14/10/2017, 22:47
Kaido respondió con una osadía que le hizo morderse el labio. ¿Por qué, de pronto, le daba tanta rabia que alguien contestase así a un superior? Daruu antes no era así, pero sin embargo, ahora... Ahora... ¿Estaría empezando a asimilar las enseñanzas de Koori y Zetsuo?
Entonces el pez la cagó.
—Sí, Umikiba-kun. Si Yui-sama te ha escogido casualmente a ti es porque, casualmente, eres un Hōzuki —comentó, aunque su voz seguía siendo tan impersonal y átona como siempre. Y, antes de que el Tiburón pudiera replicar al respecto, añadió—. Pero no porque sospechemos que seas uno de ellos. Más bien al contrario, como Hōzuki conoces mucho mejor a nuestros objetivos que cualquiera de nosotros.
Y entonces, Daruu y Koori hablaron a la vez, pronunciando una canción mortal:
—Créeme cuando te digo que si tuviéramos la más mínima sospecha de ti, sólo me bastaría darle una orden a Daruu-kun para que tu vida terminara aquí y ahora.
—Si sospechase de ti, hace tiempo que estarías muerto.
Daruu había girado la mirada, y observaba a Kaido con el Byakugan activo. El tiburón había conocido a Daruu hacía un tiempo, y habían compartido una pequeña aventura. Por eso tuvo la certeza de que aquellos cuchillos que se clavaban en sus pupilas no pertenecían a aquél muchacho, sino a alguien mucho, mucho más siniestro.
Bajó la mirada, consciente de que se había dejado llevar, y susurró:
—Koori-sensei. ¿Cómo consigues... aislarte tanto de todo? Te envidio.
Kiroe notó como Zetsuo la agarraba del brazo y se tensó un momento, a punto de perder los nervios. Clavó la mirada en el jounin unos segundos, hasta que terminó de hablar y un poco más. Finalmente, se rindió, se sacudió para librarse y volvió a guardarse el respirador. Abatida, se sentó en la arena, justo donde empezaba la tierra mojada, lamida por el oleaje.
—Tienes razón —suspiró—. Pero a cadaa segundo que pasa... Nada, déjalo.
»Tu familia... Sois lo único que me queda. Casi me alegro de que los niños estén juntos. Me siento muy sola, Zetsuo. Mi marido, un traidor... Mis hermanos, todos muertos. Sólo me quedáis vosotros.
»Casi siento a Ayame como hija mía.
Entonces el pez la cagó.
—Sí, Umikiba-kun. Si Yui-sama te ha escogido casualmente a ti es porque, casualmente, eres un Hōzuki —comentó, aunque su voz seguía siendo tan impersonal y átona como siempre. Y, antes de que el Tiburón pudiera replicar al respecto, añadió—. Pero no porque sospechemos que seas uno de ellos. Más bien al contrario, como Hōzuki conoces mucho mejor a nuestros objetivos que cualquiera de nosotros.
Y entonces, Daruu y Koori hablaron a la vez, pronunciando una canción mortal:
—Créeme cuando te digo que si tuviéramos la más mínima sospecha de ti, sólo me bastaría darle una orden a Daruu-kun para que tu vida terminara aquí y ahora.
—Si sospechase de ti, hace tiempo que estarías muerto.
Daruu había girado la mirada, y observaba a Kaido con el Byakugan activo. El tiburón había conocido a Daruu hacía un tiempo, y habían compartido una pequeña aventura. Por eso tuvo la certeza de que aquellos cuchillos que se clavaban en sus pupilas no pertenecían a aquél muchacho, sino a alguien mucho, mucho más siniestro.
Bajó la mirada, consciente de que se había dejado llevar, y susurró:
—Koori-sensei. ¿Cómo consigues... aislarte tanto de todo? Te envidio.
· · ·
Kiroe notó como Zetsuo la agarraba del brazo y se tensó un momento, a punto de perder los nervios. Clavó la mirada en el jounin unos segundos, hasta que terminó de hablar y un poco más. Finalmente, se rindió, se sacudió para librarse y volvió a guardarse el respirador. Abatida, se sentó en la arena, justo donde empezaba la tierra mojada, lamida por el oleaje.
—Tienes razón —suspiró—. Pero a cadaa segundo que pasa... Nada, déjalo.
»Tu familia... Sois lo único que me queda. Casi me alegro de que los niños estén juntos. Me siento muy sola, Zetsuo. Mi marido, un traidor... Mis hermanos, todos muertos. Sólo me quedáis vosotros.
»Casi siento a Ayame como hija mía.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)