Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Y tan rápido como todo había comenzado, ya había terminado. Entre las estocadas de Blame, el fuego del desconocido y su técnica contundente, practicamente solo quedaba la camarera como rival. Y aunque fuese idiota, no era tan idiota como para creer que podía hacerles frente.
— Ex... ex... extran-jeros.... ésto ha sido una terrible confusión... yo... yo no quería de verdad, ha sido todo un grandísimo error... no sabía que erais shinobis...
Juro suspiró, después de todo, había terminado.
"¿Si? ¿Tu crees? ¿Te has olvidado ya de lo que hay ahí?" - y es que, aunque quisiera olvidarlo, su mente no iba a hacerlo. Tenía que esforzarse para no mirar a los dos muertos que había, asesinados de manera visceral por Blame.
No podía decir que le había dolido su mentira, no le conocía de nada, solo habían compartido mesa, pero aun así... Ellos habían muerto en parte, por su culpa, él había insisto en defender al viajero.
Blame le agradeció el gesto. Juro tuvo que morderse la lengua, para no montar una pataleta, como un niño pequeño. Ya no le veía igual de seguro, es decir, antes ya parecía peligroso, pero ahora... Sentía como si él pudiese acabar como cualquiera de esos cadáveres, de un momento a otro. No podía confiar en él.
— ¿Sabes? Soy un sicario, y ese chico me va a pagar por quitaros la vida.
La mirada que le clavó esa mujer le afectó más de lo que él mismo hubiese creido. ¿De verdad le creía capaz de algo así? ¿De verdad tenía ese aspecto? Esa mujer era malvada, quizá había matado a gente. Pero no iba a permitir algo así, claro. Mientras pensaba y salía de su shock, el inesperado viajero interfirío, salvandole presuntamente a la mujer.
— Quiero mi pedido —dijo con voz monocorde—. Quiero una de arroz al curry, sin pollo, y un vaso de agua para acompañar.
Tanto si Blame soltaba a la mujer como sino, Juro tomaría cartas en el asunto. Se acercó un poco a ambos - lo suficientemente lejos de Blame para que no pudiese matarlo con un movimiento de brazo - y trató de hacerse oir, esperando que al menos, el viajero no se pusiese en su contra.
- Dijiste que nadie moriría, y han muerto dos - dijo, tratando de sonar lo más serio posible, a pesar de que su voz tembló levemente- No vas a matar en mi nombre. Ni lo pienses. La llevaremos con las autoridades y le darán su merecido.
Trató de no sonar débil, pero era la verdad. No quería más muertes, de verdad que no. Esperó que Blame razonara, por el bien de todos.
Las cosas ya estaban mas que zanjadas. Los pecadores iban a pagar su crimen con la vida, Blame iba a salvarlos, el turista iba salir sano y salvo, y Juro... había de suponer que iba a sacar algo de esa situación también. Todo parecía cuadrar a la perfección, al menos para ellos. La chica, su destino no era tan favorable, al menos no a su gusto. Si le preguntasen al albino, ella era una afortunada, como sus dos compañeros que fallecían a pocos metros. Ahora, era su turno. El albino casi podía relamerse, saboreando la dulce sensación de salvar otra persona de ésta cruel y despiadada agonía llamada vida.
Contra todo pronóstico, su acción se vio pausada por la voz del turista. El albino alzó a mirar al interlocutor, el cuál pedía un poco de tiempo. Al parecer, él quería algo. Lo primero que le vino al Senju a la cabeza era que éste querría arrebatarle la vida con sus propias manos a la chica, cosa que no le discutiría, estaba en su derecho. Pero no, éste se sentó a la mesa y exigió su comida, el chico tenía clara su prioridad, pero... No, algo no le cuadraba al peliblanco. Se tomó la osadía de pensar que quizás habría escuchado mal, pero sus ojos no le engañaban.
—Esto... ¿qué?— En su cabeza no cabía comprensión alguna a ésta situación.
Antes siquiera de que pudiese pedir una verdadera razón, Juro acentuó el animo en no matarla. Argumentó que no había pedido muertes, y que el chico no iba a matar en su nombre, así como que esa chica debía ser dirigida a las autoridades y que éstas se encargasen de su destino. Realmente, a cualquier otro, poco le hubiese importado. Pero el albino había vivido en un reformatorio cierto tiempo, y era absurdo pensar que en una cárcel ella estaría mejor que muerta. La muerte no era si no la mejor de las salidas para ella, era algo obvio.
Su compañero le había traicionado, pese a que éste se había movido por su causa. No entendía que era lo que le pasaba, ni a éste ni al otro viajero. ¿Acaso estaban rechazando su humanidad? ¿Porqué diantres no querían sacar provecho de ésta satisfactoria batalla? Podían quitar vidas de manera gratuita y totalmente justificada, ¿acaso eso no les hacía sentir bien?
Sus ojos visitaron a ambos interlocutores, y tras ello buscó a la atemorizada chica. Sin mas, comenzó a andar, pasando por su lado, pero a cierta distancia. Entre tanto, se llevó la diestra a la cabeza, rascándose la parte frondosa de su media cabellera en un gesto de tranquilidad y meditación. Cuando pasó por un par de metros a la chica, volvió la vista hacia Juro, y comenzó a andar, acercándose a la chica por detrás.
