Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Las calles no hacian más que empeorar a un ritmo preocupante, cuando parecia que no podia ir a peor siempre se superaba. Llegando al punto de que pisaban todo tipo de basura en vez del duro suelo que debia haber debajo de toda esa inmundicia, el olor se volvia cada vez más penetrante y las visiones cada vez menos gratas. Aunque poco le importaba eso al rubio, para él era asqueroso pero no importante.
¡Fuego!- exclamó el cenobita- Manejamos el mismo elemento, aunque dentro de mi clan es una excepción.
Cuéntame algo de tu familia, ¿Cómo es que es la especialidad de tu clan? Porque yo también cuento con una, aunque no sepa como aprovecharla todavía.
El calvo parecia la mar de feliz por tener el mismo elemento que el rubio al que acababa de conocer, de hecho, parecia que fuera un antiguo compañero que acabara de encontrarse. Era el primer shinobi que se encontraba que le daba una buena impresión, porque vaya circo eran los otros. Al parecer, Amegakure no era tan mala. O por lo menos, sus gennin.
De uno de los callejones a los que se acercaban salió un extraño sonido, como el berrido de un gato atropellado. Como era algo habitual por aquellos lares, el Uzushiogakureño le restó importancia y procedió a contestar al Amegakureño.
— Somos ninjas belicos, nos dedicamos única y exclusivamente a matar y destrozar todo lo destrozable. Así que el Katon nos viene como anillo al...
Antes de que pudiera acabar del callejon del que habia venido el sollozo gatuno de altas frecuencias saltó un monstruo peludo de cuatro patas. Como si siguiera el olor de la sangre se lanzó a por el Uchiha, quien, a pesar de su estado, pudo anticiparse y desenvainar parte de su espada para detener los afilados colmillos que se dirigian hacia él. El animal tenia el tamaño de un lobo gordo, sin embargo, lo que destacaba era su larga cola, ademas de sus redondeadas orejas y su hocico con unos cuantos pelos de bigote.
Aunque su aspecto sugeria que se trataba de una rata, su tamaño y el de sus dientes y garras sugeria que era un tigre o un león. Nabi logró parar el envite del monstruo con su katana a medio desenfundar, pero la fuerza de este superó la del shinobi herido y le arrancó la katana de las manos. El arma salió volando hasta clavarse en una pared detras de la rata, que ahora les observaba mientras enseñaba sus colmillos mutantes. No tardaria en volver al ataque y habia perdido su mejor arma cuerpo a cuerpo.
En su estado, parar ese ataque le habia costado más aliento del que le hubiera gustado admitir, ya estaba jadeando. Si Karamaru no hacia algo o la rata cambiaba de objetivo, el siguiente ataque podria salirle muy caro.
Tratando de evitar meter los pies en algún elemento peligroso de los tantos que se encontraban en el suelo, Karamaru le seguía los pasos a su compañero de profesión. Zigzagueaba por sobre el barro entreteniéndose por la charla y preocupándose por la ubicación en la esta sucedía. Pero algo lo hizo detener.
Un ruido extraño, como un rugido de un animal asustado, salió de un oscuro callejón que se asomaba a uno de los lados del camino que estaban tomando los shinobi. Karamaru se detuvo y miró fijamente el lugar de donde se había originado ese sonido. El rubio dio unos pasos comentando su inclinación a la matanza que tenía su clan, un poco espeluznante.
Una bestia de tamaño mediano salió corriendo en dirección al de Uzu. El cenobita hizo lo posible para que no se le acercara pero no pudo ser tan rápido. En el momento en el que la katana de Nabi chocó contra el animal Karamaru pudo tomar su cola.
¡AAAAAGH!
Con un gran grito uso todas sus fuerzas para devolver al animal por el camino de donde había venido, generando algo de distancia entre combatientes. No podía haber demora en combatir a esa bestia y Karamaru se pondría en acción enseguida.
Tú solo busca el momento exacto, Uchiha.
Las manos repitieron varias veces el sello del mono acompañado de algunos más y una de sus técnicas se ponía en acción. Dos puños dorados comenzaron a emerger de sus manos, tenían un aspecto transparente pero proyectaban igualmente sombra.
«¡Toma esto!»
Tras agrandar su zona de choque empezó la embestida en contra de su enemigo y tras el primer puñetazo con su mano derecha comenzaría una seguidilla de golpes, o intentos de ellos, para mover a esa rata grande y peluda de aquí para allá. Podría impactar o no pero por lo menos le daría tiempo a su compañero de dar con un golpe preciso.
