Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
La Arashikage no pronunció palabra alguna, nadie lo hizo. La vista de la mujer más poderosa de Amegakure estaría clavada en los ojos de Ayame durante unos segundos, la joven kunoichi no pudo soportar la presión y tuvo que agachar la cabeza. Finalmente, Yui sonreiría.
—Me temo que no lo sé, pequeña.
Pronunció la líder y la jinchuuriki se hundió de hombros. No parecía muy alegre con la respuesta. Hubiese sido una admirable muestras de paciencia y autocontrol de no ser porque la cosa siguió. Ni Mogura ni Shanise podrían llegar a hacer nada por ella en aquel momento.
—Pero, ¿sabes? Tengo curiosidad, y creo que en la biblioteca del tercer piso hay información sobre el tema.
Ayame pareció cargarse de energía al escuchar esas palabras, cosa que se vio claramente en su mirada.
—Yui-sama, ¿qué...?
La intervención de Shanise fue prueba suficiente para que Mogura desconfiara de las palabras de su Kage, dudaba que Aotsuki Ayame encontrase lo que buscaba en el lugar a donde la estaban enviando.
—Oye, pequeñaja¿Por qué no bajas un momento allí y te traes el tomo sobre Tipos de Chakra que hay encima del escritorio, ¿eh? Nada más sales del ascensor, es la quinta puerta a la derecha. ¡Venga, muchacha, corre! Tenemos otras cosas importantes de las que hablar. Esperaremos.
—¡Claro, Yui-sama!
El tono de voz de la chica y la esperanza que había en sus ojos hubiesen llenado el corazón de cualquiera.
«Eso es un poco cruel...Arashikage-sama...»
No podía evitar pensar el joven médico al ver lo que estaba pasando. Miró a Ayame retirarse entonces de la habitación y mantuvo la mirada un par de segundos después de que esta dejase la habitación.
«¿Y ahora...?»
Miro entonces a la consejera de Yui. Tenía ganas de preguntar que había en ese lugar donde Ayame estaba yendo. Pero no había oportunidad de consultar o posiblemente le enviarían a verlo por si mismo.
«Tercer piso... puede ser cualquier cosa... Tiene que tener más cuidado Ayame-san...»
Esperaba realmente que nada malo se encontrase dentro de aquella quinta habitación, esperaba que no fuese una prisión o algo que no fuese apto para los ojos de la kunoichi. Esperaba realmente que hubiese un libro aunque una parte muy grande de su persona sabía que no lo sería.
29/09/2017, 15:16 (Última modificación: 29/09/2017, 15:17 por Amedama Daruu.)
La quinta puerta a la derecha. Era la correcta. De eso estaba segura. Ayame posó la mano en el pomo de la puerta, tan emocionada y llena de ilusiones que no se dio cuenta del cartel luminoso que presidía el marco de madera. La puerta cedió con un sonoro quejido, y Ayame se adentró en...
...los baños del tercer piso.
Ante ella se erigían, imponentes, seis cubículos con retretes y seis lavabos, todos con un pequeño espejito delante. Al fondo, un chunin se lavaba las manos. Levantó la mirada y se echó a reír.
—Vaya, vaya. Esa es la cara inconfundible de alguien a quien Yui ha mandado a buscar la biblioteca del tercer piso, ¿verdad? —preguntó—. Ya puedes dar la vuelta, chica. Es su forma de librarse de alguien cuando le molesta. Y si vuelves al despacho, más te vale no insistir.
»No se lo tomaría muy bien.
En el siguiente turno, sólo postea Ayame.
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Pero según entró, Ayame se detuvo en seco. Ante ella no había filas de estanterías repletas de libros, no. Ante ella sólo había seis retretes y seis lavabos con sus seis espejito. Ayame retrocedió un momento y asomó la cabeza al pasillo, preguntándose Si se habría equivocado de puerta o de piso.
Pero no. Era la quinta puerta de la derecha. Y ahí estaba el cartel, anunciando los baños...
—Vaya, vaya. Esa es la cara inconfundible de alguien a quien Yui ha mandado a buscar la biblioteca del tercer piso, ¿verdad? —preguntó un chunin, que se estaba lavando las manos en uno de los lavabos.
—Q... ¿Qué? —balbuceó Ayame, confundida.
—Ya puedes dar la vuelta, chica. Es su forma de librarse de alguien cuando le molesta. Y si vuelves al despacho, más te vale no insistir. No se lo tomaría muy bien.
Toda la emoción que había sentido se desknfló como un globo. Abatida, Ayame agachó la cabeza. Yui se había desecho de ella sin ningún tipo de miramientos para que dejara de husmear como si de una chiquilla se tratara... ¿Pero por qué era tan difícil que alguien respondiera a su pregunta? ¡Ella sólo quería saber lo que era el chakra natural!
Asintió sin una palabra. Pero cuando estaba a punto de salir por la puerta...
—Esto... señor... ¿Usted no sabrá dónde está la biblioteca de verdad, no?
Ayame, abatida, estaba a punto de rendirse, cuando, de pronto, se le ocurrió preguntar al hombre la ubicación de la biblioteca de verdad.
—Pero, chiquilla... No deberías... —empezó a decir, pero al ver su desangelado rostro no pudo evitarlo y confesó—: Está bien, está bien. En el décimo, segunda puerta a mano izquierda desde el ascensor.
· · ·
—Pues sí que tarda la puta niña —se quejó Yui—. Sólo tenía que bajar, disfrutar de las vistas del retrete y subir.