—No lo entiendo. La cosa era sencilla... siete vidas o una. Te di a elegir, y exigiste la vida del viajero. Me moví para ayudarte en ése propósito, salvar al chico, y por ende acabar con el resto... ¿Por qué te arrepientes ahora?— Cuestionó el chico a Juro.
Las lagrimas de la chica rodaron por sus mejillas, la pobre temblaba como un auténtico flan. Lejos de ser frío como una piedra, el chico le echó el brazo por encima, y le ofreció su calor. A ésta poco le faltó para caer en una moribunda súplica, su ánimo era mas que palpable.
—Tranquila, tranquila... escuchemos a Juro.—
Su vista se dirigió de nuevo al chico, esperando por una respuesta a su pregunta, un argumento o razón por la que debiere dejarla libre. Por otro lado, la petición del viajero... era mas que evidente. Suerte tenía de seguir fresco como una rosa.
21/12/2015, 03:04 (Última modificación: 21/12/2015, 03:05 por Uchiha Datsue.)
—Esto... ¿qué?
Sí, había oído bien. Datsue acababa de hacer su pedido. Era una locura, mirase por donde se mirase. Entonces, volvió a mirar a los cadáveres. Hacía un momento aquellas dos personas respiraban, hablaban, se movían… Y ahora, ahora sólo eran un deshecho de carne y hueso.
Sintió una acidez nauseabunda en el estómago y se sintió débil, desubicado. ¿Pero acaso no era aquella la profesión que había elegido? ¿Acaso su oficio no consistía en matar y ver cómo las personas morían delante de él? ¿Por qué entonces se sentía tan asqueado?
Una repentina arcada subió por su garganta, pero se tapó la boca y consiguió reprimirla. Quiso levantarse de nuevo, pero tras el subidón de adrenalina que le había espabilado cuando se encontraba en peligro, había llegado el bajonazo, y ahora se encontraba débil y cansado.
No, lo mejor sería permanecer sentado y ver como se desarrollaba todo. Ya intervendría si las cosas no avanzaban según lo deseado, si eso. Sí, si eso…
—No lo entiendo. La cosa era sencilla... siete vidas o una. Te di a elegir, y exigiste la vida del viajero. Me moví para ayudarte en ése propósito, salvar al chico, y por ende acabar con el resto... ¿Por qué te arrepientes ahora?
Juro se quedó helado ante las palabras de Blame. Antes, lo había dicho, lo recordaba. Pero no recordaba haberlo aceptado. No lo recordaba porque no lo había hecho. Sintió algo de rabia. ¿De verdad iba a echarle la culpa de otro asesinato, ese era su plan?
"¿Con quién he compartido mesa en realidad?" - se preguntó, por enesima vez.
Juro no tenía que sospechar mucho para ver que le habían mentido. ¿Por qué un cazarrecompensas tiene un kunai, un arma ninja? No tenía pruebas, claro. Pero a estas alturas, no iba a creerle. Blame era peligroso, y mucho más habil que él. Estaba claro que corría peligro.
- Estas mintiendo - contestó, sin poder evitarlo. Quizá sonó más bien como una pataleta infantil, pero en ese momento, no lo pudo contener. Trató de calmarse - Es cierto que lo dijiste, pero yo no lo acepte. ¿Es que no lo recuerdas? Te dije que nadie debía morir, que estabas delirando. Y luego saltaste, dandome la razón. No acepte esto, Blame...
Se atragantó, tratando de no ponerse a llorar. Dos personas muertas, practicamente por su culpa. Por haber pedido ayuda a ese loco. Cerca suyo, el viajero al que había salvado se sentaría, claramente debil. Genial, otro que no iba a ayudarle. Solo esperaba que Blame no decidiese tomar su vida por no cumplir su supuesto "pacto"...
- Blame, por favor, tienes que parar - trató de hacer un último acercamiento a la conciencia de Blame - Mira a esas dos personas. Estan muertas. Puede que cometieran crimenes, pero ahora ya no viven, ya no respiran. ¿Y si tenían familias, hijos? Nunca lo sabremos...No tiene porque haber un tercer cuerpo en ese suelo. Sueltala, se mejor que ellos...
Juro trató de hacerse oir, pero su voz le tracionaba. No estaba hecho para ser escuchado, para ser oido. Juro no estaba acostumbrado a influenciar en nadie... Y en el fondo dudaba que lo consiguiese. Pero tenía que intentarlo...
Entre tanto barullo, las miradas eran infranqueables. Los civiles habían sido testigos de como los experimentados guerreros solucionar una ardua tarea en un abrir y cerrar de ojos, pero el asunto ahora era algo diferente. El que había salvado el momento, se estaba convirtiendo ahora en el malo de la película, por irónico que pudiese parecer. Realmente no era para menos, pues ahora mismo tenía todas las intenciones de quitarle la vida a una persona indefensa, cual único crimen había sido intentar sacar tajada de un extranjero.