¤ Dōbutsu no michi: Saru ¤ Camino Animal: Mono - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Dōbutsu no Chikara 10 - Gastos:
15 CK (Impide regen. de chakra)
(Dobutsu no Chikara 40) 30 CK (Impide regen. de chakra)
- Daños:
Puñetazo Básico + 10 PV
(Dobutsu no Chikara 40) Puñetazo Básico + 20 PV
- Efectos adicionales:
No permite realizar sellos de manos
Divide la Velocidad por dos
Karamaru queda agotado por 1 turno tras desactivar la técnica
- Sellos: Mono → Carnero → Mono → Caballo → Mono - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: Un metro de diámetro tomando el puño como centro. (30 cm de radio)
Primer técnica que Karamaru logró dominar. En esta, consigue proyectar el chakra del mono (物), según las leyendas el compañero mas débil de Yukio Hatoyama.
Karamaru consigue proyectar una pequeña parte del chakra del animal para formar unos puños alrededor de los suyos. Estos son de color dorados y tienen un aspecto fantasmal. Son sólidos y no permiten el recorrido de luz a través de ellos.
Estos puños dotan de mayor fuerza a los golpes del usuario, además de que al ser mas grandes puede conseguir una mayor zona de impacto. Esto se consigue al potenciar la fuerza del usuario con el chakra del mono.
Sin embargo, al no poder juntar sus manos, Karamaru no tiene posibilidad alguna de realizar sellos con las manos. Esto quiere decir que no podrá realizar técnicas que lo requieran hasta desactivar esta misma. Por otro lado, el manejo de chakra en el exterior de su cuerpo logra que sus puños aumenten su peso y es por eso que su velocidad disminuye. Debido a esto el usuario debe tener una gran fuerza para poder mover sus puños y una gran resistencia para sostener el peso. Por eso solo se puede mantener por (Res/2-Nivel) turnos y genera un gran agotamiento tras acabar ese tiempo.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Karamaru no perdió ni un solo segundo, en cuanto la katana del rubio detuvo la embestida del animal el calvo agarró su cola y haciendo gala de su fuerza lanzó al animal hacia el callejón del que habia salido. El bicharraco clavó sus garras en el suelo para frenar el enorme impulso que le habia proporcionado el shinobi, y aún se arrastró un par de metros antes de conseguir frenarse, tal vez por el suelo lleno de inmundicia o por la fuerza del calvo, o ambas.
El rubio tuvo que clavar la katana en el suelo y apoyarse en esta para no arrodillarse a recuperar el aliento, porque no le apetecia acercarse a esas capas de basura. Sin embargo, el shinobi de Amegakure seguia sin perder un solo segundo, rapidamente hizo una sucesion de sellos con demasiados monos mientras instaba al Uchiha de estar atento a aprovechar cualquier oportunidad.
Suspiró e hizo un parpadeo largo, tras el cual sus ojos se habian vuelto de un carmesí intenso. Al abrirlos pudo observar como una extraña capa de chakra amarillento semitransparente habian envuelto los puños del calvo, imitando su imagen solo que el doble de grande de lo que eran en realidad.
— Este mundo esta lleno de sorpresas
— No te preocupes, te cubro.
No tenia tiempo de asombrarse pero esa tecnica era extraña y realmente asombrosa. Una proyección de chakra realmente increible, podrian hablar de ello cuando hubieran acabado con la amenaza en forma de mamifero mutante. El calvo se dispuso a golpearlo sin ningún tipo de duda en su mirada. Aunque no fuera suficiente, al parecer esos puños le volvian bastante lento, más incluso de lo que ya era. El animal se escabulló rapidamente del puñetazo aumentado del shinobi y buscó un recobeco por el que escaparse de los posteriores ataques.
Así se acercó rapidamente hacia el chico, y buscó atravesar el hueco que habia entre sus piernas antes de que pudiera reaccionar. Su escapada se veria frustrada cuando estuviera justo bajo el calvo, pues una canica de fuego se posaria justo ante su cabeza haciendo que sus instintos más básicos le obligaran a centrar su atención en aquella inmovil esfera. Aunque lo que no pudo ver fue que era una distracción, dos estrellas ninja se precipitaban a toda velocidad hacia sus patas delanteras y acertaron de lleno gracias a que el animal se quedó paralizado.
