Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Murmullos y más murmullos empezaban a adueñarse de las gradas de aquel lugar que ejercía de coliseo.
Empezaba a sentir vergüenza ajena.
El tipo no hizo más que mantenerme la mirada como si se tratase de su jutsu definitivo. Pero obviamente no pasó absolutamente nada.
Si quieres pelear ven y pelea. Vamos, sube, que aquí te espero. Que ya me estoy cansando que hables tanto
Tenía cojones la cosa. Ahora resultaba que el que le daba palique era yo. Se iba a enterar de lo que era bueno. Un par de hostias bien dadas para comenzar, luego ya iríamos a mayores.
-Oh, por supuesto, me había olvidado de que eres un maldito cobarde
Empecé a correr, en dirección al pilar a medida que mi chakra se iba dirigiendo hacía mi extremidad zurda. ¡Clic! De nuevo salió mi kunai al exterior pero esta vez para emitir un brillo impactante que se colaría en las retinas del calvo causándole dolor y ceguera durante unos instantes de oro. Instantes en los pondría en marcha mi verdadera estrategia.
Abajo, sobre el césped y exactamente había realizado el destello con el kunai me vería, cruzado de brazos como si esperase a que bajase para reanudar la pelea.
*Ahora*
Pero debía darse cuenta de mi estratagema a tiempo o iba a comerse otra ofensiva más. Pues se trataba de un simple bunshin. Yo me había dirigido hacia el pilar, escalandolo por detrás de Karamaru para llegar hasta la superficie y efectuar una patada sobre la espalda, justo en las heridas provocadas anteriormente para que viese las jodidas estrellas.
Un Ninjutsu que crea una copia intangible del cuerpo del usuario, sin ningún tipo de sustancia ni solidez. Puesto que el clon, por sí mismo, no tiene la habilidad de atacar, y sólo puede utilizarse pues para confundir al enemigo, normalmente empleado en combinación con otro tipo de Ninjutsu o tácticas. Es una técnica muy básica, pero con ingenio puede utilizarse de forma efectiva. Los clones se disipan cuando entran en contacto con cualquier cosa. Pueden ser fácilmente diferenciados de una persona por usuarios de Dōjutsu. Un usuario con ojos normales puede también distinguir los clones del original, puesto que éstos no tienen sombra y no causarán perturbaciones en el área que les rodea (no levantarán polvo, aplastarán la hierba, etc).
¤ Iaido: Nikkou ¤ Camino del Iai: Brillo del Sol - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Kenjutsu 10 - Gastos: 5 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Ceguera de unos instantes - Sellos: - - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: 5 metros
El término Iaido representa un estilo específico de kenjutsu que consiste en movimientos limpios, controlados y rápidos de desenfunde y enfunde de la espada, de una forma tan rápida que resulta imperceptible. De esta forma, se consigue confundir a un posible enemigo. Este arte fue inventado por los samuráis, y desarrollado como un arte de lucha con espada instantáneo capaz de anticiparse a los sellos manuales de los shinobi. En esta aplicación del Iaido, el usuario desenfunda ligeramente la espada y vuelve a enfundarla imperceptiblemente, reflejando la luz del Sol (o una luz artificial, o de la luna si está visible) y potenciándola con su chakra, generando un destello lo suficientemente cegador como para incapacitar a un grupo de adversarios durante un pequeño instante.
«¿Cobarde ¿Me ha llamado cobarde? ¿A mí? ¿Justamente a MÍ?.....
...Bueno tal vez que si, pero es que no me gusta la humillación. Si tan solo este Yota lo entendiera, creo que el otro me caía mucho mejor aunque ahora este... bueno esta...»
Un poco de nostalgia le agarró al calvo mientras esperaba los movimientos de su oponente. A cada segundo que pasaba sentía que la derrota se acercaba más y más pero no se iba a rendir, eso no era propio de un Habaki. Si tenía que perder perdería con orgullo y honor, pero las cartas todavía no estaban echadas y podía pasar cualquier cosa.