El viajero que pedía comer, se contuvo sentado en su taburete, esperando quizás aún recibir su pedido. Juro por contra, se reafirmaba en su decisión. No quería tener sobre su consciencia esas muertes, y no tardó en plasmarlo con palabras. No quería aceptar que había hecho un trato con el mismo diablo, aunque éste pobre diablo tenía unos oídos finos únicamente para sus propios intereses.
Las palabras del chico no le decepcionaron, en cierta medida ya esperaba esa reacción. Lo que sí que fue una sorpresa fue su suplica de que parase, de que debía pensar en lo pobre y desgraciadas que podrían ser los familiares de esas dos víctimas. Realmente estaba en lo cierto...
—Si... tienes razón Juro, pero ahora mismo no se quienes son. Ya los llevaré por el mismo camino mas tarde... sus familiares se reunirán con ellos en cuanto me sea posible.—
Quizás no era la respuesta que se pudiese desear ante tal observación, pero era la única verdad que reinaba en el corazón del Senju. Tarde o temprano sus familiares seguirían el camino de esas dos víctimas, fuere por sus propias manos o por cosa del destino.
Las personas a su alrededor se cerraban cada vez mas sobre el lugar del suceso, y el grupo de supervivientes aprovechó para intentar evadir el mismo destino que la chica. Se intentaron fugar en un momento que parecía contener descuido, pero fueron neutralizados con extrema eficacia en el intento. Antes de que pudieran dar un grito, cada uno de ellos fue abordado por un guerrero del señor feudal. Evidentemente, la guardia de la ciudadela había reaccionado.
Dos mas de esos guerreros se posicionaron cual disparos tras el albino. Uno le apartó sin cuidado, y el otro agarró a la chica, de la cuál jaló y forzó llevando ambas manos tras la espalda. No tardó en atarle las manos, así como en apartarla del chico de cabellera blanca.
Vestido con prendas de tonos marrones, una armadura metálica, casco del mismo material, y una espada, los guardias apenas se dignaron en agradecer la "paz" que éste trío de maleantes habían traído con sus acciones. La mirada del albino delataba su claro en fado, mas éste no era tan tonto como para meterse en un jaleo de mas magnitud, al menos no por el momento... ya llegaría el día en que realmente fuese diestro con el arte del asesinato.
—Chico, ésta mujer será encerrada como el resto de su pandilla. Llevábamos tiempo buscándola, por numerosos crímenes. Nos habéis ahorrado un buen trabajo, se trata de una criminal realmente escurridiza.— Pronunció el soldado que quedó a su lado.
El Senju lo miró con desdén, su diversión había acabado. Volvió la vista hacia sus "asociados", y de nuevo devolvió la vista al soldado.
—Y... ¿Ya está?— Preguntó con descaro. —¿No hay ninguna recompensa...? ¿Ni nada por el estilo? Si la estabais buscando, seguro que hay un mérito mas que simples palabras, ¿no?—
—Chico. Mide tus palabras.—
—Tsk...—
Sin mas que añadir, pues las palabras ya sobraban, el chico pasó de largo ante el soldado, mostrando un claro desprecio. El soldado sin embargo no hizo por prestarle demasiada atención, quizás pensaba en la cuantiosa y resonante recompensa que iba a recibir a costa de otro... o meramente se dedicaba a darle vueltas al asunto de los dos cadáveres que tenía en el suelo frente a él.
Fuere como fuere, el albino tenía claro que debía continuar a lo suyo. Quizás era hora de cambiar de harapos, pues sus prendas estaban destrozadas. Su dirección de paso venía a medias del sitio en que el chico que quería comer se encontraba, y la posición de Juro. Si ninguno hacía por pararlo o darle palabra, éste seguiría su rumbo hacia la calle mas habitada, buscando que en ésta hubiese alguna tienda de ropa.
24/12/2015, 17:59 (Última modificación: 24/12/2015, 18:02 por Uchiha Datsue.)
Datsue suspiró de alivio cuando la tensión acumulada en el ambiente se relajó con la llegada de los guardias, que lejos de matarlos a preguntas dedujeron con rapidez quienes eran los buenos y quienes los malos.
Aunque, después de lo que acababa de oír de la boca del albino, empezaba a dudar que realmente ellos fueran los buenos. Quizá, simplemente eran los menos malos.
Respiró hondo y dejó escapar un largo suspiro, relajando los músculos. Estaba hecho polvo, como si hubiese terminado de correr en un maratón. Quizá no estaba hecho de la pasta necesaria para ser un shinobi. Siempre había disfrutado soñando con grandiosas aventuras, peligrosas y emocionantes a partes iguales. Pero ahora que veía a la muerte de cerca ya no le parecían tan grandiosas, ni tampoco emocionantes, tan solo peligrosas.
Tras el alivio, llegó la decepción, con una punzada de dolor en el orgullo. Eran los típicos sentimientos que uno se podía permitir cuando ya se encontraba a salvo. Analizando su reacción, había actuado más como un cobarde que como el chico valiente y decidido por el que se tenía.
Soy un fraude.
Dio un puñetazo en la mesa de pura frustración, enojado consigo mismo, y tiró la libreta en el interior de la mochila, cerrando la cremallera con brusquedad. Fue entonces cuando se percató de que el shinobi que le había ayudado se marchaba sin despedirse.
