Cosa Nostra

[Himura Ren]

— ¿Y tu señora sería la Arashikage?

— Pues... ¿Supongo? — contestó volviendo la mirada al frente, dudosa. — Osea, suelen defender a grandes señores feudales y luchar en su nombre, como una especie de muestra de poderío de aquella persona a la que representa — enmudeció durante varios segundos, antes de seguir la conversación, para recordar nuevamente la terrorifica visión que tenía sobre la lider de su aldea por los relatos que le había contado. — Aunque yo creo que la Arashikage no necesita mucha protección, en todo caso el resto del mundo lo necesita de ella...

[Himura Hana]

— Pues... ¿Supongo? Osea, suelen defender a grandes señores feudales y luchar en su nombre, como una especie de muestra de poderío de aquella persona a la que representa Aunque yo creo que la Arashikage no necesita mucha protección, en todo caso el resto del mundo lo necesita de ella...

Por eso mismo le sonaba tan raro que Ren tuviese como ideal proteger a su kage. Normalmente los kages son los ninjas más poderosos de cada villa, o por lo menos, de los más poderosos. Si no cualquier descerebrado intentaría matarlos para hacerse con el sombrero.

Y sobre los señores feudales, bueno, mejor no entrar demasiado en el tema. Eran los mismos que habían decidido convocar ese torneo cuando las villas estaban más tensas entre ellas. Igual no eran los tipos más avispados de Onindo.

— Entonces, si quieres parecerte a los samurai, ¿no deberías buscarte alguien a quien proteger? ¿Y qué codigo de honor tienes? ¿El de no matar y proteger a los debiles? Nunca me has hablado de eso.

No parecía que Ren hubiese tomado el camino del samurai con mucho más que la espada, lo cual extrañaba a Hana. Bien que se le iban los ojos a cualquiera de ellos que pasase cerca.

[Himura Ren]

— Entonces, si quieres parecerte a los samurai, ¿no deberías buscarte alguien a quien proteger? ¿Y qué codigo de honor tienes? ¿El de no matar y proteger a los debiles? Nunca me has hablado de eso.

— U-Uhm... — aquellas preguntas la incomodaron bastante, pero la que realmente parecía molesta era Hana.

Tanto el código como una persona por la que sacrificar su vida, eran cosas que tenía que haber resuelto desde un principio si su objetivo principal era volverse una samurai de renombre. Continuó caminando de brazos durante un rato pensando en lo que le había dicho Hana, pero también recordó parte de la bronca de Nanashi; ahora lo comprendía mejor, solo quería ser samurai por el manejo de la espada y similares. Y pese a saber que cosas como aquel código y su honor, lo había apartado sin darse cuenta a un segundo plano. La joven solo se dedicó entonces a seguir a Hana, mientras intentaba hacer memoria y aclarar sus ideas.

[Himura Hana]

— U-Uhm...

Ren se quedó callado, cavilando. Hana aprovechó para hacer lo mismo, de un tema muy diferente.

Porque por mucho que intentase esconderlo, que intentase volver a tener la misma relación de antes con Ren, no podía. Algo había cambiado. No podía confiar en ella.

Quería hacerlo y ahora mismo era fácil porque estaba con ella, pero sentía que en cuanto la perdiera de vista pensaría que la había vuelto a abandonar. Siempre tendría la sensación de que un día Ren simplemente se marcharía sin decirle nada. Porque ya lo había hecho.

Así fueron caminando, la expresión de Hana ensombreciendose mientras Ren pensaba en samuráis hasta que el Lago Partido apareció ante ellas.

[Himura Ren]

La visión del lago la devolvió un poco a la realidad; estaba realmente agradecida por haber ido hasta allí, ya que lo que más quería en aquel torneo, era visitar todo lo que pudiera de la ciudad y empaparse de su cultura. El largo puente que dividía a masa de agua era bastante ancho, y no estaba muy concurrido a aquellas horas; la mayoría de la gente estaría en las cercanías del estadio o en el susodicho.

— Nee ¿qué otros sitios podemos visitar? Aunque sea otro día — dijo buscando la mirada de la rubia. — Como tenemos todavía combates y entrenar, que te parece si cuando acabemos el siguiente combate, visitamos otro lugar — añadió con un ligero rubor y unos brillantes ojos ilusionados; sería una de las mil y una cosa que para Ren, sería para seguir disculpándose por su error garrafal.

