Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Saori escuchó atento la historia del joven y, de inmediato, se arrepintió de haber preguntado por su familia, pues lo padres del chico había muerto antes incluso de que él pudiera hacer recuerdos suyos, lo cual era muy triste, pero, al menos, parecía haber crecido en un ambiente familiar bueno, liderado por su abuelo.
—Vaya... lo siento Koji. — Se rascaba la nuca algo nervioso, no sabía muy bien qué decir. —¿Y qué es eso de que tu familia es muy grande? ¿Tienes muchos tíos y primos? ¿Vivís todos juntos?
No sabía por qué, pero aquello le chocaba un poco, toda la familia viviendo en una misma casa, en vez de hacerlo separados por núcleos familiares, era algo muy clásico para el Sarutobi.
—¿Y qué es eso de que tu familia es muy grande? ¿Tienes muchos tíos y primos? ¿Vivís todos juntos?
—De verdad que no debes preocuparte, estoy bien. En cuanto a mi familia se podría decir que es algo parecido a lo que defines. Por algún motivo, mucho tiempo atrás, una parte del clan del que procedo decidió aislarse, y bueno, desde entonces vivimos siendo una gran familia. —Dijo mientras trataba de tranquilizar al Sarutobi, a la par que respondía a su pregunta.
Mientras se llevaba otro par de cucharadas a la boca, el joven Kaguya se detuvo a pensar un momento.
—La verdad es que ya nadie recuerda el porque mis antepasados se aislaron, y tampoco se mucho del resto de mi clan. Soy el primero en salir del bosque en mucho tiempo, y mi intención es que muchos otros sigan mi ejemplo.
El kusajin se mantuvo con la mirada perdida en el frente durante un momento, hasta que el sonido de la cuchara tocando el fondo vacío del plato le saco de su trance.
Saori escuchó atentamente a Koji, que le explicó un poco el origen de aquel tipo de vida tan familiar o de clan, que al parecer se aisló hacía mucho tiempo y vivían por su cuenta, lo cual le llamaba la atención sin duda.
—Entonces cargas un gran peso sobre tus hombros. — Respondió de primeras. —Pero la verdad, es bonito querer ser el faro que guíe al resto de tu clan, un referente...
Y entonces vino la pregunta del kuseño, que se interesó por la vida de Saori.
—Pues soy de Uzushiogakure — Dijo señalándose la bandana, anudada al cuello. —Mi vida es más clásica, vivo con mis padres, les ayudo en su restaurante y entreno cuando puedo, la verdad, muy normalita. — A pesar de todo, era una vida que le encantaba. —Aunque ahora quiero cambiar un poco, me voy a tener que centrar más en los entrenamientos, ¿sabes? El otro día tuve un encuentro... esclarecedor, y necesito mejorar.
Se encogió de hombros y le dedicó su atención de nuevo al plato que tenía al frente, llenándose la boca de nuevo.
—Aunque ahora quiero cambiar un poco, me voy a tener que centrar más en los entrenamientos, ¿sabes? El otro día tuve un encuentro... esclarecedor, y necesito mejorar.
—Bueno, si te sirve de consuelo hace poco que a mi también me han hecho ver que necesito esforzarme más, en cuanto a lo del faro, si es bonito, aunque he de admitir que también es una escusa para saciar mi propia curiosidad.
Si algo le gustaba a Koji era ir con la verdad por delante, al menos siempre que no le perjudicase directamente. Koji pasó a recordar su infancia en el bosque, y como ésta parecía ahora estar mucho más lejana.
—La vida en el bosque no es mala, pero la verdad es que llega un día en que todo es conocido, ya no pasan cosas nuevas y el día a día te va consumiendo. Estoy agradecido a mi abuelo por darme la oportunidad de ver el mundo, así que no les puedo fallar. —Dijo de manera profunda mientras miraba el fondo del tazón, en el cual solo quedaba un pedazo de naruto, el cual Koji miraba casi hipnotizado, como si su espiral le hiciera clavar su atención y perderse en esta hasta alcanzar a sus pensamientos más profundos. —Esforcémonos por ser mejores cada día. — Agito la cabeza, intentando escapar de la autohipnosis.
