—¡The Ninja Card Game! — Se le notaba encantado de que se le hubiera presentado aquella oportunidad, sin duda alguna —. Un juego revolucionario, Riko, que causará furor en todo Oonindo. Antes del año 220, no habrá ni un solo hombre o mujer que no esté enganchado. ¡Y tú vas a tener la suerte de ser de los primeros en probarlo!

Desde luego, parecía querer promocionar aquel juego, quizás tuviera algo que ver con el desarrollo del mismo y la idea de ser uno de los primeros en jugarlo, le atraía, por lo que siguió a su compañero a una mesa libre y se sentó enfrente, y vio como, al igual que Eri, utilizaba el Fuuinjutsu para sacar dos mazos de cartas de un pergamino, unas rojas y otras azules.

—La idea es que haya también una baraja de Kusagakure, pero todavía no me dio tiempo a hacerla. Y sí, Riko, esos brócolis de mierda intentaron atacar el hospital. Suerte que estaba allí Nabi para detenerlos. ¿Tú dónde estabas, a todo esto, cuando explotó lo del Chunin?

»Bueno, sea como sea, elige Villa. Hay como unas 40 cartas por mazo, así que tienes que seleccionar, como máximo, 3 de oro, 4 de plata, y cuantas quieras de bronce. Y ya te iré explicando luego las normas…

—Conque sí que era cierto... — Musitó para sí mismo. —Bueno, aún no había llegado a la aldea, todavía vivía en mi pueblo así que no me había enterado de nada de esto hasta hace apenas un mes. — Se sinceró el muchacho.

»Venga, elijo las rojas. — Dijo atrayendo hacia sí el mazo de las cartas con el símbolo de Uzushiogakure. —Entonces, ¿las miro y elijo las que quiera respetando lo que has dicho, no? — Diría dando la vuelta al mazo y echando un vistazo a las cartas que tenía.

Datsue alzó la ceja —le iba a dar un tirón de tanto usarla— cuando Riko aseguró que todavía no había llegado a la Villa cuando sucedió el incidente del Chunin. Eso significaba…

—¿Te graduaste de Genin en menos de tres meses en la Academia? ¡Debes de ser un genio! —exclamó. Y un genio que no necesitaba de armas, para desgracia de su bolsillo—. Así que Uzu, ¿eh? Buena elección.

»Exacto, tú elije las que quieras, y luego ya te iré explicando, que sino es un lío. Simplemente ten en cuenta que este juego tiene tres rondas, y que gana el que vence en dos de ellas. Ganar una ronda es simple: debes tener más puntos en tu campo de batalla que el contrario. Una ronda se termina cuando ambos han pasado de turno —explicó. Esperaba que lo suficientemente claro—. Ah, y se me olvidaba. También has de escoger un Kage. Esa carta no cuenta como oro, tranquilo.

—¿Te graduaste de Genin en menos de tres meses en la Academia? ¡Debes de ser un genio!

Riko se encogió de hombros, no era un genio, sin duda alguna no lo era, pero había llegado allí con mucho más entrenamiento del normal, aunque le faltaban los conocimientos.

—Qué va, pero cuando vivía en mi pueblo natal no estuve sin hacer nada, entrenaba a diario desde bien pequeño entonces... tenía mucho camino recorrido.

—. Así que Uzu, ¿eh? Buena elección.

»Exacto, tú elije las que quieras, y luego ya te iré explicando, que sino es un lío. Simplemente ten en cuenta que este juego tiene tres rondas, y que gana el que vence en dos de ellas. Ganar una ronda es simple: debes tener más puntos en tu campo de batalla que el contrario. Una ronda se termina cuando ambos han pasado de turno. Ah, y se me olvidaba. También has de escoger un Kage. Esa carta no cuenta como oro, tranquilo.

Riko asintió enérgico mientras echaba un vistazo a las cartas pasándolas y leyéndolas una a una para ver lo que hacían.

«Vaya, hay muchas cartas de él mismo y de Akame...» Pensó divertido.

Al cabo de un poco de tiempo, en el que trató de montar una baraja que estuviera medianamente bien, y las juntó an su mano, dejando las otras en el centro de la mesa.

—Bien, ya estoy listo, las cartas por lo que veo son personas de la Villa, ¿no? — Preguntó. —¿Quién es ese, ''Riko el soplón''? Porque doy por hecho que no soy yo, ¿verdad? — Se atrevió a bromear mientras barajaba su mazo.