Tal vez no tenía lo que había que tener para derrotar a su rival en un combate pero... ¿Y si le ganaba sin combatir? Mientras mas lejos se fuera de su oponente menos chance tenía de recibir algún golpe e incluso tal vez podría llevar a que Yota se aburriese de correrlo por todo el estadio. Era buena idea pero el orgullo del calvo lo llevaba a morir peleando que corriendo como un tonto, aunque no tendría que morir ese día. Por lo menos eso esperaba.
¿Me has llamado cobard....?
Un destello de luz contaminó la vista de Karamaru que instintivamente puso su mano frente a sus ojos. Hubiese jurado que su contrincante había brillado como un ángel pero después de poco segundos todo volvía a la normalidad. Había corrido unos pocos metros solo para brillar como un idiota y quedarse ahí parado. ¿Acaso le estaba haciendo una broma? ¿Acaso lo estaba provocando? ¿Acaso quería que perdiese su calma y su prudencia? ¿Acaso lo estaba incitando a actuar en contra de las reglas que le enseñaron toda su vida?
Porque si era así lo había logrado. El inexperto gennin saltó del pilar cayendo sobre el enemigo listo para darle un puñetazo derecho justo en su rostro. Estaba enojado, lo estaban humillando y no le gustaba para nada, pero la humillación sería mayor cuando atravesase a un clon y apenas pudiese amortiguar la caída para no darse un porrazo.
Estado del Calvo
PV:
44/100
–
CK:
130/130
–
Causados:
Recibidos:
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Jamás pensé que en mi vida encontraría alguien que picase de cuatro patas ante una estratagema tan simple como la del bunshin. No alcancé a darle la patada pero vi como saltaba al vacío, donde se encontraba el clon. No me detuve, seguí con mi carrera para ver qué era lo siguiente.
Karamaru saltó para darle un puñetazo al clon y pronto se vio envuelto en una ligera nube de humo.
*Acabemos con esta tonteria*
Me dolía en el alma que aquel tipo no presentase amenaza alguna. Más me dolía que me hiciesen pelear con alguien de tan bajo nivel. qué poca consideración tenía en mi propia aldea para que me enviasen a un evento de aquel calibre. De hecho, parecía más una función cómica que un torneo de combates.
Con la rabia instalada en el cuerpo, el kunai empuñado con la zurda y la rodilla derecha avanzada salté al vacío para acabar cayendo sobre la espalda ya maltrecha del calvo, provocando que lamiese la hierba del estadio. Mi mano diestra bloqueó la suya, con la que tenía empuñado su kunai y mi zurda, también armada pprocedió a acercar el frío del acero a la sensible piel de su cuello, como si del beso de la muerte se tratase.
-Será mejor que no muevas ni un pelo-le advertí entre las carcajadas del público que evidenciaban la humillación-De hecho te aconsejo que te retires antes de que te llevas una cicatriz, ¡Ríndete!-
Mi kunai seguía apuntando su yugular, pero hasta el momento no había efectuado corte alguno.
El calvo ya estaba acabado. No había podido ni tocar a su rival que después del engaño del clon seguramente estaría al acecho. Todo apuntaba a que el combate estaría llegando a su fin, pero Karamaru no se rendiría ni se limitara a dejarse perder. Él tenía que ganar, demostrarle a ese tal Yota que no soportaría ser ni derrotado ni humillado.
El engaño hizo que el pelado actuase sin pensar pero no lo iba a repetir, tenía que ser un poco mas inteligente y previsor. Si la idea de su rival era atacarlo sin que se diese cuenta Karamaru iba a intentar todo lo posible para no dejarlo. Estaba un poco cansado ya, pero sus ganas de ganar lo animaban.
Sabiendo, o casi sabiendo, que Yota lo atacaría se levantó lo más rápido que pudo y comenzó a correr para adelante tan apurado que prácticamente se movía hasta con las manos. Cuando apenas había recorrido unos dos metros pudo escuchar el golpe que provenía de atrás. Se dio vuelta y pudo ver a su contrincante cayendo sobre el lugar donde estaba Karamaru. Al lado de Yota estaba el kunai del calvo que se había dejado al caer contra el suelo.
«Uff, por poco...»
Era verdad, había escapado por los pelos y casi arrastrándose por el piso, pero a fin de cuentas había evitado el golpe y lo que sería, seguramente, el final del combate.
