Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
El boxeador se encontraba de pie sobre uno de los muchos troncos artificiales que estaban repartidos por la zona.
—Podría jurar que todavía estaba muy oscuro hace apenas unos minutos...
No fue sino hasta entonces, cuando el sol lo deslumbró, que se dio cuenta de que no solo llevaba un par de horas allí, sino que había conseguido estar toda la madrugada entrenando sin descanso.
Sus piernas le temblaban por el esfuerzo y todo su cuerpo pedía a gritos algo de descanso, pero Daigo no quería, no podía parar de entrenar ahora.
Estoy seguro de que ella ha entrenado mucho más que esto para ser tan ágil.
Solo recordar lo humillante de aquella derrota contra la samurai le devolvía las ganas de seguir esforzándose. No quería volver a perder de aquella manera.
No voy a ser un simple relleno en el torneo, daré pelea, ya lo verán.
Levantó su guardia con decisión y saltó hacia un tronco que estaba dos metros a la derecha, aterrizando sobre su pie derecho, que mostró un tenue brillo verdoso justo antes de que el chico se impusase con fuerza hacia el frente.
Voló unos tres metros, pasando por encima del tronco que tenía en frente, pero quedándose demasiado corto para llegar al siguiente.
—¡NONONONO!
¡Plaf! Sin que el chico pudiese evitarlo, calló de cara contra el suelo, quedándose inmóvil durante unos segundos antes de levantarse y quitarse el barro de la cara y la sudadera.
Solo deseaba que nadie haya visto eso...
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En mi decisión de investigar cada zona del valle me había encontrado con sorpresas cada vez más desagradables. Juro convertido en shinobi de Kusagakure, Noemi convertida en civil, un Uchiha intentando aprender Taijutsu, cosas que te erizaban el pelo de los huevetes con solo pensarlo.
Así que aquel día decidí levantarme tan temprano que las malas noticias no consiguiesen alcanzarme hasta que ya hubiera vuelto a Nantounoya. Fui directo al bosque de los palos gigantes, aunque en el cartel ponía Bosque Sesgado.
Al principio cuesta un poco ir de columna en columna, sobretodo teniendo en cuenta que van cambiando de altura y tamaño aleatoriamente. Pero en un rato te acostumbras, la clave es plantar bien el pie y estar atento a donde vas a saltar a continuación, la distracción puede ser tu peor enemigo.
—¡NONONONO!
El grito no venía de muy lejos, en un par de saltos ya visualicé la persona de la que provenían aquellos noes. Tambien visualicé su cara en el barro que había bajo los palos, pues hacía poco que había llovido y aquel muchacho era la prueba. Me acerqué a ver si estaba bien.
— Dicen que el barro va bien para la piel, lima asperezas y tal. ¿Tú como lo ves?
La diferencia era notable, por mi parte, iba armado hasta los dientes, kunais debajo de la ropa y shurikens hasta en los calcetines sin contar mi kodachi, pero aquel muchacho no llevaba ni katana ni nada. ¿Cómo vas sin katana por la vida? Iba a acercarme más, pero su bandana me hizo quedarme en lo alto de un palo cercano, a una distancia razonable.
— ¿Estás... bien?
La presión social para que me fiara de los extranjeros empezaba a afectarme, si Eri-hime al igual que Gouna-sama insistía en que había que portarse bien con ellos a pesar de que eran burdos y rastreros, pues a uno le empieza a entrar la duda. Igual debía disimular mejor mi odio para ver como se comportan con la gente que no sabe que son el mal.
—Dicen que el barro va bien para la piel, lima asperezas y tal. ¿Tú como lo ves?
—¿Huh...?
El chico buscó confundido de dónde provenía aquella voz. A su derecha solo encontró grandes palos de madera y a su izquierda más de lo mismo.
No fue sino hasta que miró hacia arriba que pudo encontrar a un muchacho rubio que portaba una bandana con el símbolo de Uzushiogakure colgando del cuello.
Supongo que unos crecen antes y a otros les cambia la voz...
Daigo no pudo evitar sentir algo de envidia del chico rubio, que ya presentaba un toque de madurez que todavía le faltaba a Daigo.
—¿Estás... bien?