Justo en el momento en que los shuriken llegaban a su destino, la canica se movió para chocarse con el hocico de aquel animal. La rata lobo gruñó de dolor y cayó directamente al suelo para deslizarse un poco hacia delante, quedando justo a la espalda del shinobi de Amegakure.
— ¡Rematala!
Estaba totalmente expuesta, tirada en el suelo luchando por sobreponerse al terrible dolor que le acababa de infligir el Uchiha. No tardaria en intentar ponerse de pie de nuevo, y antes de que lo hiciera, Karamaru debia acabar el trabajo.
El impacto no se daba. su baja velocidad no alcanzaba para igualar la agilidad de la rata pero su objetivo se habría de cumplir. Tras un par de puñetazos al aire sin gloria ni victoria un movimiento agresivo del animal lo dejaría al descubierto para el ataque del rubio. Sin poder ver la acción, el calvo había escuchado el ruido del metal cortando el viento a gran velocidad.
¡Rematala!
Una rápida orden con una rápida respuesta en camino. Sin esperar ni un segundo más Karamaru dio media vuelta y lanzó un golpe en dirección descendente. Un puño que buscaba con certeza el cuerpo de la rata gigante, animal que ya yacía con las dos patas ensangrentadas a culpa de las shuriken.
Sin contener su fuerza el chakra que se mantenía alrededor de puño izquierdo aplastaría contra el suelo a su enemigo y haría la suficiente presión para reventarlo. Las costillas y la columna cedieron, su piel se abrió, y varios órganos junto con una gran cantidad de sangre saldrían volando por todo la zona. Empaparían la basura del piso y a los dos shinobi.
Karamaru liberó su técnica volviendo a su estado normal y entre soplidos de cansancio se pasó su mano tratando de limpiarse la cara. Toda su ropa y cuerpo estaban con finas líneas de sangre, el rojo predominaba sobre él y le daban un aspecto bastante intimidante.
Creo que me pase.....
....pero por lo menos estamos bien, ¿Verdad?
Se había acercado a su acompañante de Uzu solo para controlar si él también se encontraba en buenas condiciones. El monje estaba extenuado, el uso de la técnica siempre lo dejaba en ese estado y se le complicaba moverse con soltura tras usarla.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Justo al lanzar la orden, Nabi tenia la sensación de que aquel calvete no iba a ser capaz de atacar a un pseudo animal, es decir, aunque sea una aberración de la naturaleza sigue siendo un ser vivo. Para su sorpresa, el chico de Amegakure ni siquiera dudó. Se dio media vuelta y sin pensarselo dos veces bajo aquellos enormes puños dorados hacia la rata mutante. El puño izquierdo impactó de lleno, solo aquel puño ya era igual de grande que el animal y no se contuvo. Primero se escuchó un lastimoso quejido salir de la boca del agredido, pero rápidamente esos sonidos fueron sustituidos por el sonido de los huesos al romperse y los órganos al aplastarse.
Una melodía sádica que a Karamaru no parecía importarle oir. Su jutsu se deshizo y el shinobi se limpió la cara resoplando de cansancio. Usar esa técnica le había dejado agotado, y después de ver lo que había conseguido hacerle al cuerpo de la rata al rubio no le extrañó para nada. Una capa de chakra con esas cualidades y de ese tamaño no se ve todos los días.
El que en su momento fue un inocente y afable calvito, ahora parecía un calvo genocida e intimidante. La sangre cubría gran parte de sus ropajes, así como su piel expuesta, la única parte limpia eran sus puños, pues gracias a la capa de chakra no habían entrado en contacto con el ahora cadáver de animal salvaje y rabioso.
Creo que me pase pero por lo menos estamos bien, ¿Verdad?
—Mejor asegurarse, es la primera vez que veo un animal así. Es demasiado grande para ser una rata.
¿De donde había salido? ¿En que clase de lugar puede existir una cosa así? Desde luego, estaban en la parte más extraña y nauseabunda de la ciudad, donde los animales ya casi han tomado por completo las calles. Ahora revisaba cuidadosamente los alrededores, no podían afirmar que fuera la única de su especie por aquellos lares.
— Deberíamos movernos rápido.
Su compañero shinobi parecía realmente exhausto, así que "rápido" ahora significa lo mismo para los dos. Maldito Hachiko Daruu. No usó demasiado chakra y aún así le dolía el pecho como si hubiera usado el katon más definitivo de todos. Debía andar con cuidado a partir de ahí, no quería volver tan pronto al hospital y tampoco quería morir. ¿Donde coño les había metido Karamaru?