Preparado para tomar la ofensiva comenzó a realizar sellos de manos frente a su pecho y como si el calor comenzase a acumularse en el ambiente su estómago comenzó a quemar y el ardor se fue trasladándose hasta sus labios de donde emergió una gran bola de fuego que recorrería los dos metros que había hasta su rival.
Estado del Calvo
PV:
44/100
–
CK:
118/130
–
-12
–
Causados: 20 PV por el Gokakyu
Recibidos:
¤ Katon: Gōkakyū no Jutsu ¤ Elemento Fuego: Técnica de la Gran Bola de Fuego - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Katon 10 - Gastos:
12 CK
(Katon 20) (multiplicable x2)
(Katon 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales:(Katon 80) Tanto el chorro como la esfera pueden lanzarse de forma parabólica - Sellos: Caballo → Serpiente → Carnero → Mono → Jabalí → Caballo → Tigre - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
1'5 metros de ancho y 3 de largo como lanzallamas (multiplicado x1) o 1'5 metros de diámetro, alcanza 6 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x1).
3 de ancho y 5 de largo como lanzallamas (multiplicado x2) o 2 metros de ancho, alcanza 8 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x2).
4 metros de ancho y 6 de largo como lanzallamas (multiplicado x3) o 3'5 metros de ancho, alcanza 15 metros antes de disiparse como proyectil (multiplicado x3).
Icónica técnica flamígera, popularmente asociada a los Uchiha, puesto que estos mismos la crearon, y son extremadamentes asiduos a ella. No hay un solo miembro del susodicho clan que sea incapaz de ejecutarla, puesto que el aprendizaje del Gōkakyū no Jutsu se utiliza como rito de adultez, de forma que los jóvenes Uchiha son considerados miembros de pleno derecho tan pronto la dominan. Eventualmente, la técnica fué aprendida por otros ninjas que también poseían chakra elemental de fuego, generalizando su uso. Acumulando el chakra, transformado en llamas, en el estómago, el ejecutor lo exhala por la boca, pudiendo hacerlo de dos formas: ya sea a modo de lanzallamas, con un chorro sostenido a lo largo de varios segundos, dirigible, o disparando una esfera ardiente que avanzará en línea recta. En ambos casos, la técnica abrasa al oponente, y deja un llamativo cráter allá donde impacte. La potencia y alcance pueden variar dramáticamente dependiendo del chakra que se utilice, llegando al extremo de lanzar bolas enormes.
Como corriendo a cuatro patas esquivé tu ataque y te lance el Gokakyu. No hay mucha ciencia la verdad
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
No daba crédito, ¡Pero si había mordido el anzuelo! Pero supo reaccionar a tiempo para que no le cayera encima y se hubiese terminado el combate. Pataleaba y se resistía a reconocer la inminente derrota. Lo tenía todo a mi favor. Llevábamos ya un rato y aun era hora de que me hiciera un solo rasguño.
Mi oponente corrió, tanto como sus piernas le permitieron pero no se alejó demasiado, ¿Qué tramaba? No iba a quedarme ahí como un pasmarote para comprobarlo. Así que con mi mano libre empecé a realizar una cadena se sellos mientras Karamaru empezaba otra.
*Liebre, perro, jabalí, buey y rata*
-¡Raiton: Kangekiha!-
La misma técnica que antes. Esperaba que en esta ocasión fuese más efectiva. Como hacía unos instantes, mis manos liberaron una cadena de rayos que avanzaron hacía su objetivo mientras el calvo lanzaba por su boca una bola de fuego.
*Katon... Al fin muestras tus cartas*
Ambas técnicas colisionaron pero fue la de naturaleza eléctrica la que salió vencedora tras aquella breve explosión y ahora ya nada la impedía impactar contra el de Amegakure con toda su fuerza.
Tras lanzar la técnica, correría en dirección a mi objetivo, esta vez no se iba a escapar.
