Mientras las dudas aún atenazaban su interior, Juro se decidió a entrar a la taberna de uno de los hostales de Taikarune: "Taikarunean Beauty". Al sitio donde aquella extraña carta que había llegado a su casa de imprevisto le había mandado.

Los hechos habían sucedido hacía no mucho. Una extraña carta le había llegado. El autor, un misterio — únicamente, una bella caligrafía, y un pseudónimo conocido como "Sensei" —, y el como había llegado a sus manos, igual de extraño. Pero lo más curioso era su contenido. Se le citaba para realizar un trabajo. Se podría considerar una misión, incluso. Si tenia en cuenta que no era por los medios oficiales. Un trabajo secreto. Pago en negro. Eso es lo que podía entender.

Su misión era muy extraña también. El prestigioso profesor de la escuela de historia de Taikarune, Muten Rōshi, un academico sin par y un gran erudito, podría tener una amante. Se le pedía, basicamente, que investigará a este sujeto, y que, si estos rumores eran ciertos, que aportasen las pruebas pertinentes. El detalle que más le había convencido de que esto no era un trabajo excesivamente sucio era el de que en ningun caso podía dañar al erudito, puesto que entonces, no cobrarían.

La mejor parte de todos era eso, por supuesto. 2000 ryos, esa era la recompensa. Como cuatro misiones de rango D. Como dos misiones de rango C. Era jugoso, ¿verdad?

— Y así has vendido tu dignidad... — murmuró, para sí, avergonzado de sus propios pensamientos.

El tiempo no estaba definido, y tenía estancia en el hotel hasta que lo lograra. El autor de la carta tampoco pensaba revelar porque y para quien trabajaba, eso estaba claro.

« No debería estar haciendo esto. Esto está mal. Debería haber informado a mi Kage. ¿Y si es un timo? ¿Y si es una trampa? »

Y sin embargo, ahí estaba, entrando en la taberna.

Ese día llevaba su típica camisa verde holgada y unos pantalones negros. Como leve abrigo, una chaqueta blanquecina, con una enorme capucha a su espalda. Por petición de la carta, había dejado su bandana escondida en el portaobjetos. Tampoco llevaba nada que le hiciese llamar la atención; en su cintura, oculta, estaba el mencionado portaobjetos y dos pergaminos atados. Una forma mucho más discreta de viajar.

Recorrió la taberna con la mirada varias veces, hasta localizar lo que buscaba. Pues no estaba solo en aquella extraña misión.

En una mesa, había dos chicos. A uno, lo reconoció al instante. Era Uchiha Akame, el ganador del torneo de los dojos. Y además de eso, el chico que había conocido, aun cuanto el torneo aún no había empezado. El otro era desconocido para él. Se acercó a ambos, con discrección.

— Buenos días — dijo, dirigiendose primero a Akame —. Me alegra volver a verte, Uchiha-san. No tuve la ocasión de felicitarte por tu victoria en el torneo.

Después, se dirigió al otro chico.

— Hola. Soy Eikyu Juro — dijo, con una leve sonrisa. Tras eso, se sentó con ambos —. Siento interrumpir, pero yo también he recibido una carta que me citaba aquí. Creo que ya estoy al corriente de los detalles, al menos, de lo que tenemos que hacer.

El Uchiha recibió a Keisuke con las piernas extendidas y cruzadas bajo la mesa, la espalda recostada en su silla y una taza de té humeante entre las manos. Sus ojos negros recorrieron la figura del amejin de arriba a abajo, como queriendo verificar si cumplía con lo que se esperaba de él. No es que el Inoue le cayese mal; Akame tendía a ser extremadamente exigente consigo mismo, y no podía evitar que a veces esa misma exigencia permease su ser y salpicara a quienes estaban a su alrededor.

—Buenos días Inoue-san. Llegas tarde, en efecto —articuló para luego dar un sorbo al té, reprendiendo a su improvisado compañero de la forma más suave y diplomática que fue capaz.

