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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Daigo, bueno... resultó ser un papanatas vendido que se negó a revelar nada acerca de su contrincante. Fuera por algún sentido abstracto de honor o porque el mismísimo Daruu así se lo hubiese pedido mientras le pateaba el trasero, para Kaido aquello resultaba ser una muestra de completa debilidad.

—Que soso que eres, Daigo. Que soso que eres...

Keisuke, no obstante, sí que se mojó de lleno en el asunto, revelándole a Kaido lo que creía él que era lo más resaltante de las habilidades de quien había sido su oponente. Yota, el shinobi de la Hierba, usaba el elemento raiton lo que vendría siendo, literalmente, el némesis de Kaido, un miembro del clan Hozuki. Quizás no era sabido por todos excepto por los mismos miembros del clan, pero ser agua traía consigo la desventaja frente a un elemento que usaba el suyo como evidente conducción. Durante sus entrenamientos, Kaido incluso fue predispuesto a probar el resultado de una técnica de rayos mientras él usaba sus habilidades, llámese Suika, y demases técnicas; conociendo que el alcance y poderío de semejantes técnicas se multiplicaban si le llegaban a tocar.

De aquella revelación concluyó pues que Yota era quizás el oponente que menos querría en la siguiente ronda, al menos hasta la final.

—Por lo que me cuentas, compañero, me parece que bajaste la guardia. Pero bueno, no te martirices. Ya te vengaré yo si me llega a tocar contra ese papanatas. Le patearé tanto ese trasero Kusareño que no le quedarán ganas de sentarse sobre sus hierbas.

Volteó a ver a Daigo, y sonrió.

—Sin ánimos de ofender, desde luego.

Pero lo que pareció ser un desolado puente, de pronto se convertiría en una especie de trifulca donde, por cada extremo del puente, se habrían conglomerado unos 5 ciudadanos que se acercaban peligrosamente hasta el centro de aquella maciza construcción por encima del lago.

En su mayoría, vestían como civiles. Unos tantos llegaban, curiosamente, armas clandestinas empuñadas y alguno que otro objeto contundente. Tan pronto como aparecieron, así habían acorralado a los tres genin que hasta ese momento conversaban plácidamente.

Uno de ellos, calvo, y ataviado de cicatrices a lo largo de su cuello, habló.

—Eh, pero si é el shiquillo caraépez que pajó a la jiguiente ronda. El que me ijo perder un montón é pasta y que ahora me la va a devolvé...
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#17
—Yo no lo conozco, quizá podrías compartir un poco, no?

—Que soso que eres, Daigo. Que soso que eres...

Por supuesto, el peliverde ya se esperaba una respuesta semejante pero aquello no le hizo cambiar de opinión, no, ni si quiera hizo que se lo pensase, por lo que simplemente se encongió de hombros sin darle más importancia al asunto.

—Espero que si te toca con Yota le patees el culo.

Wow.

Keisuke soltó aquello sin ninguna clase de filtro o censura.

—Utiliza técnicas raiton, no parece destacar en si, nada en particular... Aunque recuerdo que su brazo se cubrió de electricidad...

—Lo tenía en mis manos, mi aguja estaba clavada en su cuello, justo para perforarle si no se rendía.

Daigo empezó a sentirse cada vez más incómodo a medida que hablaba el pelirrojo. ¿Con la aguja clavada en su cuello? No podía si quiera imaginarse aquella escena, y para colmo Keisuke se relamió de una manera que el peliverde solo podría describir como escalofriante.

—Él terminó sacando valor y fuerzas en el último segundo y me dio de lleno con sus técnicas, ahí terminó todo.

—Por lo que me cuentas, compañero, me parece que bajaste la guardia. Pero bueno, no te martirices. Ya te vengaré yo si me llega a tocar contra ese papanatas. Le patearé tanto ese trasero Kusareño que no le quedarán ganas de sentarse sobre sus Hierbas —dijo Kaido, antes de voltear a mirat al peliverde—. Sin ánimos de ofender, desde luego.

—Tranquilo, no me ofende... —Mentira.

Sin previo aviso, los tres genin se vieron rodeados por diez civiles armados con todo tipo de armas clandestinas.

—Eh, pero si é el shiquillo caraépez que pajó a la jiguiente ronda. El que me ijo perder un montón é pasta y que ahora me la va a devolvé...

