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Una brecha en el escudo - Versión para impresión

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Una brecha en el escudo - Sama-sama - 10/09/2022

Una figura encapuchada y vestida enteramente de negro caminaba canturreando entre los charcos de la Planicie del Silencio, a veces deteniéndose para saltar en uno o patear otro, casi como un niño pequeño. Recordaba la última vez que había pisado aquellas tierras: él era mucho más grande, y podía ver las olas a izquierda y a derecha de la península. Entonces Uzushiogakure no era más que un pueblucho de mala muerte. Aquellas tres aldeas, que se habían beneficiado del conflicto humano —uno de tantos—, ahora estaban convirtiéndose en una molesta astilla. No podía chapotear tranquilo en los charcos, ni mirar hacia el sur sin esbozar una mueca de repugnancia absoluta.

Allí estaban sus puertas, enormes, con la espiral carmesí en el centro. Parcialmente abiertas, como esperando recibir una visita. «Magnífico. Una brecha más en el escudo de madera que es Uchiha Datsue.»

Las aldeas ninja. Las "Tres Grandes". Antaño fueron cinco, y perecieron. Esta vez también perecerían. Y gracias a su fiel infiltrada, él sabía que ahora mismo el Uzukage estaba lejos, en el norte, librando una batalla que no era más que una distracción.

Kurama extendió las manos hacia adelante, y reclamó todo cuánto le pertenecía de aquellos seis a quienes todavía prestaba algo de chakra. La conexión que les unía, en la distancia, era algo que había aprendido de su pobre anfitrión humano. Cuánto le estaba agradecido. Seguro que si pudiese verlo, ahora, mirando fijamente a la aldea que le vio nacer, derramaría alguna lágrima.

Él solo había condenado a todas las futuras generaciones de pequeños hijos de puta. Al pensar en eso, Kurama sonrió.

Al fin y al cabo, ¿quién podría detenerle?


Si nadie se persona en la trama, postearé cada 72 horas, y esto continuará como si fuese un unific. Otros Narradores pueden entrar y actuar como PnJs.



RE: Una brecha en el escudo - Senju Hayato - 11/09/2022

Culebra. Así se hacía llamar un tipo de lo más singular. Un repudiado, alguien a quien en sus inicios se le consideraba poco más valioso que una bolsa de basura con una fuga de líquido apestoso. Un gamberro de Uzu que por error o cabezonería un día ostentó y en sus manos una lustre bandana de metal. Un tipo de dientes plateados, ropas andrajosas de tonos oscuros, cabellera azabache y ojos celestes. Un adolescente que jamás habia soñado con más que tener suficiente dinero para vivir, y vaguear todo lo restante...

Ese tipo, hoy día se había convertido en un shinobi más. Una espiral más de un enorme remolino. Había pasado de formar parte de una banda de maleantes locales, a convertirse en un tramo de madera más en ese indestructible escudo. Y ahora que la guerra había comenzado de verdad, había jurado proteger todo lo que sus compatriotas habían dejado atrás. Por una vez en su vida, lo había dicho de corazón. No había sido una promesa en vano más.

El chico, de nombre Kuro, aguardaba a su momento en el parque central, uno de los más próximos al edificio del Uzukage. Aunque en su mente no hacía más que repetirse: No sucederá nada, la guerra está lejos de aqui.

Se habían ido la mayoria por y para ello, asi que no debía temer nada, ¿no?.


RE: Una brecha en el escudo - Inuzuka Nabi - 11/09/2022

Datsue era un cabrón. Pero no un cabrón cualquiera. El cabrón más cabrón de toda la villa. ¿Villa? De puto Onindo. ¿Qué clase de amigo, de hermano, de bro, te llama después de meses para que te quedes a vigilar la villa porque se va de vacaciones? No para una barbacoa, no para preguntar por los niños, para hacerte puto trabajar. ¿Eso es un amigo? El sombrero le ha poseido. Ahora va de responsable por la vida. ¡Hace dos días estaba tirando mierda a la cara de sus colegas! ¿Responsable de qué?

