31/10/2017, 12:50
—Así no vamos a atraer ni a las moscas, Daruu-kun... —comentó Ayame, apoyando sendos antebrazos en el carrito—. ¡Tienes que decirlo con más energía! ¡Sonríe! ¡Tienes que ser un bollito feliz!
Daruu refunfuñó, y la miró durante unos instantes, clavando su mirada blanca en ella. Temblaba de ira, tanto que la campanilla que llevaba en la mano sonaba sola a pesar de que aparentemente no estaba moviendo los brazos. De pronto, como si alguien hubiera apretado un botón, Daruu esgrimía una sonrisa amplia, amplia y alegre. Pero sus ojos... Sus ojos decían otra cosa. Tenía el entrecejo profundamente marcado, y el dōjutsu activado. No se sabía si era un rostro feliz o el rostro de un asesino en serie.
Entonces Daruu se dio la vuelta y tomó aire.
—VAMOS, VENGAN. ESTOS SON LOS MEJORES BOLLITOS DE VAINILLA Y CALABAZA QUE PROBARÁN EN TODO ŌNINDO. VAMOS, VAAAAMOS. PRUÉBENLOS. NO SE ARREPENTIRÁN. SE LO GARANTIZO.
Agitaba la campana como si con cada clonk pudiera matar a una de todas aquellas personas a las que estaba intentando atraer.
Daruu refunfuñó, y la miró durante unos instantes, clavando su mirada blanca en ella. Temblaba de ira, tanto que la campanilla que llevaba en la mano sonaba sola a pesar de que aparentemente no estaba moviendo los brazos. De pronto, como si alguien hubiera apretado un botón, Daruu esgrimía una sonrisa amplia, amplia y alegre. Pero sus ojos... Sus ojos decían otra cosa. Tenía el entrecejo profundamente marcado, y el dōjutsu activado. No se sabía si era un rostro feliz o el rostro de un asesino en serie.
Entonces Daruu se dio la vuelta y tomó aire.
—VAMOS, VENGAN. ESTOS SON LOS MEJORES BOLLITOS DE VAINILLA Y CALABAZA QUE PROBARÁN EN TODO ŌNINDO. VAMOS, VAAAAMOS. PRUÉBENLOS. NO SE ARREPENTIRÁN. SE LO GARANTIZO.
Agitaba la campana como si con cada clonk pudiera matar a una de todas aquellas personas a las que estaba intentando atraer.