Aquel día en Nantōnoya era como cualquier otro día cualquiera: soleado, tranquilo, vacío… y terriblemente aburrido. El Uchiha apenas se había relacionado con sus compañeros desde su llegada al Valle de los Dojos. Cualquiera podría decir que, estando todos reunidos en un mismo edificio, se verían más que nunca, pero en realidad era todo lo contrario. La mayoría se levantaba temprano y volvía de noche, yendo de aquí para allá, visitando los innumerables recovecos del valle. Su intento de hacer todos juntos una noche de almohadas había fracasado antes incluso de proponerlo, y todavía no había llegado el día en el que se reunían para desayunar, comer o cenar todos juntos. Cada uno lo hacía en su habitación, recluidos como tristes osos antisociales en sus respectivas cuevas.

¿Dónde quedaba el patriotismo? ¿Dónde quedaba la camaradería que todo compañero suyo parecía hacer gala para quedar bien? Se rascó la nariz, que le picaba. «Hoy me he levantado melodramático» Pero no era el momento de despistarse con asuntos como aquellos. Aquel día tenía una misión que requería de su máxima atención. Una misión que se había ido posponiendo en el tiempo, a veces por su culpa, a veces por el propio cliente que quería llevarla a cabo. Pero había llegado la hora… la hora de limpiar el nombre de un buen soldado, de un buen Uzureño. Sin embargo, para limpiar algo siempre hay que ensuciar otra cosa a cambio. Era la ley de la naturaleza, y el Uchiha ya tenía una idea formada en la cabeza de a quién… o quiénes.

—Bien, ¿estás preparado?

El Uchiha se encontraba en un rincón de la sala común, sentado en un sofá duro pero cómodo, junto a un gran ventanal por el que se filtraba la luz del sol. En frente, una pequeña mesa circular, donde había un gran vaso de granizado que había traído del congelador de su habitación, una libreta en blanco con un lápiz encima, y una pequeña cajita negra de metal… Era una grabadora, de apariencia tosca y antigua. Y al otro lado…

—Recuerda, Riko-kun, sé sincero y no te pongas nervioso. Solo te leerán unos pocos… —empezó a levantar los dedos de una mano, mientras iba enumerando a sus futuros lectores:—. Tus compañeros de promoción; la mayoría de gennins, chunnins y jounnins que no estén fuera de misión; los aldeanos de la Villa; la Uzukage, Uzumaki Gouna, seguramente…; y quizá el Consejo de Sabios. Así que no hay nada de qué preocuparse, ¿vale? —afirmó, enérgico.

Luego se rascó la nuca. Dicho así parecían un montón…

—Bien, ¿estás preparado?

Aquella voz le sacó de sus pensamientos. Los días en el Valle de los Dojos se habían vuelto demasiado monótonos, entrenar, entrenar y luego... sí, entrenar otra vez, había sacado muy poco tiempo para relacionarse con gente, de hecho, no había sacado nada de tiempo para ésto, por lo que, cuando Datsue y él se reunieron sintió que, al menos, estaría muy bien poder hablar con alguien, y mucho más siendo compañeros de Villa.

— Sí, sí, estoy listo, venga comencemos.

—Recuerda, Riko-kun, sé sincero y no te pongas nervioso. Solo te leerán unos pocos… Tus compañeros de promoción; la mayoría de gennins, chunnins y jounnins que no estén fuera de misión; los aldeanos de la Villa; la Uzukage, Uzumaki Gouna, seguramente…; y quizá el Consejo de Sabios. Así que no hay nada de qué preocuparse, ¿vale?

La cara del Senju se torció en un gesto de incomprensión, había mencionado a toda la villa de Uzushiogakure, y aún así decía que serían unos pocos.

— Esto... Creo que no tienes muy claro el concepto de pocos, ¿eh? — Rió el peliblanco. — Venga va, vamos a darle caña a esto, ¿es la primera que haces? — Preguntó algo curioso el Senju.