—Pues... no sé, me he llevado un golpe interesante, sí... —dijo—. Pero a cambio me ha dejado la piel como la de un bebé ¿No crees?
Se rio tontamente de su propia ocurrencia, antes de concentrar algo de chakra en sus pies para caminar hasta la cima del tronco que estaba frente al Uzureño.
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—Pues... no sé, me he llevado un golpe interesante, sí...Pero a cambio me ha dejado la piel como la de un bebé ¿No crees?
Por lo que decía parecía un chico normal, si no fuera por la bandana jamás hubiera pensado que pudiera ser un barbaro de Kusagakure. Sin embargo, la visión de la misma me remodía en lo más profundo de mi alma. Y cuando empezó a acercarse subiendose al palo de enfrente de mi palo un escalofrio confirmó lo que todos sabiamos, que no me sentía tranquilo con un Kuseño acercandose.
Cuando llegó a la cima pude verle mejor, y pude ver lo que más me desquiciaba de Juro y ahora me desquiciaría de este desconocido Kuseño. Esa chispa de admiración en la mirada que me hace sentirme como un hermano mayor a pesar de que ostentamos el mismo rango a pesar de que mi aldea sea de ninjas y la suya de domadores de dinosaurios, arrasadores de aldeas y machacadores de animales domesticos e inocentes.
Mi rechazo empezaba a emerger, fuerte y poderoso como un pedo tras comer algo en mal estado, sobretodo si ese algo contenía huevo en alguna de sus muchas variantes. Entonces las palabras de Eri-hime resonaron en mis adentros, al igual que las de Gouna-sama: "Nabi-chan-kun-sama, tienes que llevarte bien con todos para que todos puedan disfrutar de lo excepcional que eres, en especial los Kuseños que no parecen tan agresivos como los amenios, putos amenios como los odio" "Lo que ha dicho el pivón de tu novia"
Igual lo de Gouna-sama era un poco exagerado, pero la cuestión en cuestión era que enseñar ese odio solo les haría saber que yo sé la verdad sobre su naturaleza, debía acercarme a ellos como si fueran de mi villa y pensar en ellos como amenios. Y lo primero eran los modales.
— Senju Nabi, ¿cual es tu nombre, desconocido-san?
Empezaba a dudar de que Kusagakure fuera de base una mala villa, y al fin y al cabo, montar en dinosaurios suena muy epico, si conseguía hacerme amigo de suficientes Kuseños igual me enseñaban sus artes arcanas para domesticar criaturas mitologicas.
—Tsukiyama Daigo —Se presentó con una amplia sonrisa inocente en su rostro—. Un gusto, Nabi-san.
Daigo no podía evitar sentirse extraño en presencia de ese chico. Había algo en la forma en que lo miraba, o en la forma en la que hablaba que no hacía más que incomodarlo.
Quizá solo sea por su acento...
El chico se quedó callado un par de segundos sin estar seguro de lo que debía hacer, o decir, pues la sola presencia de aquel chico había conseguido que todo el ambiente se tornase extraño.
—También te estás preparando para el torneo ¿no? —dijo—. podemos entrenar juntos, si quieres.
Lo sugirió con total inocencia, sin pensar si era buena o mala idea mostrar sus capacidades a un ninja de otra aldea y posible rival en el Torneo de los Dojos.
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La presentación fue muy estandar, obviando la sonrisa escalofriante que me había ofrecido el kuseño. Tras intercambiar nombres un silencio tenso fue lo único que quedó. Buscar la opción que más contentase a alguien de Kusagakure era todo un reto para mi mente, intenté juntar palabras de forma que no se ofendiera sino que aumentase su confianza hacia mi.
Y encima estaba todo el tema del torneo, que cualquier paso en falso podría pensar que lo que quiero es información sobre su forma de combatir o sus armas. Que sí quería esa información, pero la mejor información es la que nadie sabe que sabes. En resumen, ni puta idea de que decirle para ganarme su confianza.
—También te estás preparando para el torneo ¿no?podemos entrenar juntos, si quieres.
No estaba seguro si era un idiota por soltarlo tan directamente como si no fuera a sospechar que quiere ver cómo me desenvuelvo en combate y mis tacticas o por pretender entrenar con un shinobi de otra villa como opción optima de entrenamiento.
