Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—Bueno, aquí estamos —comentó Daruu, rascándose la coronilla con aquel deje de quien quiere romper el hielo después de sentir que se han acabado los temas de conversación—. ¿Os apetece tomar algo o qué? —les sugirió, pero antes de que nadie pudiera responder soltó un quejido de dolor y se apartó de ambos tapándose los ojos con gesto de dolor.
—¿Daruu? ¿Estás bien? —le preguntó Ayame, alarmada—. ¡Ay, te dije que era muy pronto, maldita sea!
—Ayame, ¿llevas las gotas que nos dio tu padre?
—S... sí, ¡enseguida! —se apresuró a decir, mientras rebuscaba en el portaobjetos que llevaba tras la cadera a toda prisa.
—¿Las gotas de tu padre? —preguntó Datsue, y ella le miró de reojo, indecisa.
—S... sí... Toma, Daruu —añadió, dejándole sobre la mano un pequeño frasco con un líquido transparente con un pequeño gotero a modo de dispensador—. Mi padre es médico. Fue él quién le operó... ambas veces.
—¡Hostia, casi se me olvida! —exclamó Datsue de repente, y Ayame se volvió hacia él con curiosidad. Su rostro se transformó de golpe al ver cómo sacaba un pequeño recipiente alargado con un extraño polvo blanco en el fondo que no tardó en mezclar con agua y empezar a agitarlo—. Ah, estos suplementos ninjas...
El Uchiha no llegó ni a a terminar la frase. Fue un visto y no visto. Ayame había aparecido de repente junto a él y con un seco manotazo le tiró lo que quiera que fuera aquello al suelo, derramando su contenido.
—¡¿Qué narices es eso?! —gritó, furibunda—. ¡¿Qué porquería te estás metiendo ahora?!
Daruu cogió con apremio el frasquito de gotas de lágrima artificial que les había proporcionado Zetsuo con toda la amabilidad de la que había sido capaz —es decir, con un adusto gruñido y una mueca desagradable—, y, torpemente, dejó caer dos dosis en cada uno de sus ojos. Entretanto, escuchó a Datsue hablando sobre unos suplementos alimenticios y...
¡Plas!
Daruu bajó la mirada y parpadeó un par de veces, estabilizando su visión borrosa por el efecto del medicamento.
—¡¿Qué narices es eso?! —gritó una furibunda Ayame. Una coctelera abierta en el suelo vomitaba un líquido coloreado por, seguramente, los dichosos suplementos de Datsue—. ¡¿Qué porquería te estás metiendo ahora?!
Daruu se llevó una mano a la frente y tomó aire queriendo que se le llevase el viento en ese preciso instante. «Aaah, mierda. Allá vamos de nuevo.»
—Sólo por si estáis pensando en daros de hostias un poco más, os recuerdo que está prohibido pelear en Hokutōmori —dijo—, y que no pienso responder por los actos de ninguno de vosotros dos. Si vienen los samurai, yo me teleporto a la puta.
«Cabeza fría, Datsue… No sabe lo que hace… No… No…»
—¿¿¡¡PERO QUÉ COJONES TE PASA EN LA CABEZA, JODER!!?? —Ayame bien podía haber tirado su bebé en brazos, y le hubiese sentado igual—. ¿¡Qué mierda ni qué hostias?! ¡¡Es proteína en polvo, me cago en todo! ¡Con algo de creatina! ¡Suplementos verificados y comprobados, con el sello de autenticidad! ¡Sin gluten y hasta válidos para vegetarianos! —dijo, rojo de cólera.
¡Aquellos suplementos valían un pastón! ¿Cómo le arruinaba así una toma?
—Sólo por si estáis pensando en daros de hostias un poco más, os recuerdo que está prohibido pelear en Hokutōmori —dijo—, y que no pienso responder por los actos de ninguno de vosotros dos. Si vienen los samurai, yo me teleporto a la puta.
Normalmente, Datsue hubiese sudado del típico comentario mediador. Pero hubo algo, cierta manera en que lo dijo, que llamó la atención del Uchiha por un breve instante.
—¿Eh? —torció el rostro, confuso—. ¿Tienes una marca en una prostituta?