Estaba Keisuke terminando su desayuno cuando una figura extraña ingresó en la taberna. Era menuda y delgada, nada que ver con los estibadores y demás individuos que solían ir a desayunar a aquel hostal. Akame rápidamente capturó la mirada del chico, y no tardó ni un instante en reconocerlo. Sus labios se curvaron en una sonrisa de interés; recordaba a Eikyu Juro. Era un kusajin bastante educado e inteligente, junto al cual el propio Uchiha había presenciado una escena de lo más intrigante.

Juro se acercó a la mesa donde estaban y les saludó con su habitual simpatía. Luego aseguró que también había sido citado allí y que conocía todos los detalles del trabajo; «vaya, así que Sensei tenía algunos candidatos más en la reserva por si nosotros nos rajábamos... Un tipo previsor, sin duda».

—Lo mismo digo, Eikyu-san —respondió el Uchiha—. Y gracias. Aunque preferiría no mencionar ese tipo de cosas durante este... Encargo.

El Uchiha terminó su té y luego esperó a que Keisuke hiciera lo propio con el desayuno. Finalmente, cuando ya la mesa estuvo despejada, el gennin sacó la foto del profesor Muten y luego le extendió la cámara fotográfica al de Ame.

—Inoue-san, creo que tú tendrás más experiencia con esto —aludió—. Bien, todos sabemos lo que debemos hacer... ¿Alguna sugerencia de cómo empezar?

Mientras daba los últimos bocados al delicioso desayuno, e ignorando la pequeña represalia del pelinegro, miré a mi alrededor, había poca gente, muy poca en realidad, quizá con un cambio de decoración y un anuncio más llamativo tuviesen más clientela, o simplemente preferían pasar de desapercibidos para prestarse para el tipo de encargos en el que ahora me veía envuelto.

Una figura masculina hizo acto de presencia, capto la atención de Akame y poco después la mía ya que se acercó directamente a nuestra mesa, lo analicé, era bastante pálido y de cabello negro, vestía con una franela verde y un abrigo blanco, pantalones oscuros.

—Buenos días.— Respondí a su saludo, al parecer no fui el único en reconocer al Uchiha como el ganador del torneo reciente. No obstante, el pelinegro sí que conocía al nuevo. —Mucho gusto, Inoue Keisuke.— Al escuchar que él venía también a la solicitud del señor denominado como "sensei" me sorprendí un poco ¿Otro más? ¿Acaso habrás más gente por ahí en la calle que también esté siguiendo al dichoso profesor? Este nuevo descubrimiento me daba mala espina, ¿sí nos pagarían por ello?

Tras terminar el último sorbo de mi bebida, despejamos la mesa para hablar de como procederíamos, la cámara salió a relucir y la tomé con mi diestra, la miré unos segundos, se parecía a una que había visto con anterioridad. Apunté con el artefacto directamente hacia Uchiha y entonces disparé, debía salir una luz que indicase que era el flash y la foto salir después en el papel fotográfico.

—Comprobaba que sirviera...— Me justifiqué mientras agarraba la imagen para asegurarme de que la evidencia fuera de calidad. —Pues podemos ir al colegio, podriamos hacernos pasar por estudiantes de ahí... Montar guardia, seguirlo siempre... El Henge será muy útil.— Murmuré mi propuesta por sí alguien estuviera atento a nuestra mesa.

Uchiha Akame la saludó con esa seriedad característica de su persona. También le agradeció sus felicitaciones, aunque también le advirtió que era mejor no mencionar ese tipo de temas. Después de todo, estaban en una misión de incongito.

« Quizá mandar al ganador del torneo no ha sido una buena idea si queriamos pasar desapercibidos. Tendremos que tener cuidado » — reflexionó. Igualmente, esperó que la gente de a pie tampoco estuviese muy interesada en ese tipo de cosas. Ese hombre era un académico. Seguramente ni había estado en el valle de los dojos.