— Ehhhhh, sí... Claro, sí, ¿por qué no?
Mi actuación estaba a la altura de la fuerza de Riko en los Juegos de Uzushiogakure, más nulo que un cero a la izquierda. Lo mejor sería olvidarme en contentar o dejar de contentar al Kuseño y recopilar información a la vez que practico.
— ¿Nos separamos un par de troncos y practicamos un poco de Taijutsu sobre estas cosas?
Le comenté señalando los pilares sobre los que nos apoyabamos, no parecía especialmente fuerte así que no veía ningún peligro en darnos un par de patadas. Bueno, el peligro sí lo veía, darte un espaldazo contra el suelo de los que te dejan tetraplejico y acabas comiendo con pajita. Pero eso ya era problema de él, yo era demasiado guapo para caerme.
4/08/2017, 00:58 (Última modificación: 4/08/2017, 01:01 por Tsukiyama Daigo.)
Aunque no parecía estar del todo convencido, Nabi aceptó la propuesta del peliverde, que suspiró aliviado mientras notaba como aquella sensación extraña extraña desaparecía del ambiente poco a poco.
—¿Nos separamos un par de troncos y practicamos un poco de Taijutsu sobre estas cosas?
¿Entrenar Taijutsu sobre esas cosas? Aquella idea no acababa de agradarle a Daigo, de hecho ni siquiera había empezado a agradarle. Una cosa era entrenar ahí solo para pillar agilidad y otra era combatir contra un compañero. ¡Se va a matar! Se supone que un boxeador debe pelear en tierra firme...
Pero un ninja tiene que saber pelear en cualquier situación.
—¡Claro! Me parece bien —dijo, antes de alejarse un par de troncos—. Tú empiezas.
El peliverde acomodó sus pies lo mejor que pudo y levantó su guardia como solía hacer, esperando a que Nabi diese inicio al entrenamiento.
Vida
130/150
–
0
–
Chakra
80/80
–
0
–
Inventario:
Hitai-ate (Hombro derecho)
-
-
20 PV por la caída más tonta de la historia
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6/08/2017, 12:04 (Última modificación: 6/08/2017, 12:05 por Inuzuka Nabi.)
—¡Claro! Me parece bienTú empiezas.
Como no, él aceptó, buscando saber mis cualidades y mis puntos fuertes, el muy truan. Se apartó un par de palos como había sugerido y me cedió el primer golpe. Y yo lo acepté, como no.
— Si te caes paramos, que no se si te volverías a levantar.
Saqué un shuriken y lo lancé, pero no a él, ni siquiera cerca suyo, la estrella ninja impactaría contra algún palo de madera de los alrededores. Su función era distraer la mirada de Daigo durante unos segundos. Concentré el chakra en mis piernas para volar a toda velocidad hacia su cara.
Estado de Nabi
150/150
–
96/120
– -
24
–
—Inventario:
- Hitai-ate [Cuello]
- Portaobjetos basico (9/10) [En el lado izquierdo del abdomen]
Bomba de luz
Bomba sonora
5 shuriken
-1
–
Bomba de humo
Hilo shinobi
- Kodachi [atada en el lado derecho de la cintura]
- Mecanismo oculto de kunai [muñeca izquierda]
Kunai
¤ Dynamic Entry ¤ Entrada Dinámica - Tipo: Ofensivo - Rango: D - Requisitos: Taijutsu 20 - Gastos: 24 CK - Daños: 40 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: El impulso de velocidad en el aire puede hacerse desde 10 metros.
—Esta técnica consiste básicamente en que el usuario atice una patada voladora en la cara del oponente, a una velocidad considerable y desde cierta distancia, en ocasiones haciendo acto de aparición en escena y pillándolo por sorpresa. Normalmente, se suele usar un kunai como distracción para aprovechar el momento de despiste del adversario y asestar el golpe. Para aumentar la sorpresa de la técnica, el usuario puede gritar su nombre dramáticamente mientras la ejecuta.
—Si te caes paramos, que no se si te volverías a levantar.
