Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
10/09/2016, 11:32 (Última modificación: 10/09/2016, 11:33 por Uchiha Akame.)
El chico, que había aguardado paciente durante un buen rato, se levantó de un salto en cuanto oyó girarse el pomo de la puerta del despacho. Así, cuando el Kawakage y los otros gennin entraron en la estancia, él ya estaba de pie, tieso como una estaca, frente a ellos. Llevaba una camisa de lino, blanca, y pantalones cortos color marrón claro sujetos por un cinturón negro al que tenía enganchado su portaobjetos. Tenía el pelo, que le llegaba por los hombros, recogido en una coleta corta y baja. Sus ojos negros y profundos los examinaban con ávida curiosidad, tratando al mismo tiempo de ser discretos. Luego se clavaron en los de Yubiwa, tan misteriosos como siempre.
—Discúlpame por no haberte dado aún ningún detalle sobre la misión, Akame, pero quería que estuviérais todos.
Diligente, el aludido inclinó la cabeza y se dobló en una reverencia cuidadosamente calculada; lo bastante profunda como para transmitir una gran carga de respeto, pero lo suficientemente leve para no parecer un lameculos.
—No tiene por qué disculparse, Kawakage-sama —contestó, y su voz sonó tan calma y suave como siempre.
Luego se fijó en el resto de sus compañeros. Primero, un chico que parecía tener su edad, de complexión similar a la suya aunque mucho menos trabajada, y mirada astuta. Y luego dos kunoichis. Una de ellas tenía una melena dorada como ríos de luz de Sol, y era sumamente bella. Akame tuvo que luchar una batalla a muerte contra su corazón para conseguir apartar la mirada de aquella chica. Y la otra, menos agraciada, era pelirroja y transmitía un aire de... «Demencia».
El Uchiha se inclinó también, mirando a sus compañeros.
—Me llamo Uchiha Akame. Es un placer conoceros, estoy seguro de que tendremos éxito en nuestra misión.
10/09/2016, 17:44 (Última modificación: 10/09/2016, 17:47 por Uchiha Datsue.)
Por el flanco derecho, el izquierdo, de frente e incluso de espaldas. Como en la más encarnizada batalla, Datsue no sabía ni de qué ataque cubrirse primero. Y mucho se temía que, en aquella ocasión, el Sharingan no le serviría en absoluto.
El último en reírse fue Yubiwa, que soltó una carcajada estruendosa por los comentarios de sus amigas. ¿Amigas? Yo más bien diría zo…
… Su pensamiento se vio interrumpido por un hombre, alto y fornido, que intercambió un par de palabras inaudibles con el Kawakage. Instantes después el Uchiha se encontraba subiendo por las escaleras y echando un último vistazo atrás, donde Anzu se había quedado, sin explicación alguna, fuera de la misión.
El Uchiha chasqueó la lengua, contrariado, justo después de perderla de vista y volver a mirar al frente. Las explicaciones de Yubiwa no eran alentadoras, desde luego. Una misión peligrosa que solo podían realizar jóvenes Gennin. Desvío la mirada hacia Noemi, cuyos dieciocho años le parecían estar lejos de ese requisito.
Suspiró. Supongo que el hecho de nacer guapa te concede algunos privilegios. No seré yo quien me queje, desde luego.
Cuando llegaron al final del camino, una nueva sorpresa aguardaba a Datsue: un chico de cabellos azabaches aguardaba en la habitación. Un tal Akame, de ojos negros como el petróleo y porte recto, que realizó una reverencia perfecta ante Yubiwa.
No tiene por qué disculparse, Kawakage-sama, quiso imitarle, poniendo voz de pito. No sabía si le caía mal por haber reemplazado a Anzu o simplemente porque no sabía si podría manipularle durante la misión.
No le pasó desapercibida la forma en que miró a Noemi, aunque no le preocupó. ¿Por qué iba a preocuparse? Tenía la cara demasiado afilada, la nariz torcida como si se la hubiesen roto en un par de ocasiones y, además, ni tan siquiera era…
—Me llamo Uchiha Akame. Es un placer conoceros, estoy seguro de que tendremos éxito en nuestra misión.
... Uchiha. Datsue chasqueó de nuevo la lengua en un gesto involuntario. Desvió fugazmente la mirada hacia Noemi y, luego, puso los ojos en blanco.
Últimamente tenía muy mala suerte.
—Uchiha Datsue —se presentó, imitando su reverencia—. Será un placer dejarme guiar por ti en esas tierras tan... lejanas —Tierras cuyo nombre todavía desconocía. Quería preguntarlo, pero como le parecía mucho más importante preguntar primero por la recompensa, cambió de idea—. ¿Puedo preguntar a qué rango correspondería esta importante misión?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Por un instante la pelirroja se planteó seriamente el agregar lo que ella se sabía de Datsue, lo que había pasado ese día en el que ambos se encontraron junto con Haruto a una parda de genins de otras aldeas y de paso, el Uchiha se había ido corriendo al vacío afirmando que había sido un genjutsu pero tanto Yubiwa como todos los demás se le habían adelantado lo suficiente como para terminar caminando en grupo hacia la oficina del último mencionado.
