Akame acabó por adquirir una conducta algo más despreocupada, afirmando que eran ninjas y que no habría ningun problema con un par de civiles. También que no debían dar muchos detalles.

Por último, alegó que de las dos puertas, dos deberían quedarse a cubrir la principal y uno en la secundaria. Quizá teniendo en cuental a condición impuesta por Juro — o quizá no — él decidió cubrir la secundaria, dejandole con el ninja amenio. Ambos tenían que tratar de encontrar al hombre.

—De acuerdo, el que lo vea lo sigue, sí lo encontramos nosotros uno puede avisarte y reunirnos, sí lo encuentras tú estaremos pendiente por sí no estas en tu puesto.En su defecto el que dé con él tiene que seguirlo sin importar el resto, la idea es encontrar su despacho, ya encontraremos la manera de reunirnos, podemos plantear una hora de encuentro por sí nos separamos y no sabemos donde vernos ¿Las diez de la mañana? Aquí mismo en donde estamos, ¿de acuerdo?

— De acuerdo — dijo Juro, asimilándolo todo —. Tendrá que entrar en una de las dos puertas. Vamos a localizarle antes de que se pase la oportunidad.

Akame finalmente se marcharía, dejándolos a los dos esperando en la entrada. Juro reflexionó. ¿Deberían hacer algo que no pareciese sospechoso para ocultarse?

— De momento quedemonos por aquí, vigilando la entrada, como quien no quiere la cosa. Podemos ser dos alumnos conversando o dos tipos que pasan por ahí — dijo Juro, encogiendose de hombros. Se centró en el amejin como si fuesen amigos de toda la vida, mientras miraba de reojo la puerta y la gente que pasaba.

El amejin, sin embargo, pareció tomarse en serio otra clase de medidas.

—¿Sabes? Sería bueno saber con que tipo de habilidades contamos, quizá podamos trazar un plan con alguna de nuestras técnicas. ¿Qué dices compartes un poco y luego lo hago yo? O viceversa—

Era idiota, pero Juro se sintió reticente a contarle sus habilidades a otro ninja. Aunque fuesen compañeros. Aun así, era la solución más lógica.

— Esta bien, pero lógicamente no revelaremos todas: solo las más útiles o que se adapten al modelo de infiltración — dijo Juro, asintiendo, para luego tomar aire y decir —. Bueno, igualmente te diré que chakra elemental es el Futon. Conozco las técnicas más básicas especialmente importantes el Henge no jutsu y el Kakuremino no jutso, para que el que tengo una pequeña capa aqui atrás. Con ninjutsu elemental, además de atacar con el viento, también puedo expulsar una nube de polvo y humo rapidamente que podría hacernos ganar tiempo en caso de conflictos o huida. Puedo sellar cosas en pergaminos, si no son demasiado grandes, y grabar cosas con la punta de los dedos. También puedo atrapar objetos y cosas a distancia con hilos, si te sirve de utilidad.

Omitió a su marioneta. Después de todo, ¿Para qué les iba a servir su marioneta en esto?

— ¿Qué hay de ti?

Juro y Keisuke conversaban mientras Akame seguía apostado en su lugar, vigilando la puerta lateral. De momento, el Uchiha no vio ni rastro del profesor Muten.

Tanto el de Kusa como el de Ame tendrían que tomar posiciones a no mucho tardar si querían tanto abarcar el máximo campo visual como no llamar demasiado la atención.

¿Quién había dicho de revelar todas las habilidades? ¿Qué clase de ninja sería si le dijera a los demás todas mis técnicas? No obstante, Juro aclaró que solo comentaría aquellas técnicas que podrían resultar útil, que era lo que yo tenía en mente, y sin perder más tiempo el pelinegro tomó la delantera y dio un breve resumen de sus facultades.

—Soy poseedor del elemento suiton, podría atrapar a alguien sí tengo la oportunidad adecuada, conozco las técnicas básicas al igual que tú y tengo una técnica para ocultarme como ya sabes, no tengo un repertorio muy amplio, cuento con una bomba de humo y hilos ninjas también. Le dije a Akame que la infiltración no era mi fuerte, por lo que no sé como fue que me vi envuelto en esto, pero espero que todo salga bien.— Hice una breve pausa. —Cargo algunas vendas y poco más por sí alguno se ve herido no dudes en llamarme.— Finalicé, no me sentí culpable, después de todo me pareció un poco injusto el cambio de información, pero ahora por lo menos tenía en mente una idea, podría pensar en algún tipo de plan.

