enteraba de lo que le decía o no. Esa parte de misterio era uno de sus encantos, que a veces podían resultar tensos para la pobre Hana. Sin embargo, Ranko acabó accediendo.

—Es… Está bien. N-no quisiera que le pasara nada a Hana-san y a Ren-san. N-no sé si hay fantasmas por aquí...

— A montones, de samurais, de ninjas, de animales, aquí ha muerto mucha gente. — le dijo a Ranko mientras iba a por sus cosas y les daba la espalda a las chicas.

Justo después se giraría a Ren para negarle con la cabeza, sin que la kusajin la viese, para que estuviese tranquila. Si en ese mismo momento hubiese aparecido un fantasma, Hana hubiese echado hasta el esofago del grito que hubiese soltado. Y de hecho, se pasó unos segundos esperando dicha aparición. Dicha aparición no se dio y pudieron seguir hablando en cuanto Ranko volvió.

—¿Es… Es Ren-san hábil con la espada?

Abrió la boca a punto de contestar por Ren pero se contuvo. Mucho estaba hablando ya, lo mejor sería darles algo de espacio a ellas dos a hablar. Si a Ranko le interesaban las espadas podría sacarle tema con más facilidad a Ren que ella misma.

— A montones, de samurais, de ninjas, de animales, aquí ha muerto mucha gente. — le dijo a Ranko mientras iba a por sus cosas y les daba la espalda a las chicas.

Los ojos de Ren se abrieron como platos, directa a protestar; pero en el momento Hana le negó con la cabeza y una sonrisa. ¿Lo hacía para que se diera un paseo con ellas, o solo para molestarla? Bufó aliviada y suavemente enojada.

—¿Es… Es Ren-san hábil con la espada?

— Yoooooooooo... Bueeeeeenoooo... — desvió la mirada, dando una suave patada a una piedra cercana. ¿Buena? ¿Buena la que había quedado sexta en el ranking? No, esa no es la palabra con la que se le debería catalogar. — No lo creo la verdad... Ojala llegar a ser siquiera la sombra de Reiji; por lo que decís de él. — añadió con una risa nerviosa, acompañándolas.

En lo más profundo de su corazón, empezaba a procesarle bastante envidia. Estaba más que claro que había una diferencia abismal entre ellos; tal vez acabase por tomarlo como un amistoso rival, de hecho podría haberle buscado durante todo este tiempo, por medir sus fuerzas y entrenar con él. Al fin y al cabo, él tenía mucha más experiencia que la joven de la lluvia con la espada a la espalda.

Ranko sonrió de espaldas. Hana parecía tan insistente en que las acompañara, pero no sonaba a aquella vez en el bosque. Aunque la Kusajin no era la mejor para leer personas, no sentía temor o desesperación en su voz. Sentía… ¿preocupación?

Se volvió y se encontró con una Ren apenada.

”Apenada por no ser mejor. ¿Y qué le dirás, Ranko? ¿Que debe de lamentarse como tú? ¿Que debe de soltar su ira contra los troncos? No. No puedes decirle eso a alguien más, ¿verdad? Porque es más fácil criticarte a ti misma.”

—Yo tampoco lo soy. No es… mi arte.

”¿Y ahora? ¿Le dirás que lo suyo es inferior a lo de Reiji así a como piensas que lo tuyo es inferior? ¿Le dirás que no sirve como guerrera, así como te lo dices a ti misma?”

—Reiji-san fue… es u-un guerrero honorable —Dolor —. E-está bien tener como objetivo llegar a su nivel —Dolor —. Siempre que no nos e-estanquemos detrás —DOLOR —. ¡M-mejoremos continuamente!

Terminó alzando su puño tímidamente, e intentando ocultar un gesto de malestar.

”Excelente consejo, Ranko. Tú ya eres experta en tener metas sin alcanzar.”

Se dijo que no podía estar tan negativa. Tenía que animarse si quería “proteger” a Hana y Ren, y no estar como espíritu negativo, aunque sus palabras no lo mostraran.