~¿Qué me perdí…? ~Se preguntó a si misma mientras intentaba rememorar lo que le había ocurrido para perderse ‘tanto’ pero la única conclusión a la que logró llegar fue que en realidad no reaccionó muy rápido y ya, no fue demasiado lo que pasó entre medio, lo que si, la explicación del Kawakage no le terminaba de convencer, no por la falta de detalles específicos sino más bien, que haya dicho algo sobre genins jóvenes y más capacitados para la tarea… ~Como le diga lo que pasó… ~Ritsuko había llegado a la conclusión que mejor se guardaba eso por lo menos hasta la vuelta o seguramente terminaría buscando algún otro perro perdido en lugar de irse de la aldea por algo más entretenido.
Finalmente, los cuatro llegaron a la oficina donde les esperaba otro shinobi que a juzgar por su edad estaría más cerca de Datsue que de ella o mismo de Noemi… ~¿Yubiwa sabe nuestras edades…? ~Se preguntó a si misma pero guardó silencio por un instante hasta que halló un instante de silencio en el que podría hablar, mínimo para responder a la presentación del otro Uchiha.
—Kazama Ritsuko, un gusto. —Respondió apenas. Seguía lo suficientemente nerviosa como para querer evitar abrir la boca de más, mínimo hasta escuchar lo que el Senju tuviese para decirles.
A Datsue a estas alturas lo mejor era ignorarle totalmente. En poco tiempo había entendido que la mayoría de lo que decía o era mentira o simplemente buscaba ganarse el favor de… Pero cuando las papas queman sale su verdadera naturaleza como el día en que… ~¿¡Qué pasó con Haruto!? ~En ese instante la pelirroja desvió la mirada hacia la puerta de una forma algo brusca como quien olvida algo en la estufa pero… Poco a poco fue enderezando la cabeza hasta quedarse algo cabizbaja y pensativa. ~Nunca más lo vi…
Algo que no la terminaba de convencer a Noemi era la idea de correr semejantes peligros en una de sus primeras misiones fuera de la aldea, es cierto que había tenido sus historias fuera pero nada con la importancia de una misión de rango S aunque todavía desconocían todos los detalles así que mucho no podría opinar.
La cuestión era que todos terminaron marchando en dirección a la oficina del kawakage donde esperaba el último integrante del equipo improvisado. ~¿Por qué será que la morena no viene...? ~Se preguntó la rubia que mantenía su semblante sereno ya que la situación así lo ameritaba.
No sabía qué era lo peor, si tener por aliados una vez más a Datsue el manipulable y a la loca de la calavera o mismo, tener un compañero del que nada sabía. Lo único a favor de este último era la opinión del propio Kawakage pero la Senju no estaba muy convencida de todas maneras. Tampoco diría nada para contradecir a su jefe incuestionable.
Al abrirse la puerta del despacho, un chico bastante joven al igual que les acompañaba hizo acto de presencia, parecía ser un tipo bastante respetuoso a diferencia del allí presente Datsue que no hacía más que aparentar algo que no era y ciertamente comenzaba a fastidiarle a la rubia. Aunque este nuevo...
—Sakamoto Noemi. El placer es todo mío, Akame. —Respondió la mayor de las féminas allí presentes acompañando sus palabras con una reverencia no tan marcada como las de los otros pero si con una sonrisa bastante más amena que la que había mostrado momentos atrás al Uchiha que tenía al lado.
—¿No puedes esperar a que Kawakage-sama hable...? —Espetó al impaciente "niño" que tenía a su lado.
~Tanto apuro... Si de todas formas nos va a dar todos los detalles posibles para que no nos matemos. Quiero creer. ~Pensó la rubia al tiempo en que se cruzaba de brazos y depositaba su peso sobre una pierna de modo que su cadera se vio ligeramente inclinada hacia un lado.
—Lamento que hayáis malinterpretado que mi sentido del humor signifique que podéis tomarme por el pito del sereno. Soy vuestro kage, no lo olvidéis —espetó.
»Datsue, ¿qué tal si dejas de pensar en la pasta que te vas a llevar al bolsillo y te concentras en no morir? Si sigues con esa actitud no va a tardar en suceder.
»Noemi, ¿eres de un rango superior a Datsue como para reprender a tu compañero? ¿No, verdad? Pues seré yo el que le tenga que decir ese tipo de cosas. Y más vale que dejéis de pelearos. Esto no es ningún juego.
Suspiró, y se recostó un poco en el asiento.
—Vale, ahora que estamos todos tranquilos y en posición de concentrarnos en lo que de verdad importa, vayamos al grano. Como os he dicho, esta es una misión de rango S. Estáis cumpliendo un servicio para la aldea. No, para la Alianza.
Dio una cabezada hacia Akame, señalándolo.
