Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Despedida, Invierno del año 217


Akame se arrebujó en su capa marrón mientras trataba de calentarse las manos en torno a la taza de té que humeaba en la mesa, frente a él. A aquellas horas de la mañana el ambiente era todavía demasiado frío para su gusto —acostumbrado, como estaba, al clima moderado de la costa en Uzu no Kuni—, y la sensación de gelidez y humedad se intensificaba notablemente por el hecho de que, en ese preciso momento, se encontraba suspendido a una considerable altura sobre el suelo.

Estaba en Tane-Shigai, ni más ni menos que la capital de Mori no Kuni. Akame había leído mucho acerca de aquel lugar de fantasía, de cómo sus edificios se combaban en formas agradables para la vista del hombre sin perder un ápice de resistencia ni calidad. De que las calles eran, en realidad, gigantescos puentes colgantes construídos integramente en madera que iban del tronco de un árbol a otro. De esos mismos árboles centarios, gigantescos y robustos que sustentaban el peso de una ciudad enorme sobre sus ramas. Pero la verdad era que todo cuanto había leído u oído del lugar palidecía ante la realidad; Tane-Shigai era muchísimo más majestuosa e impresionante de lo que jamás aquel joven genin pudiera haberse imaginado.

Pero menudo frío... —masculló después de tomar un sorbo de su té.

Notó la calidez de su bebida confortándole y se caló un poco más la capucha, aunque no lo suficiente como para ocultar su rostro. Necesitaba estar visible por una sencilla razón; quería ser encontrado. No sólo eso, sino que esperaba visita.

Akame había llegado la noche anterior a la capital con un propósito muy claro; desentrañar el misterio del Templo de Uróboros. Dentro de la mochila que reposaba junto a él, sobre el suelo de la terraza donde estaba sentado, estaba el libro que hacía algunos meses había tomado prestado del despacho del mismísimo profesor Muten Rōshi, célebre académico de la Escuela de Historia de Taikarune. En él se trataban en profundidad los misterios que rodeaban aquel misterioso símbolo; el Uróboros. Una serpiente que se devoraba a sí misma, formando un círculo perfecto.

No era simple curiosidad histórica lo que movía al joven Uchiha. Por suerte o por desgracia, varios inquietantes acontecimientos y sucesos difíciles de explicar de forma coherente que le habían sucedido durante aquel año parecían estar directamente relacionados con aquel símbolo. Había pasado casi dos estaciones enteras estudiando el libro de Muten Rōshi, llegando a la inevitable conclusión de que el templo que buscaba probablemente no estaba perdido, sino que, simplemente, había muy pocas personas en Oonindo que pudieran reconocerlo como tal.

En realidad el lugar siempre había estado ahí, solo que, con el tiempo, había perdido por completo el interés de los nativos.

De modo que, tras reservar una habitación en el hostal —si es que se podía llamar así a la construcción esférica de cuatro plantas suspendidas entre las ramas de los árboles—, Akame había decidido colgar un anuncio en el tablón de una taberna cercana.

«SE BUSCA GUÍA»

Se precisa guía, a poder ser autóctono, que sepa proporcionar direcciones claras y llegar hasta los templos abandonados al Noroeste del país. Costes del viaje no incluídos. Retribución a convenir.

Interesados preguntar en este mismo establecimiento por Uchiha Akame.

Pese a que el cartel llevaba allí colgado toda la noche y parte de ese día—todavía era temprano, apenas las ocho de la mañana— nadie había preguntado por él.

