*Iniciaba un nuevo día en Amegakure, Sayori seguía su rutina habitual, se levantaba y bajaba a desayunar con su padre, para luego volver a su habitación y leer o entretenerse con algo más hasta llegada la tarde donde entrenaba un poco en el patio de su casa. Iba a ser un día como cualquier otro hasta que...*

- ¡Oi! Sayo, ¿crees que puedas ir hasta la tienda y traerme unas cuántas cosas?

*La joven apenas empezaba a desayunar cuando escucha las palabras de su padre y se sorprende, casi atorándose con su comida en el proceso. Era bastante raro que él le permitiera salir, más aún sola, y Sayori tampoco tenía problemas en quedarse todo el día en casa, después de todo no había nada afuera en la aldea que le pudiese interesar.*

- ¿Qu-...qué cosas necesitas?
- Tranquila, no tienes que ir muy lejos, solo son algunos ingredientes para el almuerzo... Sabes que iría yo pero debo terminar de afilar una espada, el cliente vendrá esta tarde...
- Pero podemos almorzar cereal...

*Dijo en voz baja viendo su plato mientras continuaba desayunando... pero al parecer su padre la escuchó porque se acercó a la mesa y golpeó la mesa, era un hombre bastante amable... eso hasta que se enfadaba.*

- Está bien... está bien... déjamelo a mí... solo dame el listado de lo que necesitas, no tardaré.

*Su padre le alborotó el cabello en gesto de agradecimiento, a Sayori no le gustaba que hiciera eso y ya sentía que estaba lo bastante grande. En fin, terminó de comer, subió a su habitación y se cambió por el atuendo que normalmente usaba cuando iba al patio de su casa a entrenar, tomó algunas herramientas ninja solo porque no se sentía a gusto de salir de casa, aunque sea a la esquina, posteriormente bajó las escaleras, tomó el listado de las manos de su padre, respiró profundamente y salió de casa, pero antes de que se apartara de la entrada su padre le dijo, colocando una mano en su hombro.*

- Solo sigue ese camino hasta ese letrero de allá y entonces gira a la derecha hasta que veas una tienda de víveres, no hay como perderse... y míralo de esta forma, será tu primera misión como kunoichi de Amegakure.

*Dijo con orgullo su padre. Simples indicaciones, no podría perderse pensaba la kunoichi, pero aún no se sentía bien en salir y le resultaba un fastidio, aseguró la espada que guardaba en su espalda, la llevaba solo por seguridad y salió en la dirección indicada.*

El día de Moguko había iniciado ya hacía un buen rato, el desayuno también era un ritual que se llevaba a cabo en familia antes de que todos los miembros de ese hogar se dispusiesen a llevar adelante sus tareas. Por un lado los adultos a cargo de la residencia, quienes al terminar su plato se dedicarían a trabajar, y por otro la kunoichi que se prepearía para realizar un viaje a la biblioteca más cercana.

En una pequeña mochila cargaba unos pesados pergaminos con textos que solo podrían interesarle a alguien que, como ella, se dedicase a la medicina ninja.

Aquel día no estaba de servicio, por lo que su atuendo carecía de armamento ninja, su frente no estaba protegida por el protector metálico con el símbolo de la aldea, lo cual dejaba liberada su cabellera, bueno, dentro de lo que los limites de su capucha le permitían.

La kunoichi disfrutaba el viaje por las calles de la aldea hacía la biblioteca, le ayudaba a despejar la cabeza de lo que sea que pudiese tener en la cabeza antes de estudiar, aun así, era habitual para ella hacer una parada por la tienda de víveres y juntar algo para almorzar durante el descanso de su sesión.