Fue en ese momento en el que estaba cerca del rubio, ese momento tras pararse frente a frente tras desactivar una de sus técnicas particulares, en el que se dio cuenta que ambos shinobis estaban realmente cansados. El Uchiha parecía estar agotado de actividades anteriores, seguramente por su combate en el torneo. O por lo menos eso era lo que pudo deducir rápidamente el calvo. Incluso le pareció un poco increíble cómo podía camuflar el desgaste y aun así defenderse de un agresor a tal velocidad.
Pero eran temas de otro momento los cuales permanecerían encerrados en la cabeza del monje, justo debajo de esa pelada brillosa. Como ya era un poco costumbre para él en sus encuentros con otros shinobis, Karamaru recibía una orden, y como siempre él trataba de cumplirla con seriedad, rapidez y eficacia.
Deberíamos movernos rápido.
En eso estaban los dos de acuerdo. El cenobita estaba completamente ensangrentado y quería limpiarse en ese mismo instante de haber podido, pero otras cosas eran más importantes que la limpieza corporal. Se encontraban en un lugar desconocido lleno de mugre y animales nunca antes vistos. Si ese era el tamaño de una rata por esos lares ni quería imaginarse lo que debía de ser un respetable combatiente.
Ya tomé la batuta una vez y no conseguí resultados. Pido perdón y espero que puedas encontrar un camino de vuelta ya que hasta ahora solo parece ser que nos alejáramos.
Karamaru seguía sin tocar un tema que lo preocupaba. Recordaba las palabras, en aquellos lejanos tiempos, de un shinobi de Taki.
"Dicen que los ojos de los tigres brillan de un color verde cuando quieren matar."
Casi de reojo había podido vislumbrar ese brillo de color rojo en los ojos de Nabi. Los mismos ojos que una vez se reflejaron en Datsue y que tanto tiempo después los podía ver de nuevo. ¿Acaso eran familia? ¿Acaso eran verdad las palabras del que una vez fue su compañero de aventuras?
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Ante la sugerencia imperiosa del rubio el calvo asintió a pesar de estar cubierto de pies a cabeza de sangre de animal tóxico y probablemente enfermo. Y abrió la boca para sugerir una verdadera locura a la que Nabi no le diría que no.
Ya tomé la batuta una vez y no conseguí resultados. Pido perdón y espero que puedas encontrar un camino de vuelta ya que hasta ahora solo parece ser que nos alejáramos.
Quería que él fuera la voz cantante, que hiciera el solo en aquel concierto en el que se habían puesto hasta las cejas de mierda en menos de cinco minutos, dejando la metáfora a un lado, quería que él dirigiera el camino. Iban a acabar en Takigakure.
— Ya no tiene sentido volver, lo mejor será seguir adelante.
No era una opción soltarle "Es que no sé ni como ir a mi casa en mi propia villa" así que se salió por la tangente, decidiendo sin decidir nada, siguiendo el camino que ya decidió el calvo en su momento. La gracia era que estaban en un sitio tan mugroso y decadente que solo cabía ir a mejor, no era pensable que aquello pudiera empeorar ni siquiera un poquito.
Nabi tomó aire respirando profundamente antes de ponerse en pie y en marcha. Andando a paso lento mientras mantenía un ojo en cada callejón y montón de basura minimamente sospechoso. Puede que aquel no fuera el mejor momento para iniciar una conversación pero no era probable que un momento mejor apareciera próximamente en el horizonte de su aventura por los suburbios.
— ¿Cómo has hecho esos puños dorados?
Delicadeza aparte, era una técnica impresionante y aplastante. Sobretodo aplastante.
El calvo estaba que no se lo creía. Se adentraban cada vez más en una zona que debía de ser de las peores que Karamaru había visto en su vida y así y todo el rubio sugiere seguir adelante. Espera que entrase en razón y propusiese otro camino pero noooo prefería ir a lo turbio, espeluznante e inseguro. Ese shinobi debía de agradecer que el monje respeta a los de Uzu, porque si no se hubiese comido un mamporro en la cabeza.
El cenobita largó un largo suspiro y siguió paso a paso las pisadas del rubio. Seguían en la misma dirección que antes, sin un atisbo de algo o alguien civilizado. Con ansias de conocer más la historia de Nabi, el pelado iba a comenzar con las preguntas típicas hasta que se le adelantaron.