[Himura Hana]

Hana habia pasado varias veces ya por el Lago Partido, la visión del mismo solo hizo que profundizara en su ensimismamiento. La superficie cristalina del agua le despertaba preguntas que poco tenían que ver con el lago. ¿Qué iba a hacer con Ren?

No... No era capaz de saber qué tenía que hacer. ¿Por qué no podía simplemente olvidarlo? Algo la retenía, una espinita clavada, había algo que resolver y no sabía el qué ni como resolverlo.

Por suerte, la voz de la amejin sí la devolvió a la realidad.

— Claro, y así nos contamos como nos han ido los combates. Yo quiero visitar los templos, así que después del próximo combate podríamos ir. Aunque igual tú preferirías algún otro sitio. — no pronunció la palabra samurái, pero estaba ahí, el gran interés de Ren.

El cambio de actitud en Hana era evidente. Tenía una media sonrisa forzada en comparación a la felicidad desbordante de antes. Pasado el momento, las dudas habían vuelto a ella.

— Dime, Ren. ¿Podemos hablar de lo que ha pasado?

No quería sacar el tema a bocajarro pero tenia que sacarlo. Aún tenía cosas que preguntar y que responder.

[Himura Ren]

—Claro, y así nos contamos como nos han ido los combates. Yo quiero visitar los templos, así que después del próximo combate podríamos ir. Aunque igual tú preferirías algún otro sitio.

— ¡Oh, suena super interesante! — no tardó entonces en sentarse en uno de los laterales del puente, dejando sus piernas colgando y entre ellas, una de las vigas de las barandillas; con la intención de no resbalarse y darse un chapuzón.

— Dime, Ren. ¿Podemos hablar de lo que ha pasado?

— Oh... Si... Claro... — y su rostro también se ensombreció; supuso que se referiría al mal trago que le hizo pasar, dejándola de lado, insultándola e ignorándola, para acabar estallando en una desagradable pelea.

Ren comprendía el daño que había hecho, pensaba que había sido una herida muy profunda, y que llevaría mucho tiempo que Hana le perdonara tras aquella pataleta.

[Himura Hana]

— Oh... Si... Claro...

Sabía que no iba a ser agradable para ninguna de las dos, pero no podía quitarselo de la cabeza. No acababa de entender por qué se había enfadado y sabía que si le preguntaba directamente no conseguiría una respuesta.

— Ren, ¿confías en mí?

Era una pregunta sencilla, que seguramente la amejin no tuviese problemas en contestar. Para Hana era solo el principio.

[Himura Ren]

— Ren, ¿confías en mí? — aqui venía lo que tenía pinta de ser no solo una charla larga, si no además bastante desagradable seguramente.

— Si, claro que confio en ti... Es solo que... — intento volver a ponerse en la misma situación que días atrás; recordando el porqué se había enfadado, solo que esta vez estaba cabizbaja, mirando el inmenso lago que se extendía frente a ella y eso que era solo la mitad de este. — No sé... No soporto que me mientan, por muy tonto que sea el comentario.

Se aferró al póster, disgustada y ahora sin ganas de conversar ¿seguro que quería darle más vueltas a ese asunto? Sería como volver a abrir una herida y echarle sal, pensó.

[Himura Hana]

— Si, claro que confio en ti... Es solo que... No sé... No soporto que me mientan, por muy tonto que sea el comentario.

Viendo que Ren había malinterpretado su intención levantó las manos hacia ella, intentando decirle que no pasaba nada.

— No, no. Si no es por eso. Entiendo que eso fue un malentendido, pero... Ren, necesito tener la certeza de que confías en mi. ¿Harías una cosa por mí? — esperaría a que la morena hiciese un minimo gesto de aprobación o de afirmación para continuar. — Ven.

Hana empezaría a andar, encima del puente que cruzaba el lago, hasta que llevasen unos metros, no estaban ni cerca del centro pero tampoco estaban cerca de la orilla. Había una barandilla que hacia casi imposible caerse del puente al agua. Hana se apoyó en la barandilla, deteniendo la marcha.

— Súbete a la barandilla y cierra los ojos, mirando hacia el puente. Es... por una cosa. Todo para demostrar la confianza que tienes en mí.

La expresión de la rubia era una picara. Fueran cuales fueran sus planes, desde luego no eran puros y aún menos inocentes.

[Himura Ren]

— No, no. Si no es por eso. Entiendo que eso fue un malentendido, pero... Ren, necesito tener la certeza de que confías en mi. ¿Harías una cosa por mí?— confusa ante aquellas palabras, se limitó a seguirla por el puente ¿qué es lo que quería hacer?