Hacía días que estaba en la villa. Vigilando. Acechando. Desde el tejado del edificio del kage. El lugar donde el Gran León de la Espiral se aseguraba de que todo estaba bien. Y lo único que había visto en esos días eran gatos callejeros. ¡Gatos! Datsue estaba dejando que la villa se hundiese bajo el dominio del animal más traidor, maquiavelico y, llanamente, malvado. Si un gato tenía que elegir entre un pescado o salvar el mundo, elegía el pescado. ¡Insultante! ¡Tanta maldad concentrada en tan poco espacio!

Por otro lado, el Cachorro Indigente de la Espiral estaba en una nube. Se pasaba las noches persiguiendo a los gatos. La mayoría huían de él y él los perseguía de forma juguetona, porque si intentase comerselos de verdad hubiese exterminado a los gatos. Hasta que se encontraba con uno de esos gatos que les da igual la vida, que cruzan los caminos cuando pasan carros o se ponen en medio de la gente para que los pisen y cuando los esquivas te miran sin moverse, con esa cara sin vida. Yo los llamo, gatos zombi. ¿Están vivos? No sé yo.

En fin, ahí estaba una vez más. El Furioso León de la Espiral. En el tejado del edificio del kage, vigilando, acechando, e inflandose a todo tipo de dulces.

Dios, qué bueno está esto. Menos mal que Datsue nos ha dado presupuesto ilimitado en dietas, sino me estaría muriendo. De hambre o de aburrimiento, pero muerto me hallaría. — lamentablemente no había quien escuchase mi fino léxico en la soledad de mi torre de vigilancia.


RE: Una brecha en el escudo - Uchiha Datsue - 13/09/2022

Desde el puesto de vigilancia, situado al lado de las puertas a la villa, una pareja de chūnins se levantaron de las sillas, alarmados. Acababan de divisar una figura a lo lejos, sin la placa identificativa de Uzushiogakure a la vista y que había alzado las manos, apuntándoles directamente.

Uno de ellos salió a su encuentro. El otro, se quedó descolgando un teléfono rojo.

¿Quién es usted? ¡Identifíquese! —gritó el chūnin que se había desplazado al exterior, nervioso pero decidido—. ¡Hágalo por las buenas o...!


Chunin random, el PnJ que voy a usar aparecerá en el próximo turno



RE: Una brecha en el escudo - Aotsuki Ayame - 13/09/2022

Arriba, en la aldaba de la muralla de Uzushiogakure, otros tantos jōnin también lo habían visto. En la quietud de las Planicies del Silencio, una extraña y desconocida figura envuelta en una capa gris se acercaba, con las manos alzadas. No había rastro identificativo alguno. No parecía un shinobi, a juzgar por la falta de bandana shinobi. Tampoco parecía un comerciante, pues no llevaba consigo ningún carro con el que pudiera transportar su mercancía. ¿Entonces qué era? Dada la situación en la que se encontraban, con una guerra disputándose al este del continente, era difícil que se tratara de un civil normal y corriente.

Abajo, en el puesto de vigilancia, sus compañeros ya se habían puesto en guardia. Y ellos no iban a ser menos.

Prepárate para establecer la conexión —le susurró a su compañera, mientras sacaba un arco y lo tensaba, apuntando con una flecha al desconocido.

Las instrucciones habían sido dadas. No hacía falta que añadiera nada más. Mientras tanto, la otra kunoichi, de cabellos cortos y rubios y unos curiosos ojos de color turquesa sin pupila, se había apartado del borde de la muralla y sus manos estaban entrelazadas en el sello del carnero.




Igual que Uchiha Datsue. Guardias random hasta que empiece la acción de verdad.