—V-voy tras de ustedes...

Se maldijo entre dientes. A ella y su decisión de dejar a las dos tontas del culo aquellas hablar entre ellas. En vez de animarse, parecía que se iban poniendo la zancadilla. En cualquier momento se convertían ambas a monja con tal de dejarse a sí mismas a la altura del betún.

Hana pensaba, con cierto grado de seguridad, que ambas eran mejor que ella en combate. Lo de Ren había sido simplemente suerte, ella había estado fuera de sí durante todo su enfrentamiento. Y ella había usado Ninjutsu, que era su cosa, mientras que Ren no había usado su espada. Y Ranko... menos mal que no se había enfrentado a Ranko, estaba segura de que estaba al nivel de Reiji. Que él hubiese ganado al final... tal vez con un poco de suerte hubiese ganado ella.

Se puso tras ambas mientras hablaban, y al ver que no iban a ninguna parte, les puso a ambas una mano en la espalda para empujarlas suavemente. Les sonrió, intentando que dejasen de ser cabezas huecas.

— Solo hay un camino, chicas, hacia delante. Con un poco de entrenamiento y confianza, podréis ser las mejores espadachinas del mundo. O lo que queráis.

Lo soltó con tal de animarlas. Sin embargo, no creía que le faltase razón. Lo que les pasaba es que se estaban obcecando con que había gente mejor que ellas en el mundo, ¡pues claro! Si somos genin, por dios santo. Solo había que seguir hacia delante.

— Solo hay un camino, chicas, hacia delante. Con un poco de entrenamiento y confianza, podréis ser las mejores espadachinas del mundo. O lo que queráis.

Ojala fuera tan sencillo como eso, pensó al ser ligeramente empujada por Hana. Sin darse cuenta ninguna de las dos, Ren cogió de la mano a Hana para entrelazar sus dedos, dejándose llevar por su corazón sin ser consciente sobre lo que estaba haciendo.

— No soy muy buena relacionándome con alguien que no conozco, Ranko-chan — dijo riendo hacia ella, con una sonrisa quebradiza y nerviosa — ¿Y como fueron tus otros combates? Si combatiste contra Reiji, entonces llegaste a la final ¿no? ¡Aunque seas la segunda es realmente impresionante! ¡Debió de ser un combate realmente igualado! — empezó a comprender que ambas estaban compartiendo un sentimiento parecido, e intercambió una mirada con Hana como intentando pedirle que la ayudara a animarla. — Yo he acabado sexta, aunque dados los acontecimientos; es como si hubiera sido la última.

Rio una última vez con una triste sonrisa, esperando que el mal de otros, fuera el consuelo de esta.

”Sólo un camino… Pero no es lo mismo arrastrarse hacia adelante que correr. ¡Ranko, no! ¡Hana-san intenta alentarte! ¡Qué desagradecida serías si te rehúsas a aceptar sus palabras!”

—C-creo que necesitaré mucho entrenamiento, no poco —Soltó una breve risita mientras la rubia las empujaba para que anduviesen. No se resistió al movimiento —. P-pero es cierto. G-gracias, Hana-san.

El que Ren le comentara que le costaba relacionarse con desconocidos hizo que los nervios de Ranko disminuyeran. Se le hizo curioso que le llamara Ranko-chan tan amistosamente a la vez que le decía eso, pero igual lo agradeció.

—E-está bien, Ren-san. Hana-san puede contarte e-eso mismo de mí. Me… ahm… a-a veces me cuesta saber cómo actuar o qué decir. ¡P-pero he ido mejorando! —Éste era honestamente un logro del cual estaba orgullosa y curiosamente no le daba pena presumirlo. Luego le preguntó sobre sus combates, y el dolor del vientre se agudizó por un instante, pero se esfumó en cuanto vio la emoción de la morena —. Oh… B-bueno… Reiji-san fue… No sé si fue igualado… Sus movimientos con la e-espada fueron mucho para mí y… y yo fui muy lenta en muchos sentidos. C-creo que no pensé bien…

El dolor se intensificó al recordar todo eso, pero Ranko no quiso detenerse. Apretó los labios.

