Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Todos habrían ordenado algo más con la visita del camarero a la mesa. Ya todos se habrían presentado y ya hasta se habrían tuteado, dándole un toque informal a la charla.
Una buena parte del torneo por no decir todo... pero es cierto lo que dices. Son días para aprovechar y descansar de la rutina de ser un shinobi...
Después de eso se quedó un segundo pensando en lo ultimo que dijo Tatsuya, que razón podría obligarlo a venir al torneo si no fuese en algún caso, una misión ninja.
...¿por qué obligado? ¿como en una misión o algo así?
Que la razón de eso fuese una misión no tendría mucho sentido con las palabras anteriormente dichas por el chico de la Cascada pero bueno, quizás había alguna excusa sobre el plazo para cumplirla y el muchacho estaría tomándose su tiempo y pasando las tardes en las casas de té del lugar.
Yo estoy aquí en parte por una recomendación de un familiar, me sugirió que aproveche a ver el torneo y tratar de aprender un poco pero... me demore demasiado, ni siquiera sabría que queda por ver. Imaginen que perdido estoy que ni siquiera se quien ha venido de mi aldea.
Comentó cual había sido su excusa para escaparse de la aldea durante un rato y poder pasar algunos días libres. Se podría considerar como algo un poco irresponsable por parte de Mogura, si bien era solo una sugerencia, él estaba quitando tiempo de su agenda para pasarlo en un lugar donde no necesariamente estaba creciendo como shinobi.
Lo que el joven genin de Uzushiogakure no esperaba era la tan admirable honestidad del de ojos heterocromáticos al confesar que había acudido al torneo en parte obligado, aunque, como bien entendía Riko, no contó el por qué, acababan de conocerse y no se iban a contar sus vidas, así que el rastas prefirió dejar pasar el asunto, aunque no lo hizo así el joven Mogura, que lejos de preguntar el motivo, se atrevió a intentar adivinar el motivo.
— Mogura... Si fuera una misión dudo que fuera a decírnoslo, somos de otras Villas, no estaría bien, ¿no crees? — Afirmó el pelinegro, aunque si era cierto que, tras las palabras del de Ame se había activado una especie de curiosidad.
Tras esto, fue el turno de Mogura de contar los motivos que lo habían llevado a acudir al evento, y al parecer, y con bueno juicio, un familiar le había recomendado ir al torneo para aprender de los participantes, siempre se puede aprender mucho viendo a otros combatir, ver los errores que cometen, ver las estrategias que usan... Un sinfín de cosas.
— Bueno, realmente ese familiar tuyo tiene mucha razón, yo estoy aquí por decisión propia, aunque el llegar tarde ha sido más bien culpa de mi padre, pero bueno, y vine para aprender de todos los shinobis que pueda, en eso consiste mi visita. —
Mientras hablaban, el camarero que les había tomado nota hizo acto de presencia, dejando todo lo que habían ordenado delante de su respectivo dueño.
Tatsuya se sorprendió bastante por el hecho de que ambos ninja hubiesen venido para aprender, por un momento se sintió mal consigo mismo, el no suele pensar de esa manera ya que siempre ha creído que los eventos de combate son meras mascaradas. Pero, al ver como Mogura y Riko eran observadores dedicados le hizo cuestionarse a sí mismo; siempre ha creído que no existe una sana competitividad, es un prejuicio que el tiene en relación a como se realizan las contiendas en los torneos entre ninjas, pero, el hecho de que pueda ser de útilidad para aprender de los demás shinobis para mejorar a raíz de la observación, es una posibilidad que el no había tomado en cuenta. Tatsuya dudaba si seguir con su planteamiento o considerar ser como los otros shinobis y disfrutar en mayor medida de este y futuros torneos.
"Talvez he sido demasiado caprichoso y debo corregir mi actitud.- Pensó.
En esos momentos llegaba el camarero, sirviendo el pedido de cada uno, Riko agradeció y Tatsuya reverenció cadenciosamente para agradecer también pero sin decir ninguna palabra; por otro lado le había llamado la atención el comentario de Riko respecto al porque había llegado tarde, le pareció una interesante y muy extraña casualidad; Tatsuya aprovecharía para responder a las inquietudes de Mogura y de Riko a la vez.