Dicho esto, el rubio no tardó un solo instante en sacar un shuriken y lanzarlo hacia un tronco muy alejado del boxeador, quizá demasiado para tratarse de un simple fallo.
¿Qué clase de truco tendrá en mente?
En apenas un instante, Daigo tuvo al uzushiojin a muy escasos metros de distancia, con una pierna por delante y dispuesto a patear la cara del peliverde.
En el último momento, el boxeador rotó todo su cuerpo hacia su izquierda mientras inclinando su torso hacia atrás, dejando que la patada su oponente pasase de largo sin dañarlo.
Pero antes de que este pasase completamente de largo, Daigo concentró chakra en ambos pies para adherirse completamente al tronco en el que estaba parado y en la palma de su mano derecha, que lanzaría contra el brazo de Nabi, adhiriéndose a este y deteniéndolo en medio del aire.
Luego de que ambos chicos sientesen un fuerte tirón en sus brazos, producido por la repentina pérdida de velocidad del rubio, Daigo tiró de el con fuerza e intentó golpear su rostro con la zurda, enviándolo al tronco que estaba inmediatamente en frente.
En cuanto Nabi aterrizó, Daigo canceló la adherencia en sus pies y saltó hacia su posición con la diestra por delante, buscando impactar en su rostro.
Vida
130/150
–
0
–
Chakra
70/80
–
-10
–
Inventario:
Hitai-ate (Hombro derecho)
¤ Nechaku-sei ¤ Pegajosidad - Tipo: Apoyo - Rango: E - Requisitos: Ninjutsu 20 - Gastos: 10 CK - Daños: - Efectos adicionales: Puede utilizarse sobre una persona para adherirse a ella durante un turno como máximo. - Sellos: - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a Cuerpo
Técnica que consiste en utilizar chakra para dotar al usuario de la capacidad de adherirse a cualquier superficie. Esta adherencia es mucho más fuerte que la que utiliza la escalada vertical, tanto que incluso es poco práctico utilizarla para correr en cualquier superfície. Si se utiliza sobre una persona esta podrá escaparse inmediatamente siempre y cuando su fuerza supere el poder del usuario, de lo contrario se verá atrapada durante un turno como máximo.
La técnica se cancela en cuanto el objetivo, o el usuario reciben cualquier daño.
Daños previstos: Dos puñetazos de 11 PV cada uno (14 PV - 3 PV por resistencia)
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9/08/2017, 20:16 (Última modificación: 9/08/2017, 20:16 por Inuzuka Nabi.)
A ver, es que tu evolutiva es algo... ambigua en cuanto a su uso para parar a gente que vuela con el impulso de una técnica de Taijutsu y sobre adherirte al mismo tiempo a una superfície y a una persona. Así que voy a interpretar que ambos salimos volando por darle chicha al asunto.
Era un truco demasiado obvio quizás, esperaba que lo esquivase como mínimo. Pero desde luego no esperaba lo que estaba a punto de pasar. Primero pensé que le daría, puesto que sí se había tragado lo del shuriken, sin embargo, tambien pensó que podía ser una triquiñuela y se giró antes de lo esperado.
No solo me esquivó sino que extendió sus manos como su pensara que podía cogerme y de hecho, sus manos se pegaron a mi y por un momento incluso pensé que me detenía. Pero ya podía ser que no lo había calculado bien o que estaba demasiado centrado en agarrarse a mi que olvidó agarrarse igual de bien al tronco o que yo iba a toda velocidad impulsado con mi propio chakra o lo que fuera que sus manos se pegaron a mi pero sus pies se despegaron del tronco.
Él salió despedido del tronco pero yo había perdido todo sentido del equilibrio aereo o lo que fuera y encima estaba pegado a un kuseño. Con lo cual ninguno de los dos estabamos en posición de agarrarnos a nada y caimos como peso muerto, directos al suelo. Solo nos quedaba pelearnos por ver quien quedaba abajo, aunque no es que fueramos a hacernos ningún daño cuando todo el suelo era una extensión de enormes charcos de barro.
— ¿Peroooo quéee haaaaces?
Fue mi grito de guerra para cuando caiamos, usé toda mi voluntad para no cagarme en todos sus muertos que hubieran salido del sepulcro.