—A-ahm… En mi primer combate luché contra otro Uzujin. Su nombre era… ahm… ¿Takumi-san? Sí, eso creo. E-era un marionetista. F-fue un combate interesante, y Takumi-san… él… —”Él combatió hasta el final, como yo. ¿Por qué te molesta tanto, entonces, si Takumi-san es loable por ello?” —. Él tenía u-un gran espíritu de pelea. M-mi segundo combate fue contra un Amejin, Kisame-san, p-pero se rindió antes de que pudiésemos intercambiar golpes…

Reparó, al voltear a ver a las chicas con una tímida (y ligeramente forzada) sonrisa, en que iban tomadas de las manos. Le extrañó, pues no consideraba que Hana estuviese atemorizada como aquella vez en el bosque, mas no le dio mucha importancia.

—Y… ¿Y cómo le-les fue a ustedes en el torneo?

Hana dio gracias por tener ambas manos ocupadas en las espaldas de las otras dos kunoichis, porque oir a Ren le daban ganas de llevarse una mano abierta a la cara, golpearse tan fuerte que sonase por todo el valle y después hacerle lo mismo a su hermana.

— ¿Y como fueron tus otros combates? Si combatiste contra Reiji, entonces llegaste a la final ¿no? ¡Aunque seas la segunda es realmente impresionante! ¡Debió de ser un combate realmente igualado!

¡ESE ERA EL TEMA QUE ESTABA INTENTANDO EVITAR! ¿Cómo podía ser tan inocente? ¿Tan... tan... tonta!? ¡Si es que era tonta! No había otra forma de expresarlo. Y encima empezaba de nuevo con que había quedado última y a Hana no podía engañarla. En sus palabras había implicito un "soy la peor kunoichi del mundo", un "debería ponerme a freir fideos en el restaurante" y demás estupideces.

No podía ignorar aquello, pero tampoco podía cortar a Ranko. Vale, no, no podía echarle la bronca a Ren delante de la kusajin, explotaría. Debía animar a ambas, no hacerlo todo más incomodo. Tendría que afinar sus tacticas. Quitó la mano de la espalda de Ranko para acercarse más a Ren, agarrandola de la cintura y pegandola a ella, se acercaría a su oído para susurrarle algo:

— Pero tú te has llevado un premio mejor que el ganador del torneo, ¿o no? — dicho eso, le sonreiría, le guiñaría un ojo y se separaría de ella para simplemente ir cogidas de la mano.

La prefería avergonzada antes que triste.

—A-ahm… En mi primer combate luché contra otro Uzujin. Su nombre era… ahm… ¿Takumi-san? Sí, eso creo. E-era un marionetista. F-fue un combate interesante, y Takumi-san… él… . Él tenía u-un gran espíritu de pelea. M-mi segundo combate fue contra un Amejin, Kisame-san, p-pero se rindió antes de que pudiésemos intercambiar golpes…

— Vaya, yo también combatí con Kisame-san y también se rindió, supongo que tiene buen ojo para saber si puede vencer y prefiere no perder el tiempo. Aunque es raro de ver, todas las personas que he conocido son más bien de no rendirse jamás. Como toda Uzushiogakure, básicamente.

Se giró a su hermana, con una sonrisa socarrona.

— ¿Y tú, Ren-neechan? ¿Qué tal tu primer combate? — se llevó la mano libre a la boca, tapandose para que no se viese su risilla

Hana se acercó bastante a la morena y esta solo se dedico a mirarla, entre extrañada y curiosa, por lo que no le impidió ningún solo movimiento, acariciándole por la cintura y haciendo que estuvieran mas cerca hizo que un suave rubor adornaran las mejillas de Ren; y posteriormente Hana le susurraría con dulzura al oído.

Las fuerzas de sus piernas le flaquearon en respuesta de inmediato, a la vez que su rubor se hizo más que palpable en el rostro, hasta tal punto que daba igual que se estuviera tapando la cara con su mano libre.