Mientras Koji hablaba, el Sarutobi aprovechó para apurar al máximo su plato, al que solo le faltó darle un lametón para dejarlo completamente limpio, pero no se atrevía a hacerlo, le daba demasiada vergüenza.
—La vida en el bosque no es mala, pero la verdad es que llega un día en que todo es conocido, ya no pasan cosas nuevas y el día a día te va consumiendo. Estoy agradecido a mi abuelo por darme la oportunidad de ver el mundo, así que no les puedo fallar. Esforcémonos por ser mejores cada día.
Saori se quedó un momento pensativo, la verdad era que concordaba un poco con la visiónde su compañero, pero realmente era algo normal en el estilo de vida que habían elegido, al menos al principio, donde su vida se basaría en entrenar, realizar misiones y poco más aparte de alguna que otra escapada que se dieran el lujo de permitirse.
—¿Sabes qué? Me apetece entrenar un poco, así bajo la comida. — Empezó el muchacho. —¿Te apuntas?
Si querían esforzarse, ¿por qué no hacerlo en aquel preciso momento?
Tras oír esta invitación el Kaguya se vino arriba, demasiado rápido tal vez.
—En la aldea donde vivo jamás se rechaza una buena sesión de entrenamiento, solo por aclarar, ¿quieres decir combatiendo verdad? —Intento aclarar el kusajin antes de enfrascarse en un malentendido, que bien podría traerle algún que otro problema.
En kusagakure, los combates estaban a la orden del día y Koji lo había aprendido a base de practica, era raro el día que se escapaba de alguno de estos, incluso, había ocasiones que se había peleado por ver quien pagaría el almuerzo.
—En la aldea donde vivo jamás se rechaza una buena sesión de entrenamiento, solo por aclarar, ¿quieres decir combatiendo verdad?
El Sarutobi sonrió, y asintió enérgicamente, haciéndole gracia que Koji hubiera querido aclarar aquello, para evitar malentendidos.
—¡Claro! Es una buena oportunidad, ¿no crees? — Dijo el joven. —Eso sí, tampoco hay que tomárselo muy muy enserio, ¿eh? No vaya a ser que alguno salga mal parado. — Diría, recordando el último combate que había tenido que, a pesar de haberse llevado a cabo en una ilusión, acabó con los dos participantes muy malheridos.
Saori se incorporó, sacó su cartera y pagó su parte de la comida, esperando que el joven kuseño hiciera lo mismo.
Una vez aclarado el tema del entrenamiento, Koji saco su cartera, al igual que momentos antes había hecho su compañero y se dispuso a pagar su parte.
—¿Vamos?
Cuando las cuentas estuvieron saldadas, asintió con la cabeza.
—Esta zona está bastante transcurrida pero si nos alejamos un poco hacía el bosque seguro que tenemos algún claro que nos sea bastante más aceptable. Ah y no te preocupes no creo que sea necesario llegar a esos extremos de combates. —Dijo mientras esbozaba una sonrisa.
Tras caminar durante unos minutos, Koji vislumbró una zona llana, no excesivamente grande, pero si lo suficiente para el cometido que querían darla. Estaba rodeada de algunos arboles jóvenes, que fácilmente podían ser la mitad de grandes que los demás, y el terreno parecía ser de tierra algo más compacta, por lo que no se producirían demasiados tropezones absurdos. Por la apariencia de la zona, parecía que algún tiempo atrás había sido terreno de cultivo, quizás de algún local de la zona.
—¿Te parece bien este lugar? Si quieres pon tu las reglas, yo puedo amoldarme.
Ambos shinobi pagaron sus respectivas cuentas y, una vez terminado aquel trámite, salieron del local, en busca de una zona más apropiada para un entrenamiento, teniendo en cuenta que, tal y como había dicho Koji, aquella era una zona de paso, por lo que era bastante transcurrida y podrían tener problemas en caso de empezar allí, por lo que ambos se adentraron un poco en el bosque.
Saori se limitó a seguir al kuseño, que parecía desenvolverse bien en aquel tipo de terreno hasta que, al cabo de un par de minutos, encontraron un claro lo suficientemente grande par la labor que ambos shinobi querían darle.