El peliverde miró a su alrededor completamente confundido con un rostro que gritaba ¿Por qué demonios está pasando esto?

Demonios, esto es malo, no podemos simplemente usar ninjutsu contra unos civiles.

El chico caminó lentamente hacia atrás, en dirección al borde del puente, hasta que su espalda tocó la barandilla.

Si la cosa se pone fea, todavía podemos escapar corriendo en el agua, pero no puedo dejar a estos dos solos...

Claro, no los podía dejar solos, pues con la nueva cara de Keisuke que acababa de conocer, no sabía si podría acabar dañando severamente a alguien, o... algo peor.
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#18
—Por lo que me cuentas, compañero, me parece que bajaste la guardia. Pero bueno, no te martirices.

Mire a Kaido con cierto disgusto, ¿realmente había bajado la guadia? Realmente no lo recordaba así y tendría que acotar algo más en mi defensa. —Fue una dura batalla, estaba exhausto... Me faltó poco para matarlo... Eso me pasa por respetar la reglas.— Terminé agregando, no estaba seguro de que sirviera de algo, pero sí hubiera perforado en el lugar adecuado otros vientos estuvieran soplando.

Respiré profundo y dejé caer un suspiro con cierto pesar. Me convencí a mi mismo que debía dejar de arrepentirme del pasado y estar atento a presente y dar varios pasos acertados para tener un buen futuro, aunque todavía quedaban por definir algunas cosas...

—Eh, pero si é el shiquillo caraépez que pajó a la jiguiente ronda. El que me ijo perder un montón é pasta y que ahora me la va a devolvé...

Aquellas palabras me sacaron de mis profundos pensamientos, miré primeramente a mis colegas, estaba seguro de que esa voz no provenía de ninguno de ellos, pero luego me percaté que el puente estaba bastante lleno, mejor dicho parecía que nos rodeaban por ambos caminos de acceso.

—¿Los conoces?— Pregunté directamente al pez y luego caí en cuenta de que varios parecían andar armados, la situación no pintaba bien.

"¿Qué debería hacer?" Dudé, pero ante la inminente idea de que todo terminaría en una lucha, me puse de pie de la mejor manera que pude, no estaba dispuesto a dejar que me viera envuelto en una pelea y en su defecto les costaría ponerme un dedo en cima, sí era cierto que todos eran civiles claro está.
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#19
Bastó un pestañear para que aquella horda de maleantes tuvieran ventaja posicional. Eran más, empezando por ahí, y tenían armas para decir basta. Ellos eran sólo tres, y dos de ellos estaban heridos; recuperándose de un arduo combate. Kaido era el único entero, por si eso les servía de algo.

Keisuke preguntó si él les conocía, y Kaido no tuvo siquiera que responder. Le arrojó una mirada mordaz de aquellas cuyo único propósito podría ser haberle dicho "eres tonto" y luego se contorneó, pavoneándose como si fuese dueño de aquel puente, sin temer a quienes ahora amenazaban su vida y la de sus compañeros.

Dio un paso, y se acercó al calvo.

—¿Qué has dicho? ¿eh? que no te he entendido una mierda, joder; ¿así habláis todos aquí?

El escualo se mantuvo al frente, envalentonado. El calvo, no obstante, ya no era sólo el calvo; ahora era el calvo y otros dos más acompañándole a sus diestras con sendos martillos de hierro oxidado.

—Joé, aparte é azul, muy grajioso el caraépez. A vé zi lo entiende, tío, que me debes míquinientoryo, que aposté a que ibas a perder y que habéij ganao, ¿vale? ahora, me vas a pagá, y te voy a partir una pierna, y aji me ajeguro un buen pajtón en la jiguiente ronda.

—A vé ji lo entiende tú —repitió el escualo, grosero—. ¡que no te voy a pagar ni mierda, hijo de puta!

Se abalanzó, y pegó un puñetazo neto en la barbilla de aquel calvo infractor.

Su ataque, no obstante, volvió de aquello una trifulca en la que una marea de cuchillos y armas contundentes se abalanzaron al unísono hacia él y sus compañeros. Kaido había quedado muy a gustito con un sólo golpe al tipo, así que se dio media vuelta con una plácida sonrisa y echó a correr hacia Keisuke, y Daigo. Les hizo un gesto con la mano, y si no lo entendían; bien que lo harían cuando el escualo les tomara por el pescuezo a cada uno y los empujara a por encima de la baranda del puente.