Oh, por los dioses. ¿Y con qué fin? ¿Para qué? Y, lo más importante, ¿¡cómo narices es que lo soltaba así de buenas a primeras frente a su novia!? Quizá los había malinterpretado y en realidad eran una pareja de lo más… liberal.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
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—¿¿¡¡PERO QUÉ COJONES TE PASA EN LA CABEZA, JODER!!?? —bramó Datsue, rojo de cólera, y aunque Ayame bien se esperaba una reacción similar, no pudo evitar sobresaltarse ante el grito, intimidada por la violencia de su voz—. ¿¡Qué mierda ni qué hostias?! ¡¡Es proteína en polvo, me cago en todo! ¡Con algo de creatina! ¡Suplementos verificados y comprobados, con el sello de autenticidad! ¡Sin gluten y hasta válidos para vegetarianos!
«¿Proteína en polvo? ¿Creatinina?» Se preguntó la kunoichi, parpadeando varias veces con el gesto confundido de un cachorrito que no entiende por qué le estaban regañando. «¿Pero... eso cuenta como una droga? ¿Es perjudicial para el cuerpo? Lo iba a ingerir, pero dice que es proteína, pero las proteínas vienen en la carne y en los alimentos. ¿Por qué alguien iba a necesitar...? ¿Entonces qué es?» Tal era su confusión que le hervía la cabeza. No, literalmente. Había comenzado a salir vapor desde sus oídos.
—Sólo por si estáis pensando en daros de hostias un poco más, os recuerdo que está prohibido pelear en Hokutōmori —intervino Daruu, devolviéndoles a la realidad—, y que no pienso responder por los actos de ninguno de vosotros dos. Si vienen los samurai, yo me teleporto a la puta.
Aquella fue la única ocasión en la que el Uchiha y Ayame se pusieron de acuerdo en algo:
Y una vez más, Daruu se llevó la palma de la mano a la frente. Pero esta vez no fue lo mismo, no. Esta vez, el eco del golpe resonó entre las piedras de aquél santuario, entre los árboles de aquél bosque.
Datsue y Ayame eran muy diferentes, en muchas cosas. Pero si en algo eran iguales, era en tomarse esas cosas como algo literal.
—Era sólo una forma de hablar, idiotas. Me voy a la puta. De que me voy a tomar por culo. ¡No, tampoco me voy a tomar por culo literalmente! —exclamó, indignado.
—Una forma de hablar, ¿hmm? —Quizá sí… O quizá no. Se encogió de hombros. Seguramente dijese la verdad, y tampoco quería meterse en ese tipo de jaleos.
Se acercó hasta su coctelera de plástico y la tomó, con los hombros caídos.
—Joder, ¿por qué tuviste que tirarlo? —preguntó, apenado—. Treinta gramos de proteína y diez de creatina a la puta, como diría Daruu. —Iba a tener que encontrar un buen sitio para comer si quería cubrir la ingesta marcada para aquel día. Eso hablando de la proteína. De la creatina era prácticamente imposible. Tendría que atiborrarse a atún, o a arenque. No era muy factible.
«Me cago en todo, hostia».
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
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Daruu volvió a golpearse la frente con la palma de la mano, con gesto hastiado.
—Era sólo una forma de hablar, idiotas. Me voy a la puta. De que me voy a tomar por culo. ¡No, tampoco me voy a tomar por culo literalmente! —añadió, indignado, y Ayame se vio obligada a cerrar la boca.
Porque había estado a punto de preguntar si de verdad se iba a ir con una prostituta a que le hicieran el amor por detrás.
—Una forma de hablar, ¿hmm? —masculló el Uchiha, antes de encogerse de hombros. Poco después se acercó hasta el recipiente de plástico y la recogió, abatido, con el cariño de una madre—. Joder, ¿por qué tuviste que tirarlo? Treinta gramos de proteína y diez de creatina a la puta, como diría Daruu.
Ayame, sonrojada hasta las orejas, dejó caer también los hombros con un doloroso nudo en el pecho.
—Lo... lo siento... —balbuceó, profundamente arrepentida. Hizo una breve pausa, mordiéndose el labio inferior, y un rato después añadió—: Yo... no sé de lo que estás hablando... pero... si puedo hacer algo por compensarlo... ¡Ya sé! ¡Te puedo invitar a la comida!