Estado de Nabi
150/150
–
106/120
– +
10
–
—Inventario:
- Hitai-ate [Cuello]
- Portaobjetos basico (9/10) [En el lado izquierdo del abdomen]
Bomba de luz
Bomba sonora
5 shuriken
-1
–
Bomba de humo
Hilo shinobi
- Kodachi [atada en el lado derecho de la cintura]
- Mecanismo oculto de kunai [muñeca izquierda]
Claro, supongo que para hacer algo así debería de tener más poder, o inteligencia o ambos... no sé xD Me parece bien la resolución que propones.
La primera prueba de su nueva técnica había sido todo un éxito, pues contra todo pronóstico, Daigo consiguió pegar por completo su mano a uno de los brazos de Nabi.
Muy bien, lo tengo, lo tengo, ahora solo debo de pegar mis pies al...
—¡Wooooaaah!
En principio parecía que lo tenía, que había conseguido utilizar correctamente su técnica de adherencia a la primera. Pero en el último momento, los pies de Daigo se separaron del tronco y ambos chicos salieron volando, siguiendo la inercia del rubio.
—¿Peroooo quéee haaaaces?
A pesar de que ambos chicos estuviesen cayendo, Daigo no pudo evitar estar visiblemente contento, pues con el poco tiempo que llevaban de combate ya había aprendido un par de cosas sobre sus propias capacidades y las de su técnica.
Vaya... eso ha sido increíble, jamás pensé que la técnica funcionaría tan bien, ¡no me he despegado de él ni un segundo!
Ambos chicos continuaron cayendo, pero la parte más analítica del peliverde impedía por completo que este luchase por quedar arriba, en cambio, se dejó caer como si nada mientras valoraba las ventajas y desventajas de su recién aprendida técnica.
Pero parece que si quiero dividir la técnica en dos extremidades diferentes, también debo dividir la potencia, me pregunto qué pasaría si decidiese utilizar más chak...
"Plaf" ambos chicos se estamparon con el barro, que por suerte amortiguó la mayor parte de la caída, evitando que ambos genin se llevasen un impacto excesivamente fuerte.
Luego de un par de segundos, Daigo se levantó mucho menos herido de lo que esperaba en un principio y volvió a levantar su guardia, listo para continuar entrenando.
—¿Estás bien? Si quieres podemos continuar aquí abajo...
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El chaval parecía más ilusionado por el agarre que preocupado por el aterrizaje, así que se quedó abajo, cayendo sobre el barro primero y recibiendo todo mi peso despues. Resultado: él acabó con más barro que sí mismo en el cuerpo y yo con mi indumentaria y mis armas algo embarradas por su culpa.
Me levanté al instante saliendo de la parte más honda del barro hasta otra menos profunda donde poder coger aire sin hundirme. Daigo se levantó unos segundos despues con la guardia alta como si tal cosa. Una actitud muy digna y tal, pero yo tenía otras cosas en mente.
— Pero... ¿A quien se le ocurre pegarse a alguien que pasa a toda velocidad para darte una patada? ¡Estaba claro que eso no iba a salir bien!
Era tan estúpido, pero tan tan estúpido que empecé a reirme a carcajada limpia llevandome la mano a los ojos para no ver lo idiota que era ese chaval.
— De verdad, vaya cagada monumental. ¿Cómo se te ha ocurrido? Ni siquiera a mi se me ocurriría. Si no hubiera tal cantidad de barro aquí abajo estarías hecho una sopa contra el suelo. ¿Y esa técnica? Eso no era la escalada vertical. ¿Sabes un jutsu para pegarte a cosas?
Estaba claro que en Kusagakure excepto cosas útiles en combate lo que haga falta. Desde luego había cundido el mini combate que habíamos tenido, yo no había revelado nada y él se me había pegado con una técnica super rara que solo hubiese imaginado en mis más truculentas flipadas.
El rubio se levantó instantáneamente, pues por suerte había caído justo encima del peliverde.
—Pero... ¿A quien se le ocurre pegarse a alguien que pasa a toda velocidad para darte una patada? ¡Estaba claro que eso no iba a salir bien! —dijo antes de echarse a reír.
