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Juro escuchó las palabras de Blame, absorto. Le decía que las miradas no eran malas, revelaban la verdadera naturaleza del ser humano que las lanzaba. Juro se sorprendió así mismo entendiendolo. No confiaba en la gente, la evitaba... Aun así, no quiso aceptarlo.
"Yo nunca las pedí. Yo quería vivir como cualquier persona normal. Solo eso"
Apretó los puños, disimuladamente, bajo la mesa, y bajó la mirada al plato. ¿De que le servía conocer la verdadera naturaleza de sus vecinos? Estaba rodeado de ellos. Si quisieran hacerle algo malo, ya lo habrían hecho.
- Solo si estas preparado para verlo - soltó Juro, amargamente. Debería haberse callado, pero en ese momento le dio igual.
Blame le hizo un ejemplo gráfico, una sonrisa. En cuanto la observó, le parecía más fría que antes. Todo el mundo a su alrededor, parecían mucho más fríos ahora. ¿Le había abierto los ojos? Se percató de más de una mirada hacia su mesa, sobretodo hacia el albino.
De repente, parecía que estaban rodeados de enemigos. Tuvo ganas de golpearse así mismo, estaba pensando estupideces. Se forzó a volver al plato y comer algo de ramen. Ni si quiera su calidez le hacía sentir mejor. Blame murmuró algo sobre la comida.
- Si, delicioso... - respondió. Casi se le habían quitado las ganas de comer. Casi.
Siguió comiendo durante un poco más, hasta que necesitó parar para respirar. En ese momento, se dirigió a Blame y trató de romper el tenso silencio.
- ¿Es la primera vez que vienes por aquí, no? - le preguntó, sin esforzarse en sonreir. Ya conocía su opinión al respecto - Tendrás que buscar una tienda, y por indicaciones lo veo difícil...
Trató de pensar en Blame pidiendo indicaciones. Seguramente, cualquiera trataría de llevarlo fuera de la aldea, de salir corriendo o de suplicar piedad...
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
Sellos implantados: Hermandad intrepida- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60
Las malditas arañas que tejen las macabras redes del destino son mas que graciosas, de eso no cabía duda. Para uno parecía que la idea de que el ser humano fuese de esa manera parecía simplemente dantesca, pare el otro... no mucho mas que la mera realidad. Juro admitió amargamente que esa era una realidad a la que no todos estaban preparados, o a la que no todos querían combatir, de manera voluntaria o involuntaria.
—Es algo a lo que uno se acostumbra, tarde o temprano...—
Por otro lado, desilusionado o algo pensativo, el chico de la aldea del remolino coincidió en el sabor de la comida. Realmente estaba a un nivel superior al de la charla, o al menos ese motivo le intentó proveer el albino. Sabia salida para un joven demonio.
Juro no quiso cortar la charla, un sepulcral silencio quizás llevase a peor la situación, o a saber. Preguntó al albino si era la primera vez que visitaba esa ciudad, así como llegó a la conclusión de que le sería difícil encontrar una tienda, más aún si era por indicaciones. Tampoco se equivocaba demasiado, seguramente le costase encontrar una... pero no iba a molestarse en preguntar a la gente, la encontraría por sí mismo.
—Ni te preocupes por eso. Ya estoy mas que acostumbrado a apañarmelas por mi mismo, no me hace falta preguntar. Quizás tarde algo mas, pero hoy por hoy no tengo prisas... nadie me espera. Tarde o temprano encontraré una tienda.—
Era algo evidente, se había vuelto fuerte, creando una barrera entre él y el resto de personas. Cosas de la vida.
—Bueno, yo voy a empezar con la carne... es mejor tomarla pronto a dejar que se enfríe.—
No tardó en cumplir con sus palabras. En menos de lo que tarda en pestañear un búho, el chico ya había tomado el último sorbo de ramen, y se disponía a atacar a la carne asada. Sin ton ni son, comenzó a morder por donde primero vio, sin miramientos por dejar mordisqueado todos los sitios... era su trozo de carne, así que podía comerlo como le viniese en gana.