-Es curioso, no es una misión pero me siento como si de verdad fuera una- Dijo mientras tomaba la taza de té con una mano y la apoyaba sobre la palma de la otra. -Por extraño que parezca mi padre es quién me obligo a venir y paradójicamente es por él que llegamos tarde.- Y luego de decir aquello tomó un sorbo de su té.
Sí, su padre el que estaba presionándolo tanto fue el motivo del retraso, además sintió una leve amargura al acordarse de que habían dejado a su madre enferma y a Katsuo cuidándola; si bien era cierto que su madre había mejorado un poco antes de que vinieran al torneo aún seguía en cama, al pensar en ello se quedó observando su reflejo en la verdosa agua del té mientras seguía con su relato.
-Me molesta venir, porque mi padre insistió aún cuando mi madre se encuentra enferma en casa, al ser de una familia reconocida de mi país cree que es más importante cumplir con los compromisos que tiene con sus colegas y superiores que la salud de su propia esposa- Sentenció con tono algo triste, aunque pronto sacudió un poco la cabeza para no seguir deprimiéndose y mostró estar mas atento hacía Riko y Mogura. -Lamento haberles soltado un discurso sobre mis problemas, no quiero arruinarles la comida, pero siento como sí estuviera abandonando a mi madre-
¿Podría llegar a ser el torneo un lugar donde realizar misiones?
Pensaba para si mismo un tanto avergonzado por la pregunta un poco muy directa que había hecho y había sido contestada por Riko con una deducción un poco rápida que a él se le habría escapado totalmente.
Supongo que es así, Riko-kun. Cuando no se entrena se debe mirar, dicen los que saben.
Respondió para luego recibir su pedido sobre la mesa por parte del empleado de la tienda. Observó el pastel de frutilla posicionado en su plato de forma tan elegante, la mezcla entre masa con sabor a vainilla y con el relleno de crema y fruta, la cubierta de merengue y la coronación con una frutilla completa, era algo simplemente magnifico.
Parecía que los padres de ambos shinobi les habían impedido llegar a tiempo a los combates, quizá a él le hubiese pasado lo mismo si el suyo estuviese aun en su vida. Mas allá de eso lo que captó la atención del shinobi de la Lluvia fueron las palabras de Tatsuya. Cierto sentimiento de desprecio se comenzó a generar por una persona que ni siquiera conocía, el padre de aquel muchacho habría dejado a su esposa enferma en su casa para irse de paseo a un torneo, algo no encajaba, era demasiado egoísta y sin mucha razón.
No sería lo correcto, preguntar por qué...
Pensaba para luego escuchar las palabras de aquel muchacho nuevamente. Podía hacer dos cosas, quedarse callado o bien preguntar que tenía su padre en la cabeza. Terminó haciendo lo primero durante un rato, miró a Riko un momento y después regresó la mirada a su taza de té, le dio un sorbo para ahogar las palabras que quería decir pero que no debía.
Mejor no decir nada sobre temas que se supone no me incumben.
Mogura pareció coincidir con el rastas en su deducción, aunque era algo obvio, dado que a ninguno de los tres genins allí presentes se les había convocado para pelear en el torneo, cosa que, al menos en el caso de Riko le molestaba en demasía, qué menos que acudir a animar a sus compañeros de villa, aunque ni si quiera sabía quienes se habían presentado, y por supuesto, analizar y comprender todos y cada uno de los movimientos de los participantes de los combates, así se aprendía.
— Es la primera vez que escucho esa frase... Pero reconozco que tiene toda la razón. — Rió el muchacho.
Cuando el camarero trajo su pedido, el de Uzushio pudo ver el deseo con el que Mogura contemplaba su pedazo de tarta, que, siendo objetivos, tenía una pinta buenísima, lástima que acabaría en el hospital si le daba un solo bocado. Mientras tanto, Tatsuya, el genin de Takigakure, comenzó a explicar los motivos por lo que había sido obligado a asistir al torneo y el por qué no quería acudir.
Riko atendió a cada palabra que salió de la boca de su acompañante, tratando de ponerse en la piel del muchacho, el tener que dejar a su madre enferma en casa, no sabía si sola, pero la había tenido que dejar, aunque también era cierto que su padre tendría sus motivos.
