Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Una samurái enfundada en una armadura brillante, pulida para la ocasión pero que no disimulaba ciertas abolladuras en puntos concretos. Un chiquillo saliendo de un camerino. Vacío.
—¿Qué…? ¡Eh, tú! ¡Alto ahí!
Ryūnosuke la miró extrañado, como quien mira a un loco o a un iluso. ¿Quién pedía el alto a una avalancha? ¿Quién se ponía en frente de un oso esperando que este se detuviese por simplemente solicitárselo amablemente? ¿Quién entraba a un incendio y rogaba a las llamas que se apagasen? Pues eso mismo: un loco o un iluso.
Quiso responderle de otra manera, pero el espadón que empuñaba se le adelantó, prendiéndose en llamas. La samurái debió interpretarlo como una afrenta, porque desenvainó su katana y atacó. Fue cuestión de un latido. Los aceros se entrechocaron, el fuego no encontró sustento, y un filo lamió el cuello de Ryūnosuke.
Al contrario que los ninjas, un duelo de samuráis solía terminar así de rápido.
—Te dije: alto ahí.
—Hmm.
Soltó el mandoble…
… levantó las manos…
… y la envolvió con los brazos.
—¡Eh! ¡No me obligues a…!
El acero se apretó más contra el cuello, pero llegó a un punto en que se atascó con unas escamas, y de ahí no pasó. Ryūnosuke continuó apretando en aquel particular abrazo. Los troncos que eran sus brazos envolvían la caja torácica de la mujer y la empujaba hacia su pecho como una prensa hidráulica. Centímetro a centímetro, lento pero sin pausa.
Lo primero que se oyó fue una pieza metálica al partirse. Luego otro: ¡crack! Aquel sonó más a humano, más a hueso. Luego un gorjeo interminable. La samurái tenía la boca abierta y no dejaba de patalear, de arañarle. ¿Qué trataba de decirle? Intuía que quería gritarle, pero solo le salía sangre por la boca.
—Agh… gghh… gghh… ghtto…
¿Alto? ¿¡Alto de nuevo!?
¡¡¡CRRRRAAAAAACCCCCCKKKKKK!!!
Se quedó mirando el cuerpo inerte de aquella mujer, que colgaba de sus brazos con la cabeza y los pies apuntando al suelo en un arco exageradamente pronunciado. Algo le decía que se había partido la columna vertebral. Cosas que pasan. Ryūnosuke la tomó por una placa de la armadura que sobresalía y la lanzó al césped del ring. Luego cerró las puertas, y sus ojos dorados se fijaron en un chiquillo que no dejaba de mirarle.
—¿Qué miras? ¿Vas a darme el alto?
Takumi, Ryūnosuke te está hablando a ti. Lo has visto todo. Te encuentras a 10 metros de su posición.
Daigo, Roga. Si salís de la enfermería, hay un pasillo pequeño que se cruza con otro más grande, que conduce a las puertas del ring. Allí se encuentra Ryūnosuke (el cruce está a 10 metros de su posición, y está al lado de los camerinos).
El pasillo mide 6 metros de ancho y 5 de alto. Recordad que huir es una opción.
Daigo sonreía, aunque adolorido y todavía ligeramente aturdido, el chico ni siqueira sentía ese mal sabor de boca que suele dejar la derrota. En su lugar se sentía satisfecho por el combate que había tenido, aunque si tuviera que quejarse de algo, probablemente sería de que se quedó con ganas de pelear más.
Por suerte, no se quedaría con las ganas durante mucho tiempo. Lo sabía, lo llevaba sabiendo desde hacía algo de tiempo. Sus músculos seguían calientes, la sangre le hervía y sus puños todavía se negaban a abrirse.
El boxeador sabía no estaba en aquella sala lamiéndose las heridas después de un gran combate, no. Aquello se trataba de un simple descanso entre rounds, y muy pronto empezaría el siguiente.
—Ya estoy bien. Muchas gracias —le dijo al médico, sonriendo con amabilidad mientras se levantaba—. Quédese aquí ¿sí? Algo no va bien.
Tomando sus cadenas y sus esposas, el único equipamiento que necesitaba el peliverde, el chico se acercó a su amigo. Su rival, que seguía inconsciente, en una camilla.
—¡Despierta, Lobo! —Exclamó mientras le daba una pequeña patada a la pata de la camilla—. La pelea no ha terminado.
Daigo no le explicó mucho más a su compañero, no porque quisiera ser misterioso apropósito, sino porque realmente no podía explicar lo que sentía. Algo no iba bien. Algo no iba bien, pero ¿el qué?
Se dirigió hacia la puerta sin esperar un solo segundo antes de abrirla con cuidado. Miró hacia un lado. Miró hacia el otro. Nada, pero algo estaba mal.
Caminó lentamente por el pasillo. Tenía cada vello de su piel erizado. Algo no iba bien, algo no iba bien, algo no iba bien, algo no iba bien, algo no iba bien...
Y justo por eso tenía que ir allí.
Cuando llegó a un cruce con otro pasillo más ancho, el chico se asomó con cuidado, solo para ver a un gigante de más de dos metros que parecía amenazar a un joven ninja.
Si antes su sangre hervía, ahora ardía en su interior. Daigo podría reconocer fácilmente un desafío cuando lo tenía en frente, y ese hombre era fuerte. Fuerte y peligroso.
—¿Qué miras? ¿Vas a darme el alto?
salió de su escondite inmediatamente, recto y con ambos puños cerrados, mirando fijamente al gigante.
—Yo lo haré —respondió el el kusajin, serio como pocas veces.
No sabía si aquella era la mejor de sus ideas, pero sabía que podía confiar en Rōga incluso más de lo que podía confiar en sí mismo, y en el caso de Tsukiyama Daigo eso era mucho decir.