Daruu suspiró, aliviado. Al final las aguas del río habían vuelto a su cauce. Ayame y Datsue seguían siendo dos trenes conduciendo por la mísma vía y en sentidos opuestos, pero al menos ahora siempre tenían a mano la palanca del freno manual para evitar un choque.
—Joder, ¿por qué tuviste que tirarlo? —preguntó Datsue, apenado—. Treinta gramos de proteína y diez de creatina a la puta, como diría Daruu.
—Lo... lo siento... —balbuceó Ayame, profundamente arrepentida. Hizo una breve pausa, mordiéndose el labio inferior, y un rato después añadió—: Yo... no sé de lo que estás hablando... pero... si puedo hacer algo por compensarlo... ¡Ya sé! ¡Te puedo invitar a la comida!
Daruu se adelantó un paso con una gran sonrisa y chocó las palmas de las manos con renovado entusiasmo.
—¡Ey! ¿¡Y qué os parece si nos hacemos unas pizzas!?
¡Wow, gran idea! ¡Súper nutritiva! ¡Súper saludable! ¡Datsue estaba de suerte!
Los ojos de Datsue brillaron con el símbolo del ryō cuando Ayame propuso invitarle a comer. Había sido una putada perder ese batido de proteínas, sí. Pero, ¿qué eran? Treinta gramos, y la bolsa que compraba él venían unos cinco kilos. Era algo cara, pero en proporción una buena comilona en un restaurante valía mucho más.
Carraspeó y puso cara pensativa, como si en verdad lo estuviese meditando.
—Hmm… ¡Hmmm…! No sé yo si… Bueno, venga. Vale.
—¡Ey! ¿¡Y qué os parece si nos hacemos unas pizzas!? —sugirió Daruu de pronto.
Hombre, antaño hubiese dicho que sí a la primera. De hecho, el mero hecho de recordar su sabor hizo que se le hiciese la boca agua. ¿Y si hacía una excepción a la dieta? Aunque realmente eran una bomba de calorías y… Y él necesitaba grasas sanas. Proteínas sanas. Vitaminas. En definitiva, ¡nutrientes para sus músculos!
—Pues, no sé… Es una idea buena, pero… No tenemos cocina. Ni ingredientes. ¿De dónde narices sacamos todo eso, hmm? —quiso saber—. ¿No será mejor ir a un restaurante y ya?
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Datsue tardó algunos segundos en responder. Parecía pensativo, aunque a Ayame no le pasó desapercibido el brillo que destelló en sus ojos zorrunos.
—Hmm… ¡Hmmm…! No sé yo si… Bueno, venga. Vale —terminó accediendo, con fingida reticiencia.
—¡Genial! Entonces...
—¡Ey! ¿¡Y qué os parece si nos hacemos unas pizzas!? —sugirió Daruu, con una palmada llena de entusiasmo.
—¿La pizza tiene proteínas y la... la... la... cretina esa? —preguntó Ayame extrañada, mirando a Datsue de reojo.
—Pues, no sé… —meditó el Uchiha, aparte de la pregunta hecha por Ayame—. Es una idea buena, pero… No tenemos cocina. Ni ingredientes. ¿De dónde narices sacamos todo eso, hmm? ¿No será mejor ir a un restaurante y ya?
—Eso es cierto... No sé tú, pero yo desde luego no llevo en la mochila harina, ni aceite, ni mucho menos un horno —rio la kunoichi.
Daruu suspiró, negó con la cabeza y se llevó la mano a la frente, una vez más. Algo le decía que no sería la última con aquellos dos.
—A ver, cuando alguien dice "nos hacemos unas pizzas" —explicó, con la paciencia de un padre—, no tiene por qué decirlo de forma literal. A ver, ya sé que teniéndome a mí delante, y conociendo que soy un maestro de las pizzas —dijo ceremoniosamente, señalándose el pecho con la mano—, es normal que penséis que os podría cocinar las mejores que hayáis probado en la vida una vez más. Lo sé, lo sé, no digáis nada. —Les mostró la palma de una mano y desvió la mirada, sonriendo—. Pero no era eso a lo que me refería.
»Hace tiempo fui a una pizzería aquí, en el Valle, cerca de la sierra. Con Yota, ¿lo conocéis, no? ¿El kusajin? Pues podemos ir a esa, a "hacernos unas pizzas". ¿No lo entendéis? ¡Era figuradamente!
