17/10/2017, 21:40
El grupo comenzó el descenso en cuanto la playa fue visible, allí abajo dos figuras comenzarían a verse cada vez con mayor claridad. Los jōnin que habría mencionado Aotsuki Kōri antes de partir.
En cuanto el pájaro rojo tocó tierra, el joven médico se apresuró a bajar de la montura. Su primer acción sería acomodarse el peinado llevándose una mano a la cabeza y luego un poco las prendas de vestir, su sobretodo más que nada.
Hemos llegado...
Entonces lo vio ya más de cerca. Aotsuki Zetsuo, el Director, les observaba con el ceño fruncido. Él lo miró tambien, y a Umikiba Kaido, finalmente a Amedama Daruu. No podía leer exactamente felicidad en su mirada.
«Supongo que no se puede esperar más sabiendo que su hija está desaparecida.»
—¿Qué significa esto Kōri?
Dejó escapar de sus labios sin mayor demora. El más joven de los jōnin se puso al frente de los subordinados y tomó la palabra, después de realizar un respetuoso gesto con su cabeza.
—Arashikage-sama ordenó su presencia como refuerzo, padre
Y sin más preambulo, el joven médico de cabello azabache fue señalado.
Él es Manase Mogura, shinobi médico recientemente ascendido a chunin y con el que Ayame estuvo de misión recientemente por aquello de la Ciudad Fantasma
Cuando el shinobi de hielo terminó de pronunciar aquellas palabras, Mogura realizaría una formal reverencia. No era exactamente el lugar ni la forma en la que esperaba conocer a aquel hombre, pero aún así debía rendirle el respeto que correspondía.
Él es Umikiba Kaido, un miembro del clan Hōzuki.
No había que estar demasiado atento, aunque Mogura si estaba, para notar que el rostro de Zetsuo se tensó durante un instante.
«Vaya...»
El Director respiraría hondo, probablemente intentando ingresar en su cuerpo un poco de paciencia con aquella bocanada de oxigeno.
El jōnin a cargo del grupo consultaría por algo de información, a lo cual el padre de la joven desaparecida se acercaría para mostrarle una bandana. Una bandana de Amegakure, con sangre. A la entrega del protector metálico le siguió una breve explicación, en la cual fue planteada también una teoría.
«¿El mar...?»
Siguió con la mirada la dirección en la que Zetsuo señalaría. Antes de que pudiese pensar en alguna posible teoría propia, Daruu se habría colocado de frente al agua, sus ojos se encontraban en aquel estado particular que solo aquellos que pertenecian al clan Hyuuga podían acceder.
¿Qué ven tus ojos blancos, Daruu-san?
Se aproximó hasta el muchacho para luego realizar la pregunta. Aunque el joven médico hubiese querido intentarlo, sus ojos solo verían agua y más agua, pero a lo mejor el chico podía encontrar algo más. Una parte de él quería que fuese así.
En cuanto el pájaro rojo tocó tierra, el joven médico se apresuró a bajar de la montura. Su primer acción sería acomodarse el peinado llevándose una mano a la cabeza y luego un poco las prendas de vestir, su sobretodo más que nada.
Hemos llegado...
Entonces lo vio ya más de cerca. Aotsuki Zetsuo, el Director, les observaba con el ceño fruncido. Él lo miró tambien, y a Umikiba Kaido, finalmente a Amedama Daruu. No podía leer exactamente felicidad en su mirada.
«Supongo que no se puede esperar más sabiendo que su hija está desaparecida.»
—¿Qué significa esto Kōri?
Dejó escapar de sus labios sin mayor demora. El más joven de los jōnin se puso al frente de los subordinados y tomó la palabra, después de realizar un respetuoso gesto con su cabeza.
—Arashikage-sama ordenó su presencia como refuerzo, padre
Y sin más preambulo, el joven médico de cabello azabache fue señalado.
Él es Manase Mogura, shinobi médico recientemente ascendido a chunin y con el que Ayame estuvo de misión recientemente por aquello de la Ciudad Fantasma
Cuando el shinobi de hielo terminó de pronunciar aquellas palabras, Mogura realizaría una formal reverencia. No era exactamente el lugar ni la forma en la que esperaba conocer a aquel hombre, pero aún así debía rendirle el respeto que correspondía.
Él es Umikiba Kaido, un miembro del clan Hōzuki.
No había que estar demasiado atento, aunque Mogura si estaba, para notar que el rostro de Zetsuo se tensó durante un instante.
«Vaya...»
El Director respiraría hondo, probablemente intentando ingresar en su cuerpo un poco de paciencia con aquella bocanada de oxigeno.
El jōnin a cargo del grupo consultaría por algo de información, a lo cual el padre de la joven desaparecida se acercaría para mostrarle una bandana. Una bandana de Amegakure, con sangre. A la entrega del protector metálico le siguió una breve explicación, en la cual fue planteada también una teoría.
«¿El mar...?»
Siguió con la mirada la dirección en la que Zetsuo señalaría. Antes de que pudiese pensar en alguna posible teoría propia, Daruu se habría colocado de frente al agua, sus ojos se encontraban en aquel estado particular que solo aquellos que pertenecian al clan Hyuuga podían acceder.
¿Qué ven tus ojos blancos, Daruu-san?
Se aproximó hasta el muchacho para luego realizar la pregunta. Aunque el joven médico hubiese querido intentarlo, sus ojos solo verían agua y más agua, pero a lo mejor el chico podía encontrar algo más. Una parte de él quería que fuese así.
Hablo - Pienso