Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Ren no pudo contener la angustia al ver aquel dantesco cementerio de animales muertos. Puede que algunos fueran recientes, pues se supone que dijo que solo eran unos dos o tres, algunos puede que llevasen días a la intemperie, soltando un característico hedor; pero ella no lo podía saber. Tan pronto como vio las primeras se llevó las manos a la boca, pero al avanzar y descubrir semejante camposanto, no tardó mucho en girarse para dar varias arcadas secas.
«PERO QUE ES ESTO.... ¿¡No eran tan solo dos o tres!?» intentó recuperar la compostura, siguiendo a Kisame que se había distanciado de ella unos metros y no parecía verse afectado por aquel lugar. Ren sin embargo, no podía mirar más de varios segundos aquél lugar ni ningun animal; con pasos lentos, se acercó a su compañero que ya se había puesto manos, y patas, a la obra sobre el terreno.
—¿N-No había dicho que eran un par? ¿Que es lo que ha pasado aquí? — alzó su bandana para taparse la nariz, no sabía si le llegaría algún olor a podredumbre, pero tampoco quería averiguarlo de primera mano.
«¿No nos habremos metido en donde nos llaman?... »
Tengo 20 de percepción, asi que tiro 2 dados de 10. El primero ha sido 8 y el segundo 1.
El pelinegro estaba demasiado ocupado con su compañero como para darse cuenta, pero sin embargo ella no. A pesar de no querer mirar aquel asqueroso espectáculo, a lo lejos, pudo ver una sombra meterse entre los matorrales. No supo identificar el tamaño, pero sí un brillo inusual en sus ojos, lo cual obviamente era muy extraño. El lugar del avistamiento no estaba sin embargo demasiado lejos, pero lo suficiente como para no distinguir los detalles, quizás a no mas de cien metros, donde comenzaba la vegetación de nuevo a causa de que los habitantes del pueblo no transitaban demasiado aquella zona.
El mapache de Kisame se acercó al pelo y comenzó a olisquearlo. Su dueño, no sabía muy bien que otra cosa hacer, por lo que se volvió a su compañera y le dijo que se acercara con la mano, sin mirar aún a su compañero. Le siguió con la mirada hasta que se acercó. Parecía afligida por el olor y la presencia de tantos cadáveres, no le resultó tan raro, ya que sabía que no todo el mundo tenía el mismo estómago para aquellas cosas, así que intentó tranquilizarla un poco, aunque su tono no ayudase mucho, sin embargo, sus palabras si lo intentaban.
-Sé que es asqueroso, creeme, pero uno a veces tiene que ver este tipo de cosas. No tengo intención de limpiar esto, eso es trabajo del pastor, que por cierto, es un bago... -Dijo antes de volverse hacia su mapache.
Él no lo había podido ver, sin embargo... Ella si. Aquel animal estaba aterrado, se alejaba dando pasos confusos y lentos marcha atrás sin apartar la mirada del pelo, haciendo ademán de negar con la cabeza. Si la temperatura no fuese estable y relativamente cálida para la fecha, cualquiera habría pensado que estaba totalmente helado de frío por el tembleque que tenía. El animal comenzó a negar con la cabeza. Kisame se asustó, era la priemra vez en su vida que su fiel compañero se negaba rotundamente a seguir un rastro... Como era posible? El animal comenzó a gemir, sin apartar la vista del pelo, asustado. Era francamente horrible ver su expresión, la viva imagen de un animal bloqueado por el miedo. En su camino dando tumbos hacia atrás, se chocó contra un cadáver de una oveja y, dió un enorme salto por el susto. Cuando volvió a caer, miró a Kisame con gesto de disgusto y... ¡Plof! Desapareció en una nube similar a la que le había traído aquí.