Kaido se arrojaría un segundo más tarde, hasta los linderos del lago. Los tres caerían, y el gyojin sólo esperaba que los dos supieran nadar.
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#20
Debo recordar no pasar mucho rato cerca de Keisuke, parece peligroso.

Kaido dio un paso, acercándose al calvo que los había amenazado hace unos instantes.

—¿Qué has dicho? ¿eh? que no te he entendido una mierda, joder; ¿así habláis todos aquí?

Daigo no podía creer lo que estaba viendo, pues al amejin no parecía importarle en lo absoluto el encontrarse en una clara desventaja numérica, no, incluso se había atrevido a retar directamente al grupo.

—Joé, aparte é azul, muy grajioso el caraépez. A vé zi lo entiende, tío, que me debes míquinientoryo, que aposté a que ibas a perder y que habéij ganao, ¿vale? ahora, me vas a pagá, y te voy a partir una pierna, y aji me ajeguro un buen pajtón en la jiguiente ronda.

—A vé ji lo entiende tú, ¡que no te voy a pagar ni mierda, hijo de puta!

Se abalanzó a pegarle un puñetazo en la barbilla al calvo, iniciando una pequeña trifulca en la que todo tipo de armas se abalanzaban hacia lo genin.

¿En qué demonios pensaba Kaido?

Entonces, cuando Kaido les hizo una seña al peliverde y a Keisuke, Daigo entendió enseguida lo que le quería decir, pues ya estaba preparado para ello.

Sin vacilar un instante Daigo saltó al agua, tratando de concentrarse durante la caída para utilizar la cantidad de chakra exacta y no hundirse.

Perdió el equilibrio y se tambaleó un poco en cuanto sus pies tocaron el agua, pero rápidamente se recompuso y corrió lo más rápido que pudo hacia la orilla, esperando que los otros dos chicos hiciesen lo mismo.
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#21
La mirada del escamado se sintió como sendo puñal clavándose en mi rostro, no tuvo que decirme nada al respecto, entendí el mensaje sin siquiera una palabra.

Y ahí estábamos los tres shinobis siendo rodeados por un puñado de personas que en mi vida había visto, algunos parecían más amenazadores que otro, y lo que más me preocupaba eran las herramientas que usarían como armas, pude ver algunos martillos, navajas, tubos metálicos y otras cosas más, pero la acción no empezó hasta que Kaido empezó a dar la cara por el grupo, o mejor dicho por él mismo.

Mis orbes reflejaron los movimientos del pez, que en mi mente se vieron en cámara lenta, el puñetazo dio directo en la quijada del malhechor y éste no hizo más que retroceder por la fuerza del azulado, no obstante, lejos de querer empezar una batalla de bandos Umikiba salió corriendo a nosotros haciendo una seña con su mano, la vi perfectamente pero cuando me disponía a saltar la baranda del puente sentí un fuerte empujón que me mandó un poco más lejos de lo que habia previsto, efectivamente el tiburón se encargó de sacarme de la zona de peligro, exhibiendo una gran fuerza por cierto.

Mi cuerpo se deslizó por la superficie del lago como sí esta estuviera congelada, tuve que apoyar mi mano y hacer un uso excepcional de mis piernas para no terminar cayendo de lleno al agua, ciertamente mi cuerpo se hundió un poco en el frío líquido, pero nada que la manipulación del chakra no pudiera resolver. —Que buen golpe.— Apremié al escamado con una sonrisa en mi rostro.

—¿Todo en orden?—Lancé una mirada fugaz al peliverde que al parecer se mantuvo bien en el agua.

No tardé en erguirme y separarme un poco más del puente, mi cuerpo había respondido bien ante aquel movimiento tan audaz. —Tú dirás Kaido.— Expresé mientras continuaba viendo al grupo que, aparentemente, se mantenía firme con sus armas.
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#22
Tanto Keisuke como Daigo fueron lo suficientemente atentos como para entender lo que el escualo quería de ellos: y es que el primero, sin necesidad de que Kaido lo ayudase; ya se había lanzado por encima de la baranda. Keisuke, sin embargo, sí que necesitó del impulso del tiburón, con el que caería finalmente hacia las profundidades del lago. Pero de los tres, Kaido fue el único que se dejó hundir. ¿Y por qué? se preguntarán algunos; y no era porque al gyojin le faltase habilidad para lograr una de las proezas más simples, que era la de imbuir la planta de sus pies con una fina capa de chakra.