—Akame vino a Takigakure desde Inaka, en el País del Viento. Allí es donde os dirigís. La Alianza está investigando a varios países bajo sospecha de espionaje contra las tres grandes aldeas el día de la final del Torneo de los Tres Dojos. Además, sabemos que tienen al Kyuubi. Lo que no sabemos es quién es.
»Tenemos nuestras sospechas con cierto territorio, y los ANBU están investigando al respecto, pero no podemos dejar cabos sueltos. En el País del Viento se está moviendo desde hace tiempo una organización de la que nos han llegado noticias preocupantes.
Se hacen llamar Sabaku no Sinsheiji. No estamos seguros, pero creemos que el Señor Feudal del País del Viento podría estar intentando hacer resurgir la Aldea Oculta de la Arena. Y últimamente he oído demasiadas cosas sobre fantasmas que vuelven del mundo de los muertos como para no preocuparme.
Hizo un ademán con la mano.
—Esto no os va a gustar, pero aquí es donde entráis vosotros... La organización busca y recluta continuamente nuevos ninjas para la causa. Niños, sobretodo. Adolescentes. Genin descontentos de otras aldeas.
»Datsue, eres hijo de un traidor a Takigakure y en Takigakure no nos gustan los traidores, así que te íbamos a ejecutar. Buscarás refugio en la organización para evitarlo. Conocerás a un misterioso muchacho que dice venir del País del Viento y tener un lugar para ti. Es de tu sangre, así que te fías de él. Un Uchiha como tú.
Ritsuko, Noemi, por un momento imaginad que sois hermanas. Noemi estaba muy enamorada de Datsue, el traidor, y quiso fugarse tras él. Ritsuko, intentaste pararla, pero cuando os vieron a los tres juntos, ya era demasiado tarde. ¡Increíble, os acusaban de traición a todos! Discutid un poco de vez en cuando entre vosotras, que se note que hay rencor.
Akame... Tú te harás pasar por el descendiente de un linaje de ninjas de Sunagakure que ha oído hablar de la organización... por mi parte. Te envié de misión como espía, pero me has traicionado, y te has encontrado a otro grupo de traidores de camino. Qué maravillosa casualidad. Y uno de ellos es un Uchiha. Qué útil podría serle a la Arena... ¿verdad? Juntos podréis devolverle la gloria a Suna.
Tomó aire.
—Buscaréis la manera de entrar... U os encontrarán a vosotros. Una vez dentro, tendréis que investigar bien si han tenido algo que ver con lo de los Dojos. O con el kyuubi. O con... Diantre, con cualquier cosa de este mundo de locos.
Ah... Y si véis a alguien con el pelo plateado y que se ríe de una forma un tanto estridente...
A Yubiwa le dio un visible escalofrío.
—También me lo decís. Es de máxima prioridad. Pero no os enfrentéis a él. Es extremadamente peligroso.
15/09/2016, 23:37 (Última modificación: 15/09/2016, 23:39 por Uchiha Akame.)
Al joven gennin de Inaka no le pasó inadvertida la actitud de su nuevo compañero de misión. «Uchiha Datsue... Interesante. Se ha molestado porque me he quedado mirando a la chica, Noemi, y luego otra vez cuando me he presentado. ¿Ha sido mi nombre? No, no tiene nada de especial. ¿La reverencia? Podría ser. O... ¿mi apellido?» Akame pensaba a toda velocidad, tratando de deducir el motivo de aquel chasquido de lengua —signo evidente de molestia o contrariedad— por parte de su pariente lejano. No por necesidad, ni siquiera por estrategia. Simplemente le entretenía aquel juego, analizar y resolver.
«Las personas son como un puzzle. Algunas son profundas y complicadas, como un buen puzzle, y otras son tan llanas que no merece la pena perder el tiempo con ellas». La voz de Kunie resonó en sus pensamientos. ¿Qué tipo de puzzle eres tú, Datsue-kun?
El Uchiha se fijó luego en la otra muchacha, la pelirroja de aspecto extraño. Kazama Ritsuko, decía llamarse.
Hechas las presentaciones, Yubiwa pasó a explicarles a todos el meollo del asunto. Akame aguantó el chaparrón con un estoicismo admirable —del que su maestra estaría orgullosa— mientras el Kawakage les relataba inquietantes revelaciones hechas por sus ninjas, de las que el joven Uchiha ya era plenamente consciente. Refrenó el impulso de pánico, que fue el primero en llegar, y trató de mantener la calma. Debía pensar con claridad. «Está claro que sabe algo, pero... ¿hasta qué punto? No tiene sentido mandar a cuatro gennin a una misión de infiltración de rango S. ¿Está poniendo toda la carne en el asador con nosotros? No me lo trago. Quizás sabe demasiado, quizás sabe quién soy en realidad, y me está poniendo a prueba. Quizás somos un señuelo, y en cuanto Sabaku no Sinsheiji venga a por nosotros, salgan ANBU de la Alianza hasta de debajo de las piedras. O tal vez está mandando un mensaje, quizás está diciendo "eh, he descubierto a vuestro polluelo"... Demasiadas posibilidades».
