Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
La fecha de la primera ronda del torneo había llegado. Las gradas estaban repletas de gente de todos los países, más y menos influyentes, y los tres Kage aguardaban cada uno en un pequeño balcón reservado para ellos sólos y para su séquito. Los kage de la Hierba y la Lluvia observaban con desconfianza y recelo a la nueva líder, Gouna, que observaba con interés el terreno de juego.
Varios ninjas de Uzushiogakure se habían encargado de crear una barrera invisible que absorbería el chakra de las técnicas para que no alcanzasen a los espectadores en la grada más baja. El ring de combate era una plataforma muy amplia de madera, de treinta metros de diámetro, rodeada de un círculo de hierba. Los combatientes pelearían empezando cada uno a diez metros de distancia del otro, en el centro, y tendrían que incapacitar a su oponente, inmovilizarlo por completo o sacarlo fuera del ring para ganar.
Había dos puertas a ambos lados interiores del estadio, una para cada participante que entrara en el ring. Pero si uno se adentraba, descubriría enseguida que se trataba de unos pasillos con varios pares de puertas a los lados. Dentro habían pequeñas habitaciones de preparación con suficiente espacio, iluminación y un banco para que cada participante esperase su turno. Las habitaciones estaban insonorizadas y en cuanto alguien entraba dentro sólo se desbloqueaba cuando era debido.
A los participantes se les había reunido en silencio fuera del estadio media hora antes, sin permiso para hablar entre sí, y cada uno había sido conducido por un guardia hasta su correspondiente sala de espera, uno a uno detrás de otro mientras otro guardia vigilaba. De esa manera, no podrían saber contra quién iban a enfrentarse ni en qué cubículo estaba cada uno, por razones de seguridad.
La espera se hizo eterna. Pero finalmente...
Las puertas de dos cubículos se abrieron, y la voz del público reclamó desde el exterior la presencia de dos shinobi...
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Sus manos se encontraban nerviosas y cerradas en puños, temblando sobre sus piernas cruzadas mientras mordía su labio inferior sin que se diera cuenta. Estaba sentada sobre el pequeño banco e incómodo —o al menos eso le parecía a ella— de la estancia que le habían asignado cuando llegó y allí tenía que esperar hasta su nombramiento, ya que si se ponía de pie no lograría mantenerse ni dos segundos en la misma postura.
Suspiró y tomó un mechón de cabello que caía rebelde al lado izquierdo de su rostro mientras cambiaba la pierna cruzada por la otra que reposaba bajo la suya, sin embargo, indecisa por no saber en qué posición esperar; terminó por cruzar ambas sin darse cuenta de que comenzaba a tirarse del pelo.
«Tranquilízate Eri, todo irá bien, solo será como un entrenamiento... Sí, eso.»
Sus palabras no la reconfortaban lo más mínimo, y cuando volvía a cambiarse de posición la puerta empezó a abrirse, lo que le pareció una eternidad en verdad había pasado en menos de un par de minutos, y los gritos del público penetraron en sus oídos haciendo que su corazón acelerase sin querer y se olvidase por un instante de cómo respirar.
«Llegó la hora... ¿Habrá venido?»
La imagen de su hermano nubló su mente por dos segundos, luego negó, se levantó y giró la vista hacia la luz, con los ojos entrecerrados pues debía acostumbrarse a ella.
Cuando por fin sus ojos se acostumbraron a aquella cegadora luz comenzó a andar, lentamente, con algún que otro titubeo por parte de sus piernas hacia el lugar donde iba a tener lugar su combate. Echó la vista hacia arriba un par de veces pero solo logró ver a su nueva Uzukage y tragó saliva; aquello podría llegar a ser largo.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Su pie se movía de forma rítmica, de arriba hacia abajo, en un vano intento por descargar su tensión. Estaba inclinado hacia adelante, con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza entre las manos. Con los ojos cerrados, murmuraba para sí, repasando los planes de combate que había empezado a perfilar dos noches atrás. Hacía tan solo unos minutos, había modificado una de sus mejores estrategias. La había perfeccionado. Pero aquello no le bastaba. Todavía no se sentía tranquilo.
—¡Mierda, joder! —se levantó de un salto y pegó una patada al banco, frustrado.
¿Por qué se sentía tan nervioso? ¿Por qué no dejaba de oír el latido de su corazón palpitándole en los oídos, como si estuviese a punto de salírsele por la boca? Tenía el estómago revuelto y estaba pálido como la cera, y, en definitiva, estaba más nervioso que un Kusareño en una prueba de paternidad.
Motivos no le faltaban, desde luego. Le tocaba enfrentarse a un oponente desconocido, mientras era observado y juzgado por centenares de personas. Lo suyo, siempre lo había reconocido, no eran las peleas. Él era más de dar órdenes, de organizar el batallón desde el cobijo de la retaguardia. Poner su pellejo en riesgo era algo que, sencillamente, no estaba acostumbrado a hacer —ni creía que lo estuviese nunca—.
Pero ese no podía ser el motivo real. Si las cosas se le complicaban demasiado, siempre se podía rendir. Gracias a los Dioses, él no había heredado ese orgullo desmedido del que hacían gala algunos de sus compañeros de clan. Entonces, ¿por qué era?
—El público… —respondió para sí, finalmente.
En un duelo abierto, no había mentiras ni excusas que valiesen. Allí, en el tatami, frente a miles de personas, el Uchiha se mostraría por primera vez tal y como era. Todos sus defectos, todos sus miedos, quedarían al descubierto en el frenesí de la batalla, y más pronto que tarde, la gente empezaría a descubrir que el apodo de Datsue el Intrépido no le pegaba tanto como, por ejemplo, Datsue el Cobarde… y eso si eran generosos.
Se restregó las manos por los pantalones, secándose el sudor acumulado, mientras volvía a maldecir por lo bajo. Como acostumbraba en él, se había vestido para la ocasión. Una camiseta blanca con las mangas remangadas cubría su torso, con el símbolo de Uzushiogakure a la espalda. En su brazo derecho, su brazalete ninja, ocultando la marca del hierro. En su brazo izquierdo, anudado sobre el bíceps, un brazalete negro con las insignias de la anterior Uzukage y su fecha de muerte bordadas en blanco, como señal de luto.
Cuando las puertas se abrieron para él, el estadio aún tuvo que esperar un poco a que se asomase por ellas. «Vamos, joder. Un paso detrás del otro. Más simple no puede ser.» Respiró hondo por segunda vez, dejó escapar el aire lentamente por la nariz y se obligó a sí mismo a arrancar…
… Lo oyó antes siquiera de verlos.