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Las palabras de Blame resonaron en su cabeza. y se introdujeron en ella, sin que el chico lo hubiese pedido.
"Tarde o temprano..." - repitió para si mismo.
Sus palabras le habían dejado pensativo. No quería ser como él, pero... por otra parte, se le veía tan seguro de si mismo, tan despreocupado. No parecía estar fingiendo, ni estar sufriendo por dentro, como sería lo más normal.
Las siguientes palabras de Blame le dejaron aún más pasmado. Nadie le esperaba, no tenía prisa, no tenía a nadie. Y no parecía importarle...
- Oh... Vaya....Lo siento... - balbuceó, aun más sorprendido - Bueno... yo no tengo nada que hacer, puedo intentar ayudarte, si quieres....
Se arrepintió de haberlo dicho al instante. Se había puesto nervioso, y no sabía como salir. Ni si quiera tenía idea de donde estaban las malditas tiendas. Pero quería saber más acerca de aquel extraño... y no tenía otra cosa que hacer. Su hermana solía tardar todo el día con sus malditas cosas. Luego sería peor, pero le daba igual.
Le sorprendió que el peliblanco le avisase de que iba a pasar a la carne. Se lo había terminado en muy poco tiempo...
- Vale... - contestó, tratando de no parecer sorprendido, como siempre - Si que tenías hambre...
Blame pasó a atacar la carne asada, salvajemente. Mordía y mordía... En fin, que era alguien demasiado raro. Juro siguió apaciblemente con su bol de ramen, sin prisa. Intuía que estaría un buen rato ahí...
Blame estaba siendo algo libertino con sus palabras, quizás demasiado. Pero éste pobre genin no era consciente de quién era la persona que tenía en frente. Al menos eso pensaba el albino, era difícil pensar en un superviviente ante esa masacre de Kusa... Sabía y era consciente de que Ame había sido la ejecutora de la matanza, pero no tenía ni idea de cómo andaba de implicada Uzugakure.
Por otro lado, tenía frente a él a un genin de la aldea, quizás podía sacarle algo de información, aunque sin darse a mostrar. Ésta idea le recorría la mente desde hacía unos minutos. Su cabeza había empezado a funcionar tras ingerir algo de comer, algo que se podría calificar como normal después de todo lo pasado.
Ante su comentario, el de Uzu pareció retractarse en lo dicho. No comprendía a éste chico, parecía arrepentirse de todo en cuanto el peliblanco le respondía... era demasiado inseguro. Por otro lado, quería mostrarse amigable. ¿Por qué? ¿Qué motivo le movía?
—Tranquilo, no es necesaria tu modestia. Estaré bien solo.— Contestó con ahínco.
Tras la respuesta, volvió a morder la carne con fuerza, arrancando un buen trozo de ésta de la pieza principal. La mascó varias veces, y tras ello la dejó en el plato. La verdad, el chico había acertado de lleno, tenía un hambre voraz. Era absurdo negarlo, se había pasado unos cuantos días sin comer...
—Si, digamos que he estado un par de días sin comer. Por cierto, ya que eres shinobi... ¿Sabes algo de lo que pasó en Kusagakure? Tenía unos cuantos clientes allí, y de pronto se han cortado las peticiones desde Kusagakure. No hay respuesta de nadie, es como si hubiesen desaparecido... y hay muchos rumores sobre un terremoto o una explosión. ¿Es cierto? ¿Es cierto eso que dicen acerca de que todos murieron?—
La pregunta quedó en el aire, no se inmiscuía demasiado en la trama, pero lo dejaba caer, buscando saber lo que un mero genin había recibido de información. Lo que un mero soldado raso podía saber era suficiente para seguir su pequeña investigación. No quería venganza, pero sí satisfacción salvando a todos y cada uno de los culpables.
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Blame rechazo presuntamente su invitación a ayudarla. Quizá simplemente le molesto su actitud, se estaba comportando de una forma muy extraña.