—¿Te parece bien este lugar? Si quieres pon tu las reglas, yo puedo amoldarme.
El Sarutobi asintió, parándose a pensar un momento en las reglas que utilizarían en aquel combate, no sabía si aprovecharse de la situación o simplemente, dejarlo estar y utilizar aquello como una verdadera prueba de sus entrenamientos. Finalmente, decidió esto último.
—¿Qué te parece si utilizamos unas reglas básicas? Nada de golpes bajos, evitar hacer grandes daños y, si alguien quiere rendirse, basta con decirlo, ¿te parece?
Aquello les daba muchas posibilidades, todas, de hecho, así aquel sería un entrenamiento productivo.
—¿Qué te parece si utilizamos unas reglas básicas? Nada de golpes bajos, evitar hacer grandes daños y, si alguien quiere rendirse, basta con decirlo, ¿te parece?
—Me parecen correctas, así evitaremos daños serios que aun tengo que volver a la aldea y reportar.
Tras las palabras el Kaguya se acerco a su rival y le tendió la mano cerrada, con tan solo los dedos índice y corazón extendidos, esperando que lo que su compañero de villa le había enseñado fuese internacional.
—Realicemos el sello de la confrontación y empecemos. —Dijo mientras esperaba enfrente del muchacho con el brazo estirado, a que él realizase su parte.
17/04/2021, 11:35 (Última modificación: 17/04/2021, 11:37 por Sarutobi Saori. Editado 1 vez en total.)
Koji aceptó sin dudar las normas propuestas por el Sarutobi, y acto seguido, se acercó hasta él, realizando el sello de la confrontación, con los dedos índice y corazón extendidos.
—Realicemos el sello de la confrontación y empecemos.
Saori hizo lo propio, aquel ritual era algo que, a pesar de habérselo inculcado desde el principio, no terminaba de entender, aunque tampoco le molestaba, por lo que, una vez lo hubieron realizado, el joven tomó distancia con un par de saltos hacia detrás, dejando, aproximadamente, cuatro metros de separación entre ambos.
—Vamos allá. — Diría el joven, cambiando su semblante risueño por uno más serio, más adecuado para la situación.
Saori, por el momento, iba a esperar para ver cómo se movía su contrincante.
Ante la falta de movimiento del joven Sarutobi, Koji le dio una llamada de atención, parecía bastante claro que la intención del joven no era la de atacar primero, pero eso no haría que el kaguya se precipitase contra su rival.
No era la primera vez que por acercarse a lo loco, caía en una trampa, así que decidió iniciar su ofensiva manteniendo una distancia prudencial. Su rival había saltado hacia atrás buscando la que parecía la misma estrategia, así que, por que no probar él.
—¿Estas seguro de que no prefieres empezar? Está bien, si tanto quieres mantener la distancia empecemos así. —Mientras el Kaguya realizaba de manera rápida y consecutiva los sellos del Perro, el Caballo y el Pájaro, cogió una bocanada de aire que después expulso y que acorto distancias rápidamente.
Saori simplemente sonrió ante las palabras del chico, que rápidamente comenzó una secuencia de sellos desde la distancia. El de Uzusiogakure tensó los músculos, dispuesto a reaccionar a lo que viniera, y así lo hizo.
Desde la boca de Koji salió una ráfaga de aire que buscaba hacer contacto con el cuerpo del Sarutobi, recortando rápidamente la distancia que había entre ambos, pero éste la esquivó fácilmente moviéndose hacia la derecha, a la vez que realizaba una serie de sellos, para, en cuanto se paró, ya fuera del alcance de la técnica de su rival, expeler un chorro de llamas que buscaría a su oponente con fiereza.
Tras esto, el joven se posicionaría a una distancia de poco más de dos metros de su rival, esperando la reacción del mismo, al fin y al cabo, aquello era la toma de contacto, no podían ir al cien por cien desde el inicio.