Era el rugido del público, apenas contenido en sus asientos. Todo eran aplausos, vítores, ánimos… Enfocó la mirada y vio que todo el mundo le observaba. Que él era el centro de todo… Pero sorprendentemente, no se sintió intimidado por aquello, ni agobiado, ni nervioso. De pronto comprendía que aquella presión no era una carga para el combate…
…sino un regalo. Un estímulo que jamás había experimentado, pero que en ese mismo momento supo, le había enganchado más de lo que podría estar por el consumo de cualquier droga. Aquello era, comprendió, lo que los viejos mencionaban en sus cuentos con saborear la gloria… La fama.
Era una sensación demasiado extraordinaria y demasiado buena como para explicarla en palabras. Sin darse cuenta, había empezado a devolver los aplausos mientras caminaba hacia el tatami, con las palmas de las manos sobre la cabeza. Luego saludó con ambas manos a un lado y a otro, asegurándose de que ninguna grada quedase olvidada de su [i]magnamidad[i]. Incluso se atrevió a lanzar un par de besos fugaces, a nadie en concreto, mientras sonreía de oreja a oreja.
Sonreía, sí. Sonreía como hacía mucho tiempo no lo hacía, y cuando llegó a las escaleras del tatami, las saltó de tres en tres, con una energía sorprendente comparada con su habitual desgana por cualquier ejercicio físico. Caminó hacia el centro con resolución, a grandes zancadas, sin molestarse en mirar a su contrincante. No importaba. Ni siquiera el combate importaba ya. Aquellos millares de ojos —ahora se daba cuenta—, no habían ido allí para ver como varios críos recién salidos de la Academia se tiraban de los pelos. No. Habían ido allí para ver un espectáculo…
…y en aquello Datsue era todo un especialista.
Se cuadró frente a los tres grandes Kages y realizó una ligera reverencia. No permaneció mucho tiempo. Tenía cosas más importantes que hacer. Con un florido gesto de mano, deshizo el nudo de su lazo negro. Entonces lo elevó al cielo, mientras miraba hacia la grada donde estaban congregados los Uzureños. Con un movimiento solemne, se llevó la otra mano al corazón, e inclinó la cabeza en señal de respeto, en silencio. Esperó y deseó que los Uzureños hiciesen lo mismo, al entender lo que estaba tratando de hacer.
Uchiha Datsue nunca se había despedido de Shiona. En la Aldea no se había celebrado ningún funeral por ella, y él tampoco se había acercado al ahora llamado Lago de Shiona para ver su monumento. Aquel sería su pequeño tributo. A lo grande y ostentoso, como Shiona sabía que le gustaba a él hacer las cosas.
Se llevó el lacito a la boca y lo besó, para luego señalar con ambas manos al cielo —a Shiona—, y murmurar unas palabras que nadie salvo quizá ella pudieron oír…
—Siento la demora —se excusó, segundos después, tras encarar a su oponente y colocarse en la marca. Tras atarse de nuevo el lazo en el brazo, vio por primera vez de quién se trataba: una chica tan guapa como bajita, con el símbolo de Uzushiogakure grabado en su bandana. De ojos color magenta y cabellos púrpura, aquella imagen se parecía demasiado a la descrita por su compañero Hozuki Chokichi—. ¿Eri? —preguntó, casi completamente convencido de que no se equivocaba.
AO: 1
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Eri esperó lo más paciente que pudo a que su contrincante subiese a la plataforma donde se realizaría el combate, sin embargo desde que había salido solo se había dedicado a hacer aspavientos, reverencias, e incluso besó su bandana a modo de total espectáculo para el público o para los Kage que allí arriba se encontraban.
«Mierda, yo no he hecho ninguna reverencia... Ay... Soy lo peor...»
Se mordió su labio inferior con nerviosismo, ahora mismo se sentía una deshonra para su villa, seguramente su contrincante había hecho todo eso para honrar a la suya de tal manera que ahora los habitantes de la misma se sentirían orgullosos de tenerle como shinobi de entre sus filas.
Tomó aire y lo mantuvo en su interior, impaciente por saber quién era su contrincante de una vez por todas, comenzar y terminar aquello para huir de aquel lugar. Había descubierto una cosa aquel día: odiaba ser el centro de atención, pues la gente esperaría cosas de ella, y quizá la de cabellos púrpura no podría dar el espectáculo que todos estaban esperando.
Sin embargo, el aire escapó totalmente de sus pulmones cuando vio quién era el muchacho contra se iba a medir.
—¿Eri?
—¿Uchiha Datsue?
«¡Deja de decir el apellido Uchiha! ¡No dejarán de aparecer hasta que no dejes de decirlo!»
Eso fue lo que dijo una voz en su cabeza.
«¡Y encima de tu propia villa!»
Volvió a repetir.
Cerró los ojos con fuerza intentando oprimir aquella voz mientras se centraba en lo que tenía delante. Mierda, estaba en apuros; ¡era un genin de su villa! ¡Y encima Uchiha! Acabada se encontraba, adiós a la gloria y al espectáculo.
Aunque no podía evitar girar la vista hacia el público pues él hacía que captase toda su atención.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
El Uchiha esbozó una sonrisa bobalicona al ser reconocido. Aquella chica era una de las más guapas de su generación, ganadora junto a Noemi de la Votación Ultrasecreta de su clase, según le había revelado Chokichi. Debía ser, por tanto, también una de las chicas más populares… ¡y aún así conocía su nombre, sin haber siquiera coincidido una sola vez en clase!
«¿Y cómo no iba a reconocerme?», se dijo, vanidoso, alzando el mentón. «Soy Datsue el Intrépido, ¡pues claro que me conoce!»
—El mismo —respondió, por si le quedaban dudas, al mismo tiempo que la kunoichi cerraba los ojos. ¿Se estaba… concentrando para el combate? ¿O acaso era algún jutsu misterioso que requería mantener los ojos cerrados? El Uchiha no lo sabía, pero no podía permitir que siguiese adelante. Tenía que desconcentrarla, y el único modo de desconcentrar a una kunoichi adolescente era…—. Akame me habló mucho de ti, ¿sabes? —Su voz sonó suave... tan suave como el filo de una daga al clavarse por la espalda—. Me contó cómo le traicionaste… —El ceño se le arrugó de pronto, al mismo tiempo que el iris se le teñía de rojo y dos aspas surgían alrededor de la pupila. Luego, al recordar cómo Akame había mencionado cierta misión que había hecho con ella, dónde habían coincidido con un Ameriense llamado Daruu, añadió:—. En el Valle del Fin.