Una vez ya con la tela de su bandana por encima de la nariz, recupero un poco la compostura, aquella planicie que se había convertido en un camposanto para aquellos animales. Se acercó lentamente hacia su compañero, mientras miraba, durante no más de unos segundos el mismo cadaver; hasta que algo en la lejanía pareció moverse.
— K-Kisame... C-Creo que hay algo allí al fondo... — dijo una temblorosa Ren, tocando la espalda del joven. — He visto algo moverse entre aquellos arboles... Y un par de ojos brillantes...
Añadió señalando tras el campo de animales muertos, las cercanías de lo que parecía un bosque.
19/02/2020, 21:31 (Última modificación: 20/02/2020, 20:35 por Taka Kisame. Editado 2 veces en total.)
Por primera vez había pasado. Su mapache nunca se había negado a seguir un rastro. Jamás. Siempre había sido rápido y eficiente y más aún cuando se le da algo tan evidente como un amasijo de pelos. El pelinegro estaba asustado, y aunque no quisiera reconocerlo tenía miedo. ¿Qué había podido ser? ¿Qué era lo que había asustado tanto al mapache? Le inundaron pensamientos, no lo entendía. Alzó la vista para señalar a donde su compañera miraba, pero ya no había nada, solo unos arbustos moviéndose, quizás por el viento, o no. Pero él no podía dejar de pensar en eso, su cabeza daba mil vueltas, era algo inédito.
-Himura-san... Lamento asustarte más, pero es la primera vez en mi vida que veo hacer eso a un mapache de los de mi familia -Anunció con gesto frío pero con un tono de terror que intentaba disimular desesperada e inútilmente - ¿Qué hacemos? Yo estoy bloqueado -Añadió, era obvio que también estaba asustado.
No era necesario tocarle mucho, él también temblaba. Observaba aquellos arbustos intentando ver algo más, pero allí solo podía ver ojarasca y maleza moverse al compás del viento. Hace unos instantes se podía hacer evidente que efectivamente algo había pasado por allí, pero ahora ya no quedaba ni la sombra de eso, se volvió hacia su compañera.
-Ya lo sabemos, esto no es ni un zorro, ni un lobo, ni una manada. Esto es algo peligroso. -Remarcó, mirándola a los ojos desde quizás un poco más arriba, al ser más alto que ella.
Viendo como él tampoco tenía claro como sobrellevar la situación, dudo abrazándose así misma. Kisame todavía exhalaba algo de experiencia y conocimiento, o por lo menos esa era la sensación que daba hasta que se le unió a ella en el terror.
— No lo sé... Esto tal vez nos quede grande, deberíamos en todo caso informar a algún superior y que intentaran ocuparse del tema. — dijo llevándose una mano a la boca, intentando razonar lo que podía. — ¿O pedirle explicaciones al pastor? — añadió como alegato final, con preocupación en su voz.
Sopesó durante un rato el hecho de informar a un superior. Amegakure quedaba algo lejos de viaje y él debía quedarse allí para su cita con Takumi, no le podía fallar. Por otra parte, aquello pintaba serio y no entendía muy bien por qué su amigo no le había querido ayudar, desde luego era algo que le había dado mal fario y pintaba como un buen desafío. Siempre le habían gustado los desafíos pero como decía su padre: Hay un límite muy fino entre ser valiente y ser estúpido, y no quería serlo. Debían encargarse de aquello allí y ahora, tal vez el resto del pueblo corriera eminente peligro si no lo hacían. La miró, estaba aterrada, como él. Dió un paso hacia la puerta del cercado y le hizo señas apra que le siguiera.
-No quiero asustar más de lo necesario... Los civiles tienen miedo y suelen poner sus vidas en nuestras manos, no deberíamos darles responsabilidades que no tienen -Se volvió hacia ella intentando tranquilizarse, respirando hondo y lentamente -Vamos a ver, te doy mi palabra de que si es realmente peligroso yo intentaré contenerlo mientras tú pides ayuda, ¿entendido? -Clavó su mirada en sus ojos -Prométeme que si algo me pasa no vas a mirar atrás -Dijo con tono totalmente serio, aunque algo tembloroso por el miedo.
