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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
¡Pum!

El sonido que provocó el boken al golpear mi cabeza resonó por todo el dojo.

¿Que te pasa? Normalmente no encajas tantos golpes

A mi madre, como madre que era, no se le escapaba ni una, pero aquel día parecía que se me notaba mucho mas. Era cierto que, como espadachín, yo era bastante diestro, y por lo general, no solía encajar muchos de sus golpes y mucho menos, un golpe descendente tan previsible como aquel.

No se te escapa nada, ¿Verdad?

Dije mientras me sentaba en el suelo a descansar, dejando mi espada de madera a mi derecha. Realmente no era mi día, y como mi madre pensaba, mi cabeza estaba en otros lugar y no lograba concentrarme.

Eres lo suficientemente mayor como para tener tus secretos, pero una madre siempre sabe cuando su hijo no esta bien. No pasa nada si no quieres contármelo, pero me preocupo por ti.

Mi madre se arrodillo frente a mi y coloco su boken frente a ella. Supongo que esa postura le parecería mas cómoda para tomarse un respiro. Aunque realmente era la forma adecuada, permitía levantarse mas rápido en caso de alguien te atacara. Aunque estando en casa dentro de la villa podría parecer algo complicado, corrían tiempos para nada seguros desde el incidente del estadio.

La verdad es que no se por donde empezar. Mi cabeza es una amalgama de pensamientos. Desde hace tiempo, solo tengo dudas y dudas.

No es que quisiera ocultarle nada a mi madre, simplemente no sabia como debía expresar lo que sentía en aquel momento. Desde hacía tiempo, pero sobretodo desde aquel incomodo día del entierro, mi cabeza no estaba un su lugar. No me concentraba en nada, y si antes ya tenia cierta inestabilidad emocional, aquel evento solo había hecho que acrecentarla.

Todos tenemos momentos de duda a lo largo de nuestras vidas. Por mucho que planeemos el mañana, nadie sabe lo que ocurrirá.


Si pero... lo que quiero decir es... —Mi cabeza solo era un mar de inseguridades, y no estaba seguro de decir lo que iba a decir, sin embargo, no pude evitar hacerlo. —Creo que no estoy hecho para la vida shinobi, quizás seria mas feliz dedicándome a la herrería como padre, o a limpiar como el señor Mido. Siempre he sabido que yo era diferente, y tal vez solo seguí adelante por que los demás me decían que no podría hacerlo, pero ahora... no me siento parte de ellos, creo que de verdad que esto no es para mí.

Como tu madre, solo puedo darte un consejo respecto a eso. Es tu vida y deberías vivirla como a ti mejor te parezca. No te fuerces a ti mismo a ser algo que no quieres ser, eso te causara hará que te sientas peor con el paso de los años, que pienses que el camino que has elegido no es el correcto, y mueras arrepintiéndote de no haber hecho algo en su momento. Y tienes que saber, que aunque decidas ser florista, o barrendero, o artista ambulante, tu padre y yo estaremos orgullosos de tí.

Gracias, madre.

No dijo nada más. Me dio un abrazo y un pequeño beso en la frente, se levantó y se marcho. Quizás no había despejado mis dudas, pero era verdad que me sentía algo mejor. Ademas, sabía cual debía de ser mi siguiente paso. Limpié el dojo, como hacia cada mañana después de entrenar, me di un baño y me vestí para encaminarme a mi siguiente destino: El edificio del Uzukage.

una vez allí, me dirigiría hacia recepción y hablaría con el encargado cuando fuese mi turno.

Buenos días, necesito hablar con el Uzukage, es importante.
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#2
Bu-buenos d-días. —En la recepción, dos ojos perlados le devolvieron la mirada. Kyoko, la encargada de trabajar allí los Mizuyoubi, le sonrió tímidamente detrás de una pila de papeles—. C-creo que está libre. A-adelante, sube.

Señaló la puerta. Si Reiji la tomaba y ascendía hasta el tercer piso, se encontraría con la doble puerta del despacho de Hanabi entreabierta. El Uzukage no estaba sentado tras su escritorio, según lo que podía ver a través de la rendija. Pero allí había alguien, no cabía duda, a juzgar por la agradable canción que silbaba.
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#3
Bu-buenos d-días. —Me contesto educada y timidamente la chicha de recepción, que ni devia ser mucho mayor que yo. Quizas el trabajo de recepcionista también debia ser agradable, quien sabe.—. C-creo que está libre. A-adelante, sube.

