Hacía unos pocos días que habían terminado los combates de la primera ronda del torneo en el que el calvo había pasado desapercibido. Karamaru entraba poco a poco en la decepcionante realidad, gente de su misma edad y rango y experiencias estaban en un nivel mucho más alto que el suyo.

Pensaba en cómo seguiría su camino, cómo entrenaría, que haría para mejorar, eso y más daba vuelta por su cabeza mientras veía por la ventana la lluvia caer. Una lluvia a la que estaba acostumbrado por su ciudad natal y que tomándose su tiempo, a eso del atardecer, disminuyo a tan solo unas pequeñas gotas que desaparecían dejando solo un cielo oscuro y nublado. Clima triste para sentimientos tristes.

«Mejor me doy una vuelta después del té, no me hará bien permanecer encerrado como estoy»

Terminó su bebida y salió de su apartamento y luego del hotel para caminar sin rumbo por una calle. Poca gente se encontraba en el exterior en ese momento y solo se escuchaba unas pocas pisadas sobre charcos y algunos perros y pájaros haciendo algo de ruido.

El barro hacía el suelo blando y machaba un poco las ya marrones y gastadas sandalias del cenobita que miraba la tierra mojada que yacía bajo sus pies. Miraba al suelo, con las manos en los bolsillos, y pensaba una y otra vez en la misma pregunta.

«Acaso... ¿Será correcto qué sea shinobi?»

Recordaba su momentos en el templo con su antiguo maestro, sus compañeros y su abuelo y por más que le daba vueltas al asunto no podía llegar a una respuesta concreta. La única opción que le daba era no darse por vencido y tratar de encontrar ese Sí que él tanto quería. Había que entrenar, y pensar en eso le levantaba un poco el humor pero para cuando quiso levantar.... no estaba en un lugar muy bello arquitectónica ni culturalmente.

El barro que pisaba tenía mucha mugre y basura en su mezcla, las casas estaban hechas de la manera más humilde que a uno se le podía ocurrir y las caras de los que le rodeaban no eran justamente las de hacer amigos. Sin duda alguna esa era la otra cara del turismo y de la bella ciudad, era un barrio pobre con habitantes que apenas podían vivir.

Se paro en seco, miró alrededor, y pudo ver a dos hombres borrachos y completamente incoscientes tendidos sobre el suelo, otro más sentado frente a lo que se podría considerar la entrada a su casa con una espada fina y larga y unos metros más lejos una mujer cincuentona de vestido rosa corto, con piernas de poca depilación, rubia de ojos rojos y saltones y con un cigarrillo en su boca. Seguramente era de ese tipo de mujer que ofrecía ciertos... servicios ...a los adultos de la zona.

Habian pasado bastantes dias desde la primera ronda, bastantes teniendo en cuenta que tenian una semana entre ronda y ronda. Acababa de salir del hospital y debia llegar a su hotel pero... eso era más facil decirlo que hacerlo. El cielo estaba dando a entender que en cualquier momento iba a llover, oscuro y totalmente nublado a pesar de que era de dia apenas un par de rayos de sol lograban colarse entre la inmensa masa de nubes. Todo eso no hacia más que complicarle la vida.

Antes de darse cuenta ya estaba perdido, habia salido del hospital con la direccion en la que se encontraba el hotel clara, pero conforme sus pies se movian su orientacion se suicidaba. Terminando en un paseo por toda la ciudad llena de dojos hasta que en algún momento coincidiera con su momentaneo hogar.

Lo que habia logrado habia sido llegar a esa parte que todo regidor de una ciudad intenta ocultar, la que esta llena de inmundicia y gente que se gana la vida de la forma menos honrosa, lejos del honor y la dignidad de los dojos y los combatientes. Droga, mujeres y violencia, todo eso bien acompañado de una dosis de ilegalidad de todo tipo. Él aún no estaba al cien por cien, de hecho, le habian dejado claro que no se involucrara en combates de ningun tipo, porque solo conseguiria reabrir la herida que tenia en el pecho.