Dos noches atrás, Uchiha Datsue había trazado varios planes para el torneo. Primero, desechó la idea de intentar amañar el combate y ganarse así unas monedas. Había que ser estúpido —y demasiado iluso— para tener esperanzas en que alguien acudiese al enfrentamiento con los bolsillos llenos de diamantes listo para realizar el pago. Por eso, decidió que lo mejor era enfocarse en llegar a la final, y una vez allí, sabiendo de antemano quien sería su rival, probar fortuna con él antes de la batalla.
Para eso, claro, tenía que ganar las rondas previas. Él sabía, sin embargo, que su mejor baza no era el combate cuerpo a cuerpo. Si bien tenía pensadas algunas tácticas de combate —y una en concreto ya preparada—, prefirió centrarse en planificar el juego psicológico. Allí, donde la lengua ganaba a los puños, era donde realmente él era fuerte. Tenía, por tanto, dos opciones: dar pena a su rival para que no se esforzase al máximo; o desquiciarle lo suficiente como para que perdiese los nervios y la concentración.
La cuestión era: ¿cuál elegir?
Eri era una de las kunoichis más guapas que había conocido en su vida, y Datsue tenía cierta experiencia con aquel tipo de chicas. Tanto Koko como Noemi se caracterizaban por ser frías, rozando la insensibilidad, y dudaba que ninguna de ellas esbozase siquiera una mueca de aflicción ante la terrible enfermedad del corazón de Datsue —o cualquier otra patraña que se inventase—. Sin embargo, se encendían como mechas ante cualquier acusación…
… La elección era, por tanto, fácil de hacer.
—¿Me traicionarás a mí también, Eri? —preguntó, en voz baja pero crispada, como si realmente estuviese ofendido—. ¿Traicionarás a tu Villa, y a la memoria de Shiona-sama en este combate, tal y como hiciste con el pobre Akame?
Bomba de humo x1 [sellado, dorso de la mano derecha]
Hikaridama x1 [sellado, dorso de la mano izquierda]
Bomba de aceite x1 [sellado, antebrazo interno derecho]
Bomba adhesiva x1 [sellado, palma derecha]
Sello explosivo de clase B x1 [sellado, palma izquierda]
Portaobjetos básico (3/10) [Por el lateral derecho de la espalda, a la altura de la cintura]
Shuriken x1
Paquete de 15 makabishi x1
Hilo shinobi x1
Técnicas usadas:
¤ Ni Tomoe no Sharingan ¤ Ojo Giratorio de Dos Aspas - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Uchiha 25 - Gastos: 11 CK (divide regen. de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales: Destreza, Inteligencia y Percepción +6, Poder + 3 - Sellos: - - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
El célebre y temido Dōjutsu del clan Uchiha. Los miembros del clan no nacen con él, si no que lo desarrollan durante una situación de gran estrés o con riesgo de muerte. En su segunda versión, el Sharingan transforma los ojos del usuario volviendo de color carmesí sus dos iris. Ocupando un lugar concreto de una circunferencia imaginaria alrededor de la pupila, aparecen dos tomoe (coma).
Un ojo con dos tomoe permite al Uchiha registrar el movimiento de un oponente y copiar en menor medida sus movimientos. Para esquivar ataques que van a impactar, sin embargo, es la agilidad y la velocidad de reacción del usuario lo que realmente cuenta, a pesar de las predicciones. El usuario puede copiar sellos manuales e imitar técnicas en el momento de su ejecución (siempre, por supuesto, que su facultad de Uchiha tenga igual o más valor que el requisito de esa técnica), pero además es capaz de memorizar esas técnicas durante el resto de una contienda (con un máximo de tres técnicas, y si su facultad de Uchiha tiene igual o más valor que los requisitos de dichas técnicas).
Las dos aspas también permiten al usuario ver a través de los Genjutsu y percibir la realidad como realmente es. También permite al usuario ver a través del cuerpo de otro shinobi y percibir así su chakra. Mientras que el ojo no está tan refinado como para ver los tenketsu y el sistema circulatorio del chakra como el Byakugan, puede ver el movimiento y el flujo de ese chakra, lo que puede ayudarles a descubrir si esa persona está atrapada en una ilusión, o si un atacante es una amenaza real o un simple bunshin (no funciona con los clones de sombras).
—. Akame me habló mucho de ti, ¿sabes? —«¿Akame le habló de mí? ¿Qué le habrá dicho?»—Me contó cómo le traicionaste… — A la par que el ceño de Datsue se frunció, el suyo hizo lo mismo, sin embargo no era odio ni rabia, era confusión; la confusión comenzaba a avistarse en su joven rostro mientras el Sharingan aparecía en los ojos del Uchiha. —En el Valle del Fin.
«¿Yo traicionar a Akame? ¡Pero si completamos la misión!»
— ¡Eso es mentira, Datsue-san!— Exclamó ella mientras cerraba la mano en un puño, la izquierda, claro. — Akame-san y yo cumplimos la misión, ¡no le traicioné! ¡Completamos lo que nos mandaron!
La confusión poco a poco iba tornándose en enfado. ¿Quién se creía aquel chico como para acusarla de traición sobre un camarada? Era absurdo, ¡ella amaba su vida sobre cualquier cosa! Y él, un chico que ni si quiera procedía de su villa como tal. Vale, era un camarada al haberse graduado como ninja del Remolino, pero de ahí a acusar a otra persona de traición, a otro camarada.
Pero lo peor, es que Datsue todavía lanzaba veneno por entre sus labios, un veneno que iba afectando a la kunoichi por momentos y que alimentaba su enfado y rabia hasta límites que todavía no había experimentado.
—¿Me traicionarás a mí también, Eri? — Preguntó, esta vez; en voz más baja. —. ¿Traicionarás a tu Villa, y a la memoria de Shiona-sama en este combate, tal y como hiciste con el pobre Akame?
— ¡Yo nunca he traicionado a mi villa, nunca he traicionado a Akame, y nunca osaría a manchar la memoria de Shiona, ni en este combate ni nunca. — Cada palabra fue pronunciada con el mismo tono de voz con el que le había hablado el Uchiha. — Y tú no eres quién para decir estas cosas sobre otro camarada, a no ser que seas tú, el que esté traicionando a su propia villa...
Sus palabras salían de su boca antes de que ella pudiese pensarlas, pero no podía evitarlo; se sentía dolida por lo pronunciado, le había tocado la fibra sensible y ahora no podía perdonar aquello.
— Así que un gusto, Datsue-san, espero que disfrutemos de nuestro combate. — Hizo una pequeña reverencia y volvió a su posición.
No quería darle opción a hablar más, pero ella no decidiría eso, sin embargo no esperaría a que él pronunciase nuevas palabras pues de pronto tomó una de sus más recientes adquisiciones y la tiró frente a ella creando un muro de humo entre ambos.