Juro se sentó, mientras el otro chico se presentaba como Inoue Keisuke, un shinobi de Amegakure. Juro no había oído nada acerca de él, por lo que no consiguió vincularlo con el torneo, aunque si que hubiese estado. De igual forma, no estaba para hacer amigos ahí.

Tras terminar la bebida, Akame puso las cartas sobre la mesa: un artefacto conocido como "cámara", del que Juro había visto entre poco y nada en Kusagakure. A su lado, también extendió una imagen del profesor al que tenían que espiar.

—Inoue-san, creo que tú tendrás más experiencia con esto. Bien, todos sabemos lo que debemos hacer... ¿Alguna sugerencia de cómo empezar?

Keisuke cogió la cámara, apuntó con el artefacto hacia el Uchiha — Juro se apartó un poco, aún sin saber del todo que iba a pasar con aquella cosa — y apretó el botón, liberando una pequeña luz, conocida como "flash" y un ligero ruido bastante curioso. Después de todo, una fotografía salió del artefacto, pudiendo ver con calidad al Uchiha desde el mismo ángulo desde el que le había sacado la foto.

Juro hizo una mueca de sorpresa en un primer momento, aunque trató de serenarse. Desde luego, las nuevas tecnologías eran sorprendentes.

—Pues podemos ir al colegio, podríamos hacernos pasar por estudiantes de ahí... Montar guardia, seguirlo siempre... El Henge será muy útil.—

— No tenemos ni idea de cuando ni donde puede suceder el momento que buscamos. Tendremos que mantenerlo en vigilancia constante durante todo el día — asintió Juro, de acuerdo con Keisuke —, y claro, tener cuidado. Supongo que un prestigioso profesor de historia no estará muy versado en el arte ninja, pero debemos andarnos con ojo.

Juro meditó un poco más su respuesta.

— Supongo que lo primero es encontrarlo. Y el único lugar que conocemos es la escuela de historia — concedió Juro, aunque hizo una anotación final —. Y sobre esa cámara... funciona bien, por lo que veo. Pero es notoria y llamará la atención, sobretodo al usarla. No podemos utilizarla a la ligera.

El repentino flash sorprendió a Akame, que por estar pendiente de Juro no vió cómo Keisuke enarbolaba la cámara fotográfica en su dirección. Algún mecanismo de su memoria se disparó junto con el artilugio y la asociación de conceptos hizo el resto. El Uchiha notó una ira insana que le burbujeó en el estómago, dejándole en la boca un sabor amargo y plomizo. Instintivamente su mano derecha se movió, rápida como el rayo, y cazó el retrato arrancándoselo de los dedos al amejin.

—Trae eso —escupió el Uchiha mientras arrugaba la fotografía y se la guardaba en el bolsillo derecho de su pantalón.

Luego tanto el de Ame como el kusajin expusieron sus ideas para el plan de seguimiento. Akame se mantuvo en silencio con gesto meditabundo, asintiendo y luego replicando.

—Sí, está claro que si queremos sacar algo en claro de aquí debemos seguir al profesor. Pero no creo que hacernos pasar por alumnos vaya a resultar... ¿No habrá listas en la clase? ¿Qué hacemos si nos preguntan, o si tenemos que interactuar con los demás? —Akame lanzó aquellas interrogantes sin tapujos—. Demasiado arriesgado. Yo propongo que le observemos discretamente y estudiemos primero su rutina.

Reí graciosamente al ver como Akame tiraba de la foto, apenas y pude ver su imagen reflejada en el papel, pero fue más que suficiente para saber que funcionaba adecuadamente. Luego de que expliqué mi idea, Juro y Uchiha hicieron lo mismo, cada quien manifestó lo que mejor le parecía.

