14/11/2017, 11:25
—¡Ah, no, no! —protestó Daruu—. Tranquila, yo me he quedado con la receta... Jijiji. ¡Me haré bollitos para mí!
Sin embargo, su estómago le traicionó vilmente, rugiendo con la furia de un león hambriento. Ayame no pudo evitar ampliar aún más su sonrisa, sabiéndose vencedora del conflicto. Al final, Daruu se vio obligado a aceptar su ofrenda.
—Bueno, gracias... Y que esté un poco feo no importa. El bollo tiene los mismos ingredientes. Y con suerte este bulto de aquí es MÁS CREMA.
Para su desgracia, no era más crema, sino una bolsa de aire. Ayame, ajena a aquel dato, seguía empujando el carrito bajo la eterna lluvia de Amegakure hacia la Pastelería de Kiroe-chan para completar la misión. No le importaba que sus pies chapotearan en los charcos, pero más de una vez tuvo que hacer alguna maniobra para que el carrito no quedara atrapado en alguno más grande de lo habitual. Lo único que les faltaba era rompérselo...
—Qué día más largo... —comentó en voz alta, con un pesado suspiro—. ¿Crees que Kōri se habrá terminado todos los bollos?
Golosa como sólo podía ser ella, Ayame aún guardaba la esperanza de poder probar una segunda vez aquella delicia.
Sin embargo, su estómago le traicionó vilmente, rugiendo con la furia de un león hambriento. Ayame no pudo evitar ampliar aún más su sonrisa, sabiéndose vencedora del conflicto. Al final, Daruu se vio obligado a aceptar su ofrenda.
—Bueno, gracias... Y que esté un poco feo no importa. El bollo tiene los mismos ingredientes. Y con suerte este bulto de aquí es MÁS CREMA.
Para su desgracia, no era más crema, sino una bolsa de aire. Ayame, ajena a aquel dato, seguía empujando el carrito bajo la eterna lluvia de Amegakure hacia la Pastelería de Kiroe-chan para completar la misión. No le importaba que sus pies chapotearan en los charcos, pero más de una vez tuvo que hacer alguna maniobra para que el carrito no quedara atrapado en alguno más grande de lo habitual. Lo único que les faltaba era rompérselo...
—Qué día más largo... —comentó en voz alta, con un pesado suspiro—. ¿Crees que Kōri se habrá terminado todos los bollos?
Golosa como sólo podía ser ella, Ayame aún guardaba la esperanza de poder probar una segunda vez aquella delicia.