RE: Una brecha en el escudo - Sama-sama - 5/10/2022

Una pequeña esfera de energía negra y roja destelleante se había comenzado a formar en la palma de la mano de Kurama. Mas hubo interrupciones. Quién podría haberlo previsto. ¿Pero qué iban a hacer? Con su Kage tan lejos de allí.

«Pero ese hijo de puta puede haber preparado algo. Mejor tendré cautela. Al fin y al cabo, parece que hay más de una persona vigilándome. Lo sé. Lo siento. Gran regalo me diste, Padre...»

El Kyūbi cerró el puño y la esfera desapareció, demasiado prontía para poder volarle la cabeza a aquél pobre insolente. Se quitó la capucha y le sonrió, los ojos dos luceros rojos con sendas líneas verticales, la mueca de crueldad imponente, la postura elegante y confiada, y una voz que podría hacer temblar hasta al más valiente de los hombres:

¿...o qué?

(Carisma 140)

2 AO

No las puse en el primer turno, mil perdones. Una de ellas está preparada desde hace mucho tiempo y la tenía olvidada (es algo que tenía pensado para él). La otra ha sido preparada específicamente para esta trama. Las enviaré en un lapso no mayor a 12 horas a AO-sama. Si quieren postear antes, que sepan que les avisé.

Estoy super bajo de actividad así que tampoco se la exigiré a los demás. Disfrutemos juntos al ritmo que podamos.



RE: Una brecha en el escudo - Uchiha Datsue - 7/10/2022

Por alguna razón, al Chūnin le entraron unas ganas irrefrenables de ir al baño. De alguna forma, lo sabía. Lo que tenía ante él. Estaba dentro de sus cromosomas: información genética que le advertía del inminente peligro, como la cebra al percibir el olor arrastrado por el viento de un león.

Miró de reojo a su espalda. A su Villa.

Por favor… Tengo mujer e hijos esperándome… —imploró, aún cuando todavía no le habían amenazado. Porque aquella persona…

… aquel ser, era una amenaza en sí misma.


• • •


En el despacho del ausente Uzukage, alguien descolgó un teléfono.

Sí. Ajá. Entiendo —aplastó un cigarro en el cenicero, y expulsó el humo de la boca antes de continuar—. Manteneos en posición.

Colgó. Marcó tres cifras.

Activad la Operación Brecha en el Escudo —ordenó, antes de colgar de nuevo. Miró a la persona que tenía en frente, como el marinero que encuentra la luz del faro en una tormenta—. Datsue llevaba razón. Es la hora.

No dijo nada más. Entre ninjas de su categoría, las palabras sobraban llegados a aquel punto. Salió por la ventana, el Sharingan brillando quizá por última vez en sus ojos. Saltó al puente y corrió por los tejados.

Hacia las puertas de la Villa. ¿O eran del Yomi?


RE: Una brecha en el escudo - Inuzuka Nabi - 9/10/2022

¿Cómo que huele a podrido? ¿Los gatos?

Había aparecido Stuffy de la nada a decir que algo olía a podrido en la puerta de la villa. De hecho, ¿cuando había aprendido él lo que era el olor a podrido? Se comía sus cacas y ahora reconocía un olor por debajo de eso.

¡Woof!

Voy, voy. Joder, sí que te has puesto serio.

Si no era la primera, sería la segunda que Stuffy se ponía tan en serio. Tal vez su instinto animal por fin había despertado y sentía la alerta de que otro depredador entraba en su territorio. Alguno de sus pises le habría mandado una alerta o algo. No me quedaba más remedio que seguirlo, la última vez que se puso serio fue cuando Datsue le presentó al Shukaku.

¿Habrían vuelto ya? ¿Por la puerta en vez de por el puerto? Raro. No reconocía el olor en la puerta, podría ser satanas o un mercader mal duchado. Pero sí reconoció el que salió del edificio del Uzukage. Apestaba a humo. Sí que se había puesto serio el asunto sí. Active el modo bestia y empecé a saltar los tejados a cuatro patas, mucho más rápido que antes.