El Uchiha se encogió de hombros, también risueño, ante la broma del peliblanco. No es que no tuviese claro el concepto de pocos, es que, sencillamente, era exagerado por naturaleza. Luego, Riko le preguntó si era su primera vez con una entrevista.

—Pues sí. Lo cierto es que me estoy estrenando en muchas cosas aquí en los Dojos —reconoció, y su mirada se perdió por un instante en el infinito, mientras una sonrisa asomaba en sus facciones. Luego sacudió la cabeza, no era momento de ponerse a pensar en Aiko—. Pero no te preocupes. En lo que se refiere a indagar y mostrar la verdad al mundo, soy más profesional que Akame —soltó, como si no hubiese mayor comparación posible.

»Antes de nada, hagamos un repaso rápido. Como ya te había comentado, quiero hacer una serie de entrevistas a los ninjas de Uzu, que iré publicando mensualmente en una revista. Quiero que el público de nuestra Villa conozca mejor a sus ninjas. Que los comprenda. Que sientan por ellos. Y nadie mejor que tú para empezar en esta apasionante empresa.

Hizo una pausa, que aprovechó para acercarse a los labios el vaso con el granizado y dar un sorbo. Luego, se recostó sobre el sofá y apoyó el mentón sobre una mano.

—Te han marcado, Riko. Te han señalado como un apestoso, como alguien que traicionó a todos sus compañeros de promoción. Es cruel, mezquino e injusto. Y sé muy bien quien ha estado detrás de todo esto… Pero no podemos empezar a señalar culpables. Eso no ayudaría en nada a limpiar tu imagen. No sin que antes el pueblo empatice contigo. Verás… te contaré un secreto —se inclinó hacia él y bajó la voz, hasta convertirla en un susurro apenas audible—. No importa la maldad que hayas hecho: robar a una vieja indefensa; matar a un Jounnin reputado delante de toda la Aldea; o, como en tu caso, la mayor perversidad de todas: traicionar a toda una Promoción. Si la gente se mete en tu piel, si eres capaz de hacer que sientan lo que tú sientes, nada de eso importará. ¡Ni siquiera tendrás que justificarte! ¡Ellos mismos buscarán una justificación por ti! —exclamó, entre risas, volviendo a reclinarse en el sofá—. Ahora bien, esto sucede también a la inversa. Si no empatizan contigo, ya puedes dar la mejor explicación de la historia que no te creerán.

»Así que centrémonos en eso. Centrémonos en conocerte.

El dedo de Datsue pulsó el botón con un círculo rojo de la grabadora, y la cinta empezó a moverse. El Uchiha esbozó una mueca, maravillado. Habiéndose criado en el País del Bosque, todavía no se acababa de acostumbrar a tanta modernidad.

—Empecemos por lo primero. Cuéntanos un poco de tu infancia y por qué decidiste convertirte en ninja.

—Pues sí. Lo cierto es que me estoy estrenando en muchas cosas aquí en los Dojos. Pero no te preocupes. En lo que se refiere a indagar y mostrar la verdad al mundo, soy más profesional que Akame

Riko observó como la mente del Uchiha se desviaba por completo durante unos instantes, como si se hubiera salido de su cuerpo y hubiera ido a indagar entre alguno de sus recuerdos, pero rápidamente recobró la compostura y procedió a explicarle más o menos lo que tenía pensado hacer, algo que ya habían hablado con anterioridad y que al Senju le había parecido una idea estupenda, por eso estaba allí.

—Empecemos por lo primero. Cuéntanos un poco de tu infancia y por qué decidiste convertirte en ninja.

La pregunta del millón, algo que, desde que era bien pequeño había tenido claro, debido a sus circunstancias.

