Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Por algún motivo, Hana no se esperaba que Hotaru le contestase, o al menos que lo hiciese con tanto detalle. Esperaba más un "preguntaselo a ella" o "no hablamos de eso en esta casa", sin embargo, la médica parecía más preocupada por su hermana que otra cosa.
—Riko era un genin como tú, recién salido de la academia, con ganas de aprender, y se le asignó a Eri como alumno. Yo lo conocí, porque ambos pelearon y terminaron algo magullados. Pero un día simplemente despareció, y... Eri se echó algo de culpa. Supongo que fue porque no le había dado tantos consejos como hubiera querido o quizá no lo había preparado lo suficiente, no lo sé, Hana.
Cada vez que decían desapareció a Hana le daba un escalofrío. No era algo tan extraño que un shinobi desapareciese llevando a cabo una misión, igual encontró algo que no debía, o a alguien que no debía, pero siempre era duro recordarlo desde su visión de genin que hacía misiones D.
—Cuando supo que le habían asignado una segunda alumna, tú; no sabía qué hacer porque tenía miedo de volver a cagarla. Así que ahí deberías ver tú qué hacer, pareces lista, no te lo voy a negar, y por eso necesito que me ayudes. Eri está mal, lo sabemos, y necesitamos que alguien externo a su familia ayude... Y por eso necesitamos que nos ayudes, de verdad...
—Tenemos algo de miedo de que termine peor de lo que llegó de su misión.
Hana hizo su ritual de abrir la boca y volver a cerrarla antes de pensar fríamente en qué iba a decir.
— Hotaru-san, nada me gustaría más que poder ayudar a Eri-sensei. Pero creo que no tendrá mucho efecto por mucho que lo intente, es decir, me ve como una niña pequeña, ni siquiera sé de qué misión me hablas. Ella no confía en mí para esas cosas, solo me tiene la confianza justa para enseñarme. — eran palabras amargas y así le sabían a ella, pero ciertas al fin y al cabo. — Es cierto que Eri-sensei se subestima mucho y cree que no ha hecho nada cuando ha salvado la villa un par de veces. Intentaré ayudarla en lo posible, claro, pero no creo que lo que yo diga le sirva de mucho.
Ver a una adulta así de alicaida era raro para Hana, no sabía si consolarla o mantener las distancias, además de que no conocía a Hotaru más que de verla un par de veces.
— Si hay algo que yo pueda hacer, cuenta con ello. ¿Qué misión le afectó tanto? ¿Tiene que ver con Riko?
— Hotaru-san, nada me gustaría más que poder ayudar a Eri-sensei. Pero creo que no tendrá mucho efecto por mucho que lo intente, es decir, me ve como una niña pequeña, ni siquiera sé de qué misión me hablas. Ella no confía en mí para esas cosas, solo me tiene la confianza justa para enseñarme.
Sabía bien que si Eri no le había hablado de su pequeña misión era porque no quería ahondar en aquellos momentos de soledad en busca del chico con la cara deformada, así que poco podía decir en ese caso. No parecía confiar en Hana, pero ella sentía que si, poco a poco, la rubia se hacía un hueco en el corazón de la Uzumaki, ella se abriría.
— Es cierto que Eri-sensei se subestima mucho y cree que no ha hecho nada cuando ha salvado la villa un par de veces. Intentaré ayudarla en lo posible, claro, pero no creo que lo que yo diga le sirva de mucho.
—Deberías confiar en ti misma —alegó, señalándola en el pecho—. Seguro que con el tiempo, ella será capaz de ver en ti no solo una alumna, sino una aliada. Una amiga.
Y la castaña sonrió a la genin, esperando tener razón.
— Si hay algo que yo pueda hacer, cuenta con ello. ¿Qué misión le afectó tanto? ¿Tiene que ver con Riko?
A veces, Hana le recordaba a su hermana, sobre todo en aquella vena tan curiosa que le salía tras todo lo escuchado.
—Creo que mejor debería contártelo Eri.