- PV:
25/200
–
- CK:
220/220
–
- Daño provocado: 300 PV autoinflingidos, porque esto es una horrible idea.
- Acciones ocultas:
27/06/2020, 23:03 (Última modificación: 27/06/2020, 23:26 por King Roga. Editado 1 vez en total.)
Un sueño, no. Más que eso. Un recuerdo que se repetía.
¡PAM! ¡PLAT!
Sangraba mi frente, respiraba agitado. ¿Mis manos eran así de pequeñas?
¡PAM! ¡PLAT!
—¡YA BASTA PADRE!
La puerta se abrió de golpe y papá corrió a abrazarme. Sentía calor, pero no era el ardor de los puñetazos del abuelo. Sentí el candor, de que alguien me protegía. No quería aceptarlo, pero me aferré al sentir por fin a alguien cerca.
—Esto no te incumbe, él eligió su camino.
Dudé, quería seguir a su lado. Pero si lo hacía, significaría que todo el esfuerzo hasta ese entonces sería en vano. Con esfuerzo, me aparté. En mi rabieta, volví a correr hasta ese jodido viejo.
—¡NIÑO IDIOTA!
Perdón por hacerte llorar papá. La gran mano se extendió de nuevo.
¡PAM! ¡PLAT!
Lo entendí. Mis puños nunca le iban a alcanzar, mis patadas nunca lo iban a alcanzar. Pero si algún día quería proteger a alguien, debía alcanzarlo. Y corrí de nuevo. La mano se extendió una vez más hacia a mí, pero esta vez eso era lo que quería. De mis fauces nadie escaparía.
—¡AHHHHHRG MOCOSO MALCRIADO!
Si mis brazos no podían más, si mis piernas no podían más. Serían entonces mis dientes, aunque mordiese la mano que me crió.
***
Pero ya no pudo seguir regodeándose en aquella visión. La realidad le esperaba de una forma no muy alentadora. La forma en la que su gran amigo se dirigió hacia él, pese a no ser la más explícita de todas dejó claro que estaban en problemas. "Aparentemente tienes aún un trabajo por delante, no es tu momento de descansar Lobo." No estaba ni de cerca en la mejor condición, pero algo en su interior le decía que debía estar listo. Buscó a su Otome y se le echó a la espalda; Todos los vellos de su cuerpo se erizaron al igual que su cabellera, más no por la emoción sino por aquel manto de electricidad plateada tan propio de él. De inmediato alcanzó al peliverde y se paro a su lado.
Ambos llegaron a un pasillo y lo primero que se toparon fue aun tipo con todo menos cara de amigos. Otro muchacho que no conocía de nada estaba pasmado sin moverse. "Tengo a Tsukiyama de mi lado, y pese a nuestro delicado estado tras los combate, tenemos una posibilidad de derrotarlo, pero necesitaré la mayor discreción posible para..."
—Yo lo haré —respondió el el kusajin, serio como pocas veces.
"..." Abrió la boca que su quijada casi podía caer hasta el piso. Su plan arruinado en un milisegundo, pero su objetivo aún no había cambiado. Daigo confiaba en él, y por esa confianza, el Lobo debía protegerlo así fuera de si mismo, y para ello...
—YOU MORON!— No iba a darle tiempo para responder. Una patada eléctrica impactaría de la nada al de Kusagakure, mandándolo al mundo de los sueños del que apenas hace poco acababa de salir. —Lo siento, pero este no es el lugar para que te mueras como un héroe — Diría mientras Daigo caía.
"Aún tienes un sueño. Tú algún día serás el Morikage que vuelva a encauzar a Kusagakure." Sus ojos estaban aún en el intruso, tratando de analizar que era lo que estaba ocurriendo tras la puerta del estadio.
—Oeh, musculitos. Si no te importa, me voy a llevar a este imbécil y a ese cuatro ojos — Dijo bastante calmado y confianzudo mientras apuntaba con su dedo índice a Takumi. —Imagino que estará bien que nos vayamos en paz mientras no querramos cruzar esa puerta, ¿verdad? — Sopló parte de su fleco.
Un Lobo no sólo debe ser fuerte, sino también sensato. Su compañero estaba débil, y no estaba dispuesto a confiar en un desconocido para ejecutar su plan. "Si tan sólo no te hubieses envalentonado, podríamos haberle arrancado la jodida cabeza. Pero no puedo arriesgar ahora su vidas en vano. Si no puedo proteger a un amigo, no podré aspirar a proteger a nadie más." Su convicción, seguía estando clara.
Estado de Rōga
PV
25/225
– CK
152/245
–
-75
–
-18
–
Daños causados: 3o PV LTK potenciado contra Daigo Accciones Ocultas:
*Contra todo pronóstico activo *Raiton no Yoroi activa
El ninja recubre su cuerpo con una capa de chakra eléctrico, que en lugar de ser utilizado para maniobras ofensivas, estimula el sistema nervioso del usuario. La técnica produce que las sinopsis neuronales transmitan la información con una presteza exponencialmente mayor, consiguiendo que la velocidad física y de reacción sean llevadas al límite. Combinando esta técnica con Taijutsu da lugar a una conjunción de estas conocida como Nintaijutsu.
¤ Raiton: Luxurious Thunder Kick ¤ Elemento Rayo: Patada Lujosa del Trueno - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos:Yotsuki 30 - Gastos: 12 CK por patada (Máximo 3) - Daños: 20 PV por patada - Efectos adicionales: Entumecimiento leve - Carga: 1 por cada patada a lanzar - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Jutsu considerado por Rōga cómo su "Técnica Insignia", siendo básica pero efectiva.