—Conociendo a Ayame, Yui-sama... Es probable que haya pensado que se ha equivocado de puerta y esté buscando la biblioteca de verdad.
—¡Imposible! —Yui golpeó el escritorio, furiosa. Esa maldita mocosa...
—Yui-sama, ya que estamos aquí y mientras esperamos a Ayame... —Posó la mano sobre los hombros de Mogura—. Me gustaría proponer a Manase Mogura para un ascenso al rango de chunin.
Yui observó a Mogura detenidamente. Era sólo un crío. Pero Shanise no hacía esas proposiciones a la ligera.
—Me salvó la vida, Yui. Lleva toda la misión manteniendo la calma e infundándola en su compañera.
Es una buena decisión.
—Está bien. Manase Mogura, a partir de hoy... Eres un chunin. Estás listo para comandar equipos y dar órdenes a genin. Compórtate con la responsabilidad que ese rango conlleva, ¿de acuerdo?
Turnos:
—Mogura
—Ayame
—Sama-sama
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Se quejaba la Arashikage, Mogura trataba de mostrarse tranquilo ante la situación pero por dentro estaba nervioso. ¿Dónde estaba Ayame?
Sólo tenía que bajar, disfrutar de las vistas del retrete y subir.
«¿Retrete...? ¿La ha enviado al baño...?»
Si hubiese podido, habría dejado escapar un profundo suspiro de alivio al saber donde podría estar Ayame.
—Conociendo a Ayame, Yui-sama... Es probable que haya pensado que se ha equivocado de puerta y esté buscando la biblioteca de verdad.
—¡Imposible!
Sería algo que solo Aotsuki Ayame podría hacer, la Arashikage no quería creerlo pero tanto su consejera como el genin sabían dentro suyo que la joven kunoichi estaría recorriendo la torre en busca de la información que deseaba.
—Yui-sama, ya que estamos aquí y mientras esperamos a Ayame...
Escuchó decir a la ANBU para después sentir como colocaba su palma sobre su hombro. Su mirada se dirigiría hacía la mano y luego buscaría con su mirada a la fémina.
Me gustaría proponer a Manase Mogura para un ascenso al rango de chunin.
Los ojos del shinobi se abrieron más de lo acostumbrado, en su rostro había clara expresión de sorpresa.
«¿Chuunin...?»
No era algo que había planeado realmente, esperaba algo como "Buen trabajo, sigue así" y que lo envíen a casa con algunos ryos en los bolsillos o algo por el estilo.
—Me salvó la vida, Yui. Lleva toda la misión manteniendo la calma e infundándola en su compañera.
Es una buena decisión.
Había hecho su trabajo de la mejor forma que sabía, era lo que correspondía, lo que había que hacer.
«Shanise-san... está poniendo las manos en el fuego por mi.»
Pensó en aquel momento el muchacho que trataba de recuperar su mirada de siempre. No pudo evitar mirar a su Kage cuando la fémina finalizó su argumento.
—Está bien. Manase Mogura, a partir de hoy... Eres un chunin. Estás listo para comandar equipos y dar órdenes a genin. Compórtate con la responsabilidad que ese rango conlleva, ¿de acuerdo?
Como si fuese la palabra de una reina, Mogura dejaría de ser un Genin y pasaría a ser un Chuunin. Sus responsabilidades serían otras, podría comandar a otros Genin y ser el encargado de dirigir equipos.
De acuerdo, Arashikage-sama.
Comentó para luego realizar una formal reverencia a la líder de Amegakure. Hizo su mejor intento por mantenerse cuerdo y serio ante la situación, los nervios por lo que podría haberle pasado a Ayame y lo que estaba sucediendo en ese instante atentaban contra su persona. Pero ahora tenía que estar a la altura de eso.
—Pero, chiquilla... No deberías...—empezó a decir el chunin, pero al ver su desangelado rostro no pudo evitarlo y confesó—: Está bien, está bien. En el décimo, segunda puerta a mano izquierda desde el ascensor.
Ayame volvió a sonreír de oreja a oreja.
—¡Gracias, señor chunin!
Y Ayame salió de los baños corriendo. Entre largas zancadas alcanzó el ascensor. Alguien debía de haberlo utilizado en aquellos pocos minutos, porque tuvo que volver a esperarlo con impaciencia contenida y su pie golpeteando el suelo. El ansiado tintineo llegó, y Ayame se lanzó a su interior y pulsó el décimo botón.
—Segunda puerta a la izquierda... Segunda puerta a la izquierda... —se repetía, pero esta vez no canturreaba con la cancioncilla del ascensor. Sólo murmuraba.
Tras un minuto de ascenso, las puertas volvieron a abrirse y Ayame se abalanzó fuera.
Segunda puerta a la izquierda. Allí estaba: la biblioteca, una enorme sala de dos pisos de altura. Había estantes con libros a la izquierda y a la derecha, pegados a las paredes, tanto en el piso de abajo como el de arriba. Había tres filas de estantes también en el centro, con libros a cada lado.
¡Vaya, qué mala suerte! Estaban todos desordenados. Tendría que buscar uno a uno si quería encontrar el...
...oh, miradlo. Ahí está, encima de una mesa, tal y como le había dicho Yui. Quizás el chunin había mentido y simplemente Ayame se había equivocado de piso. Sí, Ayame estaba segura de que su kage era una buena persona.
El siguiente turno, postea solo Ayame
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Y cuando abrió la puerta, se le enganchó aún más la sonrisa. Allí estaban, las estanterías llenas de libros, el olor a papel y polvo que evitaba un recuerdo a viejo y a añoranza y a... conocimiento.