—¿Contar el qué? —preguntó una voz a espaldas de las dos, con los brazos cruzados.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Deberías confiar en ti misma. Seguro que con el tiempo, ella será capaz de ver en ti no solo una alumna, sino una aliada. Una amiga.
— Ya, pero no creo que sea pronto. — le sabía mal estar discutiendole cuando Hotaru parecía confiar en ella, sin embargo, no podía darle esperanzas, su relación con Eri era compleja.
Cuando Hana le preguntó por la misión, como la rubia había esperado en un principio, le dijo que mejor preguntase a la pelirroja al respecto. Con lo que no contaba la genin era con que apareciese justo en ese momento.
—¿Contar el qué?
Después de controlar el mini infarto que le acababa de dar, Hana decidió intentar hacer una maniobra de evasión magistral.
— Con qué te limpias el pelo, como siempre lo tienes tan brillante... — dijo sin pensarselo demasiado.
En ese momento comprendió que igual Hotaru la vendía para estrechar lazos con su hermana.
— Con qué te limpias el pelo, como siempre lo tienes tan brillante...
—Con Herbalnobi... —musitó, no muy convencida—. Hana, todavía tenemos que hablar sobre lo del torneo —recordó, obviando que las dos con nombre comenzado en H habían estado hablando probablemente a sus espaldas.
—Uff, mejor vuelvo a mis plantas —dijo la castaña, levantándose—. ¿Y Hiroki?
—Durmiendo como un tronco —Eri se cruzó de brazos—. ¿Quieres que nos vayamos? Quería esperar a que se despertase.
—No, no, hablad aquí, idos cuando se levante Hiroki, yo estaré fuera. —Y con eso, Hotaru salió de nuevo, dejando la puerta nuevamente abierta.
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— Hana, todavía tenemos que hablar sobre lo del torneo
Hana abrió la boca para contestar, pero, por suerte, Hotaru se adelantó para informar a las kunoichis de que se volvía con sus plantas. Hana se dedicó a toquetearse un mechón de pelo nerviosa hasta que la médica se fue y Eri se giró ofrenciendole toda su atención, lo cual solo acentuó el nerviosismo de la genin.
— Sí, el torneo, dime, ¿qué? Todo bien, ¿no? — soltó una risa nerviosa.
Eri, con su seriedad habitual, no se había dado cuenta de la encrucijada en la que le había dejado su hermana a su alumna. ¿Y si le sacaba el tema y la cagaba más? ¿Y si Eri volvía a enfadarse con ella? No era muy difícil, al fin y al cabo había estado preguntando a su familia sobre sus problemas a su espalda. No quería que su sensei la acabase odiando por ser tan bocazas.
29/02/2020, 12:04 (Última modificación: 29/02/2020, 12:29 por Uzumaki Eri. Editado 1 vez en total.)
— Sí, el torneo, dime, ¿qué? Todo bien, ¿no?
—¿Estás bien con estar apuntada? Es una buena oportunidad para medirte con personas de tu mismo nivel y demostrar lo que vales —dijo, acercándose a ella y poniéndole ambas manos en los hombros—. Y sé de verdad que vas a destacar.
Volvió a sonreír con aquella sonrisa que solía dedicar a Hana, intentando que la creyera. Estaba muy segura de que lo haría bien, había demostrado tener aptitudes para el combate, pero seguía sin saber cómo lo veía ella.
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—¿Estás bien con estar apuntada? Es una buena oportunidad para medirte con personas de tu mismo nivel y demostrar lo que vales. Y sé de verdad que vas a destacar.
Aún con el tema de su misión y Riko en la cabeza, el halago de su sensei la pilló desprevenida.
— ¿Yo? A-a ver, no tengo problema con estar apuntada. Sobre todo si no voy a pegarme con jounins. — se calló, mordiéndose la lengua para no soltar sus inseguridades.
"¿Y si no lo hago bien? No sé tanto de combatir y en el torneo no valdrá liarse a puñetazos, todos tendrán sus trucos bajo la manga. ¿Qué tengo yo?" Negó con la cabeza antes de que las cosas escalasen. Si no tenía nada solo tendría que buscarlo, aún tenía tiempo.
— Lo haré y espero estar a la altura de tu confianza, Eri-sensei.