—Oye, espera —dijo, apurando el paso para ponerse a su lado, con la intención de seguir caminando junto a él. No le apetecía nada permanecer allí, junto a los cadáveres que parecían mirarle como echándole la culpa de lo que había pasado—. Blame, ¿verdad? Mi nombre es Datsue. Quería decirte que estoy en deuda contigo. Ya sabes, por la ayuda de antes. Así que… si necesitas cualquier cosa, puedes contar conmigo. A no ser que me salvaras para poder matarme tú mismo —bromeó, sonriendo—. En ese caso… Bueno, supongo que te dejaría cortarme el cuello como a los otros. Sería lo justo, ¿no? — pero entonces la risa que florecía en su estómago se le atragantó en la garganta, borrándole la sonrisa, y lo que pretendía ser una simple broma, una manera estúpida de quitarle hierro a lo que había sucedido, acabó por convertirse en una frase contundente y seria.
Nada más lejos de lo que había pretendido. La causa de su turbación no había sido otra que las palabras pronunciadas por aquel shinobi momentos antes, que resonaban ahora en su cabeza con más fuerza que nunca:
Sus familiares se reunirán con ellos en cuanto me sea posible.
Palabras duras. Palabras a tener en cuenta. Palabras que él, por un instante, había obviado.
—Si... tienes razón Juro, pero ahora mismo no se quienes son. Ya los llevaré por el mismo camino mas tarde... sus familiares se reunirán con ellos en cuanto me sea posible.
Juro estuvo a punto de perder al equilibrio al escuchar esas crueles palabras. Desde luego, ese Blame no era el mismo que, rato antes, había compartido mesa con él. Recordó con amargura las palabras que había dicho, acerca de matar a la camarera por su tardanza.
"Las va a cumplir... " - pensó, desesperado.
Urgó en su portaobjetos, buscando su bomba de sonido. Si lograba desequilibrarlo aunque fuese un poco...
Pero no hizo falta. Repentinamente, una voz se alzó y dio por terminada la tortura a la que el albino estaba sometiendo a Juro.
—Chico, ésta mujer será encerrada como el resto de su pandilla. Llevábamos tiempo buscándola, por numerosos crímenes. Nos habéis ahorrado un buen trabajo, se trata de una criminal realmente escurridiza.— Pronunció el soldado que quedó a su lado.
Ni si quiera le importó que Blame le faltase al respeto. Estuvo a punto de desmayarse de alivio ahí mismo. La mujer fue tomada por unos guardias, que habían salido de entre la gente, y con ello, dio por terminado el problema. Todos podrían respirar tranquilos, incluso los que no habían hecho nada por intentar salvarla.
En ese momento, lo inteligente habría sido marcharse, claro. Marcharse y alejarse del loco y del viajero. Sin embargo, Juro no escuchó a la razón, por una vez. Quiza tenía que ver con que los guardias acababan de pasar, y ya no sentía ese miedo por morir sin ninguna razón. Lo importante fue que se acercó a él en cuanto pudo, incluso antes de que intentara marcharse.
- ¿A que ha venido lo de antes? - saltó, sin poder evitarlo. Le había hecho creer a esa mujer que él la quería muerta, le había hecho elegir, y había dicho cosas horribles. Si, se sentía incluso dolido, aunque en el fondo sabía que no tenía razones.
Sin darse cuenta, al otro lado de Blame estaba llegando el viajero, que también parecía tener unas palabras para Blame, de agradecimiento. Juro ni se molestó en escucharlas, ya que no iban dirigidas a él. Solo esperó una explicación razonable al comportamiento de su compañero. Después de lo que había hecho, era lo mínimo...
El odio que tenía Blame hacia los humanos no era siquiera comprensible, o calculable... una lástima que esos se habían llegado a librar. Realmente les hubiese venido mejor morir, ¿quien mejor que el albino para salvarlos? Debía de encontrar alguna manera de concienciarlos, algún modo debía de haber. Solo había de encontrar la forma de acceder al subconsciente de las personas, encontrar el modo de hacerles ver la verdad...
Antes de que se diese cuenta, mientras su cabeza se sumergía en pura y tétrica consciencia, las palabras del viajero le llevaron a sostener la atención en éste. El chico le interrumpió el paso para agradecerle la ayuda, se presentó como Datsue, y hasta se atrevió a bromear con su vida. Por la boca muere el pez, y éste habría sido un pez efímero en otra situación... Por suerte para él, estaban rodeados de guardias, civiles, y otro genin.
Antes siquiera de recibir una contestación, Juro interrumpió. Evidentemente estaba indignado, y reclamaba un motivo por la anterior situación. Entre medio de ambos, el chico se encontraba en una encrucijada. Podía decirles la verdad, o podía decorarla. Era obvio que si decía tan solo la verdad, lo tacharían nuevamente de loco... y ya se había librado de esa mala fama. Pasar desapercibido era lo ideal, hasta en su anterior profesión lo reseñaban. Con desdén, se llevó la mano hacia la nuca, y rascó levemente la media cabellera blanca que portaba.