Akame estaba lejos de darse por vencido, de modo que simplemente tomó otro sorbo de té y se dedicó a observar a los lugareños que iban de acá para allá por los puentes colgantes de Tane-Shigai. Sentado allí, en la terraza del bar —una plataforma de madera que sobresalía sobre la estructura esférica del hostal—, tenía una vista espléndida de ciudad pese a que no era el punto más alto. El lugar era amplio y había suficientes mesas para unos cuarenta o cincuenta clientes. Si uno se asomaba a la barandilla de madera que rodeaba toda la terraza, podía comprobar que en efecto estaban suspendidos a una altura considerable del suelo.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
Responder
#2
Era un día como otro cualquiera y él no estaba de servicio. No portaba consigo su hitai-ate de Kusagakure ni sus ropajes habituales. En su lugar vestía con una camiseta de manga larga y color negro, un pantalón de idéntico color y propiedades, así como unas botas bajas para cubrirse los pies, de tono amarronado. Sobre todo ello llevaba una capa de viaje de color azul marino, provista de una capucha, que ocultaba la mayor parte de su figura.

No obstante, sí que trajo su portaobjetos, asegurado en el extremo derecho de la retaguardia de su cintura. No había ninguna ley que le impidiese ir armado.

¿Qué hacía en Tane-Shigai? La respuesta era simple: sake. No es como si no vendieran en la aldea, pero la ciudad colgante recibía comerciantes de todos los rincones del país, e incluso del exterior de este.

De camino al mercado, el Uchiha pasó frente a la taberna donde su pariente lejano aguardaba. Observó el tablón de anuncios en el exterior del establecimiento y optó por pararse a echarle un vistazo. No se veía atosigado por prisa de ningún tipo y siempre le resultaba gracioso los disparates que podía llegar a colgar la gente en objetos como ese.

Hojeó los anuncios, ofrecimientos y peticiones que los viandantes habían hecho públicos.

Se busca una cuna usada pero que no esté desgastada... Necesito a un galán que me acompañe a la boda de una amiga... Deseo cambiar una olla con goteras por un carro... —recitó en alto, una ceja alzada en símbolo de incredulidad— ¿Quién escribe estos anuncios...?

Su travesía por los confines de ese maravilloso mundo le llevó a reparar en un cartel, más llamativo que los demás. Rezaba en grandes palabras: "SE BUSCA GUÍA". Con sumo interés, Ralexion le echó un vistazo. Cuan grande fue su sorpresa al leer que el solicitante se apellidaba Uchiha, justo como él.

Había encontrado algo mejor que el sake.

Casi irrumpió en la taberna, parroquianos absortos en sus conversaciones o en su bebida —la mayoría en ambas— aunque alguno le dirigió una mirada de reojo. Con paso decidido se plantó frente a la barra. Allí, el dueño, un hombre entrado en años y de aspecto desdeñado, le dedicó una mirada de aburrimiento, aguardando que el muchacho expresara sus deseos.

Estoy buscando a Uchiha Akame.

El individuo le indicó con la punta de su dedo índice. Había una mesa, algo alejada del resto, donde podía percibirse la presencia de un sujeto enterrado en sus ropajes, la taza de té a su vera.

Ralexion se arrimó a un ritmo igual de vigoroso que antes. Tomó asiento frente al desconocido sin esperar a que este le dijera nada.

¿Uchiha Akame? Vengo por el anuncio —señaló, sonriente.

El color de sus cabellos, el de sus ojos, incluso algo de sus facciones... el parecído era increíble. No parecido de hermanos, si no aquel propio de seres que provienen de la misma marcada y potente fuente de genes.
Responder
#3
El uzujin alzó la vista tan pronto como aquel muchacho tomó asiento delante de él. Le llamaron la atención dos cosas; primera, su seguridad y desparpajo. Segunda, sus rasgos tremendamente similares a los propios. Claro, había muchas personas con el pelo y los ojos negros en el mundo, pero no de esa forma. La línea genética de los Uchiha era inconfundible, y para alguien que la había estudiado tan a fondo como Akame, resaltaba cuando alguien parecía estar —al menos mínimamente— emparentado con su linaje. Por esas dos cosas, aquel muchacho consiguió despertar su interés antes siquiera de decir la primera palabra.

¿Uchiha Akame? Vengo por el anuncio.