No, ya era suficiente con arriesgar su vida como apra que encima aquella niña lo hiciera. Si alguien debía pasarlo mal sería él, ya que había dado la idea de tirar para adelante como siempre. La medida del miedo siempre es la que tú le des, y las responsabilidades son las que tú tomes, nunca nada viene dado, pero en esta ocasión se veía moralmente obligado a tomar ambas cosas. Una vez escuchó su respuesta, si realmente era un sí, avanzaría hacia los arbustos, lentamente, intentando ser sigiloso, no quería sobresaltar a esa cosa, quería pillarla por sorpresa.
-Tiendo a pelear en la distancia, si esto llega a un enfrentamiento, puedo cubrirte desde atrás, así que no te preocupes si debes acercarte, ¿vale? -Susurrando, casi inaudible, incluso ella tendría que hacer un esfuerzo para escuchar.
Los arbustos se movían, un ronroneo se escuchaba en ellos, una respiración agitada... A medida que se acercaban, el olor se hacía evidente, era desagradable. Olía a carne podrida, como en aquel cerco, pero era más soportable. El ronroneo se convirtió en gruñidos, la respiración acelerada en un bufido, unos ojos rojizos comenzaron a brillar entre las sombras, y el brillo de una amplia dentadura se percibía entre la maleza...
-No quiero asustar más de lo necesario... Los civiles tienen miedo y suelen poner sus vidas en nuestras manos, no deberíamos darles responsabilidades que no tienen. Vamos a ver, te doy mi palabra de que si es realmente peligroso yo intentaré contenerlo mientras tú pides ayuda, ¿entendido? Prométeme que si algo me pasa no vas a mirar atrás -Dijo con tono totalmente serio, aunque algo tembloroso por el miedo.
— ¡No puedes obligarme a hacer eso! ¡Yo también soy responsable, me ofrecí voluntaria! — respondió llevandose una mano al pecho, acompañándolo todavía algo aterrada. — Si se pone feo, nos largamos LOS DOS.
Añadió de mala gana, levantando el índice y corazón de su mano izquierda; estaba totalmente de acuerdo en lo que dijo al principio, era obligación de los ninjas ocuparse de aquel tipo de asuntos, si volvían al pequeño pueblo para alertar, podían no llegar a no creerles por ser genins, y generar a posterior un problema bastante serio sobre la posición de estos. Y si les hacían caso, podría llegar a cundir el pánico, generando un gran caos y revuelo.
-Tiendo a pelear en la distancia, si esto llega a un enfrentamiento, puedo cubrirte desde atrás, así que no te preocupes si debes acercarte, ¿vale? -Susurrando, casi inaudible, incluso ella tendría que hacer un esfuerzo para escuchar.
— Pues esperemos que no haga falta; que acabe todo esto siendo algo más simple... — dijo recortando la distancia hacia él, sin dejar de mirar atrás; miraba de un lado a otro en las copas de los árboles, pero el miedo no le hacía darse cuenta de que algo los estaba ya acechando antes de adentrarse más.
24/02/2020, 13:07 (Última modificación: 24/02/2020, 13:08 por Taka Kisame.)
Los tímidos y sigilosos pasos de los genin se acercaban al arbusto. El ronroneo estaba cada vez más cerca, el olor se intensificaba. La maleza comenzó a moverse... Unos ojos brillantes asomaron de entre ella, dos largas colas ascendieron lentamente entre la maleza. La criatura caminó hacia adelante, gruñendo intensamente. De entre las hojas salieron unas fauces babeantes y unos ojos inyectados en sangre que se clavaban en ellos. Tenía el aspecto de un zoro a primera vista, pero era enorme para ser de esta especie. Su rostro afilado contrastaba con un musculoso cuerpo similar al de un león, así como sus patas. Tensando ahora todos los músculos de su torso, en posición de ataque. Las colas se movían levemente, totalmente alzadas... Kisame se detuvo, no iba a dar un solo paso más hacia adelante. La criatura miró a los genin, con un leve aura roja a su alrededor... Sus dientes ensangrentados y su cuerpo con restos de vísceras delataban a aquel ser como el verdadero culpable de lo que estaba ocurriendo...