Miró a la pelirroja con una mirada llena de determinación. Primero hablaría con Reiji para hacer la daga de la que habían hablado el primer día que se vieron y después pondría patas arriba su casa a ver si encontraba algo de su abuelo sobre Yoton.
De momento tendría que aparcar el Fuinjutsu, igual se ponía con Taijutsu si el Yoton no tiraba.
— ¿Yo? A-a ver, no tengo problema con estar apuntada. Sobre todo si no voy a pegarme con jounins.
Eri asintió.
— Lo haré y espero estar a la altura de tu confianza, Eri-sensei.
—Solo quiero que en ese torneo te demuestres que vales para kunoichi y para saber cuales son tus fuertes y tus débiles —prosiguió la Uzumaki ajena al debate interno al que se sometía Hana—. No te preocupes que yo te daré todos los detalles. Ah —se paró de golpe—. ¿Tienes alguna duda o algo?
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—Solo quiero que en ese torneo te demuestres que vales para kunoichi y para saber cuales son tus fuertes y tus débiles. No te preocupes que yo te daré todos los detalles. Ah. ¿Tienes alguna duda o algo?
— Sí. — se paró a sí misma. — Oh, hablas del torneo. Del torneo, no, es decir, es pegarse y ya ¿no? — igual volvía a echarle Eri la monumental por su habito de simplificar las cosas, pero en ese momento estaba más absorta en su entrenamiento. — Tengo dudas en qué entrenar ahora, no creo que hacer un último esfuerzo en Fuinjutsu vaya a ayudarme mucho a pelear mejor dentro de ¿qué? ¿Un mes? ¿Puede que dos? Eso es algo más de largo plazo. Entonces estaba pensando en entrenar Doton o Yoton, pero no estoy segura, tal vez algo de Taijutsu también le vendría bien, ¿tú qué opinas, Eri-sensei?
Había gesticulado durante todo su discurso con las manos para acabar mirando a la Uzumaki como si ella tuviese la verdad absoluta.
— Sí. —paró —. Oh, hablas del torneo. Del torneo, no, es decir, es pegarse y ya ¿no?
—Viéndolo así... —murmuró Eri, moviendo la cabeza ligeramente. Esa era la teoría resumida, básicamente.
— Tengo dudas en qué entrenar ahora, no creo que hacer un último esfuerzo en Fuinjutsu vaya a ayudarme mucho a pelear mejor dentro de ¿qué? ¿Un mes? ¿Puede que dos? Eso es algo más de largo plazo. Entonces estaba pensando en entrenar Doton o Yoton, pero no estoy segura, tal vez algo de Taijutsu también le vendría bien, ¿tú qué opinas, Eri-sensei?
—Déjame pensar... —pidió, llevándose una mano al mentón.
La verdad es que el fuuin podía aparcarlo por ahora siempre que lo retomase más tarde, de eso no cabía duda, mientras que Doton o Yoton... No era una gran experta, pero con lo referente a ninjutsu elemental a ella le había ido bien entrenar Raiton. ¿Taijutsu? Dependía de su fuerza.
—A ver, seamos claras, eres un poco temeraria a la hora de pegar a alguien cuerpo a cuerpo, así que si quieres entrenar más no te vendría mal, pero si lo pensases más, podrías ir más por lo elemental... —explicó tras unos segundos de meditación—. Si fuera tú, iría a entrenar Doton.
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—A ver, seamos claras, eres un poco temeraria a la hora de pegar a alguien cuerpo a cuerpo, así que si quieres entrenar más no te vendría mal, pero si lo pensases más, podrías ir más por lo elemental... Si fuera tú, iría a entrenar Doton.
Hana estaba algo avergonzada de haberse dejado llevar con su sensei, de nuevo, pero sentía que era mejor darle demasiada información que ninguna. Al fin y al cabo, si alguien podía ayudarle era ella, su jounin, su sensei, su maestra, su compañera de villa. Sin embargo, era en esos momentos en los que sentía que esperaba demasiado de Eri, es decir, Yoton era algo único de la rubia, ella no sabía elemento Doton tampoco y Taijutsu... Bueno, de eso sí que podía saber algo y con saber algo sabría más que ella.