¤ Raiton: Kangekiha ¤ Elemento Rayo: Ola de Inspiración - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Raiton 10 - Gastos:
12 CK
(Raiton 20) (multiplicable x2)
(Raiton 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: Liebre Perro → Jabalí → Buey → Rata - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones:
La ráfaga de electricidad abarca 1'5 metros y avanza 3 metros (mutiplicado x1)
La ráfaga de electricidad abarca 2'5 metros y avanza 5 metros (mutiplicado x2)
La ráfaga de electricidad abarca 4 metros y avanza 8 metros (mutiplicado x3)
El ejecutor genera desde sus manos una conjunción de descargas eléctricas que viajan e impactan al objetivo al unísono. El poder de la técnica puede variar mucho, dependiendo del chakra utilizado por el ninja. Puede utilizarse junto a técnicas Suiton para aumentar su potencia.
Tu Katon: 20PV + 20 (tu poder)=40
Mi Raiton: 20PV + 25 (mi poder)=45
Por tanto, gano el choque de técnicas y mi Kangekiha sigue avanzando con una amplitud de 1.5 metros y recorrerá 3 metros antes de desvanecerse
Primera vez que quería hacer daño y su rival se la detenía como si solo le hubiese arrojado un papel. Karamaru ya empezaba a dar lástima de si mismo y si lo que quería era evitar lo humillación no estaba haciendo lo correcto. De hecho, ya se estaba humillando solito. Finalmente se daba cuenta que seguramente lo mejor era simplemente entregar la pelea y reconocerse como derrotado, pero por lo menos ser lo suficientemente inteligente como para no continuar un combate en el que la victoria es imposible.
Su bola de fuego se vio reducida a algo menos que cenizas por los rayos de Yota que avanzaban sin piedad a un indefenso calvo que ya estaba agotado de ser tan superado. El que haya destruido su ataque como si fuese nada era la última prueba que necesitaba para saber que todo había terminado. El eléctrico ataque hizo vibrar cada partícula de su cuerpo unos segundos, aunque le daban el tiempo suficiente para saber que el pelirrojo se acercaba a toda velocidad hacia su cuerpo y a tan solo dos metros de distancia poco podía hacer para correrse.
En ese momento todo dependía de su contrincante. Podía dar el golpe de gracia que dejase a Karamaru como el perdedor definitivo y como un cuerpo inconsciente en el suelo, o solamente podría darle una segunda oportunidad con un golpe leve por lástima y pena y para continuar con la humillación.
Sea lo que sea Karamaru tenía bien en claro que pasaría después de ese momento. Volvería por la puerta arrepentido de haberse unido a un torneo en el cual no daba la talla y avergonzado de haberle mostrado a su Kage tan poco poder. Seguramente Yui se sentiría avergonzada de él como miembro de la aldea y como shinobi.
«Hasta acá llegué» pensaba el calvo mientras veía a su rival acercarse.
Estado del Calvo
PV:
24/100
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-20
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CK:
130/130
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+20
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Causados:
Recibidos: 20 PV
Recibo la técnica y me quedo quietito, diría paralizado
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Antes de que el choque de nuestros jutsus se produciese, cogí el kunai del suelo con la diestra y volví a esconder el que tenía en mi mano zurda, depositandolo en el mecanismo oculto, después corrí, siguiendo el Kangekiha hasta que este golpeó con toda su feruza a mi oponente, el cual recibió aquella descarga. debía estar muy pero que muy jodido para no moverse, como si se hubiese quedado paralizado. Quizás la situación le había sobrepasado. Qué lamentable adversario...
-Este es el final, ¡Habaki Karamaru!- grité, soltando la rabia de un solo golpe.
Por supuesto que no me detuve, buscaría sacar el máximo partido a la ventaja que me estaba dando el calvo.
Una vez estuve lo suficiente cerca de él, solté una patada directa a la boca de su estomago para posteriormente realizar un corte certero y esperaba que final en su mejilla derecha con el kunai que inconscientemente me había brindado aquel tipo.
Ironías del destino. Si todo iba como creía, el último golpe iba a darlo su propio kunai. Deliciosa ironía...
14/02/2016, 01:58 (Última modificación: 14/02/2016, 01:59 por Karamaru.)