—Me habéis interpretado mal, aunque lo habéis hecho muy bien.— Comenzó a argumentar el albino. —A mi no me iba a pagar nadie por quitarles la vida, y eso no es un buen negocio. No tenía motivo alguno para matarlos, aunque pudiese. Pero ahora pensadlo bien. Esa chica es la líder del grupito, y seguramente tiene dinero como para sobornar al juez o pagar su fianza... Será liberada en menos de un mes. Cuando salga, volvería a continuar con su "negocio" y no pasaría nada.—
Se giró, y la señaló levemente con un gesto, mientras que ésta era arrastrada por el guarda. La chica aún temblaba, e incluso se le notaba una mancha de líquido en el vestido, en la zona baja.
—Con el susto que se ha llevado, se lo pensará dos veces antes de volver a hacer algo parecido. Yo he sido el tipo malo, y vosotros los que intentabais concienciarme... eso le ha dado aún mas credibilidad. Tanto miedo ha pasado, que hasta se ha orinado encima.—
Se volvió de nuevo, y se atrevió a pasar por entre medio por fin. Antes de ello, volvió a sonreír.
—A veces actuar de lo más tétrico, raro y despiadado... tiene un buen propósito. En fin... me marcho a comprar algo de ropa, que casi parezco un exhibicionista.—
—Me habéis interpretado mal, aunque lo habéis hecho muy bien.— Comenzó a argumentar el albino. —A mi no me iba a pagar nadie por quitarles la vida, y eso no es un buen negocio. No tenía motivo alguno para matarlos, aunque pudiese. Pero ahora pensadlo bien. Esa chica es la líder del grupito, y seguramente tiene dinero como para sobornar al juez o pagar su fianza... Será liberada en menos de un mes. Cuando salga, volvería a continuar con su "negocio" y no pasaría nada.—
El albino se giró, y la señaló levemente con un gesto, mientras que ésta era arrastrada por el guarda. La chica aún temblaba, e incluso se le notaba una mancha de líquido en el vestido, en la zona baja.
—Con el susto que se ha llevado, se lo pensará dos veces antes de volver a hacer algo parecido. Yo he sido el tipo malo, y vosotros los que intentabais concienciarme... eso le ha dado aún mas credibilidad. Tanto miedo ha pasado, que hasta se ha orinado encima.—
Datsue asintió un par de veces ante sus explicaciones, e incluso alzó una ceja al comprobar que, efectivamente, la chica se había orinado encima. Cuando volvió a mirar al albino, éste estaba sonriendo.
—A veces actuar de lo más tétrico, raro y despiadado... tiene un buen propósito. En fin... me marcho a comprar algo de ropa, que casi parezco un exhibicionista.
Datsue asintió una vez más. Por lo que le respectaba a él, las aclaraciones de Blame le habían servido. Es más, le habían gustado. El albino se veía como una persona que era capaz de matar cuando era necesario, sin temblarle el pulso, y que empleaba el engaño y la manipulación para conseguir sus propósitos, sin la menor señal de vergüenza o remordimiento por ello. Definitivamente, empezaba a caerle bien.
Y podría resultarme muy útil…
¿Acaso no le vendría bien tener a alguien como él a su lado cuando llegase a Shinogi-to? Un chico que se había desenvuelto como pez en el agua ante una situación como aquella, sin duda, le sería más que necesario.
Le miró de arriba abajo, en busca de alguna señal que le identificase con alguna de las tres grandes Aldeas. No encontró nada. Pero, pese a que no le había visto realizar ninguna técnica, aquel chico lucía como un shinobi. Un shinobi renegado, quizá. O un shinobi que simplemente oculta su bandana ninja, como hago yo.
—Blame, ¿te importa si te acompaño en esas compras? —le preguntó amablemente. Era un hábito en él, lo de mostrarse amable. Única y exclusivamente, eso sí, cuando quería conseguir algo de alguien—. Tengo una propuesta que hacerte que quizá te interese…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Juro se encogió de hombros, con escepticismo, esperando la contestación. Blame actuó con parsimonia, y se rasco la nuca, alzando la mano - un gesto que casi hace a Juro ponerse en guardia - antes de comenzar a hablar.
—Me habéis interpretado mal, aunque lo habéis hecho muy bien.— Comenzó a argumentar el albino. —A mi no me iba a pagar nadie por quitarles la vida, y eso no es un buen negocio. No tenía motivo alguno para matarlos, aunque pudiese. Pero ahora pensadlo bien. Esa chica es la líder del grupito, y seguramente tiene dinero como para sobornar al juez o pagar su fianza... Será liberada en menos de un mes. Cuando salga, volvería a continuar con su "negocio" y no pasaría nada.—
—Con el susto que se ha llevado, se lo pensará dos veces antes de volver a hacer algo parecido. Yo he sido el tipo malo, y vosotros los que intentabais concienciarme... eso le ha dado aún mas credibilidad. Tanto miedo ha pasado, que hasta se ha orinado encima.—
Juro escuchó hasta el final. No comprobó lo que decía acerca de la orina, pero por la expresión del viajero que también estaba ahí, pudo suponer que decía la verdad. Juro no supo que pensar, era mucha información. Trató de asimilarlo, lo más rápidamente posible.