— Pues veamos... Lo cierto es que he pasado mi infancia con mi tía, llevo desde que tengo memoria viviendo con ella, ¿sabes? Todo el mundo cree que es mi madre, pero no, eres el primero al que le cuento esto pero... — El peliblanco se reclinó en la silla, encogiéndose un poco, nunca había hablado de este tema con nadie, pero pensaba que no estaría mal contárselo a alguien, aunque no sabía si podía considerar a Datsue su ''amigo''. — ... mis padres murieron cuando yo era un crío, según me han contado estando de misión, pero no lo sé seguro, y ese es el motivo por el que me convertí en ninja, pensé que a mis padres les hubiera gustado que siguiera sus pasos y... no sé. — Se secó una lagrima que le caía por la mejilla derecha y se echó hacia delante en la silla rápidamente, incorporándose de nuevo. — Lo siento, lo siento, como ya he dicho nunca he hablado de esto y no sabía que me iba a poner así. — Trató de reír.

Datsue se contuvo las ganas de abofetear a Riko en el acto, mientras éste pedía insistentemente disculpas por emocionarse con la respuesta. «¿Sentirlo? ¿¡Sentirlo!? Oh, chico, ¡pero si esto es fantástico! ¡Esto es lo que quieren leer los lectores! Tragedia y superación en un mismo saco, ¡eso es lo que los periodistas llamamos una mina de oro!»

—No tienes nada de qué disculparte, Riko. Al contrario, tus emociones son la prueba viviente de que tus padres siguen viviendo… en tu corazón. —soltada la frase reconfortante de turno, tomó la libreta y el lápiz e hizo un par de anotaciones, describiendo con minuciosidad y dramatismo la lágrima derramada por el peliblanco—. Cuéntame más sobre tus padres, Riko —dijo, una vez terminado—. ¿Conservas algún recuerdo de ellos? ¿Algún momento?

»¿Y cómo es que no estás seguro de que muriesen en misión? —preguntó, más tarde—. ¿Nunca llegaste a preguntar a Shiona-sama, en paz descanse, sobre lo sucedido? ¿O a la actual Uzukage, Gouna?

La emoción que el Senju había desprendido en aquel momento era algo que le avergonzaba en cierto sentido, no era una persona dada a mostrar este tipo de sentimientos y aquello le parecía una situación de lo más extraña.

— Gra-Gracias. — Respondió, ante las palabras de ánimo del Uchiha que, sin estar seguro de si lo decía de verdad o simplemente para continuar la entrevista, le había reconfortado bastante.

—. Cuéntame más sobre tus padres, Riko. ¿Conservas algún recuerdo de ellos? ¿Algún momento?

El peliblanco se quedó pensativo un momento, tratando de ahondar en sus recuerdos como ya había hecho tantas otra veces, pero con el mismo resultado.

— Todo lo que sé de ellos es por fotos, y por lo que me cuentan mis familiares, era muy pequeño cuando ellos... bueno, cuando murieron, y no recuerdo nada... — su voz sonaba triste, no en vano, era bastante frustrante no ser capaz de poner cara a tus padres sin la ayuda de una foto.

¿Y cómo es que no estás seguro de que muriesen en misión? ¿Nunca llegaste a preguntar a Shiona-sama, en paz descanse, sobre lo sucedido? ¿O a la actual Uzukage, Gouna?

Riko miró a su entrevistador, era una pregunta lógica, era lo que debería haber hecho pero... ¿y si resultaba que al final no había sido todo como le habían contado? ¿Y si resultaba que sus padres no eran quienes le habían hecho creer?

— No... Nunca he intentado confirmarlo, prefiero vivir pensando que mis padres fueron unos héroes, que murieron haciendo su trabajo para con la villa a descubrir... qué se yo, que no eran más que simples ladrones o algo por el estilo, no sé si es fácil de entender pero... es lo que pienso de momento.