Estado de Eri
160/160
–
130/130
–
3 AO
—Inventario:
- Hitai-ate [Sobre la cabeza, de diadema]
- Kodachi [Atada a la cintura]
- Jō [Atado a su espalda]
- Guardabrazos [Equipados]
- Portaobjetos básico [9/10] [Cintura, parte derecha]
¤ Bomba de humo x0
¤ Bomba sonora x1
- Portaobjetos básico [9/10] [Cintura, parte izquierda]
¤ Shuriken x3
¤ Kunai x2
¤ Paquete de 5 senbon x2
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
El Uchiha sonrió para sí al ver que su pequeña táctica de desestabilización estaba funcionando. Ahora que sabía dónde atacar para que doliese, el Uchiha continuaría con aquellas pullas a lo largo del combate. En el proceso, perdería la opción de una posible amistad. Algo que le traía sin cuidado si al final se hacía con la victoria.
Abrió la boca para rebatirla, ahondando más en la herida, pero Eri optó por no darle oportunidad a réplica. La kunoichi no solo había levantado un muro de irreconciabilidad entre ellos dos con sus palabras, sino que también uno tangible y visible: uno de humo.
El Uchiha no se lo pensó dos veces. Dio varios saltos hacia atrás y a la derecha, aumentando la distancia que los separaba, mientras ponía en marcha una idea que había planificado precisamente con una bomba de humo. Gracias a ella, ahora podría guardársela para otra cosa.
Varios segundos más tarde, cuando el humo ya se había disipado, Eri podría ver a dos Datsues idénticos uno al lado del otro, tres metros más atrás de donde había visto al Uchiha por última vez, aunque algo más a su izquierda. En medio de ellos dos, el rastro de una nube de humo blanco, señal inequívoca de una técnica ilusoria, y dos getas tiradas en el suelo.
Ambos Datsues estaban descalzos.
El Uchiha de la izquierda empezó a correr entonces, trazando un arco desde su posición hacia la derecha de Eri, manteniendo siempre la misma distancia con ella. El de la derecha hizo lo mismo, pero por el lado opuesto. Su objetivo final: quedar ambos a cada lado de la kunoichi, a trece metros de ella, y a tan sólo dos del final del tatami.
Las pisadas de ambos, sin el molesto ruido ocasionado por las sandalias de madera, eran silenciosas y mudas. Lo único malo de aquello es que Datsue tendría que dejar su querida táctica de []desestabilización[/i] para más adelante. Hablar ahora delataría su posición, echando al traste la sorpresa.
Un Ninjutsu que crea una copia intangible del cuerpo del usuario, sin ningún tipo de sustancia ni solidez. Puesto que el clon, por sí mismo, no tiene la habilidad de atacar, y sólo puede utilizarse pues para confundir al enemigo, normalmente empleado en combinación con otro tipo de Ninjutsu o tácticas. Es una técnica muy básica, pero con ingenio puede utilizarse de forma efectiva. Los clones se disipan cuando entran en contacto con cualquier cosa. Pueden ser fácilmente diferenciados de una persona por usuarios de Dōjutsu. Un usuario con ojos normales puede también distinguir los clones del original, puesto que éstos no tienen sombra y no causarán perturbaciones en el área que les rodea (no levantarán polvo, aplastarán la hierba, etc).
Datsue no se quedó atrás después de la iniciativa de la kunoichi, sin embargo ella esperaba que él no se quedase quieto, pues sino se lo pondría demasiado sencillo, y eso no era lo que esperaba de un Uchiha, y menos de Datsue, que aunque no le conocía, sabía de él lo suficiente como para no dejarse engañar tan fácilmente.
Así que tras unos cuantos segundos donde ninguno supo qué hacía el otro, el humo se disipó y dos siluetas aparecieron de entre la humareda en dirección donde había estado con anterioridad Datsue, sin embargo lo que no se esperaba Eri era ver que, lejanos a la posición anterior del chico, había dos copias exactas de Datsue con la única diferencia de que estaban descalzos.
Así que... ¿Por qué no hacerlo a lo bruto?
Las dos Eris comenzaron a correr, una hacia el Datsue de la derecha y la otra hacia el Datsue de la izquierda, con la lógica de intentar estampar cada una de ellas contra los dos Uchiha para desvelar quién es el verdadero.
Estado de Eri
160/160
–
127/130
– -
3
–
3 AO
—Inventario:
- Hitai-ate [Sobre la cabeza, de diadema]
- Kodachi [Atada a la cintura]
- Jō [Atado a su espalda]
- Guardabrazos [Equipados]
- Portaobjetos básico [9/10] [Cintura, parte derecha]
¤ Bomba de humo x0
¤ Bomba sonora x1
- Portaobjetos básico [9/10] [Cintura, parte izquierda]
Un Ninjutsu que crea una copia intangible del cuerpo del usuario, sin ningún tipo de sustancia ni solidez. Puesto que el clon, por sí mismo, no tiene la habilidad de atacar, y sólo puede utilizarse pues para confundir al enemigo, normalmente empleado en combinación con otro tipo de Ninjutsu o tácticas. Es una técnica muy básica, pero con ingenio puede utilizarse de forma efectiva. Los clones se disipan cuando entran en contacto con cualquier cosa. Pueden ser fácilmente diferenciados de una persona por usuarios de Dōjutsu. Un usuario con ojos normales puede también distinguir los clones del original, puesto que éstos no tienen sombra y no causarán perturbaciones en el área que les rodea (no levantarán polvo, aplastarán la hierba, etc).
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Parecía que ambos ninjas habían trazado estrategias parejas. Ambos creando una ilusión, ambos tratando de sorprender a su adversario. Sin embargo, lo que Eri no sabía —y probablemente tampoco la mayoría de los allí asistentes—, era que Datsue era un buen mentiroso, y como tal, solía distinguir la verdad de la mentira…
… La realidad del espejismo.
Una de ellas era un clon. ¿El de la izquierda, o el de la derecha? Una pregunta difícil con respuesta fácil para su sharingan, que con un rápido vistazo le permitió averiguarlo. Sin embargo, ella todavía no sabía quién de los dos Datsues era el real… y pensaba aprovecharse de ello.
Cuando el par de figuras de la kunoichi, una por cada lado, se encontraron a ocho metros de cada Datsue —el Uchiha siempre había sido bueno midiendo las distancias—, los Uchihas empezaron a realizar una larga secuencia de sellos: caballo, serpiente, carnero, mono, jabalí, caballo...
¿Seguirían ambas kunoichis abalanzándose sobre ellos como kamikazes? ¿O detendrían su avance al ver que estaban a punto de ejecutar una técnica? Ni lo sabía, ni le importaba.