- Sacrificaste dos vidas para una causa mayor... - murmuró, tras tratar de entender lo que trataba de decirles - No es que apruebe el método... Pero supongo que es efectivo....
Juro se quedó como mínimo, asombrado. Blame les había forzado a una situación limite, a todos, y ninguno había sospechado de él. ¿De verdad era tan buen mentiroso? Un pequeño rastro de dudas quedo en él, diluido rápidamente por los hechos. Lo peor es que tenía sentido.
- ¿Finjinste ser el malo todo el rato, o solo desde que la mujer se mostró realmente? - realmente, no le importaba mucho. Pero quiso confirmar sus sospechas, si todo lo que le había dicho había sido una farsa o una tapadera.
Al escuchar a ambos, Juro recordó las palabras que había intercambiado antes con Blame. Le había dicho que prefería la soledad cuando se había ofrecido a acompañarle. Por otra parte, el viajero, que había pasado de él por completo, parecía muy interesado en Blame.
"Yo aqui sobro. Volvere con Katsue, sera lo mejor" - pensó.
Esperaría una contestación, y luego se iría. Sería lo mejor para todos.
El peliblanco jugaba a dos bandas, y eso era fácil de reconocer para alguien que se pudiese pasar demasiado tiempo a su lado. Por suerte para él, así como para la del posible sujeto capaz de aguantar sus demencias y costumbres, ésta opción era realmente escasa en cuestión a probabilidades. Aunque por otro lado, quizás sus acciones podían dar lugar a dudas, su modo de actuar frío y sin estima alguna a la vida ajena era digna del mejor asesino. No tenía escrúpulos, ni le temblaba el pulso. Un experto artista del engaño, o un mero asesino psicótico... esas eran las matices posiblemente reconocidas en su modo de actuar.
El viajero pareció convencerse de sus motivos con esas excusas que había interpuesto a la verdad, mientras que Juro dudaba de en qué momento había empezado el teatro, así como volvía a rechazar sus métodos. Alegaba que sus métodos, aunque quizás eficaces estaban lejos a ser de su agrado. El chico realmente se había metido en su papel de buena persona... como si esas cosas de verdad existieran.
Aquél chico escupellamas, también hizo una pausa. Quería acompañarle en sus compras, pues tenía una propuesta que hacerle. Ésto sorprendió quizás un poco al albino, mas tan solo lo indicó alzando una ceja. Su compostura tan solo mostraba curiosidad. ¿A qué se debía que ahora quisiese proponerle algo? ¿Sería que sus alegaciones a sus actos le habían dado una posible idea? No habían otras muchas maneras de averiguarlo que dejándolo explicarse, pues en tiempos de sequía... cualquier negocio es bienvenido. No le importaría demasiado tomar unas monedas a cambio de salvar vidas.
—Juro... ¿Podrías definirme que es ser malo para ti? Que actúe diferente a las normas que el resto acatan sin rechistar no es mas que ser un rebelde. No lucho por lo ideales shinobis, no tengo el honor de un samurai, y no soy un civil mas... Tu concepto de "malo" quizás está en otro lugar. Esas dos vidas arrebatadas, en mi conciencia son dos venganzas bien tratadas. ¿A cuántos habrán matado, tullido, secuestrado y torturado ellos? Creo que habiendo quitado esas dos vidas, la jefa de la banda dejará de lado el negocio. Si me he equivocado... es un riesgo que puedo asumir, pues tan solo he matado a dos asesinos.— Sus palabras eran duras, pero con una rotunda lógica. —Si quieres tratarme como el malo del cuento... puedes hacerlo. No tengo problema con ello, de hecho, mi apodo viene con ese significado. Blame significa "al que culpar".—
Con esas palabras, y su sonrisa, Blame pensó dejar el asunto por zanjado. Realmente no había mucho mas que rebuscar... ese chico no podía hacerle nada, y sus acciones ya no afectaban a la reputación de su aldea. No tenía miedo de aparecer en un cartel, si es a eso a lo que lo quería arrastrar Juro.
—Datsue, éste es un país libre. Al menos eso me dijeron... Si tienes algún negocio que proponerme, puedes hacerlo, soy todo oídos.—
Obviamente, no se había olvidado de las palabras del viajero. Conforme a la respuesta de Juro, el albino avanzaría. No había sido mas que otra compañía aleatoria en su camino.
7/01/2016, 19:36 (Última modificación: 7/01/2016, 19:38 por Uchiha Datsue.)
Era curioso el poder de atracción que estaba generando Blame a los dos shinobis, como una fémina haría con dos jovenzuelos perdidos por sus huesos y que intentan, cada uno por su lado, atraer su atención. El caso era todavía más bochornoso, pues Blame era un hombre, y el efecto generado era casi el mismo, con un Juro y un Datsue que ni siquiera se habían dirigido la palabra pese a mantener dos conversaciones paralelas con el albino.