Akame asintió con una sonrisa mientras se quitaba la capucha, dejando al descubierto sus facciones tan parecidas a las de aquel chico. Llevaba su melena azabache recogida en una coleta baja, y bajo la capa vestía con una camiseta de manga larga de color arena, pantalones largos azul marino y botas altas típicas de los shinobi. Pese a que no lucía su bandana de Uzushiogakure por ninguna parte —al fin y al cabo no estaba de servicio—, sí que llevaba sus portaobjetos, ambos ocultos bajo la capa. Uno atado al muslo derecho y el otro en la baja espalda. Su vieja espada reposaba, también, junto a la amarronada mochila de viaje.

A rostro descubierto, era fácil identificar que los parecidos terminaban en el pelo y los ojos. El kusajin era de facciones definidas y bien enmarcadas en su rostro, sin cicatrices, heridas o deformidades. Podría decirse que incluso apuesto. Akame, en cambio, parecía un perro apaleado. Rasgos escuálidos, nariz torcida, sendas cicatrices en el mentón y en los labios, ojeras avioletadas y el lóbulo de la oreja izquierda mutilado.

¿Cómo has dicho que te llamabas? —inquirió el uzujin, tomando un sorbo de té—. Supongo que eres de por aquí, ¿no?
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
Responder
#4
Se recostó contra su asiento, adquiriendo una posición más cómoda.

¿Cómo has dicho que te llamabas? —le preguntó, echando mano de su brebaje—. Supongo que eres de por aquí, ¿no?

Ralexion asintió.

Mi nombre es Uchiha Ralexion —reveló, ni corto ni perezoso, sonriente—. ¿Menuda casualidad, eh? Y sí, soy de por aquí. ¿Querías ir a los templos, no? No es ningún problema.

Mientras tanto observaba en profundidad a su pariente con la curiosidad característica de un niño. Su aspecto dejaba mucho de qué desear, lo cual intrigaba al kusajin. ¿Vida dura, quizás? ¿Algún tipo de enfermedad? Quién sabe.

Las apariencias tendían a engañar, después de todo.
Responder
#5
«¿Uchiha? Vaya vaya...»

Una disimulada curva se dibujó en el rostro de Akame a la par que en el de Ralexion; más discreta y contenida, pero manifestando el mismo sentimiento de interés que embarga a dos parientes lejanos que se encuentran por puro azar. El de Uzu se incorporó ligeramente en su asiento y tomó otro sorbo de té.

Los dioses tienen un curioso sentido del humor, Ralexion-san —dijo finalmente el genin, tomándose una confianza que juzgó no era inoportuna—. No me tiro a la piscina si asumo, entonces, que eres shinobi de Kusagakure no Sato... ¿Cierto?

La cuestión no era puro chismorreo. Para una aventura como la que les esperaba, Akame estaba mucho más seguro sabiendo que su acompañante y guía sabía defenderse por sí mismo. Hasta el momento todo lo que había rodeado a Uróboros era sumamente místico y peligroso, y no pocas personas de dudosa catadura moral se interesaban por la historia detrás de aquel peculiar símbolo. «Cábalas de fanáticos, extraños rituales y jutsus prohibidos... Cualquiera sabe lo que aguarda en ese templo. Mejor estar prevenidos, y si es con un ninja de la Hierba al menos no estaré poniendo en juego la vida de ninguno de los míos».

Y bueno, aseguras que conoces el trayecto. ¿Cómo es el bosque por allí? ¿Podemos esperar encontrarnos con alguna bestia salvaje? —quiso saber Akame—. Ya habrás leído en el anuncio que cualquier coste ha de correr de tu bolsillo, y tampoco me haré responsable de lo que te ocurra. ¿Estamos claros?

El Uchiha no quería sonar excesivamente duro con su futuro guía, pero era vital que, al menos, luego no pudiera acusarle de no haberle advertido.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
Responder
#6
La curiosidad era mutua. Quizás un hecho tan simple como es el compartir apellido les ayudaría a llevarse bien desde el primer momento. El tiempo diría.