Sin embargo, ante él se encontraba un shinobi de Amegakure que se encontraba de pie observando con una mirada ausente la gente que se encontraba a su alrededor. Sus ojos solo veian lo evidente, pues a él que estaba tras él a una distancia prudencial y con una tunica de viaje con capucha de color negro y al escurridizo niño que iba tapado con ropajes del mismo color y se le acercaba por detras peligrosamente, no los habia visto.

Los agudos ojos del rubio vislumbró una hoja metalica en la mano del niño, y parecia que el Amegakuriano no se daba cuenta de su presencia.

¡Eh, quieto!

Pero era demasiado tarde, el chico con gran habilidad cortó la cinta que aseguraba el portaobjetos a la pierna del calvo y de un tiron ya estaba en sus manos. Con gran destreza y agilidad para ser apenas un niño salió corriendo por al lado de Karamaru, en dirección contraria a donde estaba Nabi.

El rubio suspiró, no podia igualar la velocidad del niño ni aunque no estuviera herido. Activó su sharingan y desenfundó su kodachi, no era algo que hiciera a menudo, pero se vio capaz de hacerlo y no se iba a quedar de brazos cruzados tras presenciar un hurto.

Lanzó su katana con toda su fuerza y su destreza combinadas para conseguir precision temporal y espacial, tenia que llegar en un momento y en un lugar exactos, sino podia cortarle alguna extremidad al chaval o dejarle escapar. Gracias a su percepcion aumentada por su doujutsu el tiro fue preciso, la hoja giró en el aire hasta clavarse en el suelo justo en frente del muchacho formando un angulo de unos treinta grados con la tierra.

La velocidad no le permitia cambios bruscos de direccion por la inercia que llevaba, así que tropezo con la hoja intentando saltarla y rodó por el suelo hasta detenerse gracias a los cuerpos de los borrachos que estaban tirados sin conciencia. El portaobjetos salió volando hasta acabar por el suelo tirado.

Embobado intercambiando miradas con la señora mayor de intenciones supuestas no podía ver lo que pasaba a su alrededor. No pudo ver como el hombre poseedor de una espada se había ido ni cómo algún que otro borracho se levantaba, caminaba y al pasar por al lado de la rubia le dirigían los ojos con completa atención y le echaban palabras de sucias intenciones.

Pero su viaje sin rumbo, como era de esperar, traería una complicación. Su vista perdida en el cuerpo desagradable de esa mujer le daría la consecuencia de estar desatento a ese niño que se le acercaba por detrás. A ese niño que con la menor inocencia del mundo usaría un arma blanca para rozar su pantalón, romper la cinta que apretaba su portaobjetos, y dejarlo caer en su mano izquierda para comenzar a correr.

Lo único que le hizo entrar en razón fue un grito que lo alertaba y apenas el niño comenzó a correr el calvo lo siguió.

No te vas a escapar ni aunque este borracho

Al cenobita le enseñaron que robar estaba mal, que si por ejemplo robabas dos kunais a un combatiente digno tendría sus consecuencias, y ese niño las tendría. La mano del calvo actuaría y la espada de otro shinobi también. En su corta persecución de pocos pasos pudo escuchar un filo metálico romper el viento a su lado y clavarse pocos metros más adelante interrumpiendo la corrida del pequeño y dejándolo caer en el barro. Su portaobjetos que solo llevaba un kunai salió volando y Karamaru lo agarró en el aire antes de que cayera.

El nene no le quedo otra que levantarse y alejarse lo más rápido posible. El monje tenía intenciones de perserguirlo pero no era quién para corregir la vida de una persona. En cambio, si tenía su portaobjeto en mano tan rápido era por una persona que se merecía su agradecimiento. Se acercó a la espada, tomó su mango y la desenterró.

Gracias- le dijo al rubio tras acercarse- Supongo que esto te pertenece...

Le devolvía la espada mientras lo recorría con la mirada. Tenía una túnica negra similar a la que usaba el calvo que solo dejaba ver unos mechones amarillos y una bandana en su cuello. Al igual que el antiguo Kazuma, era shinobi de Uzushiogakure. Si poseía su misma actitud su relación no tendría ningún problema.