*Por el momento todo marchaba bien, se había alejado unas cuadras de casa y cada vez podía visualizar mejor el letrero donde debería dar la vuelta para llegar a la tienda de víveres, ¿sencillo, no? solo tenía que seguir por la calle, en línea recta hasta llegar a ese punto y doblar a la derecha, pero la joven no estaba acostumbrada a salir y más allá de eso, entre más cerca estaba del mercado, era más común ver gente amontonada y esto le producía una incomodidad terrible.*

<¿Por qué hay tanta gente a esta hora de la mañana, es normal?... Sí si si, claro que es normal, lo que pasa es que nunca sales... vamos sólo concéntrate en seguir caminando...>

*El hábito que tenía por llevar conversaciones dentro de su cabeza parecía empeorar cuando se sentía nerviosa y ver a tanta gente, sentir que la estaban observando, que murmuraban cosas y pensar que podían estar hablando de ella, no la hacía sentir nada tranquila. Simplemente continuó avanzando, agachando la mirada e intentando no prestar atención a las personas que tenía alrededor, a pesar de que en el camino iba accidentalmente empujando levemente a una que otra persona.*

<¿Por qué me están viendo... no pueden seguir con sus asuntos? ...bien podría estar en casa leyendo a esta hora... aunque bueno no es tan malo, talvez te encuentres una librería en el camino, ¿mi padre me dio suficientes ryos para comprar algún libro?>

*Levantó la mirada para ver cuánto le faltaba para doblar pero ya no podía ver el letrero de referencia, ¿se había pasado? ¿se había desviado cuando accidentalmente era empujada por la multitud? o quizá, para su mala suerte, ¿el dueño del letrero decidió sacarlo en ese momento para reemplazarlo? habían muchas posibilidades y en su cabeza seguía elaborando aún más... lo cierto era que su sentido de la orientación era terrible, que no se sentía cómoda entre tantas personas y para empeorar la situación le daba vergüenza preguntar a desconocidos... tal parece que iba a ser un día muy largo.*

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Off: Y aquí viene el clásico... “podría ser peor, al menos no está lloviendo" :v

La kunoichi maniobraba por las calles de la aldea bajo la protección de su capa, o bueno, la mejor protección que podría llegar a proveerle su abrigo. Evitaba tanto como podía los charcos que sabía que se iban formando en las irregularidades del suelo, desde una vista cenital podría describirse el modo en que se movía casi como mimetizando el recorrido de las cañerías que transportaban el agua por toda la aldea.

No estaba precisamente apresurada por llegar a su destino pero tampoco le agradaba la idea de quedarse bollando en el camino y desperdiciar el tiempo. Pero, pero, pero... toda buena persona tiene algo malo y en el caso de la médica era la fascinación por adquirir material de lectura nuevo. Por lo que no sería sorpresa de que los ojos se le quedasen clavados en la vitrina de una tienda que justamente se dedicaba a la venta de esta clase de productos.

Ese tomo no lo tengo... oh... y parece que ya esta llegando a Amegakure el tomo de este autor...

Abstraída de la realidad por un segundo, Moguko apreciaba con cierta inocencia las existencias en aquella librería, calculando cuanto le podría llegar a costar seguir expandiendo su colección de manga.

*No había prestado atención a los detalles por lo que no podía recordar por dónde había pasado ya. Observaba los alrededores intentando acordarse pero los edificios de la aldea tenían una arquitectura y color tan similar. Su casa sin embargo tenía una forma distinta pues se trataba de un local de comercio de armas, debía ser llamativo para atraer clientes, y aunque no era visible desde donde se encontraba, seguramente la podría observar si trepaba al techo de una de las casas.*

- Mm... no sé qué voy a hacer, solo quiero volver y decirle a papá que fracasé en la misión... no sirvo para ser shinobi...

*Dijo en voz baja para sí misma, pero sabía que no podía rendirse todavía. Estiró los brazos y las piernas para sacudirse un poco la pereza y el cansancio, cerró sus ojos un momento e intentó pensar qué hacer ahora, su mente ya comenzaba a imaginar todo tipo de cosas. Si volvía a casa sin las compras su padre se iba a enfadar y la echaría de casa... entonces ¿tendría que vivir en las calles? ¿sobreviviría con los pocos ryos que tenía? Seguro podría robar para sobrevivir pero no quería hacer eso, la habían educado con valores... y ni hablar de la seguridad de la aldea, la capturarían de inmediato*

- Agh qué voy a hacer...

