15/11/2016, 21:56
La kunoichi de pelo azul había hecho una excelente demostración de sus habilidades curativas tratando la herida del joven Arima. Mizumi Eri sería el nombre de aquella muchacha que sin mucha dificultad despertaba cierta ternura en el interior de su persona, como esos peluches gigantes a los cuales debes darle un abrazo.
¡Chii! Pero no se lo diga a mamá... Por favor.
Al terminar de escuchar esas palabras sintió como una fuerza muy repentina lo empujaba con mucha fuerza hacía abajo y a la vez lo sacaba de equilibrio haciendo que se desplazara unos metros. El dolor sin duda alguna no se quedaría atrás, menudo tortazo se había llevado. Pero no tenía la mas remota idea de que había pasado exactamente.
¿Qué...? ¿Qué pasó?
Pensaba en el piso, no se había movido después de que la fuerza de la técnica terminase y no lo impulsara más. Como una especie de muñeco de trapo. No estaba entendiendo nada.
No te preocupes, Eri, el gran Nabi, salvador de galaxias, ha vuelto a salvarte del...
¿Nabi...? ¿Quién es Nabi...?
No estaba viendo nada tampoco pues su cabeza miraba hacía el piso y su bandana se habría aflojado, esto provocaría que su cabello le cubriese gran parte de la cara. Pero nada de eso le impediría escuchar como el estomago del atrevido guerrero se revelaba contra su elección de desayuno y devolvía lo que fuese que hubiese comido.
¿Cómo has hecho esto, extraño ninja malvado de la lluvia, si ni me has tocado? ¿Has usado algún ataque de sonido o de viento o de materia invisible? ¿Qué clase de Genjutsu ha sido?
Yo no hice nada malo... Tampoco se nada sobre Genjutsu. ¿Y qué es eso de Ninja malvado de la Lluvia?
Un quinto entraría en escena, quinto teniendo en cuenta de que el joven Arima no había salido corriendo en algún momento de todo ese desastroso encuentro. La voz de aquel sujeto le resultaba ligeramente familiar, pero no estaba seguro de donde. Lo que si le resultaba extraño era...
¿Cola-Loca? ¿Para el desayuno? Eso no está NADA bien...
Tenía que hacer algo, moverse aunque sea y dejar de parecer un cadáver. Ya había muerto una vez, no tenía intenciones de morir de nuevo.
Me atacó... sin razón alguna... las dos personas que parecen conocerlo le dicen que no tuve la culpa. Él tiene la culpa, me debe una disculpa...
Mientras se iba colocando de nuevo sobre sus pies y tomaba su bandana con la mano que tenía libre. Por su lado, la peliazul estaba hecha una fiera, parecía que la habían sacado de sus casillas. La habría pasado igual o peor que Mogura en aquel momento.
Había dos personas desconocidas, aunque una le resultaba tremendamente familiar. La otra persona, de pelo rubio, con restos de vomito y la más cercana a Mizumi-san, esa debía ser Nabi.
Nabi.
Llamó mirándolo con una cara de pocos amigos, ciertamente no estaba a gusto con recibir una patada en la cara, no tan temprano en la mañana.
¿Cómo pretendes arreglar esto?
¡Chii! Pero no se lo diga a mamá... Por favor.
Al terminar de escuchar esas palabras sintió como una fuerza muy repentina lo empujaba con mucha fuerza hacía abajo y a la vez lo sacaba de equilibrio haciendo que se desplazara unos metros. El dolor sin duda alguna no se quedaría atrás, menudo tortazo se había llevado. Pero no tenía la mas remota idea de que había pasado exactamente.
¿Qué...? ¿Qué pasó?
Pensaba en el piso, no se había movido después de que la fuerza de la técnica terminase y no lo impulsara más. Como una especie de muñeco de trapo. No estaba entendiendo nada.
No te preocupes, Eri, el gran Nabi, salvador de galaxias, ha vuelto a salvarte del...
¿Nabi...? ¿Quién es Nabi...?
No estaba viendo nada tampoco pues su cabeza miraba hacía el piso y su bandana se habría aflojado, esto provocaría que su cabello le cubriese gran parte de la cara. Pero nada de eso le impediría escuchar como el estomago del atrevido guerrero se revelaba contra su elección de desayuno y devolvía lo que fuese que hubiese comido.
¿Cómo has hecho esto, extraño ninja malvado de la lluvia, si ni me has tocado? ¿Has usado algún ataque de sonido o de viento o de materia invisible? ¿Qué clase de Genjutsu ha sido?
Yo no hice nada malo... Tampoco se nada sobre Genjutsu. ¿Y qué es eso de Ninja malvado de la Lluvia?
Un quinto entraría en escena, quinto teniendo en cuenta de que el joven Arima no había salido corriendo en algún momento de todo ese desastroso encuentro. La voz de aquel sujeto le resultaba ligeramente familiar, pero no estaba seguro de donde. Lo que si le resultaba extraño era...
¿Cola-Loca? ¿Para el desayuno? Eso no está NADA bien...
Tenía que hacer algo, moverse aunque sea y dejar de parecer un cadáver. Ya había muerto una vez, no tenía intenciones de morir de nuevo.
Me atacó... sin razón alguna... las dos personas que parecen conocerlo le dicen que no tuve la culpa. Él tiene la culpa, me debe una disculpa...
Mientras se iba colocando de nuevo sobre sus pies y tomaba su bandana con la mano que tenía libre. Por su lado, la peliazul estaba hecha una fiera, parecía que la habían sacado de sus casillas. La habría pasado igual o peor que Mogura en aquel momento.
Había dos personas desconocidas, aunque una le resultaba tremendamente familiar. La otra persona, de pelo rubio, con restos de vomito y la más cercana a Mizumi-san, esa debía ser Nabi.
Nabi.
Llamó mirándolo con una cara de pocos amigos, ciertamente no estaba a gusto con recibir una patada en la cara, no tan temprano en la mañana.
¿Cómo pretendes arreglar esto?