No te vas a escapar ni aunque este borracho

Eso fue lo primero que oyó del misterioso calvo que acababa de ser victima de un robo y de si mismo. Habia visto su bandana en la cintura, era de Amegakure y no parecia ser de mayor rango ni edad que el Uchiha. Aún así, un ninja así de despistado con una prostituta, es para hacerselo mirar.

¿Está borracho? ¿Pero que clase de shinobi es?

Los borrachos se asustaron al ver la hoja del rubio volar por el aire y al oir como se clavaba en el suelo acabaron de convencerse.

hostias, ¡la porrisia!

Balbuceó uno antes de salir corriendo de forma torpe y sin mucha coordinacion entre sus dos piernas, el otro le siguió sin tener muy claro de qué huia, pues su estado no le permitia ni usar su cerebro para pensar y correr al mismo tiempo.

Nabi los observó con sus ojos negros sin siquiera dedicarles un pensamiento, la gente así no lo merecia. Se acercó a paso ligero hacia su katana, aunque el otro muchacho habia sido más rapido y tras recuperar su portaobjetos y el kunai que habia en su interior, agarró su Kodachi como si fuera de papel y no pesara nada, todo aquello quedó grabado en el cerebro del Uchiha. Una fuerza notable, en comparación a su último Amegakuriano, y un solo kunai en el portaobjetos.

Gracias- le dijo al rubio tras acercarse- Supongo que esto te pertenece...

Le ofreció el arma. Nabi la aceptó con su mano derecha y la enfundó en un instante, se quitó la capucha, dispuesto a entablar toda una conversación. Ya tenia un guion que seguir, lo habia ido pensando desde su combate con el moreno de la lluvia. Tenia muchas cosas que averiguar, la información debia ser su arma más poderosa y más entrenada.

De nada, no podia permitir que sucederia un robo en mis narices. Uchiha Nabi.

Se presentó a palo seco, sin tonterias, brusco y cortante como era él. Con el tono inexpresivo que le caracterizaba. Aún así, se inclinó levemente, a pesar de todo su educación era impoluta. Hizo la reverencia tan breve como pudo y disimulando que le habia dolido por la herida que aún tenia reciente en el pecho.

Con los ladrones en las lejanías y sin nadie que pudiera realizar acciones ilegales contra ambos shinobis, los dos jóvenes comenzaron su diálogo y presentaciones. Tras sacarse la capucha y mostrar su cabello rubio, el calvo pudo comprobar que el color de los pocos mechones que había visto con anterioridad se extendía por toda su cabeza. Dos orbes negros como la noche acompañaban la cabellera dorada que Karamaru nunca podría tener.

De nada, no podia permitir que sucederia un robo en mis narices. Uchiha Nabi.

Y el de Uzushio ya daba un paso hacia el lado correcto, un comienzo con el pie derecho como dirían algunos. Con tan solo una oración mostraba tener un sentido de la justicia tal cual al que tiene su compañero de aldea que hacía tiempo se había cruzado el monje. El samurai que tampoco aceptó un robó, aunque en aquella vez todo se había desmadrado un poco mucho más que en esta ocasión.

«Comenzaré a recordar los nombres, parece que en Uzushiogakure se forman buenas personas. Kazuma.... Nabi....

Como era de costumbre, las notas mentales acompañaban al calvo a donde quiera que fuese.

Uchiha. Lindo apellido. Lamento no presentarme con anterioridad, mi nombre es Karamaru y pertenezco al clan Habaki de Amegakure.

Por tu bandana debo comprender que ejercemos la misma profesión por lo cual entederas si te digo que no creo conveniente mantener una conversación en este lugar tan.... tan.... complicado, por decirlo de alguna manera.

¿Sabes como salir de aquí?

Karamaru no se iba a reservar ni iba tratar de tantear a esta persona. Kazuma le había demostrado que los de Uzu eran de de fiar y el ambiente por el que estaban rodeados ayudaba a confiar más en ese concepto.