—Será mejor que nos separemos para tener una mejor visión, me pondré por allá.— Señalé con el dedo y entonces caminé hasta el punto dicho, desde esa posición debería lograr una mejor visión del área, ¿faltaría mucho para toparnos con el dichoso profesor?

Miré a mi alrededor y la entrada con cierta curiosidad como sí buscase algo o a alguien.

Juro escuchó atentamente las habilidades de Keisuke. Al parecer, utilizaba ninjutsus elementales de suiton. Tenía una habidada capaz de inmovilizar a alguien. También poseía las típicas técnicas de infiltración, y algunos objetos tales como hilo shinobi, bomba de humo...

Lo que más curioso le pareció fue que llevaba vendajes y trataba heridas.

« ¿Sabrá primeros auxilios, o será un shinobi médico? » — pensó Juro, sorprendido y curioso.

Pero no tenía tiempo para preguntar. Su deber ahora era cumplir su parte de la misión, junto con Akame. Este ya se había marchado y probablemente estaría vigilando su zona. Ambos debían de imitarle.

— Esta bien. Entonces me pondré por allí — dijo, señalando a otra zona cercana.

Juro se puso casi paralelo a Keisuke, pero no demasiado. Tampoco quería llamar demasiado la atención. En esa posición podía ver perfectamente a la gente que pasaba por su lado hacia la puerta principal, mientras que Keisuke abarcaría la otra dirección, ambas en dirección a la misma puerta.

Para no llamar tanto la atención — una persona quieta mirando hacia la gente era raro — Juro se sentó en el suelo, de cuchillas, y abrazó sus rodillas. De vez en cuanto, su pierna golpeaba ritmicamente el suelo. Miraba su reloj de muñeca con aire ausente, con frecuencia, como si estuviese esperando a alguien.

Y mientras lo hacía, no perdía de vista a la gente que pasaba por la calle.

Acabada la breve conversación, Juro y Keisuke adoptaron sendas posiciones de guardia para no perder detalle de la gente que entraba en la Escuela.

Algo más tarde de las siete y media, los muchachos pudieron distinguir la figura de un hombre alto, de complexión ligeramente corpulenta. Llevaba el pelo, entrecano, peinado hacia atrás y vestía con cierta clase un haori turquesa. Bigote recortado y perilla estilo mosca, aquellas señas dejaban poco lugar a la duda. Era el profesor Muten Rōshi.

El académico, objetivo de los ninjas, se detuvo un momento junto a la entrada y encendió un cigarrillo. Fumaba deprisa, dando largas y profundas pitadas. Bajo el brazo izquierdo llevaba una bolsa de cuero rectangular, una suerte de carpetero o portafolios.

Una vez en mi posición seguí vigilando de un lado a otro con total cautela, como sí mirase el panorama en espera de alguien, traté de no llamar la atención de las personas que se encontraban por ahí, ¿qué tan raro podía ser un chico esperando sólo frente a la entrada de un instituto?

Unos minutos más tarde la figura de un hombre alto y con un haori turquesa destacó en la cercanía de la puerta, su cabello peinado hacia atrás, el bigote y la perilla destacaban en su rostro; bingo! teníamos a la persona indicada, ahora necesitábamos el lugar...

Volteé a ver a Juro para ver sí se había percatado de la presencia del maestro, o no, afortunadamente el señor se había quedado en la entrada fumándose un cigarro, ¿cuánto tiempo duraría ahí? Caminé hacia el marionetista. —¿Quién le avisa a Akame, tú o yo?— Aunque le estaba hablando a él, mis orbes seguían fijos en el profesor para no perder ningún movimiento de su parte.

Juro esperó y esperó, tratando de seguir su tapadera. Cualquiera que le viera podría pensar que era un alumno. Quizá alguien esperando a su cita. Quizá ambas cosas. ¿Qué mas daba? No era sospechoso.

El rato se le pasó eternamente, aunque no eran más que poco después de las siete y media. En ese momento, una persona llegó, y captó toda su atención, haciendole olvidar su tapadera por unos momentos. Era un hombre alto, con un haori turquesa, cabello peinado hacia atrás, bigote y perilla cuidados y recortados. Era él, era el señor que estaban tratando de localizar. Juro intercambió una mirada de soslayo con Keisuke, quien se le acercó con precaución.

Juro no perdió de vista al hombre mientras. Estaba en la puerta, fumando. Supuso que en cuanto terminase aquella tarea se internaría en la escuela.