Ayame se acercó, y aunque trató de hacer el mínimo ruido posible, el sonido del golpeteo de sus botas contra el suelo reverberó entre las estanterías.
«Vaya... ¡Están todos los libros desordenados! ¿Es que nadie se encarga de este sitio?» Pensó Ayame, maldiciendo su mala suerte. Iba a gastar mucho tiempo si tenía que ir buscando uno por uno...
Giró sobre sí misma, buscando a alguien que pudiera ayudarla, cuando lo vio. Encima de un escritorio, tal y como la Arashikage le había dicho. ¿Acaso se habría equivocado con las indicaciones? Pero entonces... ¿por qué le había dicho eso el chunin...?
Torció ligeramente el gesto. Debía de ser un malentendido. Sí, eso debía de ser. Por eso, tomó el libro de Tipos del Chakra y salió corriendo de allí para volver a tomar, otra vez, el condenado ascensor y subir al último piso de la torre. Con el libro abrazado contra el pecho, atravesó el pasillo entre rápidas y largas zancadas y se plantó el despacho entre ligeros resuellos.
—Siento... la tardanza... Yui-sama... —dijo, con una profunda inclinación, antes de entrar. Les dirigió un breve saludo con la cabeza a Shanise y Mogura y, alegremente se acercó a la mesa de la Arashikage y dejó el libro sobre ella—. Esto... no querría contradecirla, ni mucho menos, pero se equivocó con las instrucciones. La biblioteca está en la décima planta, en la tercera sólo hay unos baños —concluyó, con una sonrisa radiante.
La puerta del despacho se abrió de golpe. Los presentes dieron un respingo, y al menos una de ellas —Shanise— se volvió para mirar. Yui asomó la cabeza desde detrás de su discípula, sonriendo, pero inmediatamente la sonrisa desapareció de su boca cuando reparó en el libro que la muchacha llevaba entre los brazos.
—Siento... la tardanza... Yui-sama... —Ayame se inclinó con respeto, luego se acercó a la mesa de Yui y depositó el libro con delicadeza—. Esto... no querría contradecirla, ni mucho menos, pero se equivocó con las instrucciones. La biblioteca está en la décima planta, en la tercera sólo hay unos baños.
Yui estaba roja de ira, pero en lugar de una mueca de enfado, le mostró una preciosa sonrisa de dientes afilados.
—¡¡VAYA, QUÉ DESPISTADA HE SIDO, LO SIENTO, AYAME-CHAN, NO VOLVERÁ A OCURRIR, QUE DESCUIDADA POR MI PARTE!! —Cogió el libro, lo levantó, y lo lanzó de golpe contra el escritorio de ébano, por el lomo.
PLACA.
FLOP.
Yui se inclinó sobre la mesa y empezó a pasar páginas del libro a toda velocidad.
—A VEEEER A VER DONDE ESTARÁAAA. ¡AY, QUÉ NERVIOS! ¡AL FIN SABREMOS TODOS LO QUE ES EL CHAKRA NATURAL!
—¿¡NO ESTÁS EMOCIONADA AYAME!? ¿NO LO ESTÁS?
»ANDA MIRA, AQUÍ ESTÁ. Mira, escucha atentamente.
»EL CHAKRA NATURAL ESTÁ FORMADO POR LA ENERGÍA ESPIRITUAL Y FÍSICA DE UN SHINOBI,
Y TAMBIÉN POR LA ENERGÍA DEL AMBIENTE, LOGRANDO UN EQUILIBRIO PERFECTO ENTRE ESTAS TRES FUERZAS SE OBTIENE UN PODER DESCOMUNAL, AUNQUE SÓLO LOS MAESTROS EN EL ARTE DEL SENJUTSU PUEDEN APRENDER A GENERARLO CORRECTAMENTE. A VECES SE LE LLAMA INCORRECTAMENTE CHAKRA NATURAL A LA ENERGÍA NATURAL, QUE ES LA FUERZA PRESENTE EN EL AMBIENTE Y EN LOS ANIMALES, DE LA QUE LOS PRACTICANTES DEL SENJUTSU OBTIENEN SU FUERZA.
»¡UY QUÉ BIEN, EH! HEMOS APRENDIDO MUCHO. ME ASEGURARÉ DE DEVOLVER ESTE LIBRO A LA BIBLIOTECA, AHORA MISMO LO DEJARÉ POR AHÍ Y LUEGO LO LLEVO YO MISMA.
Yui cerró el libro.
PONK.
—¡No, Yui-sama, no! —dijo Shanise, adelantándose.
CRASH.
Pero Yui ya había lanzado el libro por la ventana de atrás, rompiendo el cristal y arrojándolo desde la cima de la torre...
—VAYA, SE ME HA CAÍDO. QUÉ LÁAAAAAAASTIMA. BUENO, YA HEMOS APRENDIDO MUCHO CHICOS. AHORA, SI ME DISCULPÁIS, TENGO ALGO IMPORTANTE QUE COMENTAR QUE IGUAL HASTA ES MÁS INTERESANTE QUE SABER LO QUE ES EL PUTO CHAKRA NATURAL.
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Yui le dedicó una hermosa sonrisa, pese a los dientes como navajas que la adornaban, y Ayame hinchó el pecho como un pavo real, con la satisfacción del deber cumplido con éxito.
Pero, lo que no esperaba, era que se pusiera a gritar con aún más fuerza que antes si cabía:
—¡¡VAYA, QUÉ DESPISTADA HE SIDO, LO SIENTO, AYAME-CHAN, NO VOLVERÁ A OCURRIR, QUE DESCUIDADA POR MI PARTE!! —La Arashikage tomó el libro, lo levantó, y lo lanzó de golpe contra el escritorio de ébano, por el lomo.