—Efectivamente debemos seguirle noche y día, ¿cómo sabemos que su amante no está dentro del instituto?— Pregunté para defender mi punto de vista. —Además tenemos otro detalle, contamos con una sola cámara, por lo que sí la voy a tener yo, debo quedarme pegado a su trasero para no perder una posible oportunidad.— Continué hablando con un tono más bajo de lo normal.

—Además sería bueno saber movernos en su territorio, mientras más información tengamos será mejor...— Insistí un poco más. —Y bueno siempre podemos decir que nos confundimos, que somos nuevo o inventarnos algo, evidentemente no iríamos con nuestro atuendo habitual, para eso mencioné el Henge, imagino que lo saben, ¿no?— Pregunté abiertamente mientras miraba a ambos, aunque la incógnita podría soltar como un insulto para ambos.

Akame reaccionó de malas maneras ante la fotografía hecha por Keisuke. Se la arrebató y la guardó, sin mucho cuidado. Juro pensó que más tarde, cuando no le mirasen, seguramente la rompería.

—Sí, está claro que si queremos sacar algo en claro de aquí debemos seguir al profesor. Pero no creo que hacernos pasar por alumnos vaya a resultar... ¿No habrá listas en la clase? ¿Qué hacemos si nos preguntan, o si tenemos que interactuar con los demás?. Demasiado arriesgado. Yo propongo que le observemos discretamente y estudiemos primero su rutina.

Antes de poder contestar, KeIsuke mostró también su opinión.

—Efectivamente debemos seguirle noche y día, ¿cómo sabemos que su amante no está dentro del instituto?Además tenemos otro detalle, contamos con una sola cámara, por lo que sí la voy a tener yo, debo quedarme pegado a su trasero para no perder una posible oportunidad.Además sería bueno saber movernos en su territorio, mientras más información tengamos será mejor...Y bueno siempre podemos decir que nos confundimos, que somos nuevo o inventarnos algo, evidentemente no iríamos con nuestro atuendo habitual, para eso mencioné el Henge, imagino que lo saben, ¿no?

Esta vez, le tocaba a Juro. Pensó un poco y trató de realizar una contestación que pudiese satisfacer a ambas partes. Después de todo, tenían dos ideas enfrentadas con un mismo objetivo.

— Si, lo sé utilizar. El Henge es una buena técnica de ocultación. Pero no es perfecta. Un solo golpe, toque, o incluso mucho estrés podrían deshacerla y dejarnos tirados. Además, tendríamos que mantenerla durante mucho tiempo si queremos hacernos pasar por alumnos — reflexionó Juro. Él no solía utilizar el Henge demasiado por esos riesgos —. Es peligroso depender de ello.

Sin embargo... ¿Cómo entrar a la escuela?

— También es cierto que si queremos entrar a la escuela, tendremos problemas. No creo que dejen entrara a todo el mundo... — murmuró Juro. Realmente seguía dudando —. Primero, deberíamos tratar de ver que hace. Quizá vigilar los alrededores de la escuela, ver cuando entra la gente y las posibles entradas. Si la situación nos obliga a ello o nos vemos acorralados, podríamos recurrir al Henge o a otra técnica de camuflaje.

Juro aun conservaba la tela con la que había llevado a cuestas a Gen en su momento. Le podría servir. Claramente hablaba del Kakuremino no Justu, otra técnica que podría salvarles, puesto que se enfrentaban a civiles sin experiencia ninja.

Keisuke seguía insistiendo en su idea de infiltrarse como alumnos, y Akame estaba empezando a perder la paciencia. «¿Pero cómo demonios pretende que lo hagamos? ¿Piensa que cualquiera puede entrar en una escuela así como así y ya?» Antes de que el Uchiha pudiera contestar con un comentario más afilado de lo normal, Juro intervino haciendo alarde de la inteligencia que ya había demostrado en su primer encuentro, en los Dojos.