—Oh, no, no. Se trata del otro Riko que conozco. Verás…

Fue entonces cuando Datsue le contó la divertida historia de Senju Riko. De cómo era conocido por toda una generación por haberse chivado a las compañeras sobre la elección de la chica más buenorra de la clase. De cómo muchos le odiaban por ello, y de cómo él, en un acto de filantropía, había tratado de limpiar su nombre.

—… y en fin, eso. Es un buen chico, pero con la lengua demasiado suelta —finalizó—. Vale, pues ahora… Quita la carta de Kage y ponla boca arriba, que la necesitarás, y baraja las cartas.

Datsue, tras hacer una rápida selección y escoger a Yui —la única Arashikage seleccionable por el momento—, barajó él también sus propias cartas. Colocó a Yui boca arriba, y el mazo boca abajo. Acto seguido, extrajo una hoja con cuatro filas dibujadas. Dos filas representaban su campo de batalla. Las otras dos, las de Riko.

—Se empieza sacando diez cartas, ¿vale? Cuando se termina una ronda, se sacan dos más. Y cuando se termina la segunda, una última carta. En cada turno, puedes jugar una carta, en cualquiera de tus filas, aunque hay ciertas cartas que solo se pueden colocar en la primera fila, pensadas para Cuerpo a cuerpo, o en la segunda, pensadas para Combate a distancia.

»Empezamos una de prueba, que esto se aprende mejor jugando —sacó una moneda—. ¿Cara o cruz? Decidirá quién empieza jugando —explicó.

Riko escuchó la historia que el Uchiha le contó sobre su tocayo, de todo lo que había hecho para ganarse el título de ''El Soplón'', aunque al final Datsue admitió que era un buen tipo a pesar de haber sido un poco capullo.

—. Vale, pues ahora… Quita la carta de Kage y ponla boca arriba, que la necesitarás, y baraja las cartas.

Riko asintió y buscó la carta de Kage que había elegido para su baraja y la puso bocaarriba, dejando ver que se trataba de la carta de Shiona, que aunque no la había conocido, sabía que había sido muy importante para el desarrollo de la aldea.

—Se empieza sacando diez cartas, ¿vale? Cuando se termina una ronda, se sacan dos más. Y cuando se termina la segunda, una última carta. En cada turno, puedes jugar una carta, en cualquiera de tus filas, aunque hay ciertas cartas que solo se pueden colocar en la primera fila, pensadas para Cuerpo a cuerpo, o en la segunda, pensadas para Combate a distancia.

»Empezamos una de prueba, que esto se aprende mejor jugando. ¿Cara o cruz? Decidirá quién empieza jugando

El Kaguya no tenía muy claro haber entendido el funcionamiento del juego, pero tal y como Datsue había dicho, jugando era como mejor iba a aprender, por lo que la partida de prueba sería lo mejor para ir cogiendo la mecánica del juego.

—Pueeees... Cara, venga. — Eligió.

Datsue lanzó la moneda al aire y…


… salió cruz.

—¡Vamos ahí! —exclamó, eufórico. En aquel juego, empezar turno en la primera ronda era una desventaja—. Te toca, Riko. Recuerda, juegas cualquier carta de tu mano o al propio Kage. —El Uchiha tomó las nueve primero cartas de su baraja y empezó a ojearlas…


—¡Me cago en mi puta estampa! —¿Ni una de oro y ni una de plata? Pero, ¿qué broma de mal gusto era aquella? Tampoco es que pidiese tener a Ayame la Jinchuiriki o Daruu el Demonio de Ojos Blancos en la primera ronda, pero al menos algo decente con lo que defenderse.

«Bueno, pero tengo a Yui. Se compenetra bien con la morralla».

Mientras tanto, Riko…


Había sacado dos cartas de plata y siete de bronce. Ningún oro por su lado tampoco.

—Y dime, tú que lo has visto desde fuera. ¿Qué opinas de todo lo que se lio en el Chunin?

—¡Mierda!

Su queja se vio opacada por la euforia de su contrincante, no sabía bien por qué, pero aquella primera derrota le había pillado desprevenido, y ahora le tocaba empezar, aunque no sabía del todo si aquello era bueno o malo, esperó para ver como procedía Datsue, que cogió las primeras nueve cartas de su baraja y soltó un improperio.