— Comprendo... Sí que tiene que ser duro el haberla dejado allí... — Comenzó el rastas al ver que Mogura no sabía muy bien que decir. — ... Pero imagino que tu padre tendrá sus motivos, tampoco creo que le hiciera mucha gracia... —
El joven de ojos heterocrómicos trató de quitarle hierro al asunto, por lo que Riko optó por hacer lo mismo, y tratar de cambiar de tema.
— Por cierto, Tatsuya, he visto que llevas una katana ahí, ¿se te dan bien las espadas? — Quizás no fuera el mejor tema de conversación, pero al menos, era algo.
A Tatsuya le alivió un poco poder haberles contado su situación, hay ocasiones en que una persona necesita poder desahogarse, no necesariamente deben consolarlo, sino que basta con ser escuchado. Cuando alguien se guarda las cosas muchas veces queda resentimiento, y el simple hecho de poder sacárselo del pecho es de mucha ayuda. Le parecíó que Mogura quería hacer un comentario al respecto pero seguramente se retractó y se lo guardó para sí, no así Riko que mostró algo de empatía hacía él y le dió su opinión al respecto.
"Sí, puede ser que Riko tenga razón, pero mi padre nunca me ha explicado sus razones para las cosas que hace."-Divagó por un momento.
Decidió mejor dejar eso de lado y ponerse a disfrutar de su plato de ramen, ya se había enfriado un poco pero eso no le molestaba del todo, de hecho le incomodaba la comida a temperatura muy elevada. Así que era bueno que pasara un rato para que se entibiase y así se la pudiera comer más tranquilamente. El camarero había dejado a su disposición tanto tenedor como palillos, aunque para la situación Tatsuya prefería los palillos. No tardó Riko en hacer una interrogante a Tatsuya.
— Por cierto, Tatsuya, he visto que llevas una katana ahí, ¿se te dan bien las espadas? —
Sí hay algo que se le da bien a Tatsuya es ponerse a hablar de espadas, (por no decir la única cosa que se le da bien) es un completo fanático de las armas filosas y entre todas las katanas son sus favoritas. De repente hasta su expresión cambió y se puso animado de la nada.
-La verdad es que eso quisiera yo creer, pero soy bastante novato aún, he entrenado con la espada desde mucho antes de ingresar a la academia ninja siquiera, pero es algo difícil de dominar.- Pausó un momento para tomar algo de té y luego prosiguió -A estas alturas aunque he pulido mis habilidades básicas con la espada me hace falta mucho para perfeccionar mi kenjutsu a un nivel estándar, mi madre me suele decir que mejor me hubiera dedicado a forjarlas en vez de portarlas.- Dijo con tono bromista -Creo que ya fue suficiente hablar de mí, díganme, ¿ustedes se especializan en algo en específico?- Preguntó y luego se dispuso a seguir degustando del plato de ramen.
17/03/2016, 19:22 (Última modificación: 17/03/2016, 19:23 por Manase Mogura.)
El shinobi no quería seguir pensando en el asunto de la madre del chico de la Cascada, por lo que tras tomar el sorbo de té, buscó algo donde centrar su concentración por el tiempo necesario hasta que otro tema tocara la mesa. La primera y la mas rápida fue el té, pero este eventualmente se acabaría y tendría que esperar a que el camarero le trajera otro mas.
Nuevamente ahí estaba, con un bizcocho esponjoso con un agradable aroma a vainilla, humedecido levemente con almíbar y dividido en tres secciones, entre las dos inferiores había una suave y blanca crema que si bien se veía como un pedacito de nube se mantenía firme en su lugar y con la forma triangular otorgada por el corte de la porción, a su vez arriba de esta estaría la capa con crema y fruta combinando los sabores de la suave crema con el ligero toque ácido que podía llegar a tener la frutilla y a su vez jugando también con las texturas de ambos ingredientes, finalmente en la capa exterior habría un dulce y bien decorativo merengue suizo que le daría un aire de pureza al postre.
La frutilla que coronaba el pastel ya no estaría allí, pues Mogura la abría quitado con su tenedor como primer bocado.
Delicioso...