No era algo que al Uchiha le importase demasiado. No solía interesarse por los desconocidos, salvo que viese en ellos algún tipo de utilidad, como había sido el caso de Blame. Sin embargo, tras haber oído a ambos hablar entre ellos había llegado a la conclusión de que ese tal Juro había tenido algo que ver en la reacción del albino y su ayuda desinteresada. Le debía un agradecimiento, como mínimo, y Datsue odiaba estar en deuda con nadie. Lo odiaba, seguramente, por influencia de sus padres, que se habían endeudado por su culpa y se habían visto obligados a vender a su yegua como parte del pago.
—Eh, Juro, ¿verdad? —Las deudas hay que pagarlas cuanto antes, o sino se acumulan los intereses. Eso es algo que aprendí hace poco, por desgracia—. Creo que has tenido algo que ver con que siga aquí, de pie y de una pieza —le ofreció la mano para estrechársela—. Mi gratitud —Deuda saldada.
Ahora ya podía seguir a lo suyo. Sin embargo, le tocó esperar su turno mientras Blame respondía a Juro. Prestó especial atención cuando mencionó que no compartía los ideales de un shinobi ni el honor de un samurái. Joder, este tipo piensa como yo. No obstante, todavía se fijó más en las últimas palabras con que terminaba aquella frase: no soy un civil más.¿Eso quiere decir que no eres un shinobi, Blame? Aquellas palabras confirmaban la teoría de que no pertenecía a ninguna de las tres grandes Aldeas. Si en verdad era cierto, era toda una suerte. No quería a ninguna de ellas metiendo sus hocicos en los asuntos que quería tratar en Shinogi-to. Un punto más a favor del albino.
Ahora la verdadera cuestión es… ¿Será fácil de convencer?
—Datsue, éste es un país libre. Al menos eso me dijeron... Si tienes algún negocio que proponerme, puedes hacerlo, soy todo oídos.
—Antes de eso, tengo que saber una cosa —respondió, llevándose las manos a la parte baja de la espalda y agarrándose una muñeca con la otra mano, en una postura tranquila y confiada—. ¿Quién eres? Y no me refiero a saber tu nombre, ni siquiera me importa tu pasado o tu vida, sino más bien a qué te dedicas. No quiero perder el tiempo entrando en detalles para luego descubrir que le estoy ofreciendo carne a un vegetariano, o un matrimonio casto a una prostituta, no sé si me entiendes.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Antes de que Blame le contestase, el viajero al que habían salvado se adelantó para hablarle.
—Eh, Juro, ¿verdad? —Las deudas hay que pagarlas cuanto antes, o sino se acumulan los intereses. Eso es algo que aprendí hace poco, por desgracia—. Creo que has tenido algo que ver con que siga aquí, de pie y de una pieza —le ofreció la mano para estrechársela—. Mi gratitud —
— Tranquilo, era lo correcto, podríamos haber sido nosotros — Juro le devolvió el apretón de manos, eso estaba mejor...
Una vez zanjado el asunto, el viajero perdió el interés en él y se centró en Blame, mientras este le dirigía unas palabras a Juro.
—Juro... ¿Podrías definirme que es ser malo para ti? Que actúe diferente a las normas que el resto acatan sin rechistar no es mas que ser un rebelde. No lucho por lo ideales shinobis, no tengo el honor de un samurai, y no soy un civil mas... Tu concepto de "malo" quizás está en otro lugar. Esas dos vidas arrebatadas, en mi conciencia son dos venganzas bien tratadas. ¿A cuántos habrán matado, tullido, secuestrado y torturado ellos? Creo que habiendo quitado esas dos vidas, la jefa de la banda dejará de lado el negocio. Si me he equivocado... es un riesgo que puedo asumir, pues tan solo he matado a dos asesinos.— Sus palabras eran duras, pero con una rotunda lógica. —Si quieres tratarme como el malo del cuento... puedes hacerlo. No tengo problema con ello, de hecho, mi apodo viene con ese significado. Blame significa "al que culpar".
— No voy a hacerlo, no soy quién para cuestionar los métodos de nadie ni para juzgarte— respondió, con un pequeño suspiro. Ya se había calmado.— Puede que tengas razón, puede que no, eso no lo decido yo.
Juro asimiló la información. Como ya había sospechado, Blame no era su verdadero nombre, era un apodo. ¿Por qué alguién querría ser culpado? No lo terminó de entender, pero todo en él era muy excentrico. Pensó durante unos segundos, hasta que oyó las siguientes palabras de Blame.
—Datsue, éste es un país libre. Al menos eso me dijeron... Si tienes algún negocio que proponerme, puedes hacerlo, soy todo oídos.—
— Sera mejor que me vaya, no quiero interrumpir vuestros negocios — dijo, en voz apacible. No tenía ganas de escuchar nada más proveniente de esos dos, ya le habían dejado claro que su compañía ahí sobraba — Hasta otra ocasión.
Tras despedirse, Juro se alejaría por uno de los caminos, evitando el puesto, los guardias y todo ello. Volvería a vagar por el lugar, hasta dar con Katsue. Quizás tardase horas, pero siempre acababa encontrandola...