Aún así, Eri sopesó las palabras de su alumna y le dio su opinión al respecto teniendo en cuenta cómo peleaba Hana. La genin necesitó un segundo para asimilarlo y una vez pasada la sorpresa se le dibujó una sonrisa en el rostro.
— ¡Gracias, Eri-sensei! Practicaré mi Doton, entonces. Y en mi primer combate haré un muro gigantesco con una espiral dibujada. Igual pierdo estrepitosamente pero lo haré bajo el símbolo de nuestra villa. — le brillaban los ojos solo de imaginarlo, si no podía ganarlo todo, al menos lucharía con honor y mucho espectáculo.
— ¡Gracias, Eri-sensei! Practicaré mi Doton, entonces. Y en mi primer combate haré un muro gigantesco con una espiral dibujada. Igual pierdo estrepitosamente pero lo haré bajo el símbolo de nuestra villa.
«Esta chica...» Se llevó una mano a la frente, imaginándose por un momento la situación: Hana entrando por una gran puerta al estadio donde ella había peleado antaño, y cuando se girase a mirar a los kage... Un gran muro saldría desde detrás con el símbolo de Uzushiogakure brillando por los rayos del sol. Quizá a Hanabi le haría gracia, pero... ¿Y a Yui? ¿Y a Kintsugi? Un escalofrío la recorrió de arriba abajo solo de pensar que terminaría su combate sellada de verdad en el suelo por algo así.
Seguramente estaba delirando y se lo tomarían mejor de lo que ella imaginaba, o al menos, Yui. Pero no quería correr ese riesgo.
—Hana —llamó su atención—. Una cosa es enseñar de lo que estás hecha y otra quizá es pasarse un poco... Piensa que todo el mundo allí presente te estará mirando —explicó, suavemente—. Así que preferiría que dejases los muros solo para defenderte.
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—Hana. Una cosa es enseñar de lo que estás hecha y otra quizá es pasarse un poco... Piensa que todo el mundo allí presente te estará mirando. Así que preferiría que dejases los muros solo para defenderte.
Como había imaginado, la espectacularidad que Hana quería darle a su combate, no fue bien recibida por su sensei. Al contrario de lo que podría esperar Eri, la rubia no se entristeció porque le acabase de prohibir sutilmente que utilizase sus muros para hacer espirales, tal vez porque tenía otras trescientas ideas o porque, directamente, ni se planteaba hacerla caso a la pelirroja.
Simplemente, sonriente, asintió.
— Está bien, nada de muros con el símbolo de Uzushiogakure. ¿Algo más que no deba hacer? ¿Tú cómo empezarías un combate, Eri-sensei?
Contra más información pudiese conseguir ahora, menos tendría que preguntarle el día de antes del combate antes de irse a dormir.
— Está bien, nada de muros con el símbolo de Uzushiogakure. ¿Algo más que no deba hacer? ¿Tú cómo empezarías un combate, Eri-sensei?
Se cruzó de brazos. Hana realmente le estaba haciendo aquel día demasiadas preguntas seguidas a las que ella no sabía contestar. No al menos de la mejor forma que querría.
—Depende siempre de la situación o de la estrategia. —Aquella vez tardó menos en contestar—. No sabes quién es tu enemigo, así que deberías observar al comienzo o tantear el terreno, esa sería mi estrategia.
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—Depende siempre de la situación o de la estrategia. No sabes quién es tu enemigo, así que deberías observar al comienzo o tantear el terreno, esa sería mi estrategia.
Sopesó lo que le decía Eri, estaba claro que tomaba el punto de vista de jugar a lo seguro y primero analizar para saber qué esperarte más tarde.
— Pero entonces le cedes a tu contrincante el primer golpe, si él tampoco sabe cuales son tus aptitudes. Entiendo que no sea buena idea lanzarse a dar puñetazos como he hecho yo, pero... — se quedó pensativa un segundo, llevándose la mano a la barbilla. — Realmente no hay una respuesta correcta, ¿no?