También le soltó que llevaba sin comer días enteros. Eso le costo creerlo, se le veía con fuerzas, sucio y harapiento, pero no débil. No se lo discutió, supuso que era una exageración. También atendió a la pregunta que le hizo, sobre Kusagakure. Al parecer no se había enterado de lo sucedido.
Una sombra de preocupación se cernió sobre su jovial rostro. Recordó los rumores macabros que había escuchado por las calles. También recordó la reprimenda de su hermana, cuando se atrevió a preguntarle, no hace mucho, además. Por eso mismo, aunque había oído cosas en el viaje, no estaba seguro de nada.
- Verás... Yo sólo he escuchado rumores de la gente, no se si ha pasado algo grave o no. Pero he escuchado que al parecer, el Morikage trató de controlar a un bijuu a espaldas de las otras aldeas. Sin embargo, le salió mal, el bijuu se liberó y lo arrasó todo - relato, sería y sobriamente - Pero sólo son rumores, quizá sólo ha habido algún tipo de problema de comunicación, o lo que dices tu. Ya sabes como la gusta inventar a la gente...
Trató de comer otra ración de fideos, mientras se preguntaba el porque de todo aquello. ¿Quien inventaría algo si? ¿Era verdad? Sólo se le ocurría una forma de comprobarlo, y era yendo hacia ahí, pero dudaba que su hermana quisiera. Quizá, al volver a la villas, sus compañeros o alguien supiesen más al respecto...
Conforme disminuía la cantidad de comida sobre la mesa, la voraz hambre del albino disminuía casi en igual grado. Frente a él, su antagonista no era capaz de seguirle el ritmo. Tampoco era algo a reprochar, lo de que llevaba al menos un par de días sin comer no era broma, pese a lo que pudiese parecer.
Tras soltar la prenda, el chico de Uzu respondió sobre lo que había escuchado u oído. Él realmente tampoco sabía que había pasado realmente, cosa que indicaba que o bien era asunto de altas esferas, o bien dejaba claro que la relación entre Ame y Uzu para el ataque no existió. Ésto solo dejaba mas incógnitas en el aire...
—Entiendo... Tendré que visitar Kusagakure entonces, pues aún tengo un par de recompensas que cobrar.—
Dejando claro que seguramente pasaría por dicha aldea, el shinobi sin hogar dejó el trozo de carne sobre el plato. Realmente sentía complacida su gula, y no era para menos.
—Bueno, ¿y qué te trae a ti por estos lares? Queda muy lejos de Uzu...—
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Juro asintió ante lo que Blame dijo, parecía haber adivinado sus pensamientos en cuanto a visitarlo para descubrir lo que había pasado de verdad. Solo esperaba que de verdad no fuese nada... No es que hubiese conocido alguna vez a alguien de Kusagakure, pero le hubiera gustado hacerlo. Además...
"¿Un bijuu? Eso solo significaría más peligro..."
Juro siguió comiendo tranquilamente su plato, hasta que los palillos chocaron contra el fondo, ya se había terminado. Los dejó ahí mismo, estaba más que satisfecho. Por lo que pudo ver, Blame ya había terminado, más pronto que él. Seguía siendo sorprendente...
Para su sorpresa, pareció interesarse por él. Quizás ahora que ya no hubiese carne, él era lo más interesante de la mesa. O quizá solo se aburría, quién sabe...
- Bueno, viajo con mi hermana, ella tenía que venir aquí, y quise acompañarla. Nunca había visitado el país de la tierra... - dijo, encogiéndose de hombros, no mentía.
La verdad es que de momento se había contentado con lo visto, a lo largo del viaje. Habían pasado por el país de fuego, y parado en la capital. Habían visitado el país de la tormenta, y habían entrado en el de la Tierra. Para ser su primera expedición, no estaba nada mal. Llevaban más de una estación de viaje, pero había merecido la pena.
- La verdad es que antes de esto, no había visto mucho mundo - confesó, mirando su cuenco vacío.