Esta consiste en lanzar de una a tres patadas con chakra raiton imbuido en las piernas, la cual genera una pequeña descarga eléctrica al impactar, entumeciendo durante unos instantes la zona afectada. Sí el ejecutante decide lanzar más de una, estas serán en secuencia, intercalando la pierna usada al atacar. Leves rayos recorren la pierna del usuario durante su ejecución, además de escucharse un tronido cada vez que conecta con éxito.
¤ Relámpago Argénteo - Requisitos:Yotsuki 70
Tras un exhaustivo entrenamiento en en la aplicación del Raiton, Rōga logró purificar la concentración de chakra en sus técnicas. De esta manera y de forma pasiva, toda técnica de Ninjutsu o Nintaijutsu que emplee el Raiton se reflejará en color Platinado en lugar de la tonalidad natural del rayo, ya que estas manifiestan el chakra del color de su ejecutante.
Pero, más allá de un efecto estético, la utilidad de esta habilidad permite aplicar una mayor cantidad de chakra para potenciar su Nintaijutsu Yotsuki ofensivos tanto del sistema como a evolutivas del usuario. De esta manera, puede pagar 0.6*X CK adicionales al gasto de la técnica para causar X PV de daño adicional, siendo el máximo de 30. El chakra total adicional aplicado a técnicas de golpe múltiple debe ser distribuido sin superar el límite ya establecido en esta regla.
En el caso del Taijutsu, es posible imbuir con rayo sus extremidades, añadiendo un efecto de electrocución al impacto cómo si se tratase de una técnica propia de la Facultad Yotsuki pagando 10 CK para convertirla en Nintaijutsu, pero sin causar daño extra.
¤ Bandana ninja(Atada al cuello) ¤ Portaobjetos básico(En la pierna izquierda ~ 8/10)
Shuriken x2
Kunai x3
Hilo Shinobi
Otodama
Paquete de 5 cascabeles
¤ Juego de ganzúas(Ocultas a lo largo del forro de la bota derecha) ¤ Gun'yō Megane(Cabeza) ¤ Kusari(Enrollada en la cadera) ¤ Otome(Espalda)
28/06/2020, 21:35 (Última modificación: 28/06/2020, 21:37 por Tsukisame Takumi. Editado 1 vez en total.)
Por fin había acabado de reparar a Mono, aún le quedaban pequeños detalles por pulir pero se podía dar por satisfecho. Si se daba algo de prisa tal vez pudiera ver los últimos momentos de la final de la primera división, por lo que volvió a sellar a la marioneta en su pergamino y se dispuso a salir del camerino para dirigirse a las gradas.
Pero algo no iba bien.
Un estruendo sonó con fuerza desde el ring y una sensación asfixiante invadió al genin. Las puertas que daban al estadio se abrieron de par en par, pero en vez de un samurái o algún shinobi apareció una mole de músculos de más dos metros de altura. «Esto no me da buena espina...» Una samurái salió a detenerle, pero poco pudo hacer ante el abrazo del intruso, sin mostrar esfuero casi reventó las placas metálicas de la armadura y los interiores de aquella pobre ingenua que intentó frenarle. Con una calma inquietante para lo que acababa de realizar lanzó el inerte cuerpo hacia el escenario y cerró las puertas, dejando al kazejin encerrado con el dragón. Sus áureos ojos se clavaron en Takumi, el cual había visto entera aquella dantesca escena.
—¿Qué miras? ¿Vas a darme el alto?
—N-no... —Dijo, con miedo pero firme e intentando mantener exteriormente la calma.
Sería un suicidio intentar siquiera plantarle cara, rezaba por que aquel individuo fuera misericorde con él y en el caso de darle muerte que fuera rápido. Se fue a apartar hacia un lado, dejando a aquella bestia el camino libre y agachó la cabeza; pero...
—Yo lo haré. —Una voz sonó a sus espaldas.
El marionetista se giró y vio a un kusajin, de pelo verde y algo musculado, poniéndose en guardia. Ni idea de quien podía ser pero lo que tenía claro es que estaba loco.
—Déjate de tonterías, ni lo intentes. —Hablaba con calma, intentando no tensar más la situación. —Morirás antes de que te des cuent...
—YOU MORON! —El kusajin recibió de repente un golpe eléctrico en toda su cabeza. El genin del Remolino se tensó levemente, pensando que podía ser un aliado del Ryūto. —Lo siento, pero este no es el lugar para que te mueras como un héroe. —«¿Qué cojones? ¿Un amejin?»
»Oeh, musculitos. Si no te importa, me voy a llevar a este imbécil y a ese cuatro ojos. —El del Viento entendió que aquel chaval era un aliado que buscaba ayudar, aunque su entrada fuera algo poco convencional. —Imagino que estará bien que nos vayamos en paz mientras no querramos cruzar esa puerta, ¿verdad?
—Pase lo que pase ni se te ocurra luchar contra él, su poder no es humano. —No es que le hubiera visto hacer una técnica ni nada similar, pero fue capaz de matar a la samurái con un abrazo nada más, no quería ver todo su potencial por nada del mundo.
El Heraldo del Dragón no respondió; su mandoble sí. Allí, en medio de la penumbra, las llamas centellearon emocionadas sobre el acero, acariciando con su luz anaranjada el torso de Ryūnosuke. Cada tendón que sobresalía de las escamas. Cada centímetro de una máquina concebida, forjada y pulida a golpes para un brutal y singular propósito.
Solo uno.
Ryū levantó el mandoble y…
—YOU MORON!
… y alguien hizo el trabajo por él. El segundo enemigo del día caía sin necesidad de hacer nada. No supo si sentirse satisfecho o decepcionado.