—¿Quién le avisa a Akame, tú o yo?—

Se imaginó así mismo siguiendo al profesor. Tratando de guiarse por una escuela laberitinca y luego indicar por donde fue a sus compañeros. No. Era imposible. En el fondo, lo sabía. Se perdería en cuanto se despistase un momento. Aunque no lo localizasen, no sabría volver a indicar el camino. Y Keisuke llevaba la cámara.

— Será mejor que vaya a avisarle yo. Con mi mala orientación, no podemos arriesgarnos a perder al objetivo — dijo, con un susurro. No quería ser escuchado ni mirar fijamente al profesor y levantar sospechas —. No lo pierdas de vista. Voy a por Akame.

Si Keisuke no tenía ninguna pega, Juro lentamente comenzaría a caminar hacia la entrada posterior. No tardaría en localizar a Akame, encontrado al otro lado de la calle, con un extraño título cuya portada no alcanzó a leer. Tampoco le importó realmente. Trataría de acercarse a él lo más naturalmente posible, como si fuese un viejo colega del colegio.

— Esta en la entrada principal, fumando. Keisuke lo vigila — Sus labios se movieron, casi sin pronunciar palabra. En un debil susurro, le resumió lo importante.

Akame levantó la mirada un momento del libro que fingía leer al escuchar pasos acercándose. Primero pensó que alguien le había descubierto, pero luego descartó la hipótesis. «Vamos tras un simple profesor, no un capo de la mafia». Un rostro y una voz conocidas le confirmaron que todo andaba bien; era Juro, el shinobi de Kusa, que parecía bastante nervioso.

—Está en la entrada principal, fumando. Keisuke lo vigila —susurró el kusajin.

El Uchiha asintió y cerró de golpe el libro, guardándolo bajo su chaqueta. Luego le hizo una seña a Juro para que ambos se movieran rápidamente hacia donde había visto al profesor.




Por su parte, Keisuke seguía viendo a Muten Rōshi mientras éste apuraba su cigarrillo. Eran casi las ocho menos cuarto, y evidentemente el profesor tenía prisa. Con dos largas pitadas despachó el tabaco —que estaba lejos de acabarse— y lo dejó caer al suelo para luego aplastarlo con el tacón de sus elegantes zapatos.

Seguidamente miró a izquierda y derecha, se ajustó el haori y se dio media vuelta para ingresar en la Escuela. Todo había sucedido en apenas momentos. ¿Qué haría Keisuke? ¿Seguiría al tipo o esperaría a que sus compañeros llegasen? Akame y Juro probablemente no tardarían ni dos minutos en aparecer, pero quién sabe si en ese tiempo el profesor podría perderse entre el bullicio de los estudiantes que ahora comenzaban a llegar.

Juro se ofreció en ir en busca del tercero, no obstante, antes de marcharse dejó un dato curioso e importante, su pésima orientación, sería algo crucial a recordar a futuro; visualicé como el pelinegro se marchaba en dirección a la otra puerta y entonces quedé acechando a mi objetivo.

Los minutos siguieron transcurriendo y el profesor dio las últimas caladas a su cigarro, lo terminó justo cuando empezaron a aparecer una oleada de jóvenes, seguramente estudiantes, todos ellos se dirigían a la puerta principal para entrar al instituto, todos ellos lo que hacían era entorpecer mi vista, caminé en la misma dirección que ellos, mezclándome entre los mismos, para no perder a mi objetivo, miré hacia donde deberían, supuestamente, venir ambos pelinegros, pero no logré alcanzar a ninguno.

El acuerdo había sido claro, quien lo viera lo seguía y después los otros lo buscaban o en su defecto se reunirían luego, por lo que no podía perder la oportunidad, caminé al ritmo de los demás estudiantes y seguí al profesor a una distancia prudencial, estaba seguro que Akame y Juro entrarían a la institución, sería cuestión de tiempo para volvernos a ver, y quizá para ese momento yo tendría localizado su despacho.

Para cuando Akame y Juro alcanzaron la puerta principal ya no había ni rastro de Muten Rōshi o de Keisuke.

—El amejin debe haberse adelantado siguiendo al profesor. Vamos —dijo el Uchiha, echando un vistazo alrededor para confirmar que efectivamente su compañero no se encontraba por allí.

Luego se unió al tumulto de personas que ingresaban en la Escuela a esa hora, a poco de las ocho de la mañana. El recibidor era amplio, parcialmente techado, y a la derecha podía verse la ventanilla de secretaría. A la izquierda había un habitáculo bastante grande, con el rótulo de "Almacén" colocado sobre la puerta. Frente a la entrada se extendía el patio y el jardín de la Escuela, sembrado de árboles y coronado por un estanque de aguas cristalinas en su centro. A los lados de éste se extendían las aulas y, en la segunda planta, los despachos de los profesores.