El kusajin propuso que le siguieran con discrección, vigilándole siempre guardando las distancias y sin arriesgarse. Akame estuvo tan de acuerdo que sintió ganas de aplaudir, pero simplemente se limitó a asentir. Ahora que los primeros pasos estaban claros, el Uchiha empezó a pensar en más posibilidades... Algo menos ortodoxas.

—Estoy de acuerdo, Eikyu-san —dijo finalmente—. Conseguir información debería ser nuestra prioridad número uno. Así correremos menos riesgos y tendremos más posibilidades de acercarnos al objetivo en el momento adecuado.

Akame se mesó el mentón.

—Deberíamos averiguar donde vive. Si tiene una amante significa que hay una esposa, ¿y si habláramos con ella para intentar sacarle algo? —aventuró el uzujin—. Sin descubrirnos, claro, pero estoy seguro de que en casa del profesor debe haber más de una pista que merezca la pena investigar.

Juro, quien se había mantenido en silencio espero su turno para hablar y emitir su juicio, tenía un punto a su favor según lo que explicaba y no se le podía negar. Pero mi idea no era descabellada, después de todos los que no arriesgan no ganan. —Es una escuela, no es un complejo militar, no debería haber guardias ni nada vigilando cada entrada o salida... Incluso podríamos decir que vamos por información y a ver las instalaciones.— Hice una pausa y dije. —Lo que quiero dar a entender es que tarde o temprano debemos entrar al instituto.— Comenté sin ganas de seguir debatiendo.

Poco después Akame planteó otra idea, una arriesgada como la mía. —Para eso debemos seguirlo hoy y saber cual es su casa, después podríamos esperar al día siguiente mientras uno entretiene a la esposa los otros podríamos recaudar la información necesaria.— Comenté pensando en que yo sería uno de los que se escurrirían en la zona roja. —Estaríamos buscando una foto, una carta comprometedora, alguna amiga de la familia... Quizá alguien de confianza que su esposa no sospeche, no sabemos que tan bien guarda el secreto...— Apoyé la propuesta del pelinegro.

—No cuenten conmigo para entretener a la señora, no es uno de mis fuertes...— Admití antes de hacer una posible división.

Akame escuchó hasta que Juro terminó de hablar. Luego, asintió.

—Estoy de acuerdo, Eikyu-san. Conseguir información debería ser nuestra prioridad número uno. Así correremos menos riesgos y tendremos más posibilidades de acercarnos al objetivo en el momento adecuado.

Esta vez fue el turno de Juro de asentir. Eso estaba claro al menos. Sin embargo, eso era lo más evidente de todo si es que iban a investigar a alguien. ¿No?

—Deberíamos averiguar donde vive. Si tiene una amante significa que hay una esposa, ¿y si habláramos con ella para intentar sacarle algo? Sin descubrirnos, claro, pero estoy seguro de que en casa del profesor debe haber más de una pista que merezca la pena investigar.

« Meternos en su casa... » — Sonaba arriesgado.

Pronto, Keisuke volvió a unirse a la convesación. Primero, trató de defender — a medias, pues ya se le veía sin gana — que evidentemente tendrían que entrar a la academia hiciesen lo que hiciesen. Tras eso, pareció apoyar la propuesta del pelinegro. Juro sintió como sus ideas se nublaban un poco ante tal derroche de información y opinones.

—Para eso debemos seguirlo hoy y saber cual es su casa, después podríamos esperar al día siguiente mientras uno entretiene a la esposa los otros podríamos recaudar la información necesaria.Estaríamos buscando una foto, una carta comprometedora, alguna amiga de la familia... Quizá alguien de confianza que su esposa no sospeche, no sabemos que tan bien guarda el secreto. No cuenten conmigo para entretener a la señora, no es uno de mis fuertes...