No señor, sino que Kaido tenía en cuenta que su descenso hacia el lago no sería la escapada más segura de sus vidas ni mucho menos. Quizás, Daigo y Keisuke no contaron con que detrás de ellos, un montón de armas arrojadizas volarían en todas direcciones hacia el lado al que ellos se habían arrojado. No con la pericia de un experimentado shinobi ni con la puntería de un experto usuario del shurikenjutsu, pero es que fueron tantas que no había mucho lugar de maniobra.

La respuesta del escualo fue la de tomarle a ambos de los pies, y halarlos con la fuerza de mil hombres. Llevarlos hasta su territorio, ahí, en el fondo del agua que de pronto se convirtió en una marea revoltosa que les cargó hasta lago abajo.

Por encima, el reflejo de la horda enfurecida se veía turbia. El calvo espetó:

—Atrapen al caraépez, ¡atrajpenlo!
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#23
Apenas un segundo después de que Daigo callese al agua, Keisuke hizo lo propio, cayendo cerca del peliverde y desestabilizándolo momentaneamente.

Pero en cuanto Kaido se zambulló, desestabilizó tanto a Daigo que tuvo que detener su movimiento para intentar estabilizarse en el agua, pero antes de que el chico consiguiese estabilizar su chakra apropiadamente, algo agarró uno de sus tobillos y lo obligó a huindirse en el lago.

—Woah!

Intentó luchar para regresar a la superficie, pero se detuvo en cuanto vio que una especie de fierro oxidado cayó justo donde estaba él hace apenas un segundo.

El chico miró a su alrededor, confundido, mientras buceaba un poco más hondo para evitar el impacto de alguna de aquellas armas. Por supuesto no podía ver con toda la claridad con la que vería si estuviese en la superficie, pero alcanzó a divisar una figura completamente azulada, que debía ser Kaido; y una masa roja, que definitivamente debía de ser el pelo de Keisuke.

En cuanto se vio a una distancia segura de la lluvia de armas que caía desde el cielo, Daigo empezó a bucear hacia el frente, esperando poder encontrar pronto la superfície.
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#24
En el puente seguía aquel grupo que solo buscaba agredirnos a todos.

Glup, glup glup.

Glup.

Era el ruido característico cuando algo caía en el agua, volteé y miré como ciento de objetos eran lanzados al agua con el único objetivo de golpearnos. —Cuidado chicos!— Exclamé mientras los buscaba, por un momento recordé que ninguno de los dos me había respondido. —¿Chicos?— Dije con tono de confusión.

—Woah!

Lo último que había visto de Kaido era que se había sumergido y ahora escuché un extraño gemido, aseguraría que era la voz de Daigo, pero entonces lo sentí, una húmeda mano me agarraba con fuerza, era azul y tiraba bastante duro. Me sobresalté primeramente, ¿Qué coño era eso? Claro... Azul y con agallas, ¿no? Parecía tonto cuando lo entendí.

Deje de hacer resistencia cuando entendí que se trataba nada más y nada menos que del tiburón de Amegakure, justo antes de sumergirme en su totalidad tomé una buena bocanada de aire. Bajo el agua estaban Kaido y Daigo, nadando hacia las profundidades del lago, yo hice lo mismo que ellos y entonces volteé a ver la imagen de la superficie parecía que llovía tubos, martillos y otras basuras metálicas, los malandrines seguían por ahí, podía ver su difusa figura.

No sabía cuanto tiempo deberíamos aguardar bajo el agua pero esperaba que no fuera mucho; me limité a seguir al escamado, estábamos en su territorio, debería ser su especialidad.
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#25
No pasaría demasiado tiempo allí bajo el agua, no al menos el suficiente como para que tanto Keisuke como Daigo tuvieran dificultades para aguantar respiración. Más que todo, porque aquel que les había tomado de las piernas, no les soltaría ahí en lo profundo del lado sino que les llevaría a cuestas por sobre la corriente, demostrándoles que quizás su apariencia no era sólo una extraña y bizarra fachada, sino que de alguna forma, Kaido podía nadar a grandes velocidades aún y teniendo que cargar con el peso de otras dos personas.