«Espero tener más suerte...»

Al robar las cartas vio que le habían tocado dos de plata y siete de bronce, lo cual tampoco era demasiado bueno.

—Bueno, pues voy con esto de momento.

Y colocó sobre el tablero la carta de plata de Uchiha Datsue.

—¿Y ahora? — Preguntó el chico, esperando que le explicase qué se suponía que había que hacer.

—Y dime, tú que lo has visto desde fuera. ¿Qué opinas de todo lo que se lio en el Chunin?

Aquella no era una pregunta cualquiera, era LA pregunta, aunque también había que tener en cuenta que él no había estado allí por lo que su opinión estaba basada en lo que había oído, y solo había hablado con los de un bando, por lo que quizás no tenía toda la información.

—Mmm... Opino que es complicado, se hicieron muchas cosas mal, por parte de todos. — Dijo encogiéndose de hombros. —Y espero que esto no vaya mucho más allá aunque... por lo que he hablado con varias personas, parece que es difícil que se quede la cosa así.

Datsue asintió ante sus comentarios. Parecía un tipo tranquilo, aquel chico, que no se dejaba llevar por el patriotismo y que trataba de ver las cosas con objetividad. O, al menos, aproximarse a ella.

—¿Qué crees que hicimos nosotros mal? —preguntó, siguiendo la conversación—. ¡Ajá! Así que Uchiha Datsue, ¿eh? Interesante… —Como Riko tuviese a Uchiha Akame en sus manos, iba a pasarlo mal.

Tras meditarlo un rato, optó por una jugada cauta, sacando una carta de tipo especial. Se trataba de una carta que provocaba lluvia en la fila del contrario —en este caso, la fila donde estaba Uchiha Datsue—, y que dañaba en 1 a la carta de menor poder de la fila al principio de cada turno.

—¿Qué crees que hicimos nosotros mal?

Riko quedó pensativo un instante, tratando de escoger bien sus palabras para que no se le malinterpretara.

—Por lo que tengo entendido, todo empezó con tu combate con una chica de Ame, ¿verdad? — Se rascó ligeramente la nuca. —No digo que estuviera mal, pero tengo entendido que... la provocaste un poco, quizás ese fue el primer fallo. — Diría encogiéndose de hombros. —Aunque no conozco los motivos que te llevaron a ello. Después... Tengo entendido que Akame ordenó esposar a un chico de Ame sin motivo aparente, lo que quizás hizo que una situación que se podía haber manejado mejor, se malinterpretara. — Explicó el joven. —Pero también es cierto que hablar desde fuera es mucho más fácil, ¿no?

Tras sacar su carta, la estrategia de Datsue se basó en utilizar una carta que infligía daño a la carta de menor fuerza del rival, en este caso, la única de la que Riko disponía.

—¿Te importa? — Diría cogiendo la carta para leer los efectos con detalle. —Vale pues creo que voy con esta.

Y en la misma fila que la carta de Uchiha Datsue colocó la carta de bronce de Hozuki Chokichi, la cual siempre que recibiera daño volvía a la mano del usuario.

Datsue envolvió el labio superior con el inferior, en una mueca de sorpresa, cuando Riko le responsabilizó en parte por lo sucedido. Él mismo, en el momento, sabía que la había cagado. Que había ido demasiado lejos. El tiempo, sin embargo, le hicieron ver las cosas de otra manera.

—En mi opinión, Riko, si una Jinchuuriki no es capaz de controlar a su bijuu por unas simples provocaciones, entonces no debería salir ni de su propia Villa. En mi modesta opinión, creo que le hice un favor enorme a Amegakure y Ayame. Apuesto a que ahora no se dejará llevar tan fácilmente por las emociones. Quién sabe, quizá hasta le salvé la vida. Imagínate a Ayame en una misión en solitario fuera de casa. Le dicen cuatro tonterías y se descontrola. ¿Quién está ahí para salvarla de sí misma? Nadie —respondió por él—. En serio, la próxima vez que la vea, ¡espero que me dé las gracias!

Pero aún quedaba un tema que tratar. El de su Hermano. De haber estado él en su situación, no hubiese esposado a Daruu. No porque creyese que no era lo correcto, sino porque tenía otros intereses. Y, sin embargo…

—Ya se había malinterpretado, Riko. Antes de que Akame volviese, antes siquiera de que regresase con Ayame sana y salvo y Daruu esposado, Shanise ya había tratado de decapitarme. Así, porque sí, sin preguntar ni hostias. —Un detalle que algunos solían pasar por alto, pero que ya estaba el Uchiha para recordárselo cada vez que salía el tema.

