22/11/2017, 04:39
Un fuerte estruendo se propagó por todo el lugar cuando el joven médico redujo la pared a meros escombros y un montón de polvo. Con la caída del muro, el agua contenida en la celda se liberó, y con su nueva libertad no hizo otra cosa que extenderse por la habitación. La voz de Marun se escucharía entra la nube de polvo, seguidamente se escucharían los cañones dejar de lanzar agua y el sonido de succión del desagüe, que anunciaba el descenso del nivel del agua.
—¡Maldito... mocoso... entrometido!
Exclamaría con notable tono de molestia, realmente no parecía muy contento de ver al muchacho de cabello azabache fuera de su sitio. Mogura, sin embargo, solo habría reforzado la seria mirada que tenía en el rostro. Estaba ahora de frente al sujeto que había intentado secuestrar a la inocente kunoichi después de haber envenenado a su superior.
¿No podías ahogarte y ya está? ¡Bien! ¡Tú lo has querido! ¡Te arrancaré a Hane de las manos! ¡No eres digno de ella!
El Kajitsu levantó las manos y diez esferas de agua se elevaron de un charco que estaba a sus pies. El ceño del médico se frunció al instante y no dudo dos veces en realizar el sello del carnero. A la vez que la ráfaga arremetía en su dirección, una espiral se marcaría en el suelo culpa del agua que habría quedado, esta avanzaría hasta una pared y luego se elevaría por esta hasta llegar al techo, volvería por la pared adyacente y terminaría por delatarle cuando Mogura se encontrase de pie detrás de la espalda de Marun, apoyando una mano sobre su hombro.
Hōzuki Marun.
Llamaría su atención, para luego volver a realizar el sello del carnero.
—¡Maldito... mocoso... entrometido!
Exclamaría con notable tono de molestia, realmente no parecía muy contento de ver al muchacho de cabello azabache fuera de su sitio. Mogura, sin embargo, solo habría reforzado la seria mirada que tenía en el rostro. Estaba ahora de frente al sujeto que había intentado secuestrar a la inocente kunoichi después de haber envenenado a su superior.
¿No podías ahogarte y ya está? ¡Bien! ¡Tú lo has querido! ¡Te arrancaré a Hane de las manos! ¡No eres digno de ella!
El Kajitsu levantó las manos y diez esferas de agua se elevaron de un charco que estaba a sus pies. El ceño del médico se frunció al instante y no dudo dos veces en realizar el sello del carnero. A la vez que la ráfaga arremetía en su dirección, una espiral se marcaría en el suelo culpa del agua que habría quedado, esta avanzaría hasta una pared y luego se elevaría por esta hasta llegar al techo, volvería por la pared adyacente y terminaría por delatarle cuando Mogura se encontrase de pie detrás de la espalda de Marun, apoyando una mano sobre su hombro.
Hōzuki Marun.
Llamaría su atención, para luego volver a realizar el sello del carnero.
Hablo - Pienso