*Abrió los ojos y observó a una mujer que traía una bolsa con alimentos, a la kunoichi no le gustaba hablar pero era inteligente y mediante la observación pudo deducir que aquella mujer venía desde la tienda de víveres donde se dirigía en primer lugar, así que caminó en la dirección contraria, así llegaria a la tienda y por un momento volvió a sentirse tranquila y su rostro volvía a mostrar la seriedad y serenidad que la caracterizaban. Avanzaba más confiada con la mirada en alto y observando los lugares que tenía a su alrededor, hasta que algo llamó su atención... libros, una tienda llena de ellos y en la vitrina los productos de mayor interés de momento. Se detuvo frente a la vitrina, vio que había otra persona allí e hizo lo posible por no mantener contacto visual, sólo mantenía interés en ver los libros de la vitrina y sus precios, sacó la lista de compras intentando hacer cálculos rápidos y ver si le alcanzaba para volver a casa con alguno.*

Se dejó llevar por el buen momento que le producía el fantasear con una librería llena de cosas que le gustaban, se imaginaba teniendo una pared llena de tomos de manga y libros y pergaminos con todos los trabajos literarios que aspiraba consumir y luego poder presumirlos de manera física. Incluso proyectaba algún que otro muñeco o figura a escala, de esas con mucho detalle.

Pero poco a poco cuando terminaba de manifestar su habitación soñada, y como si fuese un video que termina en un cuadro negro, volvió al presente. Un presente donde debía realizar sus deberes para poder conseguir sus metas.

Ya no estaba sola, ahora había una segunda persona mirando la vitrina.

¿He visto antes a esta persona?

Se preguntó por un segundo muchacha tras haber girado su mirada hacía la kunoichi.

—¿Es muy larga tu lista de libros pendientes?

Consultó con una amable voz y dedicándole una ligera sonrisa, un tono amigable, que nunca estaba demás en la clase de tiempos que estaban atravesando. Quería romper el hielo de alguna manera con esa persona que se había manifestado en el momento en que estuvo abstraida de la realidad y esa fue la mejor manera de lograrlo que llegó a encontrar.

*Terminaba de realizar los cálculos en su cabeza cuando una voz la traía de vuelta a la realidad, ¿le estaban hablando a ella? ¿en qué momento había hecho algo para llamar la atención? giró su cabeza levemente hacia la dirección de la voz, era aquella persona que visualizó cuando se acercó a la vitrina, ahora la estaba observando esperando una respuesta.* <Vamos te está hablando, has algo... ¿correr? Soy ágil pero no estoy acostumbrada a correr largas distancias... solo di algo, talvez se vaya después>

- Yo ehm...

*Alzó la vista y la vio a los ojos pero el movimiento fue muy rápido, no estaba acostumbrada a mantener contacto visual con desconocidos, sin embargo por ese breve momento le pareció reconocer a la muchacha de algún lugar, qué raro si nunca salía y no tenía amigos... quizás había ido alguna vez al almacén de armas de su padre o quizás la había visto el único día que fue a la academia, el cual solo había sido para rendir la prueba y recibir la bandana que ahora llevaba puesta por encima de la rodilla.* <Respóndele maldición>

- Yo uhm... en realidad no es una lista de libros... y ... ya no importa, tampoco me alcanza para comprar uno...

*Había conseguido hablar más de lo que estaba acostumbrada pero ahora tenía curiosidad por saber si conocía a aquella chica de alguna parte, aunque internamente solo quería seguir su camino y hacer lo que tenía pendiente.* <Ahh Sayo olvidaste presentarte ¿dónde están tus modales?>

- Yo ehm...

Su interlocutora hizo un leve gesto con su cabeza y dejó escapar un sonido de su boca, sonido que tomó ligeramente con la guardia baja a la médica.