Ayame botó en el sitio ante el estruendo. La sonrisa se le había borrado del rostro y ahora estaba tan pálida como un pergamino.
—A VEEEER A VER DONDE ESTARÁAAA. ¡AY, QUÉ NERVIOS! ¡AL FIN SABREMOS TODOS LO QUE ES EL CHAKRA NATURAL!
Pero a Ayame se le habían quitado todas las ganas de saber lo que era el chakra natural. La presencia de la líder la aplastaba, la asfixiaba, la aterrorizaba. Sólo quería salir de aquel lugar llorando a lágrima viva.
—ANDA MIRA, AQUÍ ESTÁ. Mira, escucha atentamente: "EL CHAKRA NATURAL ESTÁ FORMADO POR LA ENERGÍA ESPIRITUAL Y FÍSICA DE UN SHINOBI,
Y TAMBIÉN POR LA ENERGÍA DEL AMBIENTE, LOGRANDO UN EQUILIBRIO PERFECTO ENTRE ESTAS TRES FUERZAS SE OBTIENE UN PODER DESCOMUNAL, AUNQUE SÓLO LOS MAESTROS EN EL ARTE DEL SENJUTSU PUEDEN APRENDER A GENERARLO CORRECTAMENTE. A VECES SE LE LLAMA INCORRECTAMENTE CHAKRA NATURAL A LA ENERGÍA NATURAL, QUE ES LA FUERZA PRESENTE EN EL AMBIENTE Y EN LOS ANIMALES, DE LA QUE LOS PRACTICANTES DEL SENJUTSU OBTIENEN SU FUERZA." —recitó. Pero la cosa no se iba a quedar así—. ¡UY QUÉ BIEN, EH! HEMOS APRENDIDO MUCHO. ME ASEGURARÉ DE DEVOLVER ESTE LIBRO A LA BIBLIOTECA, AHORA MISMO LO DEJARÉ POR AHÍ Y LUEGO LO LLEVO YO MISMA.
Yui cerró el libro de un golpetazo. Ayame volvió a estremecerse. Y entonces la Arashikage levantó el brazo.
El ventanal restalló en mil pedazos cuando el libro chocó contra él y cayó por encima de la balaustrada, precipitándose hacia la calle. En aquel momento Ayame ni siquiera pensó en que pudiera haber alguien debajo. En aquel momento, Ayame sólo deseaba saltar detrás del libro para no estar más tiempo frente a aquella terrorífica mujer.
—VAYA, SE ME HA CAÍDO. QUÉ LÁAAAAAAASTIMA. BUENO, YA HEMOS APRENDIDO MUCHO CHICOS. AHORA, SI ME DISCULPÁIS, TENGO ALGO IMPORTANTE QUE COMENTAR QUE IGUAL HASTA ES MÁS INTERESANTE QUE SABER LO QUE ES EL PUTO CHAKRA NATURAL.
Temblorosa, Ayame apretó las mandíbulas. Le hubiese gustado decir mil y un cosas más, pero no era más que una genin cobarde subyugada por la presencia de su líder. Y, por eso, agachó la cabeza con un doloroso nudo en la garganta por el esfuerzo que estaba haciendo para no llorar.
—Lo... siento... Arashikage-sama... —susurró con un hilo de voz, antes de retroceder y colocarse de rodillas en el suelo con los puños apretados contra estas para controlar los temblores de su cuerpo y la mirada clavada en el suelo.
¿Por qué era así con ella? Ella sólo había querido saber lo que era el chakra natural... ¡Un líder debería velar porque sus súbditos aprendieran!, ¡¿no?!
Aotsuki Ayame había actuado de la forma más inocente y energica que pudo. Había sido guiada no solo por su falta de conocimiento por la lectura entre lineas sino por su sentido del deber y la confianza en sus superiores. Había salido en una misión a conseguir un libro de una biblioteca, y así lo había hecho.
«¿Aotsuki Ayame... de dónde sacaste eso...?»
Pero tenía que fallar esa misión y volver con la cabeza gacha, cosa que no pasó.
Aotsuki Ayame había regresado triunfante, con una sonrisa pintada en el rostro y un ejemplar de Tipos de Chakra entre brazos.
Mogura miraría a la joven kunoichi esperando verla con el ánimo caído y resignada a no conseguir la información que quería, pero era todo lo contrario. No estaba seguro de que mirada habría llegado a tener Shanise pero si la que tuvo Yui. Una sonrisa, una hermosa sonrisa.
Los relámpagos volverían a sonar dentro del despacho de la Arashikage.
—¡¡VAYA, QUÉ DESPISTADA HE SIDO, LO SIENTO, AYAME-CHAN, NO VOLVERÁ A OCURRIR, QUE DESCUIDADA POR MI PARTE!!
El libro sería azotado contra el escritorio, Ayame daría un pequeño salto de sorpresa y su sonrisa se borraría al instante, Mogura haría algo similar solo que él nunca habría sonreído.
—A VEEEER A VER DONDE ESTARÁAAA. ¡AY, QUÉ NERVIOS! ¡AL FIN SABREMOS TODOS LO QUE ES EL CHAKRA NATURAL!
La mirada de Mogura se alternaba entre la muchacha, la ANBU y la Kage. Sentía un gran poder en la voz de esta última, él estaba nervioso pero sin duda alguna Ayame tendría la peor parte de todo.