-¿Pero que...? -Logró arrancar el pelinegro de su garganta mientras observaba a la bestia totalmente congelado, quizás con miedo.
Alzó sus manos para preparar unos sellos, en caso de necesitarlos, pero la criatura fue mas rápida, lanzándose totalmente rabiosa hacia la pequeña shinobi, con tal velocidad que el de Amegakure no tuvo tiempo a reaccionar con la suficiente velocidad.
Cuando aquella gran criatura se mostró finalmente, Ren no dudo en aferrarse a su bokken con ambas manos, apuntando hacia él en un desesperado intento de intimidación. No quiso ni moverlo un centímetro, estaba aterrada ante el grotesco aspecto de sus colmillos goteando sangre.
— ¿E-Es el animal que ví? ¿Q-Que és? — Pero antes de poder siquiera recibir respuesta de su compañero, este se abalanzó sobre ella, pudiendo solo usar el bokken para intentar que no la mordiera, en una medida exasperada de detener sus colmillos, poniendo el arma de forma horizontal cuando este le tumbó, añadiendo un gran grito de temor.
25/02/2020, 17:20 (Última modificación: 26/02/2020, 20:47 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
Se asustó ante la acción de la criatura y realmente quedó algo decepcionado de que Ren no hubiera podido esquivar el ataque. Estudió las posibles variables sobre como actuar. Cualquiera de sus técnicas haría daño también a Ren pues se trataba de elemento tierra y solían provenir del suelo... Hizo un par de sellos pero finalmente no hizo nada, tenía miedo de que la pasase algo, pero él no podía hacer nada en esa situación, no sin dañarla también a ella.
-No puedo atacarle si estás ahí... ¡Intenta apartarle! -Exclamó el amejin mirándola algo asustado.
Preparó las manos para hacer unos sellos en caso de que ella actuase, se sentía impotente por no poder hacer nada para ayudarla. Por otra parte, también pensaba que debería de poder actuar o al menos quitárselo de encima, ya que el animal no la había dejado totalmente indefensa. Una vez lograse apartarse de la criatura o al menos apartarla con su arma, prepararía una ofensiva.
-Vamos... Inténtalo... -Volvió a decir con impotencia.
El animal gruó e intentó darle un fuerte golpe con su garra en el pecho de la shinobi, parecía totalmente enrabietado con ella, si no se movía de allí el golpe era inminente...
26/02/2020, 00:18 (Última modificación: 28/02/2020, 21:21 por Himura Ren. Editado 1 vez en total.)
Los colmillos de la bestia se separaban por poco de su rostro, cayendo parte de su saliva en ella. Haciendo uso más de la fuerza bruta, que del poco valor que le recorría el cuerpo al ver a ese ser a tan pocos centímetros de ella; se aferró con fuerza al bokken en cada extremo, y empujó todo lo que pudo por quitárselo de encima y alejarlo de él aunque no fuera más allá de un par de metros. Cogió con ambas manos el mango de su arma, preparada para intentar un golpe defensivo si era lo suficientemente veloz para ello, o se las volvería a ver con aquella criatura igual de cerca que momentos anteriores.
— ¡Ahora! — dijo gritando casi de desesperación.
«Si no podemos enfrentarlo, tal vez pueda espantarlo; debería ser más que suficiente para confudirlo por lo menos» retiró una de las manos hasta la bandana anudada a su cuello, intentando no hacer movimientos bruscos, cogiendo la placa con su dedo índice y pulgar.