»¡Hijo de puta! —no pudo evitar exclamar, cuando Riko sacó a Hozuki Chokichi al tablero. Definitivamente tenía que nerfear a aquel condenado. Pese a que parecía una carta tonta, usada sabiamente, como en aquel caso, concebía una ventaja brutal. No por lo evidente, que era evitar daño a otras unidades, sino porque regresaba a tu mano y te otorgaba ventaja de número de cartas. Algo que, en aquel juego, era vital.

El Uchiha, queriendo obtener más información de la mano de su rival, jugó a Daruu: Byakugan.

—Elijo… esta carta y esta. —dijo a Riko, tras dejarle leer el efecto de la carta.

Riko escuchó con atención la réplica de Datsue a sus argumentos, palabra por palabra y, a pesar de que no dejaba de tener razón, eso no hacía que el Kaguya también la tuviera, aunque entendía perfectamente el punto del Uchiha y era cierto que no debería haberse descontrolado todo por unas simples puyas.

—Ya se había malinterpretado, Riko. Antes de que Akame volviese, antes siquiera de que regresase con Ayame sana y salvo y Daruu esposado, Shanise ya había tratado de decapitarme. Así, porque sí, sin preguntar ni hostias.

Aquello le pilló por sorpresa, aunque era probable que se hubiera caído de la silla de saber quien era Shanise.

—¿Y quién es Shanise? — Preguntó intrigado.

El juego seguía y, lo cierto era que estaba siendo entretenido, sobre todo porque no impedía que los participantes pudieran mantener una charla distendida, que era lo que estaban haciendo en aquel momento. La carta de Chokichi pilló a Datsue por sorpresa, pero reaccionó rápido y jugando una carta pudo elegir que Riko mostrara dos de su mano.

El genin descubrió las dos que el Uchiha había elegido, una de ellas era la carta de ''Uzumaki Eri'', la otra la de ''Nabi y Stuffy''.

—Bueno, pues ya que la has visto... — Agarró la carta de Nabi y Stuffy la colocó en el campo de batalla, y volvió a sacar la carta de Hozuki Chokichi.

Riko esperó unos segundos, y tras ellos, preguntó algo que tenía en mente desde su reunión con Eri-sensei.

—Por cierto, me dijeron que en Chunin fuiste capaz de bloquear un láser que te lanzó la chica de Ame cuando se descontroló, ¿cómo lo hiciste?

—¿Shanise? La que estaba a cargo de Amegakure en ausencia de la Arashikage. En mi visita a Kusagakure, cuando las tres Villas se reunieron, también estaba junto a Yui. Intuyo que es su segunda al mano —explicó. No era una cualquiera, precisamente.

Observó las cartas que Riko le mostró, y le preocupó especialmente la de Uzumaki Eri. Pese a que la de Nabi era muy buena, solía funcionar mejor contra Kusagakure (contra las cartas que tenía pensadas de Kusagakure, al menos). Amegakure, por el contrario, tenía varios mecanismos para contrarrestarla.

Miró su mano. Por desgracia, no tenía a Kaido el Traidor, una de las mejores cartas de plata de la Villa. Pero sí que tenía a…

Riko jugó a Nabi y Stuffy, y una sonrisa se esbozó en su boca. Primero, porque había colocado la carta en la fila de abajo —y, por consiguiente, Uchiha Datsue recibiría daño aquel turno por la lluvia, al haberse ido Hozuki Chokichi—. Segundo, porque tenía la carta perfecta para contrarrestar la Caca que Riko le había enviado junto a Daruu: Byakugan.

Sin demorarlo más, jugó a Mogura el Muerto, cuya principal habilidad era eliminar a una carta aliada para potenciarse con su poder. No solo eso, sino que, como segunda habilidad, tenía Resistencia, lo que significaba que cuando pasasen a la segunda ronda, la carta permanecería en el tablero al contrario que las otras. Eso, si no la eliminaban antes, claro.

—Por cierto, me dijeron que en Chunin fuiste capaz de bloquear un láser que te lanzó la chica de Ame cuando se descontroló, ¿cómo lo hiciste?