Fue el simple pensamiento del muchacho, sus ojos brillaron ligeramente mientras comía aquella pequeña fruta. Seguidamente mientras Riko expresaba sus pensamientos sobre el tema que Mogura intentaba ignorar, le daría el segundo ataque al pastel esta vez en la punta, llevándose un poco de cada cosa directo a la boca.
No era ningún adicto a la azúcar o los postres, simplemente podría decirse que ese era su postre favorito. Pero la reacción que tenía o mejor dicho la que no tenía era la que podría llegar a sorprender a sus compañeros de mesa, pues simplemente estaba ahí sentado, con sus ojos cerrados, el tenedor apoyado ligeramente sobre su labio inferior y con una leve sonrisa.
En esa dimensión de dulzura no había ningún problema, estaba liberado de las ideas que tenia en su cabeza de hacía unos segundos atrás. Pero sería la pregunta del shinobi de la Cascada la que lo devolvería a la mesa de la casa de té en la que se encontraba.
Balbuceo un poco perdido del hilo de la conversación. Su pequeño viaje astral podría haberle cobrado un gesto de mala educación, no prestarle la debida atención a lo que diría Tatsuya. Hizo una pequeña reverencia hacía el centro de la mesa en señal de disculpa por sus pocos modales.
Me distraje un poco.
Agregó con una sonrisa en el rostro y soltando una pequeña carcajada.
Y ahí estaba, Riko había dado en el clavo con la pregunta, en cuanto la hubo formulado, el genin de Takigakure levantó la cabeza, mirándole, con unos ojos llenos de un brillo especial, su propio gesto en la cara había cambiado por completo, dejando ver una ilusión especial, se notaba que le encantaban las espadas, sin duda alguna, y entonces empezó a explicar un poco.
Riko escuchó con atención todas y cada una de las palabras de Tatsuya, y cuando más hablaba, mas identificado se sentía, era como él, pero en el Kenjutsu, llevaba desde muy joven en el entrenamiento del combate con espada y aún no había logrado tener un nivel alto del mismo, prácticamente como el rastas y el Taijutsu.
''Aún así, el Taijutsu es mucho más honorable que el Kenjutsu.'' Pensó Riko para sí mismo.
Mogura parecía completamente abstraído de la conversación, única y exclusivamente centrado en su pastelillo, disfrutando del aroma, y de cada bocado que le daba, aunque, llegada la pregunta del de la Cascada, y no sin antes balbucear como si acabara de aprender a hablar comentó que él se especializaba en la medicina ninja.
— ¡Vaya! ¡Eso es muy interesante, ¿no?! Quiero decir... Tiene pinta de ser algo bonito de aprender. —
Era el primer ninja que conocía que se especializaba en ello lejos de los médicos de su villa, y era algo que le fascinaba, pero él prefería ser el que mandara gente al médico que el que los curara.
— No te preocupes, disfruta del pastel. — Añadió el rastas a las palabras de de la Lluvia.
Luego de formular su pregunta Tatsuya observó a Mogura esperando respuesta, pero el ninja de la Lluvia parecía totalmente encantado con su pastelito y por ende no estaba atento a lo que se le había dicho, cuando Mogura reaccionó tartamudeó para indicar que se especializaba en el ninjutsu médico; a Tatsuya le pareció algo simpático el actuar de Mogura, no podía culparlo por enfocarse demasiado en algo; después de todo si alguien era experto en quedarse en la luna ese era Tatsuya, y esa era otra de las razones por las cuales suele meterse en problemas, así que no diría ningún comentario recriminándole la falta de atención a Mogura.
"Todos nos quedamos colgados alguna vez"- Fueron las palabras que se le vinieron a la mente, aquellas que Anzu le había dicho.
Por otra parte a Riko parecía haberle sorprendido bastante lo dicho por Mogura e inmediatamente mostró curiosidad por aquello. Tatsuya había escuchado que el ninjutsu médico era una disciplina muy díficil de dominar y que exige un gran control de chakra, no cualquiera puede dedicarse a ello y aunque él no tuviera ni la más mínima idea de cómo es el entrenamiento siempre ha respetado a esos ninjas que se dedican a esa labor, piensa que, no sólo arriesgan sus vidas como los ninjas normales sino que también tienen la presión de salvar la de sus compañeros; por esas cosas lo consideraba un gran mérito.
