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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Festival de los Cerezos, año 220
Cualquier usuario de Uzushio es bienvenido y libre de marcharse cuando plazca
#61
Supongo que no querían que fuésemos de sujetavelas, Hana. Aunque podrían habernos dicho que ya tenían un plan... No hacía falta mentirnos.

¡Eso es precisamente lo que estaba pensando yo! — se tapó la boca con una mano al darse cuenta del volumen de su voz. — ¿Qué necesidad había de hacerse los interesante con eso de que 'tienen una tarea'? Ni que fuesemos niñas pequeñas incapaces de entender que prefieran estar con otras chicas. — esto lo susurró al volumen justo para que Eri lo oyese.

Perdona, ¿tenéis emparedados dulces? — preguntó a la joven que les había ofrecido comida.

Sí, hay de crema de chocolate. — la morena le acercó el plato con varios emparedados de pan de molde en forma triangular, unos tenían una crema de color marrón y otros de color blanco.

Hana cogió uno de chocolate y asintió para darle las gracias a la muchacha con una sonrisa. En cuanto esta se giró, la rubia le dio dos bocados y se comió más de la mitad de golpe, claramente enojada.


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#62
Mientras su pupila se quejaba de lo mismo que pensaba ella, sus ojos viajaron de nuevo hasta el banco mencionado, con algo de recelo. A lo mejor su padre les había pedido ir allí para conocer a sus futuras mujeres, pues, que ella supiera, las familias adineradas todavía concertaban matrimonios para asegurar el bienestar de sus hijos, pero no quiso entrar más en detalles.

Hana tomó un emparedado dulce y ella se recostó ligeramente sobre el banco. Todo se atenuó y, con un silbido, la pólvora empezó.

Normalmente los fuegos artificiales consistían en una serie de explosiones pirotécnicas en el cielo de color blanco y rojo, terminando siempre con el emblema de Uzushiogakure brillando en lo más alto. A Eri siempre le había llamado la atención como lo replicaban de la misma manera cada año, y le parecía maravilloso.

Siempre deseaba poder verlo el año siguiente.
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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#63
Tras los hermosos fuegos artificiales, acabando con el remolino carmesí tan bien orquestado como cada año, Eri y Hana dieron un lento paseo por el jardín, charlando de temas triviales como los colores que mezclaban en la colada o como dar una buena patada en las costillas. Nada demasiado reseñable, tampoco podían ser todos los temas de conversación de épicas y temas cruciales para Onindo.

Finalmente, se separaron ya que cada una vivía en una dirección diferente. Hana no se contuvo, tal vez porque la misma Eri había dicho que aquel día iban como amigas y no como sensei y alumna, pero estrechó a la pelirroja entre sus brazos con fuerza para despedirse. Le volvió a dar las gracias por todo.

Cuando iba de camino a casa, tras haberse separado de la Uzumaki, una voz la llamó.

¡Hana-chan!

Se giró para encontrarse a Jiro, corriendo hacia ella como podía, aún vistiendo tan elegante como la última vez. La rubia cruzó los brazos, claramente molesta, aunque los descruzó rápidamente, intentando aparentar que no lo estaba.

Jiro-san. — saludó escuetamente

Llegó hasta donde estaba ella y se tomó un segundo para recobrar el aliento, con las manos en las rodillas.

Quería pedirte perdón, no... no ha estado bien todo en general. No quería que Eri-san y tú os llevaseis una impresión equivocada. Son cosas de mi padre... ya sabes. — empezó mientras se rascaba la nuca con una mano.

Hana no sabía, pero no iba a decirselo.

Ya, bueno, no pasa nada, teníais vuestras cosas. — contestó con una seriedad absoluta.

¿Iréis al torneo?

Sí... — respondió levantando una ceja, confusa por la pregunta.

Perfecto, nosotros también estaremos por ahí, como público, claro. Pues ya nos veremos. — tras conseguir la información que quería, se fue meneando la mano como despedida.

Aquel encuentro solo había inflado más el enfado de Hana, pero estaba demasiado confusa para poder expresarselo a quemarropa al muchacho. Se quedo viéndole desaparecer al final de la calle, se iba a cagar cuando lo viese en el torneo, el muy idiota.


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