¿Cómo has hecho esos puños dorados?
Al parecer ambos se encontraban en la misma situación. Cada uno quería saber que era eso tan especial que el otro podría utilizar. Karamaru rió entre diente y con una sonrisa respondió.
Uffff, bastante larga historia si la quieres completa, pero creo que la puedo resumir.
Es una técnica de mi gente. Solía vivir en un templo dedicando mi vida a cultivar la mente y el cuerpo. Ahora hago lo mismo pero fuera de él.
Heredado de el fundador del templo muchos de nosotros aprendimos a canalizar, expulsar y controlar el chakra. Según la leyenda que se cuenta entre nuestras familias es chakra de los mismísimos animales.
Incluso al calvo se le hizo largo decir todo eso, pero no había manera más corta de decirlo. Pero eso no iba a hacer que se callase la boca, era una de las pocas veces que podía hablar de si mismo y a pesar de ser bastante humilde se sentía bie hacerlo.
Soy bastante novato igualmente. Esa es la única que domino, los puños dorados del mono.
¿Qué hay de ti? ¿Algo especial de tu clan bélico?
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
Por el suspiro de varios segundos que soltó el calvo cuando el rubio le comunicó su idea de seguir adelante parecía que no le había acabado de convencer, de hecho, cualquier diría que estaba furioso por el resultado de su sugerencia. Sin embargo, al final no dijo nada y siguió al Uchiha.
Por suerte, la pregunta de Nabi consiguió aliviarle la expresión al monje, que contestó bastante más cooperativamente de lo que el Uzushiogakuriense hubiera esperado en primera instancia, al fin y al cabo, estábamos hablando de compartir información con un ninja de otra villa acerca de tu clan y tus habilidades secretas. Aunque obviamente, no se iba a quejar de que Karamaru tomase tal decisión.
Uffff, bastante larga historia si la quieres completa, pero creo que la puedo resumir.
Es una técnica de mi gente. Solía vivir en un templo dedicando mi vida a cultivar la mente y el cuerpo. Ahora hago lo mismo pero fuera de él.
Heredado de el fundador del templo muchos de nosotros aprendimos a canalizar, expulsar y controlar el chakra. Según la leyenda que se cuenta entre nuestras familias es chakra de los mismísimos animales.
Karamaru desveló finalmente que sí pertenecía a una secta, pero una secta con un poderoso Kekkei Genkai, o por lo menos, eso daba a entender. Su chakra tenía algo que ver con la naturaleza y los animales y era heredado de sus familias. Fuera como fuere, era una capacidad asombrosa la de crear esos puños, no quería ni imaginarse qué podría llegar a hacer si lo llevase al siguiente nivel.
Soy bastante novato igualmente. Esa es la única que domino, los puños dorados del mono.
¿Qué hay de ti? ¿Algo especial de tu clan bélico?
Sin duda, se encontraba en una encrucijada, no iba a desvelarle según qué cosas de su clan, como el sharingan, pero era un hecho que él sí había compartido bastante información así que no podía simplemente negarse. Y tampoco le iba a mentir, lo mejor sería andar sobre la superficialidad.
— En mi clan no te consideran de la familia hasta que no demuestras poder llevar a cabo a la perfección una técnica básica de Katon, aunque no seas afín al elemento. Y lo que aprendes es elemento fuego aunque no quieras. No es una opción, es una ley. Así que cada Uchiha que te encuentres tendrá un repertorio impresionante de jutsus de fuego.
No le había mentido y era información útil. Lo mejor era dejar las cosas más importantes donde deben estar, en secretolandia.
" Tal vez otro día, Karamaru. Cuando de verdad seamos aliados, puede que te cuente la verdad. "
— Si dices que vivías en un templo, ¿por qué eres shinobi de Amegakure?
Si hay algo que agrande la curiosidad es la falta de respuestas y el secretismo. El calvo no era tonto y cada vez estaba más seguro de haber visto lo que vio, en ambas ocasiones. Los dos shinobi tenían unos profundos ojos azabache y tras sacarle la mirada un segundo y volverlos a mirar, tenían los ojos rojos. Que verso del tigre ni que verso, algo tenía que ver. Tan seguro como que se llamaba Karamaru.
Pero obviamente no podía decirle nada el rubio, por lo menos si no quería que la situación se pusiese incómoda. Era la primera vez que sentía cierta desconfianza y lejanía con alguien de Uzu.
Si claro, como que solamente manejan el fuego. Si es que yo también lo hago...