— Súbete a la barandilla y cierra los ojos, mirando hacia el puente. Es... por una cosa. Todo para demostrar la confianza que tienes en mí.

— ¿E-E-Eh? — respondió sorprendida sin saber que hacer. Si se caía al agua, segurísimo que pescaba un resfriado, y si no se subía sería señal automática de que no confiaba en ella. Miró preocupada la barandilla, no tendría ningún problema en mantener el equilibrio en principio, y debía contentar a Hana como fuera; otro hecho para enmendar su error. Subió entonces con cuidado, quedándose agazapada sobre la barandilla un momento antes de ponerse de pie, mirando hacia Hana. — ¿A-Así está bien? — desvió un poco la mirada, observando la tranquilidad del agua.

[Himura Hana]

— Perfecto, ahora cierra los ojos y ten cuidado de no caerte.

Fue todo lo que dijo Hana, mirando a Ren con una sonrisa cada vez más ancha. Podía ver el nerviosismo de Ren, las dudas en su cabeza, el por qué le estaba pidiendo esto. Ni siquiera la rubia lo sabía muy bien, tenía ideas, sueltas e inconexas. Alguna de ellas haría. De momento solo le quedaba disfrutar del nerviosismo de Ren.

[Himura Ren]

— Perfecto, ahora cierra los ojos y ten cuidado de no caerte.

Su rostro se volvió aún más confuso, esbozando un intento de sonrisa más que nerviosa. Cerró los ojos inspirando fuertemente; el mal trago que ella esperaba al final no iba a ser una molesta conversación, sino hacer el payaso durante un buen rato. Solo faltaba que le pusiera una bolita roja en la nariz y unas ropas vistosas; espectadores ya tenía, los pocos transeúntes del puente torcían la mirada al pasar por el lado mirando a la genin de la lluvia sobre la barandilla.

[Himura Hana]

Finalmente, Ren cerró los ojos. Oiría todo, de forma algo exagerada, tal vez fuese por tener un sentido menos al que prestar atención o por la expectativa de ver qué hacía Hana, porque si algo estaba claro, es que algo iba a hacer.

Oiría el crujir de la madera del puente, sentiría una vibración extraña en la planta de sus pies, como si algo o alguien estuviese subiéndose también a la barandilla. Tal vez pudiese sentir la respiración de ese alguien, pero ya sería demasiado tarde. Una mano agarraría su camiseta, atrayendola hacia un lateral para ser frenada de golpe. Sus labios se encontrarían con otros y se fundirían en un breve beso, porque antes de que Ren pudiese siquiera reaccionar, la misma mano que la había atraido, la empujaría al vacío.

La amejin caería al frio agua, pero no lo haría sola. Justo cuando fuese a resurgir del agua del lago para tomar aire sentiría un montón de agua salpicándola de alguien que había aterrizado a su lado. Tras un buen torrente de burbujas aparecería Hana, con su pelo ahora oscuro pegado a la cara pero riéndose a carcajada limpia.

[Himura Ren]

Nerviosa se debatía en que querría que hiciera, si dejarse caer hacia delante para que ella la cogiera, o tal vez que se diera cuenta de que no la empujaría al agua. De ser esto último deseaba que no estuviera demasiado fría. Notó como alguien se apoyó también y subió, colocándose a su lado y obligando a girarse, se dejó llevar con torpeza y miedo a caer; el agua estaría fría pero la madera del puente no sería blanda. Y antes de poder reaccionar, le tiraron de la camisa para robarle lo que sería el primer beso de la joven de la lluvia, o por lo menos el primero estando consciente; y ambos robados por la misma persona.

Sus ojos se abrieron como platos, viendo el suave rostro de la rubia que poco después la empujo directa al agua. Fue una caida lenta, excesivamente lenta, por lo menos para ella ¿Qué había sido eso? ¿Qué acababa de pasar? ¿Y por qué mientras caía solo podía fijarse en la silueta de Hana? No fue más de unos breves segundos antes de que su cuerpo entrara en contacto con el agua, pero le parecieron eternos. Y ahora bajo la cristalina capa y una masa de burbujas que desaparecía con velocidad, se hundió brevemente como si fuera de plomo, seguía en shock hasta unos eteneros segundos después, antes de recuperarse y sacar la cabeza del agua. Hana también había saltado a su lado.

— ¿¡P-P-P-P-P-Pero y a tí que te pasa!? — dijo enojada y con un nerviosismo en el cuerpo que jamas antes había sentido, adornado con un fuerte rubor y el pulso muy acelerado.