20/02/2017, 02:37
Me encontraba paseando por las calles de Amegakure, protegiendo mi cuerpo de aquella lluvia que atentaba contra mí, y contra toda la población. Aunque en un principio me había decidido a despejar la mente recordé que debía pasar por la academia averiguar algunas cosas y me dispuse a resolver aquellos asuntos.
No obstante no tuve la oportunidad siquiera de adentrarme en el territorio de la academia ya que una multitud de estudiantes y ninjas se abalanzaron sobre mí y prácticamente quede estampado contra las húmedas baldosas, adoloridamente me paré y miré al grupo. -¿Qué pasa?- Dije mientras me reincorporaba de forma dificultosa, movía mi cuerpo traqueando las articulaciones. “Cuan salvajes son... Era mi sombrilla nueva” Dije al ver como quedaba el esqueleto desarmado de madera.
-Rápido al torreón!!! Gritó una chica rubia a la cual seguían dos más, parecía que iban retrasadas o por algún motivo se quedaron atrás. ”¿El Torreon? No vi el anuncio de ningún evento u algo por el estilo”
Sin más recogí los restos de lo que alguna vez fue mi sombrilla y lo boté en los botes a la entrada de la academia, al llegar y intentar abrir las puertas no pude moverlas ni un milímetro, estaba totalmente cerrado, miré a mi alrededor y no había absolutamente nadie. ”Tocará ir al torreón a ver qué es lo que hay”
Me dirigí rápidamente a aquel lugar, había estado pocas veces ahí y tenía pocos recuerdos sobre el mismo, mientras caminaba venían a mi mente aquellos eventos a los cuales había asistido y las épicas batallas que se disputaron en aquel lugar, más no era consciente de qué se desarrollaría y la curiosidad me podía más.
Aunque ya estaba a pocos pasos de la infraestructura y podía verla, como se alzaba imponentemente, como la lluvia precipitaba a su alrededor, aquella vista que tenía en ese instante era el buen recuerdo de las buenas batallas que ahí visualice.
Finalmente llegué a la recepción y tras un intercambio breve de palabras me encaminé por los pasillos para salir a las gradas, la primera impresión que tuve fue la de una gran cantidad de personas, tanto en la arena como en las gradas. A todas estas noté que uno de mis tobillos estaba inflamado, evidentemente lo había pasado por alto por la velocidad a la que llegué al torreón, pero ya estaba empezándo a molestar, no hice nada más que sentarme y visualizar a mi alrededor en busca de algún conocido, aunque ya había visto a más de uno no teníamos una relación tan buena y preferí estar solo.
Una vez en mi asiento apoye mi tobillo lesionado sobre la rodilla contraria y apoyé mi diestra sobre el área que me aquejaba, la luz verdeazul se manifestó y el correspondiente alivio me merecía.
No obstante no tuve la oportunidad siquiera de adentrarme en el territorio de la academia ya que una multitud de estudiantes y ninjas se abalanzaron sobre mí y prácticamente quede estampado contra las húmedas baldosas, adoloridamente me paré y miré al grupo. -¿Qué pasa?- Dije mientras me reincorporaba de forma dificultosa, movía mi cuerpo traqueando las articulaciones. “Cuan salvajes son... Era mi sombrilla nueva” Dije al ver como quedaba el esqueleto desarmado de madera.
-Rápido al torreón!!! Gritó una chica rubia a la cual seguían dos más, parecía que iban retrasadas o por algún motivo se quedaron atrás. ”¿El Torreon? No vi el anuncio de ningún evento u algo por el estilo”
Sin más recogí los restos de lo que alguna vez fue mi sombrilla y lo boté en los botes a la entrada de la academia, al llegar y intentar abrir las puertas no pude moverlas ni un milímetro, estaba totalmente cerrado, miré a mi alrededor y no había absolutamente nadie. ”Tocará ir al torreón a ver qué es lo que hay”
Me dirigí rápidamente a aquel lugar, había estado pocas veces ahí y tenía pocos recuerdos sobre el mismo, mientras caminaba venían a mi mente aquellos eventos a los cuales había asistido y las épicas batallas que se disputaron en aquel lugar, más no era consciente de qué se desarrollaría y la curiosidad me podía más.
Aunque ya estaba a pocos pasos de la infraestructura y podía verla, como se alzaba imponentemente, como la lluvia precipitaba a su alrededor, aquella vista que tenía en ese instante era el buen recuerdo de las buenas batallas que ahí visualice.
Finalmente llegué a la recepción y tras un intercambio breve de palabras me encaminé por los pasillos para salir a las gradas, la primera impresión que tuve fue la de una gran cantidad de personas, tanto en la arena como en las gradas. A todas estas noté que uno de mis tobillos estaba inflamado, evidentemente lo había pasado por alto por la velocidad a la que llegué al torreón, pero ya estaba empezándo a molestar, no hice nada más que sentarme y visualizar a mi alrededor en busca de algún conocido, aunque ya había visto a más de uno no teníamos una relación tan buena y preferí estar solo.
Una vez en mi asiento apoye mi tobillo lesionado sobre la rodilla contraria y apoyé mi diestra sobre el área que me aquejaba, la luz verdeazul se manifestó y el correspondiente alivio me merecía.