—Vaya que si conozco a Yota. —¡Cómo para no acordarse de él!—. El muy cabrón me atacó por la espalda. ¡Por la puta espalda! —bufó, furioso, aunque había prometido pasar página de todo aquello.
Tomó aire y suspiró con lentitud. Sí, mejor pasar página.
—Pues me amparo al Derecho del Invitado, recogido en el Constitución de Oonindo, para elegir sitio, y… Prefiero otro lado, tío —le confesó a Daruu—. Que hoy hice pierna, y eso demanda muchísimo. Necesito algo más contundente. Y si os apetece, ya de noche, nos vamos a cenar unas pizzas ligeras. —Y todos contentos.
El Uchiha recogió sus cosas mientras explicaba a Ayame que lo que él necesitaba era creatina, no cretina. Les contó los muchos beneficios a los que se le asociaba, y lo difícil que era encontrarla en alimentos. Al menos en cantidad. Los mejores alimentos para ello eran el arenque, el sushi, el atún y el pollo.
—¿Sabías que con la creatina absorbes más agua? —le soltó, sabiendo que aquel punto podía interesarle más que los otros cincuenta aspectos que había leído en libros de nutrición—. En plan, no sé explicarlo muy bien. Pero que aumenta la retención de agua intracelular, o una movida así. No confundir con retención de líquidos, ¿eh? —Él lo había confundido al inicio, descartando la toma de ese suplemento por ese inconveniente—. Esta como te digo favorece para absorberla dentro de las células. Vamos, que gracias a ella soy… —esbozó una sonrisa pícara—, más agua.
»Por cierto —dijo tras un rato, cambiando de tema—. ¿Vosotros conocéis a Roga? Un chavalín muy ducho con el Raiton, de vuestra Villa —especificó.
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—A ver, cuando alguien dice "nos hacemos unas pizzas" —explicó, con suma paciencia—, no tiene por qué decirlo de forma literal. A ver, ya sé que teniéndome a mí delante, y conociendo que soy un maestro de las pizzas —añadió, hinchando el pecho como un pavo real en la época de celo. Ayame no pudo sino alzar una ceja, divertida con la situación—, es normal que penséis que os podría cocinar las mejores que hayáis probado en la vida una vez más. Lo sé, lo sé, no digáis nada. Pero no era eso a lo que me refería. Hace tiempo fui a una pizzería aquí, en el Valle, cerca de la sierra. Con Yota, ¿lo conocéis, no? ¿El kusajin? Pues podemos ir a esa, a "hacernos unas pizzas". ¿No lo entendéis? ¡Era figuradamente!
—Claro que lo conozco, si le hemos visto juntos más de una vez —replicó Ayame, pero lejos de mostrar la alegría propia de hablar de un amigo en común se le ensombreció súbitamente el rostro.
—Vaya que si conozco a Yota. El muy cabrón me atacó por la espalda. ¡Por la puta espalda! —bufó Datsue, furioso.
Ayame se volvió hacia el Uchiha, sorprendida por sus palabras. Aunque no tardó más que unos segundos en darse cuenta de que debía estar hablando, una vez más del altercado del Examen de Chunin.
«Es increíble la cantidad de versiones diferentes que conozco de una misma historia.» Pensó para sus adentros. No estaba dispuesta ni lista a enfrascarse de nuevo en aquella discusión sin salida donde cada bando tenía su particular visión de lo ocurrido.
—Pues me amparo al Derecho del Invitado, recogido en el Constitución de Oonindo, para elegir sitio, y… Prefiero otro lado, tío —terminó por responder Datsue—. Que hoy hice pierna, y eso demanda muchísimo. Necesito algo más contundente. Y si os apetece, ya de noche, nos vamos a cenar unas pizzas ligeras.
—¿Existe el Derecho del Invitado...? —se preguntó Ayame en voz baja, dirigiendo una mirada de reojo a su compañero. Sabía bien que no le iba a sentar nada bien la réplica del Uchiha, pero parecía que la decisión estaba tomada.
Y así, mientras Datsue recogía sus cosas para partir, le explicó a Ayame lo que era la dichosa creatina, con sus múltiples beneficios y lo escasa que era en los alimentos de forma natural. La muchacha le prestaba atención, como hacía siempre que se enfrentaba a algo desconocido, pero no podía evitar mostrarse algo recelosa ante algo así que, a su juicio, bordeaba el límite entre lo que debería considerar como droga y lo que no.