El contacto visual fue muy, muy breve. Pero suficiente como para sembrar en su cabeza una semilla de la misma naturaleza de la que se le habría plantado a la Yuki.

"¿De donde nos conocemos?¿Nos conocemos?"

Se le hacía un poco extraño a decir verdad, no le gustaba olvidarse de la gente con la que había tenido contacto en algún punto de su breve vida como ser vivo. Pero realmente era difícil para ella encontrar un recuerdo al cual pudiese atribuirle una etiqueta compartida.

La respuesta de la chica, interrumpió por un segundo su pensamiento, no estaba en ese lugar para adquirir un ejemplar literario, y en su poder tampoco tenía una lista. Pero ya estaba ahí, contemplando la vitrina.

—¡Oh, entiendo! ¿Pero te gusta la literatura, verdad?

Una pregunta fácil, una pregunta tonta si se lo pensaba con detenimiento, después de todo la conversación estaba ocurriendo delante de una librería.

- Pues... sí

*Su respuesta fue muy breve, sus habilidades para socializar eran bastante malas por no decir nulas y tras su respuesta solo pudo devolver la vista a la vitrina que tenía a un lado. La verdad era que le gustaba mucho leer, tanto los libros como pergaminos eran una gran fuente de información que le ayudaban a aprender cada día y mejorar como ninja, desde aquellos sobre estrategias y técnicas en batalla o aquellos que describían armas y sus usos o materiales usados para forjarlos, tenía acceso a gran parte de este tipo de literatura porque eran posesión de su padre desde que era pequeña. Los libros ya estaban algo desgastados y las páginas tenían un color amarillento, pero eso no evitaba que siguieran siendo útiles a pesar de su estado.*

- ¿Vienes seguido a este lugar?

*En su esfuerzo por decir algo más formula una pregunta corta y ahora la kunoichi se encontraba viendo una portada en particular y era que, no todo lo que consumía tenía que ver con aprendizaje, necesitaba distraer su mente a veces y le gustaban las historias de ficción, sin importar el tipo de formato de la obra, como aquel manga que captó su interés, donde el personaje principal era un ninja legendario, con un uniforme negro en su totalidad, cubierto por armadura y cuyo rostro estaba oculto tras una máscara. En aquella edición aparecía sujetando una enorme espada estilo samurai cubierta de llamas, mientras combatía una bestia gigante que parecía ser una mezcla entre un león y un halcón.*

Le dedicó una cálida sonrisa cuando le contestó su pregunta, y no supo que más decirle.

Claramente la chica o no tenía ganas de hablar o estaba demasiado concentrada en sus cosas como para prestarle atención. Pero hey, le había dado ese bocado de información de su persona.

Vaya...

No pudo evitar sentir ganas de examinar un poco más el comportamiento de aquella chica. Intentó observar lo que ella observaba en aquella vitrina. Conectar con una desconocida qué quien sabe si iba a volver a ver.

La pregunta de la muchacha alentó su espíritu. La conversación seguía.

—¡Si! Me gusta pasar por este lugar cuando voy a la biblioteca a estudiar.

Contestó emocionada mientras giraba ligeramente su eje para dejarle más fácil a la vista la mochila que tenía consigo.

—Hoy debo regresar estos pergaminos y buscar otros para seguir leyendo.

Agregó con la esperanza de que aquel fragmento fuese suficiente chispa para encender la curiosidad de la kunoichi.

*Seguía observando con ilusión aquella portada, preguntándose cuántas misiones tendría que cumplir para poder comprar algún tomo, debía balancear sus ingresos, siempre contar con armamento y objetos para las siguientes misiones, al menos por el momento le era imposible adquirirlo así que dejó de soñar con la idea, regresando su vista hacia la kunoichi que había contestado a su pregunta.