Mierda, si pasaba cualquier cosa mientras Datsue no estaba no oiría el final de eso. ¿Cómo coño se llamaba ese señor? Era Uchiha, eso lo tenía claro. Pero ni me acordaba del nombre ni le había prestado ninguna atención.

¡Hey! ¡¿Qué está pasando?! ¿Quien está en la puerta?

Me acercaría lo suficiente para poder hablar, ambos corriendo en dirección a la puerta con Stuffy en la delantera.


RE: Una brecha en el escudo - Senju Hayato - 11/10/2022

Tras un largo y tendido rato de reposo, de un día que parecía ser uno cualquiera, el chico notó que algo no cuadraba del todo en el habitual ambiente. Una silueta de lo más imponente sobre el remolino —Aparte de Datsue.— , salió del edificio del Uzukage tomando una dirección bastante obvia: Las puertas de la Villa. El chico arqueó una ceja, no pudiendo pasar por alto algo tan singular. Poco más tarde, un chico de cabellera marrón chocolate saltaba de azotea en azotea, junto a un perro.

Ésto no me huele que sea casualidad... —Se dijo a sí mismo.

Se levantó del banquillo, y metió sendas manos en los bolsillos del pantalón. Curioso, pero cauteloso, tomó también rumbo hacia las puertas de Uzushiogakure. No se metió tanta prisa como los otros a los que había visto, más bien buscaba recabar información, saber qué sucedía. Podía ser simplemente algún altercado con la guardia de la puerta, a lo mejor debía darle una reprimenda a algún guardia que se hubiese quedado dormido o algo similar. Habían muchas opciones, y si fuese realmente una situación de emergencia lo habrían avisado por altavoces o algo, ¿no?.

Quizás solo buscaba satisfacer su curiosidad, pues no esperaba encontrarse con gran cosa.

Quizás era un gran error pensar que todo podía ser de color de rosas.

Para cuando llegó, el chico de cabellos chocolate con su perro, y un par de guardias parecían estar mirando algo más allá de la puerta. Parecía que algún visitante les estaba dando el día. Quizás alguien se había perdido, o simplemente un borrachuzo les estaba alegrando el día... ¿Qué podía ser?. El chico intentó asomarse un poco, intentando averiguar porqué había tanto revuelo en la entrada.


RE: Una brecha en el escudo - Aotsuki Ayame - 16/10/2022

La cuerda estaba tensa, su flecha apuntaba directamente a la cabeza del desconocido. Cualquier movimiento sospechoso y sólo tendría que soltar dos dedos antes de que pudiera hacer nada más. Pero entonces lo vio. Lo vio como realmente era. Creía que lo había tenido bajo control en todo momento pero en realidad era al revés. Porque aquel hombre, no era ni siquiera un hombre. Un fugaz recuerdo acudió a su mente. El jōnin destensó el arco y rebuscó rápidamente entre sus bolsillos. De uno sacó un cartel con un rostro toscamente dibujado. No era un retrato elaborado por un especialista, sino por la única persona que había mirado a aquel monstruo a los ojos y había vuelto para contarlo:

¡ES KURAMA! —gritó, hacia sus compañeros que estaban en el nivel inferior. Entonces se volvió a su compañera—: ¡Tienes que avisarle YA! ¡Le necesitamos!

¡Ya lo he hecho! ¡Debe estar al caer!