Un Yota vio caer, otro Yota lo vería caer, esas casualidades de lo que algunos llaman destino. Karamaru tenía los minutos contados desde que había pisado ese terreno de combate y se atreviese a desafiar al que sería el hombre que lo derrotase sin siquiera echar una gota de sudor.
Escuchaba los pasos como si fueran de un gigante, retumbaban los sonidos en sus orejas, y lo veía aproximarse lentamente casi como si el tiempo tratase de detenerse. Pudo escuchar su nombre que provenía de los labios del pelirrojo acercándose más y más y tal vez fuese eso lo que lo hubiese hecho reaccionar aunque ya sin tiempo para dar un paso al costado. El alma le había vuelto al cuerpo y todo comenzó a suceder más rápido de lo que sus ojos podían percibir.
Sin darse cuenta y por instinto su brazo izquierdo cruzo su cuerpo como si buscase su bolsillo de lado opuesto. Sintió el golpe y el dolor que lo empezaba a empujar hacia atrás tras obligarle a levantar los pies del suelo y sin saberlo otra herida de combate le seguía a esa patada. El fino metal corrió por su piel dejando una línea de sangre tras él justo bajo su ojo derecho cortando su la superficie de su pómulo.
Su cuerpo se vio lanzado unos pocos metros hacia atrás, metros en los que se arrastró y dio vueltas por el suelo hasta frenarse con el cilindro que se alzaba en el estadio. Estaba consciente de lo que sucedía, Yota no había dado un golpe lo suficientemente fuerte como para dejarlo con los ojos cerrados tendido sobre el suelo. Ahora, recostado sobre el pilar metálico y con su cuerpo dolorido, empezaba a levantarse como podía. Hizo fuerzas con sus manos sobre sus rodillas, todavía tosiendo por el polvo que había tragado, y finalmente se irguió aunque con piernas tambaleantes. Llevó su mano derecha a su herida simplemente para tratar de detener al hilo rojo que se deslizaba por su mejilla. Sabiendo que esto no iba para más extendió su brazo derecho y dejó la mano manchada de sangre firme y al frente.
Ya no tengo nada que hacer.- le dijo a su rival entregando su mano para que se la estrechase.
No fue hábil ni inteligente para el combate, pero si era lo suficientemente listo como shinobi para saber que antes de ser derrotado en combate era mejor terminar las cosas antes de que se saliesen de control. No era una batalla en una misión y ni siquiera era contra un enemigo pero si una pelea no se podía ganar era mejor terminarla de otra manera que no sea la muerte o quedando inconsciente en el suelo. Uno tenía que reconocer sus limitaciones.
Estado del Calvo
PV:
11/100
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-13
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CK:
130/130
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Causados:
Recibidos: 13 PV
Bloqueé la patada
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
14/02/2016, 03:18 (Última modificación: 14/02/2016, 03:33 por Sasagani Yota.)
*¿Qué? ¡Maldito cabrón!*
¿Aquello fue un acto reflejo? Sin lugar a dudas debía de ser algo así, pero el navajazo se lo comió con patatas y guacamole hasta que no pudo sostenerse más en pie. el vuelo del kunai no se detuvo, aunque por el firme agarre de mi mano, eso sí. Tras el kunai unas gotitas de sangre del de Amegakure se deslizaban por el aire mientras el calvo besaba el polvo y acababa impactando con uno de los pilares de piedra del estadio.
Estaba hecho una puta mierda ya. No tenía sentido seguir dándole cera.
Suspiré mientras observaba el chico que, esta vez sin pedirlo, estaba dando el combate por finalizado. Había entendido que aquello no tenía más sentido y una retirada a tiempo siempre era mejor. La primera buena decisión que había tomado en toda la contienda. Extendió su mano y me fui acercando hasta él.
Lo miraba de arriba a abajo y realmente no tenía buen aspecto y parecía asombroso que se hubiese podido tan solo mantener en pie hasta aquel momento, pero la flaqueza le vino de golpe. En ese preciso momento me enseño una lección. En primer lugar, a respetar a tu enemigo y en segundo lugar que dar por finalizado un combate antes de tiempo podía ser una sabia lección. Lo recordaría para la segunda ronda.
Le tendí la mano.