No tardó en entender la señal, hizo los sellos lo mas rápido que pudo y se dejó caer hacia el suelo para apoyar las manos en el. Levantó la vista, echándose el pelo hacia atrás y miró fijamente a la criatura, ahora algo desequilibrada.
-Doton: Retsudo Tenshō! -Exclamó en ese momento, con gran decisión.
El suelo se empezó a quebrar, convirtiéndose en un infierno de pétreas cuchillas que se clavaron en las patas y lomo de la criatura, dañándola y provocándole un desequilibrio por los temblores que finalmente acabó convirtiéndose en una caída al suelo... Parecía la situación perfecta para volver a arremeter.
Finalmente, la chica había demostrado más valor del que aparentaba y eso le alentaba, sería una buena compañera después de todo... Estaba algo asustado por aquella criatura pero debía mantener la mente tranquila para no hacer alguna tontería que les costara la vida. El principio del combate había resultado un poco atropellado, al menos ahora ya se había estabilizado.
¤ Bandana Ninja
¤ Portaobjetos básico
¤ Kemuridama, Bomba de humo (3)
¤ Comunicador básico
¤ Hilo shinobi
¤ Doton: Retsudo Tenshō ¤ Elemento Tierra: Desgarro de Palma de la Tierra Retorciéndose - Tipo: Ofensivo (contundente) - Rango: C - Requisitos:Doton 10 - Gastos:
12 CK
(Doton 20) (multiplicable x2)
(Doton 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales:(Doton 80) La tierra puede romperse en parábola, aunque sólo alcanzará su radio máximo cuando se encuentre a 3 metros del objetivo. - Sellos: Jabalí → Buey → Sello específico de la técnica - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
La técnica avanza 3 metros, y goza de 1'5 metros de anchura (multiplicado x1)
La técnica avanza 5 metros, y goza de 2'5 metros de anchura (multiplicado x2)
La técnica avanza 8 metros, y goza de 4 metros de anchura (multiplicado x3)
Tras la realización de los sellos, esta técnica causa que la tierra frente al usuario se retuerza sobre sí misma, rompiéndose, desequilibrando a los adversarios y causándoles daños debido a las rocas puntiagudas y a la gravilla. Cuanto más chakra se añada a la habilidad, más grande será la destrucción del terreno y más dañina sobre los oponentes.
El suelo comenzó ha temblar y acto seguido, parte de este se resquebrajó y cientos de puntiagudas rocas golpearon a la bestia de varias colas, dañándole principalmente las patas pero algunas alcanzaron su costado. Ren aprovechó el momento para colocarse entre la criatura y Kisame, sin apartar una de las manos de su placa metálica. En cuanto aquel ser recuperara la compostura para atacarles de nuevo, un cegador destello saldría de su bandana.
— ¡Iaido: Nikkō! — gritó entrecerrando los ojos, y acto seguido un gran fogonazo de luz estalló de la parte metálica.
¤ Bandana ninja de Amegakure (Alrededor del cuello, protege de 7 PV])
¤ Bokken (Lateral izquierdo de su cintura; 7 PV/golpe con mango, 15 PV/golpe)
¤ Iaido: Nikkou ¤ Camino del Iai: Brillo del Sol - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos:Kenjutsu 10 - Gastos: 5 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Ceguera de unos instantes - Carga: 2 - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: 5 metros
El término Iaido representa un estilo específico de kenjutsu que consiste en movimientos limpios, controlados y rápidos de desenfunde y enfunde de la espada, de una forma tan rápida que resulta imperceptible. De esta forma, se consigue confundir a un posible enemigo. Este arte fue inventado por los samuráis, y desarrollado como un arte de lucha con espada instantáneo capaz de anticiparse a los sellos manuales de los shinobi. En esta aplicación del Iaido, el usuario desenfunda ligeramente la espada y vuelve a enfundarla imperceptiblemente, reflejando la luz del Sol (o una luz artificial, o de la luna si está visible) y potenciándola con su chakra, generando un destello lo suficientemente cegador como para incapacitar a un grupo de adversarios durante un pequeño instante. Después de cada uso, la técnica se va volviendo más predecible y evidente.