—Oeh, musculitos. Si no te importa, me voy a llevar a este imbécil y a ese cuatro ojos. Imagino que estará bien que nos vayamos en paz mientras no querramos cruzar esa puerta, ¿verdad?
En realidad, si quería cruzar la puerta también iría en paz. Una eterna.
Tomó algo del bolsillo del pantalón, un pequeño objeto redondo que no ocupaba ni la tercera parte de su manaza. Lo miró.
Volvió a guardarlo.
Se dio cuenta que aquellos tres todavía seguían ahí.
—Hmm. —respondió, tarde. Luego hizo un ademán con la mano, como si quisiese espantar una mosca molesta.
Si no captaba el mensaje ya se lo dejaría más claro.
- PV:
30/30
–
- PVRyū no Yoroi:
50/50
–
- CK:
138/156
–
+1
–
- [CKSennin Mōdo]:
156/156
–
Fuerza112 · Resistencia92 · Aguante60* · Agilidad60 · Destreza82 Poder112 · Inteligencia 60 · Carisma 60 · Voluntad 80 · Percepción50
*Aguante tiene una penalización del 30% debido al defecto de tener un solo pulmón.
—Técnicas: El Ryū no Yoroi podéis encontrarlo en su perfil, Senjutsu 70
Daigo sonrió, emocionado al ver que el hombre había aceptado su reto. Así no solo conseguiría que dejara en paz al uzujin, sino que, con suerte, su amigo conseguiría atacarlo por la espalda, consiguiendo una ventaja.
Miró a su compañero de reojo.
—YOU MORON!
—¿¡Qué...!?
Primero vino el dolor y luego todo empezó a dar vueltas mientras el chico se preguntaba qué estaba sucediendo.
«¿Por qué?» Se preguntó Daigo. ¿Por qué había hecho eso si él confiaba en su rival?
Ahora era complicado complicado confiar, especialmente cuando él estaba en el suelo y Rōga de pie frente a él.
Daigo queda K.O. durante un mínimo de 3 turnos.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Quizá el daño fue un poco excesivo, pero no por ello menos necesario. Eso sí, parecía que el uzujin tampoco parecía tener mucha sluces y eso le desquiciaba mucho más que el no poder plantarle cara a aquel fortachón. "Si tan solo..." apretó los dientes mientras se llevaba la mano izquierda al portaobjetos empuñando la otodama fuera de la vista de su rival mientras se agachaba para pasar el hombro derecho de Daigo por detrás de su cuello para intentar cargarlo un poco. Debía ser precavido, siendo que mantenía activas las chispas de su técnica.
En cuanto Takumi le increpó a Rōga no atacar, se encontraría con una mirada afilada y agresiva. Una que pretendía infundirle el mismo temor que quizá estuviese sintiendo por Ryū.
—¿Para que crees que noqueé a este idiota? — Bufó en voz baja a Takumi que se acercaba, mientras le daba la espalda al misterio hombre, sin prestarle demasiado caso al hecho de que los estuviera despachando con desdén. —Aprende a tener temple y a leer el ambiente — le dedicó de reojo una mirada agresiva y afilada. —Ahora ayúdame a sacarlo de aquí, tengo la mano derecha rota y un corte en la espalda que podría abrirse de nuevo. No podré llevarlo muy lejos yo solo — No era una petición, era una orden.
Con o sin ayuda del de lentes, empezaría a andar de regreso por el camino que llevaba a la enfermería, mientras intentaba reflexionar sobre lo que pudiera estar sucediendo. "La puerta... Estaba bloqueando el acceso al estadio. No ha de haber pasado demasiado tiempo desde mi combate, este vendaje podría ceder si me muevo mucho... Algo ha ocurrido en el centro, Amedama y el Uchiha de mierda debieron estar justo en medio de su pelea. Ese tipo extraño debe tener compañeros y podrían estar infiltrados en todo el estadio. Los demás jōnin de la primera división deben estar aún heridos. Maldición, debo poner a Tsukiyama a salvo y luego ir por Aotsuki. ¿Serán los Generales de Kurama?" Cada cierto tiempo miraba con el rabillo del ojo hacia atrás, ante cualquier posible ataque inesperado pese a que el grandulón no parecía tener demasiado interés en ellos.
Estado de Rōga
PV
25/225
– CK
162/245
–
+10
–
Daños causados: Accciones Ocultas:
*Contra todo pronóstico activo *Raiton no Yoroi activa
El amejin agarró al peliverde para sacarlo a hombros de ahí y le dedicó una agresiva mirada, pero con la situación que tenían encima casi ni le prestó atención. El marionetista comenzó entonces a acercarse a ellos dos para ayudar al de la Lluvia a llevar a aquel suicida desconocido.
—¿Para que crees que noqueé a este idiota? Aprende a tener temple y a leer el ambiente. —Volvió a lanzarle una mirada similar a la anterior.
—Tú no has visto lo que ha hecho sin inmutarse. —Sentenció en un tono muy leve.
No es que estuviera afectado, la sangre y la muerte de aquella pobre samurái no perturbarían su mente, pero la calma con la que hizo eso y el aura que le rodeaba hacían a aquel gigante completamente aterrador.
—Ahora ayúdame a sacarlo de aquí, tengo la mano derecha rota y un corte en la espalda que podría abrirse de nuevo. No podré llevarlo muy lejos yo solo.
Takumi no respondió nada, casi ni le miró siquiera y con sumo cuidado colocó cuatro hilos de chakra en el kusajin; dos en los hombros y dos en la espalda. De intentar llevarlo con su propia fuerza sería un lastre para el genin de cabello tricolor. Mientras se dirigían a la enfermería el kazejin marchaba casi lateralmente, teniendo siempre el cruce de pasillos por su rabillo del ojo. Más vale prevenir que curar.