—¿Sabías que con la creatina absorbes más agua? —le soltó de repente, captando su atención—. En plan, no sé explicarlo muy bien. Pero que aumenta la retención de agua intracelular, o una movida así. No confundir con retención de líquidos, ¿eh? Esta como te digo favorece para absorberla dentro de las células. Vamos, que gracias a ella soy… más agua —añadió, con una sonrisa cargada de complicidad.
—Pero yo no quiero absorber el agua, ¡el agua es parte de mí! —replicó Ayame, contrariada—. Ser el agua es algo más que todo eso. Ser el agua es fundirte con ella, moldearla, manejarla a tu voluntad. Cuando yo digo que yo soy el agua es algo literal, porque lo soy. Tú... Tú puedes ser Los ojos. ¡Sí, eso te pega!
—Por cierto —dijo al cabo de un rato—. ¿Vosotros conocéis a Roga? Un chavalín muy ducho con el Raiton, de vuestra Villa.
—¿Roga? —preguntó Ayame, haciendo memoria—. ¡Ah, sí, Roga! ¡El músico! Luché una vez contra él, sí. ¿Por qué lo dices?
18/11/2019, 20:55 (Última modificación: 18/11/2019, 20:55 por Amedama Daruu.)
Que sí, que sí. Que Datsue se había vuelto un puto fanático del gimnasio, no había más que verlo. Y a Daruu, cuando eso interfería directamente con su deseo de comer pizza, no le sentaba bien. Ya cuando le había contestado que todos contentos, él había refunfuñado y se había cruzado de brazos, dándoles la espalda y poniéndose a dar patadas a piedrecitas que había alrededor del templo. Luego ya se puso a hablar encima sobre creatina o no se qué pollas que a Daruu le interesaban una mierda y ya lo que hacía era imitarle haciendo burlas mientras encaraba a un árbol del camino. Pero qué payaso.
Tras una discusión entre Ayame y Datsue sobre quién era más agua, el Uchiha dijo algo que hizo reaccionar a ambos.
—¿Roga? —preguntó Ayame, haciendo memoria—. ¡Ah, sí, Roga! ¡El músico! Luché una vez contra él, sí. ¿Por qué lo dices?
Daruu se dio la vuelta de golpe.
—¿Ambos conocéis a Roga? —dijo, incrédulo. Luego, se preguntó cómo no le había contado su historia con Roga a Ayame—. Yo hice una misión con él. Un asunto muy turbio. —Se señaló con el pulgar—. Ya os lo cuento comiendo. —«Comiendo en el sitio de mierda al que nos lleve Datsue, claro.»
—Creo que ya tengo demasiados apodos como para añadirme otro —declinó amablemente la oferta—. Pero a Daruu le pega, ahora que recuperó los suyos.
Por lo que pudo ver, los dos conocían a Roga, y algo le decía que ambos se llevaban bien con él. Cuando Ayame le preguntó la razón tras la pregunta, se limitó a encogerse de hombros.
—Por saberlo. Coincidí con él hace un tiempo.
Por el momento, prefirió no contarles que el muy hijoputa le había clavado un Chidori en la espalda. Sí, por lo que se veía en Oonindo la gente era aficionada a atacarle por detrás. Yota, Roga… y no podía olvidarse de la propia Ayame. Con Roga había sido el peor de todos: acababa de salvarle la vida al muy malnacido cuando este decidió traicionarle. ¿Que el Chidori se lo había realizado a un clon suyo? Bueno, detalles sin importancia. Mejor disfrutar del día que les quedaba juntos y no remover las aguas con más rencores innecesarios, que suficientes habían tenido ya.
Prefirió optar por contarles acerca de su relación con Aiko —de su no relación, más bien—, y de que llevaba un tiempo medio saliendo con una chica llamada Urami, a quien había rescatado en una misión en el País de la Tierra. Todo ello mientras comían shabu-shabu, en un restaurante cuya especialidad era precisamente esa y cuyos precios no eran muy caros. Eso sí, aprovechando que le invitaban, el Uchiha se puso las botas. Repitió varias veces y pidió una ensalada con atún de extra para quedar satisfecho con las ingestas calóricas del día.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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