-Eso es algo muy admirable Mogura-kun, no cualquiera puede dedicarse a eso- Dijo con una pequeña sonrisa pero a la vez con un semblante que mostraba su respeto.
Riko había indicado también que no le molestaba el pequeño momento de despiste que había pasado Mogura y lo instó a seguir disfrutando de su comida. Tatsuya aún seguía intrigado por cual sería la especialización de Riko, aunque este se hubiese enfocado más en hacer hincapié en lo que decía Mogura, así que Tatsuya decidió preguntarle directamente.
-¿Y tú?, Rik...- No pudo completar la frase pues un fuerte ruido se escuchó en todo el local.
Un hombre musculoso y con pintas de maleante había dado un puñetazo en la mesa y se había parado para gritarle al mesero que lucía intimidado y se cubría el pecho con el azafate como intentando defenderse de aquel tipo que fácilmente llegaría a medir un metro con ochenta centímetros, el mentado sujeto tomó un plato vacío de ramen y lo arrojó con fuerza contra la pared resquebrajándose al instante de chocar; además no venía sólo, otros cuatros sujetos que no tenían mejor aspecto que él estaban sentados en la misma mesa riéndose de manera maliciosa al ver al asustado camarero.
-¡Menudo robo!, no me intenten tomar el pelo, no pienso pagarles 85 Ryou por su mugrosa comida- Gritó el fortachón.
-Se, se, señor.... Esos, son nuestros, son nuestros precios, y... y... debe pagar por ese plato también- Dijo muy asustado el mesero.
- ¡No te quieras pasar de listo!- Respondió e inmediatamente tomó de la camisa al mesero con el puño levantado dispuesto a golpearlo.
Si uno se vuelve ninja lo normal es que se empeñe en buscar las armas necesarias para forjarse una reputación de poder al rededor de su figura, que la gente común sepa que ellos son diferentes y que no es buena idea tenerlos como enemigos. Pero matar a una persona puede resultar más fácil que salvar su vida.
Muchas veces es mas fácil cortar a una persona que cerrar la herida. Pero tienes que estar listo para al menos intentarlo.
Dijo sonriendo contestando a los halagos de sus compañeros de mesa. Tatsuya entonces le intentaría preguntar al muchacho del Remolino a que se dedicaba exactamente pero sería algo que no podría terminar de hacer pues, en un lugar no muy alejado de ellos dentro del mismo local, hubo un ruido de metales, porcelana y madera que hizo girar la vista del muchacho inmediatamente.
El grandullón aquel tomaría un plato y lo azotaría contra la pared, haciéndolo pedazos claramente. Tomaría entonces del cuello de la ropa al camarero que amablemente les había servido a los tres shinobi. Mogura miró un momento la escena, había varios platos en la mesa, eran cinco personas en total comiendo ahí e incluso habían pedido postre. No había necesidad de ser un matemático para darse cuenta que comiendo toda la cantidad que esos habían comido el precio final fuese una ganga.
La actitud de aquellas personas era algo que el shinobi de Amegakure no estaba dispuesto a dejar pasar como había hecho con el caso del padre de Tatsuya minutos atrás, eso no podía evitarlo pero lo que estaba sucediendo frente a él si podía. Tomó su sombrero de paja y lo hizo salir volando en dirección a la cara del matón aquel que tenía apresado al pobre camarero.
El sombrero realizaría su trayectoria hasta darle de lleno al tipo aquel, no le haría ningún daño mas que a su orgullo seguramente, no podría golpear al camarero siendo que alguien mas lo habría insultado tirandole cosas a la cara.
Hey... baja esa mano, inmediatamente.
Dijo mirándolo seriamente a la vez que se ponía de pie y acomodaba la silla en la mesa. No estaba del todo seguro de que es lo que podía llegar a pasar, siendo una sola persona contra cinco no tenía muchas oportunidades de ganar. Pero alguien tenía que hacer algo y él estaba dispuesto a dar el primer paso, a pesar de que eso de alguna manera fuese en contra de ciertos principios de su profesión.
