31/10/2017, 13:19
Escuchó la vocecilla insistente de Ayame detrás suyo. Esa vocecilla que a ratos le encantaba y que ahora le ponía muy, muy nervioso. Daruu se giró como un resorte, todavía con aquella sonrisa falsa.
—¿AH SIIIIÍ? ¿TÚ CREES? —dijo, temblando de ira—. ¡¡Waaaarrrrrrg, no puedo más!!
—Veo que os va bien.
No lo había notado porque el calor que acumulaba el traje era suficiente para que no se percatase de la presencia de Kōri-sensei. Se dio la vuelta, con los hombros hundidos y lloriqueando.
—¡No! ¡Estoy haciendo el ridículo y encima no se me da bien llamar a la gente! ¡No puedo!
—¿AH SIIIIÍ? ¿TÚ CREES? —dijo, temblando de ira—. ¡¡Waaaarrrrrrg, no puedo más!!
—Veo que os va bien.
No lo había notado porque el calor que acumulaba el traje era suficiente para que no se percatase de la presencia de Kōri-sensei. Se dio la vuelta, con los hombros hundidos y lloriqueando.
—¡No! ¡Estoy haciendo el ridículo y encima no se me da bien llamar a la gente! ¡No puedo!