—No sé que tienes pensado hacer —Susurró a Rōga. — pero hay que desalojar el Estadio, afuera parece haber mucho barullo. Así que lo mejor es sacar a este —Señaló a Daigo con la cabeza. —junto a los médicos y que os traten fuera.
Él tenía claro que si conseguían librarse del gigante escamoso marcharía a ayudar a desalojar a los espectadores, si él tenía pocas posibilidades de salir vivo de un ataque no se quería imaginar unos pobres civiles.
Con el camino despejado, Ryūnosuke caminó hasta el cruce y observó que los tres críos se arremolinaban ahora junto a la enfermería. ¿Se atreverían a volver? ¿O eran lo suficientemente inteligentes como para no meter la cabeza entre los dientes del dragón? No podía asegurarlo con certeza. Eso no era de su agrado. A Ryūnosuke no le gustaban las dudas ni la incertidumbre. Por eso lanzó una canica al suelo que cubrió el cruce de una amplia nube de humo gris. La incertidumbre de qué habría dentro —o al otro lado— quedaba ahora para ellos.
Mientras tanto, el Heraldo del Dragón se dirigió a los camerinos. No entró a ninguno, sino que pasó junto a ellos hasta encontrarse con una pared. Tomó de nuevo el objeto esférico de antes. Un reloj de bolsillo. Se concentró.
Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac...
- PV:
30/30
–
- PVRyū no Yoroi:
50/50
–
- CK:
140/156
–
- [CKSennin Mōdo]:
156/156
– Nota: Me enteré recientemente que los clones no dividen regen. de CK, así que hice unos reajustes aquí, que me estaba sumando de menos.
1 AO
–
Fuerza112 · Resistencia92 · Aguante60* · Agilidad60 · Destreza82 Poder112 · Inteligencia 60 · Carisma 60 · Voluntad 80 · Percepción50
*Aguante tiene una penalización del 30% debido al defecto de tener un solo pulmón.
—Lo que he visto, es a un pobre novato que claramente no entiende de que se trata ser un shinobi — No tenía intenciones de esconder su desdén ante la actitud del uzujin. Para él, sólo era un niño jugando a ser un ninja. Daba igual que tan poderoso o débil fuese un enemigo, él era un shinobi y como tal tenía un trabajo que cumplir, pero aquellos sin fortaleza en el alma sólo eran un estorbo. —Si la excusa a tu temor de morir es pretender que ayudando a los civiles podrás tener la conciencia tranquila, inténtalo — Dijo casi burlándose. En aquel punto, dudaba enormemente que fuese tan fácil salir vivo en general de ahí.
Una vez en la enfermería recostó a Daigo en una camilla cercana y luego caminó hasta la puerta nuevamente, sólo para darse cuenta de que sus sospechas de que el gigantón planeaba algo más se confirmaran en el momento en que el humo de una bomba cubrió el cruce. "Está claro que obstaculizar el paso al exterior no era únicamente su trabajo. Pero esa puerta no es la única forma de llegar a las plataformas de combate." Sonrió, pues esa bomba de humo iba a darle la clave para burlar al tipo de las escamas.
No tenía tiempo ni ganas de explicarle su plan a Takumi, pero sabía que ese cobarde no iba a arriesgarse contra el misterioso grandulón y eso era más que suficiente para él.
Se ajustó las gafas, antes de que el uzujin pudiese alegar nada, Rōga tras dar unos cinco pasos hacia afuera habría desaparecido de su vista al moverse como un relámpago hasta la intersección. Pero tampoco iba a quedarse ahí por más de unos segundos, simplemente tiraría su otodama al suelo para inmediatamente realizar el sello de carnero antes de que esta tocase el suelo. Un chirrido llenaría aquella sección entera, pero el Yotsuki ya no estaría ahí para escuchar aquel regalito puesto que habría emprendido carrera a toda velocidad hasta las escaleras que habrían de llevarle hasta la zona de graderío del estadio... Pero, ¿lograría llegar sin toparse algo más en el camino?
Estado de Rōga
PV
25/225
– CK
78/245
–
-14
–
-70
–
Daños causados: Accciones Ocultas: Aclaraciones:Uso el movimiento de la yoroi para llegar al cruce y con el shunshin intento ir hasta las escaleras. Como no está especificado que tanta distancia hay de un lado a otro, he tirado multiplicado hasta 100 metros. Si no puedo estirarlo tanto tanto (porqué no sé si hay más pasillos o demás obstáculos que no me permitiesen seguir en línea recta) avísame y corrijo mi gasto de chakra acorde.
*Contra todo pronóstico activo *Raiton no Yoroi activa
El ninja recubre su cuerpo con una capa de chakra eléctrico, que en lugar de ser utilizado para maniobras ofensivas, estimula el sistema nervioso del usuario. La técnica produce que las sinopsis neuronales transmitan la información con una presteza exponencialmente mayor, consiguiendo que la velocidad física y de reacción sean llevadas al límite. Combinando esta técnica con Taijutsu da lugar a una conjunción de estas conocida como Nintaijutsu.
¤ Shunshin no Jutsu ¤ Técnica del Parpadeo Corporal - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos:Ninjutsu 40 - Gastos: 14 CK/20 metros (multiplicable) - Daños: - - Efectos adicionales:
Esta técnica no podrá volver a ser utilizada en 5 turnos
(Aguante 80) Esta técnica no podrá volver a ser utilizada en 3 turnos
- Sellos: Carnero/una mano - Velocidad: Instantánea
Permite al usuario reforzar las capacidades corporales momentáneamente y realizar varios pasos e impulsos a velociades sobrehumanas. El ejecutor siempre se mueve en línea recta, ya sea por tierra o desde tierra hacia una elevación, siendo necesario en este último caso que haya un lugar donde apoyar los pies al final del recorrido. Como mínimo, el shinobi o kunoichi necesitará un apoyo por cada multiplicable. No pueden atravesarse técnicas ni otros obstáculos como armas o incluso otras personas. Si se utiliza para atacar por sorpresa, el oponente siempre sentirá al usuario antes de que aparezca debido a que la técnica mueve una gran cantidad de aire.
