12/11/2017, 22:20
La falsa Ayame dio un salto hacia un lado para esquivar los senbon, pero enseguida el padre de la verdadera apareció a su lado y la golpeó con fuerza. Pese a que sabía que era una fachada, a Daruu le dolió aquél golpe, y quién sabe lo que aquella harpía podría haber jugado con su cabeza sólo imitando el sonido de la voz de su pareja en otras circunstancias. Se dijo a sí mismo que el Byakugan era una bendición, y que no volvería a forzar la vista a riesgo de quedar expuesto a tales engaños.
De pronto, sin embargo, Kaido hizo una pregunta que rasgó su tranquilidad recién adquirida como una katana atravesaría una pared de papel tradicional. Mogura. Mogura no estaba. Se lo habían llevado. Quizás...
—¿Y si todavía está allá abajo, en el océano? —preguntó, con preocupación—. Podría estar...
—La cabeza fría, Daruu. Si está muerto, no puedes hacer nada por él. Si está vivo, tenemos que buscarlo. En cualquiera de los dos casos, si se nubla tu juicio puede que muera alguien más. Mira con atención lo que tienes delante.
Daruu se puso en guardia de inmediato, pero no pudo dejar de pensar en el joven médico. Todo ello mientras la que había dicho ser Ayame sufría una transformación grotesca, apéndices adicionales incluídos, y desenvainaba no una, no dos, no tres, no cuatro, no cinco... ¡seis espadas! Tragó saliva.
—Señores, no sé ustedes, pero mientras estos cabrones nos entretienen aquí, quién sabe a dónde puedan estar llevándose a Ayame y a Mogura. ¿Seríais tan amables de ayudarme a deshacerme de mamá araña y sus amiguitos?
—Kaido-kun, ¿tú estás viendo lo que tenemos delante? Por favor, precaución —advirtió, en un susurro—. Confiemos en el buen juicio de nuestros mayores.
Se mantuvo en un lugar desde el que pudiera obtener una cobertura considerable por parte de los demás miembros del equipo, y comenzó a rastrear la guarida con el Byakugan para averiguar su estructura y contenido: quién, quién no, y dónde.
De pronto, sin embargo, Kaido hizo una pregunta que rasgó su tranquilidad recién adquirida como una katana atravesaría una pared de papel tradicional. Mogura. Mogura no estaba. Se lo habían llevado. Quizás...
—¿Y si todavía está allá abajo, en el océano? —preguntó, con preocupación—. Podría estar...
—La cabeza fría, Daruu. Si está muerto, no puedes hacer nada por él. Si está vivo, tenemos que buscarlo. En cualquiera de los dos casos, si se nubla tu juicio puede que muera alguien más. Mira con atención lo que tienes delante.
Daruu se puso en guardia de inmediato, pero no pudo dejar de pensar en el joven médico. Todo ello mientras la que había dicho ser Ayame sufría una transformación grotesca, apéndices adicionales incluídos, y desenvainaba no una, no dos, no tres, no cuatro, no cinco... ¡seis espadas! Tragó saliva.
—Señores, no sé ustedes, pero mientras estos cabrones nos entretienen aquí, quién sabe a dónde puedan estar llevándose a Ayame y a Mogura. ¿Seríais tan amables de ayudarme a deshacerme de mamá araña y sus amiguitos?
—Kaido-kun, ¿tú estás viendo lo que tenemos delante? Por favor, precaución —advirtió, en un susurro—. Confiemos en el buen juicio de nuestros mayores.
Se mantuvo en un lugar desde el que pudiera obtener una cobertura considerable por parte de los demás miembros del equipo, y comenzó a rastrear la guarida con el Byakugan para averiguar su estructura y contenido: quién, quién no, y dónde.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)