Perfecto, Muchas gracias. —Dije mientras me despedia con una pequeña reverencia.

Me encaminé por la puerta que la muchacha había señalado, y subí las edcaleras hasta el tercer piso, donde se encontraba el despacho del uzukage. La puerta estaba entre abierta, y a pesar de que no se veía a nadie, si que se escuchaba el silbido de una alegre melodia. Como era de la mala educación espiar a traves de las rendijas aunque fueras un ninja, y mi madre me lo había enseñado a golpes de boken que todavía dolian al recordarlos, evité echar una mirada curiosa y llamé a la puerta.

Buenos días, ¿Se puede pasar?

La verdad es que estaba bastante mas nervioso de lo que aparentaba. Una cosa era pensar en hacer algo, y otra cosa era hacerla... Pero tenia que sobreponerme a los nervios para poder seguir a delante. Aunque era mas fecil decirlo o pensarlo que hacerlo.
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#4
Los silbidos se detuvieron.

¿Mmh? ¡Sí, claro, pasa, pasa! Estoy libre. —Sí que era la voz de Hanabi la que le contestó. El lider de los uzujin se encontraba, en ese momento, reorganizando los innumerables libros de su estantería. Quizás por casualidad, quizás a tenor de las últimas circunstancias, los libros Técnicas avanzadas de Fuuinjutsu y Lo que sabemos de los Bijuu estaban ahora los primeros, a la derecha del todo, para tenerlos más a mano. Por supuesto, era un detalle del que Reiji no podría haberse percatado. Hanabi se acercó a su escritorio, retiró la silla y tomó asiento, mostrándole a Reiji una sonrisa afable, y señalando a la silla que había delante para que él también tomara asiento—. Sasaki Reiji, ¿no es así? Dime, ¿qué te trae por mi humilde despacho?
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#5
El molodioso silbido que salia del despacho se detuvo. Normal si tenia que contestarme. Hasta el momento, yo no conocia a nadie que, al mismo tiempo, pudiese silvar y hablar. Pero ¿Quien sabe? El ninjutsu era algo magico, parecia posible hacer cualquier cosa con él. Claro que, solo si tenias la suerte de ser diestro con los sellos.

¿Mmh? ¡Sí, claro, pasa, pasa! Estoy libre.

Fue la voz del uzukage la que me contestó desde el otro lado de la puerta. Cuando entré al despacho, me lo encontré ordenando los libros de su estanteria. Si que parecia tener tiempo libre, ordenar los libros era algo que podia hacer alguien en una mision de rango D. Pero ¿Quien era yo para juzgar eso? Quizas esa tarea era algo mas importante de lo que mi joven y poco entrenada mente podia imaginarse.

El hombre tomó asiento en su escritorio y me insto a tomar asiento en la silla que tenia enfrente.

Sasaki Reiji, ¿no es así? Dime, ¿qué te trae por mi humilde despacho?

Me senté en la silla que había señalado mientras me dedicaba una sonrisa afeble y preguntaba por que había ido directamente a su despacho. Quizas esa sonrisa y su tono de voz hubiesen tranquilizado a otro, pero yo no me sentia mas tranquilo en esa situación. Respiré, como en una batalla cuando estas nervioso, como me había enseñado mi madre a calmarme cuando tenia la espada entre las manos, solo que esta vez, mi espada era mi voz.

Buenos días Hanabi Sama, disculpe que le moleste, pero he creido que las cosas que tengo que decirle, es mejor que se las diga directamente a usted —Quizas los nervios se notaban en mi forma de hablar o en mi tono de voz, pero tenia que hacerlo. —Lo primero que quiero comentarle es que... — Hablaba mientras me desataba la bandana y la depositava en el escritorio del uzukage frente a mi. —No me siento digno de llevar esta bandana y quisiera devolverla. Su peso es demasiado para alguien como yo. La conseguí por cabezoneria, para demostrar que alguien con mis defectos también podía, pero resulta que no se llevarla.
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#6
La sonrisa de Hanabi desapareció. Miró preocupado a la bandana durante unos segundos, y luego devolvió la mirada a Reiji.

Hey, chico, venga —dijo, como un padre que se interesa por los problemas de su hijo—. ¿Pero qué te pasa? ¿Por qué dices eso?