El albino había mostrado un falso interés en su antagonista, simple modestia. En cambio, éste se lo tomó en serio. Comentó que viajaba con su hermana, y que antes de éste viaje apenas había visto mundo. En parte, era como el albino... a penas había visto mundo antes del incidente de Kusagakure, ahora no le quedaba otra. El mundo era su hogar, no estaba atado a nada.
El albino mostró una sonrisa, a la par que casi mostraba rostro de tranquilidad o felicidad. Quizás empezaba a confundir hasta los sentimientos... ésto de tener que interpretar todo el tiempo era realmente estresante.
—Así que viajas porque quisiste acompañar a tu hermana... suena muy... tierno.— Comentó sin mas.
A decir verdad, ¿Qué mas decir al respecto?
El Senju miró hacia uno de los lados. El shinobi de Uzu ya había terminado su primer plato, y pronto comenzaría con la carne. Por otro lado, el murmullo de la gente se había aflojado. Éste hecho había llamado su atención. ¿Se habían acostumbrado a su presencia? Quizás era eso, ahora nadie le estaba mirando con mala cara, pasaban de él y de su jeta.
«En fin... supongo que mejor...»
Dejó caer un suspiro, y se llevó las manos al estomago. Realmente se había puesto hasta las cejas de comida, estaba a tope.
—La carne está tremenda, aunque creo que me he pasado comiendo...—
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- Supongo... - mencionó, extrañado ante el comportamiento de Blame.
La sonrisa que le mostró era horrible, daba miedo. Juro ya no sabía que pensar de aquel personaje... En fin, mientras no tratase de hacer nada raro, no parecía un peligro.
"Quizá su victima también hubiese pensado eso..."
Ahogó sus macabros pensamientos en carne. Probó un trozo, y por primera vez, estuvo de acuerdo con algo de lo que el peliblanco hubiese dicho en todo el día. Estaba genial. Muchísimo mejor de la que cocinaba su hermana. Aunque eso no era muy difícil.
- Tenias razón, al final este sitio tendrá algo bueno... - mencionó, aun con algo de resentimiento hacia la mujer que los atendió, quién probablemente estaría sirviendo a otra mesa en ese momento.
Era un joven observador, pudo notar que la gente empezaba ya a pasar de ellos, ya era hora. Llevaban ya un buen rato en el lugar, y Blame no había matado a nadie - el deseo de agresión a la camarera no contaba - tarde o temprano, les tenían que dejar en paz.
- Al final la gente se acaba acostumbrando a todo... - murmuró, pensativo.
Juro no supo ni qué responder ante el "halago" del peliblanco. Obvio, había sido un comentario de lo mas raro e irrelevante, casi excedente. ¿Por qué? Pues por un sencillo motivo... ¿Por qué no?
Sin embargo, si que compartió con el albino su pensamiento de que la carne estaba deliciosa. Sin duda, ese detalle si que era innegable y verdaderamente rotundo, como la vida misma. No pudo evitar sonreír, al menos coincidían en algo. Fuere por simple cordialidad, o argumento real, al fin tenían algo en común; el gusto por la carne.
—Si... además de la hospitalidad, gozan de un buen cocinero.—
Había mezclado una ironía con una verdad, cosas que pasan.
Por otro lado, las miradas que habían dejado de secuestrar y asesinar al par de genin había cedido. Éste detalle fue perceptible a gran escala, y Juro no había sido menos. Soltó un comentario bastante sencillo y aclaratorio, las personas terminan por acostumbrarse a todo. No había mayor verdad, salvo la de que la carne tenía un buen sabor.
—Si. Supongo que todos terminan por acostumbrarse a cualquier situación, por mala o buena que sea...— Confirmó con palabras.
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Juro trató de no mostrar la tensión que sentía por estar en frente de Blame, pero a la vez, trató de no mostrar el aburrimiento que empezaba a sentir. En fin, no era tan buen farsante, y Blame era demasiado bueno analizando a la gente, o al menos, daba esa impresión.