Akame evaluaba cada uno de los escenarios mientras Senju Yubiwa les ponía al tanto de sus coartadas. Eran simples, demasiado simples como para que alguien tan inteligente como el Kawakage de Takigakure pensara que podían colar. «Puede que este hombre no sea tan inteligente, al fin y al cabo... No, Akame, eso es imposible. Tiene bajo su mando al servicio de inteligencia de una de las Grandes Aldeas. Puede saberlo todo». En aquel momento, el joven espía estaba cruzando un precipio con una caída de doscientos metros sobre un hilo ninja.
—Entendido, Kawakage-sama —respondió, lacónico y firme como una estatua.
Sentía que la camisa empezaba a presionarle el pecho, y realizó un sencillo ejercicio mental para relajarse. Esperó a que sus compañeros confirmaran las órdenes de Yubiwa, y se despidió con una escueta reverencia, para luego salir del despacho.
«No puedo dejar que descubran nada importante, pero necesito que esta misión acabe con éxito. Sería la forma perfecta de ganarme la confianza de Yubiwa y de mis compañeros. Sí, debo hacerles creer que han ganado, pero, ¿cómo?». Entonces una tímida sonrisa se dibujó en su rostro, allí donde nadie pudiera verla. «Un señuelo».
Allí los esperaría. A los tres muchachos a los que tendría que llevar hasta Sabaku no Sinsheiji con su mano derecha, mientras hacía la misión fracasar con su mano izquierda.
Con el tiempo, la imagen dicharachera y carismática que transmitía se había ido erosionando a una que se acercaba más a su verdadero ser: la del charlatán y embustero que en realidad era. Eso no ocurría con las personas que conocía desde hacía poco tiempo, como la canguro de su hermana, pero sí con la gente que conocía desde hacía años. Había jugado alguna mano malas, las suficientes como para que ahora su castillo de naipes se desplomara frente a sus narices.
Primero fue Noemi, con una frase cortante que denotaba cierto hastío por él. Luego, llegó el turno de Yubiwa, que en seguida reconoció la codicia en la pregunta de Datsue y no dudó en ponerle de nuevo en evidencia. El Uchiha tendría que trabajar muy duro si quería limpiar su imagen y, concretamente, recuperar la confianza del máximo líder de su Aldea y la mujer más bella de Taki. Era de vital importancia para él…
… Especialmente para poder volver a mentirles.
Pero lo que se le avecinaba en aquellos momentos era mucho más prioritario. Yubiwa, lejos de confirmar su broma de mal gusto sobre la misión de rango S, volvió a reiterar que se trataba de una misión de máximo peligro. ¡Tendrían que infiltrarse en la Aldea Oculta de la Arena, nada menos! Fingiendo ser el hijo de un traidor y huyendo de una más que certera ejecución. Noemi, por su parte, le tocaba algo más fácil, puesto que solo tendría que acompañarle por su amor por él. ¡Ni siquiera tendría que fingir, la muy condenada! Tan solo discutir de vez en cuando con su supuesta hermana.
Cuando Yubiwa terminó de dar el discurso, el Uchiha no podía estar más blanco.
—La hostia —el exabrupto se le escapó de lo más profundo del alma, definiendo mejor que cualquier otro gesto o palabra lo que estaba sintiendo en aquellos momentos. Sin ser capaz de poder articular más palabras que aquella, dio media vuelta y siguió a Akame.
En el umbral de la puerta, se detuvo un segundo y, antes de continuar, no pudo evitar murmurar de nuevo:
—La hostia.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Un regaño por aquí, otro por allí, era sorprendente que a la pelirroja no le haya caído ninguno de paso pero se callaría la boca o le caería alguno. Así al menos podría escuchar lo que el Kawakage tuviese para decirles sobre la misión a la que pretendía enviarlos que... A no ser que se tratase de llevar un pergamino de un lado al otro, corrían demasiados peligros para su gusto.
—Además, sabemos que tienen al Kyuubi. Lo que no sabemos es quién es.
~¿Ya nos mató un jodido bijuu y quiere que nos vayamos a ver a otro...? ~Cuestionó en su mente la kunoichi que trataba de mantener su expresión más habitual para no llamar en lo más mínimo la atención aunque claro, todavía se percibía cierto nerviosismo en ella. ~Alguno probablemente termine muerto. ~Pero no sería ella la que lo dijera, al menos no ahora.
De cualquier manera la explicación del kage siguió dando algunos detalles sobre lo que ellos tendrían que hacer y había que admitir que los papeles que tendrían que jugar eran bastante pobres, en particular el que la pelirroja tenía que llevar junto con la rubia pues... ~No nos parecemos en nada.
—Entendido. —Fue lo único que atinó a decir antes de salir de la habitación.
