12/11/2017, 20:12
Sus ojos volvieron a abrirse, había recuperado la consciencia. Su mirada se balanceó de un lado a otro observando, aun desde el piso, el lugar.
«¿Dónde estoy...?»
Se preguntó mientras comenzaba a ponerse de pie para luego toser y escupir un poco de agua. Sería ese el momento en el que recordaría que había sucedido con él. Como había sido sacado del túnel solo para perder nuevamente el respirador, y como el agua comenzaba a ingresar en su cuerpo provocando que perdiera el conocimiento.
«Tch...»
Chasqueó la lengua. Había caído nuevamente en el mismo truco de los Kajitsu, y esta vez si había perdido el respirador. Por un momento pareció estar ajeno a la realidad pues lo que más le preocupó sería que tendría que comprar uno para reponerlo a Kiroe.
Recupero la postura y, con una seria mirada dibujaba en su rostro, observó la habitación nuevamente. Constatando primero que nada que no había nadie ahí, ni aliados ni enemigos, solo él.
«Rocas.»
Pensó mientras descansaba ligeramente su brazo izquierdo sobre la vaina de la espada que cargaba consigo. Miró una pared y luego la otra, y así con todas, tomándose un par de segundos en cada una.
«No hay entrada ni salida de este lugar.»
Determinó, al menos a simple vista. ¿Cómo se suponía entonces que habría terminado ahí? ¿Cómo lo dejaron dentro? Los Hōzuki podían volverse agua y todo eso, pero no parecía haber espacio entre las rocas del muro como para pasar através de ellas y aún así Mogura no tenía esa capacidad.
«Hubiese sido sensato despojarme de mis armas.»
Señaló mentalmente mientras giraba su brazo para tomar la vaina de la espada con su mano izquierda y desenfundar a Hane con la derecha.
A menos que estas no sean reales.
Exclamó y entonces, procedió a concentrar chakra elemental de Fūton en la hoja negra de la espada.
«¿Dónde estoy...?»
Se preguntó mientras comenzaba a ponerse de pie para luego toser y escupir un poco de agua. Sería ese el momento en el que recordaría que había sucedido con él. Como había sido sacado del túnel solo para perder nuevamente el respirador, y como el agua comenzaba a ingresar en su cuerpo provocando que perdiera el conocimiento.
«Tch...»
Chasqueó la lengua. Había caído nuevamente en el mismo truco de los Kajitsu, y esta vez si había perdido el respirador. Por un momento pareció estar ajeno a la realidad pues lo que más le preocupó sería que tendría que comprar uno para reponerlo a Kiroe.
Recupero la postura y, con una seria mirada dibujaba en su rostro, observó la habitación nuevamente. Constatando primero que nada que no había nadie ahí, ni aliados ni enemigos, solo él.
«Rocas.»
Pensó mientras descansaba ligeramente su brazo izquierdo sobre la vaina de la espada que cargaba consigo. Miró una pared y luego la otra, y así con todas, tomándose un par de segundos en cada una.
«No hay entrada ni salida de este lugar.»
Determinó, al menos a simple vista. ¿Cómo se suponía entonces que habría terminado ahí? ¿Cómo lo dejaron dentro? Los Hōzuki podían volverse agua y todo eso, pero no parecía haber espacio entre las rocas del muro como para pasar através de ellas y aún así Mogura no tenía esa capacidad.
«Hubiese sido sensato despojarme de mis armas.»
Señaló mentalmente mientras giraba su brazo para tomar la vaina de la espada con su mano izquierda y desenfundar a Hane con la derecha.
A menos que estas no sean reales.
Exclamó y entonces, procedió a concentrar chakra elemental de Fūton en la hoja negra de la espada.
Hablo - Pienso