2/03/2020, 03:29 (Última modificación: 6/03/2020, 22:58 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
Parecía que la situación estaba bajo control por el momento. Su compañera se le adelantó rápidamente y utilizó una técnica con su bandana que jamás antes había visto utilizar a nadie, y no era para menos, pues de aquel trozo de metal aparentemente inservible salió un rayo de luz que deslumbró a la vriatura, haciéndola retroceder un poco entre las pétreas cuchillas que bajo ella se formaban. Era ahora o nunca, tenía que atacar pero no lo haría con todas sus fuerzas, nunca podrían saber qué les depararía el resto del combate... Volvió a ahcer los mismos sellos y se dejó caer de nuevo hacia el suelo, para colocar sus manos.
-Doton: Retsudo Tenshō! -Exclamó de nuevo, y las ya rotas rocas se volvieron a resquebrajar, provocándole heridas nuevamente, pero esta vez... Esta vez parecía algo más prevenido por haber recibido dos veces seguidas el mismo ataque.
La bestia se levantó y comenzó a correr hacia el amejin a toda velocidad, dando un enorme salto hacia él dejando un rastro de babas tras de sí, con ambas garras delante, dispuesto a hacerle varios profundos cortes en el pecho, costara lo que costara. Quizás fuera poco inteligente pero era fuerte, y estaba seguro de que no le daría tiempo a interceptar el golpe en aquellas circunstancias pues se había arriesgado bastante con aquel movimiento de ataque...
¤ Bandana Ninja
¤ Portaobjetos básico
¤ Kemuridama, Bomba de humo (3)
¤ Comunicador básico
¤ Hilo shinobi
¤ Doton: Retsudo Tenshō ¤ Elemento Tierra: Desgarro de Palma de la Tierra Retorciéndose - Tipo: Ofensivo (contundente) - Rango: C - Requisitos:Doton 10 - Gastos:
12 CK
(Doton 20) (multiplicable x2)
(Doton 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales:(Doton 80) La tierra puede romperse en parábola, aunque sólo alcanzará su radio máximo cuando se encuentre a 3 metros del objetivo. - Sellos: Jabalí → Buey → Sello específico de la técnica - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
La técnica avanza 3 metros, y goza de 1'5 metros de anchura (multiplicado x1)
La técnica avanza 5 metros, y goza de 2'5 metros de anchura (multiplicado x2)
La técnica avanza 8 metros, y goza de 4 metros de anchura (multiplicado x3)
Tras la realización de los sellos, esta técnica causa que la tierra frente al usuario se retuerza sobre sí misma, rompiéndose, desequilibrando a los adversarios y causándoles daños debido a las rocas puntiagudas y a la gravilla. Cuanto más chakra se añada a la habilidad, más grande será la destrucción del terreno y más dañina sobre los oponentes.
- PV:
110/150
–
- CK:
150/150
–
- Daño provocado: Posibles 20 PV por cada garra.
- Acciones ocultas: 0
Cuando este comenzó la carrera, Ren volvió a aferrarse a su arma de madera con ambas manos y cuando saltó, intento propinarle un tajo ascendente en el costado al tenerlo desprotegido en aquel salto. Si aquel ser no llegaba a alcanzar a Kisame, la kunoichi intentaría apartarlo tirandole de la ropa, para colocarle tras ella.
— ¡Sigamos así! ¡Yo puedo intentar hacer de primera línea mientras sigues debillitandolo de esa forma, si se acerca demasiado, volveré a cegarlo para que puedas golpearle! — gritaría tras que Kisame se re posicionara tras ella.