8/09/2017, 21:15
El calvo miró primero a sus costados, luego a sus espaldas, extrañado. Estaba tratando de entender que es lo que había pasado, pero tuvo que llegar a la conclusión que las risas que se estaba mandando el morocho era por algo que él había dicho. ¿Por la comida, por la madera, por el ofrecimiento? Se decidió por la paciencia y esperó a que el hombre explicará el motivo.
No te preocupes. La he llevado a cuestas prácticamente toda mi vida.
«Toda su...»
¿Pero que clase de entrenamiento es ese? Debes de tener una espalda y una piernas bien fortachonas, seguro que si.
Karamaru volvió a su posición de pensador, revoleando los ojos para un lado y hacia el otro mientras miraba un punto lejano un poco más arriba de la cabeza morocha. Él también podía hacer un entrenamiento así, tan solo era cortar un pedazo de madera- cada vez más grande- y llevarlo encima hasta para ir al baño.
Aunque hay una cosa que no entiendo....- levantó el dedo índice y le lanzó una mirada sospechosa.
Bueno, dos en realidad...- levantó el dedo corazón- ¿Por qué llevas durante toda tu vida la mercancía de tu hermana? ¿Y por qué después de tanto tiempo de entrenamiento ¡¡¡¡¡SIGUES CON MADERA LIVIANA Y NO CON GIGANTES LISTONES DE METAL!!!!!?- abrió sus brazos y manos y las agitó para marcar el tamaño de los pilares.
No gritaba de forma ofensiva, no trató de invadir su espacio personal ni cuestionarlo como sospechoso de asesinato, si no que gritó por no poder entender como no mejoraba en su propio entrenamiento, si incluso su mirada reflejaba más motivación que agresividad.
En algún momento el monje se tendría que dar cuenta que su obsesión con el entrenamiento que llevaba durante esos días después de la derrota comenzaba a hacerse demasiada.
No te preocupes. La he llevado a cuestas prácticamente toda mi vida.
«Toda su...»
¿Pero que clase de entrenamiento es ese? Debes de tener una espalda y una piernas bien fortachonas, seguro que si.
Karamaru volvió a su posición de pensador, revoleando los ojos para un lado y hacia el otro mientras miraba un punto lejano un poco más arriba de la cabeza morocha. Él también podía hacer un entrenamiento así, tan solo era cortar un pedazo de madera- cada vez más grande- y llevarlo encima hasta para ir al baño.
Aunque hay una cosa que no entiendo....- levantó el dedo índice y le lanzó una mirada sospechosa.
Bueno, dos en realidad...- levantó el dedo corazón- ¿Por qué llevas durante toda tu vida la mercancía de tu hermana? ¿Y por qué después de tanto tiempo de entrenamiento ¡¡¡¡¡SIGUES CON MADERA LIVIANA Y NO CON GIGANTES LISTONES DE METAL!!!!!?- abrió sus brazos y manos y las agitó para marcar el tamaño de los pilares.
No gritaba de forma ofensiva, no trató de invadir su espacio personal ni cuestionarlo como sospechoso de asesinato, si no que gritó por no poder entender como no mejoraba en su propio entrenamiento, si incluso su mirada reflejaba más motivación que agresividad.
En algún momento el monje se tendría que dar cuenta que su obsesión con el entrenamiento que llevaba durante esos días después de la derrota comenzaba a hacerse demasiada.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