20/10/2017, 12:18
Daruu daba vueltas por la cocina, enfurruñado, hasta que escuchó la aleatoria melodía de la campanilla de la puerta de entrada. Se aclaró la garganta y se dirigió hacia la barra, aunque Ayame se le había adelantado.
Resultó ser Mogura, aunque Ayame le llamó Moputa. Daruu sonrió al verle, alegre de que volviera a la Pastelería de Kiroe-chan, una vez más, supuso, para pedir su ya característico pastel de fresa. Ayame se había adelantado por completo, acercándose hacia su mesa, de modo que Daruu se quedó en la barra. Se acercó a la nevera de los pasteles y empezó a cortar una generosa porción del postre favorito del chūnin.
—Bienvenido, Mogura-san. ¿Pastel de fresa, verdad?
Resultó ser Mogura, aunque Ayame le llamó Moputa. Daruu sonrió al verle, alegre de que volviera a la Pastelería de Kiroe-chan, una vez más, supuso, para pedir su ya característico pastel de fresa. Ayame se había adelantado por completo, acercándose hacia su mesa, de modo que Daruu se quedó en la barra. Se acercó a la nevera de los pasteles y empezó a cortar una generosa porción del postre favorito del chūnin.
—Bienvenido, Mogura-san. ¿Pastel de fresa, verdad?