A Mogura parecieron halagarle los comentarios de los otros dos acerca de su especialidad, algo que realmente, y al menos para Riko, era de vial importancia, en toda misión en cualquier momento puede hacer falta un ninja médico, por lo que sería algo que debería estudiar mucha más gente, se salvarían muchas más vidas en posibles conflictos.
Entonces fue el turno del rastas, pues Tatsuya se dirigió a él con intención de preguntarle cuál era su punto fuerte o especialidad, pero antes de que llegara a responder, un ruido hizo silencias a todo el local, un ruido de un golpe contra una mesa, un puñetazo más concretamente, algo que, de seguro no iba a acabar bien. El grandullón no quería pagar su comida, y para ello, había decidido que la mejor opción era montar un espectáculo y posiblemente liar una buena en el bar, pero se había equivocado de día.
Riko estaba ya con los músculos en tensión, y al levantarse a una gran velocidad, empujó la silla hacia atrás, provocando que ésta hiciera un gran ruido, el suficiente como para que el maleante girara la cabeza, en el momento exacto para que un sombrero de paja le atizara en pleno rostro.
''Ese... ¿Ese no es el sombrero de Mogura-chan?''
Riko miró al genin de Ame y efectivamente, había sido él y de hecho le instó a bajar la mano, algo que de seguro el hombre no se tomaría bien. Allí estaban, los genin con todas las papeletas de tener una pequeña bronca con 5 maleantes que les doblaban en tamaño, no era muy alentador, desde luego, pero era lo correcto.
''¿Por qué siempre acabo metido en estos líos?...'''
21/03/2016, 17:37 (Última modificación: 21/03/2016, 17:46 por King Roga.)
El bravucón por voltear a ver a Riko terminó recibiendo en la cara el golpecito del sombrero de Mogura, además alguno que otro de los comensales presentes soltó una risita por lo gracioso que podía resultar aquella situación; el hombre se enfureció aún más al punto de apretar más la camisa del camarero al que seguía sujetando y se dispuso a examinar con la vista a los que el consideraba unos niños entrometidos. Además sus secuaces al ver el intento de agresión contra su jefe empezaron a ponerse en pie para ayudarlo, y para colmo parecía que estaban armados.
"Esto está mal, no quiero tener que pelear en un lugar como esté"- Fue lo que pensaba Tatsuya.
No le agradaba tener que involucrase en una riña innecesaria, pero tampoco iba a permitir que golpeasen a una persona indefensa. Si bien parecía que Mogura y Riko estaban más que dispuestos a darle su merecido a los rufianes el joven de Taki pensaba que podría arreglar la situación sin llegar a la violencia, más allá de las consecuencias que podría acarrear que tres ninjas se vieran envueltos en una bronca a Tatsuya no le gustaba tener que arreglar las cosas a punta de golpes. Se levantó de su silla para hablarle al grandulón y caminó sin titubear hasta el lugar donde se encontraba.
-Por favor, no hay necesidad de recurrir a la violencia, si el problema es el dinero me comprometo a pagar la cuenta y también el plato roto- Dijo serenamente Tatsuya.
Sin embargo parecía que el gesto de amabilidad del joven de Taki sólo empeoró la situación, el hombre soltó bruscamente al camarero mientras uno de sus vasallos le lanzaba a las manos lo que parecía ser alguna clase de machete. Al ver el arma muchos de los comensales se asustaron y empezaron a salir del local por el miedo a lo que pudiera ocurrir, al parecer los vándalos ya estaban airados y no había manera de solucionar las cosas de un buena manera. El jefe además miraba a los tres jóvenes con un gran desprecio.
- ¡Pero miren lo que tenemos aquí!, ¡un puñetero ninja tratando de llevársela de digno!, huh- Bufó el hombre para luego lanzar una muy mala mirada dirigida a los tres genin. -Mira que todos los de tú calaña con un poco de lana ya bailan al son que les pongan, pero otros nos vendemos algo más caro- Dijo el maleante con odio en sus palabras.