Ni bien saliera del campo visual de su líder, Ritsuko se revolvería el cabello con fuerza, como si estuviese en plena rabieta. ~¿¡Quién se va a creer que somos hermanas!? ~Era lo único que la tenía alterada de momento, total, lo de las peleas con rencor incluido eran sencillas para ambas puesto que... Ya las tenían.
Tras un potente golpe a la autoestima de Noemi, el Kawakage finalmente comenzó a darles todos los detalles relacionados a la misión.
La rubia al menos no podía afirmar estar feliz con todo aquello, mucho menos con el papel que tendría que interpretar según su superior pero si no se le ocurría algo mejor que eso en pleno viaje tendría que hacerlo, además que no podía darse el lujo de improvisar porque una compañera se vería afectada, aunque hablábamos de la infame pelirroja...
De todas formas, allí se mantenía la Senju, en silencio y algo cabizbaja escuchando con suma atención todo hasta finalizado el discurso de Yubiwa tras el cual los otros genins abandonaron el despacho y ella no sería la excepción.
—Sí señor. —Dijo la kunoichi acompañada de una ligera reverencia para luego seguir a sus compañeros.
—Bueno... —Por un miserable instante Noemi pensó en lanzar una propuesta al grupo, como para emprender la marcha o algo por el estilo pero estaban justo frente a la puerta del Kawakage por lo que seguramente la escucharía.
~Entonces somos cuatro genins con total libertad de acción independientemente de lo que sus compañeros digan. ~Pensó algo irritada mientras se alejaba de la puerta en la misma dirección por la que había llegado. ~Va a ser un caos... Y un milagro si salimos vivos de allí. ~Si fuese por ella lo diría, pero claro, como Yubiwa la escuchase la mataba allí mismo por lo que mejor callarse y quedarse con sus ideas solo para ella, a saber como se las arreglarían entre los cuatro.
27/09/2016, 20:31 (Última modificación: 27/09/2016, 20:32 por Amedama Daruu.)
—Esperad —advirtió Yubiwa, antes de que los genin saliesen por la puerta—. Esperad. Es demasiado básico.
El líder les hizo volver a entrar, y les mostró la palma de la mano mientras con la otra se acariciaba la barbilla durante un largo lapso de tiempo, reflexionando. Sus párpados, entrecerrados, dejaron ver aquellas dos anillas doradas y se clavaron en Akame.
—Te he estado observando, Uchiha Akame. Eres bueno disimulando tu disconformidad, diligente y muy obediente. Eres discreto y sutil. Se te ve de los que son capaces de mantener mentiras, y gordas. Raramente te pones nervioso, y raramente se te nota. No es tu pulso, porque te mantienes firme. Apenas sudas cuando te dicen algo que no te gusta. Pero esa mirada...
(percepción alta vs voluntad media-baja)
—Para mantener una fachada primero te la tienes que creer. Y tú no te la crees. Lo acepto, de verdad, no me molesta. Ahora que lo pienso... Puede que estas excusas sean demasiado burdas. De modo que...
»Contemos una media verdad.
Yubiwa suspiró.
—Iréis en busca de información sobre el grupo. No le digáis a nadie de donde habéis sacado esa información. Es evidente que soy yo, pero es que quiero que se note. No os haréis pasar por nadie. Seréis vosotros mismos. A vuestra edad dudo que sepáis mentir tan bien como para aguantar una fachada tan frágil como el cristal.
»Supongo que tras hacer muchas averiguaciones, tarde o temprano darán con vosotros. Lo que pase después y la excusa que daréis para que confíen en vosotros y no os maten... Es otro cantar. ¿Se os ocurre algo? ¿Akame? Siempre has sido muy suspicaz.
Aquella órden, tan sencilla y escueta, bastó para que la sangre se le helara en sus propias venas. Akame ya tenía una mano sobre el pomo de la puerta del despacho cuando el Kawakage dijo aquella palabra, que recayó sobre él como una sentencia de muerte. «Tranquilo. Tranquilo. Tranquilo...» Cerró los ojos un momento, y su mano zurda se movió, instintivamente, hasta tocar el bulto que llevaba en el bolsillo izquierdo de su pantalón ninja. El leve tacto de su preciada tabaquera de cuero bastó para conseguir calmarse y retomar el control de sus emociones.
—Sí, Kawakage-sama.
Diligente, se dio media vuelta y esperó junto a sus compañeros. Mantuvo la mirada fija en la nariz de Yubiwa —un sencillo truco para disimular que no era capaz de sostenerle la mirada, aunque así lo pareciese—, hasta que éste abrió los ojos. Entonces Akame notó como aquellos orbes dorados como la miel, tan parecidos a los de Kunie que daba miedo pensarlo, se le clavaban en lo más hondo. Y allí, el joven Uchiha halló la inevitable verdad.