Los dioses tienen un curioso sentido del humor, Ralexion-san —le afirmó, a lo que el aludido agradeció que se le tratase con naturalidad—. No me tiro a la piscina si asumo, entonces, que eres shinobi de Kusagakure no Sato... ¿Cierto?

Efectivamente, a su servicio —expresó, jocoso.

Y bueno, aseguras que conoces el trayecto. ¿Cómo es el bosque por allí? ¿Podemos esperar encontrarnos con alguna bestia salvaje? —le interrogó—. Ya habrás leído en el anuncio que cualquier coste ha de correr de tu bolsillo, y tampoco me haré responsable de lo que te ocurra. ¿Estamos claros?

Es frondoso, bastante engorroso de navegar, pero me tienes a mí. Los animales no son un problema, pero tengo entendido que varios grupos de rufianes acostumbran a rondar por el área; buscan a turistas y cazadores de tesoros, imagino. Pero tampoco serán un problema —esbozó una sonrisa maléfica—. Estamos claros. Necesitaré de unas horas para reunir provisiones. También está el pequeño detalle de mi pago...

Cruzó los brazos, algo más serio. Comprobar las habilidades de Akame, además de la improvisada aventura, ya era suficiente pago para él, pero conseguir algo extra nunca estaba de más...
Responder
#7
«Parece poco receloso y confiado en sí mismo... Bien». El que se tratase de un shinobi de una Aldea ajena a la propia siempre podría complicar las cosas, pero parecía que aquel muchacho no estaba dispuesto a dejar que esa simple diferencia terminara resultando un engorro. Akame agredeció aquella actitud; al fin y al cabo, ninguno de los dos estaba allí en calidad de ninja —ya fuese de Kusa o de Uzu—, sino más bien como investigador y guía. Pese a que él mismo no se había revelado como ninja, supuso que Ralexion ya habría sospechado, y el hecho de que estuviese buscando un guía para moverse por los bosques de Mori no Kuni evidenciaba que no pertenecía a Kusagakure no Sato.

Sea como fuere, Akame escuchó con atención lo que le decía su posible guía. Según él no había que esperar peligros por parte de la fauna salvaje, pero sí de algún grupo de asaltadores de caminos que solía jugarle malas pasadas a los turistas. «Por suerte, creo que ambos estamos lejos de encajar en esa definición», pensó el Uchiha.

Habrá que andarse con ojo entonces —apuntó el uzujin.

Al final acabaron llegando al punto inevitable; la retribución. Akame no era precisamente rico —dudaba que ningún genin de ninguna Aldea lo fuese, no al menos por méritos propios—, pero sí tenía algunos ahorros que estaba dispuesto a ofrecer. Además, el simple hecho de que Ralexion perteneciese al linaje Uchiha podría habilitar otras alternativas para recompensar su labor.

Cómo no, el pago. ¿Cuál es tu precio, Ralexion-san? —quiso saber, directo y firme, el del Remolino.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
Responder
#8
Cómo no, el pago. ¿Cuál es tu precio, Ralexion-san? —puso así Uchiha Akame sus cartas sobre la mesa.

El kusajin se aclaró la voz, pero no echó a hablar de inmediato. Era el momento de reflexionar y escoger sus palabras con sumo cuidado. Llegar a un acuerdo apresurado podía perjudicarle a largo plazo, después de todo. Confiaba en sus habilidades —a pesar de limitadas como eran—, pero ejercer un poco de precaución era la norma más básica de cualquier shinobi que se precie.

