12/10/2017, 15:32
Kiroe señaló las bandejas, que eran de un tamaño considerable, y luego al horno.
—Pues un montón, chica —rio—. Así a ojo podéis meter unos cincuenta. ¡En la nevera hay más boles con masa, eh! Es que... Los vamos a hacer a gran escala. Ya veréis, ya...
A Daruu le dio un pequeño escalofrío.
Ayame probó a crear su propio bollito. Cogió la pasta y la extendió por la mano, pero cuando trató de coger un poco de ralladura de fresas shiroshimo, rozó con el dedo un poco la materia prima y apartó rápidamente el brazo, gimiendo de dolor. Daruu, instintivamente, le puso la mano en la espalda, preocupado.
—¡Cuidado, Ayame-chan! Despacio. Da igual que tardes un poco más que yo, pero las ralladuras de la fresa queman al contacto por el frío. Tienes que tener mucho cuidado.
Si Ayame echaba la vista atrás, recordaría como su hermano había sostenido la bandeja con las manos desnudas, y cómo incluso él había dicho que estaba fría.
—L... ¡Lo siento!
—No te preocupes, Ayame. Me ha pasado más de una vez. Tú ten cuidado y no te hagas daño, que tampoco hay tanta prisa. —Se quitó el delantal, y se acercó a la puerta de la cocina—. Bien. Llenad las bandejas. Cuando hayáis terminado, buscadme en la pastelería. Yo atenderé a la clientela mientras, ¿vale?
—¡Vale, mamá!
Kiroe se marchó. Daruu cogió un poco más de pasta, y preparó otro bollito.
—¿Qué piensa hacer con tantos bollos...?
—Pues un montón, chica —rio—. Así a ojo podéis meter unos cincuenta. ¡En la nevera hay más boles con masa, eh! Es que... Los vamos a hacer a gran escala. Ya veréis, ya...
A Daruu le dio un pequeño escalofrío.
Ayame probó a crear su propio bollito. Cogió la pasta y la extendió por la mano, pero cuando trató de coger un poco de ralladura de fresas shiroshimo, rozó con el dedo un poco la materia prima y apartó rápidamente el brazo, gimiendo de dolor. Daruu, instintivamente, le puso la mano en la espalda, preocupado.
—¡Cuidado, Ayame-chan! Despacio. Da igual que tardes un poco más que yo, pero las ralladuras de la fresa queman al contacto por el frío. Tienes que tener mucho cuidado.
Si Ayame echaba la vista atrás, recordaría como su hermano había sostenido la bandeja con las manos desnudas, y cómo incluso él había dicho que estaba fría.
—L... ¡Lo siento!
—No te preocupes, Ayame. Me ha pasado más de una vez. Tú ten cuidado y no te hagas daño, que tampoco hay tanta prisa. —Se quitó el delantal, y se acercó a la puerta de la cocina—. Bien. Llenad las bandejas. Cuando hayáis terminado, buscadme en la pastelería. Yo atenderé a la clientela mientras, ¿vale?
—¡Vale, mamá!
Kiroe se marchó. Daruu cogió un poco más de pasta, y preparó otro bollito.
—¿Qué piensa hacer con tantos bollos...?