«Lo sabe»
A partir de ese momento, era sólo cuestión de esperar que el Kawakage decidiera no ejecutarle en el acto... Cosa que, aunque poco probable, le fue pareciendo al Uchiha más y más plausible conforme Yubiwa hablaba. Pese a que sus compañeros quizás no supieran leer entre líneas, aquella mirada y las palabras que la acompañaron dejaron muy claro que Yubiwa no era ningún estúpido. «Claro que no lo es, ¡es el maldito Kawakage de Takigakure no Sato! ¿En qué demonios estaba pensando Kunie-sensei cuando me mandó aquí?» Notó una punzada de dolor cerca del corazón al dudar de su maestra.
—... Es otro cantar. ¿Se os ocurre algo? ¿Akame? Siempre has sido muy suspicaz.
El Uchiha se irguió más de forma instintiva. Sentía como si una hoja de frío acero estuviera ya tanteando su gaznate. Llegaba el momento de descubrir cartas y la cosa pintaba bastos, de modo que no le quedó otro remedio que mostrar su mano al completo.
—Soy originario de Inaka —«Al diablo con todo»—. No levantaría demasiadas sospechas si hubiese oído algún rumor sobre este grupo. Mi padre podría haber tirado de sus contactos en el gremio de comerciantes, en la corte del Daimyo —tragó saliva de forma casi imperceptible—. Y quizás yo pensara que podría ayudar al grupo robando información de una de las Tres Grandes Aldeas.
Calló. La nariz, torcida tras varias roturas, le picaba a horrores, y los ojos dorados de Yubiwa le seguían pareciendo igual de aterradores. «Las mejores mentiras son aquellas que guardan algo de verdad», le había dicho una vez Kunie-sensei. Ahora su alumno esperaba que realmente fuese así.
—Un ninja siempre debe tener un plan B —agregó, sin haber sido preguntado, porque sabía que aquella idea era demasiado buena como para que se le hubiese ocurrido sobre la marcha.
Perdón por el día de retraso. Ayer fue mi cumple y fui vilmente secuestrado
Un rayo de esperanza, como el condenado bajo la guillotina cuando observa cierto revoloteo inusual entre el público, inundó el corazón de Datsue cuando el Kawakage les mandó volver. Yubiwa, siempre tan diligente con su persona, se encargó rápidamente de hacer bajar esa guillotina para no dar pie a confusión.
Tan sólo había que cambiar la coartada, pues al parecer el Kawakage había notado ciertos indicios en la mirada de Akame de que no le convencía. Datsue no le culpaba. Él no estaría convencido ni con el mejor plan del mundo.
Jo-der. Esto es un suicidio, pensaba Datsue, mientras Yubiwa explicaba la nueva manera de enfocar la misión. Un JODIDO suicidio. Una misión de rango S a unos simples Gennins, manda huevos. Pero… joder, la recompensa debe de ser jodidamente enorme. Suficiente dinero como para poder comprar un… Carraspeó y bajó la mirada, nervioso de que el Kawakage le hubiese estado observando durante todo aquel tiempo. Joder, ¡concéntrate! ¡Que el muy cabrón es capaz de leer la mente! Nada de pensar en dinero. Nada de pensar en dinero.Nada de pensar en dinero.Nada de pensar en dinero.
—… ¿Se os ocurre algo? ¿Akame? Siempre has sido muy suspicaz.
Tras unos segundos de bloqueo, en los que Datsue trató de procesar toda la información, empezó a caminar en círculos alrededor de la sala, con ambos dedos índices a cada lado de la nariz, los pulgares bajo el mentón y la mirada perdida en algún punto del suelo. Siempre tenía aquella costumbre cuando trataba de concentrarse en algo, y, por primera vez en mucho tiempo, ese algo no se trataba de ninguna manera ingeniosa de conseguir dinero. Tan solo de sobrevivir.
Detuvo su paso y señaló a Akame, subiendo y bajando el dedo de forma cómica cuando éste terminó de relatar su plan.
—Creo que tú y yo nos vamos a llevar muy bien. Sí, me gusta tu idea. Tan buena que hasta podría haber ocurrido de verdad… —su piel pareció palidecer—. ¿Deberíamos preocuparnos? —preguntó, con voz tensa, para luego acabar esbozando una sonrisa pícara. En seguida se cuadró de nuevo, al recordar que el mismísimo Kawakage estaba presente en la sala.
—Un ninja siempre debe tener un plan B.
—Por supuesto, por supuesto. Aunque también he de decir que a mí, particularmente, me gustaba el plan de Yubiwa-sama —Especialmente la parte de… De forma inconsciente, sus ojos se desviaron durante una milésima de segundo hacia la silueta de Noemi—. Pero, siguiendo el hilo de este plan, y sí lo que me pedís, Yubiwa-sama, es una excusa para que no me maten y confíen en mí siendo yo mismo… Pues bien, siempre he sido partidario de una representación gráfica para estas cosas, así que si me lo permitís, y pido de antemano que no se me ofenda nadie por la actuación, aquí voy...
Se aclaró la garganta, estiró el cuello a un lado y a otro, haciéndolo crujir, y cogió aire de forma lenta y pesada. Entonces suspiró.