Antes de echar mano de cifras u otras cosas de similar valor, me gustaría conocer en mayor profundidad lo que esperas de mí y tus intenciones respecto al templo —afirmó con semblante inquisitivo—. No me apetece en absoluto meterme en tus asuntos ni nada por el estilo, pero teniendo en cuenta que esto no parece una excursión por placer, prefiero asegurarme antes de jugarme el cuello. ¿Deseas que te lleve hasta el templo y ahí termina nuestro trato o también esperas que te acompañe al interior? Así mismo, ¿prevees que esto va a ser una empresa peligrosa? Y no me refiero a los bandidos, precisamente, creo que me entiendes.

Ahí estaban las dos cuestiones que se le antojaban más importantes en esta expedición. El peligro no le asustaba, pero siempre era un factor a tener en cuenta; no era un ávido guerrero que se había reído de la muerte en incontables ocasiones, pero tampoco un novato que no había visto en su vida un cadáver.

Como Raiden se había asegurado de enseñarle, uno nunca podía confiarse del todo.
Responder
#9
El Uchiha del Remolino alzó una ceja, escéptico, cuando su pariente de Kusa quiso saber más sobre los motivos y detalles que le habían llevado a planear aquella expedición a los templos abandonados del Noroeste de Mori no Kuni. Como si Ralexion hubiese leído sus pensamientos, el muchacho se apresuró a clarificar y apuntar sus palabras, asegurando que no eran las intenciones de Akame lo que le preocupaba sino que simplemente quería saber cuanto pudiera sobre el viaje.

Una duda razonable —contestó el uzujin tras unos instantes de silencio—. Quiero ser claro en esto, Ralexion-san. No es fácil explicar los motivos que me mueven en este viaje... Sólo el prepararme para entender lo que estoy buscando me ha llevado mi tiempo —Akame podía sonar críptico, pero si algo había aprendido es que nunca podía fiarse lo suficiente de alguien como para contarle toda la verdad—. Sobre lo que me preguntas, ten claro que lo único que necesito de ti es que me lleves hasta el templo que busco... Y nada más.

No mentía. Pese a que —después de saber que aquel Uchiha era ninja— Akame pensaba que no le vendrían mal otro par de manos, ojos y oídos, no estaba dispuesto a comprometerse a garantizar la seguridad de un shinobi de Kusagakure. Precisamente, porque allí donde iba no tenía asegurada ni la suya propia.

Si va a ser peligroso, o no —dudó—, no tengo ni la más remota idea, colega.

El Uchiha soltó una carcajada perruna y breve, seca, que más bien quería decir "si te metes en esto es por tu propio pie".
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
Responder
#10
Guardó silencio a lo largo del discurso, absorbiendo las palabras de Akame como una esponja absorbe el agua. Le quedó claro al cien por cien que no, la excursión del de Uzu no sería una de pacífico turismo. El solo hecho de que él mismo no supiera si existiría peligro o no era todo lo que Ralexion necesitaba conocer para hacerse una idea del tipo de encargo que su pariente lejano le presentaba.

Entonces enarboló una cálida sonrisa, dispar con la dura expresión que había mantenido hasta ese momento.

Vaya, vaya. No sé qué te traes entre manos, Akame-senpai, pero suena interesante —incidió con desparpajo—. Bien, visto que es un simple trabajo de guía y que la posibilidad de peligro es solo eso, una posibilidad, te haré precio de familiar... digamos que unos 300 ryōs, ¿estás de acuerdo?
Responder
#11
«¿Akame... -senpai?»

Definitivamente, aquel chico de Kusagakure parecía de lo más raro. Akame no había conocido a muchos ninjas de la Hierba, y desde luego que ninguno se asimilaba ni lo más mínimo a Ralexion; era vivaz y expresivo, casi jovial. Algo que el uzujin había visto en pocos ninjas. «Tal vez es joven en el oficio... Esta profesión se encarga de arrebatarle esa candidez a todos sus practicantes». Él mismo iba a cumplir apenas un año como ninja graduado por la Academia de las Olas, pero sentía como si hubiesen sido diez.

Pero las sorpresas no acababan ahí.

«¿Trescientos... ryos?»