Los ninjas de las Tres Grandes son capaces de añadir pequeños elementos decorativos para llamar la atención de un observador al tiempo que desaparece de su vista. En Uzushiogakure, el usuario deja tras de sí pétalos de cerezo. En Kusagakure, hojas mecidas por el viento. En Amegakure, una suave neblina.
¤ Bandana ninja(Atada al cuello) ¤ Portaobjetos básico(En la pierna izquierda ~ 8/10)
Shuriken x2
Kunai x3
Hilo Shinobi
Otodama
Paquete de 5 cascabeles
¤ Juego de ganzúas(Ocultas a lo largo del forro de la bota derecha) ¤ Gun'yō Megane(Cabeza) ¤ Kusari(Enrollada en la cadera) ¤ Otome(Espalda)
Cuando Roga llegó al que, quizá en un futuro, los libros de historia describirían como el cruce más emblemático de Ōnindo, donde el destino de tantas personas cambió —seguramente dándole alguno de esos nombres fantasiosos que tanto les gustaba, como Kreuzung—, su rodilla arrastró un hilo que cruzaba de lado a lado el pasillo por el que venía. Un extremo del hilo estaba atado a la anilla de un kunai incrustado en la esquina de la pared. El otro…
¡¡¡BOOOOOOOOOOMMMMMMM!!!
…a un sello explosivo de clase C.
El Lobo se había olvidado que la manada nunca se adentra en territorio enemigo a ciegas.
Kintsugi entra en esta ronda. Llega por el pasillo principal, casi a la altura de la puerta exterior. De frente ve humo, producto de una bomba de humo y también de una explosión. También un chico que acaba de salir propulsado de ella y queda en el suelo, inconsciente. Lo reconoce en seguida como uno de los shinobis de Amegakure. Sabe que en ese cruce, a la derecha hay un pasillo estrecho que lleva a enfermería; a izquierda otro que lleva a los camerinos; y de frente va al ring.
Roga queda con -5PV y por tanto inconsciente por 3 turnos.
Turno de Takumi y Kintsugi (sigue sin importar el orden).
Acción Oculta (post #9) de Ryūnosuke revelada: Pegar un sello explosivo en una esquina del pasillo con un hilo atado a un kunai que incrusta en la esquina contraria, oculto por el humo.
Esta cuenta representa a la totalidad de los administradores de NinjaWorld.es
El segundo clon de Kintsugi llegó al pasillo justo después de aquella escalofriante explosión. Apretando los dientes, la Morikage llegó al pasillo y echó una ojeada a su alrededor. Frente a ella una densa nube de humo le impedía ver más allá, pero justo antes de esta se encontraba el cuerpo inerte de uno de los shinobi de Amegakure.
«Menos mal.» Suspiró para sí. Parecía que no había sido ninguno de sus shinobi el que había recibido aquella explosión.
¿Pero qué debía hacer ahora? Aquella densa humareda le impedía ver nada más allá, y ni sabía dónde se encontraba el Dragón Gigante, ni si podría haber más trampas escondidas en el subterfugio.
Pero, si había que hablar de subterfugio, ella era la maestra.
«No me va a quedar más remedio...» Pensó, y levantó una de sus manos hacia su rostro. Se retiró el antifaz de mariposa que siempre vestía, y dejó a la vista un par de ojos que parecían estar compuestos por miles y miles de ojos más. Eran ojos compuestos, como los de los insectos, formados por cientos y cientos de omatidios, sin ningún rastro de iris o pupila visibles.
El Fukugan vio la luz después de mucho mucho tiempo.
Kintsugi dio un salto y se pegó al techo con pies y manos, y comenzó a reptar por él, pasando por encima del inconsciente Rōga con todos sus sentidos alerta. Puede que su sentido de la visión se hubiese visto distorsionado, ahora era como si viera a través de miles de pequeñas ventanitas y aquello dificultaba su visión a distancia, pero cualquier mínimo movimiento cerca de ella lo detectaría de forma sobrehumana. Kintsugi se adentró en la nube de humo y pensó. Si no se equivocaba, en aquel pasillo debía de encontrarse Daigo, que había perdido contra Aotsuki Ayame en su combate. Lo más sensato, entonces, sería comprobar si el muchacho seguía en la enfermería. Y hacia allí se dirigió, girando a la derecha en el primer cruce.
Si nada se lo impedía, se descolgaría del techo justo en la puerta y miraría al interior de la enfermería, buscando.
—¿Daigo-kun? —le llamó, en voz baja.
- PV:
30/30
–
- CK Clon:
96/156
–
-18 CK
– (Regeneración dividida) (Chakra recalculado con el resto de clones)
Aburame Kintsugi cuenta con un Dōjutsu único y especial dentro del clan Aburame: Al activarlo, sus ojos pasan por un rapidísimo proceso de multiplicación que los transforma en un símil idéntico a los ojos compuestos de muchos artrópodos. Al contrario que en los del resto de vertebrados, los ojos compuestos no están formados por una sola lente que forme la imagen, ni tienen el usual iris rodeado por la esclerótica. En su lugar toda la superficie está conformada por cientos y cientos de subunidades denominadas omatidios que le dan ese aspecto completamente oscuro y casi siniestro.