...tigre. Ambas figuras hincharon el pecho, rodearon los labios con una mano y…
Fue lo primero que pensó al ver como ninguno de los dos Datsues se echaban hacia atrás, y es que seguramente era algo, alguna treta que tenía el Uchiha...
Uchiha...
«¡Mierda!»
Cuando vio como formaba una hilera de sellos con sus manos supo que no iba a salir bien parada de ir a lo bruto, por lo cual la Eri real, la de la derecha; en una de sus zancadas echó todo el peso de su cuerpo hacia atrás, alejándose de la técnica que el chico estaba dispuesto a lanzar. Sin embargo la Eri de la izquierda no lo hizo, terminando seguramente desapareciendo con un puff y una cortina pequeña de humo.
Sin embargo ella no quería desaprovechar aquello, pues ambos Datsues se habían quedado quietos y ella necesitaba enmendar su error, así; creó dos shuriken de hielo que lanzó hacia su oponente para descubrir también cuál era la ilusión que la impedía seguir combatiendo con normalidad.
Estado de Eri
160/160
–
107/130
– -
20
–
2 AO canceladas
AO Revelada: Bunshin de la izquierda.
—Inventario:
- Hitai-ate [Sobre la cabeza, de diadema]
- Kodachi [Atada a la cintura]
- Jō [Atado a su espalda]
- Guardabrazos [Equipados]
- Portaobjetos básico [9/10] [Cintura, parte derecha]
¤ Bomba de humo x0
¤ Bomba sonora x1
- Portaobjetos básico [9/10] [Cintura, parte izquierda]
Los objetos creados pueden soportar daños de PV siempre que sean menores al gasto en CK de su creación
Los objetos creados se destruirán si reciben daños de PV iguales o más al gasto en CK de su creación
Los objetos creados no causan ningún tipo de daño por PV
- Sellos: Liebre - Velocidad:
Rápida (objeto pequeño)
Moderada (objeto mediano)
Lenta (objeto grande)
- Alcance y dimensiones:
Los objetos pequeños no pueden superar los 10 centímetros cúbicos
Los objetos medianos no pueden superar el metro cúbico
Los objetos grandes no pueden superar los 5 metros cúbicos
Primera técnica aprendida del Clan Yuki del cual proviene la familia de Eri. Esta técnica es una muy sencilla ya que consiste en la manipulación del elemento hielo para crear objetos a partir del propio cuerpo del usuario (principalmente alguna de sus extremidades) o a partir de superficies si estos están en contacto directo con el cuerpo del ejecutor de la técnica, esto es lo que la caracteriza pues de ahí su nombre.
Todo el daño que puedan ocasionar estos objetos a algo o alguien a través de ellos es meramente interpretativo, no se sumará al daño recibido ni causará efectos adversos, por lo cual no es ideal para utilizarlo en combates. Además, si éstos logran romperse se desharán en pequeños cristales de hielo.
Alterador (kaijo): Tras experimentar con la técnica, el usuario es capaz de crear armas pequeñas de hielo (shuriken, kunai y senbon) a través de la misma, conservando la velocidad rápida de la creación de objetos pequeños, pero pagando el coste de un objeto mediano. El usuario solo podrá tener creadas dos armas a la vez, y éstas se desharán después de dos turnos de haber sido creadas. Después de que un arma desaparezca, el usuario tendrá que esperar un turno entero si quiere crear otro arma de hielo.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Cuando Eri se detuvo, pronto descubrió que los sellos realizados por ambos Datsues eran en realidad falsos. Ninguna técnica salió de sus labios, ningún fuego abrasador o, siquiera, una chispa. Nada.
El bushin de Eri siguió su camino sin encontrarse resistencia, mientras la kunoichi real formaba dos shurikens de hielo, que lanzó hacia el Datsue que tenía en frente, y, entonces…
¡Pluf!
Al mismo tiempo que la ilusión desaparecía en una leve cortina de humo, atravesada por los dos shurikens, Eri sintió un fuerte pinchazo en la espalda. Algo se había clavado entre sus omoplatos, algo duro y afilado como el acero de un kunai…
—¿¡Qué se siente, Eri!? —rugió un tercer Datsue, justo donde momentos antes habían estado sus sandalias tiradas en el suelo. Una todavía estaba allí, mientras que la otra… estaba calzada en el pie derecho del Uchiha—. ¡Esto es lo que sintió Akame cuando le traicionaste! —escupió—. Así que dime, ¡¿qué se siente al recibir un puñal por la espalda?!
Tácticas de desestabilización, le llamaban algunos. Ser un capullo, le llamaban otros. Fuese como fuese —probablemente ambas—, el Uchiha pensaba continuar con su pequeña estratagema para no solo romperla en cuerpo, sino también en mente.
Mientras tanto, el bushin de Eri se estrelló finalmente con el otro clon de Datsue, desapareciendo ambos en una leve humareda. Llegados a aquel punto, quizá la kunoichi todavía no se había percatado del leve —pero importante— detalle de que Datsue se encontrase medio calzado, y se preguntase cómo era posible que el verdadero Datsue le hubiese pasado totalmente desapercibido hasta aquel momento...
Mas no así el público.
Pues el público lo había visto todo. Había visto como, nada más Eri lanzar la bomba de humo, y tras Datsue retrasar levemente su posición, temeroso de alguna ofensiva precipitada, el Uchiha se había descalzado de sus getas con un simple movimiento de pies, al mismo tiempo que realizaba tres simples sellos. Descalzo, dos clones ilusorios —y no uno— surgieron, uno a su izquierda y otro a su derecha. Acto seguido, encadenó estos sellos con otros tres, a la vez que se calzaba justo a tiempo una de las getas. La geta diestra. Unos sellos que no eran otros que el del Henge, y que le transformó en una sandalia para pasar desapercibido ante los ojos de la kunoichi, que tan solo vería una pareja de sandalias tiradas en el suelo, creyendo, quizá, que había sido un ardid para camuflar el sonido de los pasos.
Cuando Eri y su clon se habían precipitado contra las ilusiones, Datsue había sentido el júbilo en sus venas. Su sharingan, pese a estar camuflado por el henge, todavía le indicaba cuál era la Eri real. Aprovechando que la kunoichi le había dado la espalda, había deshecho el henge, extraído un kunai de su nuca y, tras esperar el momento oportuno —que no había sido otro que cuando la kunoichi se había detenido—, disparar el kunai hacia su espalda. El Uchiha siempre había tenido buena puntería, y aquel era un blanco inmóvil, algo fácil para él pese a la creciente emoción que invadía su ser.