Pronto llegarían hasta una de las cañadas más cercanas desde la cual entraba otro caudal del lago, y encontraron una orilla sin moros en la costa.

El escualo salió del agua, y se estrujó el cabello empapado.

—¡Ufffffffffffffffff! eso ha sido divertido, ¿no? —intentó mirar por sobre sus hombros, sin encontrar algún peligro cercano—. quizás tendríamos que movernos, no tardarán en venir a buscarnos. ¿Qué piensan? ¿y si vamos por allí?

Kaido señaló un frondoso bosque frente a ellos. Tal vez era la mejor ruta para perder a una horda de maleantes que seguramente estarían bajando por las orillas del lago, dado que era la única dirección que los tres avispados genin habrían podido tomar durante su huida.
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#26
Por suerte para el peliverde no le hizo falta bucear mucho para ponerse a salvo, de hecho, ni siquiera hizo falta que moviese un solo músculo, pues Kaido se encargó de llevarlo tanto a él como a Keisuke hacia la orilla.

El grupo viajó hasta la orilla a velocidad extrema, incluso mayor a la que tenía cualquiera de los chicos esprintando en tierra.

Al llegar a tierra, Daigo empezó a escurrirse el agua de la sudadera.

—¡Ufffffffffffffffff! eso ha sido divertido, ¿no? Quizás tendríamos que movernos, no tardarán en venir a buscarnos. ¿Qué piensan? ¿y si vamos por allí? —sugirió Kaido y señaló un frondoso bosque frente al grupo.

—Supongo que solo podemos ir por allí, pero tenemos que darnos prisa, o nos alcanzarán.
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#27
Una vez bajo el agua el esfuerzo que tuve que realizar fue mínimo, simplemente me relajé y me dejé llevar, ya que Kaido se encargaba de remolcarnos a Daigo y a mi, por lo que no me iba a negar a su trabajo. Sencillamente dejé el agua fluir al rededor de mi cuerpo y miré la superficie; lo único que me tenía con preocupación el tiempo que duraríamos sin oxigeno.

En un abrir y cerrar de ojos ya nos encontrábamos en la orilla del lago, fue todo muy rápido y fácil, por lo menos para el peliverde y para mi, pero el pez debería estar un poco agotado. Al salir del agua lo primero que hice fue tomar una gran bocanada de aire.

—Sí, podríamos repetirlo en algún momento jajaja.— Respondí a Umikiba y luego mi mirada siguió al bosque que nos proponía el peliazul.

Me apresuré a salir del agua dando grandes pasos. —El último será un perdedor!— Expresé con un tono un tanto infantil mientras iba dejando el rastro húmedo de mis cuerpo al interior de la ciudad de los árboles. Sería más sencillo que nos transformaramos en algo y pasaramos de desapercibidos, ¿no? Me dije aún cuando me acercaba al frondoso bosque. Nee, así es más divertido. Un poco de adrenalina se había apoderado de mi cuerpo, y en vez de ver lo peligroso que podía ser la situación la estaba comparando como sí de un juego se tratase.
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#28
Finalmente, fue Keisuke quien decidió tomar la delantera en aquella ocasión. De hecho, lucía hasta agraciado por la situación y quizás encontraba algo de diversión en el hecho de que un grupo de maleantes buscase joderle la vida a su compañero de aldea, o esa era la impresión que le daba.

Daigo, sin embargo, era un muchacho más recatado. Actuaba con cautela, y desde luego que no querría ser él mismo estando al lado de dos colegas de una aldea totalmente diferente a la suya.

El escualo le dio una palmada en la espalda, de nuevo; y le inquirió:

—Aguanta ahí, compañero.

. . .

Keisuke fue el primero en encontrarse de lleno con el corazón de un frondoso y tupido bosque, repleto de árboles de gran altura y con sus hojas rebosantes. Todos debían de conocer el camino: Para llegar al lago partido, y así también salir de él; habría que cruzar el bosque que le rodeaba. El problema estaba en determinar hacia qué dirección del bosque coger, teniendo en cuenta que bien podrían salir hacia cualquier punto del Valle, y a ellos les convenía mucho más perderse más cerca de la ciudad principal de Sendoshi que a las cordilleras que circunvalan los Dojos que generalmente estarían al sur.