Cada omatidio forma una imagen independiente, por lo que la nitidez de la visión de Kintsugi se ve notablemente reducida a más de tres metros. Sin embargo, esto se ve contrapuesto por una excelente percepción del movimiento, que va más allá de los límites humanos. En distancias cortas, cuerpo a cuerpo o inferiores a tres metros, Kintsugi será capaz de percibir cualquier tipo de movimiento, por mínimo que sea, y reaccionar de la mejor manera, de manera prácticamente milimétrica, para defenderse o esquivar.
Además, su rango de visión enfocada se ve ampliado hasta su extremo, abarcando prácticamente los 180º frente a los 60º del resto de personas normales (sin contar Hyūga).
—Lo que he visto, es a un pobre novato que claramente no entiende de que se trata ser un shinobi. —Dijo con sorna. —Si la excusa a tu temor de morir es pretender que ayudando a los civiles podrás tener la conciencia tranquila, inténtalo.
—Sé perfectamente lo que es ser un shinobi, lo cual implica saber cuando retirarse. Y si lo único que puedo hacer en esta situación es ayudar a los civiles pues es lo que haré.
No le agradaba la actitud de aquel amejin, le hablaba con sorna y desdén pese a que Takumi le sacaba algunos años. Aunque si que parecía tener más experiencia como shinobi que este último.
El kazejin tenía claro lo que iba a hacer, lo que aquella mole de músculos estaba claro que no era algo bueno, pero sería una tontería ir contra él sin oportunidad alguna; sus capacidades actuales no le permitían nada más que ayudar a los civiles. Además, tenía un objetivo muy a largo plazo y no iba a dejar que este se viera truncado en aquel estadio. Morir no estaba en sus planes del día de hoy.
Antes de llegar a la enfermería el Ryutō llegó al cruce, les miró y lanzó una bomba de humo. No era un ataque pero eso no dejaba tranquilo al genin del Remolino. «De momento no ha atacado, pero...» Una vez ya dentro acostaron al kusajin en una camilla.
—Sé que es una situación complicada —Comenzó dirigiéndose al personal médico. —pero hay que salir de aquí, es una situación peligrosa y de encontrarse a enemigos ni se les ocurra entablar combate si no ven muy claro el resultado de la posible refriega.
Mientras decía todo esto pudo ver por el rabillo del ojo como Rōga se dirigía a la puerta, pero no tenía interés alguno en intentar pararlo. «Si su deseo es morir en estos pasillos que así sea.» No pasaron ni cinco segundos desde la marcha del Lobo cuando...
¡¡¡BOOOOOOOOOOMMMMMMM!!!
La explosión sonó muy cerca, ¿habría sido aquel loco suicida de la Lluvia? El marionetista no quería tener problemas con el Heraldo del Dragón, pero lo mínimo sería comprobar si la vida de todos los de aquella sala peligraba. Se dirigió hacia la puerta pero cuando estaba a punto de agarrar el manillar para abrirla esta se abrió sola, cayendo el nativo del desierto al suelo del susto.
—¿Daigo-kun? —Dijo una voz que, gracias a Dios, no era la de aquel gigante.
El de gafas elevó la mirada y pudo reconocer a quien tenía enfrente, nada más y nada menos que a la Yondaime Morikage.
—¿¡M- Mo- Moririkage-dono!? —Si que tenía que ser grave la cosa si una de los kages se había movilizado en medio de este caos.
Se levantó mientras tragaba saliva, no sabía que decir ni que hacer. Ella preguntó por un tal Daigo, tal vez fuera aquel loco que estaba en la camilla.
—Disculpe mi intromisión pero, ¿busca a aquel shinobi? —Le preguntó intentando ser lo más correcto posible mientras señalaba a la camilla en la que habrían posado al de la Hierba.
Uno de los mosquitos había tratado de volver. Qué gran acierto había sido el suyo, al dejar un pequeño sello explosivo por el camino. Pero no dejó que eso le desconcentrase. Tenía trabajo que hacer. Lo sentía. Lo notaba.
Modo Sabio: Por cada 10 de Percepción, el usuario puede sentir el chakra y el estado de otras personas en un radio de 4 metros, la dirección y la proximidad.
Percepción 50: 20 metros
Al otro lado de la pared. Había llegado el momento. Hacer historia y matar a cuántos hiciesen falta.
Tomó el poderoso mandoble por la empuñadura. Aquella espada se manejaba mejor cuando una de las dos manos sujetaba el ricasso para compensar el enorme peso con un punto de apoyo más céntrico. Sin embargo, con eso se perdía el gran potencial de aquella arma, pues era precisamente en el ricasso desnudo donde surgía el viento que alimentaba las llamas de la hoja. Y dígase algo del Ryūnosuke: no es ningún flacucho que necesite trampear en el agarre para sujetar como es debido un triste mandoble.
—Hmm.
Tenso. Concentrado. Su torso eran nudos contraídos, puro tendón y músculo. Apretó los dientes. Hacía meses que no había vuelto a abrir la boca. Ya era hora de que el Heraldo del Dragón anunciase su llegada.
—¡¡¡GRRROOOOOOOOOAAAAARRRRRRR!!!
Con el gruñido, hundió con rabia la hoja en la pared, atravesándola como si no fuese más que una cortina. La punta de la hoja llegó al otro lado, a un pasillo paralelo exclusivo, según Uchiha Akame, para la evacuación de gente importante. De gente cuyo único mérito para tener lo que tenían y para que otros hincasen las rodillas al verlos fue nacer. Eso se iba a acabar. El Heraldo del Dragón había abierto las fauces, y todo el mundo sabe lo que pasa cuando eso sucede.