—ANDA MIRA, AQUÍ ESTÁ. Mira, escucha atentamente: "EL CHAKRA NATURAL ESTÁ FORMADO POR LA ENERGÍA ESPIRITUAL Y FÍSICA DE UN SHINOBI, Y TAMBIÉN POR LA ENERGÍA DEL AMBIENTE, LOGRANDO UN EQUILIBRIO PERFECTO ENTRE ESTAS TRES FUERZAS SE OBTIENE UN PODER DESCOMUNAL, AUNQUE SÓLO LOS MAESTROS EN EL ARTE DEL SENJUTSU PUEDEN APRENDER A GENERARLO CORRECTAMENTE. A VECES SE LE LLAMA INCORRECTAMENTE CHAKRA NATURAL A LA ENERGÍA NATURAL, QUE ES LA FUERZA PRESENTE EN EL AMBIENTE Y EN LOS ANIMALES, DE LA QUE LOS PRACTICANTES DEL SENJUTSU OBTIENEN SU FUERZA."
Amekoro Yui no ofrecía tregua alguna a la joven kunoichi y seguía dejando escapar palabras de sus labios en un volumen bastante fuerte.
¡UY QUÉ BIEN, EH! HEMOS APRENDIDO MUCHO. ME ASEGURARÉ DE DEVOLVER ESTE LIBRO A LA BIBLIOTECA, AHORA MISMO LO DEJARÉ POR AHÍ Y LUEGO LO LLEVO YO MISMA.
Yui cerró el libro en un solo y contundente movimiento. Seguidamente, elevaría el libro. Los ojos del médico se abrieron nuevamente más de lo usual.
—¡No, Yui-sama, no!
«¡¿Q-Qué?!»
Miró a su superior y luego a Ayame. No llegó a interpretar lo que iba a suceder, por un segundo pensó que iba a golpear a Ayame con el libro pero en su lugar descargaría su ira con la ventana.
El vidrio estalló cuando el libro impactó contra él y salió despedido hacía el exterior, perdiendose de vista para los presentes. No podía evitar pensar que la mujer se estaba dejando llevar demasiado por sus sentimientos, pero realmente no deseaba provocar que la tormenta avanzara hasta él.
—VAYA, SE ME HA CAÍDO. QUÉ LÁAAAAAAASTIMA. BUENO, YA HEMOS APRENDIDO MUCHO CHICOS. AHORA, SI ME DISCULPÁIS, TENGO ALGO IMPORTANTE QUE COMENTAR QUE IGUAL HASTA ES MÁS INTERESANTE QUE SABER LO QUE ES EL PUTO CHAKRA NATURAL.
—Lo... siento... Arashikage-sama...
Ayame estaría hecha una gelatina, no podía evitar ocultar sus sentimientos pero hacía aun un esfuerzo por no romperse delante de todos. Sin duda alguna no podría olvidar nunca lo que era el chakra natural, ni ella ni ninguno de los presentes.
«Arashikage-sama... sin duda alguna es una persona bastante irritable...»
Mogura no pudo evitar buscar refugio en la ANBU llevando su mirada a ella. nunca había estado en una situación como aquella y realmente necesitaba de la guía de su superior en aquel preciso instante.
Yui se mantuvo con la cabeza gacha unos minutos. Como si Shanise pudiera leer el pensamiento de sus dos subordinados, se adelantó, haciendo de muro imaginario entre su líder y los dos ninjas.
—Shanise-sama. Por favor. Tranquilícese. Es sólo una niña.
La Arashikage alzó la mirada, y la clavó en Ayame.
—Levántate, Aotsuki Ayame —ordenó—. No es una niña, es una kunoichi de Amegakure no Sato. ¿Qué pasa, que a ti no te grito? Ya sé que tengo un problema de cólera, joder, pero es que a veces me hincháis las narices de una manera que...
—Vamos, Ayame. Yuyu suele ser as... —Shanise calló de golpe, totalmente paralizada, y miró a Yui de reojo.
—Shani. No vuelvas a llamarme Yuyu delante de nadie de la aldea. ¿Entendido? —dijo Yui, con un deje de temblor en la voz—. Tengo una reputación que mantener.
»¡Vámos, Aotsuki! Levántese, que no ha sido para tanto. A usted no la he mandado a limpiar los retretes todavía, como tuve que hacer con su tío.
Suspiró. Inspiró y dejó escapar el aire varias veces para relajarse.
—Bien, os quería hablar sobre los Kajitsu Houzuki —dijo Yui, mirando de reojo a Ayame—. Evidentemente, el tal Marun no volvió a la aldea. Y no hay rastro de los Kajitsu en ningún rincón de Amegakure. Nadie ha atacado al señuelo que preparamos. ¿Sabes lo que significa eso, no, Shanise?
—Que se han ido de Amegakure —aventuró Shanise.
—Sí. Según nuestras últimas investigaciones, deben de estar en algún lugar al norte. Coladragón, quizás. O Yukio. Si su base estuviera en Shinogi-To, la habríamos encontrado ya. También peinamos la ciudad entera.
Shanise se revolvió, incómoda.
—Yui-sama, ese Houzuki entró en el palacio del Señor Feudal.
—Sí, lo sé. Sobornaron a media guarnición de soldados. No te preocupes. Hemos llegado a un acuerdo con el Señor Feudal y ahora sólo patrullarán el palacio nuestros ANBU.
Yui suspiró.
—Bien muchachos, aquí tenéis... —La líder se agachó y sacó de debajo de la mesa tres sobres que deslizó por el ébano rápidamente—. La paga por el cumplimiento de la misión.
