Juro asintió a la afirmación que la chica justo realizaba, para él también era demasiado bueno el sitio, pero achacó eso a que fuese tan popular. Mirándolo en parado, ciertamente estaba bien lleno, debía tener algo de renombre. Si tenía tanta clientela, era por algo, algo como que sus precios fuesen tan bajos y su calidad de servicio tan buena. Si, sin duda algo debía de tener en relación a eso, no podía ser otra cosa.
Ahora que el camarero se había marchado con el pedido tomado, tenían de nuevo unos minutos para seguir hablando. Sin embargo, la chica se tomó un ligero respiro, un respiro para propinarle otro buen buche al cuerno, y saborear esa suave cerveza. De nuevo, su paladar se retorció en placer al probar la susodicha cerveza, que casi parecía un té helado con miel.
—Oeh.... mushasha... —un hombre, perteneciente a una de las mesas mas alejadas, había recortado las distancias. —t-tu ere mu bu-buap-pa...
El hombre, que apenas atinaba a decir dos palabras correctamente de seguidas, se disponía a poco mas de dos metros de la chica, con una jarra de cerveza en mano. El pobre cristal apenas contenía el liquido con tanto vaivén, el hombre se movía mas que el cemento dentro de una hormigonera. De cabellera repeinada y castaña, no demasiado larga, ojos entrecerrados de color marrón, y ataviado con un kimono verde.
«Vaya tela...»
La chica blandió su mejor sonrisa, y tomó aire. Quizás el orden fue el inverso, pero dicen que el orden de los factores no altera el resultado, a saber...
—Muchas gracias. —contestó, de manera seca pero amable.
El hombre la observó por unos segundos, manteniendo silencio, o simplemente luchaba por su vida. Con un porte que casi parecía Chiquito de la calzada, pero que se hacía el interesante. Tras unos segundos, echó una fulminante mirada al chico que acompañaba a la pelirroja, celoso de la posición de éste a lo mejor. Pero, mantuvo silencio, curiosamente. Tras deliberarlo un poco consigo mismo, y bajo la mirada de ambos chicos, el hombre retrocedió hacia su mesa.
—Vaya espécimen mas raro... jajajaja... —se burlaría una vez éste se hubiese marchado.
Ahora que el camarero se había marchado con el pedido tomado, tenían de nuevo unos minutos para seguir hablando. Sin embargo, la chica se tomó un ligero respiro, un respiro para propinarle otro buen buche al cuerno, y saborear esa suave cerveza. De nuevo, su paladar se retorció en placer al probar la susodicha cerveza, que casi parecía un té helado con miel.
—Oeh.... mushasha... —un hombre, perteneciente a una de las mesas mas alejadas, había recortado las distancias. —t-tu ere mu bu-buap-pa...
El hombre, que apenas atinaba a decir dos palabras correctamente de seguidas, se disponía a poco mas de dos metros de la chica, con una jarra de cerveza en mano. El pobre cristal apenas contenía el liquido con tanto vaivén, el hombre se movía mas que el cemento dentro de una hormigonera. De cabellera repeinada y castaña, no demasiado larga, ojos entrecerrados de color marrón, y ataviado con un kimono verde.
«Vaya tela...»
La chica blandió su mejor sonrisa, y tomó aire. Quizás el orden fue el inverso, pero dicen que el orden de los factores no altera el resultado, a saber...
—Muchas gracias. —contestó, de manera seca pero amable.
El hombre la observó por unos segundos, manteniendo silencio, o simplemente luchaba por su vida. Con un porte que casi parecía Chiquito de la calzada, pero que se hacía el interesante. Tras unos segundos, echó una fulminante mirada al chico que acompañaba a la pelirroja, celoso de la posición de éste a lo mejor. Pero, mantuvo silencio, curiosamente. Tras deliberarlo un poco consigo mismo, y bajo la mirada de ambos chicos, el hombre retrocedió hacia su mesa.
—Vaya espécimen mas raro... jajajaja... —se burlaría una vez éste se hubiese marchado.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)