Si dices que vivías en un templo, ¿por qué eres shinobi de Amegakure?
Al contrario de tu clan, en el nuestro es bastante raro que alguien maneje el elemento fuego. Cuando alguien lo tiene por naturaleza se lo cría con un poco más de mino pero más exigencia.
Nos hicieron entrenar con un sensei en particular y, luego, para que un futuro volvamos, nos largan al mundo. La idea es que cuando seamos mayores volvamos y transmitamos el conocimiento obtenido.
Es por eso que nos dejaban salir para las clases de la academia y nada más. Es un poco más largo y necesita varias explicaciones, pero en resumidas cuentas ese es el motivo.
Todavía se acordaba de sus tres amigos y rivales que hacía años que no veía. Desde el momento en el que había cruzado el umbral de la puerta del templo nunca más había visto a nadie.
Pero cuéntame más acerca de ti. ¿Cualquiera que maneje el katon puede ser parte de tu familia?
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
26/07/2016, 19:06 (Última modificación: 26/07/2016, 19:06 por Inuzuka Nabi.)
La actitud de Karamaru había cambiado notablemente, parecía bastante más serio y recio, como si la seriedad del rubio se le hubiera contagiado. Nabi sabía que le pasaba algo pero no tenía la certeza de qué era.
Al contrario de tu clan, en el nuestro es bastante raro que alguien maneje el elemento fuego. Cuando alguien lo tiene por naturaleza se lo cría con un poco más de mino pero más exigencia.
Nos hicieron entrenar con un sensei en particular y, luego, para que un futuro volvamos, nos largan al mundo. La idea es que cuando seamos mayores volvamos y transmitamos el conocimiento obtenido.
Es por eso que nos dejaban salir para las clases de la academia y nada más. Es un poco más largo y necesita varias explicaciones, pero en resumidas cuentas ese es el motivo.
Al contrario que el Uchiha, el calvo no tenía ningún problema soltando un discurso con todo tipo de detalles y un buen repaso en profundidad sobre como lo criaron y la educación que recibió. La explicación del monje era que a los mejores los soltaban al mundo para que adquirieran conocimientos y después volvieran a enseñarselo a los miembros del templo. Un objetivo noble y muy de monjes.
Pero cuéntame más acerca de ti. ¿Cualquiera que maneje el katon puede ser parte de tu familia?
— Eso no tiene ningún sentido, claro que no vale únicamente con manejar el fuego, es como preguntarte si siendo calvo ya pudiera ser parte de tu templo. Para ser de mi clan debes haber nacido dentro del clan, lógicamente.
A pesar de lo notorio de las preguntas de Karamaru, que buscaban una respuesta que el Uchiha mejor que nadie debería saber, Nabi no se había enterado todavía de lo que quería sacarle.
Como era de esperar, las calles se iban volviendo más normales, al parecer, habían pasado el núcleo de las malas calles y poco a poco se iban acercando a la civilización. La basura iba volviendo a los contenedores que iban volviendo a los callejones en los que siempre debieron estar. La gente que se encontraban cada vez era más normal y menos nauseabunda aunque seguían siendo solo un par de personas por cada calle que atravesaban.
Alegrado de los olores que comenzaban a rodearlos, el calvo se iba sintiendo con más energía a medida que avanzaban los metros. Su desgaste físico iba cesando de a poquito, el mal paisaje iba quedando atrás y el nauseabundo olor de la basura que en un pasado los rodeaba por completo iba quedando atrás. Sin embargo, seguía sin poder llegar al punto que él quería en la conversación con el Uchiha.
Por lo menos tenían una buena conversación, no quería ser demasiado obvio, pero la curiosidad le seguía picando. ¿Qué tan único serán esos ojos? ¿No le querrá contar acerca de ellos o simplemente no se daba cuenta? La verdad era que el hecho de que pueda ver ese brillo rojizo en los ojos de dos personas anulaba por completo la idea de que era una ilusión del pelado. Era real, y el shinobi lo sabía.
Supongo que otra vez será.... algún día.
Eso no tiene ningún sentido, claro que no vale únicamente con manejar el fuego, es como preguntarte si siendo calvo ya pudiera ser parte de tu templo. Para ser de mi clan debes haber nacido dentro del clan, lógicamente.