Pudo percibir un poco de tristeza en la mirada del Emperador Bola de Billar IV al ver la hermosa y seductora cabellera dorada del Uchiha. Aunque le restó importancia cuando el shinobi de la Lluvia se presentó. Tendria una ocasión para recabar la información que tanto habia ansiado, no en el mejor momento, no en el mejor lugar, pero tenerla la tendria.

Uchiha. Lindo apellido. Lamento no presentarme con anterioridad, mi nombre es Karamaru y pertenezco al clan Habaki de Amegakure.

Por tu bandana debo comprender que ejercemos la misma profesión por lo cual entederas si te digo que no creo conveniente mantener una conversación en este lugar tan.... tan.... complicado, por decirlo de alguna manera.

¿Sabes como salir de aquí?

La verdad es que no. De hecho no sé ni como he acabado aquí. Has tenido suerte.

Dios, que dificil era eso de mantener una conversación. Queria tirar hacia el tema que le interesaba pero era dificil hacerlo sin levantar sospechas. Lo mejor iba a ser dejarlo fluir hasta que estuvieran en unas condiciones un poco mejores, aunque era obvio que engatusar no era su fuerte así que podia pasar cualquier cosa.

Lo más logico seria volver sobre mis propios pasos.

Señalaria la calle por la que habia llegado él.

Karamaru nunca se había perdido, aunque si, se habra desorientado pero siempre pudo recuperar algún punto de referencia y volver a su hogar sin pasar por ningún problema mayor. Y ese momento, en lo que parecía ser el barrio más peligroso y descuidado de una ciudad que por primera vez conocía, no iba a ser diferente. Estaba en un lugar que no conocía, si, tampoco sabía como había llegado a ese lugar, también, pero si sabía que si volvía sobre sus propios pasos sobre la calle por la que caminaba seguramente encontraría esa referencia para llegar a su lugar de hospedaje.

Tal vez con solo dejar de estar rodeado de ese lugar tan amenazante estaría más que satisfecho y no estaría tan preocupado en volver como lo estaba en ese momento. Pero el dilema se presentó.

Lo más logico seria volver sobre mis propios pasos.

El Uchiha estaba perdido también pero su camino de regreso era diferente al que había tomado el cenobita. El problema era que él estaba estaba casi seguro que caminando en línea recta por donde venía sería suficiente para salir.

«¿Debo de ir con él? Tal vez sea mejor ofrecerle ir por donde yo venía... »

Quería seguir conociendo a los ricachones de Uzu, aunque todavía no sabía que eran de la aristocracia, Kazuma le había dejado una buena impresión y tal vez el rubio así lo hiciera. Tener amigos era importante pero también lo era tener buenas conexiones con la gente del exterior. Uno nunca sabe cuando va a necesitar una mano para algo.

Yo vine derechito por ese camino- dijo el calvo señalando la calle a la izquierda por la cual había llegado el shinobi de Uzu- Un poco extraño pero supongo que uno de los dos dobló en varias esquinas para llegar a este lugar, o tal vez ambos.

¿Seguro estas de que estás bien orientado?

Realmente la idea de volver por donde él habia venido no tenia mucho sentido porque no queria volver al lugar del que habia salido, sino a su hotel, que era su destino. Pero la verdad es que le costaba bastante fiarse de alguien al que le acababa de robar un ratero de medio metro por estar totalmente ajeno a la realidad a pesar de ser un shinobi. Aunque era un hecho que él estaba herido y no le convenia seguir dando vueltas en circulos sólo. Debia confiar en el calvo, que no parecia mala persona a pesar de no ser muy despierto.

Yo vine derechito por ese camino- dijo el calvo señalando la calle a la izquierda por la cual había llegado el shinobi de Uzu- Un poco extraño pero supongo que uno de los dos dobló en varias esquinas para llegar a este lugar, o tal vez ambos.

¿Seguro estas de que estás bien orientado?