»La vida es muy larga, ¿sabes? Seguro que ahora te parece todo mal, pero yo tampoco era muy bueno cuando comencé, y mírame.
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#7
El semblante del uzukage cambio de repente mientras pasaba la mirada de mi a la bandana para luego volver a dirigirla a mi. Eso me puso mas nervioso todavia, mas que nada por que no sabía lo que estaba pensaba y le estaba diciendo que la villa iba a perder a otro efectivo, aunque esta vez no por culpa del segador.

Hey, chico, venga —Habló como lo haría mi madre y mi padre, y lejos de tranquilizarme, eso me puso mas nervioso. No es que no megustara ese tipo de cercania, simplemente no me la esperaba de él—. ¿Pero qué te pasa? ¿Por qué dices eso?

»La vida es muy larga, ¿sabes? Seguro que ahora te parece todo mal, pero yo tampoco era muy bueno cuando comencé, y mírame.


Tal vez por los nervios no me había explicado del todo bien, o quizas simplemente por el tono, creia que había mal interpretado mis palabras. O quizas no, pero estaba intentando evitar con algun tipo de estrategia moral, hacerme recapacitar, por si no tenia ya, en mi cabeza, las suficientes dudas sobre mi vida cómo shinobi.

Llevo demasiado tiempo con una amalgama de dudas en mi cabeza y he aprendido que, en el campo de batalla, un soldado con dudas es un soldado muerto. No todo el mundo puede ser shinobi, igual que no todo el mundo esta hecho para la politica o la herrería. Yo no se para que estoy hecho, pero creo firmemente que no para ser ninja.

Tenia muchas razones para pensar de esa forma. Solo había que ver a todos los demas. ¿Cuantos shinobis había que no pudieran hacer una simple serie de sellos? ¿Los niños que acababan de entrar a la academia? Al menos ellos lo conseguirian en el futuro. Pero yo... Había quedado demostrado de sobra que el esfuerzo no iba a conseguir que cambiasen las cosas. Y la culpa no era de que fuera menos diestro que los demas.

Estoy seguro de que hay algún sitio en el que encajo mucho mejor, quizas como chico de la limpieza, o de herrero, como mi padre, pero se que como shinobi no haría mas que avergonzar a esta villa. Pienselo, se reiran de todos nosotros si alguna vez se enteran de que en uzushio hay un ninja que no puede usar tecnicas ninja. Suena a chiste solo con mencionarlo. Quizás hasta los otros kages se reirian de usted por darle una bandana a alguien como yo.

»Da igual cuan fuerte o rapido pueda hacerme, no importa si tengo entre mis manos el mejor acero del mundo. Hay cosas que no pueden hacerse solo con una espada y fuerza de voluntad.
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#8
Hanabi asintió, y se levantó. Lentamente, tras apartar la silla a un lado, caminó, dándole la espalda a Reiji y agarrándose las manos tras al espalda. Observó la villa que tantas alegrías y tantas penas le había dado a lo largo de su vida. ¿Qué habían hecho mal con aquél chiquillo? ¿Es que acaso la Academia de las Olas no había conseguido inspirarle suficiente? El hombre más cansado de Uzushiogakure suspiró.

¿Eres consciente de lo que significa tomar esta decisión? —dijo, en voz baja—. No podrás volver a salir de la aldea, salvo una excepción y solicitud previa con alta urgencia o necesidad.

»¿De eso también estás seguro?

Un ninja tenía muchos deberes, y uno de los más importantes era mantener a salvo los secretos de la aldea para la que trabajaba. Muchos habían aprendido esta lección a las malas. Cuando un jounin se retiraba, era importante mantenerlo dentro de la villa, pero si era de mucha confianza se le podía dar más rienda suelta. ¿Pero un genin novato? Si el enemigo lo capturaba, podría sacarle información con mucha facilidad. Cualquier información era de vital importancia, incluso la localización de enclaves importantes, como el Edificio en el que estaban hablando.

No podía permitirlo.
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#9
Ni siquiera el Kage podia negarlo, solo pudo asentir ante mis oalabras. Mi carrera como shinobi solo era una broma de mal gusto. Apreté el tatuaje de mi brazo con ls otra mano. ¿El camini del guerrero? No. El camino del cobarde, ese era el camini que estaba tomando.

Tras darme la espalda y observar por la ventana, Hanabi volvió a hablar.

¿Eres consciente de lo que significa tomar esta decisión? —dijo, en voz baja—. No podrás volver a salir de la aldea, salvo una excepción y solicitud previa con alta urgencia o necesidad.

»¿De eso también estás seguro?

Soy plenamente consciente de lo implica y por esa misma razón he venido a hablar directamente con usted, podía dejar la bandana en recepción con el mensaje de que abandonaba mi cargo, sin embargo hay algo más.