RE: Una brecha en el escudo - Sama-sama - 19/10/2022

Y cuando vió la mirada asustada de su víctima —sólo cuando la vió—, como un experto manipulador, la sonrisa se volvió amable y las palabras dulces (pero no extentas de una apabullante frialdad):

Si haces lo que yo te diga, vivirás. Si intentas algo, lo sabré, y morirás —dijo, acercándose un paso, luego otro—. No te servirá de nada, además. Soy un Kage Bunshin. —Le enseñó las manos, como asegurando que no tenía nada que temer. Pero era imposible dejar de temer—. Sólo vengo a hablar. Pero no he venido a hablar con un peón, ¿entiendes? Hablaré con el rey. Con la reina. La torre. El alfil. Pero no con un peón. —Kurama clavó una rodilla en el suelo, el pie adelantado, justo a su vera. Con sus manos, acarició el pelo del hombre como si fuese su hijo y delicada pero firmemente deslizó los dedos hacia el cuello, ocho dedos en la nuca y los dos pulgares estratégicamente apuntando a la nuez con las uñas. Unas uñas largas, decididamente afiladas, que arrancaron un poco de sangre—. Vas a volver a tu aldea. Vas a volver a tu casa, y le vas a decir a tu mujer y tus hijos que les quieres. Vas a quedarte allí con ellos, tranquilo —ordenó, hablando muy lentamente—. Pero antes vas a enviar un mensaje de mi parte. Ese es tu cometido hoy.

»Vas a decirles a los guardias de la puerta que quiero hablar con el más importante de los shinobi o kunoichi de tu Villa.

Se levantó, sin dejar de mirarle fijamente, y lo dejó marchar.

1 AO revelada: Kurama es un Kage Bunshin.
1 AO mantenida
1 AO nueva


RE: Una brecha en el escudo - Sarutobi Hanabi - 19/10/2022

Dicho y hecho, en cuanto Kurama pronunció aquellas últimas palabras, se produjo la explosión.

No fue un estallido, propiamente dicho, pero el mismo aire se volvió increíblemente pesado de respirar cuando la temperatura pareció subir varios grados de golpe. Un destello de fuego apareció entre Kurama y la puerta de la aldea, y el suelo se resquebrajó en círculo bajo sus pies en un amplio rango. Entre las grietas, el humo ocultaba parcialmente una figura alta y larguirucha vestida de blanco. Cómo un látigo invisible, el poder de su chakra sacudió a todos los allí presentes sin ningún tipo de piedad.



Poder 140
Carisma 60 + 20 a la hora de Intimidar



No será necesario, Kurama. Ya estoy aquí.

Sarutobi Hanabi clavó sus ojos en Kurama. Sus iris se habían convertido en dos brasas que parecían querer atravesar al bijū de parte a parte.

Suéltale.

Aquel maldito zorro había aparecido exigiendo hablar con el Rey de aquel peculiar tablero. Pero desconocía que había una pieza por encima del propio Rey. Sarutobi Hanabi había sido Uzukage de Uzushiogakure, ahora era el Presidente de la República. Pero, aún por encima de eso...

Él era el Jinchūriki del Fuego.


RE: Una brecha en el escudo - Senju Hayato - 19/10/2022

Habiendo vivido alguna que otra situación en que se jugaba la vida, jamás el shinobi había presenciado una manera más drástica de quitar el aliento a toda persona presente. De buenas a primeras, se plantó allí una persona, parcialmente oculta por unos regueros de vapor que parecían procedente del mismo suelo. El aire parecía haberse vuelto denso y pesado, o más bien cargado. Tanto había cambiado la situación con esa nueva presencia, que ni pudo atender a duras penas a lo que decía. Su cuerpo estaba sobrecogido por esa tan inmensa cantidad de chakra, de poder.

Lo único que Culebra pudo entender fue lo último. Esas últimas palabras no habían sido una amable petición, si no más bien una orden. A decir verdad, una bien clara y simple: Suéltale. No podía diferenciar muy bien a qué se refería, pero estaba claro que hablaba muy en serio. A Culebra jamás se le hubiese pasado por la cabeza siquiera el pensar en negarse a cumplir esa orden. Las piernas le temblaban...

Por un instante, pensó lo peor. Pensó que podía tratarse de un enemigo, y que era incapaz de mantenerse erguido ante su presencia tan intimidante, pero pudo discernir en él unos cuantos detalles que revelaban de quién se trataba. Largo, delgado, piel pálida, cabellera dorada, y esa presencia...