»Ayame, cuéntale lo de los Kajitsu a tu padre. Necesita saberlo. Y si ves a tu tío, haz lo mismo.
Shanise le dedico a Yui una ligera reverencia.
—Ahora, si nos disculpa, nos retiraremos.
—Claro. Id a descansar, anda.
Shanise se dio la vuelta y cogió a sus muchachos por detrás de los hombros para instarles a abandonar el despacho lo más prontamente posible. Cuando las puertas se cerraron, reparó en algo y volvió a asomarse un momento.
—¿Ahora... liberará a Inoyama-san?
—Luego. ¡Anda, no seas plasta!
Shanise resopló y cerró la puerta. Se dirigió a sus subordinados y les dio un nuevo abrazo, que sin duda les cogería por sorpresa.
—Bueno, chicos. Aquí acaba todo. Ha sido... todo un honor. Id con vuestras familias, seguro que os echan de menos.
Bien. Se ha acabado la trama. Pero aún tenéis que hacer un post final,
¿de acuerdo? Yo voy repartiendo experiencia.
Esta trama (soy Daruu) estaba en mis huecos de rol normales, de modo que todos ganamos 10 puntos de experiencia y 2.000 ryos.
Mogura gana a Hane. Te la incluiré en el inventario.
Espero que os lo hayáis pasado bien. Yo, muchísimo.
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29/09/2017, 22:27 (Última modificación: 30/09/2017, 01:00 por Manase Mogura.)
La Arashikage se mantuvo unos minutos en silencio, silencio realmente incomodo para todos. Shanise actuó en calidad de líder y se puso al frente de su equipo por última vez.
—Yui-sama. Por favor. Tranquilícese. Es sólo una niña.
Yui levantó la cabeza y miró a la joven jinchuuriki.
—Levántate, Aotsuki Ayame.
Le ordenó.
No es una niña, es una kunoichi de Amegakure no Sato. ¿Qué pasa, que a ti no te grito? Ya sé que tengo un problema de cólera, joder, pero es que a veces me hincháis las narices de una manera que...
Comenzaría a argumentar la líder de Amegakure pero en un momento sería interrumpida por su consejera.
—Vamos, Ayame. Yuyu suele ser as...
Comenzó a decir Shanise solo para detenerse un par de palabras después de donde había derrapado.
«Yuyu...»
Aquella forma de referirse a la mujer más poderosa de la aldea, a su amiga.
—Shani. No vuelvas a llamarme Yuyu delante de nadie de la aldea. ¿Entendido?
«Shani...»
La forma en la que hablaba la Arashikage realmente le sorprendió, pero se ahorró cualquier clase de comentario.
Tengo una reputación que mantener.
Amekoro Yui era una persona que se encontraba muy alto en la escala social y militar, tendría un montón de privilegios pero también tenía obligaciones que cumplir y expectativas que alcanzar.
»¡Vámos, Aotsuki! Levántese, que no ha sido para tanto. A usted no la he mandado a limpiar los retretes todavía, como tuve que hacer con su tío.
Notó un cambio en el tono de sus palabras, hablaba de una manera un tanto diferente a como venía hablando hasta ese momento. Pero era un tono que Mogura encontraba sin duda alguna adecuado, y aprobaba sin lugar a dudas.
—Bien, os quería hablar sobre los Kajitsu Houzuki. Evidentemente, el tal Marun no volvió a la aldea. Y no hay rastro de los Kajitsu en ningún rincón de Amegakure. Nadie ha atacado al señuelo que preparamos. ¿Sabes lo que significa eso, no, Shanise?
«Houzuki Marun...»
Prestó mucha más atención a las palabras de su Kage en el momento en que mencionó a los Kajitsu y sobre todo cuando mencionó el nombre del renegado que habían conocido.
—Que se han ido de Amegakure
Contestaría la ANBU a la pregunta que se le había hecho. Ya no había renegados en Amegakure, pero seguían existiendo como grupo.
—Sí. Según nuestras últimas investigaciones, deben de estar en algún lugar al norte. Coladragón, quizás. O Yukio. Si su base estuviera en Shinogi-To, la habríamos encontrado ya. También peinamos la ciudad entera.
—Yui-sama, ese Houzuki entró en el palacio del Señor Feudal.
Entró, intentó secuestrar a la jinchuuriki del Gobi y envenenó a una kunoichi de alto rango. Hizo muchas cosas ese Houzuki en el palacio.
—Sí, lo sé. Sobornaron a media guarnición de soldados. No te preocupes. Hemos llegado a un acuerdo con el Señor Feudal y ahora sólo patrullarán el palacio nuestros ANBU.
La mujer dejó escapar un suspiro.
«Media guarnición... Los Kajitsu son gente con recursos...»
No pudo evitar pensar y, al decir mentalmente la palabra recursos, vendría a su cabeza el recuerdo de la espada que ahora reposaba en su cintura. El accionar de los Kajitsu tendría como consecuencia que el tipo de soldado que custodiaba el lugar fuese cambiado. Solo ANBU custodiarían al Señor Feudal.
—Bien muchachos, aquí tenéis...
Sacó y deslizó por la madera tres sobres, uno para cada uno.
La paga por el cumplimiento de la misión.
Dinero, por un trabajo cumplido.
»Ayame, cuéntale lo de los Kajitsu a tu padre. Necesita saberlo. Y si ves a tu tío, haz lo mismo.
Shanise haría una ligera reverencia, Mogura la acompañaría y realizaría una reverencia un poco más formal.