— Pero tú te has llevado un premio mejor que el ganador del torneo, ¿o no? — dicho eso, le sonreiría, le guiñaría un ojo y se separaría de ella para simplemente ir cogidas de la mano.

—A-ahm… En mi primer combate luché contra otro Uzujin. Su nombre era… ahm… ¿Takumi-san? Sí, eso creo. E-era un marionetista. F-fue un combate interesante, y Takumi-san… él… . Él tenía u-un gran espíritu de pelea. M-mi segundo combate fue contra un Amejin, Kisame-san, p-pero se rindió antes de que pudiésemos intercambiar golpes…

— Vaya, yo también combatí con Kisame-san y también se rindió, supongo que tiene buen ojo para saber si puede vencer y prefiere no perder el tiempo. Aunque es raro de ver, todas las personas que he conocido son más bien de no rendirse jamás. Como toda Uzushiogakure, básicamente ¿Y tú, Ren-neechan? ¿Qué tal tu primer combate? — se llevó la mano libre a la boca, tapandose para que no se viese su risilla

— Y-Y-Yo... M-M-Mal... P-Perdí — era incapaz de formar una frase en su cabeza; o más bien era incapaz de hablar como una persona normal y poder caminar sin caerse al suelo. Por lo que optó por concentrar toda su atención a sus pasos.

Hana se acercó a Ren y le dijo algo. A pesar de estar a un paso de distancia, Ranko no pudo oír el susurro de la rubia, pero hizo que la morena enrojeciera intensamente.

—Pa… ¿Pasa algo, Ren-san?

Ranko no quería entrometerse mucho, pero no podía negar que había algo entre aquellas chicas que le llenaba de curiosidad. Definitivamente le hacía olvidar el dolor de su abdomen.

Escuchó lo que Hana tenía que decir sobre sus combates previos. Al parecer ese tal Kisame era demasiado precavido. La Kusajin reafirmó el respeto encontrado para con los Uzujin, pues se había topado con un par de buenos guerreros de allí. Sin embargo, la rubia le preguntó a su amiga acerca del primer combate de ésta.

"N-no sé… Me suena a que la está provocando. ¿Qué se traerán entre manos?" Pero la pregunta de la de la trenza fue hacia otro lado.

—Oh. L-lo siento. ¿Y contra quién luchó Ren-san? S-si se puede saber, claro. —añadió, en caso de que la chica no quisiera en realidad hablar de ello.

— Y-Y-Yo... M-M-Mal... P-Perdí

—Oh. L-lo siento. ¿Y contra quién luchó Ren-san? S-si se puede saber, claro.

Hana contuvo la risa con una maestria sin igual, pero por dentro estaba ya retorciendose en el suelo de la risa. Entre la reacción de Ren a cualquier acercamiento y la timidez de que Ranko era prácticamente una desconocida apenas podía articular una palabra.

— ¿Contra quien luchaste, Ren-neechan? Yo oí que era una kunoichi realmente poderosa, que te podría dejar sin palabras solo de su poder. ¿O no, Ren-neechan?

De nuevo, se llevó una mano a la boca, tapandose parcialmente sin apartar la vista de Ren.

— ¿Contra quien luchaste, Ren-neechan? Yo oí que era una kunoichi realmente poderosa, que te podría dejar sin palabras solo de su poder. ¿O no, Ren-neechan?

Era obvio que Hana estaba disfrutando torturando a la joven Ren, quien lo único que podía hacer, era tartamudear y mirar al suelo.

— M-Me tocó contra H-Hana — respondió mirando a Ranko, con el ceño fruncido, los labios temblorosos y la cara completamente roja.

Solo esperaba que ella no le siguiera el juego a la rubia, queriendo seguir avergonzando a la ninja de la lluvia, que bastante mal lo estaba pasando. Sentía un cosquilleo en el estomago, y le costaba hacer más de una sola cosa a la vez.