El Uchiha se quedó de piedra, tratando de que sus facciones no transmitiesen lo que estaba pensando en aquel momento. No, aquella última respuesta no le había gustado en absoluto. ¿Unos padres ladrones? Aquello no era lo que el público quería oír, y ni mucho menos beneficiaría al peliblanco en su objetivo de limpiar su imagen. Decidido, tomó de nueva la libreta e hizo otra anotación:


Luego respondió:

—Es entendible, es entendible. Pero hay un dicho en la Ribera del Norte que dice: de tal palo, tal astilla. Viendo el gran shinobi en el que te estás convirtiendo, es imposible que tus padres no fuesen igual de buenos —«Fiuu… Esto de reconfortar a la gente es agotador»

Viendo que no podía sacar más petróleo de la tragedia de sus padres —o que de sacarlo, no le beneficiaría—, el Uchiha decidió avanzar:

—Pero cuéntame, Riko, ¿qué tal te integraste en la Academia? Imagino que sin la figura de un padre, pese a tener a tu tía, pudo hacerte las cosas más difíciles. Y más con la presión que te autoimpusiste de ser un gran ninja por ellos… ¿Hiciste amigos pronto? ¿Quiénes?

—Es entendible, es entendible. Pero hay un dicho en la Ribera del Norte que dice: de tal palo, tal astilla. Viendo el gran shinobi en el que te estás convirtiendo, es imposible que tus padres no fuesen igual de buenos

Riko sonrió ligeramente, desde luego que aquel chico sabía las palabras que tenía que decir en cada momento, quizás no las pensara de verdad, pero sabía cómo hacer que el resto le creyera. Y rápidamente, cambió de tema, siguiendo con la entrevista por otro punto distinto.

— Pues sí, la verdad que no me costó integrarme, quiero decir, tampoco es que fuese popular y ni si quiera sé si de verdad saqué algún amigo de allí, pero sí es cierto que no tuve demasiados problemas en la academia, ¿te acuerdas de Haskoz? Ese chico me caía muy bien, y había varias personas con las que me llevaba bien, la verdad.

Si antes tuvo que reprimirse por abofetearle, ahora tuvo que hacerlo por no plantarle un beso en la frente allí mismo. ¡Aquel chico estaba cantándole justo las canciones que quería oír, y sin necesidad de tirarle de la lengua!

—Me acuerdo, sí. Yo iba en la promoción anterior, así que nunca llegué a conocerle bien, pero oí hablar de él —«Joder, perfecto. Justo quería sacar el tema… Pero no te precipites. Con calma. Paso a paso»—. Fue una pena lo que sucedió. ¿Crees que se merecía algo más? Quiero decir… y corrígeme si me equivoco, pero me suena que no se hizo por él ni un triste funeral.

»Y ahora que recuerdo… —dijo, como sin darle importancia—. Se rumoreaba que tenía una novia, ¿verdad? Una tal… ¿Cómo se llamaba? Sakamoto…

Su interlocutor pareció acordarse de Haskoz, le conocía, aunque, por lo que dijo, solo había sido de oídas por lo que tampoco podía opinar demasiado sobre él.

—. Fue una pena lo que sucedió. ¿Crees que se merecía algo más? Quiero decir… y corrígeme si me equivoco, pero me suena que no se hizo por él ni un triste funeral.

Era cierto, no había tenido nada, como si no hubiera existido y aquello le entristecía, después de todo, había sido un compañero de academia, no solo habían sido compatriotas, y aquello lo apenaba.

— Sí, sí se merecía algo más, no le conocía demasiado tampoco, pero creo que todos nos merecemos cierto reconocimiento, ¿no crees? Al fin y al cabo no era más que un muchacho, como nosotros, fue una pena...

Hubo un ligero momento en el que Riko parecía estar rindiendo algo de homenaje a su compañero, pero Datsue, por su parte, decidió que aquél no era motivo suficiente como parar la entrevista, por lo que rápidamente siguió hilando temas, preguntando por una supuesta novia de Haskoz.

— Noemi. — Terminó el peliblanco. — Yo también había oído esos rumores, pero siendo sincero, nunca los creí. — Sentenció el Senju, encogiéndose de hombros.

—Noemi. Yo también había oído esos rumores, pero siendo sincero, nunca los creí.

