5/08/2016, 15:29
(Última modificación: 5/08/2016, 15:33 por Inuzuka Nabi.)
—Agua, agua... ¿Por qué habría de dártela cuando un miembro de tu jodida aldea intentó cortarme la cabeza hace un buen tiempo, ah? no me digas que no lo recuerdas, tú estabas ahí.
De espaldas no tenía ni furcia idea de si era conocido o un completo extraño, aunque viéndolo de cerca y de cara sí que le sonaba. Pero... ¿de qué? Se serenó un poco por su propia fuerza de voluntad, porque el cabrón azulito no soltó ni una gota de agua. La boca le sabía a suela de zapato shinobi pasado por barro de Sunagakure. Aún así su cerebro seguía funcionando con toda la normalidad con la que funciona cada día.
Nabi no era racista, no recordaba a nadie por su color de piel o incluso por sus rasgos tan característicos, sino por su villa. Alzó la vista para ver el rostro de Kaido y sus ojos toparon con su bandana.
"Hostias, el Amegakurense que mató Kazuma. Cómo olvidarlo. Desde luego, que rencorosos son los lluviosos estos."
El rubio fue a contestarle al pitufo venido a más que tanto rencor le guardaba por algo que ni siquiera hizo él. Sí, fue un compañero de equipo suyo, pero eso él no lo sabía. En cuanto abrió la boca para dejar a ese patán amegakuriense por los suelos con su fluida dialéctica se acordó, o más bien su cuerpo se acordó por él, que tenía todo el sistema del habla más seco que el cerebro de un takigakuriense. La volvió a cerrar, carraspeó y se mordió levemente la lengua para forzar lo que podría ser la última salivación de su vida, su corta pero emocionante vida.
— Veras, querido amigo mutante azulado, no me parece adecuado que vayas por ahí echando pestes y diciéndome que no me das agua porque un compañero de villa mio te intentó cortar el cuello, fue una noche loca. Yo podría odiarte por lo que hizo tu compañera de villa, Aotsuki Ayame en la final, pero no lo hago. Se llama individualizar las culpas. Y además, estás vivo, deja de llorar, hombre.
Su voz sonaba más ronca a causa de la sequedad bucal. La intención del rubio era dejar atrás al escualo para seguir con su búsqueda de líquido, dicha intención fue forzada a un segundo plano ante la intromisión de un tercer shinobi.
— ¡Eh, Nabi! ¡Qué casualidad! ¿Éste es amigo tuyo? Encantado, yo soy Riko.
— No, de hecho acaba de decir que quiere matar a Kazuma. — Y ya se estaban dando la mano.
En cuanto las manos de esos dos locos se separaron Nabi agarró a Riko de su camisa interior y lo acercó a él hasta que sus narices casi se tocaban.
— Agua, Riko, dame agua.
Su voz ronca y sus ojos de loco deberían ser suficiente para hacerle entender al chico que necesitaba esa bebida de forma urgente.
De espaldas no tenía ni furcia idea de si era conocido o un completo extraño, aunque viéndolo de cerca y de cara sí que le sonaba. Pero... ¿de qué? Se serenó un poco por su propia fuerza de voluntad, porque el cabrón azulito no soltó ni una gota de agua. La boca le sabía a suela de zapato shinobi pasado por barro de Sunagakure. Aún así su cerebro seguía funcionando con toda la normalidad con la que funciona cada día.
Nabi no era racista, no recordaba a nadie por su color de piel o incluso por sus rasgos tan característicos, sino por su villa. Alzó la vista para ver el rostro de Kaido y sus ojos toparon con su bandana.
"Hostias, el Amegakurense que mató Kazuma. Cómo olvidarlo. Desde luego, que rencorosos son los lluviosos estos."
El rubio fue a contestarle al pitufo venido a más que tanto rencor le guardaba por algo que ni siquiera hizo él. Sí, fue un compañero de equipo suyo, pero eso él no lo sabía. En cuanto abrió la boca para dejar a ese patán amegakuriense por los suelos con su fluida dialéctica se acordó, o más bien su cuerpo se acordó por él, que tenía todo el sistema del habla más seco que el cerebro de un takigakuriense. La volvió a cerrar, carraspeó y se mordió levemente la lengua para forzar lo que podría ser la última salivación de su vida, su corta pero emocionante vida.
— Veras, querido amigo mutante azulado, no me parece adecuado que vayas por ahí echando pestes y diciéndome que no me das agua porque un compañero de villa mio te intentó cortar el cuello, fue una noche loca. Yo podría odiarte por lo que hizo tu compañera de villa, Aotsuki Ayame en la final, pero no lo hago. Se llama individualizar las culpas. Y además, estás vivo, deja de llorar, hombre.
Su voz sonaba más ronca a causa de la sequedad bucal. La intención del rubio era dejar atrás al escualo para seguir con su búsqueda de líquido, dicha intención fue forzada a un segundo plano ante la intromisión de un tercer shinobi.
— ¡Eh, Nabi! ¡Qué casualidad! ¿Éste es amigo tuyo? Encantado, yo soy Riko.
— No, de hecho acaba de decir que quiere matar a Kazuma. — Y ya se estaban dando la mano.
En cuanto las manos de esos dos locos se separaron Nabi agarró a Riko de su camisa interior y lo acercó a él hasta que sus narices casi se tocaban.
— Agua, Riko, dame agua.
Su voz ronca y sus ojos de loco deberían ser suficiente para hacerle entender al chico que necesitaba esa bebida de forma urgente.
—Nabi—