—¡Ríndete, Eri! —gritó, tras su mención a Akame. Adelantó unos pasos, quedando finalmente a ocho de ella, y, incómodo por estar medio calzado, tiró la sandalia con un movimiento de pie—. ¡Tus engaños no pueden engañar a mis ojos!
Bomba de humo x1 [sellado, dorso de la mano derecha]
Hikaridama x1 [sellado, dorso de la mano izquierda]
Bomba de aceite x1 [sellado, antebrazo interno derecho]
Bomba adhesiva x1 [sellado, palma derecha]
Sello explosivo de clase B x1 [sellado, palma izquierda]
Portaobjetos básico (3/10) [Por el lateral derecho de la espalda, a la altura de la cintura]
Shuriken x1
Paquete de 15 makabishi x1
Hilo shinobi x1
Sharingan activado
2 AO nuevas
Técnicas usadas:
¤ Ippan no Fūinjutsu ¤ Técnica de Sellado General - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos: Fūinjutsu 15 - Gastos: 10 CK (sellado de objetos y armas), 5 CK (liberar) - Daños: - - Efectos adicionales:
Sella objetos y armas en pergaminos
(Fūinjutsu 30) El usuario gana la capacidad de sellar objetos y armas de cualquier extensión (preguntar a un administrador en caso de duda) en pergaminos y en su propio cuerpo. Además, puede guardar gases venenosos, líquidos...
(Fūinjutsu 60) El usuario gana la capacidad de sellar objetos y armas de cualquier extensión (preguntar a un administrador en caso de duda) en cualquier tipo de recipiente (preguntar a un administrador para saber qué recipiente podría ser válido).
- Sellos: Buey → Serpiente → Tigre → Jabalí → Carnero (mantenido durante unos segundos) - Velocidad: Moderada - Alcance y dimensiones: (ver descripción)
Técnica estándar de fūinjutsu, que utilizan muchos shinobi con diferentes niveles de maestría en técnicas de sellado. Los ninjas con un nivel de maestría bajo son capaces de sellar objetos y armas, normalmente de tamaño pequeño o mediano, y únicamente en pergaminos. Los ninjas de nivel medio son capaces de sellar muchos tipos de sustancias distintas en pergaminos e incluso en su propio cuerpo, lo cual les otorga una ventaja estratégica bastante grande. La técnica no funciona instantáneamente. Para sellar objetos en un pergamino, se ha de abrir ese pergamino. En el caso de querer guardar algo en el propio cuerpo, no es necesaria tanta preparación. Para guardar cosas en un recipiente externo, se ha de disponer de uno válido (obviamente). En cualquiera de los tres casos, se ha de estar a menos de tres metros de donde se va a sellar el objetivo, y a menos de diez del objetivo. Una vez realizados los respectivos sellos, se mantiene el último y el objetivo se deshace en una masa de chakra, que viaja a velocidad moderada hasta introducirse dentro del lugar donde se desee sellar. Entonces aparece la marca deseada, y el sellado se completa. Se ha de remarcar que esta técnica de sellado no dispone de una clave para nada complicada. Los sellos podrán ser rotos y su contenido liberado por cualquier practicante de fūinjutsu con suficiente maestría (15, 30 ó 60).
Dado que muchas de las misiones ninja están basadas en la infiltración, este Ninjutsu no tiene precio. Se usa normalmente para transformarse en personas ajenas, pero también puede utilizarse para transformarse en animales, plantas e incluso objetos inanimados como armas. Esto le da a la técnica una gran abundancia de usos. La transformación de un ninja habilidoso (Ninjutsu 60) será exactamente como el artículo original, así que será imposible diferenciarlos. Es uno de los Ninjutsu más básicos, y es incluso enseñado en muchas de las academias shinobi del mundo; sin embargo, está considerada por encontrarse entre las técnicas más difíciles de su rango, pues requiere emisión constante de chakra para mantener la forma elegida. Además, el usuario puede estar en todo momento interactuando con el entorno. Los ninja con poca experiencia sufren de estrés mental por ello, así que la mejor forma de determinar si el usuario está utilizando la técnica es causarle este mismo estrés (causarle daño o derribarlo eliminará la transformación).
Otros datos:
AO1: Bunshin no jutsu x2 AO2: Calzarse una getta AO3: Henge no jutsu
AO: Sellos falsos
Kunai: 18PV por penetración
Si hay algo que no se entienda, por favor avísame
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Sin embargo ninguno de los dos Datsues era en realidad el de carne y hueso, ya que cuando su shuriken atravesó el que más cerca estaba de su posición y cuando su clon atravesó el segundo Datsue, un tercero habló desde su espalda, y el dolor que sintió en la espalda fue como si sus palabras atravesasen el punto más alto de ella, y notó como si un líquido caliente se deslizase por ella hasta empapar su ropa.
El muy Uchiha había clavado un kunai en su cuerpo.
«¡Hijo de perra!»
—¿¡Qué se siente, Eri!? ¡Esto es lo que sintió Akame cuando le traicionaste! Así que dime, ¡¿qué se siente al recibir un puñal por la espalda?!
— Te vuelvo a decir que yo —hizo una breve pausa mientras se llevaba la mano izquierda al pecho y giraba su vista hacia él. — Nunca he traicionado a nadie... — La joven permanecía quieta, intentando no moverse para no acrecentar el dolor de la espalda que ya comenzaba a sentirse en todo su cuerpo. — ¡Acusar, sin embargo; sí que es un acto lamentable!
Mientras la chica hablaba, una serie de sellos había sido hecha por su mano izquierda, intentando por todos los medios que Datsue no se diese cuenta de ello —pero no segura, intentó que fuese lo más rápido que sus manos le prestaron—, así, cuando el Uchiha descalzó su única getta que vestía mientras insistía a Eri que se rindiese, ella cambió de posición con el zapato.
Era su última baza, a la desesperada como podría también definirse, por ello cuando su cuerpo intercambió lugar con aquel trozo de madera y tela, Eri actuó, intentando hacer un barrido a las piernas de Datsue para luego intentar dar una patada al estómago del chico. Si diera, le estaría mandando a volar lo más lejos que pudiera su escasa fuerza.
Sin embargo le pasó factura, pues el kunai había hecho estragos en ella y el dolor comenzaba a atacar su cabeza, haciendo que por momentos viese el lugar borroso, obligándola a parpadear más de lo acostumbrado mientras sus músculos avisaban a su dueña de que pronto se tendría que ver obligada a retirarse de allí para sanar la herida.