-Esto es tuyo-dije mientras tiraba de él y le ofrecía el kunai con el que le acababa de rajar la mejilla-No debiste darme la iniciativa tan pronto-
La verdad es que fue esa primera acción la que acabo decantando la pelea, todo lo que ocurrió después fue consecuencia de ello.
Agache la cabeza y pasé su brazo por detrás de mi cuello, sosteniéndolo a peso para después dirigir mi mirada ensangrentada al arbitro.
-¿Tengo que curarle yo o vas a avisar a los médicos tu?-decía mientras caminábamos para dirigirnos a la salida por la puerta más cercana.
*Con esto supongo que estará satisfecha la Kuromibojin, ¿Verdad mamá?*
Agotado y dolorido esperaba que el pelirrojo se acercara hacia su posición para oficialmente dar por concluido el combate. Minutos de silencio prosiguieron a la acción de retirada del calvo en la cual ambos participantes solo si limitaron a mirarse y a contemplar el estado del otro.
Yota vería a una persona cansada y encorvada, llena de tierra y jadeante. Los ojos del pelado veían a un reluciente hombre que hizo lo que tenía que hacer para acabar con un inexperto en los combates. Ese era el momento, esos segundos que pasaban y pasaban con la gente tratando de entender por qué se quedaban quietos los combatientes, en el que Karamaru pensaba en que le habían servido esos entrenamientos en el templo, si es que acaso se podía llamar entrenamiento. Su antiguo maestro, un referente de gran nivel para el calvo, tal vez no lo había exigido lo suficiente como para igualar al nivel del mundo real.
Mientras veía acercarse a su rival, mientras esperaba el momento en que la piel de cada uno hiciera contacto con la otra y se aceptase el fin del combate, Karamaru se repetía una y otra vez la mismas dos pregunta.
«¿Seré demasiado débil para ser shinobi? ¿Debería volver al templo y dejar de lado mi camino?»
La decepción que el calvo sentía sobre si mismo era inigualable y acompañada de la humillación, vergüenza y sensación de debilidad se convertía a algo que estaba carcomiendo la mente de Karamaru por dentro. En tan solo minutos todo ese combate se había transformado en un duro golpe para él que hacía que reflexionase y ponga en duda cosas que pensó que nunca pondría.
El cruce de manos finalmente se concretaba y junto a eso un acto de bondad acompañaba el saludo de Yota. Un kunai que al verlo hizo que Karamaru sonriera. La amargura había pasado de largo en ese instante en el que se le ocurría utilizar su propia arma como un símbolo y una meta. Aunque era verdad, su inexperiencia le había llevado a tal vez entregar el combate en sus primeros instantes. Pero eso era para analizar después y con la cabeza despejada.
No voy a recibir este kunai de esa manera. Lo recuperaré de la misma forma en la tú la obtuviste, derrotándote en un combate. Hasta entonces, será todo tuyo.
El monje corrió la mano hacía atrás para dejar más clara la intención de que no iba a tomar el arma de metal. E incluso después, Yota mostraba otro acto que para él era de benevolencia pero para el calvo era otra muestra de debilidad. Si podía salir del estadio por sus propios medios por qué no hacerlo.
Gracias- dijo después del desafío de su rival para con el arbitro- Pero creo poder retirarme por mis propios medios.
Se despegó de su ya ex-contrincante y empezó a alejarse mientras veía a las gradas y observaba cada uno de los rostros de los aficionados que poco a poco se enteraban que el combate había concluido y el ganador era el pelirrojo por una obviedad. Tambaleándose pero caminando recto Karamaru hacia sus últimos pasos antes de volver a sentarse en esa pequeña habitación, unos últimos pasos antes de comenzar un período de reflexión profunda sobre su profesión y su persona.
Espero volver a verte, aunque tu nombre no me traiga buenos recuerdos- sentenció el pelado que le gritaba desde la distancia a Yota. Nuevamente recordaba ese momento y el terror y la nostalgia lo consumían. Tal vez podría obtener mejores recuerdos y experiencias con esta nueva persona aunque de mismo nombre.
«Algún día recuperaré ese kunai, algún día...»
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.