2/11/2017, 23:07
Daruu, sumido en su burbuja de oscuridad mental, maldecía el momento en el que se había excedido utilizando sus habilidades. Desesperado, se arañó la cabeza con fuerza, hasta el punto de sentir la cálida humedad de su propia sangre. Apretaba los dientes, y dolía, pero no era nada comparado con la sensación de que, tal vez, ya no pudiera volver a ver a Ayame. Ese sentimiento le oprimía el pecho y le aplastaba más que la presión de las aguas si su burbuja se rompiese más abajo, en el lecho marino.
Pero de pronto, sintió una sacudida. Sus oídos también la sintieron. Tal vez demasiado. Cayó de culo y se tapó las orejas. Levantó la mirada. Vió a Zetsuo, que le apremiaba a que se levantase. Daruu lo observó unos instantes, suplicantes, y de pronto, leyó a través. Leyó a través de sus ojos por primera vez, y no lo contrario. Vio a un hombre asustado, pero que no perdía la firmeza. Vio el miedo y vio la ira. Vio el dolor y la desesperación. Pero también el hierro.
El Hierro. Kōri había erigido un muro de Hielo. El de Zetsuo era de Hierro. Cuando estaba frío, era impenetrable, fuerte. Pero si se calentaba, se fundía y cambiaba de forma. Le pasaba cuando se enfadaba, cuando perdía los estribos. Esa era su debilidad. Y aún así era fuerte.
Daruu asintió y cerró los ojos. Se levantó, sin abrirlos, y se acuclilló formulando el sello del Tigre, simplemente como pose de meditación. Respiró hondo.
Las burbujas se acercaron poco a poco a la formación rocosa, por delante del resto del grupo. Pronto se hizo evidente que el tamaño de la técnica les impediría atravesar el hueco en la pared, pero si salían de la prisión quizás se quedarían sin aire intentando subir a la superficie en el otro lado.
Daruu le hizo un gesto a su madre. La mujer negó con la cabeza, pero el muchacho se levantó e insistió con vehemencia.
Él no era como Zetsuo. No podía ser el Hierro. Tampoco podía ser como Kōri. Para él era fácil. Era el frío en sí mismo. Pero Daruu no podía endurecerse, enfriarse. Él se sentía a gusto cerca del Agua, pero el Agua puede atravesarse con facilidad.
Daruu lo había comprendido.
Asimiló todo el miedo, dejó que el terror le invadiese al tiempo que la técnica de Kiroe se desvanecía. El Agua podía atravesarse con facilidad... a no ser que la corriente arrollase en tu dirección. El chico sintió la mezcla de emociones, sintió la adrenalina, convirtió el miedo en ira, y la aprovechó como un combustible.
Utilizaría su Agua como un río embravecido y tomaría la iniciativa, pasaría de estar estancado a moverse rápido y constantemente como una catarata.
Se impulsó hacia adelante, agarrando a su madre por la cintura, y se sumergió de lleno en el agujero. Disparó una ráfaga de chakra por la planta de los pies y avanzó por el túnel como un torpedo, y cuando dio el giro hacia arriba volvió a emitir una nueva ráfaga, para subir y subir y subir...
Y, finalmente, volvió a estallarla para salir a donde quiera que saliera, y soltó a Kiroe.
Pero de pronto, sintió una sacudida. Sus oídos también la sintieron. Tal vez demasiado. Cayó de culo y se tapó las orejas. Levantó la mirada. Vió a Zetsuo, que le apremiaba a que se levantase. Daruu lo observó unos instantes, suplicantes, y de pronto, leyó a través. Leyó a través de sus ojos por primera vez, y no lo contrario. Vio a un hombre asustado, pero que no perdía la firmeza. Vio el miedo y vio la ira. Vio el dolor y la desesperación. Pero también el hierro.
El Hierro. Kōri había erigido un muro de Hielo. El de Zetsuo era de Hierro. Cuando estaba frío, era impenetrable, fuerte. Pero si se calentaba, se fundía y cambiaba de forma. Le pasaba cuando se enfadaba, cuando perdía los estribos. Esa era su debilidad. Y aún así era fuerte.
Daruu asintió y cerró los ojos. Se levantó, sin abrirlos, y se acuclilló formulando el sello del Tigre, simplemente como pose de meditación. Respiró hondo.
Las burbujas se acercaron poco a poco a la formación rocosa, por delante del resto del grupo. Pronto se hizo evidente que el tamaño de la técnica les impediría atravesar el hueco en la pared, pero si salían de la prisión quizás se quedarían sin aire intentando subir a la superficie en el otro lado.
Daruu le hizo un gesto a su madre. La mujer negó con la cabeza, pero el muchacho se levantó e insistió con vehemencia.
Él no era como Zetsuo. No podía ser el Hierro. Tampoco podía ser como Kōri. Para él era fácil. Era el frío en sí mismo. Pero Daruu no podía endurecerse, enfriarse. Él se sentía a gusto cerca del Agua, pero el Agua puede atravesarse con facilidad.
Daruu lo había comprendido.
Asimiló todo el miedo, dejó que el terror le invadiese al tiempo que la técnica de Kiroe se desvanecía. El Agua podía atravesarse con facilidad... a no ser que la corriente arrollase en tu dirección. El chico sintió la mezcla de emociones, sintió la adrenalina, convirtió el miedo en ira, y la aprovechó como un combustible.
Utilizaría su Agua como un río embravecido y tomaría la iniciativa, pasaría de estar estancado a moverse rápido y constantemente como una catarata.
Se impulsó hacia adelante, agarrando a su madre por la cintura, y se sumergió de lleno en el agujero. Disparó una ráfaga de chakra por la planta de los pies y avanzó por el túnel como un torpedo, y cuando dio el giro hacia arriba volvió a emitir una nueva ráfaga, para subir y subir y subir...
Y, finalmente, volvió a estallarla para salir a donde quiera que saliera, y soltó a Kiroe.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)