Karamaru no se cortó un pelo en preguntarle a él, si estaba bien orientado. Bueno, él acababa de llegar y el calvo llevaba ahí un rato ya, así que era bastante más probable que el que no estuviera bien orientado fuera el de Amegakure. De todas formas, a Nabi no le interesaba volver sobre sus pasos así que tampoco iba a ponerse a discutir con nadie por ello.

— Bueno, el lugar del que vengo no es al que tengo que ir, así que si prefieres probar por tu camino, por mi mejor.

El rubio esperaria a ver qué decidia su nuevo "amigo" para ponerse en marcha. Pero no fue tan paciente para empezar una conversación interesante.

— ¿Estabas inscrito en el torneo? Me suena tu nombre.

Su plan se habia puesto en marcha, de forma inexorable e invisible, todas las piezas estaban dispuestas y las lineas del tiempo solo acabarian por darle la razón y la información que buscaba.

Karamaru realmente no esperaba una negación por parte del shinobi de Uzu. O por lo menos no una discusión, y así fue. Sin pelear por quién tenía razón se aceptó por volver por el camino del que había venido el calvo. El pelado miraba todo el rato a su alrededor para no ser sorprendido de nuevo por cualquier tipo de gente que vivía por esos lares.

Con el camino de vuelta pactado Karamaru juntó sus manos bajo su espalda y comenzó a caminar a paso lento sobre el suelo de tierra. No sabía sobre que hablar exactamente y no quería que se cree una situación incómoda pero por suerte para él el Uchiha daba el pie inicial para empezar la charla.

¿Estabas inscrito en el torneo? Me suena tu nombre.

Ahora que lo mencionaba Karamaru también le sonaba el nombre del rubio pero no sabía de donde. Se dio cuenta de la realidad con esa pregunta, ambos habían participado del torneo.

Mmmmhhh.... Si, aunque no estoy muy orgulloso de como ocurrió todo. Vos también estabas, ¿Verdad? Recuerdo haber escuchado tu nombre por los parlantes.

Me dio una lección de combate un tal Yota de tu misma aldea. ¿Ese nombre es común por Uzu? Es que era el segundo que conocí.

Saliendose un poco del tema Karamaru devolvía el favor y daba pregunta que contestar al shinobi. Le despertaba mucho la curiosidad en que terminaría ese charla por el largo camino que tenían por delante.

El calvo parecia algo mistico y calmado, lo cual Nabi agradeció profundamente, pues el paso lento que llevaba Karamaru era el único que se podia permitir recien salido del hospital. Inició el camino con las manos a la espalda en posición solemne, tipico de los curas y los ancianos. Ahora parecia estar más atento a sus alrededores, llegando a la paranoia.

La conversación iniciada por el rubio daba sus frutos, como ya habia sospechado, aquel muchacho era uno de los shinobis que no pasaron de la primera ronda, pero para su sorpresa, fue Yota el que lo descalificó.

Mmmmhhh.... Si, aunque no estoy muy orgulloso de como ocurrió todo. Vos también estabas, ¿Verdad? Recuerdo haber escuchado tu nombre por los parlantes.

Me dio una lección de combate un tal Yota de tu misma aldea. ¿Ese nombre es común por Uzu? Es que era el segundo que conocí.

— Al parecer, sí que es un nombre común. A mi me descalificó un shinobi de tu aldea llamado Hanaiko Daruu. ¿Lo conoces? ¿Has oido algo de él fuera de lo común?

Lejos de ser una inocente pregunta de alguien que ha perdido contra aquel maldito Amegakuriense suitonero malvado, Nabi estaba atento a la reacción de Karamaru ante su extraña pregunta. Dado que él podia saber si Daruu era el jinchuriki, sin duda la pregunta del rubio le haria pensar en ello y reaccionaria acorde a ello. A pesar de ello, el rostro del Uchiha seguia serio y su mirada era fria y calculadora, lejos de una expresion acusadora o insultante.

Un portazo en la lejanía captó la atención del calvo por un segundo. No sabía de donde provenía pero para el lado donde miró pudo ver a un hombre y una mujer en la entrada de una casa, probablemente haciendo negocios. Ambos estaban un poco desprolijos y el dinero giraba de mano en mano.