— La verdad es que no se que clase de hombre será, pero apuesto a que será alguien cuidadoso. Al menos es como me imagino a alguien tan prestigioso que tenga una amante, en el caso de que la tuviera — admitió Juro. Un erudito, académico... ya sonaba extraño lo de la amante. Pero que fuese dejando por ahí cartas o información comprometedora a la vista de la esposa... —. Igualmente, tenéis razón en eso. Su casa junto a la escuela es otro elemento clave para investigar.

« No puede ser tan cuidadoso si alguien lo ha encontrado » — Nuevamente, cuestionó las razones de ese tal "sensei" para contratarles.

Se sintió abrumado por las posibilidades, pero se trató de serenar.

— Mi don de gentes tampoco es bueno, y no creo que la mujer vaya a permitir que nos pongamos a investigar la casa sin una buena excusa... pero supongo que podremos pensar algo. Si nos ponemos a ello, descubrir cual es su despacho en la academia podría ser útil también — continuó Juro —. Pero bueno. Lo primero es encontrarle y seguirle la pista, ¿no?

Akame simplemente dejó estar aquel punto de la conversación tras las palabras del amejin. No tenía sentido discutir ese punto ahora que Juro también se había posicionado contra Keisuke, de modo que podían pasar a debatir estrategias más viables. De entre todas las que habían dicho, parecía claro que seguir al profesor Muten e investigar sus lugares de trabajo habituales iba a ser la clave. Cuando el kusajin mencionó que debían buscar también en su despacho en la Escuela, Akame asintió con convicción.

—Sí, tienes razón Eikyu-san. Tal vez el profesor no quiera guardar en su casa nada que pueda comprometerle por temor a que su mujer lo descubra, pero en su despacho no tendría ese problema.

Así pues, el plan de ataque iba perfilándose. El Uchiha se puso en pie y salió de la modesta taberna.

El aire frío de Otoño le removió el pelo, metiéndosele por entre los pliegues de la ropa. Pese a que en Hi no Kuni el Verano podía ser muy caluroso, apenas llegaban las épocas más frías no había nadie capaz de salir a la calle sin una buena capa. El viento de la costa soplaba helado —especialmente por las mañanas— y el Sol no calentaba lo suficiente.

Los muchachos se pondrían en marcha para llegar a la Escuela de Historia de Taikarune quince minutos después. Era un edificio bastante grande, situado en lo más alto de la loma sobre la cual estaba construida la ciudad, cerca del museo de armas. Era un edificio rectangular de tres plantas y con un gran patio en el centro, construído en sólida piedra y tejas marrones. Había dos entradas; una principal —más grande— que incluso a aquellas horas tenía cierta afluencia de personas, y otra trasera más pequeña.

—Aquí estamos. Parece que el edificio tiene dos entradas, ¿deberíamos dividirnos? —cuestionó el Uchiha. Luego miró al gigantesco reloj que había sobre la fachada principal, y que apuntaba a las siete y veinte minutos—. A juzgar por la cantidad de gente que está entrando en la Escuela ahora mismo, las clases no deben empezar todavía... No se ve a muchos estudiantes, más bien profesores. Puede ser nuestra oportunidad para identificar al objetivo.

Las palabras iban y venían y el debate con mis nuevos compañeros estaba a punto de terminar, habíamos seleccionado dos lugares específicos y con alta probabilidad para hacernos con información, le haríamos frente a las dificultades según fueran apareciendo, pero ya era la hora de entrar en acción, o por lo menos ponernos en marcha; el primero en salir fue Uchiha, me levanté de la silla, tomé la cámara y salí tras él.

Una vez afuera sentí una ráfaga de viento fría que me refrescó, seguramente a mediodía el calor sería infernal, por lo menos para mí que estaba acostumbrado a un clima más húmedo y frío. Indiferentemente de la brisa empezamos a caminar por la calles en dirección hacia lo alto, según la academia quedaba en las cercanía del museo, y el museo quedaba en lo alto de la loma. Fue cuestión de minutos llegar hasta el edificio rectangular con una gran entrada al frente, habían algunas cuantas personas ingresando al mismo.