Estado de Eri
148/160
– -
18
–
96/130
– -
11
–
—Inventario:
- Hitai-ate [Sobre la cabeza, de diadema]
- Kodachi [Atada a la cintura]
- Jō [Atado a su espalda]
- Guardabrazos [Equipados]
- Portaobjetos básico [9/10] [Cintura, parte derecha]
¤ Bomba de humo x0
¤ Bomba sonora x1
- Portaobjetos básico [9/10] [Cintura, parte izquierda]
¤ Shuriken x3
¤ Kunai x2
¤ Paquete de 5 senbon x2
Patada: 14PV
¤ Kawarimi no Jutsu ¤ Técnica del Reemplazo de Cuerpos - Tipo: Apoyo - Rango: E - Requisitos: Ninjutsu 25 - Gastos: 11 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Cada uso restará 10 puntos de aguante durante los próximos 5 turnos - Sellos: Carnero → Jabalí → Buey → Perro → Serpiente (Carnero/una mano, a partir de Ninjutsu 60) - Velocidad: Instantánea
Con esta técnica, el usuario reemplaza su propio cuerpo con cualquier otro objeto del área, generalmente con un bloque de madera o una roca, en el momento en el que un ataque da en el objetivo. Esto crea una conveniente ilusión óptica, pues hace pensar al enemigo que el ataque ha sido todo un éxito. Entonces, el usuario puede utilizar la pérdida de atención del enemigo para atacarle desde otro punto (no es posible aparecer a sus espaldas, pues te reemplazas por un objeto del campo de batalla que puede estar en cualquier sitio) o huir del campo de batalla. Pueden añadirse sellos explosivos al reemplazo para incluir una última sorpresa. Es un Ninjutsu básico que se enseña en la mayoría de las academias ninja, pero muy pocos novatos salen de la academia sabiendo usarlo perfectamente.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—¡Tus engaños no pueden engañar a mis…! ¡HIJA DE PERRA, me has engaña…!
Lo vio venir, como un suicida ve venir el suelo tras tirarse de un décimo piso. Pero verlo venir no significaba que pudiese hacer algo al respecto. Se había confiado, le habían sorprendido y sus piernas no lograron reaccionar a tiempo.
La pierna de Eri pasó como una escoba por sus tobillos, haciéndole flotar en el aire momentáneamente. Sus ojos —teñidos por el sharingan— adivinaron que la cosa no quedaría ahí, y en un acto reflejo sus brazos se cruzaron sobre su torso, recibiendo en su lugar la potente patada de la kunoichi. Una patada enrabietada que le catapultó cinco metros hacia atrás, cayendo de espaldas contra el tatami de madera mientras el público se levantaba y ovacionaba la contrarréplica de la joven.
Una ovación que no gustó nada al Uchiha.
—¡Eri, detente! —rugió, tan enfadado consigo mismo por su relajación como asustado por poder perder el combate. Se levantó de un salto. ayudándose de las manos para impulsarse, y entrelazó los dedos en un sello de serpiente, con los antebrazos levemente doloridos por el golpe—. ¡En el kunai que tienes clavado en la espalda hay un sello explosivo de clase A! —le advirtió, exagerando levemente—. Ríndete ahora y no pasará nada. Continua y… —no terminó la frase, pero la sola visión de sus manos entrelazadas era más elocuente que cualquier cosa que hubiese podido decir.
Pasó la lengua entre los dientes y esperó paciente la respuesta de la kunoichi…
Bomba de humo x1 [sellado, dorso de la mano derecha]
Hikaridama x1 [sellado, dorso de la mano izquierda]
Bomba de aceite x1 [sellado, antebrazo interno derecho]
Bomba adhesiva x1 [sellado, palma derecha]
Sello explosivo de clase B x1(en el kunai) [sellado, palma izquierda]
Portaobjetos básico (3/10) [Por el lateral derecho de la espalda, a la altura de la cintura]
Shuriken x1
Paquete de 15 makabishi x1
Hilo shinobi x1
Sharingan activado
Técnicas usadas:
¤ Ippan no Fūinjutsu ¤ Técnica de Sellado General - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos: Fūinjutsu 15 - Gastos: 10 CK (sellado de objetos y armas), 5 CK (liberar) - Daños: - - Efectos adicionales:
Sella objetos y armas en pergaminos
(Fūinjutsu 30) El usuario gana la capacidad de sellar objetos y armas de cualquier extensión (preguntar a un administrador en caso de duda) en pergaminos y en su propio cuerpo. Además, puede guardar gases venenosos, líquidos...
(Fūinjutsu 60) El usuario gana la capacidad de sellar objetos y armas de cualquier extensión (preguntar a un administrador en caso de duda) en cualquier tipo de recipiente (preguntar a un administrador para saber qué recipiente podría ser válido).
- Sellos: Buey → Serpiente → Tigre → Jabalí → Carnero (mantenido durante unos segundos) - Velocidad: Moderada - Alcance y dimensiones: (ver descripción)
Técnica estándar de fūinjutsu, que utilizan muchos shinobi con diferentes niveles de maestría en técnicas de sellado. Los ninjas con un nivel de maestría bajo son capaces de sellar objetos y armas, normalmente de tamaño pequeño o mediano, y únicamente en pergaminos. Los ninjas de nivel medio son capaces de sellar muchos tipos de sustancias distintas en pergaminos e incluso en su propio cuerpo, lo cual les otorga una ventaja estratégica bastante grande. La técnica no funciona instantáneamente. Para sellar objetos en un pergamino, se ha de abrir ese pergamino. En el caso de querer guardar algo en el propio cuerpo, no es necesaria tanta preparación. Para guardar cosas en un recipiente externo, se ha de disponer de uno válido (obviamente). En cualquiera de los tres casos, se ha de estar a menos de tres metros de donde se va a sellar el objetivo, y a menos de diez del objetivo. Una vez realizados los respectivos sellos, se mantiene el último y el objetivo se deshace en una masa de chakra, que viaja a velocidad moderada hasta introducirse dentro del lugar donde se desee sellar. Entonces aparece la marca deseada, y el sellado se completa. Se ha de remarcar que esta técnica de sellado no dispone de una clave para nada complicada. Los sellos podrán ser rotos y su contenido liberado por cualquier practicante de fūinjutsu con suficiente maestría (15, 30 ó 60).
Otros datos:
AO1: Ippan no Fuin para sacar un sello explosivo de clase B AO2: Pegar el sello explosivo alrededor del mango del kunai lanzado a Eri
Patada: (13 + 2,5) / 2 – 2,2 = 5,55
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
—¡Eri, detente! ¡En el kunai que tienes clavado en la espalda hay un sello explosivo de clase A! ——. Ríndete ahora y no pasará nada. Continua y…
El Uchiha se levantó de un salto, lo que Eri entendió como que volvía a la carga, mas sin embargo no pudo hacer nada, la sangre se le heló dentro de sus venas: estaba entra la espada y la pared, y la pared tenía pinchos, pinchos afilados que atravesarían su blanquecina piel si se apoyaba demasiado en ella.