Aún así, aunque tras sus palabras las posibilidades fueran ínfimas, había venido con un firme proposito, y aunque estaba siguiendo el camini del cobarde, aunque estaba escapando a la minima posibilidad de que todo se torciera, aún así tenia que intentarlo. Al fin y al cabo, ese era proposito mayor de aquella visita.

Yo no estoy seguro de nada. No se lo que soy, ni se lo que quiero ser. Tampoco estoy seguro de quién soy realmente. Quizas las decisiones que tomo nunca son las correctas, al fin y al cabo, nunca destaqué por ser el mas listo de mi clase. Por eso tengo que pedirle esto: Déjeme marcharme.

»Corteme la lengua, utilice algun ninjutsu expecial que me borré la memoria si es que existe una cosa así, algo que impida que hable si me capturan. Un sello que haga que me explote la cabeza si se me escapa la lengua, me da igual, lo que sea, estoy dispuesto a llegar al extremo, pero déjeme marcharme

Era una petición egoista, sí. Y quizas demasiado para alguien que iba dejar de ser un shinobi. Pero dentro mí, estaba casi seguro de que esto era justo lo que necesitaba. quizas me equivocaba, o quizas no. Pero jamas lo sabría si no lo intentaba.

Necesito encontrarme a mi mismo, estoy ahogándome en un mar de dudas e incertidumbres, y las respuestas no están entre estos muros, aunque realmente, tampoco se si están ahí fuera...
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#10
¿Dejar marchar a un niño de la aldea? ¿Así porque sí? ¿Abandonarlo a su suerte? Hanabi era muchas cosas, pero no era tan insensato ni tan insensible. El muchacho estaba confundido: ¿pero quién no ha estado confundido durante la adolescencia? No, ese chico era su responsabilidad, no podía dejar que se convirtiese en un exiliado.

No.
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#11
No.

Mi padre era muy bueno en su trabajo, pero ni su mejor espada era capaz de atravesar un corazón como lo había hecho aquella palabra tan simple. Es cierto, me esperaba esa respuesta, pero por algun motivó, quizas por la marañana de sentimientos, me había sentado mucho peor de lo que me esperaba.

Lo entiendo, es muy difícil confiar en que alguien como yo pudiese volver ileso, si es que no moria antes de regresar.

Y a pesar de que lo entendia... Seguia creyendo que aquel viaje que ya no seria posible, era la única forma de encontrar la felicidad y la estabilidad que buscaba. No pude evitar apretar el puño, quería llorar, pero ni allí.

Siento haberle robado su tiempo, no debí haber venido a importunarlo con mis problemas. Con su permiso, me gustaria volver a casa, aunque voy a dejar aquí la bandana. Yo... —cogi aire y lo solté, con tal de contener las emociones. —En fin, no quiero molestarle más.

Esperé a que me diera permiso para marcharme, por si tenía alguna cosa más que decirme.
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#12
Y así, Hanabi le dio permiso para marcharse. Sin embargo...

Reiji-kun —le dijo antes de que saliera por la puerta—. No hay mayor mal para un hombre que tener el corazón lleno de dudas. Con el tiempo, aprenderás a distinguirlos de aquellos corazones que han tomado una decisión firme. —Carraspeó—. Sé que ahora crees que estás seguro de esta decisión, pero yo no lo creo así.

»Tu bandana estará aquí para cuando quieras volver a reclamarla. Ten un buen día.
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#13
El uzukage asintió ante mi petición de marcharme y yo no dude en levantarme para salir. No queria pasar más tiempo allí, solo queria esconderme en alguna parte para dejar salír aquellas lagrimas que ahora estaban ahogando a mi corazón. Sin embargo, cuando estaba a punto de salir por la puerta, el Kage volvió a dirigirme la palabra, llamandome por mi nombre.

Reiji-kun —me gire para mirarlo mientras me hablaba, pese a las pocas ganas que tenia de seguir allí. Aunque hubiese renunciado, seguia siendo mi kage.—. No hay mayor mal para un hombre que tener el corazón lleno de dudas. Con el tiempo, aprenderás a distinguirlos de aquellos corazones que han tomado una decisión firme. —Carraspeó—. Sé que ahora crees que estás seguro de esta decisión, pero yo no lo creo así.

Ya no se cual es la decisión correcta. Las dudas ahogan mi corazón y nublan mi mente. Si tus palabras son ciertas, entonces no puedo estar en una situacion peor.