El monje se había distraído un poco de la respuesta del rubio pero pudo escuchar claramente el final.

...Hanaiko Daruu. ¿Lo conoces? ¿Has oido algo de él fuera de lo común?

¿Por qué preguntaba eso? ¿Acaso quería conocer algo? Tipos de preguntas que a Karamaru no se le pasaron por la cabeza ni por un segundo. Estaba creciendo en él demasiada confianza con los de Uzu y parecía entrar en contacto con suma inocencia.

Daruu... Daruu... Algo recuerdo, me lo cruce en la academia, pero no mucho. Si no me equivoco era unos años mayores que yo pero nunca le hablé demasiado.

Era increíble saber que extranjeros podían conocer más a un shinobi de su aldea que él mismo, pero era la realidad. Tampoco es que fuese muy sociable en la academia pero ahora le comía el arrepentimiento.

¿Daruu te ganó en combate? ¿Cómo fue la cosa?

«Por lo menos alguien de Amegakure pasó de ronda ¿Verdad?

Mirase donde mirase, habia algún tipo de acción de moral relajada y etica más bien ausente, lo cual evidenciaba que estaban lejos de salir de aquellas malas calles. Tal vez no debia haber hecho caso a aquel shinobi de Amegakure, pero tampoco tenia la seguridad de que él solo hubiera acabado escogiendo una ruta más acertada. Ya no podia hacer nada, así que se olvidó del asunto para centrarse en su conversación y en los alrededores, casi en cada esquina habia una amenaza.

Daruu... Daruu... Algo recuerdo, me lo cruce en la academia, pero no mucho. Si no me equivoco era unos años mayores que yo pero nunca le hablé demasiado.

De todos los shinobis que pudiera encontrarse de Amegakure le daba la sensación de haberse ido a topar con el que menos conocia a sus propios compañeros. Su calvicie era un distintivo tipico de los sectarios. Era demasiado joven para haberse quedado sin pelo de forma natural, las probabilidades de que se lo hubiera cortado él mismo eran muy altas, tipico de las sectas, raparte como forma de iniciación y reconocimiento.

¿Daruu te ganó en combate? ¿Cómo fue la cosa?

— Fue un combate realmente dificil, sobretodo por su ventaja elemental y su inteligencia y su juego sucio. Acabamos empatando, aunque casi nos matamos los dos.

Se llevó la mano a la entrepierna, recordando el asqueroso y poco etico ataque inicial del moreno y despues al abdomen donde habia hecho un pastel con su carne, un pastel deconstruido de carne Uchiha. Aquel combate habia sido genial, un combate de novatos como no se habia visto nunca, y un final de espanto en que casi mueren ambos.

Desde luego, se volverian a enfrentar.

Karamaru echaba de tanto en tanto una mirada al horizonte con la ilusión de poder ver un poco del centro del pueblo que acogía a ambos shinobis, como al resto de participantes del torneo. Seguían en un ambiente turbio, un lugar donde se veía seguido perros enfermos y próximos a la muerte y señores de mala mirada que cada vez que los veía parecían tener la intención de asesinarte.

Pero el calvo estaba contento de todas maneras. Estaba con alguien que conocía a los de Ame y que además contaba con la confianza del calvo. Era completamente incorrecto confiar en alguien solo por el símbolo de su bandana pero Karamaru todavía era un inexperto para entender esas cosas, él solo quería amigos.

Fue un combate realmente dificil, sobretodo por su ventaja elemental y su inteligencia y su juego sucio. Acabamos empatando, aunque casi nos matamos los dos.

El monje se rascó al nuca y lo miró a al rubio con cara interrogante. Primero le decía que había perdido y ahora que era un empate. Continuó un silencio unos metros más pero no se pudo aguantar las ganas de preguntar.

Entonces.... ¿Perdiste o empataron? Digo, porque si fue un empate ¿Cómo hizo para poder pasar el de ronda?