El Uchiha de Uzu se levantó y le tendió la mano a su pariente lejano.

Enhorabuena, Ralexion-san, acabas de conseguir el puesto —le dijo con una sonrisa socarrona. «Y de convertirte en el guía más barato de la historia», pensó para sí. Aunque eso se lo cayó con buen juicio—. Bien, entonces supongo que tendrás que prepararte. Yo también debo avituallarme, sobre todo para este frío tan cabrón, que no me lo esperaba.

»¿Cuánto tardaremos en llegar desde aquí hasta los templos?
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
Responder
#12
Cualquiera habría estado de acuerdo: decir que el precio ofrecido por el kusajin era una ganga sería un eufenismo. Ralexion era consciente de ello. Para él era suficiente pago ver a Akame en acción, pero no estaba dispuesto a expresarlo abiertamente. Habría resultado extraño; su nuevo cliente podría incluso a haber sospechado de él sin necesidad. Era un pago simbólico, y si al final las cosas resultaban ser tan calmas como podrían serlo, tampoco le parecía una mala propina. Tan solo debía guiarlo por un sector de la jungla del noroeste.

Se le tendió una mano en gesto de buena voluntad, a lo que el moreno la estrechó.

Enhorabuena, Ralexion-san, acabas de conseguir el puesto —le aseguró, sonriente, a lo que el muchacho le devolvió la sonrisa—. Bien, entonces supongo que tendrás que prepararte. Yo también debo avituallarme, sobre todo para este frío tan cabrón, que no me lo esperaba.

»¿Cuánto tardaremos en llegar desde aquí hasta los templos?

Aproximadamente día y medio. Menos, si vamos con prisa —dijo, acto seguido se levantó—. Estaré en las puertas de la ciudad dentro de dos días, a primera hora. Espero verte listo entonces.

Marchó sin decir nada más. Era momento de emprender el bien conocido camino de vuelta a Kusagakure, reunir lo que necesitaba para la travesía y retonar a Tane-Shigai a la hora acordada.

***

A las puertas de Tane-Shigai, tal y como había dicho que estaría, Uchiha Ralexion esperaba la llegada de su cliente. Vestía con la misma capa que antes, pero en lugar de las prendas casuales con las que había conocido a Akame, llevaba consigo sus ropajes de ninja, a excepción del protector de la aldea. Portaba a la espalda una mochila algo desgastada, con provisiones suficientes para tres días.

Se sentó sobre una roca de gran tamaño a uno de los lados del camino. Desde ahí podía observar con comodidad a todos los que llegaban y se iban. A pesar de que el amanecer acababa de llegar, ya se hacía patente un bullicio considerable. Era Tane-Shigai, al fin y al cabo.
Responder
#13
«¿Dos días? ¡Por las tetas de Amaterasu, este tipo piensa tenerme aquí esperando dos días!»

Para cuando Akame quiso replicar, el Uchiha de Kusa ya se había levantado y, ni corto ni perezoso, había desaparecido tras la esquina de la terraza. El uzujin se quedó allí sentado con dos palmos de narices y la taza de té humeante entre las manos.

Bueno, supongo que así al menos me dará tiempo a terminarme el libro —murmuró, pensando en voz alta, y luego volvió a arrebujarse en la capa.

Llamó a la camarera y pidió otro té junto con un buen desayuno. Ya tenía guía, y le iba a salir bien barato; aquello había que celebrarlo. Después se ocuparía de repasar las decenas de notas que tenía sobre el libro del Templo de Uróboros, e incluso quizás de hacer algo de turismo. Al fin y al cabo, uno no se encontraba en Tane-Shigai —una ciudad de ensueño— todos los días.




Ralexion-san.

La voz serena pero dura de Akame sorprendería a kusajin por la espalda. Si éste se volteaba, distinguría la inconfundible y escuálida figura del genin de Uzu a un lado del camino, apartado del flujo de comerciantes, artesanos, soldados y demás gentes que ingresaban o salían de la ciudad a aquellas horas tan tempranas. «Al menos es puntual», se dijo Akame.