Y otro más para la lista. Karamaru había tocado el tema de su templo con poca gente dentro de Amegakure y muchos de ellos asumieron que todos sus residentes eran calvos. Ya era costumbre para él recibir respuestas de ese estilo y afortunadamente para ellos no se cansaba de aclarar el tema una y otra vez con extrema amabilidad.
De hecho, si puedes encontrar la ubicación de mi templo y eres apto, puedes vivir allí. Claro está que encontrarlo es sumamente difícil y que te consideren apto todavía más.
Pero hay que dejar en claro algo. No todos somos calvos, yo decidí serlo. En realidad soy rubio, pero desde que tengo unos pocos años de vida siempre decidí mantener mi pelada.
Pero volviendo a lo anterior. ¿No se puede considerar ser apto para entrar a tu clan? Digo, si un extranjero quiere portar el apellido Uchiha, ¿No puede pasar por algún tipo de prueba?
Mientras hablaba, el cenobita miraba a su alrededor buscando algo que le resulte familiar. La realidad era que estaban entrando en zonas más civilizadas, cómo no sabía, pero lo importante era que lo hacían. Sin embargo, Karamaru no podía orientarse de ninguna manera y supuso que mantener su plan era lo más acertado. Caminar en línea recta.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
A pesar de que sus intentos se veían diezmados una y otra vez el calvo no se agotaba ni se cansaba en ningún aspecto, seguía manteniendo un porte y una amabilidad digna de un monje, y Nabi reconocía su talante y su resistencia, pero a cabezota no le ganaba nadie. Iban a estar dando vueltas en aquella conversación más de lo que habían estado en las calles, hasta que se cansara o llegaran al final de su camino, lo que antes pasara. De hecho, si puedes encontrar la ubicación de mi templo y eres apto, puedes vivir allí. Claro está que encontrarlo es sumamente difícil y que te consideren apto todavía más.
Pero hay que dejar en claro algo. No todos somos calvos, yo decidí serlo. En realidad soy rubio, pero desde que tengo unos pocos años de vida siempre decidí mantener mi pelada.
Pero volviendo a lo anterior. ¿No se puede considerar ser apto para entrar a tu clan? Digo, si un extranjero quiere portar el apellido Uchiha, ¿No puede pasar por algún tipo de prueba?
— Así como los requisitos para entrar en tu templo son encontrarlo y ser apto, para portar el apellido Uchiha debes llevar su sangre. El uso del Katon te da reconocimiento dentro del clan, pero no tener tal uso no hará que pierdas el apellido, pues sigues siendo de la sangre Uchiha.
Aunque, por lógica, acabe entendiendo que hay una habilidad más allá del fuego, o aunque ya lo sepa, no sera Nabi quien se la explique ni quien le de un nombre o una mísera pista. Intentaba desviar su atención a otro asunto, pero el Amegakuriense no se daba por aludido, seguía insistiendo, lo cual no molestaba al rubio, más bien le aburría tener que darle largas constantemente.
— Si ser calvo no es un requisito, ¿por qué te mantienes rapado? Es inverosímil. Yo no te juzgo, he visto cosas peores que no tener pelo. Te lo aseguro.
No entendía porque intentaba ocultarlo, una deficiencia no es nada de lo que avergonzarse. Se nace con lo que se nace, si naces sin pelo, pues te ahorras mucho dinero en champú, si naces sin piernas, pues te ahorras mucho en sandalias shinobi, si naces sin manos, vas siempre con chalecos y te ahorras las mangas. La cuestión es lo que hagas en vida a pesar de tus deficiencias.
No iba a ver caso con adivinar el secreto de ese clan bélico. Las únicas pistas que había podido averiguar eran que ese destello rojo aparece en combate, cono le sucedió a Nabi, y cuando uno esta enojado, como le ocurrió a Datsue. Mejor que encontrar esa irrelevante información era tener una buena conversación y poder formar una amistad. Si seguía iba a terminar teniendo más conocidos en Uzu que en Ame.
Entonces te puedo robar tu sangre. Si la sangre Uchiha es el requisito...... Se puede decir que yo estaría llevando la sangre de uno
El calvo rió fuerte a pesar de saber que era un mal chiste. Tal vez por eso rió, para ocultar un poco la vergüenza. Pero parecía que el tema de los Uchiha y sus secretos se iba concluyendo y se acercaban a un tema más filosófico. ¿Por qué ser calvo?
Si ser calvo no es un requisito, ¿por qué te mantienes rapado? Es inverosímil. Yo no te juzgo, he visto cosas peores que no tener pelo. Te lo aseguro.
