1/11/2017, 22:25
Mogura regresó su mirada al enemigo que tenía delante suyo en el momento en que aseguró el respirador con su mano. El sujeto en cuestión se estaba preparando para atacar de manera apropiada, se tomó la libertad de demorarse unos segundos en vista de que el joven médico estaba totalmente expuesto. Pero sería esa ciega confianza la que le evitaría concretar su plan. Umikiba Kaido habría llegado hasta él, cortando su brazo con una kunai.
De repente, algo le tomó por el pecho.
«¡No! ¡Mald-»
Contrario a lo que podría haber pensado en el momento, no había sido un enemigo quien le habría tomado también como objetivo.
—¡Joder, maldita sea!
La voz del Director se escuchaba a través de su propio respirador, lo había subido a la superficie. Sabiendo que no fue un enemigo quien lo estaba sacando del escenario, Mogura no pudo evitar tomarse la libertad de cambiar el aire mientras jadeaba.
Esto no lo esperábamos... esos imbéciles han debido vernos desde el acantilado.
El jōnin tomaría la palabra una vez más juntando sus ideas en una oración. El joven médico no pudo evitar observarle mientras hablaba, alertado por la idea de que no hubiese uno solo de esos imbeciles allá abajo.
—Colócate de nuevo el respirador, chico. Hay que volver a sumergirse
Y tan rápido como dio la orden, se sumergió en el agua.
«Entendido.»
Sin perder tiempo alguno, se colocó la mascarilla nuevamente.
«No nos encontramos con la posibilidad de que lleguen a haber enemigos en estas aguas.»
Miró una vez más el gris cielo y entonces se sumergió tan rápido como sus habilidades se lo permitieron.
«Es una certeza.»
Y había que actuar de la manera correspondiente. De una manera u otra, había que llegar hasta el interior de aquella cueva, la entrada de la base claramente representaba un escenario a favor de los Kajitsu.
De repente, algo le tomó por el pecho.
«¡No! ¡Mald-»
Contrario a lo que podría haber pensado en el momento, no había sido un enemigo quien le habría tomado también como objetivo.
—¡Joder, maldita sea!
La voz del Director se escuchaba a través de su propio respirador, lo había subido a la superficie. Sabiendo que no fue un enemigo quien lo estaba sacando del escenario, Mogura no pudo evitar tomarse la libertad de cambiar el aire mientras jadeaba.
Esto no lo esperábamos... esos imbéciles han debido vernos desde el acantilado.
El jōnin tomaría la palabra una vez más juntando sus ideas en una oración. El joven médico no pudo evitar observarle mientras hablaba, alertado por la idea de que no hubiese uno solo de esos imbeciles allá abajo.
—Colócate de nuevo el respirador, chico. Hay que volver a sumergirse
Y tan rápido como dio la orden, se sumergió en el agua.
«Entendido.»
Sin perder tiempo alguno, se colocó la mascarilla nuevamente.
«No nos encontramos con la posibilidad de que lleguen a haber enemigos en estas aguas.»
Miró una vez más el gris cielo y entonces se sumergió tan rápido como sus habilidades se lo permitieron.
«Es una certeza.»
Y había que actuar de la manera correspondiente. De una manera u otra, había que llegar hasta el interior de aquella cueva, la entrada de la base claramente representaba un escenario a favor de los Kajitsu.
Hablo - Pienso