Al parecer el sujeto por alguna razón tenía rencor hacia los ninja, y con sus palabras trataba de herirles el orgullo; y parecía haber tenido efecto en Tatsuya que soltó un leve gruñido ante lo dicho por el jefe, pues no le agradaba para nada que lo llegasen a comparar con un mercenario cualquiera. Tatsuya podía tolerar toda clase de insultos y llegar a perdonar a quién le hubiera ofendido pues o no lo importaba o simplemente no quería pleitos, pero sí había algo que le llegaba a calar hondo era que le faltaran el respeto a su honor como ninja. Pero aunque estuviese molesto no iba a reaccionar a la provocación.
-No son más que un trío de críos maleducados, además tus amiguitos fueron los que metieron las narices donde nos los llamaron, así que atente a las consecuencias... ¡A ellos!- Le ordenó a sus secuaces.
El jefe se quedó ahí mientras dejaba a sus vasallos pelear contra los ninjas, dos de ellos se lanzaron a Tatsuya que se había acercado, cada uno portaba un cuchillo de carnicero de gran tamaño. Los otros dos fueron a por Riko y Mogura, uno de ellos que portaba una cadena con una especie de contrapeso fue el que se lanzó contra Mogura el otro armado con tubo largo de hierro fue en dirección a Riko, al parecer los bravucones no les tenian miedo a los jovenes ninja.
Parecía que no había oportunidad para que las cosas fuesen arregladas de forma diplomática, Tatsuya lo había intentado y lo único que había logrado fue terminar de marcar el inicio a las acciones de aquellos rufianes. Aun asi y tras todas la palabrería ofensiva que salia de la boca del jefe si algo era sorprendente era la forma en la que esa gente había sacado armas casi de la nada.
¿Quien deja entrar a gente con armas a este establecimiento?
Pensaba para si mismo el shinobi mientras veía al tipo que se le venía encima. No había mucho tiempo para pensar por lo que atento a sus jóvenes instintos como ninja medico opto por dar un paso atrás, Riko ya estaba de pie y parecía que con condiciones de presentar pelea.
Si uno de estos se quiere pasar de la línea me haré cargo.
Le dijo a sus dos compañeros, uno de ellos llevaba una espada y el otro no había tenido oportunidad de decir a que se especializaba pero esperaba que no fuese Genjutsu porque no habría mucho que hacer, al menos eso pensaba con su nulo conocimiento de ese arte ninja.
El lugar no es tan grande como para que tanta gente este teniendo este tipo de actividades. Puede que sea mi culpa pero incluso esta gente no es responsable de lo que esta pasando, la culpa es de ese sujeto.
Mogura observaba al jefe de aquellos hombres, quizá todo sería mas sencillo finalizando a aquel tipo antes que a los demás, después de todo si estaban siguiendo sus ordenes deberían calmarse al dejarlo fuera del juego.
La cosa se estaba poniendo realmente fea, esos tipos son la clase de personas con la que normalmente uno evitaría tener cualquier tipo de problemas, no hacia falta ser muy listo que estaban muy acostumbrados a meterse en este tipo de conflictos, ¿quién si no va armado hasta los dientes allí por donde pasa? Todo aquello era algo que, si salía mal, los tres shinobis saldrían muy mal parados.
Tatsuya se adelantó acercándose peligrosamente a los maleantes, ofreciéndose a pagar todo lo que debían el grupo de hombres, que, viendo la cantidad de platos que tenían en su mesa, no parecía ser poco.
''Este chico creo que no sabe lo que hace.''
Y, tal y como Riko imaginaba, el jefe declinó su oferta y, no quedándose a gusto con ello, ordenó a sus secuaces que atacaran a los tres jóvenes ninja, pero Riko ya estaba preparado para ello, era algo que se veía venir desde hacía rato por lo que había echado mano a su portaobjetos.
— Mogura, cierra los ojos. — Avisó el rastas en un tono para que solo le escuchara el genin de Ame, y acto seguido, la luz se hizo dueña del lugar, cegando a todo aquel que estuviera mirando en dirección a los tres shinobis.
Tras esto, Riko se lanzó hacia el hombre que llevaba una vara de metal como arma, dispuesto a asestarle un buen golpe mientras aún no había recuperado la visión.
— Mogura-chan, ocúpate del tuyo, tenemos que ayudar a Tatsuya cuanto antes. —
Y después de decir estas palabras el rastas se agachó y lanzó una patada giratoria a la altura de las rodillas del maleante, haciéndolo caer al suelo con un buen daño a la altura de las piernas.