Mmmmmmhhhh.......
Dejame responderte con casi tus mismas palabras.
Si ser rubio ni tener pelo es un requisito para los Uchiha, ¿Por qué tenes pelo y sos rubio? Es inverosímil. Yo tampoco te juzgo, también vi cosas peores que tener pelo o ser rubio. Te lo aseguro.
Karamaru lo miró con una sonrisa, esperando que Nabi entendiese el porque había usado esas palabras. Si la duda era por qué no tenía pelo, también se podía preguntar por qué él si tenía. Es como decir quién es el loco. ¿El loco? ¿O él es el normal y el resto creemos estar cuerdos?
Aunque siempre se entra en "es lo normal" o "es lo común"...
Para darte una respuesta directa, mi abuelo fue calvo. También desde niño. Sufrió de una quemadura en su cabeza y prefirió sacarse todo a tener mechones feos y sin estilo. Simplemente es un modelo a seguir para mí, y permanecer calvo me hace acordarme de él.
Es una simple decisión, tal vez la próxima vez que me veas tendré una envidiable melena rubia.
Y nuevamente, Karamaru se hecho a reír imaginándose que sería de él con tal forma de pelo.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
3/08/2016, 11:40 (Última modificación: 3/08/2016, 11:41 por Inuzuka Nabi.)
Entonces te puedo robar tu sangre. Si la sangre Uchiha es el requisito...... Se puede decir que yo estaría llevando la sangre de uno
El rubio se tuvo que detener ante la estupidez que acababa de soltar el calvo, el chico se empezó a reír, a pesar de que lo que había soltado era tan absurdo que ni una vaca loca se reiría. Se forzó a dejarlo pasar y seguir caminando, esperando desde lo más profundo de su corazón que dejara pasar el temita de los Uchiha de una vez. Mmmmmmhhhh.......
Dejame responderte con casi tus mismas palabras.
Si ser rubio ni tener pelo es un requisito para los Uchiha, ¿Por qué tenes pelo y sos rubio? Es inverosímil. Yo tampoco te juzgo, también vi cosas peores que tener pelo o ser rubio. Te lo aseguro.
Las palabras de Karamaru le dieron una idea que no pudo evitar poner en práctica, ya fuera porque encajaba con lo que acababa de decir el calvo o por darle algo con lo que distraerse un rato que no fuera información importante.
— No te lo quería decir porque es un secreto de clan, pero como tú me has desvelado muchas cosas del tuyo te lo diré. Todos los Uchihas son rubios, si no pasas la iniciación o te exilian te obligan a rapartelo o teñirtelo de otro color. Así que sí, llevo el pelo así porque es lo que demuestra que soy de mi clan.
Si le creía o no estaba en su mano, pero él se mantendría firme a su versión hasta el final. Aunque no consiguiese hacerle caer totalmente en su mentira, al menos había sembrado la semilla de la duda en la ingenua mente del monje. De paso, si se cruzaba con el otro Uchiha de Taki tendrían una conversación digna de ser recordada.
Para darte una respuesta directa, mi abuelo fue calvo. También desde niño. Sufrió de una quemadura en su cabeza y prefirió sacarse todo a tener mechones feos y sin estilo. Simplemente es un modelo a seguir para mí, y permanecer calvo me hace acordarme de él.
Es una simple decisión, tal vez la próxima vez que me veas tendré una envidiable melena rubia.
— Pareces un respetable shinobi, así que te voy a creer, pero de verdad que no importa si eres calvo o no.
Su tono era tan seco y frío como su expresión, aunque sus palabras eran sinceras. Sentía que aquel shinobi, a pesar de su extraño sentido del humor, tenía lo que él tanto respetaba, así que pudo permitirse el lujo de dejar su villa a un lado y confiar en Karamaru al nivel que lo haría con un shinobi de Uzushiogakure. Incluso contando la insistencia repetida e inagotable sobre su sharingan. Lo entendía, el sharingan era genial y seguramente había sospechado a raíz del pequeño altercado de la rata mutante.
Cuando levantó la cabeza observó, ligeramente consternado, que se encontraban justo en la puerta principal a los Dojos. Seguir en linea recta les había conducido hasta el primero de los inicios, ahora solo quedaba saber hacia donde iba cada uno.
— ¿Sabes qué camino tienes que coger a partir de aquí?
Él no lo sabía, pero no se lo iba a decir a Karamaru, si él sí sabía su camino, el Uchiha ya improvisaría.