—¿Pero qué? — Preguntó sin todavía creerselo, sin embargo no tenía más opción, Datsue ya tenía la victoria...
Sin embargo, dentro de su cabeza le decía que aunque allí terminase todo, rendirse era una solución... Patética puesto que era un combate para que todos viesen sus habilidades, ¿qué era mejor? ¿Hacer el ridículo o rendirse? Se mordió el labio inferior con rabia pues no tenía otra alternativa...
Era eso, o explotar cual palomita en un microondas.
— Está bien, Datsue-san, joder, ¡no me explotes! — Exclamó levantando las manos para hacer ver que no era ningún truco. — Me rindo, ¿contento?
Se escucharon voces chillar desde todas las gradas, unas aceptando gustosas aquella rendición, otras claramente ofendidas por lo que acababa de hacer la kunoichi; otras simplemente se habían quedado sin habla. Eri, sin duda; se sintió sin ganas de enfrentar la cara de decepción que pondría su Kage, así que no miró hacia el palco hasta que de verdad no se retirase del tatami.
— ¿Qué te parece si me quitas el kunai, nos damos la mano, hacemos una reverencia y nos vamos por donde hemos venido? Tu ganas, solo espero que al menos... Seas capaz de vencer a los demás...
Luego agachó la mirada, ahí acababa todo para la kunoichi.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
22/07/2017, 18:18 (Última modificación: 22/07/2017, 18:22 por Uchiha Datsue.)
—Está bien, Datsue-san, joder, ¡no me explotes! —chilló la kunoichi, levantando las manos en señal de rendición—. Me rindo, ¿contento?
Datsue se quedó de piedra, anonadado y con la boca abierta. Tardó unos segundos en reaccionar.
—¿Qué si estoy…? ¿Qué si estoy...? —Todavía no se creía lo que estaba pasando. ¿Estaba ocurriendo de verdad? ¿Había ganado él, el cobarde de Uzu, el combate? Sus ojos se pasaron por el público y comprobó que así era. No pudo contenerse:—. ¡YEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEHHHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
Pegó tal salto de felicidad que si la bóveda celeste fuese sólida, se hubiese dado de bruces con la cabeza. Levantó el puño al cielo, en dirección a los Uzureños, a los Amerienses… a todo el mundo. Estaba ebrio. Ebrio de triunfo, de fama, de puro éxtasis. Daba vueltas a su alrededor con los puños en alto y una risita tonta que no podía contener. Era el ganador. Él, el cobarde de la Academia, el mentiroso huidizo, había pasado de ronda. Y en aquellos momentos, solo tenía sentimientos de agradecimiento para…
«¿Agradecimiento? ¡Y una mierda! ¡Que se jodan!» rugió en su interior. «Todos los que me miraban por encima del hombro, los que no daban un duro por mí. Koko y sus pullas sobre mi falta de entreno. Akame y sus miradas de: “que poco profesional eres, tío. Así no llegas a ninguna parte”. ¡Que se jodan! ¡QUE SE JODAN! ¡Hoy ha nacido un Kage! Qué digo Kage, ¡un Kage de Kages! ¡De nombre Datsue y de apellido Intrépido! ¡Pues claro que sí, joder! ¡PUES CLARO QUE SÍ!»
Rio. A carcajada suelta, sin poder contenerse, mientras seguía girando a su alrededor. Entonces su visión se topó con Eri y se detuvo de pronto. ¿Con remordimientos por no comportarse en la victoria? Para nada. Lo último que le apetecía ahora era ser comedido y acercarse a darle ánimos, pero recordó que Gouna le estaba observando, evaluándole… y Eri era una compañera de Villa. Debía disimular.
—Oh, Eri, ¡qué desconsiderado por mi parte! Ahora voy, ahora voy —dijo, disculpándose por la tardanza, corriendo hacia ella y posando la mano en el kunai clavado—. Cuento hasta cinco y te lo quito, ¿vale? Uno. Dos…
¡Trash! Sin terminar la cuenta, el Uchiha le arrancó el kunai de un brusco movimiento. No hay mayor dolor que el temor de saber que lo vas a sentir, y Datsue, en un acto de generosidad, había tratado de sorprenderla para que, al menos, no sufriese más psicológicamente.
—Espero que no te haya dolido mucho —dijo, dándole la mano para saludarse en señal de respeto. Sin embargo, luego, en lugar de soltarla, levantó la pequeña extremidad de la kunoichi al cielo, mientras la señalaba con la otra mano y miraba a las gradas, asintiendo. Buscaba que el público la reconociese, dándole su merecida ovación. Puede que aquel acto también lo hiciese para quedar bien ante su nueva Uzukage, pero ello no significaba que no pensase que se lo mereciese. Le había sorprendido pero bien con ese Kawarimi, utilizando una técnica usualmente defensiva para el ataque. Un ingenioso movimiento que se encargaría de memorizar para futuras rondas. Cuando creyó que los aplausos ya estaban descendiendo, le soltó la mano y se inclinó hacia su oído para susurrarle:—. Oye, sabes que yo jamás hubiese estallado el sello, ¿verdad? Inmolar a una compañera de Villa… No, no, no. ¡Eso nunca! Solo era para que te rindieras… Ni siquiera era de rango A, ¿ves? —aclaró, enseñándole el sello que había en el kunai, donde se distinguía una “B” manchada de sangre. Seguidamente hizo un gesto con la mano para incitarla a caminar y emprendió él también la marcha a su lado—. Siento lo que te dije sobre Akame —murmuró—. Era solo una táctica de desestabilización, ¿sabes? Aunque sí que es cierto que Akame me dijo cierta cosa de ti… ¡pero ya habrá tiempo para hablar de eso! —exclamó, ya bajando las escaleras, mientras no paraba de saludar al público con la otra mano. Luego se tapó momentáneamente la boca para que nadie pudiese leerle los labios, y susurró—. No te imaginas cómo odio todo esto de contentar al público y reírle las gracias, ¿sabes? Pero supongo que es nuestro deber y es lo que toca —ni bien hubo terminado la frase, se apresuró de nuevo a saludar al público, esta vez lanzando un par de besos al azar, aquí y allá.
Feliz y sonriente como hacía mucho tiempo no lo estaba, el Uchiha se dio cuenta de una cosa: aquello era casi tan bueno como el dinero. Y aquello era mucho decir para Uchiha Datsue.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80