Ah y por cierto...- dijo el calvo sin dar tiempo a respuesta- ...¿Qué es eso de ventaja elemental? Entiendo el concepto pero no sé que elemento maneja cada uno.

Las calles no mejoraban ni un solo apice por mucho que caminaran. Los animales muertos o a punto de hacerlo a su alrededor aumentaban por cada calle que atravesaban, así como los insectos que se alimentaban de dichos cadaveres. Nabi no tenia ningún problema con eso, habia comido algún que otro bicho durante su epoca oscura y habia visto el proceso entero de descomposición de las ratas.

Y el calvo tampoco parecia pensar mucho en ello. Parecia contento aunque las palabras de Nabi parecian haber colapsado su cerebro.

Entonces.... ¿Perdiste o empataron? Digo, porque si fue un empate ¿Cómo hizo para poder pasar el de ronda?

Ah y por cierto...- dijo el calvo sin dar tiempo a respuesta- ...¿Qué es eso de ventaja elemental? Entiendo el concepto pero no sé que elemento maneja cada uno.

Nadie habia dicho nada de que él perdiera, habia dicho que Daruu le habia descalificado, y era verdad, ambos estaban fuera del torneo, por lo que uno habia descalificado al otro, pero en ningún momento habia mencionado nada de que él sí pasara de ronda. Y la segunda pregunta, mucho embrollo para preguntarle qué elemento poseian ambos. Normalmente no lo diria tan facilmente, pero cuando tu clan es conocido por manejar un elemento, esas cosas pierden un poco el sentido. Sobretodo cuando preguntando a cualquier espectador de su combate lo podia averiguar. Y tuvieron maxima audiencia.

— En ningún momento he mencionado que él pasara de ronda, empatamos y ambos perdimos. Ninguno pasó. Mi elemento es el Katon, especialidad de mi clan. ¿Y el tuyo?

Era obvio que ya no iba a averiguar nada nuevo de Hachiko Daruu. Aún así, seguiria caminando con aquel entretenido sectario satanico hasta que uno de los dos llegara a su destino.

Karamaru no supo en qué momento de su travesía la cosa se había puesto peor. Lejos de encontrarse con un horizonte donde las plantas crezcan verdes y las calles estén limpias, el lugar por donde caminaban se volvía poquito a poquito más turbio de lo que uno podía imaginarse. La gente no caminaba por la calle, solo había uno o dos tipos raros dando vueltas además de los shinobi. Animales tirados en el suelo, animales que no se podían definir si estaban durmiendo o muriendo.

Pero el calvo trató de mantener la compostura unos segundos más, por lo menos para escuchar la respuesta del Uchiha. Cualquier información recabada era estar un poco más cerca de congeniar con Daruu si alguna vez se lo cruzaba por las calles de su aldea.

En ningún momento he mencionado que él pasara de ronda, empatamos y ambos perdimos. Ninguno pasó. Mi elemento es el Katon, especialidad de mi clan. ¿Y el tuyo?

«¿Es acaso posible desperdiciar un combate sin que hayan un ganador claro? ¿Qué no hay jueces o algo?»

Ni siquiera era importante seguir con el tema de quien pasaba de ronda. Entendía que eran del mismo nivel y que si ese rubio estaba en el torneo seguramente tendría un respetable poder, no como el que poseía el pelado. Pero una cosa lo había sorprendido, el de Uzu manejaba el mismo elemento que él. Ambos dominaban la generación de ese chakra interno que se convertía en llamas en el exterior.

¡Fuego!- exclamó el cenobita- Manejamos el mismo elemento, aunque dentro de mi clan es una excepción.

Cuéntame algo de tu familia, ¿Cómo es que es la especialidad de tu clan? Porque yo también cuento con una, aunque no sepa como aprovecharla todavía.

Karamaru entristeció un poco se cara y siguió caminando. Un poco arrepentido de no haberle dicho a su acompañante de no cambiar de dirección, pero después de todo, ¿Qué cosa rara podría llegar a pasar en un lugar como ese?