Por allá, a la distancia, un pájaro cantó. Y un ligero eco anunció una rama rompiéndose a la espalda de los jóvenes shinobi.

—Bueno, chicos, en vista de que soy el único que sigue en el jodido torneo, haríais muy bien en cuidar de que nada me pase hasta que salgamos del bosque. Costará menos que perdáis vosotros un brazo, un ojo o una pierna a que sea yo el que pague caro, así que si veis un arma venir a por mi cogote, os oponéis como lo haría un buen colega.

El escualo dio un par de vueltas sobre sí, y luego se detuvo, hacia una dirección al azar.

—¿Será por aquí, o por allá? ¿de dónde es que venimos? —indagó. Las direcciones no eran lo suyo, desde luego.
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#29
Mucho menos animado que Keisuke, Daigo siguió a Kaido al interior del bosque, observando su alrededor como si algo pudiese aparecer de algún escondite y atacarlos en cualquier momento.

"Crack"

El característico sonido de una rama rompiéndose llegó hasta los oídos de Daigo, que se giró al instante para encontrarse con... nada.

Solo serán imaginaciones mías.

—Bueno, chicos, en vista de que soy el único que sigue en el jodido torneo, haríais muy bien en cuidar de que nada me pase hasta que salgamos del bosque. Costará menos que perdáis vosotros un brazo, un ojo o una pierna a que sea yo el que pague caro, así que si veis un arma venir a por mi cogote, os oponéis como lo haría un buen colega.

Daigo sonrió, tomándolo por una broma.

—¿Será por aquí, o por allá? ¿de dónde es que venimos?

Kaido no parecía tener la menor idea de donde estaban, o hacia donde se tendrían que dirigir. Por supuesto el peliverde tampoco tenía la respuesta, pero sí que tenía una idea.

—¿Qué tal si subimos a un árbol alto y buscamos una buena salida? —dijo y se dirigió al árbol más alto que pudo encontrar—. Voy a ver, solo será un segundo.

Si nadie le ponía pegas al plan, Daigo concentraría algo de chakra en sus pies para escalar mucho más fácilmente.
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#30
Ante mis ojos surgió una amplia población de altos y robustos arboles, todo el panorama daba una sensación de que nos encontrábamos en un área profunda como sí se tratase del centro de bosque, y eso que apenas había dado unos escasos pasos hacia el interior. La naturaleza era fenomenal y me gustaba aquella sensación que percibía de ella, sí estaba seguro de que al fondo una ave estaba cantando tranquilamente y luego el típico ruido de que algún palo seco romperse llegó a mis oídos, volteé a ver, pero era evidente que detrás de mi venían Kaido y Daigo, así que no me preocupé mucho por el asunto.

—No tienes porqué preocuparte.— Dije primeramente ante aquellas palabras provenientes del escamado, en mi rostro se dibujó una sonrisa, desde luego ellos no podrían verla porque seguían mi espalda. —Sí algo llegase a pasarte te curaré enseguida, y estarás en óptimas condicionas para tu proxima batalla o bueno haré mi mejor intento.— Seguí caminando en linea recta aunque no sabía exactamente a donde me dirigía. —En su defecto, tú deberías protegernos, después de todo eres quien está en mejores condiciones y pues... Pasaste a la otra ronda sin mucho esfuerzo, eso demuestra que eres muuuy bueno.— Dije haciendo énfasis en la últimas palabras.

"Deberíamos obtener una mejor visión, desde arriba podríamos ver sí se acercan o a donde vamos." Me dije mientras me detenía y miraba cuan alto se alzaban los robles. Las dudas de Umikiba llegaron rápidamente y Daigo me quitó las palabras de la boca. —Bien pensado.—

Unos segundos más tarde estaría imitando la acción del peliverde, un poco de energía en la planta del pie y un árbol lo suficientemente grande era todo lo que necesitaba, claro y mantener la concentración. Caminé con calma hacia lo más alto, esquivando alguna que otra rama que dificultaba mi paso, si nada me lo impedía llegaría hasta una altura considerable para poder observar a donde debíamos dirigirnos, y bueno nuestro acompañante podría rectificar mi información.
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