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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#13
Yota y Taeko se sentaron detrás de Yubiwa y de Kenzou, equiparándose a su contrapartida de los otros dos países. Uzumaki Gouna se aclaró la garganta.

—Bien. Como ya he dicho antes, os debo una explicación antes de pasar a comentar el motivo de la reunión y la solicitud de refuerzos —dijo—. Como todos sabréis sin duda, hace poco hubo bastante... revuelo, en Uzushiogakure.

—Vamos, que pusiste un par de cabezas a rodar... —rio Yui.

—Yui-sama, ¡por favor...! —trató de advertir Shanise.

Yui soltó una nueva carcajada al observar la cara avergonzada de Gouna.

—¡No te preocupes por mi, me gusta esa actitud!

—Admito que mi entrada en escena fue algo... precipitada. Pero todos saben ya lo que estaba tramando Uzumaki Zoku, de modo que lo único que puedo hacer es demostrar que soy una Uzukage tan buena como mi madre.

—Eso va a ser difícil...

—¿Cómo has dicho?

Yui sonreía, mostrándole aquellos dientes con forma de cuchillas. Gouna se había inclinado hacia adelante, y tanto Shanise como Yakisoba habían apretado los puños, aunque aún se mantenían impertérritos, sentados en el sitio con las piernas cruzadas.

Kenzou carraspeó.

—Vamos, vamos —dijo, y todo el mundo pareció calmarse un tanto—. No hemos venido aquí a buscar pelea, Yui-dono, ni a dejarnos llevar por simples provocaciones, Gouna-dono. Tenías algo importante que decirnos, ¿sí?

Yui estalló en una nueva carcajada.

—Los tienes bien puestos, chica —dijo—. Me gusta. Tengamos una pelea amistosa en algún momento. Así veré si eres tan fuerte como tu madre. ¿Sabes? Era una buena amiga.

Los ojos de Yui, fijos en algún punto detrás de Gouna, expresaban algo diferente que aquella sonrisa socarrona.

—Ya... Gracias.

»En fin... Como os iba diciendo... Estuve un tiempo fuera de la aldea junto a un equipo de buenos ANBU investigando la trama de traición de Zoku. Eso nos llevó a muchos lugares, y hablamos con mucha gente. Descubrimos... bastantes cosas. —Suspiró—. Tuvimos que volver a la aldea al enterarnos de la muerte de mi madre. No podíamos dejar que Zoku se saliera con la suya. Pero con ello nos dejamos muchas cosas en el aire.

Gouna agarró un pequeño vaso de madera con agua y le dio un buen trago.

—Estábamos tomando unas jarras de cerveza en una taberna cerca del Valle del Fin, cuando dos tipos, engalanados de negro y encapuchados, se sentaron al lado de mi mesa. Hablaban animadamente sobre unos "hilos". En clave, claro. Pero se notaba a la legua.

»Hablaron sobre cómo les quedaban sólo cuatro, y luego acordaron no hablar más del tema hasta el día siguiente. Lo de después era charla insustancial. Aunque había algo en la risa de uno de ellos que me puso los pelos de punta...

Por algún motivo, todos los presentes recordaron dos frases, perdidas en el más profundo abismo de su cerebro, y sintieron un escalofrío; mas no era el momento de comentarlo con los demás. Fue como un déjà vu, como un recuerdo roto:

"...la tela del mundo lleva construyéndose mucho, mucho tiempo."

"Cuidáos del hombre con la risa escalofriante".

Todos escucharon un tic tac durante unos segundos. Todos lo dejaron de oír. Y todos pensaron que se lo habían imaginado.

Pero ese endemoniado tic tac les sonaba de algo, algo desagradable.

La kunoichi de Amegakure sentada detrás de Yui y Shanise creyó escuchar una voz, de algún lugar, que dijo:

—¿Risa...? ¿Es... "uno que ha entendido de dónde viene el chakra y sabe utilizarlo"?.

Y todo esto se redujo a un silencio incómodo y confuso de unos segundos en términos de realidad. La escena continuaba:

—De modo que no pude quedarme de brazos cruzados —dijo—. Simplemente, tuve el presentimiento de que algo no iba bien. Me llevé a un par de mis hombres y les seguimos hasta la catarata del Valle. Allí, esos dos hombres entraron en una caverna en el interior de la cascada. Uno de mis compañeros aquél día era un jounin con una gran maestría con el Byakugan, de modo que fue capaz de ver lo que ocurría dentro mientras aguardábamos a una distancia segura.

»Los encapuchados retiraron unas rocas y hallaron un extraño sello. El más bajito de los dos formuló una serie extraña de sellos manuales, que no había visto en mi vida. Puso la mano en el sello, lo abrió, y entonces, y entonces...

Tragó saliva.

—Se liberó una columna de energía verdosa visible a simple vista, hacia el cielo. Al principio era sólo como un hilo. Pero el encapuchado tiró de él hasta revelar un torrente de chakra enorme... Enorme. Se sintió como sí... No sé. He visto muchas cosas en mi vida, pero juraría que esa cantidad de chakra sería equivalente a un bijuu...