«Dudo que vayamos a encontrar a Keisuke entre tanta gente...»

—Eikyu-san —llamó Akame—. Quizás deberíamos buscar el despacho del profesor por nuestra cuenta.




Keisuke siguió al profesor Muten entre la multitud de alumnos y profesores que ingresaban a la Escuela. Sin duda aquel edificio era muy importante en la ciudad, y desde luego no era descabellado pensar que acogía a estudiantes y académicos de muchas otras partes de Oonindo. El ninja tuvo serias dificultades para seguirle el paso a su objetivo entre tanta gente, pero finalmente pudo verlo subiendo unas escaleras que quedaban en la parte derecha del patio central.

Si le seguía, el amejin acabaría en un largo pasillo sembrado de puertas que daban a los despachos de varios profesores. Muten Rōshi abrió una de ellas con una llave plateada y luego ingresó a su oficina.

Tras atravesar el portal, pude divisar la ventanilla a la derecha que correspondía al área de secretaría y a la izquierda una puerta que tenía el letrero del almacén, luego el jardín con árboles y el estanque central de agua cristalina, una imagen espectacular para un retrato, y se podía ver la segunda planta desde ahí abajo.

Los estudiantes siguieron caminando rumbo a sus aulas y el profesor se había perdido de mi vista. "Rayos! ¿Dónde está? Me preguntaba mientras miraba a todos los lados en busca del haori turquesa, tras dar unos pocos pasos a lo desconocido, logré divisar varios escalones que llegaban a la segunda planta y pude identificar su vestimenta, me separé del grupo y rápidamente subí los escalones con todo el silencio y la precaución necesaria, intentaría pasar de desapercibido y no llamar la atención de la gente en planta baja.

Una vez en la segunda planta, miré por los escalones para asegurarme de que no viniera nadie y desde el pasillo observé de reojo, con mucha atención donde se detenía profesor, tras sacar una llave y quitar el seguro atravesó la puerta. "Espero que ese sea su oficina" Saqué el adhesivo del botiquín de primeros auxilios y corté una tira pequeña del mismo y la pegué a mi mano, luego caminé con normalidad hacia la puerta, sí llegaba hacia ella sin dificultad pegaría el adhesivo en una de las esquinas inferiores y volvería a las escaleras.

Desde la panorámica que me permitía estar en el segundo piso buscaría la imagen de mi dos compañeros, sí eran inteligente estarían dentro de las instalaciones y posiblemente les vería.

Juro logró pasar el mensaje correctamente. El Uchiha asintió, y ambos se marcharon otra vez en dirección hacia donde había dejado a Keisuke.

Sin embargo, no había rastro de él cuando llegaron. Juro ya se lo temía. El profesor tendría que dar clases y fumar no le iba a consumir mucho. Solo había una explicación posible que pudiese indicar el porque de que su compañero ninja no estuviese: había ido tras él.

« Él ya tuvo en cuenta esto. No pasa nada. Se las arreglará »

Miró a su otro compañero, mientras este le indicó lo obvio. Finalmente, ambos entraron en la academia.

El recibidor era amplio. A la derecha, la secretaría; a la izquierda, un habitáculo de gran tamaño, que parecía ser el almacén. Frente a ellos, el patio y el jardín de la Escuela, con numerosa decoración vegetal y un enorme estanque de agua cristalina. Juro lo admiró durante unos momentos, pero tuvo bastantes problemas: el tumulto de gente le impedía detenerse sin ser golpeado o empujado.

Akame, a su lado, volvió a llamarle.

—Eikyu-san. Quizás deberíamos buscar el despacho del profesor por nuestra cuenta.

— Confiemos en que nuestro compañero le siguió sin problemas — asintió Juro, con energía —. Busquemos los departamentos de los profesores. Seguramente él se encuentra ahí o por los alrededores, si ya ha localizado la puerta.

Con esa convicción, Juro buscó con la mirada alguna escalera o zona para subir, puesto que por su experiencia, en el patio no iba a encontrar ninguna sala. Los departamentos solían estar en el interior del edificio.

— Si no encontramos a Keisuke, siempre podemos hacerlo en el exterior, a la hora que dijo — dijo Juro, con un débil intento de sonar esperanzandor. Ambos sabían que si Keisuke no le había seguido, tendrían bastantes problemas para encontrar el despacho, al menos, hasta que saliese de clase —. Quién sabe, igual en cada despacho hay una especie de rotulo con el nombre del dueño o algo. No sería tan descabellado.

