9/08/2016, 20:43
(Última modificación: 9/08/2016, 20:46 por Umikiba Kaido.)
—Veras, querido amigo mutante azulado, no me parece adecuado que vayas por ahí echando pestes y diciéndome que no me das agua porque un compañero de villa mio te intentó cortar el cuello, fue una noche loca. Yo podría odiarte por lo que hizo tu compañera de villa, Aotsuki Ayame en la final, pero no lo hago. Se llama individualizar las culpas. Y además, estás vivo, deja de llorar, hombre.
La respuesta de Nabi le dejó pensando. Razón tenía en parte por el simple hecho de que, en realidad, ni él ni nadie de los de Uzushio que se encontraban reunidos en esa extraña noche había motivado a Kazuma a hacer lo que hizo. Lo que él hiciera no era, quizás, culpa de los demás. Y aunado a ello, se atrevió a hablar de alguien de su aldea, aunque ésta no haya hecho más que patearle el culo a Eri-chan hasta que la mujer terminara rindiéndose por miedo a perder estrepitosamente. Todo lo que vino después, incluyendo el ataque del Shukaku, no era culpa de ella ni de los presentes.
«Este tío es tonto...»
Sin embargo, el rubio había argumentado un buen punto. Pero ni aquella verdad iba a ser suficiente como él cambiara de parecer sobre la persona que le rebanó el cogote, ni mucho menos su percepción generalizada sobre la gente que compartía su misma bandana. Y sin embargo, tenía que aceptar que tanto Eri, por ejemplo; como Yota —éste último con unas cuantas excepciones—. debían salir de ese paquete.
— No, de hecho acaba de decir que quiere matar a Kazuma.
—Yo no he dicho que vaya a matarlo, aunque mala idea no es; por supuesto. Sin embargo...
—A ver, no conozco a ese tal Kazuma pero... ¿Por qué quieres matarle?
Kaido suspiró cansinamente, y cerró los ojos. Sacó las manos de los bolsillos, y sólo luego de que Riko le hubiese dado el agua a su compañero, él se acercaría y tomaría al rastas de los hombros para moverlo hacia atrás, un par de centímetros.
—Mira, la cosa va así; Riko. Imagina que estás en un lugar, reunido con unas diez personas de diferentes procedencias. Nadie sabe el por qué llegamos hasta allí, pero lo cierto es que no había ni uno de nosotros que no buscase lo mismo: una esfera flotante mágica y especial, partida por la mitad; y se necesita encontrar la otra para... no tengo ni puta idea, pero tenías qué, ¿entiendes? —en su cara se podía notar que hasta le costaba creer lo que estaba contando, pero a su vez; la seriedad de su rostro daba veracidad a la historia—. entonces como es de esperar, éste guapetón azulado tenía una en su posesión. Y por esa simple razón, el jodido Kazuma alias "pelitos de chocho viejo" se acercó por la espalda mientras yo tenía una plácida conversación con alguien y...
¡Zas! me cortó el cuello.
Se cruzó de brazos y continuó.
—Claro que el tiburón de Amegakure no podía morir por un ataque tan nimio como ese, y henos aquí reunidos; buscando a quién echarle la culpa de semejante agravio hacia mi humilde persona.
La respuesta de Nabi le dejó pensando. Razón tenía en parte por el simple hecho de que, en realidad, ni él ni nadie de los de Uzushio que se encontraban reunidos en esa extraña noche había motivado a Kazuma a hacer lo que hizo. Lo que él hiciera no era, quizás, culpa de los demás. Y aunado a ello, se atrevió a hablar de alguien de su aldea, aunque ésta no haya hecho más que patearle el culo a Eri-chan hasta que la mujer terminara rindiéndose por miedo a perder estrepitosamente. Todo lo que vino después, incluyendo el ataque del Shukaku, no era culpa de ella ni de los presentes.
«Este tío es tonto...»
Sin embargo, el rubio había argumentado un buen punto. Pero ni aquella verdad iba a ser suficiente como él cambiara de parecer sobre la persona que le rebanó el cogote, ni mucho menos su percepción generalizada sobre la gente que compartía su misma bandana. Y sin embargo, tenía que aceptar que tanto Eri, por ejemplo; como Yota —éste último con unas cuantas excepciones—. debían salir de ese paquete.
— No, de hecho acaba de decir que quiere matar a Kazuma.
—Yo no he dicho que vaya a matarlo, aunque mala idea no es; por supuesto. Sin embargo...
—A ver, no conozco a ese tal Kazuma pero... ¿Por qué quieres matarle?
Kaido suspiró cansinamente, y cerró los ojos. Sacó las manos de los bolsillos, y sólo luego de que Riko le hubiese dado el agua a su compañero, él se acercaría y tomaría al rastas de los hombros para moverlo hacia atrás, un par de centímetros.
—Mira, la cosa va así; Riko. Imagina que estás en un lugar, reunido con unas diez personas de diferentes procedencias. Nadie sabe el por qué llegamos hasta allí, pero lo cierto es que no había ni uno de nosotros que no buscase lo mismo: una esfera flotante mágica y especial, partida por la mitad; y se necesita encontrar la otra para... no tengo ni puta idea, pero tenías qué, ¿entiendes? —en su cara se podía notar que hasta le costaba creer lo que estaba contando, pero a su vez; la seriedad de su rostro daba veracidad a la historia—. entonces como es de esperar, éste guapetón azulado tenía una en su posesión. Y por esa simple razón, el jodido Kazuma alias "pelitos de chocho viejo" se acercó por la espalda mientras yo tenía una plácida conversación con alguien y...
¡Zas! me cortó el cuello.
Se cruzó de brazos y continuó.
—Claro que el tiburón de Amegakure no podía morir por un ataque tan nimio como ese, y henos aquí reunidos; buscando a quién echarle la culpa de semejante agravio hacia mi humilde persona.