Blame asintió a lo de la carne, no esperaba otra cosa. Su última contestación fue más interesante, habló sobre que cualquiera se terminaba por acostumbrar a cualquier cosa. Juro asintió, tenía en parte razón.
Y ahí estaba la única cosa interesante que podía hacer con alguien como Blame, opiniones e incluso algo de filosofía. Aunque no lo pareciese, Juro estaba seguro de que Blame era inteligente, por sus contestaciones.
- Es una de las cosas buenas del ser humano, puede llegar a insensibilizarse incluso - comentó de pasada, a pesar de que pensó claramente en Blame. Un tipo que había matado a una persona a cambio de dinero, y estaba ahí sentado tan tranquilo - Sobrellevar una tragedia esta bien, pero perder la humanidad no es algo bueno... ¿Que opinas del tema?
Mientras le preguntaba, cogió un trozo de carne y lo masticó, seguro de que al menos podría sacar algo del criterio de Blame a la luz.
Conforme el par continuaba hablando, la conversación se dirigió hacia un punto de no retorno. Evidentemente, Juro parecía haberle calado, pero el albino no era tan tonto como para responder una burrada. Sabía que normalmente la gente no era de compartir su opinión, y el de Uzu no tenía porqué ser distinto. Su pregunta había sido directa y rotunda, dejándola caer suavemente sobre una sabana de indiscreción, casi reseñando una posible tragedia en la vida del Senju y como respuesta a ésta una perdida de la "humanidad".
«Vaya...»
El peliblanco dejó caer su sonrisa levemente, acompañando el gesto peinándose hacia detrás esa media melena estropeada. Tras ello, clavó el codo sobre la mesa, y dejó caer parte de su peso corporal sobre éste, dejando la cabeza en su mayor parte apoyada en la mano.
—¿Sabes? A veces la mejor manera de ser humano, es dejar de serlo. Normalmente las personas tienden a hacer daño por mero placer, como si estuviese en nuestro ADN... Está bien recordar que tenemos ese propósito en la vida, dañar a otros, pero a veces es mejor nadar contra la corriente y luchar contra esos impulsos tan primarios... He llegado a acostumbrarme a quitar vidas, pero que lo haga sin pestañear no significa que me agrade. Lo ideal sería que pudiésemos vivir en armonía...— Argumentó el peliblanco. —Y si... sobrellevar una tragedia a veces te hace ser consciente de la realidad, y casi convertirte en un monstruo... por suerte, no todos caen en un abismo sin salida.—
Evidentemente, con esas últimas palabras se refería a sí mismo. No había caído en un abismo de odio injustificado a la humanidad. Los odiaba, pero con razón. Lejos de querer quemarlos y matarlos a todos, había decidido salvarlos... ¿Acaso había persona sobre la faz de la tierra mas compasiva?
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Blame volvió a sonreír ante su comentario. Juro no supo que hacer, quizá se hubiese pasado en cuanto a las suposiciones. Sin embargo, no se enfado, ni se inmutó prácticamente. Simplemente, contestó.
Tenía que admitirlo, la contestación era muy buena. Hablo sobre que el ser humano hacia daño por naturalezas, y acerca de luchar contra esos impulsos? Por último, estuvo de acuerdo con lo de las tragedias, pero añadió que no todo el mundo caía en un abismo sin salida.
Quizá se refiriese a él mismo, quizá no. Pero en ese momento, Blame le pareció una persona inteligente y racional, no un bárbaro asesino.
- Exagerar un poco - protestó Juro, teniendo aún su punto de vista infantil - no todo el mundo tiene impulsos asesinos como esos. Si lo que dices es verdad, muchos no resisitiran y habría más asesinos de los que hay. Mucho más que gente normal...
Quizá su punto de vista fuese ridículo, pero era lo que creía. Le costaba entender que la abuelita del quinto piso disfrutase apuñalando gente, como ejemplo práctico. Ademas, tenía otra razón de más peso en su subconsciente, que para el era verificable.