—De verdad, vaya cagada monumental. ¿Cómo se te ha ocurrido? Ni siquiera a mi se me ocurriría. Si no hubiera tal cantidad de barro aquí abajo estarías hecho una sopa contra el suelo. ¿Y esa técnica? Eso no era la escalada vertical. ¿Sabes un jutsu para pegarte a cosas?
El peliverde bajó la guardia con tranquilidad, era obvio que no iban a continuar con el entrenamiento,
—Jajajaja, en algún momento hay que probar las nuevas técnicas ¿no crees? —contestó Daigo, sonriente—. Siento haberla probado contigo, Nabi-san, pero no pude evitarlo, era una oportunidad perfecta para ver cual era mi límite —agregó—. Me ha ayudado mucho en serio.
El chico empezó a sacudir un poco su ropa, en un intento por quitarse el barro de encima.
—Y bueno, no es que sepa el jutsu precísamente, todavía lo estoy desarrollando —confesó—. Lo llamo Nenchaku-sei, original, ¿verdad?
Daigo le contaba aquello sin preocuparse en lo absoluto sobre la información que le estaba brindando a Nabi, al fin y al cabo, sabía que su propia estrategia no variaría sin importar si su oponente conocía o no sus capacidades.
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—Jajajaja, en algún momento hay que probar las nuevas técnicas ¿no crees?
— Pero si es una técnica de pegarte a algo usala a algo a lo que quieras estar pegado, ¿y si te me hubieras pegado para siempre? ¿Cómo se lo hubiera explicado a Gouna-sama?
Siento haberla probado contigo, Nabi-san, pero no pude evitarlo, era una oportunidad perfecta para ver cual era mi límiteMe ha ayudado mucho en serio.
— Me has acojonado pero bien, ya sabes, nos acabamos de conocer, eres de otra villa y de repente te pegas a mi asín sin invitarme a cenar ni nada. Kami-sama... En medio de un combate y usas un jutsu de pegarte a cosas.
Empecé a masajearme los ojos lentamente sin saber muy bien qué pensar o decir, había dejado de filtrar y soltaba lo primero que se me venía a la cabeza porque la estupidez era mi gran debilidad. A la gente estúpida solo la odia la gente que se toma las cosas demasiado en serio, de la cual hoy en día hay demasiada.
—Y bueno, no es que sepa el jutsu precísamente, todavía lo estoy desarrollandoLo llamo Nenchaku-sei, original, ¿verdad?
— Original puede ser, pero eso de que aún está en desarrollo, la verdad es que de tranquilizador tiene poco. ¿Para que usas un jutsu de pegajosidad? ¿Para que no se te resbalen los platos cuando los llevas a la mesa? ¿Para agarrar mejor el mango de la sarten?
La verdad es que no paraban de ocurrirseme situaciones estúpidas pero decidí parar ahí para dejarle hablar, mientras tenía una sonrisilla tan incoherente como la situación.
Mientras Daigo le explicaba lo sucedido a Nabi, este iba soltando todo lo que se le pasaba por la cabeza. Cada cosa que decía sonaba más tonta que lo anterior, tanto que al peliverde le hubiese encantado pensar que tan solo bromeaba, si no fuese porque parecía decirlo todo en serio.
—Original puede ser, pero eso de que aún está en desarrollo, la verdad es que de tranquilizador tiene poco. ¿Para que usas un jutsu de pegajosidad? ¿Para que no se te resbalen los platos cuando los llevas a la mesa? ¿Para agarrar mejor el mango de la sarten?
Daigo no pudo evitar reírse en cuanto escuchó la ocurrencia del rubio.
—jajajaja, sí, seguro que me va a ser la mar de útil, cuando tenga que servir la comida —dijo el entre risas—. Pero no cree esta técnica para convertirme en camarero, eso te lo aseguro.
El chico carraspeó un poco para aclararse la garganta antes de continuar explicando.
—Pero tiene muchos beneficios, por ejemplo, puedo evitar salir despedido al recibir alguna técnica —explicó—. También puedo pegar mi mano a la de alguien, para evitar que realice sellos, todo depende de la situación, pero estoy seguro de que esto me salvará de una buena en un futuro.
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