Akame asintió ante las palabras de Juro.

—Sí, probablemente los despachos estén rotulados con el nombre del profesor en cuestión. Supongo que aquí los alumnos también tendrán que buscarles de vez en cuando —el Uchiha miró a su alrededor, calibrando la amplitud del sitio. Sus ojos se detuvieron, finalmente, en la ventanilla de secretaría—. Este sitio es demasiado grande, mejor preguntemos ahí.

Se arriesgaban a llamar la atención del ventanillero y a que les reconocieran, pero Akame tampoco pensaba que eso fuese a suponerles un problema tan grave. Al fin y al cabo, no planeaban hacer nada ilegal.

Ni corto ni perezoso, el uzujin se acercó a la secretaría y preguntó por el despacho del profesor Muten Rōshi.




Keisuke adhirió el trocito de banda a la esquina inferior de la puerta y luego se quedó allí plantado. Junto a la misma había un rótulo con el nombre del profesor —Muten Rōshi— escrito en tinta negra sobre pergamino blanco. De repente, la hoja de la puerta cedió y tras ella apareció un hombre alto, canoso y de mirada inteligente; el profesor.

—¿Hm? ¿Necesitas algo, joven? —cuestionó con la mirada puesta sobre Keisuke.

Justo en ese momento Akame y Juro subían el tramo de escaleras que llevaba hasta la segunda planta. El Uchiha apenas tuvo tiempo de ver a Keisuke hablando con el objetivo de la misión antes de retroceder con un paso rápido y ocultarse tras la esquina que formaba el pasillo con el hueco de las escaleras. Le hizo una señal a Juro para que se detuviese y luego susurró.

—Es Inoue Keisuke... Está hablando con el profesor.

El Uchiha no supo en ese momento si su compañero les había traicionado y estaba contándoselo todo al académico, o si se trataba de un plan maestro para sacarle información. Sea como fuere, el uzujin se limitó a observar y esperar.

Y justo después de pegar el adhesivo a la puerta, mis ojos se quedaron enfocados en un pergamino que tenía el nombre del profesor, era estúpido lo que había hecho, mis acciones eran injustificadas por actuar sin pensar, ¿como no supe que estarían identificados cada uno de los despachos?

Sentí que mi corazón se detenía y que el cuerpo se me helaba cuando la puerta se abrió, rápidamente la figura de un hombro mayor se manifestó frente a mi, sus ojos me escudriñaron en unos segundos y no dudó en hablar. —En realidad no, estaba buscando a un profesor, pero me pareció verlo por allá abajo, disculpe las molestias.— Hice una leve reverencia y tras decir aquello di media vuelta, volví por el pasillo.

Justo en el momento en que pasaría por una de las puertas buscaría el nombre de algún otro docente para tratar de justificar mi cuartada sí por alguna razón debía dar un nombre o explicación; traté de caminar lo más natural posible pero a paso rápido para salir de su vista, no era bueno que el objetivo me reconociera a simple vista y sí podía dejar menos rastros de mi imagen sería lo mejor.

Sí lograba huir sin dificultad y volvía a las escaleras las bajaría los más rápido posible.

"Ahora solo me hace falta encontrar a Juro y Akame, encontrar el despacho no fue tan difícil..." Pensé con cierto alivio.

El Uchiha se mostró de acuerdo con lo que Juro le dijo. Tenía lógica, después de todo. Tanta preocupación para que al final solo tuviesen que buscar una puerta con un letrero. El como entrar ya sería más complicado.

Se acercaron a recepción y preguntaron por el despacho que estaban buscando.

No mucho después, ambos se encontraban subiendo las escaleras de la segunda planta. Akame, como no, iba a la cabeza, y Juro le seguía sin reparos. Casi, con alegría, por estar trabajando correctamente. Entonces, el Uchiha, se detuvo urgentemente y se escondió tras una esquina, haciendole una seña para que se escondiese.

Juro le imitó al momento, repentinamente agitado. No supo lo que pasaba hasta que Akame habló.

—Es Inoue Keisuke... Está hablando con el profesor.

— ¿Qué? — preguntó, en un susurro. Tras eso, trato de reflexionar —. Eso no entraba en el plan... espero que no le haya descubierto...

La cosa era que no se le ocurría una sola razón buena por la que podría estar hablando con el objetivo. No solo se arriesgaba a ser reconocido, sino que era peligroso. ¿Le había descubierto siguiéndole y le estaba interrogando? ¿Se había tropezado con él? ¿Le estaba sacando la información? O quizá... ¿Algo peor?