Fuego. En su más tierna expresión. Saliendo de la punta del acero y convirtiendo al pasillo paralelo en un auténtico crematorio. ¿Crematorio? No, eso no era suficiente. Eso no bastaba para él. Fūton puro nació entonces del ricasso, alimentando una tormenta de fuego que terminó colisionando contra las puertas de salida y…
¡¡¡BOOOOOOOOOOMMMMMM!!!
… y convirtió aquellas puertas en las del Yomi. Sin excepciones ni privilegios. Todos quedaron reducidos a cenizas por igual. Inocentes. Ninjas. Nobles. También el Señor Feudal de la Espiral. Escombros, humo, olor a carne derretida y huesos calcinados. Eso era todo lo que quedaba.
Hacer historia reduciéndola a cenizas.
- PV:
30/30
–
- PVRyū no Yoroi:
50/50
–
- CK:
72/156
–
-120
–
- [CKSennin Mōdo]:
96/156
–
-60
–
Fuerza112 · Resistencia92 · Aguante60* · Agilidad60 · Destreza82 Poder112 · Inteligencia 60 · Carisma 60 · Voluntad 80 · Percepción50
*Aguante tiene una penalización del 30% debido al defecto de tener un solo pulmón.
¤ Kioku - Tipo: Arma de filo - Tamaño: Grande - Requisitos (dos manos, una sobre el ricasso):Destreza 80, Fuerza 80 - Requisitos (dos manos):Destreza 80, Fuerza 100 - Requisitos (una mano):Destreza 100, Fuerza 140 - Precio: -- - Daños: 30 PV/golpe con mango, 55 PV/corte superficial, 75 PV/corte, 90 PV/penetración - Efectos adicionales: (ver descripción)
Kioku es el poderoso mandoble de Ryūnosuke, en cuya hoja tiene sellada el alma de Jujunna, una misteriosa mujer de la que poco o nada se sabe. Poco se sabe también de la creación de esta arma, más allá de que Ryūnosuke la encontró en el Palacio del Hielo y que otorga un gran poder a quien puede y sabe manejarla. En total, el arma mide 2’5 metros de longitud, y además de la empuñadura, la hoja —ondulante— cuenta con un ricasso al principio de esta, que el espadachín puede utilizar para facilitar su manejo.
Además de su enorme poder destructivo físico la hoja puede imbuirse del elemento fuego (12 CK, +20 PV), e incluso transformar el elemento Katon libremente, canalizando cualquier ninjutsu de este elemento que el espadachín conozca (tendrá una Carga equivalente a los Sellos). Si el que la empuña tiene la fuerza necesaria como para dejar el ricasso libre, también será capaz de potenciar los Katones con el elemento Fūton (0’6*X CK, donde X es el PV que se le añadirá al daño, sumando aparte el bono del 50% al daño base por la unión de elementos).
Uzumaki Rasen estaba preparado para lo peor. Llevaba tiempo advirtiéndolo a los ninjas que le escoltaban: era inútil. Aquellos extraños visitantes le tenían como objetivo. ¿Antiguos partidarios de Zoku, quizás? Quién sabe. Quién sabría.
Sabía que iban a por él porque aquella mole podría haberla percibido desde más de cien metros. Y se acercaba. Siempre se acercaba. Se acercaba sin que nadie pudiera oponerle resistencia.
Por eso, aunque dio un brinco como sus escoltas cuando una pared se abrió y del fondo del pasillo vino la masa de fuego que significaría su final, él no tuvo miedo. Por eso, y porque al fin y al cabo, había sido shinobi, hacía muchos años. Oh, porque Rasen siempre había sido un hombre comprometido con su patria, con los suyos. Era, quizás, el más humilde de los Señores Feudales. Era, quizás, el hombre que menos se merecía aquél final.
Pero si el destino había dictado que sería allí y en ese preciso instante, lo recibiría con toda la dignidad que pudiese.
Se adelantó. Tigre, Dragón, Pájaro, Tigre.
—Katon: Shōbō-shi no Jutsu.
Rasen abrió los brazos y recibió al fuego como a un amigo. La técnica ancestral de Akimichi Daigo, el segundo Uzukage. Movió los brazos, dirigiendo la masa de fuego a su boca, que se transformaba en una masa de chakra de color azul. Aspiró y aspiró todo lo que pudo, con entereza. Pero sabía que era insuficiente. Al menos, en el último momento, los ANBU entendieron que era el final. Y trataron de huir.
Sólo trataron.
Rasen cerró los ojos, y la masa de fuego le engulló.
Los ninjas iniciados, que habían quedado rezagados, sintieron un fuerte ruido y un temblor que hizo empezar a desmoronarse las paredes y el techo. Pronto, sobre sus cabezas se precipitaron asientos... acompañados de víctimas de la tragedia.
Pero era demasiado tarde para pararse a ayudar. Porque si no se ayudaban a sí mismos...
¤ Katon: Shōbō-shi no Jutsu ¤ Elemento Fuego: Técnica del Tragafuegos - Legado de:Akimichi Daigo en el año 113 - Tipo: Apoyo - Rango: B - Requisitos:Katon 60 - Gastos: 0'4 * X CK - Daños: - - Efectos adicionales: Contrarresta una técnica de elemento fuego de un máximo de 120 PV (ver descripción) - Sellos: Tigre → Dragón → Pájaro → Tigre - Velocidad: Moderada - Alcance y dimensiones: -
El usuario, tras formular la serie de sellos, recibe una técnica basada en fuego de un adversario y la absorbe por la boca, canalizando el chakra empleado en crearla y realizando una transformación inversa que lo devuelve a su pureza original. A pesar de que el usuario ingiere el chakra, no podrá añadirlo a sus reservas, sino que lo expulsará en forma de una débil cantidad de humo negro que irá expulsando desde su boca durante unos cuantos turnos, dependiendo de la potencia del jutsu tragado.
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