¿E-ese no es... Hanabi? —Se dijo a sí mismo, en un muy leve susurro.


RE: Una brecha en el escudo - Uchiha Datsue - 24/10/2022

Raito reconoció al amigo de Datsue al verle con el perro. Un tipo peculiar, según tenía entendido, al que odiabas o que te provocaba cierta ternura si eras de esos que tienen empatía con los que le falta un fervor. El Uchiha no era de estos últimos, aunque se veía que el actual Uzukage sí.

A la pregunta de quién estaba frente a la puerta, Raito se limitó a responder:

Kurama. —Le observó de reojo mientras saltaba de un tejado a otro—. Deberías ir junto al resto al puerto. No es una orden —matizó—, solo un consejo de vida.

No era una orden, porque sabía que aquel Inuzuka era fuerte y podría venirle bien para ganar tiempo con Kurama. La Villa se estaba volviendo un caos. Los teléfonos de las casas no paraban de sonar; las televisiones dejaron de emitir la programación, sin importar en qué canal estuviesen; ninjas corrían de una vivienda a otra, gritando, avisando a la gente.

Era hora de ejecutar la Operación Una Brecha en el Escudo. Datsue había dejado preparadas una serie de instrucciones, aunque todo se podía resumir en algo muy sencillo: evacuar a la máxima gente posible. Consciente de que la amenaza de Uchiha Zaide a Kintsugi podía caer sobre su Villa en cualquier momento, había elaborado un plan para trasladar a civiles y ninjas en caso de que una Bijūdama se les cayese encima. Para ello, emplearían la mejor ruta de escape que Uzushiogakure tenía a mano: el puerto.

Barcos de toda índole —pesqueros, comerciantes, recreativos— tenían orden de cobijar a la máxima gente posible y salir escopeteadaoshacia Yamiria. Como todo plan que se ejecuta por primera vez sin un testeo previo, tuvo fallos. Con más caos del que debería, con más contratiempos de los que serían necesarios. Contra Kurama, la única misión de Raito era ganar tiempo. Era un buen ninja, y un buen ninja conoce sus limitaciones. Pero con Hanabi… Bueno, con Hanabi, quizá se pudiese permitir soñar con algo más.

Cuando llegó a la entrada de la Villa, lo sintió. En sus ojos, en su Sharingan. La cantidad de chakra que se concentraba entre Hanabi y, presumiblemente, Kurama, era abismal. Como mirar al puto sol. Un chūnin que se encontraba en medio salió corriendo de allí en dirección a las puertas.

Raito lo detuvo.

¡Informe de la situación!

¿Q-qué…? ¿C-cómo…? Ehm…

Estaba acojonado. No necesitaba el Sharingan para leerlo en su cara: toda su expresión corporal lo clamaba al cielo. Rápidamente, entendió tres cosas. La primera, que él no tenía la presencia de Hanabi para transmitirle valor a aquel hombre. La segunda, que tampoco contaba con el carisma de Datsue para enderezarle con una perorata. La tercera, que aunque se creía un tipo con cierto poder intimidatorio, definitivamente no estaba en lo más alto de la cadena alimentaria cuando Kurama entraba dentro de la ecuación.

Por eso le cruzó la cara de un sonoro bofetón.

¡Espabila, uzujin! ¡Te he hecho una jodida pregunta!

Es… ¡Es Kurama, señor! Un… Un Kage Bunshin. Me dijo que quería hablar con el ninja más importante de la Villa. E… Eso es todo, señor.

Raito le hizo un gesto con la cabeza que el Chūnin interpretó como que podía retirarse. Apenas tardó un segundo en realizar el sello del Shunshin, dejando a un Raito pensativo junto a la entrada, sin todavía acercarse a Hanabi y Kurama. Necesitaba concentrarse. Necesitaba un plan de contingencia para ganar tiempo si las cosas se ponían feas.