—Ahora, si nos disculpa, nos retiraremos.
—Claro. Id a descansar, anda.
Concedería la fémina. Entonces, Shanise se volvería sobre si misma y, tomándolos por detrás de los hombros, alentaría a los jóvenes a abandonar la habitación. Tras dejar el cuarto, la ANBU volvería un momento para hacer una última consulta.
—¿Ahora... liberará a Inoyama-san?
—Luego. ¡Anda, no seas plasta!
Llegó a escuchar y no pudo evitar pensar:
«¡Pobre Inoyama-san...!»
El abrazo de Shanise sin duda alguna sería una sorpresa, pero la sorpresa le duraría uno o dos segundos y entonces correspondería el gesto de la mujer.
—Bueno, chicos. Aquí acaba todo. Ha sido... todo un honor. Id con vuestras familias, seguro que os echan de menos.
El honor ha sido mío. No podríamos haber tenido mejor líder, Shanise-san. Agradezco que haya cuidado de nosotros durante los últimos días... Gracias por todo.
Correspondería a las palabras de la fémina y haría un par de comentarios, en su rostro se habría dibujado una ligera sonrisa. En el tiempo que habría durado la misión tendría oportunidad de conocer a la persona detrás del título de Consejera de la Arashikage, y realmente estaba alegre de haber formado parte de su equipo.
Ao...
Ayame-san, estoy complacido por haber formado parte de un equipo contigo. Continua trabajando con tanta dedicación y energía, por favor.
Serían las palabras que le dedicaría a la compañera de equipo que ahora sentía como una amiga.
Mañana en la noche iré a Yakinoya a comer Yakiniku para festejar el ascenso de rango, están ambas invitadas. Yo invitaré la comida.
Por alguna razón en aquel momento, vaya a saber uno por qué, quizás por las noticias de los Kajitsu o porque había pensado en quién más podría ser un posible invitado, recordó a un muchacho un tanto particular.
Umikiba Kaido, es un miembro del clan Houzuki. No creo que sea un Kajitsu... podría aprender un poco más sobre etiqueta, pero es un buen muchacho.
Comentaría mirando a Shanise, no tenía ninguna información sobre quienes formaban parte del grupo de los Kajitsu, pero si con aquella opinión le ahorraba un par de problemas al azulado muchacho, mejor.
¡Yo también me la pasé re bien! ¡Gracias por todo!
Y de repente, Shanise se colocó al frente de los dos chicos. Como un muro protector contra la ira de la Arashikage.
—Shanise-sama. Por favor. Tranquilícese. Es sólo una niña.
Pasaron unos segundos de silencio, en los que Ayame no se atrevía siquiera a levantar la mirada del suelo.
—Levántate, Aotsuki Ayame —ordenó la férrea líder, y Ayame, aunque lo intentó con todas sus fuerzas, fue incapaz de moverse del sitio. Era como si la hubiesen pegado al suelo con pegamento—. No es una niña, es una kunoichi de Amegakure no Sato. ¿Qué pasa, que a ti no te grito? Ya sé que tengo un problema de cólera, joder, pero es que a veces me hincháis las narices de una manera que...
«Yo sólo quería...» Se repitió Ayame para sus adentros, mordiéndose el labio inferior.
—Vamos, Ayame. Yuyu suele ser as... —intervino Shanise, pero calló de golpe.
«¿"Yuyu"?»
—Shani. No vuelvas a llamarme Yuyu delante de nadie de la aldea. ¿Entendido? —replicó Yui, con un deje de temblor en la voz—. Tengo una reputación que mantener.
«¿¡"Shani"!?»
Quedaba claro que la líder de Amegakure y su consejera mantenían una estrecha relación de confianza que trascendía a todos los protocolos posibles. Si no, no existía explicación alguna para lo que acababan de presenciar.
—¡Vámos, Aotsuki! Levántese, que no ha sido para tanto. —Volvió a ordenar, y en aquella ocasión, como un pelele movido por unos hilos invisibles, Ayame se levantó con las piernas temblorosas—. A usted no la he mandado a limpiar los retretes todavía, como tuve que hacer con su tío.
«Mi tío... ¿Se refiere a Karoi?» La sola idea de imaginarse a su tío fregando retretes por castigo de la Arashikage le causó cierta gracia, aunque no se atrevió a mostrar ni un asomo de sonrisa en sus labios. Ella había corrido el mismo riesgo, después de todo.
Aún después de eso, Yui tuvo que tomar aire y expulsarlo varias veces para terminar de calmarse antes de revelarles aquello tan importante.
—Bien, os quería hablar sobre los Kajitsu Hōzuki—comenzó, y Ayame clavó de inmediato su mirada en ella. Los ojos de ambas se encontraron: azul eléctrico contra castaño—. [sub=cornflowerblue]Evidentemente, el tal Marun no volvió a la aldea. Y no hay rastro de los Kajitsu en ningún rincón de Amegakure. Nadie ha atacado al señuelo que preparamos. ¿Sabes lo que significa eso, no, Shanise?
Ayame ya lo sabía antes de que la jonin respondiera:
—Que se han ido de Amegakure.
—Sí. Según nuestras últimas investigaciones, deben de estar en algún lugar al norte. Coladragón, quizás. O Yukio. Si su base estuviera en Shinogi-To, la habríamos encontrado ya. También peinamos la ciudad entera.
—Yui-sama, ese Hōzuki entró en el palacio del Señor Feudal.
—Sí, lo sé. Sobornaron a media guarnición de soldados. No te preocupes. Hemos llegado a un acuerdo con el Señor Feudal y ahora sólo patrullarán el palacio nuestros ANBU.