—Sí.— Comenté a la idea de dividirnos. —Al encontrarlo le seguimos hasta encontrar su despacho y bueno será cuestión de esperar a que empiecen las clases para inspeccionarlo.— Hice una breve pausa. —En caso de que alguien sospeche de nosotros podemos decir que venimos de tanzaku gai para averiguar sobre el instituto, que estamos recolectando información para un libro y queríamos incluir la historia de taikarune o algo así.— Pensé que lo mejor era que los tres manejáramos la misma información.

Me viré a la puerta para observar a todos y cada uno de los que entraban para asegurarme de que nuestro objetivo no pasara de desapercibido. —¿Tienen alguna idea ustedes?— Pregunté para saber sí alguno tenía una justificación creíble.

Akame volvió a mostrarse de acuerdo con las ideas de Juro, hecho que le hizo sentir bien. No es que buscase su aprobación, pero era agradable aportar al plan en grupo. De cualquier forma, los tres perfilaron un plan que podría servirles, y Akame, encabezando la marcha, salió finalmente de la taberna.

Juro se apretó contra su ropa, tratando de luchar contra el frió aire de la costa que parecía llegar. Estaban en Otoño, pero el frío era de mil demonios. Sus dientes castañearon un poco, sin poder evitarlo.

Tras un pequeño rato de camino, llegaron hasta el gran edificio, la academia. Era enorme y estaba en lo alto de Taikarune, al lado del museo de armas. Hecho de piedra y tejado marrón, con un enorme patio, tres plantas y dos entradas, una principal y otra trasera. Aun siendo pronto, aun había gente ahí. Especialmente, por la edad, parecían profesores.

—Aquí estamos. Parece que el edificio tiene dos entradas, ¿deberíamos dividirnos?A juzgar por la cantidad de gente que está entrando en la Escuela ahora mismo, las clases no deben empezar todavía... No se ve a muchos estudiantes, más bien profesores. Puede ser nuestra oportunidad para identificar al objetivo.

Keisuke se mostró de acuerdo con la idea de dividirse. Juro tenía que decir algo.

— Me parece bien, aunque la orientación no es mi fuerte — explicó, un poco avergonzado —. No creo que me pierda, al menos fuera. Pero dentro ya no sé como será.

Dejando a un lado eso, tenían que mencionar otra cosa. Una vez visto, ¿lo seguían? ¿Entraban como si nada? ¿Y si les pillaban? Para eso Keisuke pareció tratar de pensar una cuartada.

—Al encontrarlo le seguimos hasta encontrar su despacho y bueno será cuestión de esperar a que empiecen las clases para inspeccionarlo.En caso de que alguien sospeche de nosotros podemos decir que venimos de tanzaku gai para averiguar sobre el instituto, que estamos recolectando información para un libro y queríamos incluir la historia de taikarune o algo así.

« Yo no lo veo tan fácil... » — reflexionó. ¿Le seguían y ya esta? ¿Hasta su despacho?

— Bueno... si no hay muchos estudiantes, quizá llamemos mucho más la atención entre profesores — murmuró, para sí —. Pero si que tenemos que pensar algo, cuantos menos detalles demos, mejor.

Reflexionó. No podían perder mucho el tiempo si querían conseguirlo. No se le ocurría ninguna excusa decente. Al final, suspiró.

— No se me ocurre mucho, pero lo de investigar la historia de Taikarune podría ser creíble. Después de todo es una gran academia. Sería una excusa para entrar en caso de máxima urgencia, pero definitivamente luego tenemos que evitar contacto con nadie — recordó Juro, para luego volverse al Uchiha —. ¿Qué opinas? ¿Deberíamos seguirle cuando lo localicemos?