Bueno, pues hasta aquí mi ultimo post. Como ya pensé antes, ya no se me ocurre mucho más que hacer aquí sin quedarme mirando como hablais de negocios xD. Así que bueno, ha sido un placer rolear con vosotros ^^
Juro pareció ésta vez algo mas contento con la explicación. Al menos mas conforme, pues tampoco daba saltos de alegría o su tono era exaltado. Era evidente, que ni estaba totalmente de acuerdo, ni totalmente en contra, simplemente lo dejaba estar. Quizás ahora empezaba a actuar mas como humano, dejando de lado un problema que a él no le traía consecuencias directas.
El viajero se agradeció a la intervención del otro, viendo quizás que su intervención había sido lo que inició todo el jaleo, y por lo cuál aún seguía vivo. Éste no alardeó, afirmando que igual les podía haber pasado él y al albino. Realmente no era así, pero en fin... es una posible comparación, meramente una modesta formalidad.
La sangre habría corrido sin miramientos en dicho caso.
De nuevo, el escupellamas se dirigió a Blame en cuanto éste le dijo que podía empezar a revelar algo de lo que tramaba; mas no fueron detalles los que relevó, sino dudas acerca de la procedencia de éste. Tal vez dudaba de sus habilidades, o de su facción. Realmente, hacía lo correcto, no se revelan datos de un trabajo a alguien a quien no conoces. Menos aún a sí a primeras. Sus comparaciones no fueron de lo mas habituales, eran algo graciosas a la par que verídicas. Malditas chicas que venden su cuerpo...
Por otro lado, Juro se despedía, no querría saber acerca de éste nuevo encargo.
—Hasta otra ocasión, Juro.— Contestó ante la despedida.
Tras ello, comenzó a andar hacia las calles de la ciudad, esperaba que acompañado por éste singular contratista.
—¿Te importa si hablamos por el camino?— Avisó, evidentemente antes de comenzar a andar. —A simples palabras, soy un cazarecompensas. Me dedico a cazar personas, y llevarlas ante la justicia; vivas o muertas. No pertenezco a ninguna aldea, a ningún país, ni a ningún señor feudal. Solo yo decido si actúo o no, así como el modo de hacerlo. Aunque ya habrás visto que mis métodos no son de lo mas delicado...—
Entre tanto, se iba acercando al callejón donde mas tiendas se reunían, lugar propicio para buscar sus nuevas vestimentas.
9/01/2016, 05:14 (Última modificación: 9/01/2016, 05:25 por Uchiha Datsue.)
Un placer, Juro^^
—Sí, hasta otra, Juro —se despidió también Datsue.
No se le veía mal chico, a ese tal Juro. Quizá en otras circunstancias le hubiese prestado mayor atención. Pero las circunstancias eran las que eran, y en aquellos momentos su máxima prioridad era Shinogi-to. No es que le preocupase demasiado llegar hasta allí. Asumía que lo haría, retrasándose más o menos por el camino. Lo que le preocupaba realmente era poder salir. O peor, salir con los pies por delante.
—¿Te importa si hablamos por el camino?— Datsue se limitó a asentir, conforme —A simples palabras, soy un cazarecompensas. Me dedico a cazar personas, y llevarlas ante la justicia; vivas o muertas. No pertenezco a ninguna aldea, a ningún país, ni a ningún señor feudal. Solo yo decido si actúo o no, así como el modo de hacerlo. Aunque ya habrás visto que mis métodos no son de lo mas delicado...
—Cierto, no lo son —reconoció Datsue, francamente impresionado por la sangre fría que había demostrado el albino—. Precisamente fue eso lo que me atrajo de ti.
Pronto se introdujeron por una callejuela abarrotada de tiendas, que ofrecían prendas de cualquier tamaño, forma y color imaginable. Los ojos de Datsue vagaron de una ropa a otra, sin demostrar un interés especial en ninguna de ellas, mientras meditaba en las palabras de Blame.
—Así que un cazarrecompensas… —No era exactamente lo que necesitaba, pero un sediento en el desierto no rechaza el ofrecimiento de una bebida, por mucho que prefiriese otra—. Pues lo que yo necesito es mucho más sencillo —aseguró, mientras seguía caminando de forma tranquila por el callejón—. Simplemente necesito que alguien me acompañe a Shinogi-to, que esté conmigo mientras trato de ciertos… negocios. Ya sabes, por si las cosas se ponen feas, como hace un momento. No es que vaya en busca de pelea, pero los asuntos que voy a tratar… Bueno, digamos que las personas que suelen estar involucrados en ese tipo de asuntos no son tíos razonables como yo, sino más bien del otro tipo —dijo, levantando la mano y señalando con el pulgar hacia atrás—. Del tipo de la camarera.
Datsue terminó de hablar, sin detallar en mayor profundidad en qué tipo de negocios se iba a inmiscuir. Primero, quería saber si le interesaba lo que decía. Pasar, de un día para otro, de buscar a un desconocido para matarle a proteger las espaldas de otro desconocido podía ser un cambio demasiado grande. La mayoría de personas, seguramente, pensarían que era un cambio a mejor, a algo más respetable. Pero Blame había dejado claro que él no compartía los ideales de un shinobi ni el honor de un samurái. No, aquel tipo pensaba como él. Y como Datsue sabía, el verdadero cambio radicaba en la paga recibida. Una paga comúnmente inferior, a no ser que protegieses al mismísimo Señor Feudal.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
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