—Oh, ¿aquel pequeño láser dices? ¿De apenas seis metros de ancho y que hubiese arrasado con media Villa? Bah, no fue nada —dijo, haciendo un ademán, como quitándole importancia—. Me lo sellé en el ojo. Tan fácil como derrotar a un kusareño, Riko. Sin exagerar… —Sí, Datsue se estaba gustando.

—¿Shanise? La que estaba a cargo de Amegakure en ausencia de la Arashikage. En mi visita a Kusagakure, cuando las tres Villas se reunieron, también estaba junto a Yui. Intuyo que es su segunda al mano

Riko se quedó petrificado por un momento, aquello era algo nuevo que no sabía, la segunda al mando de Amegakure había intentado asesinar a un, por aquel entonces, genin y aquello no hizo más que acrecentar sus dudas, tenía que haber algo más detrás de todo aquello, no era posible que, por qué sí, se lanzara a atacarle.

—Vaaaaaaya... Sí que tuviste que liarla para que te tuviera ganas la segunda al mando de Ame, ¿eh? — Bromeó el genin. —¿Y cómo evitaste que te decapitara? Debería ser bastante difícil...

Ante la carta que Riko decidió jugar, Datsue se alegró, y no en vano ya que en su mano poseía una carta que se aprovechaba muy bien de la Caca, que Nabi y Stuffy dejaban en su lado del tablero.

—Mierda.

Riko pensaba su jugada mientras seguían charlando, tratando de ver cómo salir de aquel embrollo mientras escuchaba como Datsue se tiraba flores contando cómo detuvo el láser, aunque tampoco hacía falta que se las tirase, ya que era una proeza bastante impresionante.

—Vaya, vaya con el Fuuinjutsu... No deja de sorprenderme...

Y definitivamente se lanzó a usar su carta, Esposas supresoras del chakra, esperando que en aquella ocasión no tuviera nada para contrarrestarlo, y decidió ponérselo a Mogura el Muerto.

¿Qué le había hecho a Shanise?

—Pues lo que viste en el torneo, Riko. Por provocar a Ayame y no saber responder a dónde se la había llevado Akame ya quiso decapitarme. Así se las gastan en Ame —resumió—. Suerte que estaba Hanabi-sama para detener la hoja, o probablemente no estaría aquí sentado.

La conversación siguió su curso, comentando brevemente las jugadas y llegando hasta el láser que había absorbido de Ayame con un ojo. Riko lo asoció al fuuinjutsu, y, pese a que en realidad se trataba de una habilidad del Mangekyou Sharingan, no iba muy desencaminado.

—¿Tú en qué te especializas? —se interesó, mientras veía cómo usaba las Esposas supresoras de chakra en Mogura—. Buena jugada. Aunque he de decir que usarlas en Daruu es mucho más divertido —soltó una carcajada de la nada, divertido por su propio chiste.

Luego miró sus cartas y frunció el ceño. «Joder, es que todas de bronce, macho. Así no hay quien gane».

—Nah, paso turno —dijo, dando la ronda por perdida—. Tienes más puntos que yo, así que puedes pasar tú también y ganar la ronda. Jugaremos una segunda, y si gano yo una tercera para el desempate —explicó.

—Pues lo que viste en el torneo, Riko. Por provocar a Ayame y no saber responder a dónde se la había llevado Akame ya quiso decapitarme. Así se las gastan en Ame. Suerte que estaba Hanabi-sama para detener la hoja, o probablemente no estaría aquí sentado.

Riko asintió, dejando claro que le había escuchado, pero tardó un poco en contestar porque estaba leyendo los efectos de sus cartas algo distraído.

—Desde luego que es una suerte, sí. — Admitió el pelinegro. —Parece que los amenios no son demasiado... calmados, por decirlo de algún modo.

La conversación siguió su cauce y terminó con Datsue preguntando en qué se especializaba Riko, y el muchacho quedó algo dubitativo.

—Bueno, digamos que se me da bien el cuerpo a cuerpo. — Dijo. —Pero tampoco soy la gran cosa.

El juego de cartas se había balanceado del lado del Kaguya, y más aún cuando Datsue decidió pasar de turno admitiendo su derrota en aquel asalto.

—Perfecto, pasemos a la segunda ronda entonces. — Aceptó el genin, henchido de un orgullo probablemente injustificado.