—Estoy de acuerdo —asintió Akame ante las palabras de sus compañeros de trabajo—. Mientras no hablemos demasiado ni entremos en detalles, no deberíamos levantar sospechas. En cualquier caso, somos malditos ninjas. Si no podemos escapar de un par de profesores chismosos, devolveré mi trofeo del Torneo de los Dojos —aseguró con una media sonrisa en el rostro, entre la broma y el desafío.

Decidida la estrategia, el Uchiha dió un largo vistazo a la entrada principal de la Escuela. Se componía de un gran arco de piedra con unas inscripciones que no eran legibles desde tanta distancia —al menos para Akame—, franqueado por una valla metálica de hierro negro con el escudo de la Escuela en el centro. Más allá se podía intuir un ancho pasillo, y después de este el amplio jardín central. Había ventanas a ambos lados de la enorme entrada, pero estaban protegidas con barrotes de hierro.

La otra entrada, situada en el lateral del edificio, era mucho más modesta; apenas un hueco de tamaño algo más grande que una puerta doble excavado en el propio muro, protegido también con una valla metálica que a aquellas horas estaba abierta.

—Viendo la extensión de ambas entradas —comentó Akame tras inspeccionar la lateral—, creo que será mejor que dos de nosotros se queden en la principal, y otro vaya a la lateral. El profesor tendrá que usar una de las dos, así que alguien lo acabará viendo entrar.

»Yo cubro la secundaria.

Akame esperó la confirmación de sus compañeros y se limitó a echar a andar con paso despreocupadamente fingido hasta colocarse al otro lado de la calle que flanqueaba la Escuela. Se aseguró de posicionarse de forma que no llamara la atención, con su libro —Jones Juro y el Templo de la Balalaika— abierto por la misma página de la noche anterior y la mirada fija en la entrada del edificio.

"Parece que esta gente se enrolla mucho, espero que para actuar no sean así" Miré la entrada y suspiré.

Juro estaba indeciso sí seguir al objetivo o no, y Akame ignoró su interrogante principal; la respuesta era más que obvia, evidentemente debíamos seguir al profesor, sino no tenía ciencia que estuviéramos ahí esperando para localizarle. "A buenas horas que se enteran que somos ninjas y ellos son civiles, sí no le hubiera visto pelear dudaría que él fue el ganador del torneo..." pensé luego de escuchar que estaba dispuesto a devolver el trofeo.

Mis ojos recorrieron el perímetro, por lo menos ya teníamos una idea de la infraestructura de la escuela, aunque sea la entrada y la salida, una cerca de metal que podríamos saltar o romper sí la situación se volvía complicada, pero inicialmente no habría que llamar la atención de ninguna manera.

—De acuerdo, el que lo vea lo sigue, sí lo encontramos nosotros uno puede avisarte y reunirnos, sí lo encuentras tú estaremos pendiente por sí no estas en tu puesto.— Dije primeramente. —En su defecto el que dé con él tiene que seguirlo sin importar el resto, la idea es encontrar su despacho, ya encontraremos la manera de reunirnos, podemos plantear una hora de encuentro por sí nos separamos y no sabemos donde vernos.— Propuse mientras pensaba en la hora adecuada. —¿Las diez de la mañana?— Esperé la confirmación de los demás. —Aquí mismo en donde estamos, ¿de acuerdo?— Sí todo salía bien tendría la aprobación de mis dos nuevos compañeros.

Una vez manifestado todo lo que me vino a la mente, vi como Akame se marchaba a su puesto, ahora me encontraba sólo con el ninja de Kusagakure, pero... ¿qué habilidades tenía él? "Rayos, sabía que se me olvidaba algo..."

—¿Sabes? Sería bueno saber con que tipo de habilidades contamos, quizá podamos trazar un plan con alguna de nuestras técnicas.— Mi mirada seguía concentrada en la entrada principal de la escuela. —¿Qué dices compartes un poco y luego lo hago yo? O viceversa— Propuse.