¤ Katon: Tenka no Jutsu ¤ Elemento Fuego: Técnica de Ignición - Tipo: Ofensivo (fuego) - Rango: C - Requisitos:Katon 10 - Gastos:
12 CK
(Katon 20) (multiplicable x2)
(Katon 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales:(Katon 80) El chorro puede ser lanzado de forma parabólica - Sellos: Dragón → Tigre → Liebre - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
La técnica avanza 3 metros, y el estallido abarca 1'5 metros de diámetro (multiplicado x1)
La técnica avanza 8 metros, y el estallido abarca 2'5 metros de diámetro (multiplicado x2)
La técnica avanza 10 metros, y el estallido abarca 4 metros de diámetro (multiplicado x3)
Tras la realización de los sellos, el usuario expele un chorro de llamas de pequeño tamaño, que avanza hasta un objetivo o una superficie y estalla en llamas. Si las llamas del estallido se tragan al oponente, recibe el daño completo de la técnica. El ejecutor de la técnica puede controlar su poder libremente administrando la cantidad de chakra que libera al utilizarla. Es una técnica básica de elemento fuego.
Koji al ver que su oponente evadía sin mucha dificultad su primer ataque se puso en guardia, sus reflejos no eran nada malos.
Tras haber evitado el primer ataque, el Sarutobi salto a la carga sin perder tiempo y tras una consecución de sellos, una gran ola de llamas se dirigió rápidamente hacia él. Imitando a su rival, se propuso evitarlo saltando rápidamente hacia la derecha y tras aterrizar a salvo de las llamas sobre su rodilla, hizo emerger de manera rápida dos pares de huesos, un par de sus palmas y otro de sus codos.
Mientras los codos empezaban a brotar, se abalanzó hacia adelante intentando tantear a su rival, primero con un corte cruzado con los huesos de sus palmas de abajo a arriba, para continuar la serie con los huesos de sus codos de arriba a abajo, intentado hacer contacto en el torso de su rival.
—PV:
120/120
–
—CK:
52/100
– - 24 CK (Yanagi no Mai: 4 huesos) (divide chakra)
El Sarutobi había realizado aquel ataque como tanteo, tratando de averiguar si su rival realmente podía darle un combate interesante ya que, tal y como había hecho el propio Saori, podría esquivar aquellas llamas sin más problemas y, efectivamente, así fue, lo que no se esperaba fue su siguiente movimiento.
De las palmas de las manos de Koji empezaron a salir unos huesos, al igual que de sus codos y el pelinegro se quedó ojiplático, sin creérselo y quizás aquello le hizo reaccionar un poco tarde, pero reaccionó.
Sacó sus dos kunai lo más rápido que pudo, agarrando uno con cada mano, de tal manera que fue capaz de frenar el golpe ascendente de su oponente haciendo chocar un kunai con cada filo de hueso de su oponente y manteniéndolo en quieto.
—¿Pe-Pero qué cojones es eso?
Rápidamente dio un salto hacia atrás, adquiriendo una distancia de dos metros con su rival y, mirando a su rival, pasando su mirada de los huesos a sus ojos, se puso en guardia, con un kunai en cada mano, y ambas por delante, a la altura de su rostro y, de repente, Koji vería un fuerte destello que salió de una de las armas, cegándolo por unos momentos, impidiéndole ver el kunai que recorría rápidamente la corta distancia que los separaba, tratando de clavarse en su muslo izquierdo.
¤ Iaido: Nikkou ¤ Camino del Iai: Brillo del Sol - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos:Kenjutsu 10 - Gastos: 5 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Ceguera de unos instantes - Carga: 2 - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: 5 metros
El término Iaido representa un estilo específico de kenjutsu que consiste en movimientos limpios, controlados y rápidos de desenfunde y enfunde de la espada, de una forma tan rápida que resulta imperceptible. De esta forma, se consigue confundir a un posible enemigo. Este arte fue inventado por los samuráis, y desarrollado como un arte de lucha con espada instantáneo capaz de anticiparse a los sellos manuales de los shinobi. En esta aplicación del Iaido, el usuario desenfunda ligeramente la espada y vuelve a enfundarla imperceptiblemente, reflejando la luz del Sol (o una luz artificial, o de la luna si está visible) y potenciándola con su chakra, generando un destello lo suficientemente cegador como para incapacitar a un grupo de adversarios durante un pequeño instante. Después de cada uso, la técnica se va volviendo más predecible y evidente.