Así que visita la biblioteca para estudiar, no parece tan distinta a ella con la diferencia de que Sayori solo tiene una pequeña colección de libros y estudiaba en casa, se preguntaba qué tan grande era la biblioteca a la que se dirigía y qué otro tipo de libros podría encontrar allí, qué ganas tenía de ir pero no había olvidado que aún debía realizar unas compras y volver para el almuerzo, no podría visitar la biblioteca aunque quisiera. Su atención entonces se fijó en la mochila de la kunoichi cuando mencionó los pergaminos y sintiendo curiosidad le preguntó.*

- ¿Qué estás estudiando?

*No estaba segura si se trataban de pergaminos de técnicas pero tuvo curiosidad y sin darse cuenta la conversación comenzaba a fluir, al parecer había encontrado a alguien con sus mismos intereses, se preguntaba si acaso también era una kunoichi al igual que ella aunque no podía observar su bandana si es que la traía puesta. Por último añadió una pregunta más que había esperado hacerle desde hace buen tiempo pero no se atrevía.*

- Este... ¿Cuál es tu nombre?

Una ligera sonrisa se dibujó en el rostro de la kunoichi cuando le preguntaron que estaba estudiando, casi como si el pecho se le hubiese llenado de orgullo.

—Estoy estudiando ninjutsu médico. A eso me dedico.

El noble arte heredado por su madre. Aún le faltaba un poco para poder decir que tenía la capacidad de curar gente con sus propias manos, pero tenía las bases bien vistas, no debería faltar mucho para poder acceder a esa clase de poder. Aquellos pergaminos que cargaban eran bastante tediosos, si bien tenían dibujos y gráficos que hacían mas palatable la lectura, no dejaban de ser algo que demandaban cierta determinación para leer.

—¡Oh...! ¿Dónde están mis modales?

Se preguntó en voz alta ante la pregunta de la muchacha.

—Me presento, Yamanouchi Moguko, genin médico. Encantada de conocerte.

Diría agregando a su introducción una reverencia de manual de etiqueta. Estaba particularmente orgullosa del nivel de formalidad que podía llegar a alcanzar en aquella clase de situaciones.

—¿Podría preguntarte tu nombre?

<ninjutsu médico...>

*Pensaba la kunoichi, no tenía gran conocimiento sobre la variedad de jutsus existentes y la rama de la medicina era un campo que no sabía que podía desarrollarse como un arte shinobi, después de todo había vivido aislada del mundo y solo conocía la información que le había enseñado su padre o que había visto en los libros que tenía en casa, la medicina claramente estaba fuera de su alcance. Cuando la joven se presentó, el apellido Yamanouchi tampoco se le vino a la mente, si bien sentía que la había visto en alguna parte tenía desconocimiento sobre las familias o clanes, pero al menos comprendió una cosa, también era genin al igual que ella.*

- Yuki... Yuki Sayori, también soy genin... mucho gusto

*Hizo una reverencia intentando imitar a la kunoichi, las habilidades sociales se le daban bastante mal pero al menos se habían presentado y ya no eran un par de desconocidas charlando en la vereda. No sabía por qué pero la joven al frente suyo comenzaba a agradarle. Tras su saludo agregó, curiosa.*

- Ninja médico... no sabía que existían técnicas así... parece difícil

*Sayori se había enfocado en entrenar su cuerpo, en habilidades en combate y agilidad, principalmente cuerpo a cuerpo y aprendió a utilizar armas gracias a que tenía acceso a ellas por su padre, pero aún le faltaba mucho y solo podía manipular con precisión una kodachi que traía a la espalda en ese momento, aunque cuando estaba en combate la llevaba a un costado pues era lo ideal para maniobrar la espada y realizar sus técnicas.*

Resultaría ser, sin llegar del todo a sorprenderla, que la persona con la que estaba teniendo o tratando de tener una conversación. Tambíen era una kunoichi, genin como ella incluso. A lo mejor por eso tenía sentido que de algún lado le sonará de algún lado su presencia.

—El gusto es mío, Yuki-san.

Contestaría a la presentación de la muchacha. Tenía una idea de las normas generales de etiqueta, juzgó, pero le faltaba un poco para decir que era una persona de buenas formas. Había un potencial, sin duda alguna.