Las palabras de Riko le sentaron peor que una bofetada. No era la respuesta que quería oír, ni muchísimo menos. Sereno, se inclinó hacia la mesa y pausó la grabación. Luego suspiró.

—Pues entre tú y yo, Riko, los rumores eran ciertos. No dije nada por no querer influir en tu respuesta… —«pero ahora no me queda más remedio que hacerlo»—, pero conocí a Noemi poco después de la noticia de su muerte. Borracha, de noche, en el jardín de los cerezos. Lloraba su pérdida, y me confesó que llevaban meses juntos. —Aquello último era una mentirijilla, pero el resto era la mayor verdad que había contado en su vida—. Una tragedia, vaya. Pero en fin… detalles. Sigamos, sigamos —continuó, volviendo a activar la grabadora.

—Como íbamos diciendo, Riko, se rumoreaba que Noemi era novia de Haskoz. Más que rumores, si me lo preguntas. Akame mismo me lo confirmó. Y corrígeme si me equivoco, Riko… pero Akame y Haskoz eran muy amigos, ¿cierto? Casi diría que como hermanos…

»Te lo preguntaba, Riko, te lo preguntaba… Porque verás, recientemente me he enterado —y esto es una primicia que voy a dar yo para mi revista—, que Noemi y Akame están saliendo juntos. Como novios, Riko. Y tengo pruebas que así lo acreditan, si no me crees —le miró, analítico, antes de soltar la pregunta clave—. ¿No te parece un poco traicionero por su parte? ¿Acostarse con la novia de su mejor amigo, habiendo pasado tan solo unos meses desde su muerte? Si es que esperó tales meses siquiera…

«Para limpiar algo, has de manchar otra cosa. Te estoy ofreciendo esa otra cosa, Riko. No la desaproveches…»

Al parecer, y suponiendo que el Senju creyera todo lo que Uchiha Datsue le estaba contando, aquellos rumores de la relación entre Noemi y Haskoz eran completamente verdaderos, hasta se había encontrado a Noemi borracha llorando su muerte. ¡Pero que locura! Y no solo eso, el mismo Akame se lo había confirmado a aquel muchacho que se encontraba delante suya, explicándole las cosas.

— Sí, sí, es cierto, eran casi como hermanos, siempre les veía juntos. — Afirmó el peliblanco, sin tener ni idea de lo que estaba apunto de escuchar, completamente ajeno a todo lo que había estado pasando a su alrededor a lo largo de tanto tiempo. — ¿De-De verdad? ¿Akame y Noemi? No me lo puedo creer... ¿Traicionero? No, no, no, traicionero es poco, diría yo... Su mejor amigo, no me lo puedo creer... — Estaba completamente en shock, aquello era una traición mayor que cualquier otra, con la novia de tu mejor amigo... después de su muerte... no podía ser cierto.

Cuando Riko confirmó sus palabras, asegurando él también que Haskoz y Akame eran como hermanos, el Uchiha apretó los puños de pura emoción, como si hubiese conseguido una gran victoria. Y, en parte, lo había hecho.

Por eso, no se extrañó que tras revelar el nuevo romance de Noemi con Akame, Riko se quedase tartamudo del asombro. Era, como él mismo había dicho, increíble. «De ser cierto…»

—Sí, Riko, sí. Luego, al terminar la entrevista, si quieres, te enseño las pruebas que te comentaba… Pero por el momento sigamos. ¿De qué estábamos hablando? —preguntó, como si no se acordase—. Oh, sí, de Akame. El mismo que te acusó de traidor. Sí, Riko, sí. Fue él quien empezó los rumores sobre que habías sido tú quien había revelado a las chicas la famosa tradición de la Votación Ultrasecreta. ¿Qué tienes que decir ante esta acusación? Y, de ser cierta, ¿no te parece un poco fuerte que él, que se aprovechó de la muerte de su mejor amigo para salir con su novia, te acuse a ti de traidor? —Las preguntas condicionadas eran de mal periodista… pero Uchiha Datsue nunca tuvo como objetivo ser uno bueno. Tan solo quería vender revistas para hacer dinero, y se olía que lo iba a conseguir con aquella.