—¿Qué estás insinuando, Gouna...?

Hasta la sonrisa de Yui se había desvanecido.

—El encapuchado absorbió toda esa energía y la asimiló como si no fuese nada —dijo—. El Hyuuga dijo que era chakra natural. Que venía de dentro de la propia... corteza terrestre.

»Quisimos bajar para detenerlos cuando fue demasiado tarde y los individuos se esfumaron.

—Entonces... ¿hay alguien reuniendo una cantidad gigantesca de chakra? ¿Equiparable a un bijuu, dices? —Yui sonrió e indicó, irónicamente—: Vaya, pues no veo yo el problema.

—Y supongo que toda esta comitiva es por...

—Hemos destinado numerosos recursos en encontrar los tres "hilos" que faltan. Nuestros mejores ninjas de rastreo han encontrado restos de ese chakra tan extraño que apuntan a tres lugares en concreto:

»El primero: los ecos parecen resonar alrededor del Árbol Sagrado, en este mismo país. Es un lugar muy transitado, sobretodo por las noches. Los encapuchados lo tendrán difícil para extraer el hilo a escondidas, que es lo que parece que están haciendo.

»El segundo sello parece encontrarse cerca de nuestra aldea, en una de las Islas del Té, La Mediana Roja. Tengo la sospecha de la montaña en el centro tiene algo que ver.

»El tercer y último sello... Está en el País de la Tormenta. En una antigua ciudad, destruída, muy grande. Desconozco cómo os referís a ella.


La Ciudad Fantasma. Fue una de las primeras en caer con el ataque del Gobi.

—Todos estos sitios, incluyendo el Valle del Fin, parecen muy emblemáticos. Casi se podría decir que parece hecho a propósito.

—Supongo que precisamente por eso han podido encontrarlos. Tanto los ninjas de Gouna como el hijo de puta ese.

—Si acaso, el menos importante es La Mediana Roja...

—No te creas. Hace mucho tiempo, antes de la era de las aldeas, hubo muchos combates importantes allá arriba. Se dice que hubo un importante duelo entre dos aspirantes a líder del clan Uchiha. Pero es sólo una leyenda.

El líder de Kusa asintió enérgicamente.

—Bien, ahora veo por qué nos has hecho traer a los ninjas más fuertes de la aldea que supieran algo de Fuuinjutsu. Lo que no entiendo tanto, o no puedo entender tan bien, es la presencia de los genin. Bueno, en principio ninguno teníamos otros ninja, pero dijiste que los de bajo rango bastaban.

—Sí, hasta ahora todo me queda claro: enviaremos al trío de ninjas de nuestras respectivas aldeas a cada uno de esos tres sitios. Es lógico. O es lo que yo he entendido, ¿me equivoco?

Gouna asintió.

—Entonces, ¿y los genin?

—Los ninjas que hemos enviado tienen la tarea de reforzar el sello con uno de su propia imprenta. Antes de partir, les enseñaré además una fórmula que he diseñado precisamente para esta ocasión. Si en alguno de los tres lugares están estos tipos, y han abierto el hilo, se enfrentarán a ellos, los detendrán, con suerte, y cerrarán de nuevo el sello con la fórmula entregada.

»Los genin son el refuerzo. Si hay un encuentro con los encapuchados, se retirarán a una distancia segura y utilizarán un jutsu de invocación para llevar al resto al respectivo grupo.

Gouna se levantó y comenzó a repartir pergaminos. Uno por cada aldea, respectivamente.

—Este pergamino tiene una técnica de invocación preparada. Por favor, utilizadla en caso de extrema emergencia, porque no podemos dejar un sello sin guardia si no es totalmente necesario, osea, si vuestro líder necesita ayuda. Entrego el pergamino al líder del grupo, quien decidirá cuándo pedir o no refuerzos.

—Mmh...

Shanise se acercó al oído de Yui y le dijo algo:

—¿Deberíamos llevar a Ayame-chan a esta misión, Yui-sama?

—Tenemos que alejarla de la aldea mientras investigamos a los Kajitsu Hōzuki. Nuestros ANBU seguirán patrullando transformados en ella, llamando la atención... Intentaremos usarlos de cebo para que salgan. Para encontrarlos.

—Secretitos en reunión...

Gouna carraspeó.

—Confío en Yui-dono como confiaba mi madre, Kenzou-dono —contestó Gouna—. Todos tenemos planes, que sin duda se han... trastocado con esta información. Estoy seguro de que están tratando algo ajeno a todo esto.

Kenzou suspiró. Yui le dirigió una sonrisa enseñando aquellos dientes afilados.

—Está bien, está bien... —refunfuñó—. A ver. Entonces, tenemos que decidir a qué sitio va cada uno, pero creo que está bastante claro.