Podía haberme marchado din dirigirle ninguna palabra mas, y quizas, deberia haberlo hecho, pero aquel no era "el dia de las decisiones acertadas de Reiji". Seguro que había un nombre mejor para msrcarlo en el calendiaro, aunque si eras capaz de reflejar la ironia, tampoco era un nombre tan malo.

No sabés lo difícil que es ahora mismo para mi tomar ninguna decisión con sentido. —Aprete el puño mientras hablaba, y si hubiera tenido las uñas largas, me las huniera clavado hasta sangrar. —.Es muy sencillo juzgar mis decisiones sin haber estado en mi lugar. Estoy seguro de que su camino tampoco ha sido fácil, estoy seguro de que usted también ha dudado y ha tomado decisiones de las que ahora se arrepiente, pero no sabe lo que es estar en mi lugar. Nadie lo sabe.

¿Quizas me estaba desahogando con la persona equivocada? Quizas. Desde luego el Kage no tenia la culpa de ninguno de mis problemas, pero por alguna razón el hecho de que pensara que mi decisión era erronea me atormentaba hasta el punto de no poder evitar responderle como lo estaba haciendo.

Y cuando por fin parece que he visto la luz entre las nubes, cuando por fin parece que puedo aferrarme a algo para no ahogarme, me dicen que ese no es el camino correcto.. —Y sin poder evitar ya que una lagrima resbalara por mi mejilla, pregunté. —¿Cuál es entonces la decisión que tengo que tomar?¿que camino tengo que seguir?

»Olvidelo, será mejor que marche.
—Dije, secandome las lagrimas con una manga, cuando me di cuenta de que estaba llorando.
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#14
No.

¡Sasaki Reiji! —dijo, llamándole con autoridad—. Como líder de esta villa, te ordeno que te sientes, seas civil o ninja.

Esperó a lo propio.

¿Tú crees que esa es la forma de hablarle al jefe militar de la villa justo después de renunciar a tu bandana? —dijo—. A ver, vamos a hablar, porque no te entiendo.

»"Creo firmemente que no para ser ninja". Eso has dicho. Luego, que te asolan las dudas. Me parece que va a ser lo segundo entonces. —dijo—. Toma tu bandana —Hanabi asió la bandana y la arrastró suavemente hacia el joven.

»Si de verdad crees que no quieres ser ninja, respetaré esa decisión, pero no ahora. No como estás. Mírate y escúchate. Si llevas siendo un cabezota tanto tiempo, sé cabezota un poco más y déjame ayudarte. ¿Puedo intentarlo? Seguro que encuentro una tarea apropiada para ti.

»Hablemos con calma.
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#15
¡Sasaki Reiji! —dijo, llamándome con autoridad—. Como líder de esta villa, te ordeno que te sientes, seas civil o ninja.

No pude verle la cara por que estaba secándome las lagrimas, lo que no pude evitar fue sobresaltarme. Quizás me había excedido con mis palabras. No. Seguro que me había excedido, si no, no me hubiese hablado de esa manera. Fue mas la impresión y el momento que un susto.

Me senté como me ordenó.

¿Tú crees que esa es la forma de hablarle al jefe militar de la villa justo después de renunciar a tu bandana? —dijo—. A ver, vamos a hablar, porque no te entiendo.

No sabia muy bien como responderle. Tenia razón, pero aunque no fuera excusa, yo no podía controlar mas mis sentimientos. Por eso, ya no podía contener mas las lagrimas, y aunque quería mirarle a la cara, por inercia, me llevaba la manga hasta los ojos para limpiar las ahora incesantes lagrimas que descendían por mi rostro.

»"Creo firmemente que no para ser ninja". Eso has dicho. Luego, que te asolan las dudas. Me parece que va a ser lo segundo entonces. —dijo—. Toma tu bandana —Hanabi asió la bandana y la arrastró suavemente hacia mi.

Y aun así, no me atreví a cogerla. Todavía no terminaba de secarme las lagrimas, y las manos me temblaban. Quizás el cuerpo entero.

»Si de verdad crees que no quieres ser ninja, respetaré esa decisión, pero no ahora. No como estás. Mírate y escúchate. Si llevas siendo un cabezota tanto tiempo, sé cabezota un poco más y déjame ayudarte. ¿Puedo intentarlo? Seguro que encuentro una tarea apropiada para ti.

»Hablemos con calma.



No... no se que decir ahora mismo... --Dije con voz temblorosa.
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