El peliblanco era incapaz de salir de su asombro, aquella noticia simple y llanamente le había parecido una traición con todas las letras, y se llevó ambas manos a la cabeza,tratando de asimilar aquello.

—Sí, Riko, sí. Luego, al terminar la entrevista, si quieres, te enseño las pruebas que te comentaba… Pero por el momento sigamos. ¿De qué estábamos hablando?. Oh, sí, de Akame. El mismo que te acusó de traidor. Sí, Riko, sí. Fue él quien empezó los rumores sobre que habías sido tú quien había revelado a las chicas la famosa tradición de la Votación Ultrasecreta. ¿Qué tienes que decir ante esta acusación? Y, de ser cierta, ¿no te parece un poco fuerte que él, que se aprovechó de la muerte de su mejor amigo para salir con su novia, te acuse a ti de traidor?

En ese instante, los ojos de Riko se abrieron como platos, el que había empezado todo aquello por lo que ahora era considerado un traidor, ¿se trataba de un traidor aún mayor? No daba crédito alguno, le parecía de película todo aquello que estaba pasando.

— Te voy a ser sincero, ¿vale? Sí, fui yo el que dijo lo de la Votación, PERO, se lo dije a Noemi, única y exclusivamente, no se si la conoces bien, pero es una chica a la que es difícil resistirse cuando te pide algo y, por lo que pasó, tenía cierta idea de la votación, ella me lo preguntó y... pues caí, me arrepiento cada día,pero caí... Pero ese maldito de Akame, que tenga el valor de acusarme a mi de traidor, después de lo que él ha hecho.., Me hierve la sangre. — El rostro de Riko mostraba ira, una ira que no había sentido nunca, y que no sabía si podría controlar si veía a Akame en aquel momento.

Datsue siguió tomando breves notas en la libreta, haciendo caso omiso a que Riko sí había rajado de Akame. Era mejor que el lector sacase sus propias conclusiones, y viese en el peliblanco a un tipo estoico y arrepentido, más que a alguien que descargaba la culpa en otro. No necesitaría hacerlo. La pluma y tinta de Datsue lo haría por él.

—Así que sospechaste que Noemi ya lo sabía… —repitió, como un robot, sin pensar en lo que estaba diciendo—Sospechaste que… ¿¡CÓMO!?—el rugido de Datsue se extendió por toda Nantonoya. Tenía los ojos como platos y la boca abierta. ¿Había escuchado lo que creía había escuchado?—. Pero, Riko… ¡Eso es importantísimo! —exclamó, lleno de júbilo. Justo cuando pensaba que aquello ya no podía ponerse mejor, iba Riko y le sorprendía con un nuevo giro en los acontecimientos. Aquel chico estaba resultando ser una mina de oro—. ¿No te das cuenta? ¿No te resulta curioso que Akame supiese que habías sido precisamente tú el que se había ido de la lengua? ¿Cómo iba a saberlo, si solo se lo dijiste a Noemi? Fue, sin duda —respondió por él—, porque la propia Noemi se lo contó. ¿Y por qué se lo iba a contar? Porque, definitivamente, fue él quien le reveló primero sobre la votación. Quizá tan solo le dio a entender una parte… y por eso luego fue a preguntarte a ti para completar la información. Por los Dioses, ¡quizá fue en ese mismo momento cuando Akame empezó a coquetear con ella! ¡Insinuando que la había votado como a la mujer más bella de clase! ¡Con Haskoz aún vivo!

El Uchiha se llevó las manos a la cabeza, atónito. Las piezas estaban encajando de manera tan sorprendente que hasta empezaba a creerse su propia mentira sobre el lío que tenía Akame con Noemi, y no con Koko, con quién realmente le había visto. Y sí… ¿Y si tras la mentira se escondía algo de verdad?