—No es un paseo por el parque pero tampoco es la cosa más difícil del mundo...

Se atrevió a decir en un tono más bien relajado, casi queriendo soltar una broma.

—Pero requiere cierta dedicación, como con todo lo que uno aspira a ser bueno.

Agregaría con una ligera sonrisa en el rostro.

—¿Qué hay de ti? ¿Te enfocas en un arte ninja en particular?

Preguntó con genuina curiosidad, después de todo ya se había expuesto como ninja médico. El principio de reciprocidad podría decirse que le debería ayudar a obtener esa clase de información de su nueva conocida.

—Oh... por cierto. ¿Te gustan las armas? No tengo mi espada conmigo hoy, porque bueno... voy a la biblioteca y no estoy de servicio. Pero tengo una wakizashi...

Se animaría a comentar como bocado extra de información para tener otro tópico para hablar.

*La kunoichi no estaba acostumbrada a tanta formalidad y en casa no usaban títulos o etiquetas, no era que le molestara el “san” luego de su apellido, solo le resultaba extraño y estaba acostumbrada a que la llamen Sayori o simplemente “Sayo”. Escuchó la siguiente respuesta de Moguko con interés, así que dedicaba mucho de su tiempo estudiando medicina, no era de sorprender, se podía ver por sus expresiones que le interesaba bastante el tema.*

<Wow... es una persona genial>

*Aunque su mirada no lo reflejaba, sentía cierta admiración. Sayori no podía decir que se enfocaba en un arte en específico aunque ya tenía en mente que camino recorrer. Además no quería revelar mucha información de sí misma, era una persona reservada, sin embargo la kunoichi frente a ella ya había expresado parte de quién era, creería que lo justo sería que también le cuente algo personal, sin revelar demasiado detalle claro, nunca estaba de más desconfiar un poco.

Decidió no dar información de su clan o más bien, no quiso mencionarle que sí había nacido con la naturaleza del clan Yuki en sus venas y no era solo un apellido, después de todo lo descubrió desde pequeña cuando congeló una porción de agua, la cantidad de medio vaso, además de que podía formar una esfera de hielo casi de la mitad del tamaño de su mano pero que no poseía la dureza total del hielo, era como agua que recién comenzaba a congelarse... y no quería revelar este detalle no solo por desconfianza sino que sentía vergüenza de sí misma pues no podía ejecutar ninguna de las técnicas del clan Yuki todavía y lo que podía hacer no podía aplicarlo en batalla, se sentía inútil.*

- Me interesa el arte del Bukijutsu... pero creo que me especializaré en Kenjutsu

*Le indicó mostrando mejor su Kodachi, la primera y única espada que tenía en su arsenal, esperaba conseguir más con el tiempo. Luego la kunoichi le comentó que tenía un arma, una Wakizashi en casa y el interés de Sayo aumentó, quería ver el arma en persona... pero no, no podía confiarse e ir hasta su casa, quién sabe si se trataba de una trampa, no era tan tonta para caer en algo así, no iba a funcionar.*

- ¿Puedo verla? Digo... no ahora porque tengo cosas que hacer pero...

<¿Es en serio? No conoces a esta persona... sí, es una genin pero con más razón te sería más difícil defenderte de alguien de tu mismo rango...

...No no no, está bien, parece amigable, ¿no? además dijo que estudiaba medicina... un médico no puede matar está en su código, ¿verdad?>

*Allí estaba de nuevo su hábito por conversar sola en su mente. Yamanouchi había tocado un punto débil, ahora tenía más interés en la kunoichi y quería seguirla o al menos volverla a encontrar en otro momento cuando tuviese más tiempo. Acompañarla a la biblioteca o conocer donde vivía y ver si tenía más armas además de la Wakizashi, quizás hasta podría tener un combate de entrenamiento con alguien de su mismo rango y tener una amiga no podría ser tan malo.*