—Soy Uchiha Datsue, infame shinobi de Takigakure conocido en todo el mundo por dejarse sobornar en el Torneo más célebre de las últimas décadas, frente a los ojos de las tres grandes naciones y los tres grandes Kages. El mundo piensa que soy un corrupto, y que no hay nada en todo Oonindo al que no venda por un precio... —esbozó una sonrisa traviesa—. Quizá tengan razón. Quiere saber, shinobi de la Arena, ¿por qué os estaba buscando? —preguntó, como si Yubiwa representase el papel de ese shinobi de la Arena— ¿Quiere saber la verdadera razón? Porque estoy harto —soltó, con voz cansada—. Harto de que las las pocas ganancias que tengo se dilapiden en los gastos de alquiler, luz y agua. Harto de tener que pagar por unas armas que la propia Villa debería proporcionarme. Harto de impuestos abusivos —a medida que hablaba, su voz se iba crispando más y más—, de arriesgar la vida cada día por el mismo salario que gana cualquier camarero de poca monta en Shinogi-to. ¡Así no hay quién se haga rico! —terminó por vociferar, con la vena palpitando en su frente y la cara roja, tan metido que estaba en su papel. Aunque, entre todas las vertiginosas palabras que se iban sucediendo una tras otra por su boca, una duda asomó en su mente: ¿era en verdad un papel?—. Es por eso que he pensado en cambiar de aires. Buscarme un jefe más… justo. Y no crea que vengo con las manos vacías —Datsue se estaba viniendo arriba—. ¡Oh, no señor! Quiero hablar con su jefe y proponerle algo —los ojos de Datsue brillaron de la emoción—. En realidad, ¡ofrecérselo! Ofrecerle la mayor arma que una Aldea pueda tener. Un arma con la que pueda dar un golpe sobre la mesa y empequeñecer a los mismísimos tres grandes Kages. ¡Y todo por el módico precio de cinco mil ryos, una auténtica ganga! Lo que ofrezco, en definitiva, es…
»…a Ayame, la Jinchuuriki de Amegakure.
Soltada la bomba, Datsue esperó unos segundos para que causase el efecto deseado. Solo entonces se permitió relajar el gesto y suspirar:
—Fiuu… Quizá me haya venido demasiado arriba con eso último, ¿verdad? Tengo que pulir algunas cosillas, es cierto. No tengo esa sutileza ni ese pulso para mentir tan bien como Akame —dijo, repitiendo las palabras de Yubiwa—. Supongo que me falta mucha práctica… Pero la idea es esa, hacerme pasar por un shinobi corrupto que busca otras vías de ganarse el pan. Me gustaría proponer, y con esto ya acabo, que Ritsuko y Noemi mantengan la farsa que usted tan hábilmente tejió para ellas. Fingir que son hermanas y que Noemi esté perdidamente enamorada de mí, porque creo que sería demasiado sospechoso que cada uno de nosotros tuviese su propio motivo para traicionar a la Villa. Además —añadió, con la boca pequeña—, tampoco sería muy difícil de fingir…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Se dijo por ahí justo cuando los cuatro planeaban salir del despacho y muy probablemente a arreglar algunos detalles antes de partir hacia la misión. Seguramente podrían aprovechar el viaje para pulir un poco el asunto de las coartadas pero antes tenían que atender lo que su jefe les diría.
O mejor dicho, lo que diría a Akame que era el único que expresó descontento de alguna manera sin mencionar a Datsue que parecía haber muerto psicológicamente hablando.
De momento Ritsuko permanecía a un lado de la puerta a la expectativa mientras escuchaba absolutamente todo lo que tenían para decir, después de todo ella al menos no sentía ninguna necesidad por abrir la boca ni acotar algo porque su papel, más allá del asunto del parentesco entre kunoichis, no tendría problemas con desarrollarlo porque usualmente así como Yubiwa lo dijo era como ellas se trataban a diario. ~¿De dónde sacan todas esas cosas? ~Se preguntó a sí misma en lo que Akame hablaba y seguido a él Datsue. ~Dan muchos detalles del descontento que se supone que sienten sus personajes, demasiado para ser pura mentira. ~Razonaba la pelirroja sin soltar ni una sola palabra y tratando de no demostrar el miedo que sentía ante la posibilidad de morir si hacen algo mal.
Una vez que ambos Uchihas terminaron de hablar la pelirroja aprovechó para dar su opinión al respecto, aunque intentando mantener la compostura claro.
—No sé si se traguen lo de que… —Hizo una ligera pausa mientras buscaba la palabra correcta. ~No creo que caiga en gracia que hable así de un compañero. ~Estuve a punto de llamarle como normalmente hacía, pero quién sabe, hay quienes se lo toman a mal. —Que Noemi y yo somos hermanas, peor si hay alguien de Taki por ahí dando vueltas y reconozca nuestros apellidos. O sea, Kazama soy la única, es sabido por la aldea que soy hija única por suerte, y los Sakamoto… Soy pelirroja, suficiente para decir que no soy una de ellos. Si damos nuestros apellidos reales y explicamos por qué nos odiamos nos estaríamos apegando bastante a la realidad así que sería fácil mantener la coartada.