"Yo no tengo esos impulsos, no me gusta herir..."
Sin embargo, aunque no lo quiso, no pudo evitar pensar en su padre. Su mirada, la locura a la que habría sucumbido... Sintió un terrible escalofrío. No pudo evitar mirar a los ojos de Blame, buscando esa misma locura. Afortunadamente, no la encontró, al menos, no se lo pareció.
-Blame..¿La lucha contra la locura es muy dificil?
Juro parecía dispuesto a seguir con su mentalidad, para él no había tal mentalidad psicótica adherida a cada persona de manera natural. Afirmaba con cierta razón que de ser así habría mas asesinos que gente normal, y no se alejaba demasiado de la verdad. ¿Acaso la vecina del quinto no sería una asesina en masa si tuviese una buena katana y las virtudes del mejor samurai? Mentiría diciendo que no lo sería, ella no lucharía por la paz, si no por ella misma... y así genéricamente.
—La verdad duele... hay quienes no lo hacen porque su fuerza es insuficiente, o quienes se regocijan en los crímenes de otros, o quienes simplemente prefieren no hacer nada... es igual de malo quien asesina, a quien ve un asesinato y se va a casa tan tranquilo, a dormir con su familia como si nada hubiese pasado...— Argumentó con parsimonia.
Lejos de ir a mejor, el tema continuó en una dirección un tanto peliaguda. Juro soltó una pregunta bastante directa, que en claro sentido le dejaba al Senju como victorioso o perdedor en una lucha contra la demencia. ¿Por qué diablos le preguntaba si era difícil luchar contra la locura? ¿Sería acaso por su comentario anterior?
—Supongo que si... luchar contra tu propia mente debe ser lo mas difícil que uno pueda afrontar en la vida. Una persona al borde de la locura no se da cuenta de lo que es demencia y lo que no... Ahí está el mayor de los problemas, supongo...—
Respondió con algo de duda, pues obviamente el nunca había enfrentado tal cosa. Él estaba perfectamente cuerdo, pese a sus andanzas y cercanías a la muerte. Quizás el resto estaban mal, ya que ellos no veían la verdad...
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Y ahí estaba Datsue, tras perderse al menos un millar de veces, retomar el camino correcto no menos veces y más frustrado que nunca en su vida. Siempre supo que su nivel de orientación no era precisamente alto, pero jamás imaginó que era tan sumamente… nefasto. No había otra palabra que definiese mejor lo que había hecho durante la última semana. Era algo que se llevaría a la tumba, por supuesto, pues preferiría morir antes de tener que confesar que casi había regresado por error a su país dos veces.
Pero allí estaba, al fin, en Notsuba. La ruta del viaje que había trazado con esmero en el mapa hacia Shinogi-to marcaba aquel punto. No había error posible.
Cansado de cargar con la mochila y notando como las tripas empezaban a protestar, decidió buscar algún sitio donde descansar y reponer fuerzas. Se dirigió al primer puesto de comida que vio: un pequeño establecimiento con terraza, con sólo tres mesas fuera. Por desgracia, las tres parecían estar ocupadas. Iba a darse la vuelta cuando se percató que una pareja que ocupaba una de ellas estaba pagando ya la cuenta.
“ Menos mal” pensó Datsue. No tenía fuerzas para caminar ni un metro más.
Mientras esperaba a que se fueran, recorrió con la mirada al resto de clientes, fijándose especialmente en un par de chicos que parecían charlar amistosamente.
“ Qué blanco es ese tío… ¿Y qué mierda le pasa en el brazo?” se preguntó Datsue, justo para después ver que ya se había liberado la mesa que tanto necesitaba.
El pequeño interés que había tenido por aquellos muchachos se disipó de golpe. No esperó más y caminó hasta la mesa recién liberada, dejándose caer sobre una de las sillas y tirando la mochila al suelo, exhausto. Sólo esperaba que la camarera no tardase mucho en atenderle.
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