El Uchiha vestía con su vieja capa de viaje amarronada. Bajo ésta, una camisa de mangas largas y cuello alto de color azul marino, pantalones de tonalidad arena y botas altas negras. Sus portaobjetos ninja donde solían —muslo y cintura—, y su vieja espada colgada de la mochila militar que llevaba a la espalda. No había rastro de su bandana, así como Ralexion tampoco exhibía la de la Hierba. Aquel era un trabajo extraoficial.

Dijiste día y medio, menos si íbamos con prisa, ¿no? —cuestionó el uzujin—. Ya he perdido dos días, así que en efecto... Tenemos prisa. No hay un minuto que perder.

Y así Akame se colocó junto a la roca sobre la que descansaba su pariente lejano, esperando que éste descendiera y emprendiera la marcha.

Llevaba provisiones, su equipamiento ninja, el libro que había robado del despacho de Muten Rōshi y el corazón cargado de preguntas, con la esperanza de que aquel viaje respondiese a unas cuantas.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
Responder
#14
Ralexion-san.

Giró el cuello y parte del torso, lo necesario para descubrir la proveniencia de aquella voz que reconocía, y se topó con la imagen de Akame, claramente listo para la expedición que se traían entre manos.

¡Oh, Akame-senpai! —profirió a la par que se alzaba.

Dijiste día y medio, menos si íbamos con prisa, ¿no? —preguntó, inquisitivo—. Ya he perdido dos días, así que en efecto... Tenemos prisa. No hay un minuto que perder.

Sin problema, a toda máquina pues —expresó con jovialidad, asintiendo repetidas veces.

Los dos miembros del mismo clan se pusieron en marcha. La zona alrededor de Tane-Shigai —compuesta por bosques de frondosidad más bien baja— dio paso a arboledas mucho más vigorosas tras un par de horas. Ralexion saltaba de rama en rama a la máxima velocidad que su agilidad le permitía, inoportunado por lo boscoso de aquellos parajes a pesar de su experiencia en situaciones similares. Para Akame debía de ser todavía peor, pero el muchacho se aseguraba de no dejarlo atrás.
Responder
#15
La marcha avanzó a buen ritmo durante el primer tramo, que ocupó todas las horas desde el amanecer hasta el mediodía. Akame no estaba habituado a moverse por parajes como aquel —acostumbrado a los caminos limpios y las llanuras de Uzu no Kuni—, pero lo compensaba con un estado de forma física claramente superior al de Ralexion. Si él se enreada de vez en cuando con alguna rama, o por un momento perdía completamente de vista el Norte, su guía era notablemente más lento y torpe. «Al menos tiene buenos pulmones», pensó Akame cuando hicieron una parada.

El Sol brillaba alto en el cielo, despejado aquel día, aunque ellos no pudieran disfrutarlo. Las frondosas copas de los árboles a su alrededor hacían las veces de sombrilla —inoportunamente, pues estaban en Invierno— manteniendo la temperatura fría y el aire húmedo.

Ah, paremos para comer. Me muero de hambre —confesó Akame, que no había probado bocado desde que salieran de la Aldea.

Si Ralexion accedía, el Uchiha buscaría descender hasta el suelo. Una vez allí buscaría un sitio donde el follaje clarease y apartaría algunas ramas. Habiéndose hecho un hueco decente en la tierra, el uzujin sacaría un bocadillo envuelto en papel de arroz y echaría mano de su fiel cantimplora. Luego dejaría la mochila en el suelo y se sentaría sobre ella.

Así que de Kusa, ¿eh? —diría, por fin, luego de haber masticado durante unos momentos el primer bocado de su sabroso almuerzo—. No recuerdo haberte visto en el Torneo. Te graduaste hace poco, ¿verdad? —quiso saber el del Remolino.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
Responder



This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.