—El motivo por el que traicioné a la aldea pueden ser miles, entre ellos lo que usted dijo de que seguía a Noemi y terminé cayendo como traidora también porque si ella se va me quedo sin alguien para molestar. O cualquier otra cosa podría valer, según todo mundo estoy loca, me puedo valer de eso sin problemas. —Concluyó la kunoichi, lejos de pensarse algo tan elaborado como lo de sus compañeros por el miedo que existía de que realmente el Kage pensase que aprovecharía ese instante para soltar todas sus inconformidades sin motivo.
~Más vale suelto cosas personales con una persona y nada más, sin meter demasiadas cosas de la aldea de por medio. ~Se decía a sí misma. ~Yubiwa no lee mentes, ¿no?
Todos estuvieron a un simple paso de retirarse del despacho de no ser por el pedido del propio Kawakage que los obligaba a permanecer al menos por un momento adicional. ~¿Será un regaño? ~Se preguntó la rubia en lo que volvía a su posición anterior a unos cuantos pasos del escritorio de su superior.
Y así fue como cada uno de los integrantes del equipo comenzó a narrar distintos planes de acción para pasar desapercibidos, con tanto detalle que hasta daba cierto miedo que fuese algo improvisado en menos de un minuto. ~Si fuera Yubiwa los golpearía o algo. ~Se dijo a sí misma pero claro, la falta de experiencia personal en este tipo de cosas le jugaba en contra y aquel Senju que tenía frente a sí era el Kawakage por algo.
—No tengo problemas con mi papel original, tampoco con el de Ritsuko así que por mí que así sea. —Fue lo único que comentó la rubia.
¿Falta de ideas? Para nada, realmente le iba a ser muy sencillo el apegarse a su papel porque hasta hacía muy poco lo había hecho por sí misma, lo de pelear con la pelirroja sucede en cada encuentro y por qué no… ~Puede que me sea más fácil fingir con Akame. ~Se planteó por un instante, aunque la mirada la mantenía clavada en Datsue quién… Bueno, si realmente esperaba que ella cumpliera con la promesa tendría que hacer muy buena letra.
Lamento tanto la tardanza como lo corto pero siento que Noemi no tiene realmente mucho para acotar en el asunto que están tratando.
15/10/2016, 23:22 (Última modificación: 15/10/2016, 23:23 por Amedama Daruu.)
Yubiwa aguardó, muy serio, a que sus shinobi expusieran, uno a uno, sus ideas. No reaccionó con ninguna de ellas excepto con la de Datsue, en la que más de una vez no pudo evitar abrir mucho los ojos, o levantar una de sus enormes cejas, o las dos, o parpadear perplejo.
—Ahora ya no me convence lo de las dos hermanas, de modo que Noemi, Ritsuko, ceñíos a lo que os acabo de decir. Os he mandado de espionaje, os han pillado.
»Akame, tu papel en esto es evitar, precisamente, que maten a los otros tres. Eres originario de Inaka, como tú dices, y esa excusa... me convence. Tira de tu labia y tal vez... tal vez consigáis entrar todos dentro.
Suspiró, dejó pasar unos tensos segundos, y anunció:
—Partid, pues. Akame, Ritsuko y Noemi, primero. Esperad a Datsue abajo, él se queda conmigo un momento.
Aguardó a que los muchachos cerraran la puerta detrás de sí y se acercó a la ventana. Se aseguró de abrirla bien abierta, para que todo el mundo que hubiera cerca le escuchase gritar:
—¡ESTOY HARTO DE TU OSADÍA! ¿¡CÓMO SE TE OCURRE DECIR TODO ESO DE TU PROPIA VILLA!? ¡SEGURO QUE LO PIENSAS DE VERDAD, MALDITO MOCOSO! ¡¡DIANTRE, SEGURO QUE AQUÉL DÍA ME VOMITASTE A LOS PIES CON GUSTO, HIJO DE PUTA!!
Yubiwa le guiño un ojo.
—¡¡No contento con deshonrar a la villa varias veces, quieres deshonrar a la Alianza ofreciéndole al enemigo un importante recurso!! ¡¡Mocoso, cuando vuelvas de esta misión, si es que vuelves, te espera una temporadita en el calabozo!!
A mitad de su discurso, el Kawakage arrojó un pergamino a Datsue. En él, rezaba:
Vigila a Uchiha Akame. Creemos que puede estar involucrado con la organización como doble espía. Intenta averiguar todo lo que puedas sobre él y sobre su auténtica afiliación.
Yubiwa le hizo un signo para que le devolviese el pergamino.
¡¡¡Y ahora, largo de aquí antes de que te pegue tal somanta de palos que... que... vamos, tira!!!
Se acercaría a él, abriría la puerta del despacho y lo empujaría fuera. Después, cerraría de un portazo.