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0
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¤ Hitai-ate (anudada al cuello)
¤ Portaobjetos básico (En la cintura)
Shuriken x5
Kunai x2
Hilo shinobi
Hikaridama (-1)
¤ Konoha Reppū ¤ Vendaval de la Hoja - Tipo: Ofensivo - Rango: D - Requisitos: Taijutsu 30 - Gastos: 36 CK - Daños: 60 PV - Efectos adicionales: Derriba al usuario proporcionando una oportunidad - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Esta técnica es un buen ejemplo de cómo un simple movimiento de Taijutsu puede convertirse en una herramienta destructiva y letal. El ataque es, simplemente, una patada baja giratoria cargada de chakra, pero suficientemente fuerte para despegar del suelo a adultos corpulentos como si no pesaran nada. La meta es tirar al usuario al suelo y causar un daño considerable en la parte inferior de su cuerpo.
El par de maleantes con los cuchillos de carnicero de acercaron uno a cada lado del muchacho para que cortarle las opciones de movimiento, pero justo cuando ambos se disponían a apuñalarlo una intensa luz inundó el local dejando cegados momentaneamente a los bandidos, Tatsuya al estar de espaldas a la dirección de donde provenía el destello no se vió tan afcetado por ello mientras que los matones y su jefe se vieron forzados a cerrar los ojos.
-¡Me cago en la...!- Vociferó el líder de la banda mientras se cubría la cara con ambos brazos.
El tipejo que tenía el tubo cerró los ojos y por lo tanto no vió venir el ataque del shinobi de rastas, la patada en sus piernas lo derribó obligándolo a soltar el tubo que llevaba y de paso golpeándose en la parte trasera de la cabeza durante la caída, sentía dolor tanto en sus extremidades como en la nuca. Sólo por eso ya se le habían quitado las ganas de pelear al mencionado sujeto.
-¡Ay, yay, ay, ay, yay, ay!- Exclamó mientras se agarraba la parte de atrás de la cabeza y pataleaba como cucaracha volteada. -PERDÓNAME- Añadió con unas lagrimitas de dolor en sus ojos.
El tipo de la cadena poco antes había visto como el genin de Amegakure había retrocedido, sonrío pensando que sería un chiquillo asustadizo y una presa fácil, pero no pudo atacarle pues la bomba de luz del genin de Uzushio lo cegó. El susto lo hizo lanzar un golpe desesperado con su cadena en dirección frontal, aunque no sabía a que le estaba apuntando, esperaba al menos darle con ella al chico de la Lluvia.
Mientras tanto Tatsuya aprovechó que sus atacantes se habían distraído para tomar su espada pero sin desenfundarla, creía que era demasiado peligroso usar su katana contra civiles aunque fueran una banda de maleantes, golpeó a uno en el estómago con la punta del mango para luego con un movimiento rápido en dirección al otro uso su arma y con un giro de sus muñecas logró fácilmente que el tipo en cuestión soltase el cuchillo de carnicero con el que previamente había intentado atacarle. El jefaso aún no había abierto los ojos y por lo tanto no pudo moverse.
"No se si la hikaridama fue de Riko-kun o Mogura-kun, pero fue buena idea"
¤ Ninpō: Bunkai ¤ Arte Ninja: Desarme - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Bukijutsu 25 - Gastos: 20 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Desarma a un oponente bajo ciertas condiciones (ver descripción) - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Esta técnica es una útil treta entre los practicantes del Bukijutsu, que consiste en la aplicación de un refuerzo de chakra no visible al arma y un inteligente giro de muñeca que desarma al rival y aparta su objeto a un lado, dejándolo expuesto. Un oponente que conozca la técnica se dará cuenta de lo que intenta el usuario y podrá pagar el gasto para devolverla. Para saber quién gana y desarma al contrario, se suman sus destrezas, la mitad de sus voluntades, el daño más elevado del arma que empuñan, y por último, se suma una bonificación de 20 puntos si en el momento del intento de desarme cualquiera de los dos empuña su arma con dos manos. La puntuación más elevada gana, y desarma al adversario.