Ayame no pudo evitar apretar los puños a ambos lados de su cadera. ¿Bastaría con eso? Esos Kajitsu ya habían demostrado tener muchos recursos, y si encima eran capaces de comprar a la gente para su propio beneficio... Estaba claro que no sólo eran poderosos, sino que además manejaban una cantidad importante de dinero. Eran peligrosos. Muy peligrosos.
—Bien muchachos, aquí tenéis... —La líder se agachó y sacó de debajo de la mesa tres sobres que deslizó por el ébano rápidamente—. La paga por el cumplimiento de la misión.
¡Con todo lo que había pasado casi se le había olvidado que todo aquello era, a todos los efectos, una misión!
—Ayame, cuéntale lo de los Kajitsu a tu padre. Necesita saberlo. Y si ves a tu tío, haz lo mismo.
—Lo haré, Yui-sama —asintió ella, al tiempo que tomaba su propio sobre. Aunque su tío estaba siempre tan ocupado que era difícil pillarle por banda...
—Ahora, si nos disculpa, nos retiraremos —dijo Shanise, y Ayame acompañó su reverencia.
—Claro. Id a descansar, anda.
La jonin los tomó por detrás de los hombros y los empujó hacia la puerta. Sin embargo, volvió a asomarse una última vez al despacho después de que las puertas se cerraran.
—¿Ahora... liberará a Inoyama-san? —preguntó Shanise.
—Luego. ¡Anda, no seas plasta! —oyó la voz de Yui en el interior del salón.
—Pobre Inoyama-san... —murmuró Ayame en voz baja.
Shanise resopló y cerró la puerta. Se volvió hacia ellos, y entonces volvió a abrazarlos con fuerza. Ayame no se había esperado ese gesto, y aunque al principio su cuerpo se tensó como la cuerda de un arco, al final terminó correspondiendo al gesto con un profundo agradecimiento.
—Bueno, chicos. Aquí acaba todo. Ha sido... todo un honor. Id con vuestras familias, seguro que os echan de menos.
—El honor ha sido mío. No podríamos haber tenido mejor líder, Shanise-san —añadió Mogura—. Agradezco que haya cuidado de nosotros durante los últimos días... Gracias por todo.
—Para mí ha sido todo un honor trabajar con vosotros, Shanise-senpai, Mogura-san. Espero...
que me perdonéis mi momentos de debilidad... —farfulló ella, con los ojos inundados de lágrimas de emoción—. Y espero que volvamos a trabajar juntos algún día...
Aunque aquella era una vana ilusión que quedaba muy muy lejana. Las circunstancias de aquella misión habían sido tan especiales que habían tenido que recurrir a la mano derecha de Yui. Para que volviera a repetirse algo así...
—Ao... Ayame-san, estoy complacido por haber formado parte de un equipo contigo. Continua trabajando con tanta dedicación y energía, por favor.
—Lo haré, Mogura-san —respondió ella, con una alegre sonrisa.
—Mañana en la noche iré a Yakinoya a comer Yakiniku para festejar el ascenso de rango, están ambas invitadas. Yo invitaré la comida.
Ayame parpadeó durante unos segundos.
—E... espera, ¿ascenso? ¿Te han ascendido a chunin? —preguntó, estupefacta. ¿Pero cuándo? ¿Mientras ella estaba buscando el libro de Tipos del Ninjutsu?—. ¡Enhorabuena, Mogura-sa... senpai! ¡Claro que iré contigo a celebrarlo!
Sin embargo, pese a que su alegría era totalmente sincera, Ayame sintió un extraño amargor en el pecho. Ni se le ocurriría cuestionar la capacidad de su compañero para ascender a chunin, después de todo él había sabido mantener la calma en los momentos más críticos y había salvado la vida de Shanise. Se merecía todo eso y más. Sin embargo, ella... ¿qué había hecho ella? ¿Tener que ser llevada a caballito por su miedo a la oscuridad? ¿Perder el control de su Bijū? Tragó saliva con esfuerzo. Shanise le había dicho que ella había destruido un supuesto cacharro que había permitido salvar el hilo de chakra natural, pero ni siquiera se acordaba de eso. Más bien había sido un beneficio colateral a la pérdida de control, pero podría haber sido muy diferente. Se había transformado en el Gobi, le habían dicho... Podría haber destruido la Ciudad Fantasma por segunda vez... Podría haber acabado con la vida de sus compañeros sin ser siquiera consciente de ello...
¿Merecía siquiera el pago de la misión...?
—Umikiba Kaido, es un miembro del clan Hōzuki —escuchó de nuevo la voz de Mogura junto a ella, y no pudo evitar mirarle de reojo—. No creo que sea un Kajitsu... podría aprender un poco más sobre etiqueta, pero es un buen muchacho.
Ella torció ligeramente el gesto. Sólo se había encontrado una vez con él pero...
—Por si acaso, he evitado decirle que soy Hōzuki. Aunque en el torneo lo habrá visto... —respondió con una risilla nerviosa. Sin nada más que añadir y con un ferviente deseo de regresar a casa para descansar, Ayame les dedicó una última reverencia y una última despedida.
Y mientras caminaba por las calles de Amegakure, bañada por la lluvia de Amenokami fue realmente consciente de que volvía a casa y una renovada sonrisa asomó a sus labios. Volvería a ver a su padre y a su hermano... Y volvería a ver a Daruu.
¡Oh, cuánto los había echado de menos!
¡Yo también me lo he pasado muy bien! Espero de verdad repetir