20/10/2017, 14:58
—¡Moputa-san!
Exclamaría una alegre Ayame que cruzaría el salón desde la barra hasta su mesa, acortando las distancias.
«Moputa...»
La subcampeona del torneo del Valle de los Dojos relucía en su frente una bandana de Amegakure, prueba de que ahora era una genin hecha y derecha.
Buenos días, Aotsuki-san.
Contestó con un tono tranquilo y un poco serio que, sin duda alguna, contrastaría con el tono de voz de la fémina.
Ah... a ver... esto... el protocolo... ¡Ah, sí!
Su rostro habría cambiado, su mirada se volvería más seria, y después, realizaría la correspondiente reverencia.
«Eso está un poco mejor.»
¡Bienvenido a la Pastelería de Kiroe-chan, donde el azúcar endulza los corazones! ¿En qué puedo servirle, señor?
Y antes de que tuviese tiempo a contestar a la pregunta de la joven jinchuuriki, la voz de un viejo amigo llegaría hasta su oído.
—Bienvenido, Mogura-san. ¿Pastel de fresa, verdad?
Mogura asentiría con un gesto leve de su cabeza a la vez que su mirada se posaba ligeramente sobre él.
Si, Daruu-san. Por favor.
Seguidamente, su vista volvería a la enérgica kunoichi.
Me gustaría acompañar mi pastel de fresa con té verde, Aotsuki-san.
Exclamaría una alegre Ayame que cruzaría el salón desde la barra hasta su mesa, acortando las distancias.
«Moputa...»
La subcampeona del torneo del Valle de los Dojos relucía en su frente una bandana de Amegakure, prueba de que ahora era una genin hecha y derecha.
Buenos días, Aotsuki-san.
Contestó con un tono tranquilo y un poco serio que, sin duda alguna, contrastaría con el tono de voz de la fémina.
Ah... a ver... esto... el protocolo... ¡Ah, sí!
Su rostro habría cambiado, su mirada se volvería más seria, y después, realizaría la correspondiente reverencia.
«Eso está un poco mejor.»
¡Bienvenido a la Pastelería de Kiroe-chan, donde el azúcar endulza los corazones! ¿En qué puedo servirle, señor?
Y antes de que tuviese tiempo a contestar a la pregunta de la joven jinchuuriki, la voz de un viejo amigo llegaría hasta su oído.
—Bienvenido, Mogura-san. ¿Pastel de fresa, verdad?
Mogura asentiría con un gesto leve de su cabeza a la vez que su mirada se posaba ligeramente sobre él.
Si, Daruu-san. Por favor.
Seguidamente, su vista volvería a la enérgica kunoichi.
Me gustaría acompañar mi pastel de fresa con té verde, Aotsuki-san.
Hablo - Pienso