»Mi escuadrón se dirigirá al Árbol Sagrado. Es un lugar común de entrenamiento de nuestra aldea. Además, Yubiwa-kun es de la Ribera Norte, seguro que se mueve por allí como un pez en el agua. —El peculiar personaje del kasa levantó la cabeza y clavó los ojos por un instante en el joven Uchiha que aguardaba detrás de Yakisoba, Datsue. Aquellos dos ojos extraños, con forma de anillo y una pupila blanca como la leche. Sonrió, y a Datsue le pareció entonces que le había guiñado un ojo.

—Lo natural es que nosotros fuésemos a la Ciudad Fantasma.

—Y nosotros a la Mediana Roja.

»Kenzou-dono, ¿dispones de algún ninja del clan Yamanaka?

—Sí, tenemos a unos cuantos, y muy habilidosos. Y creo que sé por donde vas, Gouna-dono. Me parece una excelente idea. —dijo Kenzou.

Yui intercambió la mirada entre ellos dos. Diciendo claramente sin hablar que ella no lo entendía.

—Yui-dono —explicó Gouna—. Utilizaremos un contacto telepático con nuestros escuadrones desde aquí, y también estaría bien tener contacto telepático con los cuarteles en nuestras aldeas, por si acaso hace falta enviar algún refuerzo. Nosotros nos quedaremos aquí, coordinando y manteniéndonos... expectantes.

—Bien, creo que este asunto es bastante urgente, ¿verdad?

Los tres Ninjas Fuertes de las aldeas se levantaron sin mediar una sola palabra más y sin que nadie necesitara darles ninguna orden. Los genin comprendieron lo que eso significaba.

—Buena suerte, Yota-kun, Taeko-chan. Yubiwa-kun, cuídalos.
—Espero que no me encuentre con algún imbécil de la Ribera Sur.

—Dales de comer bien, Yakisoba-senpai.
—¡Ja, ja, ja! Parece mentira que no me conozcas, Gouna-chan.

—Shanise. Cuídalos bien. Especialmente... —Yui descargó una intensa mirada sobre los ojos avellana de Ayame.
—Lo sé. No te preocupes, Yui-chan.


· · ·


—Son tan predecibles... —dijo uno, sentado sobre el borde de un acantilado y contemplando una enorme cascada que precipitaba en el otro lado.

—¿A qué te refieres, Warau-san? —dijo el otro.

—Son muy predecibles. ¡Son muy predecibles! —el primer encapuchado golpeó el suelo con furia—. ¿O es que no los viste, en la Taberna, aquella vez? ¿O es que no los sentiste fuera?

—Creía que aquello no te preocupaba...

—Pero resulta que esa muchacha la conocía yo de otra cosa. ¡La he tenido al lado mucho tiempo, Taihou! ¡He trabajado junto a ella! ¡Y ya entonces sabía que era la puta hija de la Uzukage!

»La puta hija... y la hija de puta. Ahora es la nueva Uzukage. Son muy predecibles. Lo van a hacer. Van a volverlo a estropear todo. Van a... Voy a tener que... —Warau acercó la mano al colgante que llevaba pegado al pecho, y el tic, tac, tic, tac que tanto le daba escalofríos a Taihou volvió a sonar.

Y sonó también en la cabeza de quienes estaban reunidos, muy lejos de allí.

—¡No! Aún no. Sólo quedan tres hilos, Warau-san. Sólo te quedan tres. Aún hay tiempo. —Taihou había golpeado la mano de su amigo y la había apartado de su pecho. El tic, tac se detuvo.

—Ti... tienes razón. Aún hay tiempo. Aún... hay tiempo. Y con el chakra que extraímos de los otros hilos... Somos... ¡Somos invencibles! Podemos... ir... A por los otros tres.

»Pero tenemos que darnos prisa. Porque siempre me sale algo mal. Siempre. Y siempre tengo que volver a utilizar el Amuleto de Ciclo.

—No quiero volver a empezar...

—Yo tampoco, Taihou-kun... Yo tampoco... Pero mientras pueda seguir intentándolo... Mientras el Amuleto de Ciclo funcione...

»Siempre podremos apretar el botón de reset. Kishishishishi.





Tenéis 72 horas para expresar en un post, si queréis, todas las impresiones y narrar y conversar,
entre vosotros los dos genin de vuestro escuadrón, sobre lo que está pasando y cómo salís del edificio después, dirigiéndoos hacia vuestro camino.

Pero recibiréis un link en MP cuando cree otra trama individual para cada uno de los tres escuadrones. Y allí continuará esta historia.

Un saludo Sonrisa

Importante: Algunas de las cosas que suceden aquí cobran bastante más sentido si leéis este post ocurrido en otra iteración del foro...
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Mensajes en este tema
(S) Los hilos del mundo (prólogo) - por Taeko - 28/07/2017, 05:54
RE: (S) Los hilos del mundo (prólogo) - por Sama-sama - 2/08/2017, 23:39


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