RE: Una brecha en el escudo - Inuzuka Nabi - 25/10/2022

Con Datsue tenía la confianza para soltarle a la cara cualquier cosa. Era como un perro listillo. Te intentaba hacer el lio para que le dieses más chuches o lo que sea que quiera y cuando le das una segunda chuche se hace el guay y el chulo como si fuese el rey. Mientras tú tienes un saco entero de ellas. Pero él se sentía el rey con su segunda. Ese era Datsue.

Sin embargo, Raito era el perro nuevo en la perrera pero viejo como un condenado. Seguramente usado en cazas de liebres o alguna mierda de esas. Mira al resto y piensa que él es más duro, el más duro del corral. El caso es que no tenía ni idea de si eso era cierto. Así que me mantenía a cierta distancia, por si acaso. No le soltaba las cosas a la cara sin más.

Kurama. . Deberías ir junto al resto al puerto. No es una orden , solo un consejo de vida.

¿Puerto? Querrá decir puerta. Es donde está Kurama. Oh, dios, es una cosa de esas de genero neutro. Entonces, si la puerta es el puerto, ¿qué es el puerto? — la confusión no le había dejado de procesar lo primero que había dicho. — Espera, ¿Kurama? ¿Ese no era como el malo maloso? ¿Qué hace aquí? Oh, mierda.

Quería llegar el primero y lanzarme sobre él de cabeza. Seguro que eso no se lo esperaba. La sorpresa siempre había sido mi arma más fiel. Contra menos se esperase mi enemigo mi próxima jugada mayor era la tasa de exito. Sino, ¿cómo le había dado con una mierda en la cara a Datsue? ¡Esa era la respuesta! No, no, la mierda no le iba a matar, le iba a enfurecer.

Joder, yo no era ningún estratega. Decidí quedarme tras el kage suplente, mejor apoyarle y ver cómo tira el carro. Si la cosa se complicaba, siempre podía improvisar. Dios, era el maestro de la improvisación.

Bueno, te sigo. Si se te ocurre algo, dimelo. Stuffy, detrás mio, nada de ir a olfatearle en su puta cara, que este tal Kurama es chungo.

La peor enfermedad de todas y la más contagiosa, la seriedad. Me puse serio y Stuffy me imitó, seguramente contagiados por el señor kage suplente que era más serio que un muro de Amegakure.

Entonces se cruzó un chunin y el perro veterano de guerra se puso a tope con él.

¡Informe de la situación!

¿Q-qué…? ¿C-cómo…? Ehm…


Le cruzó la cara sin pensarselo.

¡Espabila, uzujin! ¡Te he hecho una jodida pregunta!

Es… ¡Es Kurama, señor! Un… Un Kage Bunshin. Me dijo que quería hablar con el ninja más importante de la Villa. E… Eso es todo, señor.


¡Pero hijo de puta! ¡Si no le había hecho ninguna pregunta! ¡No había salido de su boca una sola interrogación! Parpadeé varias veces y esperé. Pero vamos, si era un kage bunshin, easy peasy lemon squeasy. Cualquier hostia lo desmontaría y a casa a echarse la siesta. Desde luego, Kurama parecía cada vez más el Datsue jovenzuelo que era tan cagado que mandaba Kage Bunshins hasta a hacer la compra. Todo el poder del mundo y los cojones como ciruelas.

¿Cual es el plan? — estaba tranquilo y sereno, pero ansioso.

Tal vez fuese el jutsu de animalizarse, pero los instintos me estaban apretando fuerte. Aunque no fuese saltarle al cuello, necesitaba saber qué hacer ya. Necesitaba saber que había un plan para echar a ese desgraciado de nuestra villa, de nuestro territorio. Respiré hondo porque estaba a dos malos pasos de ponerme a aullarle a la Luna, hacía demasiado tiempo que no hacía este jutsu.


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